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UNIVERSIDAD NACIONAL DEL COMAHUE

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN


CARRERA DE PSICOLOGÍA
CÁTEDRA: Problemas epistemológicos de la Psicología.

FICHA DE USO INTERNO.


AÑO 2010
Lic. Alicia Estevez

EPISTEMOLOGÍA NATURALIZADA: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS

Science is, after all, philosophy with new means.


Vollmer. 1993

La verdad científica no es un bastión de certidumbre,


sino un lugar sombreado donde se reposa antes de
proseguir el camino.
Guillermo Boido. 1993

1.Introducción

Alrededor de los años 60, la Concepción Heredada recibió numerosas críticas. La mayoría de
los argumentos críticos provenían de las concepciones weltanschauungísticas que rechazaban las
fronteras entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación. Para los positivistas, este
último era el ámbito legítimo de la epistemología y por ello, el epistemólogo debía centrar su atención
en el análisis lógico de las teorías como productos acabados y estáticos.
En cambio, desde el nuevo punto de vista, en el análisis de una teoría debían considerarse los
aspectos dinámicos ya que en la práctica real de los científicos era imposible separar los procesos de
gestación de una hipótesis con los procedimientos seguidos por el científico para justificarla. (Piaget,
Apostel, 1994) 1.
Otras críticas provenían desde el desarrollo de las ciencias que ponían en cuestión los postulados de la
Concepción Heredada y otras surgieron desde el núcleo mismo del empirismo lógico. Este fue el caso
de Willard Van Orman Quine, a quien se le atribuye ser el iniciador de una nueva alternativa
epistemológica: la Epistemología naturalizada.
A partir de la fundamentación de las matemáticas, Quine tenia en mente dos clases de
cuestiones:

“Del mismo modo que la matemática ha de reducirse a la lógica o a la lógica y a la teoría de los
conjuntos, así el conocimiento natural ha de basarse de alguna manera en la experiencia sensible.
Ello significa explicar la noción de cuerpo en términos sensoriales; he aquí el lado conceptual. Y
significa justificar nuestro conocimiento de las verdades de la naturaleza en términos sensoriales; he
aquí el lado doctrinal de la bifurcación” (Quine, 1986, p: 95)

1
Aunque relegada a un contexto de segunda clase, la psicología no había estado totalmente ausente en la
gestación histórica de la concepción tradicional de la epistemología. Por ejemplo, con respecto al materialismo
mecanicista, Suppe señala lo siguiente: “Este modo de pensar la ciencia comenzó a ser recusado a causa de los
desarrollos en fisiología y psicología, especialmente Helmholz, que introducía serias dudas en esta supuesta
objetividad y proponía un sujeto interviniente en el desarrollo científico que el materialismo mecanicista no tenia
en cuenta”. (1979, p: 23)
2
Quine analizó ambos aspectos en un recorrido del empirismo lógico y concluyó que el aspecto
conceptual -que se ocupa del significado- era incompleto y el aspecto doctrinal -que se ocupa de la
verdad- como fracasado. Así sostuvo que “Mejor es descubrir cómo se desarrolla y se aprende de
hecho la ciencia que fabricar una estructura ficticia que produzca un efecto similar” (Quine, 1986, p:
104). y agregó:” La epistemologia, o algo que se le parece, entra sencillamente en línea como un
capítulo de la psicología, y, por tanto de la ciencia natural”. (Quine, 1986, p: 109). Hay “un
contenimiento recíproco, si bien en diferentes sentidos, de la epistemología en la ciencia natural y de
la ciencia natural en la epistemología.” (Quine, 1986, p: 110).
La puerta había quedado abierta para que los aspectos estrictamente cognitivos y de validación
inherentes a la actividad cientifica fueran abordados por la ciencia misma. Las ciencias eran
“invitadas” explícitamente a ofrecer propuestas - y no solo el conductismo que era la psicología
empírica compatible con la propuesta filosófica de Quine.- para que intentaran fundamentar la
reflexión acerca del conocimiento en general y de la ciencia en particular desde las ciencias
existentes. Cuando dicha reflexión forma parte de una teoría, cualquiera sea la disciplina:“los
problemas epistemológicos no son reconocidos como cuestiones metacientíficas, sino que se los
intenta subsumir bajo el alcance de una teoría determinada que explicaria todo conocimiento con sus
propias categorias e hipótesis” (Gianella, 1995, p:19). En términos generales esto es lo que se
entiende por Epistemología Naturalizada. Desde la formulación inicial de Quine han surgido otras
alternativas “naturalizantes”, por lo que no puede decirse que existe una única versión estándar.
Difieren fundamentalmente en los puntos de vista acerca de las relaciones entre ciencia y
epistemología y especialmente, sobre cuál es la ciencia que orienta esas relaciones.

2. Las críticas de Quine.

2.1 Consideraciones preliminares


Para comprender los argumentos quineanos hay que revisar previamente algunas cuestiones de
la Concepción Heredada. Los empiristas lógicos entendían que las axiomatizaciones de las teorías
debían incluir definiciones operacionales de los términos teóricos. Éstos solo eran aceptados si se les
dotaba de reglas de correspondencia que dieran de ellos una definición fenoménica totalmente
explícita. Como es sabido, los términos observacionales se refieren a fenómenos específicos o
propiedades fenoménicas. Las reglas de correspondencia tenían por función coordinar los términos
teóricos con los términos observacionales al mismo tiempo que proporcionaba un medio para evitar la
introducción de entidades metafísicas en el lenguaje científico.
Influidos por Wittgenstein -que postulaba un lenguaje lógicamente perfecto-, los empiristas lógicos
entendieron que no había ninguna razón valedera que impidiera extender esto a toda la filosofía o a
cualquier otro discurso significativo, con la excepción del lenguaje ordinario 2. “Todo discurso
cognitivamente significativo era el hecho o bien en términos de lenguaje fenoménico o bien usando
términos que pudieran ser parafraseados en forma equivalente al lenguaje fenoménico”. (Suppe,
1979, p: 28). El lenguaje observacional era un lenguaje de datos sensoriales que no dejaba margen de
incertidumbre porque se basaba en la experiencia sensorial propia. Sin embargo, la Concepción
Heredada terminó adoptando el lenguaje fisicalista como doctrina del conocimiento objetivo porque se
habla de entidades materiales a las que se adscriben propiedades observables de las que se puede dar
certeza mediante el lenguaje intersubjetivo.
Como señalan Martínez y Olivé, la epistemología tradicional se planteó preguntas sobre los
fundamentos últimos de las creencias acerca del mundo externo y sobre cuáles son los criterios bajo
los cuales se puede decidir que tienen conocimiento del mundo externo o que son creencias
debidamente justificadas. Los supuestos de los empiristas lógicos – acerca de la realidad y de la
verdad, entre otros,- no pudieron ser sostenidos exitosamente. Estos supuestos mantenidos
conjuntamente, al mismo tiempo y con la pretensión de que se podían utilizar criterios absolutos,
válidos para todo sujeto en cualquier contexto, en cualquier tiempo y en cualquier lugar ( Martínez y
Olivé, 1997, p: 12) condujeron a posiciones escépticas y generaron numerosas críticas. Precisamente
dos de los objetivos básicos de la crítica de Quine fueron: la existencia de fundamentos últimos, esto
es, la posición fundacionista de la Concepción Heredada y que existen criterios absolutos para la
justificación.

2
El lenguaje ordinario encubría entidades metafísicas como las metáforas, por ejemplo.
3
2.2 El holismo teórico.
Quine abordó la propuesta de naturalizar la epistemología desde distintos ángulos. Pensaba
que con independencia de las evidencias o datos obtenidos, teorías diferentes pueden tener las mismas
consecuencias observacionales, esto es, pueden explicar y asimilar los datos de modo igualmente
satisfactorio. Asumió que el problema más importante de la epistemología era explicar las relaciones
entre las teorias y su evidencia observacional pero, a diferencia de los empiristas lógicos, sugirió que
los enunciados individuales que no son de observación no pueden ser verificados ni refutados por
medio de la evidencia de los sentidos de un modo concluyente porque forman parte de una teoría más
general. La experiencia puede confirmar teorías y, por ello, puede confirmar también los enunciados
sobre los que esas teorías se basan pero no puede confirmar esos enunciados individualmente y de un
modo directo.
Siguiendo a Dancy (1997) conviene aclarar que la versión de Quine del empirismo lógico
daría apoyo a una variante del fundacionismo ya que para él los enunciados observacionales básicos
para la justificación y la verificación no versan sobre los estados sensoriales propios sino que recaen
sobre lo que es externo a ellos, es decir, requieren la presencia de cierto estímulo público. Por esta
razón un enunciado observacional se hace como respuesta a ciertos estímulos y es verificable por
apelación a tales estímulos. En cambio para el nivel no observacional o teórico formula la tesis de la
indeterminación del significado de los enunciados. Quine arriba a esta tesis porque entiende que el
significado pertenece a las teorías más que a los enunciados individuales. En la medida en que se
puede decir qué significa un enunciado, la respuesta dependerá de la naturaleza del resto de la teoría
que lo contiene. En este sentido Quine es holista. “El holismo es el punto de vista de que los
significados de los enunciados son interdependientes, de modo que lo que significa uno depende de los
significados de los otros y puede verse alterado por un cambio en otras zonas” (Dancy, 1997, p:115).
En consecuencia, una respuesta desfavorable no refuta concluyentemente enunciados individuales sino
que implica la refutación de la totalidad de la teoría. Cuestión ésta que ha sido muy criticada por
numerosos epistemólogos.
De la tesis de la indeterminación del significado se derivó otra, la de la indeterminación de la
traducción entendida ésta como la búsqueda de una oración o enunciado para otra oración o enunciado
como el mismo significado. Pero si el significado del enunciado original no está lo suficientemente
determinado no se podría decidir entre dos traducciones alternativas cuál de ellas es la correcta porque
ambas pueden ser igualmente buenas. De ello concluye Quine que en vez de afirmar que no hay
traducción correcta, hay que aceptar que hay más de una traducción posible. El problema es lo que
Quine denomina traducción radical, esto es, la supuesta tarea de un lingüista de escribir una especie de
“manual de traducción” – que contiene oraciones o enunciados en vez de palabras- para un lenguaje
completamente desconocido, sin ninguna ayuda de hablantes bilingües, diccionarios o esquemas
generales compartidos. 3
Lo importante de estas dos tesis, la de la indeterminación del significado y de la
indeterminación de la traducción es que no alcanzan a los enunciados observacionales, recordemos
que éstos no informan sucesos privados como las sensaciones, informan que se dan ciertos estímulos
sensoriales y estos son públicamente accesibles. (Ej: azul, perro, taza, está lloviendo, cae granizo, la
nieve es blanca, se escucha una bocina, etc). Por lo tanto, en los enunciados observacionales el
significado y la traducción están determinados y, si está determinada la traducción el significado es
atomista, no holista.
A pesar de esta visión holista que se deriva de las tesis antes mencionadas, Quine insiste en
una asimetría característica del fundacionismo del empirismo lógico porque sostiene que los
enunciados observacionales son el almacén de evidencia para las hipótesis científicas. En otras
palabras, los enunciados observacionales dotan de significado y justificación al nivel no observacional
pero los enunciados de observación pueden verificarse individualmente, la aceptación de los mismos
puede justificarse uno a uno y constituyen la evidencia sobre la que reposa lo no observacional, es
decir, la totalidad de una teoría y en ultima instancia, la totalidad de la ciencia.
Según Dancy (1997) la versión fundacionista de Quine se revela en la asimetría entre el
holismo al nivel no observacional y el atomismo a nivel observacional y es de dos tipos: asimetría
semántica (significado y traducción determinada) y asimetría epistemológica.

3
Kuhn abordó el tema de la traducción con relación a la inconmensurabilidad semántica entre paradigmas que
fue entendida erróneamente como intraducibilidad. Kuhn, T; (1995) ¿Qué son las Revoluciones Científicas? Vol.
76. Barcelona: Ediciones Altaya
4

2.3 El problema del fundacionismo.


Quine entendió que había dos modos de aproximarse al problema del fundacionismo del
empirismo lógico, uno de estos modos era la propia teoría empirista del significado. La teoría
verificacionista del significado implicaba el dogma reduccionista de que todo enunciado por sí solo y
sin relación con otros puede ser confirmado o invalidado –tal como hemos desarrollado en el apartado
anterior- y el dogma de la distinción entre enunciados analíticos y sintéticos de larga tradición en
filosofía, ya que puede remontarse hasta Kant. Esto es, la distinción entre proposiciones empíricas o
basadas en hechos y afirmaciones analíticas que son proposiciones necesariamente verdaderas. Las
críticas de Quine a estos aspectos resultaron demoledoras y contribuyeron al retroceso de la
Concepción Heredada.
El segundo modo y más interesante para nuestros propósitos, era el estudio psicológico de
cómo los científicos producen un output teórico “torrencial” desde un input sensorial “escaso”
(evidencia escasa) y esto podría hacerse estudiando el input físico recibido por el sujeto humano
[modificaciones en la retina] y las creencias causadas por él siendo estudiadas estas creencias de un
modo fisicalista, es decir, estudiando la neurofisiología de la actividad cerebral que los constituye.
(Dancy, 1997, p: 268)
Si bien Quine pretendía desechar argumentos escépticos filosóficos, no resuelve
concluyentemente la cuestión. Sin embargo, consideraba que cualquier argumento escéptico científico
era al menos, metodológicamente aceptable. Al respecto sostenía que podía parecer que el input era
desproporcionadamente pequeño para poder fundamentar el abundantísimo output, pero entendía que
la psicología empírica podía ofrecer un resultado de la ciencia para responder al escéptico. Esto es, la
brecha entre input (estímulo sensorial) y output (estados fisiológicos cerebrales) como correlato físico
de las creencias, era una cuestión empírica. Podemos objetar a Quine, que si la esperada respuesta
empírica podía venir del conductismo, -la psicología que Quine tenía en mente-, esta teoría no podría
ofrecer respuesta alguna para la brecha entre input y output.

2.4 Dos Consecuencias Problemáticas.


Como hemos visto, la epistemología tradicional estudiaba la relación entre los datos y las
creencias, entre la evidencia y la teoría. Intentaba mostrar como la creencia en un mundo externo
estaban justificadas por los datos de lo que surgen (de los sentidos) y las teorías están justificadas por
la evidencia en la que descansan. Pero la versión epistemológica de Quine, -el estudio de la ciencia
desde el interior de la ciencia -, obliga a abandonar la idea de “un sistema filosófico que se mantenga
separado de (que justifique con independencia de y que pueda evaluar a) las afirmaciones de las
ciencias especiales, como la física, o en términos más mundanos la percepción sensible ( Darcy, 1997,
p: 265). El argumento central de Quine es que en ausencia de filosofía primera no hay otra alternativa
que la de examinar la ciencia desde dentro y por lo tanto no debe imponer ningún criterio desde el
exterior de la ciencia misma. De esto se derivan dos cuestiones problemáticas: el problema de la
circularidad y el problema normativo.

2.4.1 El problema de la circularidad.


Según Quine, el uso de los criterios de la ciencia no involucra ninguna circularidad sino el
mero reconocimiento de cuál es la tarea propia de la epistemología. Entiende que las únicas dudas
escépticas admisibles son aquellas que más que intentar criticar la ciencia desde un arbitrario patrón de
racionalidad (lógica), se derivan de la misma ciencia. Sugiere que el problema de la circularidad solo
surge en el seno de una tradición filosófica que separa ciencia de filosofía obsesionada por la búsqueda
de la certeza y por la posibilidad de deducir la ciencia a partir de los datos de los sentidos. (Quine,
1969). Su propia versión del fundacionismo le sirve a Quine para rechazar el argumento circular como
simples escrúpulos.
Desde el punto de vista de la naturalización de la epistemología, en oposición a la
epistemología prescriptivista o normativista tradicional, el conocimiento humano puede ser estudiado
como cualquier otro fenómeno natural y, por lo tanto, la ciencia misma debería ser el instrumento
adecuado para su abordaje. En otras palabras, la epistemología naturalizada pretende explicar el
conocimiento científico por aplicación del mejor conocimiento científico de los procesos mentales o
cerebrales. Pero desde el punto de vista escéptico esto aparece como un argumento circular porque al
estudiar la ciencia desde el interior de la ciencia, el filosofo no sólo es incapaz de cuestionar la
totalidad de la ciencia sino que tiene que asumir la validez general de los procedimientos y resultados
5
científicos para poder encontrar razones en el interior de la ciencia que le permitan cuestionar, aceptar,
rechazar o reemplazar aspectos particulares. (Dancy, 1997)
Desde la visión epistemológica clásica las teorías científicas dependen de nuestra experiencia
sensorial por lo que no se puede apelar legítimamente a teorías “psicológicas” que expliquen cómo se
obtiene conocimiento perceptual o sensorial ya que se caería en un círculo vicioso. Esto explica, al
menos parcialmente, la negación de los aportes de la Psicología o la psicofisiología por parte de la
Concepción Heredada. El fundacionismo ha sido la defensa tradicional del empirismo lógico contra el
círculo pero cabe agregar que ni siquiera sus principales referentes se libraron de quedar atrapados en
la circularidad. En cambio, para Quine el sujeto psicológico y el sujeto epistemológico se solapan
entre sí de modo tal que uno de los términos se reduce al otro y como consecuencia, resuelve el
problema de prioridad epistemológica. Quine se pregunta por que no limitarse a realizar simplemente
un estudio fáctico que muestre como nos comportamos de hecho cuando nos movemos desde nuestros
datos a la formación de la creencia.

¿Por qué no apelar a la psicología? Una tal entrega de la carga epistemológica a la psicología es un
paso que en anteriores tiempos no estaba permitido por su condición de razonamiento circular. Si el
objetivo del epistemólogo es validar los fundamentos de la ciencia empírica, el uso de la psicología o
de cualquier otra ciencia empírica en esa validación traiciona su propósito. Sin embargo, estos
escrúpulos contra la circularidad tienen escasa importancia una vez que hemos dejado de soñar en
deducir la ciencia a partir de observaciones. Si lo que perseguimos es, sencillamente entender el nexo
entre la observación y la ciencia, será aconsejable que hagamos uso de cualquier información
disponible, incluyendo la proporcionada por esas mismas ciencias cuyo nexo con la observación
estamos tratando de entender. (Quine, 1986, p: 101). 4

Martínez y Olivé sostienen que una de las ideas acertadas de la posición naturalizada es la que
afirma que la epistemología debe recurrir a los métodos cognitivos de la ciencia, tomar en cuenta los
conocimientos sustanciales de la ciencia y que la epistemología debe considerarse a sí misma con un
estatus a posteriori, del mismo modo que la ciencia. El epistemólogo no esta mas allá de los marcos
conceptuales en relación con los cuales se construye la ciencia, está dentro de ellos. No está tampoco
en ninguna situación desde donde tenga un punto de vista privilegiado. Simplemente tiene preguntas y
problemas propios. (1997, p: 13)

2.4.2 El problema normativo


Este problema consiste en que la epistemología tradicional pretendía no sólo describir los
métodos que los científicos usaban sino prescribir qué métodos deberían emplearse y cuáles eran los
criterios “correctos” por ejemplo, para la elección entre dos teorías rivales. Dos temas preferenciales
vinculados a estas prescripciones normativas eran el concepto de racionalidad y el de progreso de las
teorías científicas que desde esta perspectiva ofrecían “protección” contra posturas relativistas. El
relativismo en términos generales puede entenderse como la posición que sostiene que las
metodologías y los criterios que usan los científicos están en relación con las condiciones de
producción de los conocimientos y por esta misma razón, rechazan los criterios absolutos. Lo que está
detrás de esta cuestión es la distinción entre los contextos de descubrimiento y de justificación
discutidos por los epistemólogos weltanschauungísticos
La epistemología naturalizada tiende a eliminar supuestos normativos, sobre todo cuando
adopta una perspectiva naturalista. El naturalismo en un sentido amplio, supone algún tipo de
continuidad biológica, psicológica, histórica o sociocultural con relación al conocimiento en general y

4
Con respecto a este punto Kuhn explicitaba su postura personal del siguiente modo:
“Aunque mi identidad profesional es la de historiador de la ciencia, lo que está en mi mente cuando me ocupo
del tipo de cosas que estoy haciendo aquí hoy es, en último término, epistemología. Yo quiero realmente saber
qué es el conocimiento, de qué se trata, y por qué funciona del modo en que lo hace... Pero, si este tipo de
estrategias [el examen de las comunidades científicas] puede concebirse como legítima, es un error pedir que la
persona que la use trace líneas y diga cuando se trata de psicología, cuando de historia y cuando de filosofía de
la ciencia. Sin duda, puede tratarse de una cualquiera de estas cosas sin tratarse de las demás. Pero esto no
implica que los datos del psicólogo o las generalizaciones del psicólogo, solo porque son del psicólogo, no
puedan ayudar a alguien que tenga intereses epistemológicos. Y lo mismo ocurre con el historiador.” (Suppe,
1984)
6
a la ciencia como producto de éste en particular. Aunque en segundo plano, el propio Quine presenta
un aspecto naturalista: se interrogaba acerca de cómo una especie de primates era capaz de elaborar y
desarrollar una ciencia útil. Quine pretende que la inducción y todas nuestras capacidades
inferenciales no son solamente continuas con las capacidades para la formación de hábitos que se
encuentran en los animales inferiores sino también reductibles a éstas. (Martinez y Olivé, 1997, p:
19). Por otra parte, esta era también una tesis del conductismo -la teoría psicológica que debía sustituir
a la epistemología- y por esta razón, los resultados e inferencias de la experimentación con palomas o
ratas en el laboratorio eran aplicados a los seres humanos. Esto es, en el naturalismo no hay corte
claro entre especies inferiores y superiores o como sostienen otros autores, no hay corte en “la linea
que va de los peces a los filósofos”, del niño al científico 5 o como sostiene Popper:

“La ciencia de hoy se construye sobre la ciencia de ayer… y, a su vez, la ciencia de ayer se basa en
la idea del día anterior. Del mismo modo, las teorías científicas más antiguas se montan sobre mitos
precientíficos, los cuales se basan en expectativas aún más antiguas. Ontogenéticamente regresamos
de este modo hasta las expectativas del recién nacido; filogenéticamente llegamos al estadio de
expectativas de los organismos unicelulares. (No hay aquí ningún peligro de regresión infinita
viciosa - siquiera sea porque todo organismo nace con algún horizonte de expectativas) Como si
dijéramos, de la ameba a Einstein no hay mas que un paso” (Popper, 1982, p: 313)

Para Popper, el modo de “pasaje” estaría dado por la actitud crítica, en lugar de la transmisión
dogmática, poniendo en tela de juicio el valor de verdad de un mito o de una “teoría” precientífica,
etc., recabando siempre “el testimonio de la observación”. En cuanto a la dimensión normativa,
Popper sostiene que las teorías satisfactorias deben trascender los aspectos empíricos de los cuales
surgieron, “pues no llevarían mas que a explicaciones circulares”. Si la misión de la ciencia es
proponer explicaciones, predecir hechos y aplicaciones técnicas debe -como exigencia metodológica-
someter sus teorías a contrastación y especialmente a una “contrastación cada vez mejor” como pasos
que llevan al cumplimiento de esos objetivos. La consecuencia de este planteo popperiano es una clara
noción de progreso racional en ciencia: el avance se produce mediante la falsación de teorías. En este
caso, el naturalismo no necesariamente lleva al relativismo.

3. Revisión de la circularidad

Muchos filósofos suponen que una de las tareas más importantes tareas de la epistemología es
responder a los escépticos. El argumento escéptico básico sostiene que nadie sabe nada porque para
saber hay que estar seguro, nadie puede estar seguro y por lo tanto nadie puede saber. 6
El argumento circular, no es aplicable exclusivamente a la epistemología naturalizada. El
círculo se introduce a partir de la concepción que tienen los epistemólogos de lo que es la
Epistemología. Si se la define como la disciplina que investiga la validez del conocimiento, se requiere
un criterio para establecer su validez, el criterio mismo es parte del conocimiento que investiga la
epistemología para lo cual necesita establecer un criterio pertinente y “final” lo que lleva a un regreso
infinito. Vollmer propone corregir las premisas y presuposiciones de la Epistemología - la tradicional
y algunas otras variantes- para abrirlas a la propia investigación epistemológica. En este sentido, la
epistemología podría investigar, analizar o proveerse de los conocimientos de las ciencias para
entender la cognición humana ya que la propia epistemología es producto de ésta. Esto lleva a otra
dimensión del argumento circular: la autorreferencialidad 7

5
“….las normas elaboradas por el sujeto epistémico en el curso de su génesis serían comparables a las normas
inherentes al pensamiento científico” (Piaget y García, 1982, p: 4)
6
Se pueden hacer distinciones entre diferentes argumentos escépticos, algunos son locales y otros son globales.
Los escépticos locales sostiene que hay razones especiales por las que el conocimiento no es posible en un área
determinada, aunque admiten que sea posible en otra cualquiera. Otros atacan la noción de conocimiento, pero
no tocan nociones relacionadas, como la noción de creencia justificada e inclusive otros que rechazan tanto el
conocimiento como la creencia justificada, pero conceden que se pueden comprender las proposiciones cuya
verdad no conocemos. (Dancy, 1997)
7
Este mismo argumento utilizó Kant – una forma de argumento escéptico local- para afirmar la imposibilidad de
la Psicología como ciencia ya que la mente se vería afectada al estudiarse a sí misma. Agregaba otras dos
razones: la falta de contenido espacial, esencial para cualquier experimentación y la necesidad de una base
matemática como para toda ciencia.
7
La autorreferencia no necesariamente conduce a contradicciones, paradojas, o inconsistencias,
ya que “no hay solamente círculos viciosos, sino también círculos virtuosos” (Vollmer, 1987). Este
autor utiliza como ejemplo de autorreferencialidad fructífera, por sus consecuencias epistemológicas,
los teoremas incompletos de Gödel. Estos establecen planos diferentes de análisis, teórico y
metateórico que hacen posible para una proposición aritmética hablar sobre si misma y afirmar su
propia consistencia, derivabilidad y alcance. En función de ello, Vollmer no ve objeciones en los
casos de una epistemología que incluya teorías epistemológicas, de una neurofisiología que analice
el cerebro humano, de una teoría que explique el desarrollo de teorías o de un sistema cognitivo que
analice un sistema cognitivo.
Sin embargo, algunos epistemólogos han considerado a la cognición como un sistema
isomorfo a algún sistema formal y han inferido que un sistema cognitivo no puede autoconocerse, no
puede autoexplicarse, no puede probar verdades sobre sí mismo, etc. Vollmer objeta que esto no
excluye que lo que no puede autoaplicarse sobre el propio sistema no pueda hacerse sobre el de otros y
estos a su vez hacer lo mismo. En este caso no hay círculo, sino simetría. Deduce Vollmer que si un
sistema cognitivo no puede probar todas las verdades de sus afirmaciones sobre sí mismo, bien puede
en razón de esta simetría sustentar sólidamente a la epistemología, en el sentido que se puede
encontrar, discutir y analizar las verdades no probadas e integrarlas en un sistema hipotético
deductivo consistente. En otros términos, no habría razones para que una epistemología naturalizada
no fuera perfectamente legítima. Caería en un círculo vicioso si autojustificara sus propios
descubrimientos o, si opta por suspender la justificación, el peligro no sería la circularidad sino el
dogmatismo (Gianella,1995)
Un modo de evitar ambos, es el examen crítico, reemplazaría la pretensión de certeza
cognitiva, conocimiento perfecto y de fundación absoluta característica de la Concepción Heredada.
Nada quedaría fuera de este escrutinio ni siquiera las premisas desde las que se partió. Según Vollmer,
para esta tarea se requiere de adecuadas herramientas lógicas en un proceso de revisión retroactiva y
autocorrección continua. Esta autocorrección adopta una organización espiralada, aunque los autores
difieren en las formas de denominarla. En algunos casos, es una estrategia de aproximación sucesiva,
en otros se la entiende como un proceso de feed-back, en otros como autorregulación, etc.
Esta estructura espiral también puede pensarse históricamente, los conocimientos nuevos
requieren nuevas epistemologías y los nuevos conceptos epistemológicos han ayudado al avance y a
una mayor comprensión de teorías científicas. Un segundo aspecto de esta estructura espiral es su
teleología. Es posible entenderla de manera diferente según las disciplinas, en algunos casos como una
tendencia general al “mejoramiento”, en otras como una direccionalidad hacia estados finales
equilibrados, estables, estacionarios o “puntos de convergencia”. Aclara Vollmer que esta
convergencia no es una propiedad inevitable de todos los feed-back o procedimientos aproximativos.
Para las disciplinas “evolutivas” podría ser un proceso hacia una mayor complejidad a través de la
cual acceder a estados finales relativamente inestables o en equilibración dinámica.
En síntesis, el análisis epistemológico ha encontrado problemas de circularidad no solo en la
epistemología, algunos reales y otros supuestos, sino también en distintos momentos de la
investigación científica, en las premisas, en las hipótesis, definiciones, explicaciones , en las
contrastaciones en los criterios y normas, etc. (Gianella, 1995). En la práctica científica real, los
cientificos se han preocupado más por el modo de evitarlos recurriendo a métodos, procedimientos y
estrategias que los transformen en espirales. El conocimiento teórico puede trascender, rebasar,
contradecir y corregir el conocimiento cotidiano. Y esta posibilidad, establecida por la investigacion
cientifica, es la que permite establecer congruencias entre el mundo y nuestro conocimiento de él. No
se trata ya de “copia” de la realidad ni del despliegue de ideas y categorías preformadas, sean innatas o
ideales, sino que “es otro notable caso de círculo virtuoso”. (Vollmer, 1987)

4. Epistemología evolucionista.

En la década del 60 del siglo XX, hubo desarrollos casi simultáneos con las propuestas de
Quine aunque no vinculados. Esta segunda vertiente de naturalización –mediada por los aportes de
Kuhn- sostuvo la idea de que si bien la epistemología como disciplina filosófica debe mantener cierta
autonomía de las ciencias y su propia legitimidad debe complementarse con las teorías científicas que
abordan el conocimiento. Es decir, se trata de una tesis de la complementariedad, mientras la tesis de
Quine era la del reemplazo de la epistemología por una teoría científica. De esta complementariedad,
proviene el aprovechamiento de la teoría de la evolución, concretamente de los aportes de la biología
8
evolucionista y no los de la biología molecular. Para Martínez y Olivé (1997) en todo caso, la
propuesta de una epistemología evolucionista es una prolongación del naturalismo de Quine. Tres
temas siguen siendo hoy objeto de debate en este ámbito: el tema del realismo, el tema de la relación
entre el conocimiento y el mundo y el tercero, la analogía entre el desarrollo de las especies biológicas
y el desarrollo de las teorías científicas.
La Epistemología Evolucionista es un campo tan heterogéneo que es muy difícil ofrecer un
agrupamiento de todas las versiones existentes que al mismo tiempo respete sus especificidades.
Algunos autores han propuesto una clasificación en programas de investigación, por ejemplo el
Evolutionary Epistemology of Mind (EEM) y el Evolutionary Epistemology of Theories (EET).
Mientras el primero se ocupa de explicar las características de los mecanismos cognitivos en animales
y humanos mediante una extensión directa de la teoría biológica de la evolución al desarrollo del
cerebro, del sistema perceptual y motor, etc., el segundo se aboca a la proyección de la teoría de la
evolución en el desarrollo de las ideas y teorías científicas a lo largo de la historia. Otros
investigadores adoptan un tercer programa Evolutionary Epistemology of Process (EEP) que se basa
en la indagación de los procesos mentales, es decir que toma en cuenta los métodos de pensamiento y
sostienen que estos son el resultado de la selección natural. Hay algunas variantes de EEP que en base
a las diferencias individuales en cuanto a procesos mentales, mantienen la tesis que esto provocaría
que los individuos tengan mayor o menor adecuación de modo que los procesos mentales influirían a
su vez en la selección natural.
La distinción entre EEM y EET marca con claridad los diferentes tipos de problemas que
pueden abordarse desde consideraciones evolutivas: los aspectos del desarrollo ontogenético,
filogenético e histórico del conocimiento. (Palma, 2008, p:189). Sin embargo, más allá de la utilidad
de la distinción, se presenta la dificultad que algunos autores trabajan en ambos programas, otros le
reconocen relevancia sólo a uno de ellos o bien reducen EET a EEM, por esta razón Palma propone
denominar Epistemología Evolucionista (EE) a aquellos enfoques que se propongan dar cuenta de la
historia del pensamiento científico humano según el modelo de la evolución biológica y no incluir
aquellos que se centran en las funciones y capacidades humanas en tanto seres biológicos, más
próximos a una Gnoseología Evolucionista (GE) (Palma, 2008).
En este sentido, la Gnoseología Evolucionista no adopta todos los aspectos de la teoría de
Darwin, sólo en aquellos casos en que incluye una tesis naturalista sí depende de algunos principios
básicos de dicha teoría. Especialmente la continuidad filogenética, el proceso adaptativo o la
direccionalidad de los sistemas evolutivos. Este último punto ha sido muy discutido porque la teoría de
Darwin niega toda teleología en el proceso evolutivo. La idea que subyace es que el aparato
cognoscitivo de los humanos es un resultado de la evolución y la supervivencia y una muestra de
adaptación.
Vollmer señala sobre la dirección a mayor complejidad con relación al desarrollo intelectual humano
que si bien hay y hubo a lo largo del tiempo, niveles diferentes, eso no quiere decir que nuestro
sistema cognitivo, como resultado de un proceso evolutivo, haya llegado a un punto final en términos
de posibilidades.

5. A modo de cierre: una analogía darwiniana.

Treinta años después de la publicación de La Estructura de las Revoluciones Científicas,


Kuhn recuperó una analogía entre desarrollo científico y biológico que había formulado en sus
capítulos finales. El punto más relevante de esa analogía es que a partir de Darwin la evolución
pierde su carácter teleológico, es decir, no hay una meta establecida de antemano en la naturaleza.
Esto hace caer los supuestos sobre el progreso hacia formas superiores o más complejas.
En el desarrollo científico la meta podría consistir en una mayor aproximación a la verdad, sin
embargo para Kuhn las etapas de ciencia normal, revoluciones, ciencia normal se caracterizan por un
aumento de la articulación y la especialización sin necesidad de pensarlas como tendiendo hacia una
verdad científica fija y permanente. El desarrollo científico debe ser visto como un proceso conducido
desde atrás y no arrastrado desde adelante, como la evolución “desde” mas que como la evolución
“hacia.” (Kuhn, 1991)
Un segundo aspecto de la analogía es después de una revolución hay más campos de
conocimiento que antes que ella se produzca. “Una nueva rama se escinde del tronco familiar, o
alguna nueva especialidad ha nacido en un área de aparente solapamiento entre dos especialidades
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preexistentes” (Kuhn, 1991) y cada uno de estos campos tiene un lexicon diferente y su propia
comunidad de expertos.
Hay que atender a dos puntos en este paralelismo: uno, que las revoluciones producen nuevas
divisiones entre campos del desarrollo científico y son episodios muy parecidos a los de
“especiación” en la evolución biológica. Un proceso de especiación solo se puede considerar después
de que haya ocurrido. Algo semejante ocurre con los cambios revolucionarios frente a la
imposibilidad de una exacta ubicación temporal.
En segundo lugar, en el caso biológico, lo que se especia -o especializa- es una población
reproductivamente aislada. Los individuos encarnan el gene mancomunado, lo cual asegura la
autoperpetuación de la población y la continuidad del aislamiento. En el caso científico, se trata de
una comunidad de especialistas intercomunicados, que comparten un lexicon que conduce la
investigación y los coloca en una situación de aislamiento discursivo con respecto a otras
comunidades. “Los rangos limitados de posibles partners para intercambios fructíferos es condición
esencial para el progreso de ambos desarrollos, biológico y científico” (Kuhn, 1991).
Por su parte, Mario Biagioli, entiende la “metáfora darwiniana” desde una perspectiva
diferente. Homologa el concepto de paradigma con el concepto de especie en Darwin dado que ambos
se refieren a poblaciones de individuos que realizan intercambios, intelectuales y sexuales según el
caso. La barrera de esterilidad inter-especies podría ser comparada a la inconmensurabilidad entre
paradigmas rivales (esterilidad intelectual). La inconmensurabilidad seria entendida como una
especiación conceptual de un nuevo paradigma. La competición entre paradigmas científicos seria
mediatizada por un equivalente a la selección natural, tal como un sistema de mérito, premio o
recompensa. (Biagioli, 1989)

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