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El secreto de una obsesión

Comentario de la novela “Colores” de Felipe Polleri

1º parcial de estilística y análisis de textos

Jennifer Silva

Español 1º C

Pregunta problema
¿Es posible afirmar que el personaje Antonio de la novela “Colores” de Felipe Polleri,
tiene una obsesión con el personaje Clara, la cual tendría un rol estructurante en la obra?
De ser así, ¿qué vinculación se puede realizar entre esta obsesión y el desequilibrio de
Antonio?

Hipótesis

Pretendo demostrar que la obsesión de Antonio con Clara cumple un rol estructurante
en el texto y que la frustración de las esperanzas amorosas respecto a esta relación,
actuaría como factor desencadenante del desequilibrio emocional del personaje, dado
que en reiteradas ocasiones Antonio enuncia haber sido herido y menospreciado muchas
veces en su vida: «Me acuerdo, justamente, que una vez me había decidido a invitar a
salir a una chica renga y me acerqué y, bueno, me caí a sus pies. Las carcajadas llegaron
al Infierno. Y no dije nada y me fui a lloriquear y a pensar a un rincón… Pensé en
matarme, la verdad sea dicha.»; y que Clara viene a ser quien le da estabilidad y sentido
a su existencia: «Clara había sido hecha para que yo empezara a reconciliarme con la
gente, para que de una vez por todas empezara a ser parte de algo…», «Si no fuera por
Clara yo también estaría pensando en la forma más barata de suicidarme.»

Desarrollo

Como he mencionado antes, el texto del cual haré mi comentario es la novela “Colores”
del escritor uruguayo Felipe Polleri, nacido en Montevideo en junio de 1953. Polleri se
caracteriza por su neo-expresionismo y su estética surrealista; y su obra “Colores” es la
segunda parte de una trilogía que comienza con “Carnaval” y finaliza con “El rey de las
cucarachas”.
A continuación expondré algunos breves fragmentos de la novela donde puedo dar
cuenta de algunos rasgos de la personalidad de nuestro personaje principal, Antonio; y
de cuál es el rol de Clara en el texto.

Para empezar quisiera describir algunos de los conceptos sobre los cuales baso mis
observaciones de la obra, que son el sentimiento de obsesión, el de frustración y el
desequilibrio emocional.
La obsesión puede definirse como una situación en donde aparece un deseo casi
maníaco de poseer a la otra persona. Estos signos perfilan a individuos inseguros y
celosos, con muchas carencias, las mismas que proyectan en la relación.
Esta forma de actuar con respecto al otro provoca que las relaciones con otras personas
se vean resentidas. Se sienten obsesionados por su pareja o por la persona que desean.
Llegan, incluso, al límite de perseguirla, de acecharla.
La persona con inestabilidad emocional tiene dificultades para controlar sus emociones
y baja tolerancia a la frustración, estas personas suelen ser muy impulsivas y viscerales,
con lo que actúan sin meditar las consecuencias, sus estados de ánimo cambian muy
rápido y pueden tener trastornos del sueño, agitación e incluso la aparición de ideas
suicidas.

Todas estas nociones guardan relación con la identidad del personaje principal de
nuestro relato: Antonio. Este personaje es descrito como un pintor retraído, con baja
autoestima, quien demuestra sentirse aislado y solo, y que acaba de sufrir la muerte de
su padre. En varias oportunidades se describe a sí mismo como “idiota”, se manifiesta
incómodo con el contacto con otras personas e inconforme con su apariencia. También
menciona una serie de malas experiencias que lo han llevado a sentirse de esta manera;
traiciones amorosas y episodios traumáticos en el seno de un colegio religioso, que lo
marcan al punto de generarle pesadillas y fantasías, varias relacionadas a su infancia y
al colegio. Estas fantasías le dan inspiración a la hora de pintar: «Me levanté con un
charco de sudor hirviendo en el pecho. El caballete me esperaba. Los “demonios”
aullaban. ¿Por qué me perseguían esas fantasías horribles? Levanté el pincel…»
Antonio expresa además una incapacidad para escapar de esos “demonios”, como en el
relato titulado “Mi peor enemigo” donde menciona pensar que en vez de su memoria,
tiene la de su peor enemigo, quien guarda detalle de todas sus peores humillaciones y se
las trae a la memoria todas las noches, quitándole el sueño y las ganas de vivir.
Todos estos episodios que se narran a lo largo de la novela reflejan la insatisfacción con
la vida que tiene el personaje, cuyo único aparente remedio es la existencia de Clara.

«Era grande si. Pero en lugar de pelear me escondía en una biblioteca...O pintaba
"demonios" escondido en un cuarto. Escondido, pensé. Me habían humillado y me había
escondido… Miles de veces en mis diferentes escondites me había dicho que tenía que
abrir los puños y estirar los brazos para abrazar y ser abrazado. O morirme de soledad.
Tenía que estirar los brazos. A fin de cuentas si me devolvieron dos muñones… tendría
las pruebas sangrantes e irrefutables de que me había atrevido a acariciar algo más que
mi lomo y sus cicatrices, que mi cabezota desesperada a las tres de la mañana en un
baño vacío.
-¡Por Clara! dije, levantando mi jarra de cerveza.»
Esta cita corresponde al fragmento “Los guerreros”, donde con el uso de las figuras
retóricas de políptoton en: Pero en lugar de pelear me escondía en una biblioteca...O
pintaba "demonios" escondido en un cuarto. [...] Miles de veces en mis diferentes
escondites; y de la epanadiplosis: Escondido, pensé. Me habían humillado y me había
escondido… el narrador refiere a ese encierro en sí mismo que sufre Antonio, y por
ende, a su aislamiento, su incapacidad para relacionarse.
Nuevamente el uso del políptoton en: estirar los brazos para abrazar y ser abrazado. O
morirme de soledad. Tenía que estirar los brazos; remite a la necesidad y el deseo del
personaje de relacionamiento y de contacto.
En: ¡Por Clara!; el uso de los signos de exclamación y el acto de levantar la jarra ponen
de relieve el entusiasmo y la esperanza depositada en Clara como sanadora de esta falta
de afecto.

Posteriormente, el fragmento titulado “Celos” se inicia narrando una descripción de la


biblioteca: «La biblioteca es una casa vieja» «Puertas altas, y techos altos y humedades
y frío. La misma atmósfera gris e impersonal que mi apartamento».
Todos los adjetivos que se usan para describir el lugar tienen matices sombríos y
perpetúan la idea de soledad de Antonio, que va más allá del lugar físico, ya que esa
misma atmósfera se encuentra también en su apartamento.
«Sin embargo, hay un grupo de jubilados carrasposos y mendigos pintorescos que
vienen a sentarse cerca de ellas. Abren un libro cualquiera, fingen leer un minuto o dos
y empiezan a cabecear… Clara siempre los atiende con respeto, casi con dulzura. Y si
tienen ganas de hablar, los escucha. Les tiene lástima, en una palabra. Yo no les tengo
lástima. ¿Por qué habría de tenerles lástima si ellos son como yo? En realidad tienen
más suerte que yo. Hablan con Clara. Mientras yo cargo libros o hago el café; ella los
escucha.».
Clara aparece aquí bajo la imagen de una persona dulce y amena, dispuesta a escuchar.
El uso de la metáfora “mendigos” para describir a los viejos con los que habla Clara nos
conduce a la idea de la necesidad; necesidad de atención, de contacto. Es con estos
mismos mendigos con los que Antonio se compara: si ellos son como yo, implicando
que él también está en una posición de mendigar la atención y el contacto con Clara, lo
que le lleva a sentir celos de esa interacción, puesto que él no recibe lo que espera.

«...así como Montevideo es un entierro ininterrumpido donde los hombres -más grises
que los edificios- están siempre pensando en la forma más barata de suicidarse. Si no
fuera por Clara yo también estaría pensando en la forma más barata de suicidarme.
Pero, bueno, tengo su retrato en la mesa de luz. A fin de año saqué unas fotos del
personal de la biblioteca. Y, sin que se diera cuenta, un montón de fotos de Clara.
Tengo su retrato en la mesa de luz, y resplandece. El edificio es gris. Pero ella está
conmigo, y resplandece…».
La cita precedente forma parte del fragmento “La forma más barata”.
El uso de la cacofonía en: un entierro ininterrumpido, y de la hipérbole en: más grises
que los edificios, contribuye a evocar la idea de fastidio y tedio. La metáfora del entierro
para definir a Montevideo trae a la mente la sensación de depresión y nuevamente
aporta a la atmósfera de duelo en la que se encuentra Antonio.
El fragmento donde se relata que Antonio tomó un montón de fotos de Clara sin que
ella se diera cuenta sugiere la idea de acecho, donde no solamente la observa en cada
oportunidad que tiene, sino que además tiene su foto en su mesa de luz. La imagen del
retrato en la mesa de luz viene a dar cuenta de la intimidad que Antonio cree o pretende
tener con Clara, aún sin ella saberlo.
El edificio es gris. Pero ella está conmigo, y resplandece… Aquí el verbo estar
conjugado en presente de modo indicativo nos da la pauta de que Antonio impulsado
por su obsesión proyecta poseer a Clara.

El título del siguiente fragmento, “Beatriz”, está haciendo alusión a la Beatriz de Dante
Alighieri, quien encarnaba ese amor platónico e idealizado por Dante en su obra Vita
Nuova. El narrador, que en este caso coincide con la voz de Antonio, menciona a Dante,
parafraseando una cita de un poema suyo en ocasión de describir lo que siente al
observar a Clara en la biblioteca.
En ese mismo extracto Antonio refiere merodear la casa de Clara. Aquí se utiliza la
palabra “merodear” lo que deja entrever el sentido acechante con el que deambula y
observa a Clara.
«A veces merodeo la casa de Clara. Es, para empezar, una casa. Tejas rosadas. Las
paredes blancas tienen grietas zigzagueantes, pero hay un jardín con un cerezo rojo.
Además, están las dos niñas. Son feas. Tienen caras largas con frentes estrechas. La
mayor, incluso, tiene ojos enormes y saltones. Un sapo. Tres o cuatro veces la vi en el
jardín jugando con extrañas muñecas de paja.»
La descripción al detalle de la casa nos deja entrever la cautela y atención con la que
husmea la casa y el jardín de Clara. Tres o cuatro veces la vi en el jardín… alude
nuevamente a la actitud acechante y al tema de la obsesión, donde pasa de merodear a
veces, para tomar una frecuencia.
En el fragmento titulado “Porky” se describe una escena donde Clara se encuentra con
otro hombre, con quien se abraza y se besa. Ese es el momento en el que Antonio
constata la pérdida de Clara y experimenta el dolor del desamor.
«Sólo faltaba que las nubes se abrieran para envolverlos en un rayo de luz divina. Clara
salió abriendo un paraguas blanco con figuras negras. Porky la abrazó con fuerza. Se
apretaron como moscas… Yo hundí la cabeza en el pecho.
-Se be-besaron en la bo-boca -dije, sin voz.
Suspiré. Hundí las manos en los bolsillos y me fui...»
El uso de la imagen: que las nubes se abrieran para envolverlos en un rayo de luz
divina, remite a una pareja de enamorados, de la que Antonio es un simple observador,
evocando una sensación de felicidad a la que los demás acceden pero el personaje queda
excluído. El: sólo faltaba, que precede a la anterior imagen pone de manifiesto la
indignación de Antonio por esta especie de traición que experimenta por parte de Clara.
Tanto el uso del verbo hundir en: Yo hundí la cabeza en el pecho, como el oxímoron: -
dije, sin voz, tienen como función transmitir el abatimiento profundo del personaje.
Suspiré. Hundí las manos en los bolsillos y me fui... sugiere la sensación de derrota que
experimenta Antonio.
«¿Por qué el buen Jesús, me dije, había gritado que podíamos amarnos los unos a los
otros? Mentiroso, pensé.» Se refuerza la idea de exclusión que siente por no lograr
conseguir el amor. La traición se vuelve a hacer presente ante la “mentira” de Jesús.
«Necesito la escopeta. Sí. Sí. La escopeta. La maldad, cuando todo lo demás fallaba, era
muy tonificante. Todo lo demás, solía fallar, por otra parte. Todo. Todo. Todo. El amor,
especialmente.»
El desequilibrio emocional se hace cada vez más patente en este fragmento. La
frustración y la derrota llevan a Antonio a un ataque de locura, donde la escopeta y la
referencia a la maldad son indicios de un arranque pasional. El uso de la anáfora en:
Todo lo demás, solía fallar, por otra parte. Todo. Todo. Todo. El amor, especialmente,
enfatiza el sentimiento del fracaso en el amor que transita el personaje.

Los subsiguientes fragmentos describen un trastorno en el personaje y son altamente


indiciales de un desenlace en el que no sólo mata a Clara, sino que en un acto de
enajenación, entra al bar y asesina a los presentes allí, para después ser abatido por
disparos en el pecho.
A partir de ese fragmento la novela cambia su estructura, dejando una página totalmente
en blanco, y perdiendo los títulos en varios de los fragmentos posteriores. Esto deja en
la nebulosa si los fragmentos que siguen corresponden a una narración de la “realidad”,
si son fantasías o sueños.
Conclusión

Después de lo expuesto puedo concluir que: tanto Clara como objeto de deseo, como la
obsesión de Antonio, entendida como un trastorno en el que el individuo concentra toda
su atención y desarrolla sentimientos obsesivos en una persona idealizada intentando
poseerla, cumplen un rol estructurante en el texto.
Asimismo, la imposibilidad de satisfacer este deseo se hace presente como un arrebato
de locura y delirio, que se evidencia tanto en el desenlace fatal de los personajes, como
en las fantasías narradas posteriormente, y en la pérdida de estructura del texto que
prosigue hasta el final del relato, y dan cuenta del desequilibrio a causa de la frustración
que sufre Antonio.

Esta conclusión no pretende ser un cierre, dado que esta novela abunda en indicios para
analizar y que llegado al final del texto se nos presentan aún muchas más interrogantes
que no son propósito de este análisis responder.
«No es un texto que se termine y vos digas: “Se acabó acá”. Nunca se acaba. El lector
puede quedar con una sensación incómoda de que no le solucioné -porque no tienen
solución- los problemas del personaje. No hay cierre, porque la vida es así.»
Felipe Polleri

Bibliografía

Barthes, R., Greimas, A. J., Bremont, C., Gritli, J., Morin, V., Metz, C., Todorov, T. y
Genelle, G. (1970). Introducción al análisis estructural del relato. (Beatriz Dorriots
trad.) Buenos Aires, Argentina: Editorial Tiempo Contemporáneo. (Obra original
publicada en 1966)
Lázaro Carreter, F. y Correa Calderón E. (1975). Cómo se comenta un texto literario.
Madrid, España: Ediciones Cátedra.
Obsesión (sentimiento) (s.f.). En Wikipedia. Recuperado el 21 de setiembre de 2018 de
https://es.wikipedia.org/wiki/Obsesi%C3%B3n_(sentimiento)
Felipe Polleri (s.f.). En Auditorio Nacional del Sodre. Recuperado el 23 de setiembre de
2018 de http://www.auditorio.com.uy/uc_911_1.html
Entrevista a Felipe Polleri. Técnica y estilo en la novela. (s.f.). En Isaí Moreno.
Recuperado el 26 de setiembre de 2018 de https://isaimoreno.com/

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