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LIMPIEZA FÍSICA

Los cristianos reconocemos la importancia de


estar limpios no solo en sentido moral y
espiritual, sino también físico. En el antiguo
Israel, el Dios de la santidad exigía que el
campamento se mantuviera limpio (Deu. 23:14).
Los israelitas debían ajustar su modo de vida a
las normas de limpieza de Jehová. Nuestro estilo
de vida también debería caracterizarse por la
limpieza, a fin de que Jehová 'no vea en nosotros
nada indecente'.

Deuteronomio 23:14 “Porque Jehová tu Dios


está andando en tu campamento para librarte y
para abandonar en tu mano a tus enemigos; y tu
campamento tiene que resultar santo, para que él
no vea en ti nada indecente y ciertamente se
aparte de acompañarte.”

En la Biblia, la santidad y la limpieza física están


muy relacionadas. Por ejemplo, Pablo escribió:
"Amados, limpiémonos de toda contaminación
de la carne y del espíritu, perfeccionando la
santidad en el temor de Dios" (2 Cor. 7:1). Por lo
tanto, los cristianos procuran mantener limpio su
cuerpo bañándose y lavando su ropa con
frecuencia. Aunque las condiciones varían de un
país a otro, normalmente los cristianos obtienen
suficiente agua y jabón para mantener su higiene
y la de sus hijos.

Dado que nuestra predicación pública hace que


seamos muy conocidos en la comunidad, es
necesario que tengamos la casa limpia y en
orden, tanto por dentro como por fuera, pues de
esa forma también damos testimonio a nuestros
vecinos. Y esta es una responsabilidad en la que
debe colaborar toda la familia. El esposo o padre
ha de interesarse particularmente en las
reparaciones del hogar y el cuidado del resto de
la propiedad, pues sabe que una casa y un jardín
en buenas condiciones redundan en un
testimonio favorable de los de afuera. El cabeza
de familia reconoce que el hecho de realizar estas
labores, y además asumir la dirección en los
asuntos espirituales, indica que está presidiendo
bien su propia casa (1 Tim. 3:4, 12). La esposa o
madre también debe ocuparse del cuidado del
hogar, en especial de su interior (Tito 2:4, 5). Los
hijos bien enseñados ponen de su parte
manteniendo limpias y arregladas su habitación
y su persona. Así pues, con el esfuerzo conjunto
de todos sus miembros, la familia adquiere
hábitos de limpieza propios de quienes vivirán en
el nuevo mundo bajo el Reino de Dios.

1 Timoteo 3:4 “hombre que presida su propia


casa excelentemente, que tenga hijos en sujeción
con toda seriedad”

1 Timoteo 3:12 “Que los siervos ministeriales


sean esposos de una sola mujer, y presidan de
manera excelente a [sus] hijos y sus propias
casas.”

Tito 2:4-5 “para que hagan recobrar el juicio a


las mujeres jóvenes para que estas amen a sus
esposos, amen a sus hijos, sean de juicio sano,
castas, trabajadoras en casa, buenas, sujetas a
sus propios esposos, para que no se hable
injuriosamente de la palabra de Dios.”

Hoy día, muchos siervos de Jehová usan


automóviles para desplazarse hasta las reuniones
y mientras participan en el servicio del campo.
En algunas zonas, el auto se ha hecho
prácticamente indispensable en el ministerio.
Por consiguiente, tiene que mantenerse limpio y
en buen estado. Nuestras casas y vehículos deben
atestiguar que formamos parte del pueblo limpio
y santo de Jehová.

También nuestra apariencia debe reflejar los


principios divinos. No se nos ocurriría
presentarnos ante funcionarios importantes
vestidos de forma desaliñada. ¡Cuánto más
debería importarnos este asunto al servir a
Jehová y representarlo en el ministerio del
campo o en la plataforma! Nuestra manera de
arreglarnos y nuestra ropa pueden influir en lo
que piensen de la adoración de Jehová otras
personas. No queremos ser inmodestos ni
desconsiderados (Miq. 6:8; 1 Cor. 10:31-33; 1
Tim. 2:9, 10). Por lo tanto, cuando nos
preparamos para participar en el ministerio del
campo o para adorar a Dios en las reuniones de
congregación y las asambleas, debemos tener
presente lo que dicen las Escrituras acerca de la
limpieza física y la apariencia modesta, a fin de
honrar y glorificar a Jehová en todo momento.
Miqueas 6:8 “Él te ha dicho, oh hombre
terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que
Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer
justicia y amar la bondad y ser modesto al andar
con tu Dios?”

1 Corintios 10:31-33 “Por esto, sea que estén


comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra
cosa, hagan todas las cosas para la gloria de Dios.
Eviten hacerse causas de tropiezo tanto a judíos
como a griegos y a la congregación de Dios, así
como yo estoy agradando a toda la gente en todas
las cosas, no buscando mi propia ventaja, sino la
de los muchos, para que se salven.”

1 Timoteo 2:9-10 “Igualmente deseo que las


mujeres se adornen en vestido bien arreglado,
con modestia y buen juicio, no con estilos de
cabellos trenzados y oro o perlas o traje muy
costoso, sino como es propio de mujeres que
profesan reverenciar a Dios, a saber, mediante
buenas obras.”

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