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Derecho y Justicia

Nº 4, 2014
ISSN: 0719-6377 / pp. 139-147

Las manifestaciones del principio


protector laboral sólo son aplicables en
beneficio del trabajador
Felipe A. Quiroz Domingo*1

Recibido: 21 de mayo de 2014 · Aceptado: 9 de julio de 2014.

Resumen
El principio protector que inspira el Derecho del Trabajo, cuya
aceptación es absoluta den-tro de la doctrina, es objeto de con-
troversia respecto a la forma de su aplicación, y la de sus diver-
sas manifestaciones o técnicas. Esto es de especial relevancia en
el caso de lo dispuesto por el artículo 459 nº5 del Código del
Trabajo, que permite fundar una sentencia laboral en base a los
principios laborales, incluso en oposición a alguna norma legal.
Sin embargo, existe jurisprudencia nacional que ha aplicado las
diversas manifestaciones del principio protector para rechazar
pretensiones de los trabajadores. Este trabajo sostiene que las
distintas manifestaciones, técnicas, criterios o reglas emanadas
del llamado principio protector pueden ser aplicados sólo en be-
neficio de los trabajadores.
Palabras clave: Principio protector; derecho laboral; principios
del derecho.

The expressions of the protective principle in labor


law are applicable only for the benefit of the worker

Abstract
The protective principle behind Labor Law, of wide acceptance
within scholarship, is subject of controversy in relation to how it

*1 Abogado, Universidad de Chile. Magíster en Derecho Laboral, Universidad


Adolfo Ibáñez. Correo electrónico: fquirozdomingo@gmail.com

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is applied and its various manifestations and techniques. This is


particularly relevant in the case of the provisions of article 459,
number 5, of the Chilean Labor Code, which allows court ru-
lings to be grounded on labor principles, even in opposition to
legal rules. However, in some cases the various manifestations of
the protective principle have been applied in order to reject the
claims of workers. This paper argues that the different manifes-
tations, techniques, criteria or rules that stem from the protecti-
ve principle can be applied only for the benefit of workers.
Key words: Protective principle; Labor law; Legal principles.

Principios del derecho

Dentro del estudio del derecho es posible identificar principios


de carácter general, cuya aplicación es transversal a las distintas
ramas del ordenamiento jurídico. Su construcción o elaboración
se puede deber a la doctrina nacional o internacional, producto
de largos años de debate en organismos especializados o en la
aplicación de los tribunales de justicia.
Por “principios” podemos entender, siguiendo a Dworkin,
aquellos estándares que han de ser observados, no porque favo-
rezcan ventajas económicas, políticas o sociales, sino porque son
una exigencia de la justicia, la equidad o alguna otra dimensión
de la moralidad.1
A su vez, para el tratadista uruguayo, Américo Plá, son aque-
llas líneas directrices que informan algunas normas e inspiran
directa o indirectamente una serie de soluciones por lo que pue-
den servir para promover y encauzar la aprobación de nuevas
normas, orientar la interpretación de las existentes y resolver los
casos no previstos.2
La función que cumplen los principios generales es diversa,
inspiran al legislador al momento de crear las normas, orientan


1
Dworkin (2014), p. 118.

2
Plá (2000), p. 33.

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al Juez en su interpretación, y por último son un mecanismo de


integración, al dar respuesta ante la ausencia de norma que re-
suelva el caso concreto.

1. Principios del derecho laboral

En el derecho laboral, hablamos, a mi juicio, de dos grandes


principios, los cuales son propios y autónomos, pues no se tra-
tan de manifestaciones de los principios generales del derecho ni
tampoco pueden pensarse en relación de género y especie.3
En el derecho colectivo se encuentra el llamado principio de la
libertad sindical, principio que más que consistir en una libertad,
es posible entenderlo como un derecho que comprende la facul-
tad de constituir sindicatos, así como la tutela y promoción de la
“actividad sindical”, con el fin de lograr una efectiva defensa de
los intereses representados por la organización.4
En las relaciones individuales de trabajo, nos encontramos ante
el principio protector o de protección, que se refiere al criterio fun-
damental que orienta al derecho laboral, ya que éste, en lugar de
inspirarse en un propósito de igualdad, responde al objetivo de es-
tablecer un amparo preferente a una de las partes: el trabajador.5
Respecto al principio protector, cuya aceptación es absoluta
dentro de la doctrina, existe gran controversia respecto a la for-
ma de su aplicación, y la de sus diversas manifestaciones o técni-
cas, todo lo cual resulta de gran relevancia resolver debido, entre
otras cosas, a lo dispuesto por el artículo 459 Nº5 del Código del
Trabajo, que permite fundar una sentencia laboral en base a los
principios laborales, incluso en oposición a alguna norma legal.6
El inconveniente resulta ser que existe jurisprudencia nacional
que ha aplicado las diversas manifestaciones del principio protec-
tor para rechazar pretensiones de los trabajadores.

3
Lanata (2009), p. 46.
4
Gamonal (2002), p. 56.
5
Plá (2000), p. 38.
6
Lanata (2009), p. 47.

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El presente trabajo tiene por finalidad argumentar y sostener


que las distintas manifestaciones, técnicas, criterios o reglas
emanadas del llamado principio protector del derecho laboral,
sólo y exclusivamente pueden ser aplicados en beneficio de los
trabajadores, no siendo posible su invocación o aplicación en per-
juicio de sus pretensiones.
Ahora bien, para efectos de acotar el presente tema, desarro-
llaré la tesis en relación a la “irrenunciabilidad de derechos” y la
“primacía de la realidad”, pues ambos poseen un reconocimiento
diverso en nuestra legislación laboral.
Respecto al primero de ellos, el artículo 5º del Código del ramo
lo consagra de forma explícita, adquiriendo la calidad de princi-
pio positivo en el orden laboral chileno; en cambio la primacía de
la realidad se trata de un principio implícito, que puede inferirse
del examen de los artículos 3º letra a) y b), 4º, 7º, 8º y 9º del
Código laboral, siendo necesaria su reconstrucción dogmática.7

2. Argumentos a favor de la aplicación exclusivamente pro


operario

Un primer argumento a favor de esta postura, es que las ma-


nifestaciones del principio protector tienen una finalidad clara y
reconocida, y no es otra que buscar consolidar la vocación de tu-
tela y protección del más débil que tiene el derecho laboral.8 No
es posible desconocer que la primera finalidad del derecho del
trabajo, históricamente determinante, es la protección de los asa-
lariados contra todas las formas de explotación de las que pueden
ser objeto. Así lo proclama la propia Constitución de la Organiza-
ción Internacional del Trabajo; el trabajo no es una mercancía.9
Ergo, existe una profunda diferencia con el derecho común, pues
mientras en este último es una preocupación constante la pari-
dad jurídica entre los contratantes, en el derecho laboral, por el

7
Lizama y Ugarte (1998), pp. 107 y 108.
8
Gamonal (2008), p. 104.
9
Javillier (2007) p. 92.

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contrario, se protege a una de las partes para lograr una igualdad


sustantiva y real entre las mismas.10
En base a ello es posible afirmar que por ser dichas técnicas o
criterios manifestaciones directas del principio protector del de-
recho laboral, su aplicación debe ser siempre a la luz y al amparo
de él. Esto se traduce, en definitiva, en la imposibilidad de aplicar
las manifestaciones de dicho principio en contra de las preten-
siones de los trabajadores, pues sin lugar a dudas la idea central
o línea directriz y matriz del derecho del trabajo es la protección
del trabajador.11 Sobre esta idea, algunos autores hablan de un
“amparo preferente” al trabajador que es erigido como principio
rector de toda la disciplina.12
En el caso de la “irrenunciabilidad de derechos” el fundamen-
to de sostener su sola aplicación al trabajador, radica, además de
ser manifestación directa del principio protector, en un elemento
objetivo, pues se fundamenta en la propia naturaleza de las nor-
mas laborales, sea que se vincule con el carácter imperativo o con
el carácter de orden público de dichas normas.13
Es este fundamento jurídico-público en virtud del cual se esta-
blece la mayor parte de las leyes laborales con el fin de establecer
condiciones mínimas para la protección de la vida y salud no sólo
de su persona, sino de su familia y de la sociedad toda.14
Un reforzamiento a este fundamento lo encontramos en Tha-
yer y Novoa, quienes piensan que la irrenunciabilidad de los
derechos laborales, en cuanto institución, ha sido establecida a
favor de aquellos que benefician al trabajador. Para ellos ha sido
forjada la norma en los ordenamientos positivos; sólo muy ex-
cepcionalmente en doctrina se ha planteado el problema de la
irrenunciabilidad a favor del acreedor del trabajador.15
Un segundo argumento, lo podemos obtener en el Derecho
Civil, donde los artículos 1545 y 1546 inciso final, establecen que

10
Santero-Passarelli, citado por Gamonal (1998), p. 133.
11
Gamonal (2008), p. 105.
12
Barbagelata (1995), p. 20.
13
Plá (2000), p. 48.
14
Lanata (2009), p. 49.
15
Thayer y Novoa (2008), p. 24.

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todo contrato es una ley para las partes que lo celebran, y que no
obligan sólo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación. Es-
tos artículos son la base de la construcción en la jurisprudencia
administrativa, respecto a las llamadas “cláusulas tácitas” de los
contratos individuales de trabajo, que son deducibles de la pri-
macía de la realidad, sumado a la consensualidad y naturaleza
de la obligación existente en todo contrato de trabajo, que tal y
como dijimos en palabras de Javillier, no puede ser considerado
una mercancía. Así las cosas, se debe entender a la luz del prin-
cipio protector, que toda aplicación de la primacía de la realidad
opera siempre y cuando existan, en los hechos, modificaciones a
lo convenido formalmente por las partes y que sean favorables al
trabajador, evitando así abusos en la materia.16
Otro punto a tratar es el buen entendimiento del contrato de
trabajo como un “contrato - realidad”, como lo señala doña Ga-
briela Lanata en palabras del profesor De la Cueva,17 en donde no
siempre lo acordado formalmente se conlleva con lo que realmen-
te sucede. Así las cosas, puede ser posible que el empleador pre-
tenda invocar esta manifestación del principio protector a favor
de sus pretensiones, por resultarle más beneficiosa la realidad de
los hechos que el acuerdo suscrito con el trabajador. Posibilidad
que debe ser rechazada de plano, pues es conocido que quien
domina los hechos es el empleador y no el trabajador, en virtud
de la potestad de mando y disciplina que ostenta, por lo cual si
se aplica a favor del empleador se beneficiaría de su propio dolo,
lo cual no es tolerable en derecho, ya que en palabras de Plá, el
principio de la primacía de la realidad no puede justificar, dis-
culpar u homologar el incumplimiento del derecho, invocando la
efectividad de la infracción.18
De esta afirmación es posible colegir el último argumento a
favor del presente ensayo, consistente en la objetividad de la apli-
cación de la primacía de la realidad. Esto se debe a la posibilidad
real del llamado fraude a la ley, en donde se busca transgredir

16
Gamonal (2008), p. 121.
17
Lanata (2009), p. 50.
18
Gamonal (2008), p. 122.

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de manera encubierta, con malicia y engaño la normativa vigen-


te. Sin embargo, en materia laboral, y en vista de las diversas
potestades que le reconoce el derecho al empleador, es posible
afirmar que nunca la realidad del contrato de trabajo sucede a
espaldas del empleador, donde las relaciones son, por regla gene-
ral, verticales;19 ergo, la primacía de la realidad opera de mane-
ra objetiva sin importar la intencionalidad, siendo precisamente
esta objetividad elemento convincente de la aplicación exclusiva
de la primacía de la realidad en beneficio del trabajador.
No obstante lo planteado, es necesario tener en cuenta que el
principio de protección considera la continuidad de la empresa
y el lucro del empleador, reconociendo un resguardo de las pre-
tensiones del empleador, denominado en palabras de Lyón-Caen,
como protección flexible del operario.20 Al respecto es imposible
negar las facultades y derechos que posee el empleador en la em-
presa, no obstante es este mismo poder el que genera la debilidad
del trabajador ante él, y su consecuente necesidad de mecanismos
de protección establecidos en su solo beneficio. En palabras de
Gamonal, si la potestad/competencia del empleador se encuentra
estatuida directamente por el legislador, es lo que justifica que la
misma normativa laboral le imponga límites intensos.21
Otra posible argumentación en contra de lo planteado, se pue-
de elaborar a partir de ciertos principios que se han denomina-
do como laborales, cuya aplicación se realiza tanto a favor de las
pretensiones del trabajador como del empleador. Buen ejemplo
es el llamado principio de buena fe, el cual según Plá tiene un sig-
nificado especial en la relación laboral, debiendo considerarse la
buena fe “objetiva”, siendo aplicable a ambas partes del contrato
de trabajo.22 Empero, la refutación a dicha idea, en palabras de
Gamonal, es que el principio de la buena fe es trascendental en
el derecho laboral, pero no lo considera un principio propio de
dicha rama con tal entidad que sirva para particularizarla.23 Por
supuesto, la aplicación del principio de la buena fe pertenece a

19
Gamonal (2008), p. 123.
20
Gamonal (2008), p. 105.
21
Gamonal (2010), p. 61.
22
Gamonal (2008), p. 129.
23
Gamonal (2008), p. 129.

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todo el ordenamiento jurídico, pero es errado atribuirle la natura-


leza de principio propio del derecho del trabajo.
Lo mismo ocurre, en diversos fallos, donde erradamente se
aplican supuestos principios laborales contra las pretensiones de
los trabajadores, denominación que a todas luces resulta equívo-
ca pues responden a principios generales del derecho que por su-
puesto tienen aplicación en esta rama, pero que no contravienen
ni resultan un argumento contrario a la presente tesis.

3. Conclusión

A modo de conclusión, es posible sostener que el buen en-


tendimiento del principio protector configura el mejor argumento
para validar la tesis planteada; es más, muchas veces la funda-
mentación del principio protector se confunde con la de la propia
razón de ser del Derecho del Trabajo,24 lo que se refleja en estas
palabras: “El derecho del trabajo, como diría Savigny, continúa vi-
viendo en la conciencia popular y así tiene que ser, porque ningu-
na rama jurídica, en ningún tiempo, ha estado tan estrechamente
vinculada a la vida del pueblo como el Derecho del Trabajo. La
misión del intérprete ha de consistir, pues, en conservarle ese
carácter y por ello la primera y a la vez regla básica de interpreta-
ción del Derecho del Trabajo consiste en juzgarlo en acuerdo con
su naturaleza, esto es, como estatuto que traduce la aspiración de
una clase social para obtener, inmediatamente, un mejoramiento
en sus condiciones de vida.”25

Referencias

Ackerman, Mario y Tosca, Diego (2005). Tratado de Derecho del Traba-


jo. Rubinzal-Culzoni: Buenos Aires.
Barbagelata, Héctor Hugo (1995). El particularismo del derecho del tra-
bajo. Fundación de Cultura Universitaria: Montevideo.

Ackerman y Tosca (2005), p. 319.


24

Thayer y Novoa (2008), pp. 26 y 27.


25

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Dworkin, Ronald (2014). “¿Es el derecho un sistema de normas?”, en


Ronald Dworkin (comp.), La filosofía del derecho. Fondo de Cultura
Económica: México.
Gamonal Contreras, Sergio (1998). Introducción al Derecho del Trabajo.
Conosur: Santiago.
Gamonal Contreras, Sergio (2002). Derecho Colectivo del Trabajo.
LexisNexis: Santiago.
Gamonal Contreras, Sergio (2008). Fundamentos de Derecho Laboral.
LexisNexis: Santiago.
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Javillier, Jean Claude (2007). Derecho del Trabajo. Fundación de Cultu-
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Lanata Fuenzalida, Gabriela (2009). Contrato Individual de Trabajo. Le-
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Lizama Portal, Luis y José Luis Ugarte Cataldo (1998). Interpretación y
derechos fundamentales en la empresa. Conosur: Santiago.
Plá Rodríguez, Américo (2000). Curso de Derecho Laboral, tomo I. Edi-
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Thayer Arteaga, William y Patricio Novoa Fuenzalida (2008). Manual
de Derecho del Trabajo. Editorial Jurídica de Chile: Santiago.

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