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En el siglo XVII empieza la decadencia del imperio hispánico, las causas son exteriores e
interiores. Causas exteriores son la pérdida de territorios en Europa por derrotas entre Francia,
Inglaterra y Holanda que le quitaron protagonismo.
Como causas interiores el endeudamiento de la Hacienda pública, el mal gobierno de los reyes
que además malgastaron los recursos que llegaban de América, y el predominio social de los
grupos privilegiados.
b) La quiebra financiera.
La mayor parte de los metales preciosos que llegaban de América se iban para pagar los ejércitos
que estaban en guerra en Europa y los productos que se compraban del exterior.
Cuando las minas empezaron a agotarse y no llegaban tantos metales, la monarquía no tuvo
dinero para pagar y tuvieron que pedir préstamos a banqueros extranjeros que luego exigían
intereses, lo que les hizo aumentar los impuestos para poder pagarlos.
No consiguieron recaudar suficiente dinero y la Hacienda se declaró en bancarrota al ser
imposible pagar sus deudas.
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2. La pérdida de la hegemonía en Europa.
Los reinados de los Austrias se enfrentaron a la crisis económica, los problemas militares y
políticos. En el exterior sufrieron el fracaso de los tercios (ejércitos españoles), y la derrota en la
Guerra de los Treinta Años. En el interior, el plan del conde-duque de Olivares de centralizar el
poder provocó una grave crisis.
El programa de Olivares.
El conde duque quiso aumentar el poder del rey y tener más recursos económicos y militares.
Para ello inició un programa de reformas que quería integrar todos los reinos en un Estado con
las mismas leyes e instituciones. Para ello se creó la Unión de Armas con la que cada territorio
debía contribuir con tropas e impuestos para defender el imperio.
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3. Privilegio social y mentalidad rentista.
En la sociedad estamental era muy difícil progresar por lo que aumentó el número de mendigos.
España no supo aprovechar la oportunidad de las riquezas de América y la situación de la
mayoría de la población empeoró, vivían en condiciones de supervivencia o en la marginalidad.
Las viviendas no tenían agua corriente, servicios sanitarios y se iluminaban con candiles y velas.
La dieta apenas cambió aunque se incorporaron productos americanos tras el descubrimiento
de América (cacao, tabaco, café, patata, tomate…).
Había diferencias entre las casas de los estamentos privilegiados y de los grupos populares. La
alta nobleza vivía en palacios, el resto de privilegiados vivían en casas de piedra o ladrillo con
fachadas y rejerías en las ventanas. Había pocos muebles y las paredes se cubrían con tapices.
Las casas de las clases humildes eran sencillas con una sola dependencia que era zona de
reunión, cocina y sala, a veces había una habitación para dormir.