La ayuda idónea

Génesis 2:21-25

La iglesia desde la eternidad

Desde la eternidad Dios escondió algo en Cristo. La iglesia apareció en la tierra hace 2000 años,
pero ella estaba escondida desde la eternidad, en el Señor. La iglesia es más antigua que el
universo, es más antigua que los ángeles celestiales.

Un día, en el tiempo y en la historia humana, Dios entró en el mundo y se hizo carne. Fue
llevado a la cruz, allí fue clavado. Al morir vino un soldado clavó en su costado una lanza… ¿y
qué salió del costado de Jesús? Sangre y agua. La sangre y el agua son la vida de Cristo. Y ese
día, invisible a los ojos humanos, Dios metió su mano dentro de Cristo y sacó a la iglesia.

Hecha de la misma sustancia de Cristo, sacada de Cristo, de los huesos de Cristo, de la carne de
Cristo, sangre de su sangre, vida de su vida, carne de su carne, hueso de sus huesos. Cada
partícula de ella fue sacada de Cristo. Cada célula de ella fue tomada de Cristo. Ella es como
Cristo, está hecha de Cristo, todo en ella es Cristo, nada en ella está fuera de Cristo.

Ella fue sacada de Cristo para que fuese su ayuda idónea. ¿Ayudarlo a qué? Para que por medio
de ella Cristo fuese expresado, revelado, manifestado, exaltado, glorificado, y tenga la
preeminencia sobre todas las cosas.

La idónea ayuda
En este punto surge la pregunta, como puede llegar a ser esa ayuda idónea para el señor en la
labor de alcanzar a los perdidos? Podemos dar mil argumentos, es mas de ellos están llenos los
estantes de las librerías cristianas. Veamos hasta donde puede ser de ayuda la iglesia para el
señor en su labor de que los hijos vuelvan a casa.

La unidad de la iglesia
Efesios 4:1-2 Por esto yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que se porten como
deben hacerlo los que han sido llamados por Dios, como lo fueron ustedes. 2 Sean humildes y
amables; tengan paciencia y sopórtense unos a otros con amor;

Una persona que no logre ubicarse en el cuerpo, es imposible que tenga claridad sobre la vida de
unidad), “soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor” (tampoco puede haber
unidad sin amor). El mundo sabrá que somos la ayuda del señor cuando vea que somos uno.

La gloria de Un solo cuerpo

Es algo que el mundo debe ver, «Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste».

En la unidad es cómo podemos manifestar la gloria del Señor. «La gloria que me diste, yo les he
dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno» (v. 22).

De lo individual a lo colectivo
El propósito de Dios desde la eternidad, ha sido el de una Casa edificada con su nombre, y esa
casa es el cuerpo de Cristo, y nosotros somos sus miembros, cada uno en particular.

Cada uno tiene una responsabilidad en este proceso. La Casa es edificada en la medida que eres
edificado. Cuando tenemos la imagen de cristo formada en nosotros, la iglesia comienza a ser
bendecida, el propósito de Dios es edificarte, para que puedas trabajar la obra de tu ministerio.
Piedras modeladas en Casa
A Salomón le tocó la gloria de edificar casa para Dios. Esa casa habría de ser una figura, de
aquella que un día iba a ser manifestada, esta Casa somos nosotros. Una reunión de piedras
vivas, que fueron extraídas de un lugar y traídas a este, para que el martillo y el cincel de Dios
empiecen a darles forma.

El modelo es Cristo, y estamos siendo configurados a su imagen y a su semejanza. Estamos

viviendo un proceso de transformación, siendo modelados por las herramientas que están en la
“mano de Dios”.

Él es quien nos está dando la forma que quiere darnos. Mientras estemos en esta casa oiremos el
ruido del martillo y del cincel. El ruido es sinónimo de destrucción, y estos golpes anuncian que
nuestra vida anterior se va derribando, para dar paso a una nueva.

Es la cruz que viene a tratarnos. Es la obra interna de Dios que viene a derribar aquello que está
deformado. Y Dios va a usar a los hombres, y va a usar las circunstancias de la vida para tratar
con nosotros. Así que seremos cincelados por Dios, por los hombres y por las circunstancias.

Piedra papel o tijera

En la gran diversidad que hay en el mundo evangélico podemos encontrar diferentes
metodologías de evangelización, algunos a pegados a la dogmática bautista centran sus esfuerzos
en hacer hincapié en la observancia de la ley, otros más liberales, simplemente con repetir una
oración, otros en guardar una dieta y creer a un profeta.

Tenemos de todo un poco para elegir, es más ya lo hemos hecho, y de un poquito de aquí y otro
de allá, hemos adoptado ciertas técnicas y estrategias que puedan ayudarnos en nuestra labor
evangelista. Creo que los métodos son buenos, pero pienso en lo que tiene que decir la palabra
sobre este punto: ¡Estos hombres, que han trastornado el mundo entero, también han venido
acá, Hch 17:6 DHH

Y me surgen preguntas al respecto, que tuvieron los primeros cristianos que lograron impactar el
mundo conocido con el evangelio que hoy parece que escasea? Quiero concluir para no entrar en
el agujero negro de los tipos de evangelismo, que necesitamos la unción del E.S.

Piedra para los pastores

Mientras moisés mantuvo las manos en alto el pueblo prevalecía, esa labor es la labor del
ministro, es la misión que se le encomendó. Pero como cualquier terrenal es alguien que puede
llegar cansarse, por ello necesita de la ayuda idónea de la amada del señor.

Ahí es donde una simple piedra puede convertirse en el elemento que marque la diferencia, en
esto puede la iglesia desde su rol, contribuir con el trabajo del pastor. Con una simple piedra que
puede convertirse, en descanso, apoyo para su el buen desarrollo de su labor.

Nuestra labor
Podemos entonces preguntarnos para concluir, ¿estamos cumpliendo nuestra labor como
iglesia? Es una pregunta que requiere de respuestas atrevidas, diría que cualquier cosa que se
diga al respecto es osado. Ya que desde el punto de vista de algunos si lo estamos haciendo y
para otros no, el desarrollo de este tema es bastante largo y daría para varias páginas.

Pero a manera de epígrafe diríamos que estamos en ello.