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Capítulo IX

MAESTRO Y DISCIPULO

La familia de Aristóteles se componía de un


sirviente a quien vimos en el capítulo
anterior, y de una gata blanca.
Las habitaciones que ocupaba eran decentes,
limpias y amplias. Su dormitorio comunicaba
con la terraza o mirador, que ofrecía una
vista agradable.
Durante muchos días, Adonis cumplió con su
deber de contador en casa de Jadallah Bey el
Atrash, por pocos minutos, y luego iba a la
casa de su bienhechor en donde pasaba el
resto del día.
Desde los primeros instantes transcurridos
en esa morada, sintió Adonis un bienestar
indefinible. Solamente una idea torturaba al
joven. Era la pregunta que se repetía
constantemente: ¿En dónde he visto, antes, a
ese hombre?
Un día, Aristóteles le dijo:
—Ven, hijo mío, ya es hora de trabajar.
"Siéntate, escucha, mírame a los ojos y retén
lo que te voy a decir:
"Ante todo, esta no es la primera vez que
nos encontramos en el Infinito, ni será la
última.
"Hijo mío, mis días están contados, pero
son suficientes para poder iniciarte en la
Ciencia de las ciencias y para entregarte la
llave misteriosa del Amor y del Poder. No
tengo tiempo para enseñarte la teoría, sino
sólo el necesario para iniciarte en la
práctica... Algún día comprenderá tu mente
carnal todo el misterio. Ese día, seguramente
no será mañana ni pasado mañana, pero
llegará... Sé que por el momento no has de
comprender mis palabras. Pero creerás en
ellas cuando veas.
"Los hombres son eslabones en la cadena de
la Divinidad. Cada eslabón sostiene y está
sostenido por otro, y parece que nuestros dos
eslabones estaban unidos desde hace millones
de años y por tal motivo tenemos que
encontrarnos en las vidas.
"Ante todo, debo hacerte comprender a Dios,
Dios, no existe; Dios es... Quisiera borrar
de tu mente la palabra Dios que designa un
ser personal, y sustituirla con algo
universal como Energía Divina, Vida Creadora
o alguna otra denominación por el estilo.
"Esa Fuerza—Vida es el todo. Esa Energía—
Ley no se enfada ni se encoleriza, porque es
como el Sol. En todas las religiones se habla
de pecadores contra Dios, y esto es falso,
hijo mío. El pecador peca contra sí mismo y
se ofende a sí mismo. Es como el hombre que
escupe al sol: lejos de manchar al Astro Rey,
se ensucia a sí mismo con su propia saliva.
Por tanto, el hombre no debe pecar, ni
escupir al sol, para no mancharse. Tal es la
ley de los profetas.
"El eslabón anterior de la cadena de que te
he hablado, me comunicó a mí el poder; yo
debo comunicártelo antes de mi viaje, y tú a
tu vez, debe comunicarlo a quien te suceda.
Esta es la ley infalible: dar para recibir y
recibir para dar.
"El cuerpo de Dios es el Cosmos. En este
cuerpo rige la misma ley que en el cuerpo
humano... El hombre para vivir necesita de su
estómago, de sus pulmones, de su cerebro,
etc. Las células del cerebro, indudablemente
son más nobles que las del estómago. Pero
¿qué sería de las células cerebrales, si las
estomacales no funcionaran perfectamente?
¿Qué sería del corazón si los riñones no
cumplieran con su tarea de purificar la
sangre?
"Ante la divinidad, dentro y fuera del
hombre, la obra de una célula renal o
estomacal es tan importante como la de una
célula cerebral o cardíaca. Así, ante Dios,
vale tanto el hombre bueno como el malo, la
santa como la prostituta, lo grande como lo
pequeño.
"La diferencia entre el hombre evolucionado
y el involucionado, es relativa en la cadena
de la humanidad: el primero trata de limpiar
y pulir su eslabón y el de los demás para que
nada feo se vea en la cadena, mientras que en
el caso del segundo, lo feo permanece como un
eslabón de la cadena gigantesca, sin que él
contribuya en nada.
"Todo hombre que trata de comunicar a los
demás lo que él mismo sabe, es un hombre
egoísta. El verdadero altruista es el que
despierta en los demás lo que está dormido en
ellos, y esto no se consigue obligándoles a
pensar y obrar como él piensa y obra. Porque
si las células cerebrales tratan de convencer
a las estomacales que deben dejar de digerir
para dedicarse a pensar ¿qué sería del
organismo humano?
"No, hijo mío. La verdadera sabiduría
consiste en ayudar a la Suprema Inteligencia
y no en ir contra Ella... Tú naciste
cristiano y yo druso. Ambos somos células: tú
de un órgano y yo de otro. Ambos debemos
trabajar por el conjunto, para hacer de él un
conjunto mejor. Ambos debemos llenar nuestras
funciones y cumplir con la misión que nos
está destinada, y de la mejor manera
posible."
Al llegar aquí, Aristóteles se levantó y
acercándose a Adonis, le colocó tres dedos de
su mano derecha en una de las vértebras del
joven, diciendo:
—Ya te dije que sólo tengo tiempo para
enseñarte la práctica. Ahora préstame tu
pensamiento, vamos juntos a tu Centro Divino
y contempla conmigo la Verdad.
Adonis obedecía. Sintió una profunda
languidez y luego sin perder el conocimiento,
se creyó ser un punto luminoso del que
irradiaban miles y miles de millones de
rayos, y que cada rayo era la vida de un ser,
de un átomo, de un ángel y que todos trabajan
y vibran con una armonía prodigiosa. Vio
(permítasenos usar esta expresión), que él
era todo, que la Unidad de todos los seres
era en él. Vio que unas células destruían a
las otras, que unos hombres destruían a otros
hombres; pero esa destrucción era una obra
que tendía a mantener y construir en vez de
destruir... Vio también que esta ley es
universal, y comprendió que en donde no hay
lucha no hay vida, que en donde no hay vida
no hay conciencia y que en donde no hay
conciencia, no hay evolución.
Entonces comprendió que el ser
evolucionado, que el verdadero Santo aunque
no se mezcle en luchas políticas, sociales o
religiosas, es el centro de todas ellas. Vio,
sintió y comprobó muchas cosas que nunca se
había imaginado que estarían en él.
Aristóteles después de dejarle libre,
volvió a su puesto. Y continuó:
—"Has visto, hijo mío, lo que otros no
pueden ver. Pero llegará el día en que todos
lo verán. ¡Debes ser la Ley desde hoy mismo!
¡Debes vivirla, pero no dictarla!
"Nosotros no podremos mejorar a la
humanidad dictando leyes, pero sí viviéndolas
en nuestras pensamientos. ¿No es acaso el
acto un reflejo del pensamiento que está tras
él? ¿No sería ir contra la ley el obligar a
tu célula cerebral a desempeñar el papel
destinado a la renal? ¿No sería una hecatombe
el obligar a un ladrón que no robe, si la ley
le priva de los medios necesarios para la
satisfacción de sus necesidades? ¿Acaso la
cárcel puede evitar el que un hombre sea
malo?
"Dictar una ley, sin cumplirla, es como
ordenar a un león hambriento que no devore al
carnero... Enseña al hombre a ser bueno con
tu pensamiento y con tu conducta, y las leyes
de nada servirán entonces.
"Todos somos eslabones en la cadena. Buscar
en todo la Unidad, es llegar a la Vida, es
llegar a la suprema Verdad.
"Esta noche puedes repetir el experimento
antes de dormir, y mañana estarás bien
empapado de estas nuevas enseñanzas... Medita
en todo lo que te he dicho y mañana tendrás
otra lección."
Adonis permanecía callado y meditabundo
ante aquel sabio poderoso.
No pudo comprender al principio, el
fenómeno desarrollado en él, pero luego
sintió que eso era algo natural en él, como
si se acordara de algo sucedido en tiempos
remotos.

Capítulo X
PRIMERA LECCION DE SABIDURIA

Al día siguiente, a la misma hora y en la


misma habitación, se hallaban sentados
Aristóteles y Adonis.
EL primero preguntó a su discípulo:
—¿Qué tal resultó tu experimento anoche?
Conmovido, Adonis respondió:
—Señor, no tengo palabras para agradeceros,
ni para expresar lo que sucede en mí.
—Ya lo has expresado muy bien, hijo mío. El
idioma de los hombres es incapaz de
materializar un sentimiento. Tenlo por
seguro... El sentir interno es el idioma de
los dioses.
"Antes de comenzar tu Iniciación Interna,
debo aclararte un hecho importante: nada en
la vida es casual. Tú has venido a mi, porque
yo te esperaba. Demos una ojeada al pasado
inmediato de tu vida actual. Entonces veremos
la ley de consecuencia. Después de la
iniciación interna has de ver el pasado
mediato".
"No es casualidad el haber nacido de tus
padres actuales: tu merecimiento te condujo a
un padre fanático en materia de estudios y te
legó una parte de sus vibraciones, mientras
que tu bondadosa madre te dio por herencia su
dulzura y su bondad. Pero hijo mío, también
el saber unido a la bondad engendra
sufrimiento en el mundo actual. Sin embargo,
a nadie debes culpar porque tú has escogido
este camino y nadie te obligó a tomarlo y
seguirlo.
"Acuérdate que fuiste incomprendido por tus
compañeros, por tus maestros y hasta por tus
mismos parientes; pero este sufrimiento tiene
su objeto. Porque cuando el hombre sufre
busca un remedio para su sufrimiento. Tú
estás destinado en la vida a buscar alivio
para el dolor, porque has sentido el mismo
dolor y seguirás sintiéndolo.
"Hasta ahora no me has reconocido y sigues
preguntándote ¿dónde me has visto, no es
así?... Pues me has visto desde tu niñez en
sueños. Recuerda aquella ocasión en que te
dije: 'Esto es muy natural.'"
Adonis, como quien despierta de su sueño
recordó todo. Y el Maestro, tras de una pausa
continuó:
—Ahora que ya lo recuerdas puedes
comprender por comparación, que así como en
esta vida podemos olvidar y olvidamos muchas
cosas, también podemos olvidar nuestras
pasadas vidas y necesitamos de un medio para
recordarlas... Yo te haré recordar después.
Por ahora debo continuar con mi explicación.
"Debes convencerte de que nada es casual.
Puedes entrar a una biblioteca que contiene
miles de volúmenes, pero no leerás sino el
libro que mereces leer. De la misma manera,
estás viviendo entre millones de seres que
forman la humanidad, pero sólo llegan a ti
aquellos con quienes has tenido una relación:
con tus padres, hijos, amantes, amigos;
esposa... Todos están sujetos a esta ley."
Calló nuevamente Aristóteles.
Adonis pensaba en Eva, pero no se atrevió a
preguntar nada. El sabio continuó, como si
leyera en el pensamiento de su discípulo:
—¿Tu amor?... Tiene dos objetos: sufrir y
obrar. El sufrir porque tu sueño no se
realizará, y el día en que llegues a perder
esos papeles que guardas en tu bolsillo,
tenlo por perdido. Pero no. Nada se pierde en
el Cosmos. Al contrario, por este amor que
ocupa tu corazón tú te abrirás camino hacia
el arte y el saber. Tu amor actual para una
sola persona, germinará como la semilla del
trigo y dará treinta, setenta y cien para los
hombres privados de amor... Ya veo desde
ahora que tú estás llorando, hijo mío, pero
tus lágrimas caerán como el rocío para las
marchitas flores y la sangre que mana de tu
corazón será para la vida de los demás. Por
el momento, el golpe es fuerte y duro para tu
sensibilidad, pero el fuego del dolor
acrisola tu metal inferior transmutándolo en
oro puro.
"Aprender a sufrir es aprender a triunfar.
Tu vida es una cadena de sufrimientos y de
triunfos. La semilla que no rompe su
vestidura con el dolor no es digna de
percibir el beso del sol.
"La necesidad del dinero obliga al hombre a
obrar y en la obra cumple su deber. Coda vez
que tengas necesidad de dinero, piensa que
otros te necesitan. Porque rara vez el hombre
acaudalado cumple con su deber.
"Cada vez, que quieras preguntar: ¿Y qué
provecho he de obtener yo? dirígete a tí
mismo esta otra pregunta: ¿Qué sería de mi
cuerpo si una sola célula dejara de
funcionar?... Entonces comprenderás tu misión
en la tierra.
"Por otra parte, ¿qué te pide el sol por la
luz, el calor y la vida que te da? ¿Que te
pide en recompensa de todo lo que obtienes,
la tierra? ¿Qué te pide el manzano por sus
frutos? ¿Qué la vaca por su leche? ¿O la
gallina por sus huevos?... Pues te aseguro
que a veces la gallina tiene más méritos que
muchos hombres.
"Hay otro punto más importante aún que
debes comprender. Ninguna religión es mejor
que otra, porque todas tienen el mismo
espíritu. Tratar de adquirir prosélitos para
una religión, es como tratar de obligar al
estómago que piense como la cabeza. No todo
cristiano que leyó el Evangelio ha llegado a
comprender el espíritu de la religión
cristiana. Ni todo druso que conoce el
catecismo, ha llegado al espíritu de la
religión drusa...
"Aquí tienes nuestro catecismo druso —dijo
entregándole un manuscrito. Y prosiguió:
—Leerás detenidamente las estupideces
escritas en él, pero estas estupideces
explicadas a la luz del espíritu de la
religión, te confundirán al final ¿el
manuscrito sobre si son budistas,
mahometanas, cristianas o judías. Por ahora
es suficiente... Ahora, a estudiar."

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