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09-10-2018
Perú
El Día de la Dignidad Nacional
Gustavo Espinoza M.
Rebelión

Si las cosas hubiesen seguido el rumbo trazado para el Perú el 3 de octubre de 1968, hoy
estaríamos celebrando el Día de la Dignidad Nacional. En medio de singular júbilo, entonces,
recordaríamos que ese año, la ronca voz del Presidente Velasco Alvarado anuncio al país que las
tropas de la I Región militar, al mando del general Fermín Málaga Prado, estaban ingresando a los
campos de Talara para ocupar las instalaciones de la empresa norteamericana Internacional
Petróleum Cómpany, y restaurar la Soberanía Nacional.

No está de más recordar que la lucha por la recuperación del petróleo fue una bandera largamente
acariciada por los peruanos. Algunos años antes de la insurgencia militar de Juan Velasco, se
constituyó en el Perú el Frente de Defensa del Petróleo, a la cabeza del cual apareció un general de
Ejército -César Pando Egúsquiza- quien seria después Presidente del Frente de Liberación Nacional,
de honrosa ejecutoria en su tiempo.

Los trabajadores, no fueron ajenos a esa demanda. En todos los eventos sindicales una moción
constante reclamaba la nacionalización de los recursos de La Brea y Pariñas, y el fin del contrato
con la IPC. A esas exigencias se sumaron, por cierto, exposiciones parlamentarias de brillantes
congresistas de la época. Las voces de Alfonso Montesinos, Benavides Correa, Germán Tito
Gutiérrez, Efraín Ruiz Caro, y otros, resonaban fuerte en el hemiciclo, y despertaban cada día la
conciencia de decenas de miles de peruanos.

Hoy, hay quienes dicen -con asombrosa ignorancia- que esa fue una "demanda comunista".
Asegurarlo con el desparpajo que lo hacen ciertos columnistas, es ignorar, entre otros, al diario "El
Comercio", que bajo la dirección de don Luis Miro Quesada desplegó una sostenida campaña de
corte patriótico y nacionalista en consonancia con tal requerimiento. Pero ignorar, además, que en
los comicios de 1962 y 1963 el candidato presidencial de entonces Fernando Belaunde, aseguró
que, de llegar al Poder, su primera acción de gobierno sería recuperar el petróleo. Cuando enfrentó
el hecho, el 28 de julio de 1963, pidió un plazo adicional de 100 días, que no cumplió, para resolver
el tema. Sólo algunos años más tarde, a mediados de 1968, lo encaró, pero esta vez de rodillas:
pactó con la IPC una prórroga del contrato por 40 años más entregando otras onerosas
concesiones. Así, el tema del petróleo se convirtió en el nudo gordiano de la política nacional, el
eslabón más débil de la dominación imperial, y la piedra de toque para deslindar campos y
diferenciar a quienes estaban con el Perú, de los que se alineaban con la empresa norteamericana
y los intereses de Washington.

Cuando el 9 de octubre se recuperó Talara, se proclamó la fecha como el Día de la Dignidad


Nacional, lo que pudo mantenerse algún tiempo. Cuando cambiaron las cosas y recuperaron el
Poder los que entregaron el petróleo a manos extranjeras, la fecha fue borrada del calendario
patrio. La indignidad se había impuesto. Esperamos que dure poco tiempo.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative
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