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La atresia, con fistula traqueoesofágica o sin ella, es la malformación congénita del esófago
más frecuente. Según los datos publicados, la frecuencia varía entre 1:1000 y 1:4500
nacidos vivos La atresia esofágica y la fistula traqueoesofágica pueden originarse por
separado, pero lo más común es su aparición combinada. Estas malformaciones se
clasifican según la presencia o ausencia de atresia y fistula y según la relación entre ellas
(fistula traqueoesofágica proximal o distal a la atresia). La clasificación más empleada es la
de Gross.
Por su frecuencia (8%), la segunda anomalía es la tipo A, que consiste en una atresia
esofágica sin fístula debido a que no existe un fragmento del esófago con longitud
suficiente. EN este tipo de lesión ambos fragmentos del esófago acaban en un fondo de
saco ciego. Los síntomas son similares a los de la malformación tipo C. El diagnóstico es
solo radiológico, cuando se observa un fondo de saco ciego en el extremo proximal del
esófago y ausencia de aire en el tubo digestivo. La gastrostomía y la esofagostomía cervical
permiten mantener al niño durante el primero o los dos primeros años de vida, para después
interponer un segmento de colon que establezca la continuidad entre los dos extremos del
esófago.
Es menos frecuente (1%) la fístula entre el extremo superior del esófago y la tráquea,
sin conexión del extremo inferior con las vías respiratorias (tipo B). Los niños con esta
malformación muestran excesiva cantidad de secreciones faríngeas y si, tras una primera
deglución se continúa con la ingesta puede provocarse una crisis de asfixia con resultados
desastrosos. Dado que no existe una conexión entre las vías aéreas y el estómago, no se
observa aire en el abdomen y puede verificarse un paso rápido de aire del contraste hacia
las vías respiratorias.
OTRAS MALFORMACIONES.
En la gran mayoría de los casos de estenosis dele esófago que aparece en la infancia las
alteraciones es adquirido y secundario a reflujo gastroesofágico. La estenosis congénita del
esófago se considera una malformación rara aunque no existen datos precisos sobre su
frecuencia y es resultado de una canalización insuficiente del esófago.
El esófago corto congénito es un defecto raro. Un esófago corto puede ser resultado del
crecimiento insuficiente de la porción subtraqueal del esófago embrionario, lo cual
determina que una parte del estómago se aloje en el tórax. La porción torácica del estómago
no constituye una hernia verdadera; el hiato esofágico es grande de manera anormal, ya
que se forma alrededor de una zona del estómago que es mucho más amplia que el diámetro
del esófago normal. El esófago corto congénito está revestido por epitelio escamoso, pero
el estómago torácico tiene mucosa gástrica funcional. El esfínter esofágico inferior no
trabaja de manera adecuada, por lo que se produce reflujo con esofagitis y estenosis
secundaria. La sintomatología consiste en vómitos, regurgitaciones, disfagia y neumonía
espirativos recidivantes; puede ser idéntica a la del reflujo gastroesofágico grave. Las
radiografías con contraste muestran un esófago corto y un estómago torácico y se observan
los pliegues gástricos por encima del diafragma.
Los niños con retrasos psicomotores graves presentan deficiencias neurológicas secundarias
a lesiones del sistema nervioso central de tipo de hidrocefalia, mielomeningocele, o las
agenesias cerebrales pueden tener alteraciones en el mecanismo de la deglución con la
disfagia consiguiente. Es frecuente que en la exploración se compruebe que el paladar
blanco esta hendido y que el reflejo nauseoso no se desencadena. Entre los síntomas se
hallan incapacidad para deglutir la aspiración de saliva y la regurgitación y el reflujo por la
nariz. La radiología muestra la ausencia d estenosis o fistulas y la esofagoscopia confirma
los hallazgos radiológicos.
ANEXOS