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En los últimos meses, casos como los de Lava Jato y Odebrecht alborotaron las
portadas de los diferentes diarios, no solo del Perú sino también del mundo.
Y es que casos tan grandes de corrupción no habían salido a la luz desde hace
mucho, y decimos que "no salieron a la luz" porque en sí, es muy probable que
muchos estén ahí presentes sin ser denunciados aún.
Hoy, necesitamos un país, donde no se acepte el "roba pero hace obras" o el "no
es plagio, sino copia". Sino un Perú que cuestione y ponga en duda esos
negocios que aparentemente no son claros.
Tenemos que reflexionar cuál es el modelo formativo y para qué existe. Aquí
surge la formación de ciudadanos, profesionales pero ciudadanos. Debemos
dedicarle tiempo, porque esas misiones institucionales figuran en todas las
memorias, los brochures y lo que publican las empresas e instituciones debe ser
el resultado de una mirada común al interior de la institución de estudiantes,
profesores, para compartirla y experimentarla.
Ahí viene la responsabilidad social, que hoy es un término muy gastado, pero
tiene una esencia muy importante donde el ciudadano, la organización y el país
son responsables ya que trabajan en todos esos niveles para lograr que la
sociedad cambie. Así, hay que identificar cuáles son esos dilemas profesionales,
cómo discutir con estos jóvenes, a qué se van a enfrentar.
Beatriz Boza, Socia EY Perú "La ética es algo "voluntario". El marco legal no lo
exige para el licenciamiento"
Para las universidades, para poder licenciarse, no hay ningún requisito legal que
exija una formación ética. Para la acreditación, tampoco se exige. Se predican
los temas de ética y formación integral pero a la hora de la práctica no lo hay.
En general, nos preocupamos por la ética y tenemos todos cursos de ética, cosa
que lucha a contracorriente, porque los estudiantes vienen ya del colegio donde
está el primer problema. Entonces, desde allí comienza también el tema.
Hacemos bien en tener estos cursos de ética y en esforzarnos aunque nos
cueste bastante. Hay mucho que las universidades deberían dar, todos los que
estamos aquí lo estamos haciendo, y ojalá estos modelos se repliquen más para
bien de nuestros universitarios.
Por supuesto, interesarse por la vida, por el ambiente, con una mentalidad del
porqué del trabajar en equipo, con valores, eso lo vemos en la universidad. Yo
aquí rescato el aspecto de continuidad, no solo continuidad a lo largo de los cinco
años de estudios, continuidad desde la escuela, desde la educación superior. En
esos aspectos que tienen que ver por supuesto con la ética, pero también con el
cómo actúo yo con respecto al otro en cada una de las carreras que estoy
practicando. Como señalaba en el caso de las carreras de ciencias de la vida y
de la salud, particularmente visible.
Salomón Lerner, rector emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú "A
los estudiantes les falta no formación sino información"
De qué sirve un curso de Ética si es que los alumnos, más allá de aprenderlo
una noche antes para luego dar el examen, van a actuar en disconformidad con
aquello que aprenden. Ahí hay que empezar a trabajar. Por tanto, no desde la
universidad sino, como se ha dicho bien, desde antes. Lo ideal es desde el hogar
y a través de la figura paterna y materna, en donde se comiencen a afirmar
determinados valores.
La ética en los negocios se basa en una serie de reglas escritas y tácitas sobre
los principios que rigen las acciones y toma de decisiones de una empresa. La
ética viene de una rama de la filosofía que ve los valores humanos en relación
con su conducta a lo bueno o malo, lo correcto e incorrecto. En el mundo de los
negocios, esta ideología asegura mejores colaboradores y más inversiones.