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Filosofía
Si se pretende estudiar cualquier tipo de actividad del hombre, como lo es en este caso la
practica clínica, inevitablemente debe abordarse con toda una base teórica, epistemologica
y sobre todo una base filosófica la cual delimitara las principales categorías, sobre las que
versara nuestra practica, además de proporcionarnos la capacidad de tener una concepción
de hombre, es decir ¿qué es?, ¿Cómo es? etc. Por lo anterior consideramos importante
exponer los principales elementos de la filosofía que han dado un matiz a la psicología
que a su vez determina a la rama clínica que es el tema que por el momento nos interesa
Una de las principales diferencias entre estas dos formas de actividad psicológica humana,
es, la diferencia entre causas próximas y causa ultimas; la filosofía estudia causas ultimas
(o supremas) mientras que la ciencias experimentales estudian causas próximas, las cuales
permanecen siempre en el plano de los sensible y de l experimentable , en cambio la
filosofía examina los dos principios que explican todo devenir en su forma esencia, a
saber el acto y la potencia estas son causa ultimas porque s encuentran en el plano de lo
inteligible.
Por otra parte encontramos diferencia entre episteme y Sofía. Donde episteme es conocida
como la ciencia y que se entiende como un habito intelectual demostrativo. Por su parte
Sofía es la sabiduría que ama el filosofo y consiste en una conjunción de episteme y
nous. La filosofía incluye admite la episteme o habito demostrativo pero añade el nous.
Con Sócrates la filosofía cambia de objeto, pues ahora se plantea como problemática el
ámbito de lo humano. La filosofía pondrá así el acento en el conocimiento, en la moral y en
la política como partes de la actividad humana. La filosofía se centra en los asuntos
humanos; su objeto de estudio será el hombre mismo. Por ello para Sócrates la tarea de la
filosofía consiste en un conocerse así mismo. Para los sofistas protágoras y Gorgias,
contemporáneos de Sócrates, la filosofía tiene por objeto estudiar al hombre quien por
cierto se define como “la medida de todas las cosas” (Albarran, 1994).
Por su parte Heraclito es conocido como el filosofo del devenir y de la tensiones de los
contrarios dentro de la unidad. Todo cambia (panta rei) es la frase que se le atribuye, como
símbolo de su tesis, según la cual no hay nada en reposo, recordemos los que dice” nadie
se mete dos veces en el mismo río” (Gutiérrez, 1986), la importancia de este autor esta
sobre todo con Parmenidez, ya que este ultimo asienta con firmeza la tesis del ser único,
inmutable y eterno.
Prácticamente con Platón y Aristóteles se inicia la filosofía propiamente dicha ya que sus
obras representan la culminación de toda la serie de acarreos, invenciones y pensamientos
de los pensadores que los precedieron.
1.5 El apogeo griego
Es bien sabido que el ser humano donde quiera que surge, se expresa primeramente por una
actitud animista. Al parecer, todas las primeras sociedades humanas han atribuido sus éxitos
y fracasos a poderes misteriosos, omnipresentes, capaces de modificar el curso de las cosas;
tal concepción supone el deseo de conciliarse o de apaciguar esas fuerzas mediante
prácticas religiosas o mágicas, que, de tal modo, aparecen en los orígenes mismos de la
vida mental
El alma, ese motor de la vida lleva a categorizar varios tipos de la misma dentro del
pensamiento primitivo como son: un alma-vida, que abandona el cuerpo durante el sueño,
que busca después de la muerte otro cuerpo; un alma-sombra, que sigue al cuerpo en estado
de vigilia; un alma-reflejo-del- cuerpo, que aparece en las aguas y en objetos brillantes.
(Mueller, 1963)
Platón como una de los grandes filósofos de ésta época griega plantea que el conocimiento
no tiene como base las cosas sensibles porque en ellas no se encuentra una verdad segura.
El verdadero conocimiento se encuentra en el mundo de las ideas o lugar celeste, pues las
ideas son los modelos eternos (lo que no cambia) y son las verdaderas esencias de las
cosas. Para Platón, las ideas tienen su residencia en lo divino, y encuentran todas ellas su
unidad en la idea suprema de Bien (Albarrán, 1994).
Para Platón, el alma posee desde siempre la verdad; es el principio de todo movimiento;
siempre es indivisible y por tanto no compuesta; es capaz de reminiscencia que demuestra
su existencia anterior; por participar en la idea de la vida, se encuentra investida de una
actividad eterna, que excluye la muerte. De tal modo, Platón concibe la vida psíquica como
independiente de la vida del cuerpo, al que gobierna tal como el alma universal, de la que
es una porción, rige los movimientos del universo.
Platón compara a el alma con un carro con dos caballos conducidos por un cochero. El
cochero simboliza la razón, uno de los caballos la energía moral y el otro el deseo, ahí
específica que la razón tiene como sede la cabeza, la energía moral en el pecho y el deseo
en el abdomen. Considera a la médula como lazo que une al alma con el cuerpo. La sangre
tiene su fuente en el corazón, nudo de todos los vasos, y se refresca en los pulmones. El aire
penetra en el cuerpo humano por vías definidas, desde la boca y los pulmones hasta el
corazón. De ahí corre por el organismo entero, rige la vida, el equilibrio de las funciones,
los movimientos del pensamiento. A semejanza de Platón, Aristóteles edificó su metafísica
sobre la base de los elementos necesarios de la realidad. A diferencia de su maestro pensó
que estos elementos necesarios son singulares y se encuentran en las cosas mismas, (Xirau,
1995).
Aristóteles criticó varias teorías inclusive las de su maestro ya que consideraba que los
pitagóricos y los platónicos, en su preocupación por afirmar el carácter sobrenatural del
alma, descuidan las condiciones reales, físicas y orgánicas de su existencia.
Asimismo, se preocupa por estudiar los cinco sentidos, poniendo mayor atención a las
sensaciones, observa que el proceso sensorial constituye “una inseparable unidad en un
tiempo inseparable” y de esta manera es conducido a la noción de un sentido común (no
particular).
Considera al corazón el que recibe las sensaciones a través de las venas. Este pneuma, este
soplo congénito, suerte de la naturaleza sutil difundida por el organismo, es el sujeto del
calor vital, el sustrato de la vida sensorial, el primer instrumento del alma, se percató de que
la sensación, lejos de constituir un empequeñecimiento para el pensamiento, avanzaba en el
sentido del desarrollo de la vida.
Varios conceptos como Dios, hombre, conducta humana, sentido social, van a ser
enriquecidos y afinados por lo que constituye el objeto de la fe cristiana, además aparecen
nuevas categorías, como el orden sobrenatural, el pecado la gracia, la redención. En
adelante los filósofos tendrán que pensar e favor o en contra de dichos conceptos y
tendrán que tomar una postura con respecto a los nuevos conceptos.
Con el cristianismo la filosofía, entendida como conocimiento verdadero, se subordina a
una teología (tratado o estudio de Dios) a cual tiene como objeto de estudio el
conocimiento acerca de Dios. De este modo, el concepto de verdad en los griegos tiene su
base en la razón, mientras que para los cristianos se sustenta en la fe, es decir, en la palabra
de Cristo.
Para San Agustín toda reflexión esta dirigida hacia Dios, o una búsqueda de salvación en
unidad con Dios. El problema fundamental de su filosofía es armonizar la relación que
guardan la razón y la fe. Preocupado por esclarecer las verdades reveladas, su psicología
emerge constantemente sobre el fondo de una metafísica intensamente vivida, está dirigida
hacia Dios, o hacia el alma con la mira de su acceso a Dios (Albarrán, 1994).
El pecado original es admitido por Agustín como una seriedad trágica y su psicología debe
entenderse en referencia constante, explícita o implícita a este acontecimiento que, como el
dogma trinitario, tiene que ver con todas los pasos de su pensamiento, cuando se pone a
tratar del psiquismo humano.
Para Agustín, el alma captado en su estructura esencial, capaz de elevarse por lo menos en
algunos aspectos, a las certidumbres invariables de la razón, de la moral y de la ciencia es
la realidad primera, San Agustín admitió que el alma de igual forma tiene diferentes grados
y funciones (idea retomada de los griegos): En esta teoría, el alma es, en primer lugar, el
principio vital que vivifica el cuerpo, le confiere su unidad y mantiene la armonía y la
proporción en el crecimiento y en la generación. Este principio vital también es atribuido a
las plantas. En segundo grado, la vida sensitiva, con sus múltiples resonancias, señala el
surgimiento del Anima, que pertenece lo mismo a los animales que al hombre, y es capaz
de volar por la buena adaptación del cuerpo al que anima (Muller, 1963).
Las funciones del anima se refiere a los sentidos externos, en comunicación con el exterior,
por la vía de los órganos corporales, y a un poder de coordinación al que San Agustín llama
sentido interno.
Distingue en la actividad racional la razón inferior, que se entrega al estudio de las cosas
sensibles, reflejos cambiantes de las ideas, y la razón superior cuya mira es un esfuerzo de
liberación respecto de lo que es dado inmediatamente, una elevación progresiva hacia la
contemplación de las ideas eternas.
Para definir el modo de la presencia del alma en el cuerpo, Agustín habla de una atención
vital, señalando el papel eficaz de algunos órganos del cuerpo sobre todo del cerebro, a
través de los cuales se ejerce la actividad del alma. Algunas sensaciones nos informan
simplemente del estado y las necesidades del cuerpo y otras acerca de los objetos que lo
rodean. Su obra representa el punto culminante de la reflexión intelectual en la edad
patrística (Muller, 1963).
Por su parte, Santo Tomás de Aquino logra establecer la conciliación definitiva entre el
cristianismo y la filosofía griega, basándose fundamentalmente en el pensamiento de
Aristóteles. El pensamiento de Santo Tomás es muy original y sólo se ciñe del todo al
pensamiento de Aristóteles en cuanto a la interpretación de la naturaleza. Para Santo Tomás
el mundo sensible es un mundo creado por Dios, que tiene en sí las huellas divinas y que
nos debe conducir a la divinidad que lo ha creado (Xirau, 1995).
De esta manera, el conocimiento tiene su base en los sentidos, de donde, por abstracción, se
formarán los conceptos. Dos son pues las fuentes del conocimiento: los sentidos y el
entendimiento. Por la vía de los sentidos se obtiene de los objetos las cualidades sensibles,
y por la vía del conocimiento intelectual aprehendemos las esencias universales de los
objetos particulares.
En el universo tomista, reina por doquier las causas finales; el ojo ha sido hecho para ver;
los sentidos para proporcionar material al trabajo del intelecto; los minerales, las plantas y
los animales para servir al hombre, espíritu encarnado. En cuanto a Dios, está más allá de
nuestro entendimiento y sólo podemos acercarnos a él a partir de las criaturas. El alma
humana no es un cuerpo, sino “el acto de un cuerpo” el principio del que dependen sus
movimientos y sus acciones.
Para elevarse al conocimiento, el hombre dispone de materiales que proceden de una doble
fuente: los sentidos exteriores y los sentidos interiores, Santo Tomás introduce a este
respecto la noción de especie destinada a explicar el hecho de que la cosa conocida no
invada el pensamiento, de que es conocida justamente por la presencia en él de sus especies
(Muller, 1963).
Los sentidos exteriores, potencias del sentido propio, son capaces de algún discernimiento.
La vista, por ejemplo, es capaz de discernir un color de otro y en cierta manera, se basta
con el dominio que le es propio. En cambio, no puede distinguir un color de un sabor o de
un olor. La unificación necesaria de las actividades sensoriales envuelve, por consiguiente,
la admisión de un sentido común al cual se ligan las aprehensiones de los sentidos.
El alma razonable, según Santo Tomás, está en potencia por relación a las especies de las
cosas sensibles. Estas especies le son proporcionadas por los órganos de los sentidos, en los
que representan a las cosas con sus propiedades particulares e individuales. Por lo tanto,
son inteligibles en potencia solamente, y esta capacidad pasiva del alma humana de recibir
las especies sensibles, con sus determinantes particulares recibe el nombre de “intelecto
posible” (Muller, 1963).
La teoría de Santo Tomás supone que el alma es “intelecto agente” por cuanto confiere
inteligibilidad a los fantasmas, e “intelecto posible” por cuanto recibe la determinación. En
consecuencia dicha teoría tiene por mira refutar la idea de que la materia corporal pueda
imprimir su huella en una sustancia incorpórea, como es el intelecto, y modificarla; y
apunta también a negar, de tal modo, que la sola impresión de los cuerpos sensibles pueda
producir el conocimiento intelectual y darse cuenta y razón del mismo.
1.7 Renacimiento
La palabra renacimiento inicia de por si una nueva actitud de entusiasmo por las ciencias
las artes y las letras de los antiguos griegos y romanos; entusiasmo pro los hechos naturales
y por la bondadosa naturaleza que Leonardo de Vinci declaraba digna de imitación
constante. Durante el renacimiento, se encuentra una nueva actitud científica y artística
como herencia de la cultura griega. “El nuevo hombre tratará de ser lo que dice su nombre:
hombre nuevo, rechazando todo cuanto le antecedió. Eliminando Dios del horizonte,
inmediato del hombre, toda la cultura medieval se venía abajo, era menester sostenerla o
construir otra. El hombre nuevo tratará de construir una nueva, tratará de volver a nacer de
renacer. La palabra renacimiento tiene ese sentido, el de volver a nacer.
El hombre del renacimiento pone sus esperanzas y sus dudas en el corazón mismo del
hombre. Humanista en muchas ocasiones, es también muchas veces escéptico. A esta doble
actitud que a veces llega a encontrarse ambiguamente en una misma persona contribuyen
los nuevos descubrimientos geográficos y astronómicos, la expansión científica, el
crecimiento de una nueva economía y el ensanchamiento progresivo de la vida y el
conocimiento. Se puede decir que el renacimiento afirma nuevamente al hombre.
Además el cartesianismo saca a una luz cruda el dualismo del espíritu y de la materia; y la
dualidad del hombre en cuanto es cuerpo y es espíritu, de los cuales solo sólo el primero
esta sometido a la necesidad y la destrucción. La interpretación mecanicista de la acción
del cuerpo en Descartes se desprende lógicamente de su concepción de los procesos
naturales, tan racionales. Y agrega que puesto que el cuerpo y el espíritu son realmente
distintos, ningún cuerpo es espíritu, por tanto ningún cuerpo puede pensar. El alma es una
sustancia que piensa, pero que olvida; son vestigios impresos en el cerebro, es decir, la
memoria, que es un fenómeno que pone en juego al alma y al cuerpo. Atribuye procesos
que interesan a las dos sustancias, alma y cuerpo, lo que hoy se le llama afectividad, que se
sitúa en el nivel de los pensamientos que dependen en gran parte del cuerpo (Marx y Hillix,
1983).
1.7.3 Bacon
Francis Bacon estimaba que en todas las cosas: “los filósofos se han esforzado en hacer al
alma demasiado uniforme y demasiado armónica, y no han hecho nada para acostumbrarla
a los movimientos contrarios y a los extremos”, y atribuye este menosprecio al hecho de
que han vivido demasiado fuera de la vida real, con sus luchas y sus contrastes; vida real a
la cual, por su parte, quiere rehabilitar.
Locke afirmaba que todo conocimiento proviene de la experiencia, sea a través de los
sentidos o a través de la reflexión sobre los datos sensoriales, no admitía un conocimiento
innato.
Las ideas de Locke eran similares a las de Aristóteles, señalaba que las ideas se combinan
en la experiencia de acuerdo a los principios muy parecidos a los de similitud y
contigüidad. Locke inicio así una serie de opiniones sobre la asociación, así como una
tendencia con su teoría sobre las cualidades primarias y secundarias, consideradas como la
base de las ideas sensoriales. Las propiedades primarias son las inherentes a los cuerpos,
ofrecen la avenida principal entre la mente y el mundo externo. Las propiedades
secundarias, tales como los sonidos, los gustos no pertenecerían a los objetos y se
consideraban que eran funciones de la mente misma.
Según Locke el poder destruye al hombre, pensaba que Dios no hizo al mundo en balde, así
que cada quien tiene que percibirlo por medio de los sentidos y darse ideas de sensación y
para ser entendidos ideas de reflexión.
George Berkeley como sucesor intelectual de Locke, era un idealista subjetivo. Para el la
mente era la realidad fundamental, tal posición esta representada por la famosa frase (ser es
ser percibido). Según Berkeley el problema principal no era la relación entre mente y
materia (Descartes) o el de como la materia genera la mente (Locke), sino como la mente
genera la materia; este tipo de posición, conduce a un solipsismo (la creencia de que solo
hay una mente, la propia, en la cual todo lo demás incluso las otras mentes existen solo en
forma de ideas).
Berkeley utilizó las sensaciones táctiles y kinestésicas para destruir la distinción entre
cualidades primarias y secundarias de Locke. Las llamadas cualidades primarias son en
realidad funciones de la percepción, creía que la percepción de la profundidad visual
dependía de la experiencia. Destacó las sensaciones táctiles y kinestésicas y su asociación
con los movimientos oculares que se producen al mirar objetos cercanos y lejanos, esa
compleja asociación daba como resultado la “profundidad” (Marx y Hillix, 1983).
Por otro lado, David Hume continuó la propuesta de Locke sobre la formación de ideas
complejas a partir de ideas simples. Destacaban las asociaciones mentales basadas en la
semejanza de objetos o acontecimientos, en su contigüidad en el espacio y en el tiempo o
en su sucesión frecuentemente (causa y efecto). En la doctrina de Hume, todas las
inferencias provenientes de la experiencia, como las ideas generalizadas sobre una
categoría de objetos o las ideas sobre causa y efecto, son consecuencia de las costumbres y
hábitos más que de la razón (Richadson, 1991).
Hume hizo una distinción entre las impresiones más intensas (sensaciones o percepciones)
y las ideas menos vivas (imágenes o recuerdos). Asimismo, aplicó sus tendencias analíticas
a uno de los tres principios que el descubrió, el principio causa y efecto. determinó que este
principio estaba íntimamente vinculado con el principio de contigüidad y que en realidad la
causa y el efecto empezaban a existir como idea solo si la causa había sido contigua al
efecto (Marx y Hillix, 1983).
En este sentido, toda la filosofía anterior a 1781 parece desembocar en el gran sistema de
Kant, quien da un punto de vista alternativo sobre el funcionamiento de la mente humana y
lo poco que ha aparecido desde entonces no ha podido sustraerse a su influencia.
En este sentido, Kant argumenta que el mundo que se conoce, es construido por la mente
humana, asimismo afirmaba que no puede haber experiencia coherente sin conceptos
innatos (a priori), o categorías, las cuales son tipos definidos, lógicamente distintos, de c
antidad, cualidad, relación y modalidad. Según Kant, estas categorías proporcionan
conocimiento coherente a partir de la experiencia posible, (Richardson, 1991).
Kant se formó en un clima del racionalismo Wolfiano que considera que los empiristas
tienen un error, que consiste en ver este aspecto racional del conocimiento, en cambio el
error del racionalismo es no ver que todo verdadero conocimiento envuelve un dato
empírico, la presencia de sensaciones coordinadas en el espacio y en el tiempo.
Kant también reduce el dato empírico a una multiplicidad caótica, es decir, a las
impresiones que los nervios transmiten de los estímulos exteriores. Es la actividad del
espíritu la que da a estas impresiones su sentido y su valor, al convertir en percepciones
solamente aquellas que encuentran su lugar en el campo de una determinada
intencionalidad de la conciencia.
Entre los expositores mas representativos encontramos a James, las palabras de empirismo
radical con la cual bautizaba a su propia filosofía, indican tanto un concepto de hombre
como un concepto del mundo. Esta filosofía considera que todas las experiencias humanas
y no solo las experiencias sensibles son experiencias dignas de este nombre. Además esta
filosofía se refiere a algo que se basa solamente sobre la experiencia humana. James
define así su filosofía: la filosofía, ese algo tan importante peculiar de cada uno de
nosotros, no es cuestión de técnica sino sencillamente una especie de sentido mudo, que
aprecia profunda y hondamente lo que la vida significa. Solo en parte procede de libros;
en suma, el modo individual de ver y sentir la vida y la marca del cosmos
Referencias bibliográficas.