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UNIDAD I

A. Presupuestos geográficos, arqueológicos e históricos.


Geografía mínima del mundo antiguo perimediterráneo, de Europa y de la Península
Ibérica. El hombre español y sus culturas: períodos paleolítico, mesolítico, neolítico.
Orígenes del neolítico hispánico: procedencia, rasgos y productos culturales
característicos, difusión peninsular y extrapeninsular. Fenicios y cartagineses en la
Península Ibérica.

B. Lenguas prerromanas NO indoeuropeas de la Península Ibérica.


1) Lenguas antiguas preindoeuropeas de la Península Ibérica. Léxico y toponimia que se
les atribuye. 2) El ibero: orígenes, geografía y difusión peninsular y extrapeninsular.
Lengua ibérica y escrituras ibéricas. Epigrafía ibérica. Rasgos grafemáticos, fonético-
fonológicos, morfológicos y léxicos del ibérico. 3) El euskera: orígenes, geografía y
difusión peninsular y extrapeninsular. La cuestión de las relaciones del íbero y el
euskera: relación genealógica vs. relación adstratística. Tendencias actuales en el
tratamiento de la cuestión y el aporte decisivo de la reconstrucción del protovasco. 4)
Fenicios y cartagineses en la Península Ibérica. Toponomástica fenicia y cartaginesa.
A. PRESUPUESTOS GEOGRÁFICOS, ARQUEOLÓGICOS E
HISTÓRICOS.

Desde hace diez años la investigación del hombre antiguo español ha sufrido un
vuelco fundamental que ha hecho insostenibles algunas de las hipótesis precedentes. El
yacimiento paleontológico de Atapuerca, lugar próximo a Burgos, muestra al respecto
los siguientes datos: 1) presencia humana en España desde hacia el año 850.000 a.
C. = homo antecessor, anterior al Hombre de Neanderthal, al de Heidelberg y al de
Cromagnon, y probable origen de los mismos; 2) estratificación de restos humanos y de
industria y actividad humana hasta el paleolítico inferior; 3) presencia de los restos
paleolíticos más numerosa e importante de toda Europa.
Se registra presencia del homo sapiens en Europa hacia el 35.000 a. C., fase
intermediaria del glaciar de Würms. Rasgos: cazadores; tienen industria desarrollada de
hueso y piedra (sílex solamente); tienen agrupamiento social (vínculos familiares y
tribales); son parte de extensas migraciones (Norte de Eurasia, América, Oceanía);
poseen arte rupestre. En España se manifiesta bien la pujanza de esta nueva raza
humana, en especial en los Montes Cantábricos, en los Pirineos y en las costas del mar
Mediterráneo. En la cueva de Altamira se observa el altísimo nivel técnico y artístico
alcanzado por esta gente.
Períodos:
[Advertencia previa. Los datos que siguen son los de la investigación paleotológica y
arqueológica anterior al descubrimiento e investigación del yacimiento de Atapuerca.
Tales datos, pues, están sujetos ciertamente a cambios de alcance todavía impredecible.]
 Auriñaciense y Gravetense (-35.000 a -18.000):
sílex = raspadores, cuchillos, cinceles;
hueso, asta = bellas representaciones animalísticas;
rito funerario = inhumación;
cultura personal = peinado;
representación humana = diversas Venus paleolíticas (pero no en España).
Origen y difusión de esta raza y cultura: probablemente desde Siria o Irán. En España
muestra influjo francés.
 Solutrense (-18.000 a -15.000):
origen posible: África.
Tiene rasgos muy característicos en España, donde consta en dos grandes grupos
distintos entre sí: a) grupo cantábrico (Asturias, Cantabria, País Vasco), b) grupo sudeste
(Murcia y Valencia).
 Magdaleniense (-15.000 a -8.000):
Se acentúa la diferencia entre las dos regiones españolas. a) Se incrementa la actividad
en el Norte, con más de 40 cuevas descubiertas y en aumento [hoy se conocen más de
200 cuevas, la mayor parte de ellas situadas en Asturias, con restos de actividad
humana, y muchas de ellas con pintura rupestre]. Industrias de esta región = hueso y
asta primorosamente tallados; pintura rupestre (Altamira ~ 13.500 a 12.000 a. C.);
industria del sílex, pobre. Es verosímil el influjo francés e incluso el origen. [Pero,
como en otros aspectos, todo esto puede cambiar radicalmente como resultado del
descubrimiento e investigación del yacimiento de Atapuerca.]
b) Decrece y casi desaparece la actividad humana en el Sur de la PI, con sólo 11 cuevas
descubiertas. [Desconozco su número actual, pero no alcanza con mucho el de las del
Norte].
 Mesolítico.
Se retira definitivamente el Glaciar Würms.
Origen del mesolítico: Oriente. Comienza en la Mesopotamia hacia 9.000 a. C. y en esta
región dura unos 2.000 años, cuando ocurren la agricultura y la sedentarización.
Difusión y duración: es diversa según los lugares alcanzados. A Gran Bretaña llega
hacia el 8.000 a. C. y perdura hasta el 2.000 a. C. A España llega hacia el 8.000 a. C.,
pero dura hasta el 4.500 a. C. por estar más cerca de Oriente, origen de las culturas
nuevas.
Industrias típicas: microlitos (sílex); hueso (toscamente trabajado).
Arte mesolítico: se manifiesta en el arte rupestre levantino, americano y africano.
Por el cambio de clima (frío > templado) cambia la fauna y la flora, y por ello la
actividad humana = domesticación de animales, agricultura incipiente, caza con perro,
incremento de pesca. Se extinguen especies animales: mamut, rinoceronte antiguo, oso
de las cavernas, etc. Aparece una sociedad más organizada y jerarquizada, con jefes y
con práctica de la guerra.
 El mesolítico en España:
Por el cambio del clima se produce la desertización del Centro (meseta central), Levante
y Sur de la PI. Se exterminan especies animales como el reno. Hay fuerte depauperación
humana. Se incrementa la pesca. Comienza la práctica guerrera. La sociedad es menos
cazadora y más recolectora.
Se distinguen tres regiones humanas y culturales: a) Norte-Atlántico = grupos humanos
y actividades industriales decadentes, con conservación de prácticas arcaicas
paleolíticas. b) Levante = aparece una cultura característica, de origen discutido
(¿África?). Montenegro Duque la considera pervivencia de culturas precedentes
empobrecidas. c) El resto de la PI parece haber quedado despoblado, en especial la
Meseta y Andalucía.
 Neolítico:
Hacia el 3700 aC ya están pujantes ciudades de cultura neolítica en el sur de España
(Almería, la ciudad de los Millares). Se dedicaban a la metalurgia, fabricaban joyas y
armas de metal, eran alfareros (cerámica). Gente sedentaria, agricultora, urbana,
especialización del trabajo. Habían desarrollado la irrigación artificial. Tenían una
sociedad jerarquizada. Cultivaron el comercio: comercio de inmigrantes neolíticos del
sudoeste de España con españoles del interior, bárbaro. Se enriquecieron con el
comercio de manufacturas, lo que generó envidia y guerras, por lo que las ciudades se
amurallaron. Hubo una segunda ciudad llamada el Argar, alrededor del 1700 aC (2°
fase de invasiones), con los mismos signos pero mucho más evolucionados (bronce).
Rodearon toda España: se trasladan hacia el oeste y se asientan en Andalucía; se
asientan en la desembocadura del Tajo y desarrollan el comercio; se asientan en Galicia
y Portugal; hacia el 2000 ac ya estaban por el País Vasco (aculturación). Luego
desbordan España hacia Francia, Alemania, Gran Bretaña y llegan hasta la península
Escandinava. (A esta teoría acerca del avance gradual de estos elementos se la llama
teoría difusionista).
Los dos rasgos que definen a esta civilización son: el megalitismo (grandes
construcciones de piedra) en los enterramientos de familiares de los ricos y en los
dólmenes y menires; y la cerámica de vaso campaniforme.
Sobre su lengua no se sabe demasiado. Hay teóricos que los asocian con los
sufijos toponímicos –nt, - y –ss. No poseían escritura.

Fenicios y cartagineses en la Península Ibérica.


Los fenicios se establecieron en las costas meridionales. Fundan emporios
comerciales para negociar con los españoles. Hacia el año 1100 AC tuvo lugar la
fundación de Gadir (Cádiz). Más tarde, los cartagineses reafirmaron la influencia de sus
antecesores los fenicios en el Sur. A los cartagineses se debe la influencia de la nueva
Cartago (Cartagena) capital de sus dominios en España. De origen púnico se dice ser el
nombre de Hispania, que en lengua fenicia significa “tierra de conejos”.
B. Lenguas prerromanas no indoeuropeas de la Península Ibérica.

Consideraciones tipológicas de las lenguas prerromanas (Noción de sustrato en la


actualidad y su aplicación a la historia del español, de María Teresa Echenique
Elizondo)
Delimitación del marco prerromano peninsular.
Es preciso tener presente que en época prerromana había en la península
Ibérica varias lenguas, y no sólo una como se defendía hasta mediados de siglo, entre
las que cabe establecer la delimitación de lenguas de carácter indoeuropeo al lado de las
que no pertenecen a dicho tronco, a todas las cuales no hay que olvidar sumar los
códigos lingüísticos presentes en la Hispania prerromana por circunstancias transitorias
de colonización. Al utilizar la denominación genérica de lenguas prerromanas suele
hacerse referencia a las lenguas que había en la península Ibérica antes de la llegada del
latín, incluyendo de este modo también las lenguas de colonización, como el fenicio o el
griego; se utiliza, en cambio, preferentemente la denominación de lenguas
paleohispánicas cuando se quiere poner de relieve el carácter de lenguas más o menos
autóctonas que habitaban Hispania en época remota, cuya dimensión paleolingüística
nos es permitido reconstruir hoy o podemos presumir posible en un futuro no lejano. La
denominación lenguas hispánicas prerromanas es, por tanto, más neutra, aunque está
por ello mismo más vacía de contenido: designa todo lo que es anterior a la lengua
latina sin más especificación. De todas formas, el marco geográfico al que todas ellas
hacen referencia es el constituido por la península Ibérica (después Iberorromania) en
sentido estricto, dado que nada sabemos hoy de una lengua de sustrato en territorio
canario a la que genéricamente se denomina guanche (ajena, en todo caso, al mundo
indoeuropeo), de la que presumiblemente sobreviven en español algunos restos léxicos
(además de haber pervivido hasta hoy la técnica indígena conocida como silbo gomero,
que entra de lleno en el menos preciso campo del lenguaje no verbal).

Hispania indoeuropea-Hispania no indoeuropea.


En realidad, no es gratuito hacer una distinción inicial en la Hispania prerromana entre
lenguas indoeuropeas y lenguas no indoeuropeas. Una división tal ha sido reclamada en
repetidas ocasiones y tiene una importancia metodológica fundamental: el latín que se
asienta sobre lenguas no indoeuropeas lo hace sobre sistemas lingüísticos
tipológicamente muy diferentes al suyo, en tanto que la lengua latina que se superpone a
lenguas indoeuropeas encuentra ya una estructura genéticamente relacionada con ella, lo
que hace más fácil su recepción y, con posterioridad, su desaparición al ser diluidas por
la superposición latina. En este sentido, la latinización de la península Ibérica constituyó
la última fase en el proceso lingüístico de indoeuropeización del continente europeo.

1) Lenguas antiguas preindoeuropeas de la Península Ibérica. Léxico y toponimia


que se les atribuye.

Hubschmid, con una visión perspectiva, se ocupa de los primeros estratos


lingüísticos que podemos reconocer en la Península Ibérica, es decir, de las lenguas
prerromanas de la Península Ibérica (pues como veremos, términos corrientes en
nuestra habla cotidiana se remontan a los orígenes de nuestra habla castellana, a unos
5000 años).
Hubschmid identifica tres sustratos lingüísticos preindoeuropeos (es una
teoría propia de Hubschmid, pero hay divergencias entre las teorías, otros no lo
consideran así):
1) Sustrato franco-cantábrico: de antigüedad incierta. Parece tener relación con las
culturas paleolíticas que producen las cuevas pintadas de Lascaux en Francia y de
Altamira en España. se extendió por el noroeste de la Península Itálica, sur de Francia y
norte de España hasta la frontera con Galicia. En cuanto a fechas, es un período muy
antiguo, pensemos que las cuevas de Altamira son del 15000 ac o 20000.
En este punto, podemos aclarar que Hubschmid simplifica las cosas,
básicamente porque:
- no tiene en cuenta otras cuevas distintas de la de Altamira, q claramente no es un
hecho cultural aislado
- el hombre antiguo de España NO puede remontarse al paleolítico, sino que por las
excavaciones en Atapuerca, se encontraron hombres del 850000 aC, el denominado
homo antecesor, intermedio entre el homo sapiens (1000000 aC) y los más conocidos
hombres europeos (hombre de Neandertal y de Cromagnon).

2) Sustrato euroafricano o sustrato protoibérico: primero hay q advertir q la


denominación “sustrato euroafricano” NO es una denominación antropológica, sino
lingüística. Se remonta al 4000 aC. Se extendió desde el norte de África, desde las
costas de Túnez, Argelia, Marruecos, hasta Ceuta. Y en Europa, se extiende desde
Gibraltar, por las costas mediterráneas de España, Francia e Italia hasta Sicilia. Este
sustrato forma un círculo q comprende todo el Mediterráneo occidental (el oeste de
Italia). Parece ser un hábitat cerrado.
3) Sustrato hispano caucásico o protovasco: se remonta al 3000 aC. Desde el Cáucaso
hacia el sur, hasta las costas de Siria, Líbano y Palestina, y por las regiones al norte del
Mar Negro (Ucrania, Rumania, norte de Grecia, países Balcánicos, norte y centro de
Italia, sur de Francia y norte de España hasta Galicia (quien siempre queda afuera de
estos sustratos). Se relaciona con la teoría de Hubschmid sobre la lengua vasca.

A estos, siguen los sustratos:


4) Sustrato indoeuropeo
5) Sustrato tartésico: 700-400 aC

Para todo esto es fundamental la arqueología.


En cuanto a la historia interna del sustrato euroafricano, este sustrato
produce el protoibérico en España y sur de Francia, y de allí procede el ibérico
propiamente dicho, q está en las inscripciones.
En cuanto a la historia interna del sustrato hispano caucásico, de él procede
el protovasco seguramente en España en el 4500 aC (quizá en Asia menor debió de
haber algo igual al vasco antiguo). Según esta teoría entonces, el vasco tiene origen en
el Cáucaso.
Las fases protoibérica y protovasca parecen estar en relación adstratística; las
fases del ibérico y vasco sí estuvieron en relación adstratística. Según Hubschmid, es
estrato hispano está en relación con el sustrato finohungro y paleosiberiano, xq hay
elementos más o menos semejantes entre ellos.

LÉXICO hispano preindoeuropeo

Hubschmid lo clasifica según estos tres orígenes hipotéticos:


1) Palabras de origen euroafricano:
- chaparro: encina joven
- carrasca: encina pequeña
- coscojo: agalla del quermés
- cáscara
- mata: arbusto
2) Palabras de origen hispano-caucásico:
- quer: roca (etimología: *kario: *karri, de donde el vasco arri “piedra”). Relacionado
con ello: carrasco, carrascal, etc.
- cotorii: cerro (se compara con el vasco cotor: peña)
3) Palabras de difícil origen que Hubschmid prefiere clasificar según su distribución
geográfica:
España, Francia e Italia: morro (monte/ hocico), muro (montaña), barranco, lastra
(piedra, plano), sapo, barro
Áreas marginales de la Península Ibérica: vega (territorio fértil), barcia (planicie),
mogote (montículo), carballo (roble), sarna (costra, escama, cáscara y después sarna),
sarra (herrumbre), cama, aro, abarca (calzado)
Galicia y Portugal: cencerro, atorra (camisa)
Propias de España (menos Cataluña): chaparrón
Palabras de España compartidas con Asia Menor: cigarra
Palabras de España compartidas con la región Balcánica: castaño (árbol y fruto),
borracha (bota de vino)
Palabras de España compartidas con Italia: arroyo (de arrugia: canal de la minería),
gándara (terreno arcilloso, pedregoso, arenoso).
Sabemos que estos términos son preindoeuropeos solamente por eliminación.

2) El IBERO: orígenes, geografía y difusión peninsular y extrapeninsular. Lengua


ibérica y escrituras ibéricas. Epigrafía ibérica. Rasgos grafemáticos, fonético-
fonológicos, morfológicos y léxicos del ibérico.

a) CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LOS IBEROS ( Los Iberos de Antonio


Arribas)

La cultura ibérica se extiende, en el oriente, desde El Algarbe (Portugal) hasta


el sur de Francia.
 Geografía
La Meseta castellana forma el centro de la Península Ibérica y ocupa tres cuartas
partes de la misma. La topografía de la Península Ibérica varía de provincia a provincia.
En el sur, fértiles valles se abren entre las montañas, escabrosas y rocosas en su
mayoría. No hay una gran abundancia de agua. Las llanuras centrales son secas, y en
ellas alternan altas temperaturas durante el verano, con extremas de frío durante el
invierno. La región septentrional cercana a los Pirineos y Sistema Cantábrico tiene
bosques, la mayoría de hoja perenne. La espina dorsal de la Península es el Sistema
Ibérico, un conjunto de serranías calcáreas que se extiende desde el Sistema Cantábrico
hasta el cabo de la Nao, formando un reborde de la Meseta central.
La Meseta central, cercada por zonas marginales de levantamiento alpino, fue el
país peninsular predominantemente céltico. En contraste, las zonas que dieron frente a
la balconada mediterránea fueron país de pueblos ibéricos: faldas de los Pirineos,
depresión del Ebro, Cataluña, banda litoral valenciana, zona del sudeste y todo el
sur de la Península. Las diferencias entre unas y otras son grandes.
 Cómo vivían: Con el fin de determinar el modo de vida y el aspecto de los iberos, he-
mos de acudir a los restos en pintura y en escultura y a las descripciones de los textos
clásicos. Éstas son las únicas fuentes de que disponemos, ya que la práctica de la
cremación nos ha quitado toda posibilidad de reconstruir el aspecto físico de los iberos a
base de restos óseos. Pero es preciso recordar que la escultura puede haber idealizado
las formas, y que la pintura las puede haber esquematizado, del mismo modo que las
referencias en los textos escritos respecto a un grupo de personas no puede generalizarse
aplicándose a los demás; y que la descripción de un individuo no nos sirve para todos
los demás.
De sus retratos en el arte ibérico podemos deducir que el pueblo era idéntico en
todos los aspectos al actual que vive en las mismas zonas. Se trata de una raza esbelta,
dura, de cabellos rizados y de rasgos finos, que ante los romanos debieron parecer rudos
y salvajes.
Nos encontramos en mejores condiciones para juzgar sus cualidades y defectos
que su aspecto físico. Marcial ponía en contraposición al griego culto con el hispano
viril de aspecto austero, con su cabello abundante y revuelto y su bronca voz —la
fonética ibérica se adaptaba mal a la pronunciación romana —.
Los contactos con los colonos y las facilidades de la vida propias de los iberos
del Levante y del sur debieron haber limado su aspereza y les debieron llevar más
fácilmente por el camino de la civilización.
En el poblado, la gente apenas utiliza la toga y, cuando lo hace, pasarán años
antes de sustituirla por otra nueva. La casa, de una o varias habitaciones, tiene el hogar
como centro de su vida; sólo el calor del fuego las hacía confortables. Rectangulares o
cuadradas, alzadas sobre zócalos de piedras y con pared de adobe o piedras en seco, con
techado de ramaje, eran cabañas en realidad. Conocemos poco del mobiliario; bancos
corridos de mampostería en las tumbas indican que también debió de haberlos en las
casas. En una escena de Liria y en otra de Alloza, vemos a un personaje sentado en una
silla, pero sin duda los grandes solios de las Damas del Cerro de los Santos, o de
Verdolay, son propios de divinidades o sacerdotes.
Más que escenas de la vida cotidiana, las representaciones pictóricas nos indican
la gran afición de los iberos por la caza y la guerra. Son escenas de un pueblo que ama
el deporte y disfruta en la caza de persecución, trampa y emboscada, las que se
desarrollan en los frisos de las vasijas. Jinetes acribillando con azagayas a jabalíes;
lanzando sedales y anzuelos para pescar en las lagunas; cazando ciervos; acosándolos
hasta las redes, o utilizando «boleadoras», muestran una orgía de vida incomparable
 Religión: Los recientes estudios sobre las religiones de los pueblos primitivos de la
Península permiten asegurar que el fondo y la forma de la religión de los iberos son
mediterráneos.
La rápida romanización de los iberos debió hacerles perder sus cultos propios, y
al no haber sido descifrado el alfabeto ibérico nos quedan en el anonimato los posibles
nombres de divinidades que se hallen en las lápidas.
A comienzos de este siglo se tomaban en bloque las tumbas del área ibérica y las
célticas de la Meseta, relacionándolas por la tipología de sus ajuares y por la similitud
de sus ritos. Hoy, nuestra visión se ha ampliado gracias a excavaciones científicas y al
descubrimiento de materiales ibéricos dentro del área cultural céltica y viceversa.
La base de la incineración ritual funeraria se halla por un lado en los campos de
urnas, y por otro en las influencias del Mediterráneo oriental. La disposición general es
el enterramiento en urnas, con las cenizas del cadáver en su interior, y depositado en un
hoyo en el suelo (loculus), con el ajuar y las ofrendas a su alrededor. Las tumbas se
agrupan en desorden, frente a las de la Meseta, donde se aprecia un trazado en calles.
Pero esta disposición sufre muchas variaciones, y, por ejemplo, en Andalucía suele
recibir la adición de un túmulo. Posiblemente, los sepulcros tumulares andaluces
representan el panteón de la realeza tartessio-turdetana.
En ellos la cremación del cadáver se efectuó en piras al exterior en ustrina; luego
se colocaron los restos de las cenizas en la urna, y ésta, con las ofrendas, en los bancos,
nichos y fosas del interior de las cámaras. El hecho de haberse hallado ruedas partidas
en algunas tumbas andaluzas y la falta del cadáver, excluye que se hubieran inhumado y
transportado en carros fúnebres los despojos mortales; se trata seguramente de carros
desmontados y ofrendados al muerto. Terminada la deposición de la urna y del ajuar, se
bloqueó la entrada de forma que pudiera abrirse para una nueva ceremonia fúnebre.
 Arte:
Hay formas y motivos en la decoración arquitectónica que tienen su origen en
los griegos orientales; en la estatuaria humana y animalista es posible observar una
continuidad evolutiva estilística desde el arcaísmo griego; algunos exvotos siguen
también los tipos arcaicos que se rastrean por toda el área del Mediterráneo no clásico.
Si se acepta la raíz clásica del arte ibérico, no se quiere decir con ello que se niegue su
originalidad —no independencia —, puesto que el impacto creador no anuló la realidad
histórica de la cultura indígena, antes bien adscribió el área ibérica a la creación
mediterránea clásica, dándole así una categoría formal que no poseía
En relación con las esculturas humanas, la estilización de cabellos y ojos, así
como de los paños, señala su origen en el arcaísmo griego, pero las formas compactas y
estereométricas acusan lejanos prototipos sirios, hititas y jonios. Algunas de las piezas
se han considerado como arte provincial griego; así ocurre con la bella cabeza de koré
La fase indígena del siglo V-IV a. de J. C. es evidente en la serie de más de
trescientas esculturas del Cerro de los Santos. En general, se trata de cabezas sueltas,
cuya evolución alcanza hasta época romana, con un pseudo-arcaísmo que ha de
explicarse aquí como algo propio de un desarrollo retardado de los escultores indígenas.
Sin duda, la obra maestra de la escultura indígena es la Dama de Elche, por su
elegante finura de los rasgos faciales, por la expresión abstraída de la mirada y por la
riqueza de sus vestidos y adornos. En ella se conjuga el modelado de las facciones de
herencia clásica con la riqueza indígena de sus joyas. Esta simbiosis nunca se ha visto
tan patente en el arte ibérico como en la Dama, pieza capital del arte hispánico
primitivo.

b) LENGUA Y ESCRITURAS IBÉRICAS

 Territorio ibérico antiguo


1) desde el punto de vista de la toponimia, el territorio ibérico antiguo se delimita con
cierta exactitud por la presencia de los elementos iniciales ili- e ilti-, en que il- parece
significar ‘ciudad’. Frente a estas formas toponímicas está el ide. celt. -briga. Sin
embargo, toponimia con -briga desborda el territorio epigráfico ibérico en Valencia y
Castellón. 2) Desde el punto de vista de la epigrafía, el territorio ibérico coincide con la
anterior delimitación, pero se interna hacia Cuenca en los lugares mencionados.

 Epigrafía ibérica: Hay tres tipos de epigrafía ibérica: meridional o sud-levantina,


levantina y greco-ibérica. La primera procede del territorio que se extiende desde
Castellón y Valencia hasta casi el Algarbe (punta de Portugal en el océano Atlántico); la
segunda es propia de la cuenca del Ebro, Cataluña y sur de Francia, y la tercera es más
oriental, del sur de Francia, próxima a Marsella, emporio griego en la antigüedad, por
eso se trata de inscripciones greco-ibéricas.
Casi todo el material epigráfico de la lengua ibérica fue recogido por
Untermann en su obra Monumenta linguarum hispanicarum publicada en Alemania
entre 1975-1991. Hay unas 1500 inscripciones, pero 10 años después había más de 1750
y hoy podría haber más todavía, xq todos los años se encuentran más

 Origen de la escritura ibérica: Deriva de la escritura paleo-hispánica, procedente de


la región tartésica o andaluza (donde está el río Guadalquivir), la cual a su vez deriva de
un silabario fenicio, de acuerdo con la teoría monogenésica.

 Sistema de la escritura ibérica: en parte silábica y en parte fonética. No se


diferencian sílabas q comienzan con oclusiva sorda de las comenzadas en oclusivas
sonoras. Sin embargo, en el área de la escritura ibérico levantina se ha innovado para
representar esta diferencia: se distinguen, los propios iberos han mejorado su sistema. Y
en la tercera zona se representa en griego.

 Soportes de las inscripciones: consisten en monedas, losas sepulcrales, tablas de


plomo y objetos cerámicos.
Desciframiento: conocemos la fonética ibero, pero todavía no se traducen los
testimonios fehacientemente. Sabemos leer, pero NO interpretamos.
El texto ibérico más antiguo se halló en 1922, en La Serreta de Alcoy. Se trata
de un plomo en lengua ibérica, conocido como “el plomo de Alcoy”, con 336 letras,
escrito en alfabeto jónico arcaico Es la más extensa de las inscripciones ibéricas. En el
corpus de J. Untermann, se lo translitera de la siguiente manera:
Cara A:
iike: orti gaokan dadula bak | buitiner bagaok SSSCi tulbai | lualeguegik
baseokeiunbaida | uke basbidibartin iike baer | okar tebind belagaikaur isbin | ai
asgandis tagisgaok binike | bin alir kidei gaibigait | sakaiskearnai
Cara B:
iunstir alirg basiti sabai | dai birina gu boitingidid | segeduan ses digadedin |
seaikala naltinge bidudedin ildu | niaenai beko sabagedian

 Fonética y fonología ibérica: tenían:


- 5 vocales: a, e, i, o, u
- 5 consonantes oclusivas: b (q carecía del correlato sordo p –al igual q en las
lenguas semíticas, pero esto no dice nada-), t, d, k, g
- 3 nasales: n, m y una tercera difícil de precisar cómo suena
- 2 vibrantes (simple y múltiple al parecer), pero q no pueden estar al comienza de
palabra, como ocurre en vasco (q tbn tiene 5 vocales –algunos lingüistas dicen q
el castellano tiene 5 vocales por influjo vasco- y q necesita agregar una vocal
prótesis para colocar r inicial).
La estructura silábica tiene restricciones:
- el núcleo vocálico NO puede ser precedido por más de una consonante (pl, bl, tr,
dr)
- puede ser seguido por un número indefinido de consonantes con la condición de
que aparezcan en orden descendente de apertura (de la más abierta a la menos
abierta). Esto coincide con el protovasco
- los fonemas yod y wau son raros o inexistentes en comienzo de palabra (sí en
interior de palabra), a diferencia del indoeuropeo.

 Morfología ibérica:
- en algunos temas nominales hay alternancia de los elementos n, r, cero. No
sabemos si es hecho morfológico o fonético (si tiene relevancia semántica o no).
Parece haber coincidencia con la heteróclisis europea primitiva: en indoeuropeo
la raíz termina de diferentes maneras: con n / r / 0 (cero). Hay huellas de esta
alternancia n / r en palabras latinas como iter, itineris. Se dice q fue la primera
declinación de la lengua europea primitiva, y se representan 2 casos: uno para
nominativo, vocativo y acusativo (caso recto), y otro para genitivo, dativo,
ablativo, etc. (caso oblicuo) [como en rumano, q los reinventó, no los heredó]
Tbn en esto, hay coincidencia con el vasco: egun ‘día’ / egur-aldi ‘tiempo
atmosférico’ / egu-berri ‘tiempo nuevo’ = ‘Navidad’, según A. Tovar.
- La yuxtaposición nombre-nombre. Tbn funciona como determinante-
determinado. Por ejemplo: calum seltar. Esta forma de yuxtaposición, en donde
el primero es subordinado o el segundo, tbn existió en el protovasco.
- El elemento morfológico –en (final casi siempre) marca determinación nombre-
nombre, con el orden determinante-determinado. Por ejemplo: Iltirbikis –en:
tumba de Iltirbikis
- Formas con el sufijo –(s)ken: corresponde a otras griegas, en genitivo plural,
como emporitos (lo sabemos por la tercera zona)
- El morfema ka tiene valores de ablativo y dativo de interés, de acuerdo con De
Hoz; pero según Untermann, ka y ke tienen función de ergativo: caso de
algunas lenguas antiguas (como el vasco), consiste en nombrar la persona como
causa de algo (como sujeto). Algunos dicen q el nominativo europeo con es
resabio de esto.
- Te, tai representan para Untermann el dativo ar, el posesivo. En vasco hay un
caso ergativo con desinencia –k.

 Léxico ibero: es una lectura insegura del mismo. Sólo reconocemos con certidumbre,
según Villar, una palabra solamente: salir: “plata”. En una lápida sepulcral, las palabras
iberas are tace están seguidas por las latinas heic est (= hic est), q podrían ser la
traducción de la frase ibera, pero es una hipótesis, no está demostrado. El término
eban(en), q aparece en lápidas sepulcrales, da lugar a controversia: para Tobar significa
“piedra”, para Michelena “hijo”, para Untermann “fecit/curavit”.

3) El EUSKERA: orígenes, geografía y difusión peninsular y extrapeninsular. La


cuestión de las relaciones del íbero y el euskera: relación genealógica vs. relación
adstratística. Tendencias actuales en el tratamiento de la cuestión y el aporte
decisivo de la reconstrucción del protovasco.

Por su parte, el euskera hablado en la antigüedad, cuyo radio de influencia


según la aceptación general gira en torno a los Pirineos, además del actual País Vasco y
Navarra, ha sido objeto de trabajos de reconstrucción diversos e importantes, que han
permitido definir con mayor exactitud su extensión y naturaleza. Es la única lengua que
sobrevivió al proceso de latinización de Hispania, así como a la romanización y su
contacto posterior con lenguas neolatinas, de tal forma que ha sido sustrato en algunas
zonas del castellano y románico de los Pirineos, y adstrato continuado del castellano a
lo largo de los siglos; de hecho, constituye el único resto de lengua preindoeuropea de
Europa occidental, cuya extensión en otro tiempo fue mayor a la actual, aunque haya
más o menos acuerdo sobre los límites precisos de tal extensión. Así, hoy sabemos sin la
menor sombra de duda que la antigua lengua aquitana, hablada en la vertiente
septentrional de los Pirineos centrales y en la llanura de Aquitania, era vasco (según la
línea de investigación que parte de Luchaire, continúa con Lafon, Caro Baroja y
Michelena, y culmina en Gorrochategui [1984]). Así se deduce del corpus onomástico
reunido por este último autor y de trabajos posteriores. De todos ellos extraemos
fundamento para paliar la escasez de documentación sobre la lengua vasca en época
antigua, que sólo nos es conocida por testimonios aislados (Restsprachen), al tiempo
que facilitan la base para postular hipótesis acerca de su mayor extensión en el pasado.
De este modo, lo que hoy resulta seguro es que la lengua vasca se asentaba en época
pasada en la zona pirenaica, con expansión hacia el Garona por el Norte y hacia el Ebro
por el Sur; los límites extremos son los más discutibles y peor establecidos, con grandes
fluctuaciones de opinión sobre la parte occidental (Gorrochategui 1995 [1997], 186). En
todo caso, lindaba, tanto por el Norte como por el Sur con lenguas de tipo céltico (galo
y celtibérico), lo que por otra parte convierte al euskera en un zona de recepción y
transmisión de elementos célticos por adstrato.

Los vascones, pueblo cuyo nombre latino, vascones, ha pasado a vascos y


basques, ocupaban, cerca de la Era cristiana, el territorio de la Navarra actual y algunas
de las provincias vecinas. Tenían por vecinos a los Celtíberos, pueblo de lengua celta.
Es probable que Vascones y Aquitanos hablasen lenguas semejantes, o dialectos de una
misma lengua, y que ciertos dialectos vascos continúen dialectos vascones. En
Aquitania y en Vasconia se hablaba igualmente céltico.
El vasco es la única lengua viva de la Europa occidental que no pertenece a la
familia indoeuropea. Tiene 8 dialectos.
Respecto al origen de la lengua vasca, se han indicado hipotéticos
parentescos, sin llegar a ninguna solución irrebatible. Dos son las opiniones más
persistentes y favorecidas:
1) según unos, el vascuence es de procedencia africana y presenta significativas
coincidencias con las lenguas camíticas (bereber, copto, cusita y sudanés)
2) otros, en cambio, apoyándose principalmente en semejanzas de estructura
gramatical, sostienen q hay comunidad de origen entre el vasco y las lenguas del
Cáucaso
Por otra parte, no faltan teorías conciliadoras, según las cuales el vasco es
una lengua mixta: pariente de las caucásicas en su origen y estructura primaria,
incorporó numerosos e importantes elementos camíticos, tomados de la lengua ibérica,
recibió influencias indoeuropeas precélticas y célticas y acogió finalmente
abundadísimos latinismos y voces románicas.
La transformación del vasco a lo largo de sus cuatro o cinco milenios debe
haber sido enorme, pero su evolución interna es casi desconocida: algunas inscripciones
romanas dan palabras sueltas vascas, los documentos medievales suministran nombres
personales y algunos adjetivos; las Glosas Emilianenses contienen dos frases breves y
de controvertida interpretación. Hasta el siglo XVI no posee el vascuence textos
extensos: Bernard Dechepare, compilación de poesías en los distintos dialectos.
El aporte de la romanización es decisivo: 80% del léxico actual es latino,
adaptado a la fisonomía de la lengua vasca.
El actual dominio de la lengua vasca es un pequeño resto del q hubo de tener
en otras épocas. Los nombres de lugar (topónimos) proporcionan el mejor argumento
de q el euskera o lenguas muy relacionadas con él tuvieron en nuestra Península, antes
de la romanización, una extensión muy amplia. Son compuestos integrados por berri
‘nuevo’, gorri ‘rojo’, erri ‘lugar’. Así: Javier y Javierre corresponden a esaberri ‘casa
nueva’, Lumbierre proviene de irumberri ‘ciudad nueva’ y Lascuarre de irigorri ‘ciudad
roja’. Más al Oriente, al sur del Segre, la comarca de la Segarra toma su nombre del
vasco sagar ‘manzana’. Por otro lado, en el sufijo –en, -ena de los topónimos
peninsulares de base antroponímica parecen haber confluido factores de diverso origen,
uno de ellos es el vasco, q posee el morfema –en para formar derivados de apelativos o
con valor posesivo.

 Relación del ibero y el vasco: relación genealógica vs. relación adstratística


En el siglo XIX, Humbol y Schumchart propusieron relaciones de parentesco
entre el vasco y el ibero, q dio lugar a la llamada teoría vasco iberista, que consiste en
una relación genealógica entre el vasco y el ibero, como lenguas hermanas que
evolucionaron en lugares distintos, con el substrato común mediterráneo-caucásico. En
el siglo XX, Tobar se opuso y propuso la de teoría de contacto o astrato: las
similitudes se deben a préstamos; fusión de substrato caucásico + influjo norafricano. Y
a ello le siguieron otros, como Villar por ejemplo. Actualmente (fines del XX), la
relación se plantea como dependiente de la reconstrucción previa del protovasco: ¿cómo
relacionar el protovasco (documentos del XVI) con el ibero (nacimiento de Jesús)? Hay
una distancia de 1500 años. Lo primero es reconstruir el protovasco y luego compararlo
con el ibero. El vasco antiguo, muy diferente del moderno, brinda aportes a favor de la
relación de parentesco.
Conclusiones:
de Villar : estas relaciones resultan desconcertantes, pues parecen escasas para basar
sobre ellas un parentesco genético, pero muy abundantes para ser sólo préstamos.
de Michelena: Es en este subconjunto onomástico en donde se ha encontrado la mayor
parte de las coincidencias entre ibero y vasco. Hay, sin duda, coincidencias, cuyo
número es muy elevado para atribuirlo al azar. Pero aún reservando su lugar al azar, las
coincidencias son muy llamativas en número y calidad. Por lo que también dudaríamos
en ver ahí préstamos masivos. Se diría q el ibero y vasco formarían una especie de pool
onomástico, q poseía un stock común de elementos y procedimientos de formación, del
que cada uno disponía con libertad. Sin embargo, nada lleva a pensar q los elementos
son homogéneos en cuanto a su origen.
La posición de Michelena es una posición sensata; Tobar matiza su posición
cuando escucha a Michelena (pues sabe q Michelena sabe más sobre esto)

4) FENICIOS y CARTAGINESES en la Península Ibérica. Toponomástica fenicia


y cartaginesa

Los fenicios se establecieron en las costas meridionales. Hacia el año 1100 aC


tuvo lugar la fundación de Gádir “recinto amurallado”, deformado por los romanos
(Gades) y por los árabes (Qadis), dando el actual Cádiz. Otras colonias fenicias eran:
Málaka ‘factoría’ (Málaga) y Abdera, hoy Adra.
Más tarde, los cartagineses reafirmaron con sus conquistas la influencia q
habían tenido sus antecesores los fenicios del Sur. Fundaron la nueva Cartago
(Cartagena), capital de sus dominios en España. De origen púnico debe ser el nombre de
Hispania, que en lengua fenicia significa "tierra de conejos" e Ebusus (Ibiza, "isla o
tierra de pinos", "isla del dios Bes").
Núcleos de población en el sur que conservaron su lengua hasta el comienzo
de la época imperial romana.

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