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Ong plantea que la escritura es una TECNOLOGÍA. Establece un analogía entre ciertas concepciones
antiguas de la escritura y las ideas que surgieron con la aparición de la computación: Platón
consideró la escritura como una tecnología externa y ajena, lo mismo que hoy muchas personas
piensan de la computadora, inhumana al pretender establecer fuera del pensamiento lo que en
realidad sólo puede existir dentro de él y destructora de la memoria.
Efectivamente, por contraste con el habla natural, oral, la escritura es completamente artificial.
Puesto que en la actualidad ya hemos interiorizado la escritura de manera profunda nos parece
difícil considerarla una tecnología, como regularmente hacemos con la computadora y la imprenta.
El habla oral es natural para los seres humanos en el sentido de que, en toda cultura, quien no esté
fisiológica o psicológicamente afectado aprende a hablar. La escritura difiere en este aspecto del
hable a que no surge inevitablemente del inconsciente.
Sin embargo, Ong plantea que como creación artificial posee el valor POSITIVO de ser una
tecnología que mejora la vida humana en el sentido de que permite la realización de aptitudes
humanas más plenas e interiores. Las tecnologías no son sólo recursos externos, sino también
transformaciones interiores de la conciencia, y mucho más cuando afectan la palabra. Para
comprender qué es la escritura debe aceptarse de hecho que es una tecnología.
La urbanización proporcionó el incentivo para crear un método de registro, el control más riguroso
será luego logrado por la creación del alfabeto.
Los griegos lograron crear el primer alfabeto completo con vocales. Cumplió una función de
democratización en el sentido de que para todos resultaba fácil aprenderlo. También resultó un
medio de internacionalización ya que facilitó el procesamiento de lenguas extranjeras. El cambio
fundamental está en que el alfabeto pierde todo vínculo con las cosas como tales, implica otro tipo
de circunstancias. Representa el sonido mismo como una cosa, no un suceso, transformando el
mundo fugaz del sonido en el mundo silencioso y cuasi-permanente del espacio.
Antes de que la escritura se interiorizara profundamente mediante la imprenta, la gente no
consideraba que estuviera situada, en todo momento de sus vidas, dentro de un tiempo
computado abstracto de cualquier tipo. El pasado más extenso era en su mayor parte inaccesible a
la conciencia, era dominio de los antepasados. El lenguaje oral no conocía listas, gráficas ni
ilustraciones.
El escritor tanto como el lector carece del contexto extratextual. El público del lector es siempre
imaginado.
Esto último se observa por ejemplo en los GRAFOLECTOS de países como Inglaterra, Alemania e
Italia que desarrollaron una lengua nacional escrita a partir de aislarse de su variada base dialectal
originaria. El grafolecto incluye a los demás dialectos y los explica como ellos mismo no podrían.
Forja un vocabulario extenso de una magnitud imposible para una lengua oral. La abundancia de
los grafolectos se debe principalmente a la IMPRESIÓN, ya que sus recursos se encuentran
principalmente en los diccionarios. Esto ilustra de manera muy precisa cómo la escritura y la
imprenta alteran los estados de conciencia.
Ong termina su estudio planteando dos tendencias particulares que tuvieron origen en la oralidad
y la escritura: la retórica académica y el latín culto.
La retórica, que era en su raíz el arte de hablar en público, fue analizada a través de la escritura en
occidente. El interés implícito o aún explícito en el estudio y la práctica formales de la retórica es
una muestra de la medida en que siguen presentes las huellas de la oralidad primaria en una
cultura dada.
El latín culto fue un resultado directo de la escritura que también demuestra esta relación. Como
solución a la variedad dialéctica europea el latín se volvió una lengua escolar exclusivamente,
dominada completamente por la escritura. Ya no se usaba como una lengua materna y era hablado
sólo por los hombres que originalmente lo habían aprendido mediante la escritura.
Como indican las relaciones paradójicas entre oralidad y escritura en la retórica y el latín culto, la
transición hacia la escritura fue lenta, gradual.