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POLITICAS
DERECHO
CURSO:
Derecho Daños
DOCENTE:
Mario Fernández Vértiz
ESTUDIANTE:
Trujillo – 2018
RESPONSABILIDAD CIVIL POR LOS DAÑOS CAUSADOS POR LAS COSAS
1. ANTECEDENTES
Por ejemplo, si un esclavo dañaba a un tercero, al entregar el esclavo al dañado; el límite era,
justamente, el precio del esclavo.
El código Italiano a diferencia de nuestro código peruano, no cuenta con una norma
específica de responsabilidad por los daños ocasionados por las cosas en custodia: contamos
con el articulo 1979 (que regula la responsabilidad por daño causados por el animal), artículo
1980 (que regula la responsabilidad del propietario por la caída del edificio), artículo 1970
(que trata de la responsabilidad por bienes y actividades riesgosos o peligrosos). El código
civil italiano, además de contar con estas normas señaladas y adicionalmente, con una regula
específicamente responsabilidad por circulación de vehículos (art. 2054), en su artículo 2051
prescribe que: “cada quien es responsable del daño ocasionado por las cosas que se tiene
salvo que se pruebe por caso fortuito”.
2. RESPONSABILIDAD CIVIL
Según el diccionario de la Real Academia Espeañola lo define como una deuda, obligación
de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito de una culpa o
de otra causa legal1.
1
Diccionario de la Real Academia Española, Responsabilidad Civil
5artiendo del principio romano es deber genérico de causar daño a nadie, si este no es
cumplido, su correlato es la obligación de reparar el perjuicio causado por su responsable.
Consideramos que esta constituye la base de la responsabilidad y de sus distintos regímenes
jurídicos que derivan de él, sobre la naturale6a del hecho ilícito, entendido claro esta como
ilícito civil y del daño ocasionado.
En ese mismo orden de ideas el Maestro De La Puente y Lavalle, considera que la posición
extracontractualista resulta ser simple, si es generalmente aceptado que para que surja
responsabilidad contractual se requiere necesariamente la existencia previa de un contrato,
cuando no se da este presupuesto la responsabilidad tiene carácter extracontractual.
Cuando el daño se produce sin que exista ninguna relación jurídica previa entre las partes, o
incluso existiendo ella, el daño es consecuencia, no del incumplimiento de una obligación
2
DE TRAZEGNIES, Fernando, La Responsabilidad Extracontractual, PUCP, Lima, 1988, pás. 420.
3
DE LA PUENTE Y LAVALLE, Manuel, El contrato en General, Comentarios a la Sección Primera
del Libro VII del Código Civil, Tomo I, Editores Palestra, Lima, 2001, pág. 370.
4
TOBOADA CÓRDONA, Lizardo Elementos de la Responsabilidad Civil, 2 edición, 2003, Editora
Jurídica Grijley, Lima, págs. 29-30.
voluntaria, sino simplemente del deber jurídico genérico de no causar daño a otro, nos
encontramos en el ámbito de la denominada responsabilidad civil extracontractual.
Sin embargo el autor PACCHIONI, mencionado por Jorge Bustamante Alsina, considera que
entre la culpa contractual & extracontractual existe una diferencia; en ésta última la diligencia
debida se refiere a la actitud que toda persona debe asumir ante los dem1s, con independencia
de toda relación obligatoria especial formada antes8 por el contrario, en la culpa contractual
la diligencia debida se relaciona con un deber concreto y especifico asumido
convencionalmente o de otro modo8 sin embargo esta diligencia especifica no es excluyente
de la genérica ni la absorbe; es sencillamente concurrente. La diferencia resulta de la diversa
naturaleza de las obligaciones.
1. BASE LEGAL
ARTICULO 1979
“El dueño de un animal o aquél que lo tiene a su cuidado debe reparar el daño que éste
cause, aunque se haya perdido o extraviado, a no ser que pruebe que el evento tuvo lugar
por obra o causa de un tercero”
El Derecho Romano, como lo recuerda Santos Briz, consideró como casos encuadrados en
los cuasidelitos cuando un animal causaba un daño sin culpa de nadie, concediéndose acción
contra el dueño. Así, mediante la acto de pauperie el perjudicado por los daños causados por
el animal podía dirigirse contra el propietario de este para exigirle el resarcimiento del daño
o la entrega del animal, alternativas entre las cuales podía elegir el demandado.
Por supuesto que en la actualidad los daños producidos por animales no son tan comunes
como en épocas pasadas, en las que se empleaban animales hasta para el transporte e incluso
en las ciudades era frecuente taparse con animales propios del campo. No obstante, el tema
de un tiempo a acá ha recobrado notoriedad dada una serie de casos de daños ocasionados
por animales, principalmente canes de razas consideradas peligrosas, como el american
pitbull terrier, entre otros.
2. CONCEPTOS
Lizardo Taboada Córdova, La responsabilidad Civil por hecho de las cosas animadas. El
tercer caso de responsabilidad indirecta es aquel regulado en el artículo 1979 por hecho de
los animales, no se puede hablar de autor indirecto, tratándose de responsabilidades indirectas
por hecho de las cosas, ya se trate de daños causados por animales o por las caídas de
edificaciones. En tal sentido de los animales deben verificarse los requisitos generales del
daño causado y la relación de causalidad entre la víctima y el animal.
Es necesario destacar tal y como establece el citado precepto, que incurren en responsabilidad
tanto el poseedor del hecho del animal, como al que se sirve de él, es decir que lo utilice en
su provecho, sea o no propietario del mismo. Además de reparar el daño causado es solidaria
en los casos de concurrencia de pluridad de sujetos y a los que también se les pueda atribuir
la responsabilidad, es lo que se conoce como solidaridad impropia.
Por otro lado, el beneficio obtenido del animal puede ser económico, de utilidad o puramente
efectivo, como ocurre con las mascotas domésticas.
Por ejemplo:
3. NATURALEZA DE SU RESPONSABILIDAD
La regla de objetividad fijada, en todo caso, no inhibe a la víctima del animal, o sus
representantes o sucesores, de demostrar la relación de causalidad. Vale decir, debe probar,
primero, que el daño se produjo por el hecho del animal, y, en segundo lugar, que el
demandado es su dueño o la persona que lo cuidaba. Probará finalmente los daños concretos
producidos y el monto indemnizatorio respectivo.
Ahora, no es pacífico en la doctrina que el régimen del Código Civil en materia de daños de
animales sea objetivo. León Hilario considera que del Código Civil no se deduce que este
sistema de responsabilidad extracontractual pueda calificarse como subjetivo u objetivo.
Admitir lo contrario, en su opinión, implicaría, por ejemplo, que en nuestro sistema no
operaría ni siquiera uno de los supuestos más evidentes eximentes de responsabilidad,
planteado por Trimarchi: la generación de una enfermedad desconocida, atribuible a un
animal; pues al no mediar el obrar o la conducta de un tercero, que es la única eximente
reconocida en el artículo 1979, el dueño sería responsable.
El autor parte además de una premisa para nosotros totalmente cierta: no todo animal califica
como bien riesgoso. En efecto, deben distinguirse los tipos de animales, pues no todos
encierran un peligro de daños per se (el régimen de responsabilidad no puede ser igual para
la señora que tiene un perro poodle que para quién se le ocurre criar un tigre). En ocasiones,
la calificación de peligrosidad depende no solo de la propia naturaleza del animal sino de
factores culturales. El mismo autor cita a Prosser y Keeton, para hacer ver que, por ejemplo,
un elefante puede calificar como bien riesgoso en Inglaterra pero no en Burma, en donde su
domesticación es extendida y los daños que producen son menores.
Puede apreciarse, por ejemplo, la relevancia del hecho imprudente de la víctima como
eximente de responsabilidad. Visintini cita el caso italiano en el que no se consideró
responsable al propietario de un perro que al momento de verificarse el evento dañoso se
hallaba en un patio atado a una cadena, puesto que la causa exclusiva del daño derivado de
una mordida del animal fue el hecho de la víctima, una niña que había entrado al patio no
obstante la prohibición establecida por los propietarios. Por el contrario, los jueces
condenaron al propietario en un caso en que una señora había entrado a un jardín ajeno, donde
los perros estaban en libertad y no estaba obstruido el acceso a terceros extraños.
En suma, y sin perjuicio de las críticas formuladas, para nosotros queda claro que el Código
Civil peruano ha optado por una regla de objetividad que no hace distinción alguna por el
tipo de animal, a diferencia de otras codificaciones, como el BGB alemán, o la legislación
del common law. El problema, en cualquier caso, no estaría tanto en la regla de objetividad
misma sino en que se acepte el hecho del tercero como único eximente de responsabilidad,
regla sumamente rígida que lleva al propietario o custodio a responder en ocasiones en las
que resulta conveniente exigir el comportamiento diligente de la(s) víctima(s). De ahí que
deba buscarse un criterio interpretativo que palie esta situación.
4. TIPOS DE ANIMALES:
Los microbios no parecen al enfermo ni están bajo su cuidado, sin embargo el contagiado
puede demandar al contagiante, fundamentándose en el artículo 1969, si se aduce que el
contagio fue por dolo o por culpa.
La responsabilidad no está referida a los daños producidos por cualquier animal, sino a los
que son propiedad o están bajo cuidado de alguien a quien debe hacerle suportar los daños;
más que por culpa o negligencia del vigilante, por la exigencia social de hacer soportar los
daños procurados por los animales a quien obtiene ventaja de ellos.
En tal sentido no interesan los animales que son callejeros o que no pertenecen a nadie o ya
sean animales salvajes, que eventualmente pueden encontrarse en la propiedad de un
individuo y que ataquen a su visitante o extranjero cualquiera.
En al mayoría de los casos quien tiene a su cuidado el animal será también su propietario de
modo que solo contra este podrá dirigirse la víctima a efectos de obtener objetivamente el
resarcimiento respectivo. Sin embargo, si quien resulta custodiando el animal dañoso no es
el propietario sino un tercero, entonces la victima debe dirigirse contra este último.
6. RELACIÓN DE CAUSALIDAD
Es la producción misma del daño se exige la intervención activa del animal. Vale decir, no
basta con que esté presente un animal sino que el daño debe ser consecuencia de su actuar.
Por ejemplo:
La participación activa a la que hacemos referencia incluye no solo los daños que el animal
produce directamente, como en el caso de un perro que actúa atacando y daña a la víctima,
sino también lo que se dan de un modo menos directo, como en el típico ejemplo de la vaca
que ingresa intempestivamente a una vía de tránsito vehicular y que genera una colisión al
obligar a los conductores a realizar maniobras peligrosas para esquivarla.
La relación de causalidad entre el hecho del animal y el daño producido. Así el daño tiene
que ser una consecuencia de un hecho vinculado a la naturaleza típica del animal, sea
producto de una actividad irracional o de un movimiento no convulsivo.
Debe ser un evento imprevisible, inevitable, que excluye todo nexo entre deber de control
del usuario y del hecho dañino del animal. Se trata de una prueba objetiva y para nada sirve
demostrar las diligencias en la custodia, el carácter irrazonable del animal, o un momento de
imprevisible ferocidad de un animal tranquilo. El caso fortuito no es un hecho ocasional del
animal, por ello, no excusa el embravecimiento imprevisto, la fuga frente a una castración o
el rompimiento de la cadena provocada por un perro testarudo.
Se conceptúa por el caso fortuito, el vínculo de causalidad no solo falta cuando resulte posible
relacionar el daño con un individuo determinado que sea distinto del demandado (víctima o
tercero), sino también cuando el perjuicio no se debe al hecho de nadie; existe entonces una
causa ajena al demandado que es también ajena a quien quiere que sea.
Libera de responsabilidad si con su culpa determina el daño. Debe tenerse en cuenta que
“no son terceros los animales que gocen en común del animal. En tal sentido, no libera el
apoderamiento de un caballo por parte del menor: el usuario tenía el deber de impedirlo.
Del mismo modo, la agresión por parte del animal debe ser determinada por culpa de un
tercero o de la víctima.
Si el hecho del tercero no es la solo causa del daño, esto es relevante a los actos de la
responsabilidad solidaria.
La culpa de la víctima también tiene debe tener fuerza causal absorbente. Se requiere probar
una conducta del dañado que lo auto exponga al riesgo, haciéndolo posible en concreto y que
se inserte en la relación causal con fuerza determinante, tal culpa es entendida como
comportamiento consistente que absorba toda la relación causal; por ejemplo la victima que
se entromete en la esfera del animal, no obstante toda cautela idóneas tomadas por el custodio
con el fin de impedirlo.
1. BASE LEGAL
El dueño de un edificio es responsable del daño que origine su caída, si esta ha provenido
por falta de conservación o de construcción.
2. CONCEPTOS:
Lizardo Taboada, en este supuesto no se puede hablar de autor directo, sino únicamente de
autor indirecto, tratándose de responsabilidades indirectas por hecho de las cosas, ya se trate
de daños causados por las caídas de edificaciones. Sin embargo, aun cuando no existe
jurídicamente en ambos casos un autor directo, pues se trata de daños causados por cosas, se
trata de supuestos de responsabilidad indirecta, por cuanto el daño no es causado por el autor
indirecto. En el caso de las caídas de edificaciones los mismos requisitos deberán verificarse
entre las víctimas y la caída de la edificación. Como es también evidente, no tienen sentido
hablar de los demás requisitos generales de la responsabilidad civil, sino solamente del daño
y la relación causalidad. En el caso específico de las edificaciones los requisitos especiales
son: en primer lugar, el que el autor indirecto sea el propietario y en segundo lugar, el que la
caída de la edificación haya sido consecuencia de falta de conservación o de construcción.
Al igual que en los caso anteriores de responsabilidad por hecho ajeno, en estos dos
supuestos de responsabilidad por hecho de las cosas, la responsabilidad civil del autor
indirecto no se sustenta en la noción de culpabilidad, sino en factores de atribución objetivos,
fundamentados en la noción de riesgo creado, razón por la cual el autor indirecto no puede
liberarse de responsabilidad civil invocando su ausencia de culpa, una vez verificados los
requisitos generales y especiales antes mencionados.
Una presunción juris et de jure, según la cual el propietario es responsable de los daños
causados por ruina. La responsabilidad está vinculada exclusivamente al propietario, razón
que lleva a ciertos autores a considerarla de carácter real, doctrina que a nuestro juicio no es
correcta, porque la responsabilidad no sigue a quien adquiere la propiedad con posterioridad
a la ruina. No se trata de un vínculo de causalidad, que siempre puede desvirtuarse por prueba
en contrario. Solo el propietario para el momento en que se produce la ruina es responsable
frente a la víctima, lo que no excluye que tenga acciones de regreso a quienes hayan incurrido
en culpa.
Una presunción juris tantum de haberse producido la ruina por defectos de mantenimiento o
vicios en la construcción.
3. NATURALEZA DE SU RESPONSABILIDAD:
Puede ignorar que el edificio le pertenece; por ejemplo, al desconocer que su causante era
propietario del edificio. El haberlo abandonado no lo exime de responsabilidad; puede no ser
propietario del suelo sino de la construcción.
Si son varios los copropietarios, la doctrina predominante considera que son solidariamente
responsables.
En caso de propiedad horizontal responderán solidariamente todos los copropietarios, a
menos que se trate de la ruina de alguna parte del edificio que corresponda a determinado
departamento.
En caso de copropiedad, es decir, cuando un bien pertenece por cuotas ideales a dos o más
personas. Las cuotas de los propietarios se presumen iguales, salvo prueba en contrario. El
concurso de los copropietarios, tanto en los beneficios como en las cargas, está en
proporción a sus cuotas respectivas.
Responsabilidad del contratista por destrucción, vicios o ruina SI en el curso de los cinco
años desde su aceptación la obra se destruye, total o parcialmente, o bien presenta evidente
peligro de ruina o grave defectos por vicios de la construcción, el contratista es responsable
ante el comitente o sus herederos, siempre que se le avise por escrito de fecha cierta dentro
de los seis meses siguientes de descubrimiento. Todo pacto distinto es nulo. El contratista es
también responsable, en los casos indicados en el párrafo anterior, por la mala calidad de los
materiales o por defecto del suelo, si es que hubiera suministrado los primeros o elaborados
los estudios, planos y demás documentos necesarios para la ejecución de la obra. El pazo
para interponer la acción es de un año computado desde el día siguiente al aviso a que se
refiere el primer párrafo.
RELACIÓN DE CAUSALIDAD
En efecto la caída no debe ser necesariamente violenta ni repentina ni que tenga una
relación de simultaneidad con el daño ocasionado. Es decir que exista una relación de
causa- efecto de la caída del edificio con el daño producido.
CASO FORTUITO
Es irrelevante que el propietario acredite la falta absoluta de los síntomas pre monitorios de
la caída para demostrar la ruptura del nexo causal. Los fenómenos de la naturaleza como:
terremotos, lluvias, torrenciales, entre otros, en estos casos el operador jurídico debe tener en
cuenta los efectos que se ha producido en zonas de desastres. Porque puede darse el caso de
un sismo en el cual solo se calló un solo inmueble y esto a causa por un defecto de
construcción, mientras que las demás están intactas.
HECHO DE UN TERCERO
El hecho de que el daño se derive de un acto atribuible al dependiente del propietario tampoco
constituye un supuesto de ruptura de nexo causal. Un hecho de un tercero puede ser un
atentado terrorista.
En el caso de una tribuna que se cae por el exceso de personas, la responsabilidad es del
organizador del encuentro deportivo no del dueño del estado.