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El primer viscosímetro de este tipo fue desarrollado por Couette en 1890. Se trataba de
un viscosímetro de cilindros coaxiales. Consistía en un vaso rotatorio con un cilindro
interior sostenido por un alambre de torsión que descansaba en un cojinete en el fondo
del recipiente.
En estos viscosímetros, fluido se coloca entre ambos cilindros. Si el cilindro exterior gira
con una determinada velocidad de rotación, W (en revoluciones por minuto, rpm, o en
rad/s si se considera el S.I9.). Este movimiento se transmite al fluido, de manera que
se puede decir que lo arrastra y éste empieza a girar. La capa adyacente al cilindro en
movimiento girará con la misma velocidad (si no existe deslizamiento en la pared), y se
producirá un gradiente de velocidades, disminuyendo hacia el interior, de forma radial,
tal como muestra la siguiente figura.
Esta variación de la velocidad de giro con el radio es el que nos permitirá calcular la
velocidad de cizalla. El cilindro interior también es arrastrado por la muestra, de manera
que la fuerza tangencial que ejerce el fluido sobre la superficie del cilindro lo hace
moverse. Este movimiento es un giro, que produce una deformación en el alambre de
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torsión. Ya que se trata de un movimiento rotatorio, no importa la fuerza, sino el
momento, M, o par de torsión (“torque”), que corresponde al producto de la fuerza por
la distancia al eje de giro y por tanto se mide en unidades de fuerza por distancia, es
decir, N·m10.
Estos datos se dan en las especificaciones técnicas y deben conocerse para poder utilizar
el aparato correctamente. Si miráis el cuadro anterior veréis que el intervalo de
velocidades de cizalla y de esfuerzos, y por tanto, de viscosidades que se pueda medir
dependerá de estos intervalos y de los valores de esas constantes de transformación. Y
aquí está el quid de la cuestión: ¿de qué dependen esas constantes?
La velocidad de cizalla se obtendrá tras conocer cómo varía la velocidad de giro con la
distancia radial. A partir del momento medido, podremos conocer la fuerza tangencial
aplicada sobre la superficie y conociendo la superficie, el esfuerzo de cizalla. En este
proceso, ¿qué os parece que debe influir? Evidentemente os vendrán a la cabeza
palabras como radio o superficie del cilindro y por tanto longitud. Pues sí, resulta que
esas constantes no dependen de las características técnicas del aparato, sino de
cuestiones de geometría de los cilindros donde se mida.
Además de cilindros, también pueden utilizarse otros elementos sensores con distintas
geometrías. Las más comunes son dos discos (o platos) paralelos o un disco (plato) y
un cono. En estos casos, la muestra de fluido es arrastrada al girar uno de los platos o
el cono:
La velocidad de giro en el fluido disminuye al acercarnos al plato fijo, de forma que
existe de nuevo un gradiente de velocidades, a partir del cual se puede calcular la
velocidad de cizalla. Y por supuesto, con el momento de torsión medido, se calcula el
esfuerzo de cizalla.
Las correcciones necesarias para obtener los valores exactos implicarían tener en cuenta
la forma en que varía la viscosidad con la velocidad de cizalla en el fluido, lo cual es
desconocido a priori y será diferente para cada fluido en concreto.
En general, junto con el viscosímetro os adjuntarán (siempre que paguéis, ¡claro!) una
serie de cilindros de diferentes radios, platos de diferentes diámetros y conos de
diferentes radios y distintos ángulos. ¿Qué debéis recordar?
◘ Cilindros: mayor radio implica esfuerzos de cizalla menores para el mismo momento,
con lo cual, podemos medir viscosidades menores.
◘ Conos y platos: igualmente, mayor radio implica poder medir viscosidades menores.
En cuanto a la velocidad de cizalla, para el mismo intervalo de velocidades de rotación
posible, podemos obtener velocidades de cizalla más bajas aumentando la distancia
entre platos (la estándar es de 1 mm) o aumentando el ángulo en el caso del cono
(siempre ángulos pequeños, de 2 a 6º).
Este tipo de instrumentos puede ser de dos clases, según la forma de inducir el flujo: de
velocidad de cizalla controlada ("controlled shear rate", CSR, o simplemente CR) y de
esfuerzo de cizalla controlado ("controlled shear stress", CSS, o simplemente CS). En
los primeros, el elemento rotatorio gira a una determinada velocidad y se mide el
momento resultante, mientras que en los segundos se aplica un par deformador y se
mide la velocidad de rotación resultante. Los instrumentos CS permiten medir
velocidades de cizalla mucho más pequeñas (hasta el punto de que la rotación no se
aprecia a simple vista) y por tanto permiten determinar la región newtoniana inferior en
la curva de flujo (ver figura a continuación)
Para poder realizar esto, suelen tener cojinetes de aire y, por tanto, necesitan un
compresor.
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Este hecho afecta igualmente a la reproducibilidad de las medidas, que se considera con
un margen del ±0,2%. Así pues, las medidas serán más precisas cuando la lectura se
aproxime más a ese posible valor máximo de lectura y no será recomendable trabajar
por debajo del 10% de ese valor máximo (momento en que aparecerá en el viscosímetro
la indicación de LOW).
Al efectuar medidas con este viscosímetro, es muy común utilizar los husillos girando en
la muestra contenida en un vaso de precipitados. Si recordáis la fórmula general, en una
geometría tal que el cociente entre radios ri/re tiende a cero, la expresión para la
velocidad de cizalla se simplifica enormemente y quedaría (en la superficie del husillo
cilíndrico y con la aproximación newtoniana.
Sin embargo, recordad que sólo los cilindros permiten hacer los cálculos necesarios para
pasar de velocidades angulares y deformaciones del muelle (momento) a velocidades de
cizalla y esfuerzos. En los demás husillos se suele trabajar con velocidades angulares y
las viscosidades que se miden han sido obtenidas por calibración con líquidos de
viscosidad estándar. Son útiles a efectos comparativos y se suelen utilizar para pastas
de gran consistencia (tipo cremas).