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Sofia Andrea Molina Larraín

En ninguna etapa de la vida de la humanidad, el hombre ha vivido aislado de los demás


hombres, la vida en comunidad siempre se le ha impuesto y es que su naturaleza junto con
sus instintos propios y, fundamentalmente las limitaciones personales, hace necesario que
éste genere una relación con otros y por tanto una vida social como condición necesaria
para su conservación, desarrollo físico y cumplimiento de sus tareas intelectuales y morales
y es que al final la sociedad no solo le es conveniente, sino necesaria pues el individuo
como parte de una sociedad tiene diversas finalidades que cumplir, desde la conservación
de su propia vida hasta la realización de su perfeccionamiento moral; pero para lograrlas
necesita la ayuda y la unión de todos los miembros de la sociedad y es aquí donde surge
un grave problema ,¿debemos nosotros como seres de una sociedad usar a los otros
miembros , como vías desechables para alcanzar un fin determinado? O incluso es válido
lograr mi realización o perfeccionamiento como ser por medio del perjuicio a un igual?

El caso1 que procederé a analizar corresponde a un reclamo contra el abogado a quien


habría contratado la madre de la reclamante, para hacer la posesión efectiva de los bienes
quedados al fallecimiento de su cónyuge y padre respectivamente. Señala que este
abogado junto con cumplir el encargo profesional indicado procedió a redactar una escritura
de venta de dichos bienes y derechos a favor de una sociedad de la cual es socio,
aprovechándose del hecho de que las facultades mentales de su madre se encuentran
deterioradas. Sostiene además que la cifra pagada por el abogado reclamado es ínfima en
relación al valor real de los mismos. Termina solicitando que el Consejo investigue a fondo
esta situación para velar por el prestigio del Colegio y de la profesión.
Posteriormente no se acreditan los cargos formulados por la reclamante consistentes en
que el abogado habría defraudado a su madre aprovechándose de la demencia senil que
la afecta, se rechaza el reclamo presentado en contra del abogado reclamado. Sin perjuicio
de lo expuesto, este Consejo procediendo de Oficio, y con relación a los hechos no
discutidos que las partes han aceptados como acaecidos, se considera que constituye un
acto doloso e incompatible con la dignidad con que debe ejercerse la profesión de abogado
el hecho de que éste haga valer el ascendiente que tiene sobre un cliente para ejecutar
actos y/o contratos que directa o indirectamente lo beneficien, especialmente si se toma en
consideración la avanzada edad del cliente. Dicha conducta por tanto es censurable y

1
Consejo general del colegio de abogados de chile,15.11.1999, Ro ing. no. 01/98, rol no. 428, recurso de reclamación
ante el i. colegio de abogados. Publicitado en libro registro de fallos del i. colegio de abogados.
Sofia Andrea Molina Larraín

afecta el prestigio de la profesión, por lo cual resulta procedente la medida disciplinaria de


censura por escrito.
El abogado es aquella persona, licenciado en derecho, que practica profesionalmente
defensa de las partes en juicio y toda clase de procesos judiciales en conjunto con el
asesoramiento y consejo en materias jurídicas a las personas , es decir, cumple una
actividad judicial, teniendo en cuenta la realidad social, interpreta las leyes, y las aplica con
el solo objetivo de hacer justicia ya que nuestra profesión se basa en la consecución de
la verdad para el logro de la justicia que se consagra en el texto normativo y así
restablecer la paz alterada por un conflicto suscitado entre dos o más personas de
relevancia jurídica y es sobre estos pilares que se cimienta nuestra profesión: la rectitud
de la conciencia por sobre todo puesto que mas allá de los conocimientos que adquirimos
a lo largo de nuestra vida profesional , es completamente incorrecto , que dentro de nuestro
conocimiento de un problema ajeno, nos aprovechemos de éste pues al aceptar un caso ,
probablemente lo haremos porque tenemos la férrea convicción de que el fin que estamos
persiguiendo con nuestro cliente es la protección de su derecho y por tanto que esto
triunfe en Virtud de la justicia y la rectitud .
Tal como señala el Artículo 6º de nuestro código de ética respecto a la Independencia:
“El abogado debe preservar su independencia a efectos de dar a sus clientes una asesoría
y consejo imparciales y prestar una debida representación de sus intereses. El abogado
debe evitar que su independencia se pueda ver afectada por conflictos de interés.” En este
caso en particular el abogado representa a otros clientes en conflicto con sus intereses
personales, del cual puede este generar un aprovechamiento, es evidente entonces que el
actuar de este colega generará a la larga que la confianza en los Abogados se deteriore
significativamente y es que el articulo seis es tajante al señalar que la independencia del
abogado no se puede ver afectada por los intereses i propios ni de otros clientes respecto
a sus intereses profesionales , puesto que ya no solo se pasa a llevar la relación cliente –
abogado , sino que también se derrumba la confianza y el secreto profesional.

Los abogados nos desenvolvemos en la sociedad y las relaciones que la construyen ,


procurando velar por que cada uno adquiera lo que le corresponde ya sean bienes o
derechos propiamente tales , y es que a la larga somos los profesionales que deben velar
por la consecución de justicia y la protección de intereses de nuestros patrocinados en
base a un correcto ejercicio de la profesión por lo mismo es que debemos ser
consecuentes con nuestro actuar y es que ser de este modo encierra un enorme valor que
Sofia Andrea Molina Larraín

no podemos dejar de lado. El ir aplicando nuestros principios tanto morales como


profesionales y siempre dirigir nuestras acciones a la consecución de la justicia y de la
verdad nos permite adquirir un sentido de mayor unidad con nuestros clientes , de
responsabilidad y , de este ejercer nuestra profesión con mayor solidez y sentido social.

Porque como abogados no solo basta con tener el don de la palabra y las letras para
formar un lindo discurso, una buena imagen si al final del día nuestros hechos no son
coherentes con nuestras acciones y es que más temprano que tarde, terminará por caerse
nuestra fachada, porque los demás terminarán percibiendo la distorsión que existe al no
guardar relación alguna con nuestro discurso inicial y más aún , con los valores sociales y
morales mínimos que diferencian a nuestra profesión de otras tantas . y es que hay que
saber ser y estar ante las diferentes situaciones que se nos presentan y los entornos que
enfrentamos, siendo igualmente coherente con quienes somos, con nuestra propia
personalidad y estilo en conjunto con nuestro ejercicio profesional porque a la larga nuestro
lenguaje no verbal también se involucra mucho con ejercicio de la profesión , en donde
si nos presentamos como un profesional cercano , correcto y con valores ajustados a los
esperados por la existirá por tanto coherencia entre quiénes somos y cómo nos mostramos
ante nuestros clientes y si esto no fuere así claramente no seriamos coherentes con la
imagen del abogado que promulga la justicia , de aquél que busca la justicia y la protección
de los derechos o títulos por medio del derecho positivo.

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