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20.

M e t o d o l o g ía d e l a s
CIENCIAS SOCIALES
M arta C larizza y S usana C arsouo

Planteo del problema

En p ein as precedentes nos hemos ocupado de las ciencias naturales, de


sus problemas metodológicos y de su notable aptitud para explicar y pre­
decir los sucesos deí mundo. En el reino de la naturaleza los hechos pare­
cen estar sometidos a regularidades; descubrir las leyes que la gobiernan
nos permite explicar estos hechos y predecir con éxito acontecimientos
futuros.
No se discute que la Física, la Química y la Biología son efectivamente
ciencias y que la aplicación de métodos adecuados les ha permitido alcan­
zar un desarrollo asombroso,
Pero, ¿debemos suponer que la aplicación de éstos mismos métodos
resultará fecunda cuando abordamos aquellas disciplinas que se ocupan
del hombre, en su doble dimensión individual y social? ¿Sería razonable
trasladar a la Psicología, Sociología, Economía, etc. los métodos de las
ciencias naturales? Los pensadores denominados“ naturalistas” asilo creen
y están convencidos de que teda disciplina que pretenda considerarse cien­
tífica debe aplicar los mismos métodos de las ciencias que estudian la natu­
raleza.

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Sus críticos, anti-naturalistas, les plantean objeciones de este tipo:
dado que el hombre es un ser consciente, que tiene la capacidad de elegir
sus cursos de acción de acuerdo a objetivos adoptados libremente ¿qué
sentido puede tener formular leyes generales a partir de las cuales puedan
predecirse comportamientos futuros?1
Estos cuestionamientos han generado dudas respecto al carácter de las
ciencias que se ocupan del hombre, como veremos en las páginas siguientes.

L a tra d ic ió n n a tu ra lis ta

En el siglo pasado John Stuart Mili estaba firmemente convencido de


que una ciencia del comportamiento podía construirse siguiendo el mode­
lo de las ciencias naturales. Consideraba que el comportamiento humano
está causado por las creencias y deseos del sujeto y estimaba que tanto el
comportamiento como las causas que lo producen son hechos del mundo
natural Ellos están sujetos a regularidades causales susceptibles de des­
cubrirse por observación y generalización (método inductivo). No
desconocía la dificultad de predecir acciones humanas pero la atribuía a la
complejidad ce] objeto de estudio (el hombre) y no a diferencias
metodológicas entre la investigación del comportamiento y el estudio de
los fenómenos naturales.
En nuestro siglo Cari Hempel coincide con la posición naturalista de
Mili afirmando que la explicación y predicción en ciencias sociales tiene
la misma estructura lógica que en las ciencias naturales. El objetivo de las
ciencias sociales es descubrir las leyes que relacionan comportamientos y
creencias, y a partir de ellas explicar satisfactoriamente la conducta y pre­
decir con una aproximación razonable comportamientos futuros.

1. Véase lo señalado en el párrafo 8 acerca del problema de aceptar e! libre albedrío y


pretender establecer leyes generales que regulen el comportamiento.

270 Las r a íc e s y los fru tos


La tradición anti-naturalista

Otros pensadores insisten en subrayar lo que tiene de peculiar y especí­


fico ei comportamiento humano y su irreduetibílidad al pensamiento de
las ciencias naturales.
En el siglo pasado W. Dilthey distinguió las ciencias de la naturaleza
de las ciencias del espíritu (que algunos identifican con las ciencias
sociales), insistiendo que sólo en las primeras el objetivo es explicar en
tanto que en las segundas lo que se trata es de comprender. Un hecho de
la naturaleza se explica por referencia a leyes y condiciones iniciales; un
comportamiento se comprende cuando somos capaces de identificamos
con las creencias, objetivos y valores que lo inspiraron.
A mediados de este siglo Collingwood, siguiendo esta línea de pen­
samiento, establece una fuerte oposición entre el pensamiento histórico
(Antropología, Sociología, Economía) y las ciencias naturales que se ocu­
pan de los aspectos físicos deí mundo. Los hechos históricos están rela­
cionados con las acciones voluntarias de los hombres y se caracterizan por
tener simultáneamente una dimensión interior y una dimensiói^exterior en
oposición a los hechos de la naturaleza que sólo tienen una dimensión
exterior. Una descripción adecuada de una acción voluntaria requiere una
referencia a las creencias y deseos del agente y si se omite tal referencia
es imposible especificar de qué tipo de acción se trata. Una consideración
meramente extema de un comportamiento humano, por ejemplo, la
descripción bíblica de Abraham sujetando a Isaac y levantando hacia él un
cuchillo, admitiría distintas interpretaciones: podría caracterizarse como
un intento de asesinato, como una propuesta de someter a otro por la
fuerza o simplemente como un acto de crueldad. Es nuestra capacidad de
comprender, de hacemos cargo de la fe de Abraham y de su fidelidad
incondicional a la voluntad de Dios, la que nos permite interpretarlo como
un acto de sacrificio.
Comprender es ponerse en el lugar de otro, reproducir en nuestro inte­
rior las motivaciones y creencias de un sujeto o de un grupo social. En
oposición, para explicar un hecho en el mundo de la naturaleza, por ejem­
plo, las fases de la Luna, no necesito conocer deseos ni creencias;, basta

M e t o d o l o g ía d e l a s c ie n c ia s s o c a l e s 27}
(ener información sobre 3as masas del Sol, la Luna, la Tierra y sus
movimientos y posiciones relativas.
Las creencias y deseos son razones que dan significado a las acciones
pero no son causas en el mismo sentido en que hablamos de causas en el
mundo natural.
Posteriormente, Peter Winch discrepa parcialmente con ColJingwood
al insistir en que el comportamiento humano más que un comportamiento
causado por razones se entiende mejor como un comportamiento regido
por reglas, entendiendo por reglas no sólo las normas explícitamente for­
muladas en una sociedad, tal como “se debe pagar impuestos”, sino tam­
bién todas las convenciones y pautas de comportamiento social que
implícitamente reconocemos, como aquellas que regulan la forma acep­
table de comer, saludar o dirigirse a una autoridad en cada grupo social.
Las reglas constituyen el sentido de un comportamiento y se distinguen de
las leyes naturales porque a diferencia de éstas podemos desobedecerlas,
modificarlas y rechazarlas.
En 1975 CHfford Geertz, un antropólogo contemporáneo, insiste en
que el objetivo de las ciencias sociales no es formular explicaciones y
predicciones a la manera del modelo de Mili y Hempel sino interpretar el
flujo del discurso social. Para esto no sólo debemos tener en cuenta las
intenciones del agente sino también las reglas que operan en esa cultura y
el modo como se aplican dichas reglas. Comparte con Winch la convic­
ción de que esas reglas que constituyen la cultura no están escondidas en
la mente de los hombres sino que tienen un carácter público y el antropó­
logo puede descubrirlas por el análisis del discurso y la observación del
comportamiento.
Estos autores que hemos mencionado concuerdan con Dikhey en
reconocer métodos peculiares y específicos para estudiar el compor­
tamiento humano, así como también en considerar que las disciplinas que
lo estudian no tienen como objetivo la explicación por subsunción de los
hechos en leyes, ni tampoco la predicción.
Dejamos pendiente estas preguntas: ¿comprensión e interpretación,
son efectivamente métodos científicos que permiten un estudio sistemáti­
co del comportamiento humano, ya sea individual o social? En caso afir­
mativo, podemos considerar a la Psicología, a la Sociología y sn general

272 Las raíces y los frutos


a todas las ciencias humanas como disciplinas científicas aunque aborden
su objeto de estudio con procedimientos distintos a los que aplican las
ciencias naturales.
¿La unidad metodológica de todas las ciencias, es simplemente una
utopía?

La corriente hermenéutica

Hemos visto cómo para la corriente historicista, cuyo principal repre­


sentante es Dilthey, el método propio de las ciencias del espíritu es el
método comprensivo. Y que cuando hablamos de comprender una cultura,
lo que hacemos es interpretar lo que esa cultura produce.
Si bien “hem teneia” es una palabra griega que significa “inter­
pretación”, el término “herméneutica” como tal, aparece por primera vez
como título de un libro de L C. Dannhauer Hermenéutica sacra sive
methodus exponendarum sacrarum litteranan2 en 1654. Esta circunstan­
cia nos permite ver que el sentido más antiguo de la palabra es e f que hace
referencia a los principios de la interpretación bíblica.
Por "hermenéutica” se entendía el conjunto de reglas que rigen la
interpretación.
Cada disciplina del saber humano disponía de una hermenéutica propia
que fijaba entonces, los métodos, reglas y procedimientos que propor­
cionaba la interpretación. Así había una hermenéutica teológica que pro­
porcionaba las pautas para la exégesis3 de las escrituras sagradas, una
jurídica para interpretar los textos legales y una filológica para los textos
literarios especialmente del clasicismo grecolatino.
Por lo dicho hasta aquí parece que los textos son el objeto privilegia­
do del trabajo hermenéutico, dado que el paso del tiempo separa al texto

2. Hermenéutica sagrada o método que expone lo relativo a las Sagradas Escrituras.


3. Por “exégesis” se entiende el ejercicio de la compresión e interpretación de un
nuevo texto y por “método exegético”, d mòdo de proceder sistemáticamente sobre un
texto para comprendalo.

METODOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES 273


del autor y de su contexto de creación, dando lugar a un universo de
nuevas lecturas.
El cambio de rumbo operado en la historia de la hermenéutica será
algo que no trataremos aquí, limitándonos solamente a señalar los aportes
de Schleiermacher y Dilthey, considerados fundadores de esta corriente,
que más tarde será desarrollada en algunos de sus aspectos por Gadamer
dentro de la teoría contemporánea de la interpretación.

D e las hen n en éu tica s específicas a la herm enéutica u n iversal

Hasta entrado el siglo XJX nos encontramos con las hennenéuticas


especiales orientadas a la práctica interpretativa. Es con Schleiermacher
que se produce el giro hacia una nueva hermenéutica universal que de
razón de todo acto de comprensión, proponiendo hacia el año 1810 una
hermenéutica general, entendida como el arte de comprender mismo, que
sirva de base a las teorías y metodológias específicas que usaban Jas dis­
tintas disciplinas que se dedicaron a la interpretación de textos.
Schleiermacher se pregunta acerca del proceso por el cual en todos y
cada uno de los casos se realiza la comprensión, desplazando de este
modo el acento puesto en los textos particulares hacia las condiciones de
la interpretac.ón de los textos en general.
La comprensión es concebida en su estado puro y como un fenómeno
universal, por lo tanto no tiene en cuenta al analizarla ni los presupuestos y
los procesos previos que puedan intervenir para que ella se produzca, como
así tampoco los momentos posteriores de explicación y aplicación de lo
comprendido. Para ilustrar lo que se entiende por “aplicación de lo com­
prendido” imaginemos la siguiente situación. En un pueblo de la actualidad
se condena moralmente a una mujer por ejercer la prostitución. En el sermón
dominical el sacerdote lee un pasaje de la Biblia en el cual se narra el episo­
dio de apedreamiento a María Magdalena y la defensa de la misma llevada
adelante por Jesús ante sus agresores. Lo interpretado en el texto referido a
un acontecimiento del pasado se aplica a un hecho ocurrido en la actualidad
con el fin de que los fieles reflexionen sobre su conducta condenatoria.

274 Las raíces y los frutos


La hermenéutica se ocupará por lo tanto de las condiciones que hacen
posible la comprensión.
El proceso de comprensión es entendido como un diálogo entre autor
e intérprete. Como en todo diálogo aparece la posibilidad del malentendi­
do, que supone cierta incomprensión por paite del intérprete respecto a lo
que ha querido decir el autor en el texto. Según Schíeicrmacher, el malen­
tendido solamente puede ser resuelto cuando el intérprete aplica sobre el
texto reglas gramaticales que le permiten establecer comparaciones y
cuando recrea el proceso mental de creación que fue llevado a cabo por el
autor en el momento de producir el texto, captando así, su singularidad.

El circulo hermenéutica

La estructura de la comprensión es circular. ¿Qué significa ésto? Que


el significado va del todo4 a sus partes y de cada parre al todo. Entendemos
lo general a partir de lo singular y lo singular referido a lo general.
Tomemos como ejemplo las siguientes frases:

“Mi promesa sigue en pie”. v


“Cojean del mismo pie” .

El sentido de la frase (totalidad) lo entiendo cuando entiendo cada pa­


labra y el significado de “pie”, “en pie” (singular), lo entiendo en función
de la frase entera.
Otro ejemplo significativo es la percepción de una melodía. Necesito
escuchar todas las notas hasta el final de la frase musical para captar la
melodía; pero cada nota cobra sentido en la totalidad de la frase, por sus
relaciones de intervalo, duración, intensidad, dependencia de la tonalidad.
Un texto es una parte de una obra. Y un momento de la vida del autor
es una parte de la totalidad de su vida. La parte y el todo se apoyan mu­
tuamente en el plano tanto gramatical como psicológico.

4. Estamos usando aquí “todo” en ei sentido en el que usábamos contexto cuando ana­
lizábamos el problema de la ambigüedad.

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Una parte del texto se interpreta en relación con el conjunto de la obra
completa,- siguiendo las reglas generales y objetivas de la gramática traba­
jando comparativamente y este conjunto se comprende, a su vez, a partir
del conocimiento psicológico del autor, que permite al intérprete captar la
individualidad del autor por conjeturas,
¿Podemos o debemos decir que el círculo hermenéutico es un círculo
vicioso? La respuesta es no. El círculo vicioso es una operación lógica que
consiste en presuponer en las premisas la conclusión, en dar por sentado lo
que se trataba de demostrar. El circulo hermenéutico presupone algo, pero
no lo da por sentado. No se encierra en sí, se abre a la corrección y al
enriquecimiento.
La identificación del intérprete con el autor hace posible la compren­
sión del texto, es la llave que le permite acceder a lo que está significado
en él. El objetivo no es conseguir por lo tanto, solamente una adecuada
comprensión de la personalidad -del autor, desde un punto de vista psi­
cológico. Ambas facetas, tanto la gramatical como la psicológica tienen
un mismo valor. La comprensión designa la totalidad de este proceso y no
uno sólo de estos momentos.
Podríamos decir que en todo el discurso intervienen factores generales
(lenguaje) y factores individuales (pensamiento); por ello la comprensión
procede en dos momentos, el gramática] (en relación con el lenguaje) y el
de la interpretación psicológica (en relación aí pensamiento).
Ilustremos lo dicho tomando como ejemplo una de las estrofas del
canto XXXII/. de la 2o parte del Martín Fierro:

“Es el pobre en su orfandad


de la fortuna el desecho,
porque naides toma a pechos
el defender a su raza.
Debe el gaucho tener casa,
escuela, iglesia y derechos ",

La interpretación gramatical (uno de los momentos de la comprensión)


nos permite ver por comparación que esta estrofa está compuesta por seis
versos, al igual que las restantes que conforman el libro; que el uso de la

276 vLAS RAÍCES Y LOS FRUTOS


metáfora la inscribe dentro de) estilo del texto, abundante en metáforas,
que puede ser incluida como parte dentro del género gauchesco, etc. A su
vez, este conjunto es interpretado psicológicamente cuando el lector
(intérprete) recrea el estado mental del autor en el momento de crear el
texto y capta, por ejemplo, la intención político-pedagógica que tenía José
Hernández, y que se verá plasmada en el resto del poema.
Si la comprensión quedara reducida al momento gramatical, por ejem­
plo, tomando en cuenta solamente el estilo, se podría pensar que la poesía
gauchesca deriva de la poesía de los payadores. Pero si se toma la obra
como totalidad, nos daremos cuenta hacia el final de la misma (de la cual
forma parte la estrofa elegida) que se abordan temas más serios sobre los
cuales un payador nunca cantaría. La recreación de la psicología del autor
nos permite ver que aunque se imita el estilo de los payadores, la inten­
ción es la de un hombre culto que trata de defender un sector perseguido
y humillado como es el de los gauchos.
Si bien el lenguaje tiene una función mediadora, la comprensión es
siempre la comprensión de una individualidad, abordada como hemos
visto desde una perspectiva fuertemente psicológica. El texto es una
expresión individual del áutor. El intérprete puede recrear los estados
mentales del autor, sus creencias, sus intenciones, porque coiftparte una
vinculación previa en tanto individuo con los otros: comparte la vida. En
este modelo de comprensión el intérprete se hace coetáneo con el autor.
Otro aspecto importante en el pensamiento de Schleiermacher es que
el texto a interpretar no posee significado independiente de toda referen­
cia al autor, al intérprete y al acto mismo de comprender.
La comprensión es un movimiento circular “porque nada de lo que se
intenta interpretar puede ser comprendido de una sola vez”. Aun dentro de
la propia lengua, el lector tiene que empezar por hacer suyo el conjunto
lingüístico del autor a partir de sus obras y, aun más, las particularidades
de su intención.

La hermenéutica como método de las ciencias del espíritu: Dilthey

Durante la segunda mitad del siglo XIX, la hermenéutica irá perdien­


do el peso que había adquirido.

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La preocupación central de Dilthey es por un lado dar a las ciencias del
espíritu una sólida base científica, para lo cual es necesario desarrollar un
método que permita lograr interpretaciones objetivamente validas, y por
otro, mostrar que las perspectivas y métodos utilizados por las ciencias
naturales, caracterizados en aquella época por la abstracción y atempora­
lidad. no eran adecuados para aplicarlos al estudio del hombre.
En la Introducción a las Ciencias del Espíritu (1883) insiste en que los
objetos con los que trabajan ambos tipos de ciencias son diferentes. El
objeto de las ciencias humanas es “el hombre en sus relaciones sociales”,
es decir en su historia.
La historicidad es constitutiva del hombre y del mundo humano. Este
mundo histórico está conformado por individuos, que son los elementos de
la sociedad. Por una parte, el individuo se encuentra en continua interac­
ción con otros individuos, y por la otra, centrado en su propia interioridad,
donde indaga y reflexiona acerca de ese mundo de interacciones.
La diferencia fundamenta] entre las ciencias naturales y las ciencias del
espíritu consiste para Dilthey en que el objeto de estas últimas, no es exte­
rior al hombre sino intemo. No es captado a través de la experiencia exter­
na, sino a través de la experiencia interna o vivencia con la que el hombre
se capta a sí mismo.
Los hechos de la vida social son aprehendidos desde dentro. Yo vivo
en mí mismo y recibo en mí la vida de los demás; la naturaleza, en cam­
bio, es algo ajeno, exterior a mf, carente de toda interioridad.
La diferencia de los objetos con los que trabajan los dos grupos de
ciencias encuentra su raíz en la trama de las relaciones que el hombre esta­
blece entre sí y el objeto a estudiar. En las ciencias naturales, el científico
parte de las impresiones que recibe del mundo físico y establece rela­
ciones entre diversos elementos construyendo un orden extemo que se
articula en leyes, por lo cual el ideal de estas ciencias es la explicación.
Mientras que en las ciencias del espíritu el objetivo es la comprensión,
dado que parten de la relación inmediata con el objeto, caracterizada por
la interioridad, es decir, se incluye la referencia a la experiencia propia y
a la vida humana misma.
Para ilustrar lo que acabamos de exponer, remitámonos a los ejemplos
de explicación y de comprensión dados más arriba.

27S L as r a íc e s y l o s f r u t o s
Para Dilthey, e! mismo que conoce la historia es el que ia hace. La
ciencia de la historia es posible porque el hombre mismo es un ser históri­
co. No existe un sujeto general, sino solo sujetos históricos.
El problema epistemológico se centra en la siguiente cuestión: ¿Cuál
es la naturaleza del acto de comprensión que snbyace a toda ciencia sobre
el hombre?
El punto de partida de la comprensión es la experiencia vivida, pero
ésta en cuanto tal, es subjetiva. íntima e incomunicable, no permite fundar
por sí sola una ciencia. Por lo tanto, deberá estar conectada a otros ele­
mentos que nos permitan alcanzar un conocimiento objetivo y universal.
Dilthey sostendrá que esos elementos son la comprensión y la expre­
sión. A la experiencia viva personal está siempre unida la comprensión de
la experiencia vivida de un otro que captamos a través de lo que ese otro
expresa.
La vinculación entre vivencia, expresión y comprensión permite fun­
damentar las ciencias humanas.
No puedo penetrar directamente en la conciencia de otro individuo, es
preciso que éste exteriorice sus estados mentales, para que yo pueda
reproducirlos en mí, reconstruirlos con referencia a mi propia experiencia
vital y solo así pueda comprenderla. **
El hombre no comprende mediante la introspección solamente, sino a
través de las objetivaciones de la vida, precisa de las expresiones de estas
experiencias, que van desde las más espontáneas, como son los gestos y
las exclamaciones, hasta la más elaborada como es la expresión artística.
Junto al autoconocimiento se hace preciso el conocimiento de los otros, la
interpretación comprensiva de la vida ajena y en definitiva de la historia.
Autoconciencia y comprensión de otra vida no son separables.
Para comprender la cultura a través de sus productos, debemos inter­
pretarlos, utilizando la ciencia de la interpretación o hermenéutica, que se
constituye así, para Dilthey, en el método de las ciencias humanas.
Per otro lado, se hace necesario controlar los resultados de esta her­
menéutica, para garantizar su valor científico. La auténtica comprensión
se obtiene, si se siguen los rastros de las manifestaciones permanentes o
duraderas de la vida que se ven en la historia.

M e t o d o l o g ía d e l a s c ie n c ia s s o c ia l e s 279
Todo trabajo de interpretación no p u e d e o cu rrir sino con las o b je tiv a­
ciones de la vida. D ílthey señala: “llam am o s co m p ren sió n al p ro ce so en el
que, a p artir de m anifestaciones ex terio rizad as de la v id a del esp íritu , ésta
se hace p rese n te al conocim iento” y d efín e la h erm en éu tica co m o “la doc­
trina del arte de com prender las m an ifesta cio n es de la v id a ” .5
Eí p ro b lem a herm enéutico reside en la b ú sq u e d a d e un punto de enlace
cien tíficam en te válido entre el p rese n te del in té rp re te y el p asado del texto.
E ste punto no se puede encontrar en -una p u ra co m p ren sió n libre de p re­
supuestos. S iem p re tiene lugar dentro de una tram a, un co n tex to de rela­
ciones dentro d e la v id a (relación d e la p arte al todo). U n a com prensión que
no esté arraigada en la experiencia de la vida, no sirve para las ciencias
hum anas. E sta unión se consigue a trav és del circulo hermenéutico.
D iíth ey ve el círculo herm enéutico co m o u n a estru c tu ra de relació n
entre las ex p resio n es individuales h istó ricas y el co n tex to vital del q u e su r­
gen. P o r lo tanto e! intérprete que siem pre co m p re n d e las ex p resio n es de
la ex p erien cia histó ric a de una in d iv id u alid ad se ub ica en el m ed io h istóri­
co en q u e surgieron para tratar de co m p ren d erlas y, p o r otro lad o , d eb e
hacerlo a p artir d e su propia vida, es d ec ir d e su p ro p ia in d iv id u alid ad .
El p u en te q u e une la distancia en tre in térp rete y au to r es la v ida
hum ana un iv ersal d e la que p articipan am bos.
D ice D ílth ey : “L a posibilidad de la in te rp re tac ió n universal v álid a
pu ed e ser d eriv a d a de la naturaleza d e la co m p ren sió n . E n ésta la p erso ­
nalidad del in térp rete y del autor no se hallan fren te a frente co m o dos
hechos irr: onciliables: am bas se h an fo rm ad o so b re la base de la n atu ra­
leza h u m a n a u n iv ersal, y a través de ésta es p o sib le la c o n v iv en c ia d e los
hom bres en tre si en el h ab la y la co m p re n sió n ” .
D e la m ism a m anera que n o pu ed o p en e trar en la interioridad de las
vivencias de otro individuo sin que m edie la exteriorización (expresiones,
obras), p a ra p o d er reconstruirlas con referen cia a mi p ro p ia ex periencia vital
debo com prender el significado de un determ inado sistem a cultural a través
de las expresiones d e las interacciones realizadas entre los individuos.

5. E n el b o rra d o r p a ra Ja o b ra El nacimiento de la hermenéutica, ( P r o p .l) y (P ro p .4 ).

280 . LAS RAÍCES Y LOS FRUTOS


Para justificar epistemológicamente a las ciencias de] espíritu, Dílthey
a pesar de haber afirmado la variedad de la vida y de sus formaciones,
sostiene la existencia de una naturaleza humana común, que es siempre la
misma.
Naturaleza y vida humana son algo universal i iás allá de lo individual
que caracteriza al hecho histórico, que por el hecho de serlo es necesaria­
mente un momento único e irrepetible.
Esto es lo que permite queel intérprete, que forma con el autor parte
de esa vida universal pueda ponerse en eí lugar de la vida mental del otro,
esto es, revivir y reproducir la experiencia ajena.
El mundo histórico va a terminar así, siendo entendido como un texto
a descifrar. En el texto se descubre una expresión y en esta expresión se
descubre la vida, donde lo extraño del pasado se hace familiar.
Por lo dicho hasta aquí, vemos que Dílthey no supera el acto de la
comprensión como aquel acto en el cual se reconstruye el estado psi­
cológico de los sujetos.

L a su p era ció n d e l p sico lo g ism o : G adam er

La comprensión para Gadamer ya no será una noción psicológica.


Desligada de toda percepción de una conciencia extraña cuyos estados
mentales hay que interpretar, formará parte de un proceso histórico junto
a la interpretación.
La compresión estará relacionada con el problema del lenguaje que es
entendido como el medio universal en el que se despliega toda experien­
cia de sentido. La comprensión que un hombre pueda tener de su situación
y sus proyectos, sólo puede interpretarse dentro de la articulación del
lenguaje.
Gadamer dice6 : “el conocimiento que el hombre tiene del mundo está
mediado por el lenguaje. Una primera orientación en el mundo se realiza
ya en el aprendizaje del habla...” El pensamiento individual e incluso la

6. En Verdad y Método II, Salamanca, Ediciones Sígueme, 1993.

M e t o d o l o g ía d e l a s c ie n c ia s s o c ia l e s 281
vida toda del individuo están esencialmente determinadas por el lenguaje,
en el sentido de que el aprendizaje del habla no incorpora meramente pa­
labras sino también valores, creencias, maneras de entender la realidad
que constituyen una verdadera cosmovisión. A través del lenguaje nos
comprendemos a nosotros mismos y a la totalidad del mundo.
La otra nota distintiva en el tratamiento que hace Gadamer del fenó­
meno de la comprensión reside en su carácter prejudicial. No hay posibi­
lidad de que exista una interpretación libre de prejuicios.
El prejuicio tiene aquí un carácter positivo, simplemente afirma su
anterioridad respecto a un juicio definitivo, verdadero o falso. No tiene
connotación alguna de valor. Es importante recordar que el Huminismo
había visto al prejuicio peyorativamente, entendiéndolo como presupuesto
infundado y falso. Esta idea, también estaba presente en Schleiermacher,
al proponer como objeto de la hermenéutica la comprensión en estado
puro, sin tener en cuenta el antes y el después de la misma.
Para Gadamer, por el contrario, toda comprensión histórica parte de
una precomprensión (que son los esbozos de sentido con que el intérprete
se enfrenta al texto y aquello en lo que los prejuicios consisten), y termi­
na en la aplicación de lo comprendido. Por ejemplo: cuando el juez inter­
preta el Código Civil y aplica lo comprendido a un caso particular, a través
del dictado de una sentencia.
Los prejuicios no pueden ser eliminados. El problema hermenéutico
consiste en mostrar por qué son necesarios para que se produzca la com­
prensión y, entonces poder distinguir los que son verdaderos de los falsos.
El intérprete cuando comprende el pasado siempre está guiado por sus
prejuicios, que son el resultado de su existencia histórica.
El otro concepto que la hermenéutica gadameriana procede a restituir
es el de la tradición. No podemos desligamos de ella, vivimos en ella.
La comprensión del pasado no es posible sin la referencia al presente.
El intérprete no puede deshacerse de su presente y pretender reproducir
objetivamente la historia. Los presupuestos y prejuicios conforman la rea­
lidad histórica del intérprete que vienen dados por la tradición del pasado.
La tradición es el horizonte en el que nos movemos, el medio vital del
que recibimos estímulos y conceptos que hacen posible ¡a comprensión,
según Gadamer, tanto en las ciencias humanas como en las naturales.

282 La s r a íc e s y lo s frutos
E) intérprete se pone en contacto con ima realidad, que por ser históri­
ca se manifiesta hecha lenguaje en una tradición escrita; pero ésta se le
presenta ajena y extraña a su mundo de relaciones. A diferencia de lo que
veíamos en Schleiermacher, esta extrañeza no se debe a la individualidad
del autor, sino a la distancia temporal que aleja al intérprete de la realidad
que se manifiesta en el texto.
La distancia temporal es un elemento básico del proceso de compren­
sión, la función hermenéutica de la misma reside en permitir situar al texto
a la distancia debida, como para que ni la proximidad ni su lejanía hagan
perder su sentido verdadero. Es decir, permite que desaparezcan aquellos
prejuicios que no eran apropiados a la interpretación y que surjan los que
abren el camino de la comprensión.
La comprensión no crea el sentido, lo deja aparecer. El diferenciar lo
propio y lo otro de cada época, extraer el verdadero sentido oculto en un
texto, no es una obra acabada. Cualquier interpretación del pasado nace en
el tiempo del presente, dentro de una trama de ideas preconcebidas, que
determinan la diferencia entre presente y pasado. El intérprete de la histo­
ria trata, a partir de la tradición, de entender el pasado y comprender su
presente. „
Por ultimo, Gadamer integra la aplicación como un elemento constitu­
tivo más del proceso comprensivo. La función consiste en adaptar el senti­
do de un texto a la situación concreta en la que se habla, trasladar al mundo
conceptual actual lo comprendido en un texto perteneciente a un mundo
extraño de ideas.
La tarea de traducir (tarea interpretativa) un texto de una lengua a otra
no consiste en reemplazar mecánicamente conceptos y términos sinóni­
mos; sino un trabajo de mediación entre dos mundos, alejados entre sí y
reflejados en las respectivas estructuras del lenguaje.
Para Gadamer el proceso de comprensión es integrador, no se reduce
como en Schleiermacher a la mera reconstrucción que no toma en cuenta
ni la tradición ni el presente del intérprete.
Tanto en la hermenéutica jurídica como en la bíblica se conservó la
función hermenéutica de la aplicación. Sus textos no son vistos como
simples documentos del pasado sin vigencia actual, les interesa, como

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hemos visto en el caso de la jurisprudencia, la fuerza legal que permite
tomar en el presente decisiones legales válidas.
Todo acto de comprensión o interpretación (que para Gadamer son
identificables) implica, por un lado que el fenómeno que se comprende
deja de presentarse como algo ajeno y extraño al intérprete transformán­
dose en algo familiar; y, por el otro, la comprensión es posible porque
tanto el fenómeno comprendido como el intérprete que lleva a cabo la
comprensión no son ajenos porque están relacionados desde un comienzo.
Ambos son parte de un proceso histórico y de una tradición cultural que
Gadamer llama “historia afectiva”.
Asi, esta corriente hermenéutica contemporánea no solamente supera
las posiciones psicológicas anteriores, que veían en la relación intérprete-
autor una relación de “afinidad”, sustituyéndola por la de pertenencia a
una “historia afectiva”, sino también desarrolla una visión anti­
metodológica. La comprensión no es un método, como buscaba Dilthey,
que pueda completar los métodos de las ciencias naturales. Gadamer
busca en la comprensión que un hombre toma de su tradición histórica y
en el ejercicio del gusto en materia estética las dos grandes modalidades
del comprender irreductible a toda metodología en el sentido de la ciencia
moderna.
No obstante la pretensión anti-metodológica con que Gadamer presenta
su posición hermenéutica, desde distintas disciplinas sociales la han toma­
do un como método adecuado para el abordaje de su objeto de estudio.

284 Las r a íc e s y l o s f r u t o s

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