sirviente a quien vimos en el capítulo anterior, y de una gata blanca. Las habitaciones que ocupaba eran decentes, limpias y amplias. Su dormitorio comunicaba con la terraza o mirador, que ofrecía una vista agradable. Durante muchos días, Adonis cumplió con su deber de contador en casa de Jadallah Bey el Atrash, por pocos minutos, y luego iba a la casa de su bienhechor en donde pasaba el resto del día. Desde los primeros instantes transcurridos en esa morada, sintió Adonis un bienestar indefinible. Solamente una idea torturaba al joven. Era la pregunta que se repetía constantemente: ¿En dónde he visto, antes, a ese hombre? Un día, Aristóteles le dijo: —Ven, hijo mío, ya es hora de trabajar. "Siéntate, escucha, mírame a los ojos y retén lo que te voy a decir: "Ante todo, esta no es la primera vez que nos encontramos en el Infinito, ni será la última. "Hijo mío, mis días están contados, pero son suficientes para poder iniciarte en la Ciencia de las ciencias y para entregarte la llave misteriosa del Amor y del Poder. No tengo tiempo para enseñarte la teoría, sino sólo el necesario para iniciarte en la práctica... Algún día comprenderá tu mente carnal todo el misterio. Ese día, seguramente no será mañana ni pasado mañana, pero llegará... Sé que por el momento no has de comprender mis palabras. Pero creerás en ellas cuando veas. "Los hombres son eslabones en la cadena de la Divinidad. Cada eslabón sostiene y está sostenido por otro, y parece que nuestros dos eslabones estaban unidos desde hace millones de años y por tal motivo tenemos que encontrarnos en las vidas. "Ante todo, debo hacerte comprender a Dios, Dios, no existe; Dios es... Quisiera borrar de tu mente la palabra Dios que designa un ser personal, y sustituirla con algo universal como Energía Divina, Vida Creadora o alguna otra denominación por el estilo. "Esa Fuerza—Vida es el todo. Esa Energía— Ley no se enfada ni se encoleriza, porque es como el Sol. En todas las religiones se habla de pecadores contra Dios, y esto es falso, hijo mío. El pecador peca contra sí mismo y se ofende a sí mismo. Es como el hombre que escupe al sol: lejos de manchar al Astro Rey, se ensucia a sí mismo con su propia saliva. Por tanto, el hombre no debe pecar, ni escupir al sol, para no mancharse. Tal es la ley de los profetas. "El eslabón anterior de la cadena de que te he hablado, me comunicó a mí el poder; yo debo comunicártelo antes de mi viaje, y tú a tu vez, debe comunicarlo a quien te suceda. Esta es la ley infalible: dar para recibir y recibir para dar. "El cuerpo de Dios es el Cosmos. En este cuerpo rige la misma ley que en el cuerpo humano... El hombre para vivir necesita de su estómago, de sus pulmones, de su cerebro, etc. Las células del cerebro, indudablemente son más nobles que las del estómago. Pero ¿qué sería de las células cerebrales, si las estomacales no funcionaran perfectamente? ¿Qué sería del corazón si los riñones no cumplieran con su tarea de purificar la sangre? "Ante la divinidad, dentro y fuera del hombre, la obra de una célula renal o estomacal es tan importante como la de una célula cerebral o cardíaca. Así, ante Dios, vale tanto el hombre bueno como el malo, la santa como la prostituta, lo grande como lo pequeño. "La diferencia entre el hombre evolucionado y el involucionado, es relativa en la cadena de la humanidad: el primero trata de limpiar y pulir su eslabón y el de los demás para que nada feo se vea en la cadena, mientras que en el caso del segundo, lo feo permanece como un eslabón de la cadena gigantesca, sin que él contribuya en nada. "Todo hombre que trata de comunicar a los demás lo que él mismo sabe, es un hombre egoísta. El verdadero altruista es el que despierta en los demás lo que está dormido en ellos, y esto no se consigue obligándoles a pensar y obrar como él piensa y obra. Porque si las células cerebrales tratan de convencer a las estomacales que deben dejar de digerir para dedicarse a pensar ¿qué sería del organismo humano? "No, hijo mío. La verdadera sabiduría consiste en ayudar a la Suprema Inteligencia y no en ir contra Ella... Tú naciste cristiano y yo druso. Ambos somos células: tú de un órgano y yo de otro. Ambos debemos trabajar por el conjunto, para hacer de él un conjunto mejor. Ambos debemos llenar nuestras funciones y cumplir con la misión que nos está destinada, y de la mejor manera posible." Al llegar aquí, Aristóteles se levantó y acercándose a Adonis, le colocó tres dedos de su mano derecha en una de las vértebras del joven, diciendo: —Ya te dije que sólo tengo tiempo para enseñarte la práctica. Ahora préstame tu pensamiento, vamos juntos a tu Centro Divino y contempla conmigo la Verdad. Adonis obedecía. Sintió una profunda languidez y luego sin perder el conocimiento, se creyó ser un punto luminoso del que irradiaban miles y miles de millones de rayos, y que cada rayo era la vida de un ser, de un átomo, de un ángel y que todos trabajan y vibran con una armonía prodigiosa. Vio (permítasenos usar esta expresión), que él era todo, que la Unidad de todos los seres era en él. Vio que unas células destruían a las otras, que unos hombres destruían a otros hombres; pero esa destrucción era una obra que tendía a mantener y construir en vez de destruir... Vio también que esta ley es universal, y comprendió que en donde no hay lucha no hay vida, que en donde no hay vida no hay conciencia y que en donde no hay conciencia, no hay evolución. Entonces comprendió que el ser evolucionado, que el verdadero Santo aunque no se mezcle en luchas políticas, sociales o religiosas, es el centro de todas ellas. Vio, sintió y comprobó muchas cosas que nunca se había imaginado que estarían en él. Aristóteles después de dejarle libre, volvió a su puesto. Y continuó: —"Has visto, hijo mío, lo que otros no pueden ver. Pero llegará el día en que todos lo verán. ¡Debes ser la Ley desde hoy mismo! ¡Debes vivirla, pero no dictarla! "Nosotros no podremos mejorar a la humanidad dictando leyes, pero sí viviéndolas en nuestras pensamientos. ¿No es acaso el acto un reflejo del pensamiento que está tras él? ¿No sería ir contra la ley el obligar a tu célula cerebral a desempeñar el papel destinado a la renal? ¿No sería una hecatombe el obligar a un ladrón que no robe, si la ley le priva de los medios necesarios para la satisfacción de sus necesidades? ¿Acaso la cárcel puede evitar el que un hombre sea malo? "Dictar una ley, sin cumplirla, es como ordenar a un león hambriento que no devore al carnero... Enseña al hombre a ser bueno con tu pensamiento y con tu conducta, y las leyes de nada servirán entonces. "Todos somos eslabones en la cadena. Buscar en todo la Unidad, es llegar a la Vida, es llegar a la suprema Verdad. "Esta noche puedes repetir el experimento antes de dormir, y mañana estarás bien empapado de estas nuevas enseñanzas... Medita en todo lo que te he dicho y mañana tendrás otra lección." Adonis permanecía callado y meditabundo ante aquel sabio poderoso. No pudo comprender al principio, el fenómeno desarrollado en él, pero luego sintió que eso era algo natural en él, como si se acordara de algo sucedido en tiempos remotos.
Capítulo X PRIMERA LECCION DE SABIDURIA
Al día siguiente, a la misma hora y en la
misma habitación, se hallaban sentados Aristóteles y Adonis. EL primero preguntó a su discípulo: —¿Qué tal resultó tu experimento anoche? Conmovido, Adonis respondió: —Señor, no tengo palabras para agradeceros, ni para expresar lo que sucede en mí. —Ya lo has expresado muy bien, hijo mío. El idioma de los hombres es incapaz de materializar un sentimiento. Tenlo por seguro... El sentir interno es el idioma de los dioses. "Antes de comenzar tu Iniciación Interna, debo aclararte un hecho importante: nada en la vida es casual. Tú has venido a mi, porque yo te esperaba. Demos una ojeada al pasado inmediato de tu vida actual. Entonces veremos la ley de consecuencia. Después de la iniciación interna has de ver el pasado mediato". "No es casualidad el haber nacido de tus padres actuales: tu merecimiento te condujo a un padre fanático en materia de estudios y te legó una parte de sus vibraciones, mientras que tu bondadosa madre te dio por herencia su dulzura y su bondad. Pero hijo mío, también el saber unido a la bondad engendra sufrimiento en el mundo actual. Sin embargo, a nadie debes culpar porque tú has escogido este camino y nadie te obligó a tomarlo y seguirlo. "Acuérdate que fuiste incomprendido por tus compañeros, por tus maestros y hasta por tus mismos parientes; pero este sufrimiento tiene su objeto. Porque cuando el hombre sufre busca un remedio para su sufrimiento. Tú estás destinado en la vida a buscar alivio para el dolor, porque has sentido el mismo dolor y seguirás sintiéndolo. "Hasta ahora no me has reconocido y sigues preguntándote ¿dónde me has visto, no es así?... Pues me has visto desde tu niñez en sueños. Recuerda aquella ocasión en que te dije: 'Esto es muy natural.'" Adonis, como quien despierta de su sueño recordó todo. Y el Maestro, tras de una pausa continuó: —Ahora que ya lo recuerdas puedes comprender por comparación, que así como en esta vida podemos olvidar y olvidamos muchas cosas, también podemos olvidar nuestras pasadas vidas y necesitamos de un medio para recordarlas... Yo te haré recordar después. Por ahora debo continuar con mi explicación. "Debes convencerte de que nada es casual. Puedes entrar a una biblioteca que contiene miles de volúmenes, pero no leerás sino el libro que mereces leer. De la misma manera, estás viviendo entre millones de seres que forman la humanidad, pero sólo llegan a ti aquellos con quienes has tenido una relación: con tus padres, hijos, amantes, amigos; esposa... Todos están sujetos a esta ley." Calló nuevamente Aristóteles. Adonis pensaba en Eva, pero no se atrevió a preguntar nada. El sabio continuó, como si leyera en el pensamiento de su discípulo: —¿Tu amor?... Tiene dos objetos: sufrir y obrar. El sufrir porque tu sueño no se realizará, y el día en que llegues a perder esos papeles que guardas en tu bolsillo, tenlo por perdido. Pero no. Nada se pierde en el Cosmos. Al contrario, por este amor que ocupa tu corazón tú te abrirás camino hacia el arte y el saber. Tu amor actual para una sola persona, germinará como la semilla del trigo y dará treinta, setenta y cien para los hombres privados de amor... Ya veo desde ahora que tú estás llorando, hijo mío, pero tus lágrimas caerán como el rocío para las marchitas flores y la sangre que mana de tu corazón será para la vida de los demás. Por el momento, el golpe es fuerte y duro para tu sensibilidad, pero el fuego del dolor acrisola tu metal inferior transmutándolo en oro puro. "Aprender a sufrir es aprender a triunfar. Tu vida es una cadena de sufrimientos y de triunfos. La semilla que no rompe su vestidura con el dolor no es digna de percibir el beso del sol. "La necesidad del dinero obliga al hombre a obrar y en la obra cumple su deber. Coda vez que tengas necesidad de dinero, piensa que otros te necesitan. Porque rara vez el hombre acaudalado cumple con su deber. "Cada vez, que quieras preguntar: ¿Y qué provecho he de obtener yo? dirígete a tí mismo esta otra pregunta: ¿Qué sería de mi cuerpo si una sola célula dejara de funcionar?... Entonces comprenderás tu misión en la tierra. "Por otra parte, ¿qué te pide el sol por la luz, el calor y la vida que te da? ¿Que te pide en recompensa de todo lo que obtienes, la tierra? ¿Qué te pide el manzano por sus frutos? ¿Qué la vaca por su leche? ¿O la gallina por sus huevos?... Pues te aseguro que a veces la gallina tiene más méritos que muchos hombres. "Hay otro punto más importante aún que debes comprender. Ninguna religión es mejor que otra, porque todas tienen el mismo espíritu. Tratar de adquirir prosélitos para una religión, es como tratar de obligar al estómago que piense como la cabeza. No todo cristiano que leyó el Evangelio ha llegado a comprender el espíritu de la religión cristiana. Ni todo druso que conoce el catecismo, ha llegado al espíritu de la religión drusa... "Aquí tienes nuestro catecismo druso —dijo entregándole un manuscrito. Y prosiguió: —Leerás detenidamente las estupideces escritas en él, pero estas estupideces explicadas a la luz del espíritu de la religión, te confundirán al final ¿el manuscrito sobre si son budistas, mahometanas, cristianas o judías. Por ahora es suficiente... Ahora, a estudiar."