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Tomado de:

http://www.conocimientosfundamentales.unam.mx/vol2/filosofia/anexo/t01/0103b.html

Elisabetta Di Castro Stringher (coordinadora)

El argumento

La argumentación forma parte de nuestra vida, frecuentemente argumentamos en las


discusiones con amigos, familiares y otras personas con las que intercambiamos ideas. Por
ello es importante saber cómo argumentar y cómo reconocer los argumentos de otras
personas.

Argumentamos con el propósito de ofrecer razones en favor o en contra de una propuesta,


para sostener una opinión o rebatir la contraria, para defender una tesis, para disipar una duda
o para apoyar una creencia. También argumentamos cuando aducimos valores o motivos para
mover en cierta dirección el ánimo de una persona o de un auditorio, cuando queremos
justificar con razones una decisión, cuando queremos descartar una opción.

En este tema con el que iniciamos el análisis de la argumentación, nos servirán como guía las
siguientes preguntas: ¿qué es un argumento?, ¿cuáles son sus partes? y ¿cómo podemos
construir un buen argumento?

1. Caracterización del argumento


1
Es importante que aprendamos a identificar qué es un argumento ​, ya que este conocimiento
nos ayudará a desarrollar destrezas que nos permitirán presentar pruebas para apoyar lo que
sostenemos y darnos cuenta de la forma como otras personas defienden o apoyan sus tesis o
sus creencias.

Un ejemplo de un argumento es el siguiente: "Como el precio de los departamentos es caro y


los intereses son altos, hoy es un mal momento para comprar un departamento"

Este argumento podemos clarificarlo de la siguiente manera:

(1) El precio de los departamentos es caro

(2) Los tipos de interés son altos

(3) Por lo tanto, hoy es un mal momento para comprar un departamento

(1) y (2) constituyen las premisas y (3) constituye la conclusión.

Como podrás observar, en este argumento podemos distinguir dos partes, las afirmaciones
mediante las cuales ofrecemos nuestras razones, (1 y 2) se llaman premisas y la afirmación a
favor de la cual damos razones (3) se llama conclusión.

Las afirmaciones que forman parte de este argumento o razonamiento se llaman


proposiciones, son importantes porque son las unidades que utiliza la lógica para formar
argumentos.

1​
Gregorio
​ Fingermann, ​Lógica y teoría del conocimiento, México, El Ateneo, 1977, p. 10.,
Una proposición es un enunciado en el que se afirma o niega algo de algo, siendo por ello
susceptible de ser verdadero o falso. En nuestro lenguaje las proposiciones se expresan
mediante oraciones declarativas.

En el argumento anterior, tenemos las siguientes proposiciones:

El precio de los departamentos es caro. (premisa)

Los tipos de interés son altos. (premisa)

Hoy es un mal momento para comprar un departamento. (conclusión)

Con estos elementos podemos ahora definir lo que es un argumento. Un argumento es un


conjunto de dos o más proposiciones relacionadas de tal manera que las proposiciones
llamadas premisas apoyan a la proposición llamada conclusión. Otra manera de caracterizar
un argumento es definirlo como un conjunto de enunciados declarativos, uno de los cuales se
designa como la conclusión y los otros como las premisas.

2. Estructura del argumento

Todo argumento posee una estructura que está formada por las premisas y la conclusión. Sin
embargo, tomada aisladamente ninguna proposición es en sí misma una premisa o una
conclusión.

Una proposición es una premisa sólo cuando aparece como un supuesto de un razonamiento y
una proposición es una conclusión cuando aparece en un razonamiento en el que se afirma que
se desprende de las proposiciones que aparecen como premisas.

En los argumentos existe una conexión lógica o un paso de las premisas a la conclusión, esa
conexión se llama inferencia y sobre ella se apoya el argumento.

Los argumentos son relevantes para persuadir y demostrar. Las proposiciones son
afirmaciones importantes para la estructura lógica del discurso. Una proposición puede
expresar una verdad y no convencer a nadie.

Nos preguntaremos ahora ¿cómo podemos reconocer premisas y conclusiones?

No siempre es fácil identificar las premisas y la conclusión en los argumentos. A veces las
premisas y la conclusión se encuentran entremezcladas, de tal manera que es necesario
aprender a reconocerlas.

Nicolás Capaldi, en su obra Cómo ganar una discusión, nos proporciona reglas que nos
pueden ser útiles para identificar premisas y conclusiones. Veamos las siguientes:

Regla 1. No identificar premisas y conclusiones por su contenido

Regla 2. No identificar premisas y conclusiones por su posición o ubicación dentro de un


párrafo. Por diversas razones premisas y conclusiones pueden aparecer en cualquier lado.

Regla 3. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una proposición


significa que dicha proposición entraña una conclusión: por lo tanto, por ende, así que, de ahí
que, en consecuencia, se deriva, por consiguiente, como resultado, luego, entonces, llegamos a
la conclusión.

Regla 4. La aparición de la siguiente palabra o palabras al comienzo de una proposición


significa que dicha proposición entraña una premisa: puesto que, ya que, como, en tanto que,
dado que, por cuanto, viendo que, a partir de, porqué, y, sea como fuere, pero, en efecto.

Regla 5. Es conveniente poner de manifiesto las premisas y conclusiones implícitas o


faltantes.

Analicemos el siguiente ejemplo: Fox es un extranjero, así que no se le permite votar.

Podemos identificar a la conclusión como la parte que sigue a la partícula así que, de tal
manera que la primera parte constituye una premisa. Sin embargo, hay una premisa obvia que
no está enunciada y es la siguiente: a los extranjeros no se les permite votar. Tomando en
cuenta esta premisa, el argumento completo quedaría de la siguiente manera:

A los extranjeros no se les permite votar.

Fox es un extranjero.

Así que a Fox no se le permite votar.

3. Requisitos para construir un buen argumento

Ahora que sabemos qué es un argumento, cuáles son sus partes y cómo podemos identificar
premisas y conclusiones nos preguntaremos cómo podemos aprender a argumentar bien.

El filósofo francés René Descartes, en su obra Discurso del método, nos a conseja poner en
práctica los siguientes preceptos:

1. No aceptar nada como verdad sin haberlo demostrado.

2. Dividir el problema o las dificultades en tantas partes como sea posible, hasta lograr su
comprensión.

3. Ordenar los pensamientos y argumentos empezando por los más simples y fáciles, hasta
llegar a los más complejos y difíciles.

4. Realizar enumeraciones integrales y revisiones tan completas que nos permitan estar
seguros de no haber omitido nada.

Tomando en cuenta las observaciones de Descartes y de otros autores de la corriente del


pensamiento crítico, podemos señalar qué debemos tener en cuenta para hacer buenos
argumentos.

Podemos construir un buen argumento cuando:

a) Nos limitamos o ceñimos a la cuestión o tema que queremos debatir,

b) Ofrecemos razones sólidas, y


c) Nuestro argumento está protegido de posibles refutaciones.2

a) El tema

Nos ceñimos al tema cuando precisamos: ¿qué es lo que estamos discutiendo?, ¿sobre qué
asunto y sobre qué aspecto de dicho asunto?, ¿en qué consiste el desacuerdo?, ¿dónde radica
el meollo de la discrepancia? Sin embargo, la experiencia cotidiana muestra la facilidad con
que nos enredamos en disputas mal establecidas porque nos desviamos del tema o cuestión
como en el siguiente ejemplo:

. Juan, deberías pensar en tomarte más en serio los estudios.

. Pero, papá, si tú a mi edad te la pasabas en el billar y no asistías a clases.

. Mira, hijo, si quieres discutir conviene no mezclar las cosas: ¿Está bien o mal lo que yo te
recomiendo? ¿Estuvo bien o mal lo que yo hice? ¿Justifican mis errores los que tú cometas?
Son tres cosas distintas: ¿cuál quieres que discutamos?

En el ejemplo, el padre trata de llevar a su hijo a precisar el punto de discusión y esto es una
cuestión clave. Cuando no tenemos claro en dónde radica el meollo de la discusión, es preciso
concretarlo antes de empezar a argumentar. Si tu fueras Juan, ¿por dónde empezarías?

​b) Razones sólidas

Las ​razones sólidas son las que sostienen la conclusión de una manera convincente. Para que
las razones o premisas sean ​convincentes algunos autores señalan que es necesario que tengan
las características de ser: ​relevantes, suficientes y ​aceptables.

Una razón es ​relevante si nos conduce o presta apoyo a la conclusión. Veamos el siguiente
caso:

Podríamos argumentar que no se debe condenar a un asesino, por ejemplo Diego Santoy
Riverol, esgrimiendo como razón que sus padres no podrán resistir el dolor y la vergüenza de
tener un hijo delincuente o asesino. Sin embargo, esto no sería relevante. Para evitar su
condena, deberíamos alegar que Diego no fue responsable de sus actos porque estaba
perturbado, desequilibrado o enfermo, o que fue obligado a realizar los homicidios, pero no
apelar al dolor y vergüenza de sus padres.

2
​Refutar significa contradecir, rebatir, impugnar con argumentos o razones lo que otros dicen.
Para que una premisa sea ​suficiente es conveniente acumular muchos argumentos que, por
distintas razones y de diferente manera, abunden en la conclusión que queremos sostener. Para
ello, se recomienda buscar por diversos caminos varias razones que apoyen la misma
conclusión.

La mayor parte de nuestras argumentaciones no se centran en datos objetivos o indiscutibles,


sino en cuestiones que tienen que ver con cosas controvertibles como lo justo, lo preferible, lo
probable. Por eso es conveniente que nuestras premisas tengan un respaldo que las sostenga
para que sean aceptables.

Una premisa es ​aceptable cuando: ofrece datos objetivos, expresa un conocimiento común a
todos, contiene un testimonio incontrovertible, constituye un testimonio de un experto,
asimismo, cuando es la conclusión de un argumento ya aceptado o cuando puede probarse
porque cuenta con un respaldo sólido.

Por el contrario, una premisa no es aceptable si constituye una afirmación confusa o ambigua,
está en contradicción con la evidencia o con una fuente creíble, cuando contradice otras
premisas del mismo argumento o contiene aseveraciones dudosas que no tienen respaldos.

4. Tipos de argumentos

En nuestra vida diaria utilizamos diversos tipos de argumentos quizá sin saberlo, ¿qué tipos de
argumentos hay?, ¿cuál es la estructura de un argumento?, ¿qué tan ​fuertes o ​débiles pueden
ser las conclusiones?

Existen diversos tipos de argumentos entre los cuales podemos destacar los siguientes:
deductivo, inductivo, analógico, abductivo y estadístico. En este apartado nos ocuparemos
sólo de los tres primeros.

a) Argumento deductivo

Un ​argumento deductivo es aquel cuya conclusión deriva de manera necesaria de sus


premisas, a esta propiedad exclusiva de este tipo de argumento se le denomina validez. Más
adelante veremos este último concepto.
3
En un argumento deductivo la ​inferencia es más fuerte que en los argumentos inductivos.
Esto se debe a que el contenido informativo de la conclusión está ya en las premisas, es decir,

3​
Inferir es extraer conclusiones a partir de las premisas
en la conclusión no se obtiene información nueva. La conclusión sólo hace explícito algo que
ya se dice en las premisas, aunque de una manera implícita. Veamos el siguiente ejemplo:

• Todos los gatos maúllan

• Félix es un gato

- Félix maúlla

Como podemos observar, lo que concluimos está ya contenido en las premisas, así inferimos
que Félix maúlla sobre la base de que en las premisas se nos ha afirmado que "Todos los
gatos maúllan".

En el argumento deductivo es irrelevante el contenido, pues lo único que interesa es la forma


o estructura, es decir, verificar si hay una relación lógica entre las premisas y la conclusión,
si las premisas ofrecen un apoyo suficientemente fuerte para afirmar la necesidad de la
conclusión.

En el argumento deductivo no es importante ni necesario verificar si las premisas son


verdaderas o falsas, pues esto depende del contenido y es objeto de estudio de las otras
ciencias particulares. Lo que nos importa es determinar si es una estructura válida.

b) Argumento inductivo

El argumento inductivo es aquel en el que a partir de la observación de un cierto número de


casos particulares, -en un número suficiente de individuos de una clase determinada-, se
generaliza en la conclusión las propiedades que se predican en las premisas con respecto a
los objetos observados de una clase dada, a todos los miembros de la misma. Tal
generalización vale no únicamente para los casos que hemos observado, sino para todos los
de su especie, es decir, aún para los que no hemos observado. Veamos un ejemplo:

• El león es un felino y tiene garras

• El tigre es un felino y tiene garras

• El puma es un felino y tiene garras

• n.

- Probablemente, todos los felinos tienen garras


En este caso observamos a ciertos individuos particulares: león, tigre, puma y n., los cuales
pertenecen a la clase de los felinos, observamos que todos ellos tienen en común la propiedad
de tener garras, y entonces inferimos que, con base en nuestras observaciones, probablemente
todos los miembros de la clase felino tienen garras.

La forma del argumento inductivo sería la siguiente:

• El individuo A pertenece a la clase X y tiene la propiedad P

• El individuo B pertenece a la clase X y tiene la propiedad P

• El individuo C pertenece a la clase X y tiene la propiedad P

• n.

- Probablemente todos los individuos de la clase X tienen la propiedad P

Hay algo que es importante destacar al caracterizar el argumento inductivo, a diferencia del
argumento deductivo, el apoyo que las premisas dan a la conclusión es más débil. En un
argumento inductivo, si las premisas son verdaderas, la conclusión tendrá más probabilidad
de ser verdadera; mientras que en un argumento deductivo, si las premisas son o se suponen
verdaderas, la verdad de la conclusión se infiere con absoluta necesidad. Por esta razón, se
dice que la inferencia en los argumentos inductivos es más débil, mientras que en los
deductivos es más fuerte.

En todos los argumentos inductivos, la conexión entre las premisas y la conclusión sólo
permite suponer, en el mejor de los casos, que si todas las premisas son verdaderas, entonces
es probable que la conclusión también lo sea. Si las premisas proveen un apoyo adecuado a
la conclusión, es decir, si son verdaderas y se ha analizado un número suficiente de casos,
entonces decimos que es un argumento correcto.

c) Argumento analógico

El argumento analógico consiste en observar ciertas características semejantes entre dos o


más objetos, para después inferir, sobre esa base, una propiedad que desconocemos en uno
de ellos.

Los argumentos analógicos no pueden clasificarse como "válidos" o "inválidos" como los
deductivos, lo que se pretende con ellos es una conclusión que tenga una cierta probabilidad
(en esto se parecen a los argumentos inductivos).
La estructura del argumento analógico es la siguiente:

• Los individuos A, B, C y D tienen todos las propiedades P y Q

• Los individuos A, B y C tienen todos la propiedad R

- Probablemente D tiene la propiedad R

Pongámosle contenido a la estructura anterior:

• "Berenice", "El gato negro", "Los anteojos" y "La caída de la casa de Usher" son cuentos
de Edgar Allan Poe

• "Berenice", "El gato negro" y "Los anteojos" me han gustado mucho

- Probablemente "La caída de la casa Usher" también me gustará mucho.

Como podemos observar, la analogía lógica consiste en trasladar las propiedades de un


objeto ya conocido a otro que es semejante y tratamos de conocer.

Resumen

• En el argumento se ponen en conexión dos o más proposiciones relacionadas de tal manera


que una de ellas, la conclusión, se deriva de las otras (las premisas). No todo enlace de
proposiciones constituye un razonamiento, por ello es necesario que una proposición sea
consecuencia de las otras. El nexo que hay entre las premisas y la conclusión se llama
inferencia.

• Construimos un buen argumento cuando: a) nos limitamos o ceñimos a la cuestión o tema


que queremos debatir, b) ofrecemos razones sólidas y c) nuestro argumento está protegido de
posibles refutaciones.

• El argumento deductivo se caracteriza porque su conclusión deriva de manera necesaria de


sus premisas; esto es debido a que no agrega más información que la ya contenida en las
premisas.

• El argumento inductivo parte de la observación de cierta propiedad en objetos de la misma


clase y generaliza dicha propiedad a todos los miembros de esa clase. La conclusión de un
argumento inductivo es probable, no necesaria como en el argumento deductivo.

• El argumento analógico parte de la observación de ciertas propiedades similares en dos


objetos y, con base en ello, concluye otra propiedad similar en ellos. Al igual que el
argumento inductivo, su conclusión sólo es probable y no necesaria como en el argumento
deductivo.

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