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Narrador: La noche del 1 de noviembre de 1970 en el antiguo barrio de la salud, los

niños de ese rumbo recorrían las calles pidiendo su muerto como es la tradición.

Cerca de la media noche un hombre llamado Rubén Varón, quien vivía a poca

distancia del panteón de ese lugar escuchó que tocaban su puerta

Miguelito: Don Rubén me da mi muerto.

Don Rubén: Miguelito que andas haciendo a estas horas por la calle

Narrador: Aquel hombre le dio dulces al niño, y este le pidió más para llevarle a un

niño que estaba encerrado en una casa de esa misma calle a tres casas de ahí

Don Rubén: Mentiroso en esta casa no vive nadie

Miguelito: se lo juro don Rubén a todos los niños que pasan por ahí desde la ventana

les dice que quiere salir y para que no este triste le voy a llevar dulces

Narrador: Don Rubén recordó que hacía años en esa vieja casa de adobe, había sido

descubierto el cadáver de un niño de 6 años, que había sido encerrado sólidamente

en un cuarto y abandonado misteriosamente por sus padres quienes dejaron la casa

sin que nadie se diera cuenta.

Don Rubén: Miguelito mejor vete a tu casa yo mismo le llevaré dulces a ese niño.

Narrador: Don Rubén salió a la oscura calle, lentamente se acercó a la ventana de

aquella casa abandonada, entre las sombras descubrió a un pálido niño.

Niño de la casa: ¡déjame salir! ¡Déjame salir!

Don Rubén: ¿Qué haces ahí?

Niño de la casa: ¡ábreme! ¡Ábreme!

Don Rubén: ¿Quién eres?

Narrador: Los ojos de aquel niño se pusieron en blanco y comenzaron a brillar

intensamente y a ver la sangre como si estuviera llorando, las ventanas se cerraron

violentamente mientras aquel ser seguía gritando

Niño de la casa: Ábreme, ábreme, ábreme…

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