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ANTECEDENTES Y
FUNDAMENTOS DEL
SISTEMA ACUSATORIO
INTRODUCCION
México, como casi la totalidad de los países latinoamericanos, se ha abocado a la tarea de reformar
sus sistemas de justicia penal sobre bases garantistas.
Estas reformas buscan superar diversos problemas que tradicionalmente se identifican con la
vigencia de sistemas arcaicos derivados del modelo inquisitivo, que fue heredado de la época de
la colonia española. Sustituir este sistema por instituciones más modernas que en general son
propias del sistema acusatorio, constituye uno de los retos mayores en la justicia penal mexicana.
Las reformas estructurales y funcionales del sistema penal tienen como propósito desplegar una
serie de principios, derechos y reglas constitucionales, dirigidos a la creación de mecanismos
procesales que sean capaces de cambiar verdaderamente el funcionamiento del sistema judicial,
del modo en que fue postulado en la Reforma Constitucional del 18 de Junio del 2008
Son grandes la expectativa y la esperanza que nuestro país ha puesto en lo que deberá ser el
moderno sistema acusatorio. Sin embargo, no debemos olvidar que la reforma normativa es sólo
el primer paso en las transformaciones estructurales y funcionales que requiere el sistema penal
vigente. El cambio sustancial está, más que en la erradicación de prácticas institucionales
inquisitivas que se han arraigado desde la época de la colonia, en la creación de una nueva cultura
que practique los nuevos valores procesales y éticos que identifican a los ciudadanos, como el
objeto principal de protección frente al poder público y a los profesionales que intervienen en el
proceso penal acusatorio, con una misión social: contribuir en la solución de los conflictos, en la
protección de bienes jurídicos fundamentales y en el logro de la paz y tranquilidad de todos los
mexicanos.
Del mismo modo, policías, peritos, auxiliares técnicos y defensores de la víctima o acusadores
coadyuvantes tendrán que adquirir habilidades y destrezas específicas para el rol que les
corresponde observar en el nuevo procedimiento penal acusatorio y adversarial.
TEMA 1
SISTEMAS PROCESALES PENALES:
INQUISITIVO, MIXTO Y ACUSATORIO.
ANTECEDENTES Y CARACTERÍSTICAS
DE CADA UNO.
1.2 CLASIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS PROCESALES.
Se establece en países como Francia, Italia, España, Japón, Rusia, algunos de Europa Oriental y
de América Latina tales como México, Cuba, Perú, Uruguay y Brasil.
Propio de Gran Bretaña y Estados Unidos se encuentra vigente en los países del llamado “Common
Law”, en Alemania y en los países escandinavos.
EN EL SISTEMA ESTADOUNIDENSE
Las audiencias tienen por objeto evaluar ante un Gran Jurado (sistema anglosajón) o un Juez de
control de garantías las declaraciones y los actos de investigación, para determinar si son eficaces
para servir de base a una acusación.
Procedimiento:
El proceso acusatorio se desarrolla sobre pautas similares a las del sistema anglosajón. Alemania,
Holanda (países bajos), Austria, Suiza, Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia comparten las
siguientes características:
1. El grado de escritura de los procesos es mucho mayor que en los países del Common
Law. Las diligencias preliminares, las actas de acusación y de descargo se realizan por
escrito.
2. Tienen mayor influencia del Estado y de la policía en la formación de la imputación.
3. El juicio oral se produce ante tribunales colegiados de profesionales, o bien, ante
tribunales mixtos de profesionales y legos (jurados escandinavos).
4. La participación popular de los ciudadanos en la administración de justicia se verifica
mediante la elección de éstos para integrar los tribunales mixtos con jueces
profesionales y conocen de delitos graves.
1.2.2 El Modelo Mixto o Acusatorio Formal.
Abre la fase preparatoria del procedimiento (por noticia criminis o por aprehensión en
flagrancia de una persona).
Puede ordenar detenciones, tomar o hacer tomar declaración del imputado.
Decide su situación procesal, recibir declaraciones juradas a los testigos, ordenar
peritaciones, inspecciones oculares.
Resuelve si debe declarar la inexistencia de motivos para proceder o si debe declarar
completa la investigación y pasarle el expediente al fiscal para que formule cargos.
En este caso se hace público el proceso y accesible al procesado y defensor, cesa el
secreto sumarial.
Una vez formulados los cargos por escrito y la notificación de estos al acusado, se
produce el señalamiento de la fecha de inicio del juicio oral, en el que deben
reproducirse las evidencias recolectadas durante la instrucción.
Esta fase atenúa los efectos negativos de la instrucción secreta e inquisitiva. No
elimina del todo la posibilidad de la incorporación ilícita de la prueba durante la
investigación.
1. Tiene una fase preparatoria totalmente escrita y caracterizada por el llamado secreto
sumarial.
2. Las diligencias realizadas para obtener evidencia contra el imputado no le son
proporcionadas sino hasta cuando se dicta una medida de enjuiciamiento efectivo.
3. El acusado y defensor influyen en la decisión del juez (oralidad plena).* En cambio, en el
sistema inquisitivo equivale a una declaración previa de culpabilidad. Esta es la primera
gran diferencia entre Sistemas de Instrucción Escrita y los de Instrucción oral.
ALGUNOS PAISES DE LATINOAMERICA.
En algunos países la policía incluso tiene la facultad de recibir la denuncia y el agente del Ministerio
Público funge como un coordinador jurídico de la investigación, es decir, es el experto en derecho
que recibe la información de la policía, supervisa que se realice sin violaciones al debido proceso,
puesto que él es quien expondrá el caso en audiencias públicas ante un juez, y debe resistir la
argumentación, interrogatorios y contrainterrogatorios de la defensa. Bajo este modelo, el
Ministerio Público es el principal interesado en que su caso no sea desestimado por el juez y resista
cualquier cuestionamiento de la defensa técnica.
De esta forma los países en América Latina comparten algunos rasgos fundamentales que son
propios del desarrollo del procedimiento penal y se ubican de acuerdo al avance de su sistema
democrático en un esquema inquisitivo o acusatorio.
1.3 RASGOS FUNDAMENTALES DEL PROCESO PENAL ACUSATORIO EN LOS PAÍSES
LATINOAMERICANOS.
Un análisis riguroso del proceso penal debe partir necesariamente de su evolución histórica. En
este tema el uso de los vocablos “inquisitivo” y “acusatorio” referidos a los sistemas procesales
que han estado presentes desde Roma hasta la actualidad, incluso pasando por la Edad Media,
pretenden explicar que con frecuencia son utilizados para el análisis del proceso penal. Sin
embargo, es importante que a través de la identificación de los conceptos aludidos se busque una
línea conceptual que permita develar algunos argumentos en contra del empleo impreciso de
ambos términos como lo anotamos.
En respuesta a ese contexto brevemente señalaremos que con frecuencia se utiliza el vocablo
“inquisitivo” para destacar el procedimiento penal con un significado negativo; de tal forma que,
cualquier acto procesal proveniente de este sistema se le identifica con procesos medievales
irregulares y con vulneración a los derechos fundamentales.
La idea es colocar en el plano del debate el hecho de que ambos usos lingüísticos tienen que
examinarse a partir de sus rasgos o características para identificar con precisión cada uno de los
problemas que suelen afectar las garantías del proceso y el funcionamiento del sistema penal.
En este sistema inquisitivo se protegen los intereses de grupos de poder sin considerar los
derechos de los ciudadanos. Una de sus connotaciones son la escritura y opacidad en los
procedimientos.
El término acusatorio se identifica con los valores de la justicia, la igualdad y el respeto de los
derechos de los ciudadanos frente al poder del estado. El sistema acusatorio tiene como
característica la transparencia y rendición de cuentas.
Los derechos fundamentales tienen una larga historia que se remonta aproximadamente al
siglo XVII o XVIII, cuando los pensadores empezaron a ver el derecho natural como algo que
debería ser algo más, algo casi sagrado, así a lo largo de varios siglos se presenta lo que en
Francia nació con el nombre de droits fondamentaux (derechos fundamentales).
En nuestro país estos derechos están garantizados de manera escrita (explícita) en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. Del derecho comparado en América y Europa podemos
advertir un común denominador, el que cualquier sociedad democrática se rija mediante normas
que consagran los derechos fundamentales; pues se encuentra un estrecho nexo entre estos y el
Estado de Derecho, ya que es precisamente el Estado quien garantiza dichos derechos y a su vez
los derechos fundamentales implican para su realización el Estado de Derecho.
Para su debida comprensión un análisis profundo del proceso penal debe partir de su evolución
histórica. El sistema acusatorio surge en Grecia y Roma y tiene como referente el “adversary
system” establecido en los países de origen anglosajón (Gran Bretaña, Estados Unidos y otros) en
los que no prosperó el modelo inquisitivo.
Surge entre los siglos XII y XIII en la Europa Medieval y tiene sus orígenes en la labor de los
juristas de la Universidad de Bolonia y de los intelectuales de la escuela de París, a través de la
indudable influencia de la Iglesia.
La anterior afirmación encuentra apoyo: “En la práctica los procesos inquisitivos sirvieron para
institucionalizar sistemas de persecución por razones políticas o religiosas y para mantener un
sistema de terror, con fines ajenos al mantenimiento de la paz social dentro de una comunidad.”
Este modelo de proceso inquisitivo, controlado por funcionarios sometidos a una estricta jerarquía,
representaba un mecanismo útil y eficaz para la consolidación del poder de gobiernos
centralizados, con el paradigma de las monarquías absolutistas en Francia.
En otros procesos el ejercicio de la acusación exigía la previa constitución de una caución que rara
vez podía cumplirse, y con ellos evitar las graves consecuencias que para el ofendido derivaban
en caso de dictarse una sentencia condenatoria.
Por ejemplo:
“La accusatio" provenía del derecho romano e implicaba que la falta de prueba del hecho
determinaba la imposición de esa pena al acusador. La Ley I de Las Siete Partidas, al determinar
las dos maneras de acusación específica, establece esa regla del derecho romano de tal manera
que “la primera –manera de accusatio- es cuando alguno acusa a otro de yerro que es de tal
natura, que si no lo pudiere probar que debe haber el acusador la pena que debe haber el acusado
si le fuese probado”. Aunque esta regla no se aplicaba a todas las acusaciones.
Las Siete Partidas excluyen, entre otros, las acusaciones sobre falsedad de la moneda real (Ley
XX) o el heredero por la muerte del causante (Ley XXI). Estos motivos eran suficientes para que
muchos ofendidos no se atrevieran a correr el riesgo de acusar porque en caso de no llegar a
probar los hechos la pena que correspondiere a los mismos les sería impuesta a ellos –o al
acusador. Por otro lado, quedó incorporada la iniciación del proceso de oficio por autoridades,
inicialmente en aquéllos asuntos más graves o que afectaban los intereses de la Corona, los
denominados delitos de “Lesa majestad” y aquellos en los que existía una “mala fama” pública
contra un individuo.
Los miembros de las jurisdicciones señoriales o los miembros de un jurado, tomando algunos de
los elementos del derecho canónico, introducen reglas probatorias que superan las existentes en
los procesos comunales o feudales como los sistemas de resolución de conflictos.
Entre el siglo IX y el XII el sistema probatorio no se basaba en una investigación de los hechos
calificados como delito. Hay que recordar que el juicio era común tanto para el ámbito civil como
penal; ese juicio era público, al aire libre y el sistema de prueba se traducía en un juramento
decisorio, asistido en su caso por los “compurgadores”, “conjuradores”, o bien en la invocación del
juicio de Dios a través de las ordalías o del duelo.
Los “conjuradores” o “compurgadores” eran ciudadanos que mediante juramento del acusado
acerca de su inocencia, basados en el relato de hechos y la confiabilidad que su palabra les
merecía, respaldaban al acusado, ya que no se hacía una valoración de los hechos. Esto quiere
decir que eran los ciudadanos quienes mediante una declaración bajo juramento establecían los
elementos para determinar la culpabilidad o inocencia del acusado.
Acompañada de la institución de los “compurgadores” la prueba se basaba en el duelo y en las
ordalías; pruebas a las que se sometía al acusado con el fin de facilitar la intervención divina o
invocar el juicio de Dios. Entre las formas de Ordalías se encontraban:
Estas pruebas estaban basadas en los escritos bíblicos y pretendían que los elementos naturales
se comportaran de una manera inusual. El acusado no debía quemarse con el fuego o el agua
hirviendo o sus heridas debían sanar en determinado tiempo. Con esto se expresaba el poder
divino que demostraba la inocencia del acusado.
LAS ORDALÍAS
Las ordalías representaron mecanismos de control que limitaban la arbitrariedad de los grandes
señores en una época en que se creía ciegamente en la intervención divina. De esta manera, los
juicios tenían un carácter espiritual y religioso plenamente acusatorio; por ello en las Ordalías era
indispensable la asistencia de un ministro religioso. Fue hasta el año 1215 que en las ordalías
quedó prohibida la intervención del clero. En este tiempo se consolidó el jurado como MEDIO
DE PRUEBA.
Así se transitó hacia la incorporación de medios de prueba basados en cierta racionalidad como la
confesión y los testimonios que eran ya un avance que buscaba superar las reglas probatorias
supra naturales. El proceso inquisitivo estableció el mecanismo para la investigación de los hechos
que consistió precisamente en la escritura, que se utilizaba en esa época en algunos procesos en
las jurisdiccionales señoriales.
LA ESCRITURA
Era escasamente utilizada en los procesos porque los particulares eran iletrados y carecían de los
medios para llevar a cabo una “inquisitio”. La oralidad en los procesos acusatorios era la única
opción posible que se acompañaba de una importante garantía para el acusado: la publicidad del
juicio.
ROMA
En el Derecho Romano era utilizada la tortura con los esclavos para hacerlos hablar, incluso cuando
acudían como testigos. También se utilizaba contra hombres libres cuando cometían delitos de
“lesa majestad”.
A continuación veremos los rasgos principales del proceso penal inquisitivo en los países de Europa
continental y que se reprodujeron en Latinoamérica.
RESUMEN
El tema contextualiza en el devenir de la historia que la evolución de los sistemas inquisitivo y
acusatorio ha sido compleja, pues combina rasgos distintivos diversos. Dentro de este contexto,
conviene matizar que el procedimiento penal una vez superada la fase de la venganza privada y
asumido el control de punición por el Estado, inicio teniendo la forma de juicio oral aunque
caracterizado por las formas míticas o religiosas de las primeras culturas. Asimismo devela que el
surgimiento de la escritura y la burocracia trajeron consigo los procedimientos escritos.
Explica algunas de las primeras raíces históricas asociadas a las notas distintivas del sistema
inquisitivo y del sistema acusatorio, al describir en el paso de la historia procesal, las instituciones
que caracterizan a ambos sistemas y menciona finalmente los avances logrados en un sistema de
oralidad plena.
TEMA 2.-
LOS SISTEMAS ACUSATORIOS EN
AMÉRICA LATINA. EXPERIENCIAS.
En la última parte del siglo XX se observó un amplio movimiento reformador del proceso penal y
del sistema judicial. El Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA), que tiene como
misión apoyar a los Estados de la región en los procesos de reforma de sus sistemas judiciales,
advirtió que en el movimiento latinoamericano de reforma procesal penal existen objetivos
comunes entre los que destacan:
1. Accesibles para recibir las denuncias de todas las personas, especialmente de grupos
vulnerables.
2. Rápidos en resolver las cuestiones que les son planteadas.
3. Predecibles en sus decisiones.
4. Eficaces en el control del crimen.
5. Respetuosos de las garantías judiciales y que repriman a quienes vulneren derechos humanos.
6. Eficientes en su gestión administrativa.
7. Eviten la corrupción.
8. Contribuyan a la legitimación del sistema democrático.
ARGENTINA
Cada provincia tiene su propio Código de Procedimientos Penales y no todos siguen el mismo
modelo procesal. La provincia de Córdova desde el año 1940 introdujo la oralidad en los procesos
penales y su última reforma del año 1998 profundizó en el carácter acusatorio del sistema penal,
estableciendo un juicio más contradictorio, en el que la investigación está a cargo del
Ministerio Público, suprimiendo la instrucción judicial.
PARAGUAY
Suprime el viejo sistema inquisitivo y en su Código de Procedimientos Penales de 1999 incorpora
un nuevo sistema en el que la actividad de preparación de la acción penal queda a cargo del
Ministerio Público y el enjuiciamiento penal se hace mediante un juicio oral y público. El sistema
judicial cuenta con jueces de garantía, de sentencia y un juez de ejecución.
COSTA RICA
El nuevo código de procedimientos penales data del año 1998. En este país la investigación está
a cargo del Ministerio Público, eliminan los jueces de instrucción y los sustituyen por juzgados
penales que actúan con jueces de garantía en la investigación e intervienen también en la
preparación del juicio oral. El tribunal de juicio funciona unipersonal o colegiadamente
(tres jueces).
CHILE
Es uno de los países que más recientemente reformó su sistema judicial e introdujo en el nuevo
Código de Procedimientos Penales de 2001 un juicio oral ante un grupo de tres jueces, suprimió
la figura del juez de instrucción y entregó la función de preparación del juicio al Ministerio Público
supervisado por un juez de garantías. El Ministerio Público tiene facultad de utilizar
procedimientos alternativos para solucionar conflictos y descongestionar el sistema
judicial del excesivo número de casos.
El proceso de transformación del procedimiento penal en Argentina, Costa Rica, Paraguay, Chile y
Colombia, entre otros países de la región latinoamericana, realizado en las últimas dos décadas,
deja atrás el modelo inquisitivo heredado de España, a fin de pasar a un modelo acusatorio en el
que un órgano del Estado (diferente al juez) que es el Ministerio Público, es el responsable de la
acusación y la carga de la prueba e impulsa las audiencias orales en las que se respetan los
principios de oralidad, inmediación, concentración y contradicción.
Además del diseño de leyes, la implementación del sistema acusatorio en los países de
Latinoamérica tiene desafíos y dificultades muy claros, entre los que destacan la disponibilidad de
recursos para llevar a cabo las nuevas tareas que exige el sistema acusatorio y todas sus
implicaciones y la capacidad de las instituciones de justicia para introducir cambios sustanciales
en sus rutinas y modelos de trabajo.
México, al igual que otros países de Latinoamerica, tiene desafíos técnicos organizacionales
vinculados con la innovación, el aprendizaje de los propios errores y la capacidad de sustentar en
el tiempo, el aumento en los procesos de aprendizaje institucional y profesionalización así como
la mejora continua de los servicios de justicia penal en términos de calidad
Para el logro de la transformación al sistema de justicia penal, los países de Latinoamérica han
recibido financiamiento de otras naciones (Estados Unidos, Inglaterra, Francia -e incluso Colombia
y Chile- entre otros). Este proceso de implementación del sistema acusatorio ha sido impulsado
conjuntamente por actores nacionales y extranjeros con la finalidad de establecer mecanismos y
buenas prácticas de la comunidad internacional, dirigidos a la defensa de los derechos humanos
frente al poder público.
El monitoreo, las evaluaciones y el seguimiento del proceso de reformas en los países de América
Latina permiten conocer las buenas prácticas y dificultades que México habrá de enfrentar y
experimenta actualmente en un reto sin precedente: la implementación del sistema penal
acusatorio.
La experiencia latinoamericana en este proceso ha constituido una fuente de información útil para
imitar las buenas prácticas y de suma relevancia por el propio esfuerzo que está realizando México
en transformar, desde su propia realidad, el sistema de justicia penal.
2.3 MODIFICACIONES O CAMBIOS IMPORTANTES EN FUNCIONES DEL
PROCESO PENAL
Los sistemas inquisitivos en América Latina son ahora la excepción, hace dos décadas eran la
regla. La presencia de los sistemas inquisitivos tenía dos manifestaciones. Por ejemplo, en Chile y
en Colombia – antes de sus reformas penales- el juez concentraba la realización de tres funciones
del proceso penal: investigar un supuesto acto delictivo, acusar a un individuo como presunto
responsable y juzgar respecto de su culpabilidad o inocencia. Así, en los sistemas inquisitivos de
Chile y Colombia el juez era simultáneamente policía, fiscal y juez.
Dentro de las características esenciales del sistema acusatorio de los países latinoamericanos se
identifican instituciones que se constituyen en su columna vertebral. Éstas permiten afirmar una
clara tendencia acusatoria del sistema penal. Los conceptos que distinguen el sistema penal
ajustado al principio acusatorio son:
El ministerio público tiene facultades para investigar y acusar. Dentro de estas facultades
destacan:
Para limitar derechos fundamentales como las de ordenar cateos, allanamientos y registro
de domicilios, interceptación de comunicaciones.
Tiene la actividad investigativa a su cargo en corresponsabilidad con la policía.
Se concreta a la recolección de elementos materiales probatorios, evidencia física e
información legalmente obtenida, que le permita fundar sus pretensiones ante los jueces
de control o de juicio oral.
Formula imputación, obtiene las medidas cautelares que resulten necesarias, formular
acusación y solicita un fallo de culpabilidad.
De esta manera se establece la separación funcional del órgano del Estado que detenta la facultad
de persecución, de aquel al que le corresponde verificar que los actos procesales de investigación
y acusación que impliquen una limitación a derechos fundamentales, se ajusten a los
requerimientos constitucionales y legales.
Una de las notas trascendentes se enfoca en la creación del juez de control, con el objeto de que
las partes tengan acceso a la interposición y ejercicio de las acciones de tutela judicial durante la
fase de investigación. Con el objeto de tener:
Esta clase de prueba desde su propia génesis se constituía en fundamento de decisiones que
afectaban derechos fundamentales, incluso, en la propia sentencia que ponía fin al proceso.
La que haya sido producida o incorporada en forma pública, oral, concentrada y sujeta a
confrontación y contradicción ante el juez del conocimiento en el juicio oral.
Este es uno de los principales cambios que distinguen al nuevo Sistema Penal Acusatorio,
en la medida en que el centro de gravedad gira alrededor de la audiencia del juicio oral,
como escenario privilegiado para la práctica, presentación y admisión de los medios de prueba –
evidencia física, testimonial, documental y pericial. Las implicaciones que genera la producción de
la prueba en el juicio oral, son trascendentales.
La finalidad de este principio es racionalizar el derecho penal, para concentrar sus esfuerzos
en casos que revistan trascendencia a los intereses de la sociedad, renunciando al ejercicio
de la acción, en los que si bien sería viable su aplicación, razones de oportunidad y de política
criminal, hacen preferible su declinación.
El Ministerio Público está obligado a llevar a cabo el ejercicio de la acción penal y realizar la
investigación de los hechos que revistan las caracteres de un delito. En consecuencia no puede
suspender, interrumpir, ni renunciar a la persecución penal, salvo en los casos que establezca la
ley para la aplicación del principio de oportunidad.
Este principio se regula dentro del marco de la política criminal de los estados latinoamericanos
que adoptaron el sistema acusatorio y esta sometido al control de legalidad por parte del juez que
ejerza funciones de control de garantías.
El reconocimiento especial de las Victimas
Los derechos de las víctimas aparecen garantizados con instrumentos procesales que permiten
realizar una investigación penal más ágil y efectiva. Pero sobre todo la victima puede participar
directamente durante todo el procedimiento penal, solicitar la reparación del daño e impugnar
resoluciones que afecten sus derechos.
El juicio se rige por principios de oralidad, publicidad, contradicción y concentración los que, junto
a la separación de las funciones de acusación y juzgamiento, así como la supresión del principio
de permanencia de la prueba, se constituyen en características propias de un sistema acusatorio.
El proceso penal acusatorio discurre a través de las audiencias que lo integran, que son
de carácter público y se realizan con intervención de quienes tienen interés en las
consecuencias jurídicas y prácticas de las decisiones que se adopten por los jueces.
Igualmente son propios del sistema:
Los sistemas inquisitivos en Latinoamérica son escritos, cerrados y con elevados niveles de
hermetismo u opacidad en la actuación de policías, agentes del Ministerio Público, jueces y
defensores.
Sus actores dirigen un enorme esfuerzo institucional a integrar un expediente para cada caso
particular. El juez determina la inocencia o culpabilidad del acusado a partir de la lectura
y estudio del expediente en donde solo existe lo que obra en él.
RESUMEN
Uno de los principales retos de los sistemas acusatorios en América Latina, se centra en el
desarrollo de las estrategias más adecuadas para comunicar los objetivos, metas y resultados que
se pretenden conseguir a partir de las modificaciones legales e institucionales que se
implementan.
Este cambio radical exige una renovación forzosa en las instituciones de justicia que pretende
conseguir la instalación de un procedimiento penal accesible a todas las personas, respetuoso de
los derechos fundamentales, eficaz en su gestión administrativa, que pueda medir la eficiencia de
la operación del sistema mediante controles transparentes y de rendición de cuentas, pero además
que contribuya a legitimar el sistema democrático.
TEMA 3.-
OBJETIVOS Y CONTENIDOS DE LA
REFORMA CONSTITUCIONAL
MEXICANA EN LA MATERIA.
Esta reforma, aprobada el 18 de junio del 2008, fue publicada en el Diario Oficial de la
Federación y busca fortalecer una cultura de la legalidad, la convivencia pacífica y la gobernabilidad
en un estado social y democrático. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos fue
reformada en lo que se refiere a ciertas GARANTÍAS DE SEGURIDAD JURÍDICA (derechos
humanos) y en consecuencia, se modificó la estructura del proceso penal.
Especialmente el sistema penal debe ser explicado a nuestra sociedad en una forma simple, que
genere transparencia y en lo posible, permitir que todos tengan conocimiento de que regula un
equilibrio entre los derechos del imputado y los de la víctima.
1. Conseguir que sea accesible para recibir las denuncias de todas las personas.
2. Rápidos en resolver las cuestiones que le son planteadas (instrumentación de códigos
procesales y juicio de amparo).
3. Predecibles en sus decisiones.
4. Eficaces en el control del delito.
5. Respetuosos de las garantías judiciales y que repriman a quienes vulneren derechos.
6. Eficientes en su gestión administrativa.
7. Control y disminución considerable de su corrupción.
8. Y contribuyente a la legitimación del sistema democrático.
7. La prisión preventiva se limita para casos en que otras medidas cautelares no sean
suficientes.
8. La carga de la prueba recaerá en el Ministerio Público.
9. En la investigación participará de manera corresponsable la policía bajo la conducción
jurídica del Ministerio Público.
10. Cualquier prueba obtenida con violación de derechos fundamentales será nula, lo mismo
que cualquier confesión obtenida sin la presencia del defensor.
11. Todo imputado tendrá derecho a que lo defienda un abogado titulado, que podrá elegir
libremente.
12. La reforma precisa y amplía los derechos del imputado y de las víctimas.
Ventajas:
El sistema acusatorio facilita e incorpora mecanismos de acceso a la justicia a los ciudadanos que
se ven afectados por la comisión de cometer un delito.
Mientras que el aspecto MATERIAL implica la obligación de la autoridad de hacer cumplir sus
resoluciones. Para entender mejor este derecho fundamental de acceso a la justicia, es necesario
retomar cada uno de los aspectos anteriores.
Justicia Completa: Este principio impone la obligación a los tribunales de resolver todas
las cuestiones sometidas a su conocimiento y que garantice a la persona que busca
justicia, la obtención de una resolución que resuelva si le asiste o no la razón en cada
una de las cuestiones planteadas.
Justicia Gratuita: Ninguna persona debe erogar cantidad de dinero, ya sea de
honorarios o contraprestaciones, a los funcionarios que intervienen en la administración
como condición para que se lleven a cabo las actuaciones jurisdiccionales
correspondientes.
Justicia Pronta: El legislador establece en las leyes plazos generales, razonables y
objetivos. Es decir, corresponde a la exigencia de que se ejercite la acción en un lapso
determinado, así son:
Como lo establece la Corte, para cumplir cabalmente con el derecho de acceso a la justicia, el
Estado Mexicano deberá garantizar tanto el aspecto formal, como el material de dicho derecho.
Sobre el aspecto material, cabe añadir que la mera respuesta por parte de un tribunal se
traduce en la emisión de una resolución; pero esta no basta para dar cabal cumplimiento al
derecho fundamental de acceso a la justicia, si no es ejecutada. El aspecto material es
complementario al aspecto formal y su aplicación surge en un segundo momento; implica que la
resolución, favorable o no para la persona que busca justicia, deba ejecutarse. Se trata de una
“subgarantía” que otorga a la persona el derecho de que las resoluciones dictadas por las
autoridades jurisdiccionales se notifiquen y cumplan cabalmente.
RESUMEN
La consolidación del Estado de Derecho y las formas democráticas universales convierten los
objetivos y contenidos de la Reforma Constitucional del 18 de junio del 2008 al debido proceso
penal, en un instrumento sustancial para el orden social y la convivencia civilizada.
En este tema se explican los esfuerzos inacabados de los cambios y modificaciones más
importantes de orden constitucional realizados a las instituciones, funciones y derechos de los
sujetos procesales, con la finalidad de lograr formas óptimas y justas de enjuiciamiento penal las
cuales están vinculadas necesariamente al curso del desarrollo político y a la presencia de mayores
o menores índices de democracia.
UNIDAD II
DISPOCISIONES
CONSTITUCIONALES QUE
REGULAN EL NUEVO SISTEMA
DE JUSTICIA PENAL
Presentación
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con la finalidad de transitar de un sistema
penal de corte inquisitivo a un sistema acusatorio, aprobó el 18 de Junio del 2008 la reforma
constitucional que abarca del artículo 16 al 21 y contiene la estructura y principios del
procedimiento penal acusatorio.
El procedimiento penal de corte inquisitivo está colapsado y los ciudadanos ya no tienen confianza
en sus jueces, agentes del ministerio público, policías y defensores de oficio. Además de que este
sistema conserva el secreto de las actuaciones judiciales que es la esencia del procedimiento
escrito. En esta unidad se abordarán los aspectos más relevantes de la reforma constitucional, sin
embargo, es recomendable crearnos el hábito de profundizar estudiando la fuente original.
TEMA 1.-
ARTICULO 1° DE LA CONSTITUCIÓN
POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS.
1.1 PÁRRAFO SEGUNDO
“Las normas relativas a los Derechos Humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los Tratados Internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las
personas la protección más amplia”
Este principio se había usado en las decisiones del Cuarto Tribunal Colegiado de Circuito en Materia
Administrativa del Primer Circuito y plasmado en tesis de jurisprudencia sin embargo, su aplicación
era prácticamente inexistente por lo que resulta una novedad en la práctica jurídica en México.
En dos ocasiones la sentencia Radilla menciona el principio pro persona aunque en realidad lo hace
de forma muy somera. La primera vez tras establecer la obligación de todas las autoridades del
país de velar por el cumplimiento de los derechos humanos: “todas las autoridades del país, dentro
del ámbito de sus competencias, se encuentran obligadas a velar no sólo por los derechos humanos
contenidos en los instrumentos internacionales firmados por el Estado mexicano, sino también por
los derechos humanos contenidos en la Constitución Federal, adoptando la interpretación más
favorable al derecho humano de que se trate, lo que se entiende en la doctrina como El Principio
Pro Persona”.
La evolución del orden jurídico mexicano en relación con el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos (DIDH), a partir de la reforma del 10 de junio del 2011, introduce una mayor protección
de los derechos humanos conforme a la naturaleza progresiva de éstos. México recoge
expresamente la característica de progresividad de los derechos humanos (artículo primero,
párrafo tercero).
Aun cuando este principio sea más frecuentemente referido a los derechos económicos, sociales y
culturales, no por ello pierde su aplicación en el ámbito de los derechos civiles, por virtud del
principio de interdependencia de los derechos humanos. Así lo ha reconocido la propia Constitución
mexicana al atribuir este carácter progresivo a todos los derechos humanos.
Si bien no fue sino hasta la reforma constitucional de 2011 que México recoge expresamente la
característica de progresividad de los derechos humanos, ésta ya formaba parte del Derecho
Internacional que vincula a todos los poderes públicos en México. La Progresividad significa
que cualquier derecho reconocido por la Constitución Federal será objeto de
interpretación en favor del ciudadano o bien, cuando estén en conflicto principios deberá
decidirse por el que más beneficie la situación de cada persona.
Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas en su
artículo 5 establece:
1. “Ninguna disposición del presente Pacto podrá ser interpretada en el sentido de conceder
derecho alguno a un Estado, grupo o individuo para emprender actividades o realizar actos
encaminados a la destrucción de cualquiera de los derechos y libertades reconocidos en el
Pacto o a su limitación en mayor medida que la prevista en él.
2. “No podrá admitirse restricción o menoscabo de ninguno de los derechos humanos
fundamentales reconocidos o vigentes en un Estado Parte en virtud de leyes,
convenciones, reglamentos o costumbres, so pretexto de que el presente Pacto no los
reconoce o los reconoce en menor grado.”
Esto significa que las autoridades nacionales están obligadas a la prohibición de regresividad en
materia de protección de derechos humanos desde la entrada en vigor en nuestro país de la
Convención y del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. Por lo tanto, la protección
de los derechos de las personas que enfrentan una persecución criminal no puede ser revertida
sin violentar el orden internacional de los derechos humanos consignado en los convenios y
tratados.
La denominación del Capítulo I del Título Primero de la Constitución cambia, dejando atrás (al
menos en parte) el anticuado concepto de “garantías individuales”. A partir de la reforma se le
llama “De los derechos humanos y sus garantías”.
En el párrafo tercero del artículo primero se señala la obligación del Estado mexicano (en todos
sus niveles de gobierno, sin excepción) de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos
humanos.
De esta forma, queda claro que todo derecho humano “reconocido” por la Constitución y los
tratados internacionales genera obligaciones para las autoridades mexicanas con independencia
del nivel de gobierno que ocupen o de la modalidad administrativa bajo la que estén organizadas.
Las obligaciones de las autoridades mexicanas en materia de derechos humanos deberán
cumplirse a la luz de los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y
progresividad de los derechos.
La reforma del 10 de junio de 2011 subraya que en nuestras cárceles se deben respetar
los derechos humanos y que no puede haber un régimen penitenciario compatible con la
Constitución que permita la violación de tales derechos. La privación de la libertad de la
que son objeto las personas que delinquen no justifica en modo alguno que se violen sus
derechos humanos, ni por acción, ni por omisión de las autoridades.
PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD
Aunque los derechos humanos pretendan ser universales, no son aceptados universalmente.
Queda mucho camino por recorrer aunque quizás haya que reconocer algunos avances.
El derecho de actuar conforme a las propias convicciones culturales o religiosas no debe servir de
pretexto, es decir, no deben invocarse e interpretarse los derechos culturales de modo que
supongan la violación o denegación de otros derechos humanos. Pero, ya se ha señalado, esto no
resulta nada sencillo de practicar en el mundo actual.
Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos sin distinción alguna
de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua o
cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos sin discriminación alguna.
Estos derechos son Interrelacionados, Interdependientes e Indivisibles.
Los derechos humanos universales están contemplados en la ley y garantizados por ella a través
de los tratados, el derecho internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes
del derecho internacional. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos establece las
obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones o de
abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.
Un principio fundamental del Derecho Internacional de los Derechos Humanos lo constituye el que
todos ellos sean Indivisibles e Interdependientes, por lo que no existe jerarquía entre ellos y, por
lo tanto, no debe haber preeminencia de unos sobre otros. La indivisibilidad e interdependencia
van más allá de una mera interrelación, puesto que se trata de una dependencia recíproca en la
medida en que el menoscabo o el progreso en la efectividad de alguno de ellos incidirá asimismo
en el disfrute de los demás.
PRINCIPIO DE INTERDEPENDENCIA
Todos los derechos humanos sean éstos los derechos civiles y políticos, como el derecho a la vida,
la igualdad ante la ley y la libertad de expresión; los derechos económicos, sociales y culturales,
como el derecho al trabajo, la seguridad social y la educación; o los derechos colectivos, como los
derechos al desarrollo y la libre determinación, son Derechos Indivisibles, Interrelacionados
e Interdependientes. El avance de uno facilita el avance de los demás. De la misma manera la
privación de un derecho afecta negativamente a los demás.
PRINCIPIO DE INDIVISIBILIDAD
Afirmar la indivisibilidad de los derechos humanos es dar una respuesta precisa a las preguntas:
¿Deben admitirse todos los derechos (declarados)? Sí, todos los inherentes a la condición
humana.
¿Deben establecerse jerarquías entre ellos? No, dado que los derechos humanos
forman un bloque compacto, quien quiere exigir un derecho debe estar en disposición
de respetarlos todos. Dicho de otro modo, no podemos, en nombre de la reivindicación de unos
derechos, sentirnos autorizados a ignorar o quebrantar otros.
Por ejemplo: es una falacia que la reducción de los derechos de las personas imputadas obedezca
a la ampliación de los derechos de las víctimas y de la colectividad como resultado de un justo
equilibrio o ponderación entre ambos.
Esto es tan primitivo como suponer que el reconocimiento y protección de los derechos de las
personas adultas mayores se hace en demérito de los que corresponden a las niñas y los niños.
Por el contrario, el desconocimiento de los derechos de los imputados constituye una violación a
los derechos de las víctimas, en tanto que en la medida en que se afecte el debido proceso
aumenta el riesgo de condenas injustas y, cuando ello sucede, se desprotege a la propia víctima
tanto frente al responsable impune como ante la persona inocente, víctima del sistema penal.
La indivisibilidad se convierte así en referencia crítica de aquellas políticas que potencian sólo un
bloque de derechos (por ejemplo, los civiles y políticos; o los económicos y sociales; o el derecho
al desarrollo) sacrificando los otros ya sea en nombre de una jerarquía entre ellos, ya sea porque
los postergan para –se supone– su posterior y más o menos espontáneo cumplimiento. Como se
convierte igualmente en referencia crítica de todas las estrategias de contestación que se
pretenden justificar desde la reivindicación de un derecho pero que implican el grave
incumplimiento de otros.
Las dificultades de la indivisibilidad son sólo una cara de la moneda. Todos los derechos son un fin
en sí mismos, precisamente porque remiten a la misma fuente de la dignidad humana, son
indivisibles e interdependientes, esto es, el ejercer unos derechos se convierte en condición de
posibilidad y vía de realización de otros.
Se ha reconocido en general que los derechos económicos y sociales potencian los derechos civiles
y políticos. Pues bien, hay que reconocer que el ‘viceversa’ también es cierto: que los pobres
puedan ejercer sus derechos civiles y políticos con las estrategias de reivindicación y participación
que posibilitan, es una vía decisiva para los derechos sociales. Y la misma interdependencia cabría
establecer entre derechos individuales y derechos a las identidades colectivas en un viceversa que
es fundamental para no caer en excesos unilaterales.
En el artículo 1 Constitucional, aparecen las reformas, sin dudas, las más importantes desde que
la Constitución fue promulgada, virtud a que implican una concepción progresista de los derechos
humanos e involucran los cambios siguientes: se modifica la denominación del capítulo primero
constitucional “De los derechos humanos y sus garantías”, le otorga rango constitucional a los
tratados internacionales en derechos humanos, introduce la interpretación conforme, los principios
de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Incorpora además las
obligaciones de prevención, investigación, sanción y reparación de violaciones a los derechos
humanos, y la ampliación de la hipótesis de no discriminación.
En las modificaciones a los artículos 16, 17, 18, 19, 20, 21 y 22 constitucionales destacan como
trascendentes para la nueva estructura del proceso penal acusatorio.
TEMA 2.-
Esto significa que todo ejercicio del poder público –ejercido por servidores públicos- debe estar
sometido a la voluntad de la ley y de su jurisdicción, no a la voluntad de las personas.
El Estado –como ente- está sometido a la voluntad de la ley. Por eso se dice que el principio de
legalidad garantiza la seguridad jurídica del ciudadano frente al poder público.
Con la institución de «reserva de la ley» obliga a regular la materia concreta con normas que
posean el rango de ley. Por ejemplo, a las reformas relacionadas con afectación de derechos al
ciudadano les aplica el principio de “reserva de la ley”, es decir, que para modificar cualquier
derecho debe hacerse a través de la creación de una ley.
Ratificar la exclusiva vigencia del principio de legalidad en la materia penal como única fuente de
creación de los delitos y de las faltas.
El primer párrafo del artículo 16 constitucional establece los requisitos generales que deben
satisfacer todos los actos de autoridad que impliquen una molestia para los particulares:
a) Mandamiento escrito;
b) Expedido por la autoridad competente;
c) Fundado y motivado.
A partir de la reforma constitucional del 18 de junio del año 2008, el hecho delictivo implica la
existencia de elementos objetivos o externos, así como los normativos y subjetivos que requieren
la descripción típica en particular, de manera que será procedente la orden de aprehensión cuando
obren datos de prueba que revelen los citados elementos del tipo penal de que se trate.
Mientras que el párrafo primero del artículo 19 del mismo ordenamiento, refiere: “Ninguna
detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas, a partir de
que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación a
proceso en el que se expresará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución, así como los datos que establezcan que se ha cometido un hecho que
la ley señale como delito y que exista la probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en
su comisión”.
De lo anterior tenemos que para el libramiento de una Orden de Aprehensión se exigen los
siguientes requisitos:
Por su parte, para dictar el Auto de Vinculación a Proceso se exigen que se exprese:
De tales supuestos se advierten, entre otros, dos elementos comunes para la procedencia de la
Orden de Aprehensión y del Auto de Vinculación a Proceso:
La existencia de datos que establezcan que se ha cometido un hecho que la ley señala
como delito y
Datos que establezcan que existe la probabilidad de que indiciado lo cometió o participó
en su comisión.
Los datos de prueba para determinar la existencia del hecho delictivo o el grado de
intervención del activo en el mismo y
El hecho que la ley señale como delito.
En México con la citada incorporación de la expresión dato de prueba queda claro el propósito
constitucional de disminuir el estándar probatorio para la expedición de una orden de aprehensión.
En virtud de que sólo requiere de información de calidad contenida en algunos datos de prueba
que revelen la existencia de los elementos del tipo penal y la probable intervención de una persona
en su calidad de autor o partícipe en la adecuación de su conducta al tipo penal.
En ese sentido, se advierte que la norma constitucional quedó modificada a partir del 18 de junio
del 2008, en cuanto al estándar probatorio, puesto que exige únicamente datos de prueba para la
determinación de los hechos, es decir, derivar la existencia de un hecho típico y además, el grado
de intervención del activo en el mismo.
En los textos anteriores se observa que se conservan las expresiones relacionadas con los
elementos que comprenden la descripción típica, sin duda lo hacen adaptando la norma
constitucional a la práctica jurídica mexicana y con la exclusiva finalidad de eliminar cualquier
posibilidad relacionada con la vulneración a las garantías y derechos fundamentales de cualquier
ciudadano que se coloque en este supuesto procesal.
Finalmente, en los códigos procesales que adoptan el sistema acusatorio en términos generales
se especifican los requisitos para expedir una Orden de Comparecencia. Ésta procede:
a) A solicitud del Ministerio Público por delito que sea sancionado con pena no privativa de la
libertad, pena alternativa o en los casos en que el imputado se encuentre gozando de una
medida cautelar anticipada.
b) Y que además, derivado de la investigación correspondiente obren datos que establezcan
que se ha cometido un hecho que la ley señala como delito.
c) Que existe la probabilidad de que el imputado lo cometió o participó en su comisión.
ACCIÓN PENAL
El proceso sólo puede darse si existe un impulso que lo provoque: la acción penal. La acción penal
está ligada al proceso, es la fuerza que le da origen. Una noción sobre esta institución procesal la
podemos traducir en la expresión que indica el promover e impulsar la decisión estatal a través
de los órganos jurisdiccionales para que definan y resuelvan un conflicto penal.
Por lo que resulta claro que la acción penal no es un derecho potestativo de la autoridad que la
ejerce sino un deber para los órganos del Estado. La doctrina tradicional planteaba la distinción
entre acción penal y acción civil, determinando que la primera es un poder-deber y la segunda
comprende un poder-facultad, también aporta una serie de descripciones conceptuales sobre la
acción penal.
Entre las definiciones encontramos la que Massari proporciona señalando que la acción penal es
“el poder jurídico de activar el proceso, con el objeto de obtener sobre el derecho deducido una
resolución judicial”. En cambio, el maestro Martínez Pineda sostiene que la acción penal es “el
deber jurídicamente necesario del Estado, que cumple el órgano de acusación con el fin de obtener
la aplicación de la ley penal, de acuerdo con las formalidades de orden procesal (es una necesidad
jurídica)”.
La acción penal constituye entonces el eje central y la sustancia de todo el procedimiento penal
acusatorio, en virtud de que aporta los actos procesales previos para iniciarlo, desarrolla otros
procedimientos que permiten impulsar la acción penal bajo los diversos componentes del sistema
acusatorio. Su máxima expresión aparece en la audiencia de debate del juicio oral que culmina
con una sentencia que define y resuelve el conflicto; o bien, puede ocurrir que se presente antes
de dicha audiencia la solución del conflicto penal a través de alguna salida alterna contemplada
en la ley penal o un juicio abreviado como forma anticipada de terminación del proceso penal.
Sus principales notas distintivas son la autonomía, el carácter necesario e inevitable, porque la
acción penal es de orden público, única e indivisible. Por otro lado se considera irrevocable.
En el modelo acusatorio la legislación procesal debe regular la detención como un acto procesal y
establecer límites a la ejecución de la medida atendiendo a los principios constitucionales y
respetando las garantías individuales del imputado. Por tanto, la nueva ley procesal redefine los
supuestos de la flagrancia. El artículo 16 constitucional refiere que cualquier persona puede
detener al indiciado en el momento en que esté cometiendo un delito o inmediatamente después
de haberlo cometido, poniéndolo sin demora a disposición de la autoridad más cercana y ésta con
la misma prontitud a la del Ministerio Público. Existirá un registro inmediato de la detención.
La flagrancia es definida por la Constitución Federal no sólo el momento de la comisión del delito
sino el inmediato siguiente en los casos que se persigue materialmente al imputado.
La DETENCIÓN es el acto mediante el cual se priva de la libertad a una persona por la comisión
de un delito en el instante mismo de su consumación o inmediatamente después de que
se comete siempre y cuando se reúnan los siguientes requisitos:
La detención en flagrancia debe atender a los principios constitucionales y respetar las garantías
individuales del imputado. La razón que justifica la detención en flagrancia es la certeza que se
tiene de la comisión de un delito que, como el origen latino de la palabra denota, “flagare” debe
“resplandecer”. Cuando existe flagrancia el hecho se hace evidente a la luz pública y, en razón de
esa certeza, se autoriza no sólo a los agentes de la autoridad, sino incluso a cualquier persona a
realizar la detención.
Por lo tanto la retención constituye un acto de privación de la libertad a una persona por
la comisión de un delito y esta figura procesal se presenta una vez que el Ministerio Público
revisa si el acto de privación de libertad está justificado.
En este supuesto se habla de retención porque la persona ya fue detenida por la policía y la puso
a disposición del Ministerio Público.
El artículo 16 párrafo nueve de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos contempla
la figura de la retención, indicando que dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a
que el imputado, detenido en flagrancia, es puesto a disposición del Ministerio Público, mediante
resolución fundada y motivada, deberá ponerlo a disposición del tribunal o, en su caso, ordenar
su libertad.
De tal forma que la retención siempre será una consecuencia de la detención en flagrancia
que se realice contra un probable imputado.
Lo ideal es el uso de cláusulas legales que regulen lo previsto en el párrafo correspondiente del
artículo 16 constitucional en las que se establezcan que la retención sólo tendrá lugar tratándose
de delitos de prisión preventiva oficiosa que señala el artículo 19 constitucional. No debe permitirse
que se extienda la retención ante el Ministerio Público agotando las cuarenta y ocho horas, sino
buscar la manera de reducir esa práctica.
DIFERENCIAS ENTRE “DETENCIÓN” Y “RETENCIÓN”
Hay lugar a la Retención sólo en caso de prisión preventiva oficiosa. Habrá que establecer
cláusulas en las que se indique que la retención procede en los casos de prisión preventiva oficiosa,
en caso contrario, el Ministerio Público solicitará ante el juez una providencia precautoria.
No debemos estimular a que se extienda la retención ante el Ministerio Público agotando las
cuarenta y ocho horas, sino a que se reduzca esa práctica. Hay lugar a la retención sólo en caso
de prisión preventiva oficiosa. El Ministerio Público está obligado a solicitar al juez de control una
providencia precautoria.
Sólo procederá este tipo de detención cuando se trate de delitos graves descritos en la
Constitución Federal y para ello está definido un catálogo específico.
2.4 JUEZ DE CONTROL
La intervención de la rama judicial y de los jueces como actores sociales y políticos en el devenir
de la historia ha sido compleja pues combina rasgos diversos. Habremos de contextualizar
empleando la norma constitucional y en el paso de la transición histórica, donde se localizan las
primeras raíces asociadas a la creación de diversos tipos de jueces que ahora dentro de sus
avances en el proceso penal centran el debate en la concepción de un juez de control, un juez de
juicio oral y un juez de ejecución de sanciones.
Por lo anterior, el modelo acusatorio adoptado por nuestra Constitución contempla a los juzgadores
como sujetos procesales, desprovistos de cualquier acercamiento a la calidad de parte en la causa.
Cuando se crea la figura del JUEZ DE CONTROL se determina que éste tendrá facultades
para resolver, en forma inmediata y por cualquier medio informático, las solicitudes de
medidas cautelares, providencias precautorias y técnicas de investigación de la
autoridad que así lo requieran, cuidando se respeten las garantías de las partes y
siempre que la actuación de la parte acusadora sea apegada a derecho.
En cambio, la institución del Juez de Juicio Oral deberá recaer siempre en una persona que no
haya tenido conocimiento del asunto antes de la audiencia de juicio oral, en la que se desahogarán
las pruebas ofrecidas por las partes, a fin de que en forma imparcial e independiente dicte la
sentencia que defina y resuelva el conflicto penal.
Las prácticas de investigación que requieren autorización judicial, por ejemplo, pueden ser las
diligencias de exhumación de cadáveres, órdenes de cateo, la intervención de comunicaciones
privadas y de correspondencia, la toma de muestras de fluidos corporales, vellos o pelos y fibras,
extracción de sangre u otros análogos, siempre y cuando la persona requerida se niegue a
proporcionarlos y no se trate de la víctima u ofendido, ello por tratarse de situaciones y decisiones
inherentes a la garantía de protección de la intimidad de las personas.
En el caso específico de la toma de muestras se propone que el Ministerio Público solicite al Juez
la autorización, quien deberá resolver la petición en un plazo que no exceda de seis horas y
apercibir a la persona de que en caso de que se niegue a proporcionar las muestras requeridas,
se tendrán por ciertos los hechos que se pretenden comprobar con la práctica de la diligencia.
Debe proceder la autorización judicial para practicar diligencias sin conocimiento del afectado, en
los casos en que es necesario el sigilo, con la sola finalidad de asegurar resultados confiables.
Puede observarse que la reforma constitucional del 18 de junio del 2008 pretendió racionalizar la
actual exigencia probatoria que debe reunir el Ministerio Público para plantear los hechos ante el
juez y solicitar una orden de aprehensión o la vinculación a proceso a un nivel internacionalmente
aceptado, de manera que baste que el órgano de acusación presente al juez de control los datos
probatorios que establezcan la realización concreta del hecho que la ley señala como delito y la
probable intervención del imputado en el mismo.
Luego entonces, se introduce una variación importante en cuanto al estándar probatorio. Ahora
se requieren solamente datos de prueba para determinar la existencia del hecho delictivo o el
grado de intervención del probable imputado. Se conservan los supuestos relativos a los elementos
integradores de la descripción típica, a efecto de evitar vulneración a las garantías de los
gobernados, de manera que aquellos datos probatorios deberán ser suficientes para establecer la
existencia de los elementos objetivos o externos, así como los normativos y subjetivos, según lo
requiera la descripción típica.
Basta que el órgano de acusación presente al juez datos probatorios que establezcan la realización
concreta del hecho que la ley señala como delito y la probable intervención del imputado en el
mismo.
En el nuevo proceso resulta inviable mantener un nivel probatorio alto para solicitar orden de
aprehensión o de vinculación a proceso, en razón de que la Constitución Federal exige un mínimo
de elementos que puedan acreditar el hecho (elementos del delito) y la probable autoría o
participación del imputado en su comisión.
La idea del sistema acusatorio es reducir la formalidad que tenia la averiguación previa y fortalecer
la relevancia del proceso penal y particularmente del juicio oral.
2.6 ARRAIGO
El artículo 16 constitucional establece que esta figura procederá a solicitud del agente del
Ministerio Público y tratándose de delitos de delincuencia organizada. El arraigo, por lo
tanto, procede en el régimen para delincuencia organizada y siempre que sea necesario para el
éxito de la investigación, la protección de personas o bienes jurídicos o cuando exista riesgo
fundado de que el inculpado se sustraiga a la acción de la justicia. Se podrá decretar un arraigo
hasta por 40 días prorrogables, pero no podrá exceder de 80 días cuando lo solicite el
Ministerio Público.
La reforma aprobada sobre el arraigo mejora la situación que prevalecía. El arraigo se podía aplicar
a casi cualquier delito grave, si así lo solicitaba el Ministerio Público y era posible el prolongarlo
por meses y hasta años. Ahora se limita estrictamente a la delincuencia organizada.
DEBIDO PROCESO
En el tema del debido proceso es preciso refutar la falacia acerca de que la eliminación de la
medida del arraigo en los delitos que pueden calificarse de extrema gravedad reduce los derechos
de las víctimas y amplía los del imputado.
No es verdad que la reducción de los derechos de las personas imputadas obedece a una
disminución de los derechos de las víctimas. La protección de los derechos de la sociedad en
general y de las víctimas en lo particular no puede ir en demérito de los derechos de las personas
sujetas a investigación o proceso.
Puede existir cierta tensión entre los derechos del imputado y de las víctimas. En razón de que en
la medida en que se afecte el debido proceso se aumenta el riesgo de condenas injustas y cuando
esto ocurre queda desprotegida la víctima, tanto frente al responsable impune, como frente a la
persona inocente que se convierte en víctima del sistema penal.
La organización internacional Human Rights Watch en la voz de su director José Miguel Vivanco,
en declaraciones vertidas a los medios de comunicación el 29 de abril del 2013, ha sostenido en
torno a casos recientes de liberados, cuyo origen del proceso penal fue el arraigo: “El arraigo fue
lamentablemente una de las grandes contribuciones a estos abusos, porque genera un incentivo
perverso a los servidores públicos a detener una persona e investigar luego”.
En consecuencia, en nuestro tiempo se considera por algunos la necesidad de lograr un cambio
radical en las políticas públicas que conduzcan a la eliminación de la figura del arraigo prevista
en nuestra Constitución Federal, por tratarse de una de las prácticas procesales inquisitivas similar
a la tortura, que se convierten en instrumentos para el abuso de poder, la corrupción y la violación
a los derechos humanos.
El arraigo está enclavado en las fallas estructurales y funcionales del sistema inquisitivo, su
característica principal es la opacidad que encubre la falta de capacidad técnica y ética en la
investigación.
Si se pretende conservar el arraigo tendrá que obedecer reglas estrictas tales como:
1. La reducción del tiempo de privación de la libertad a setenta y dos horas. Una vez
transcurrido el ejercicio inmediato de la acción penal.
2. Que se autorice solamente en delitos de alto impacto social y en casos de extrema
urgencia, para evitar el riesgo de fuga del imputado.
3. Que exista una hipótesis de investigación debidamente probada ex ante de la solicitud del
arraigo.
4. Que la solicitud que motivo la necesidad del arraigo, sea ponderada por un juez de control
en audiencia oral, inmediatamente después de la detención, con presencia de la defensa
técnica y con la oportunidad de cuestionar y refutar las pruebas que justificaron su
otorgamiento.
5. La posibilidad de revocar el arraigo, si la defensa técnica y el imputado, demuestra en la
audiencia oral, que resulta innecesario, porque no existe la posibilidad de riesgo de evasión
de la justicia.
2.7 VALORACIÓN DE PRUEBA.
La valoración de las pruebas es la operación mental que realiza el juzgador con el objeto de
formarse una convicción sobre la eficacia que tengan los medios de prueba llevados al proceso.
Con el propósito de que exista materia para esta actividad se lleva a cabo un procedimiento
probatorio, que comprende el conjunto de actividades que realizan las partes para trasladar
válidamente los medios de probar ante el juzgador. El procedimiento probatorio tiene las fases
siguientes:
El Procedimiento Probatorio es una manifestación del Principio del Contradictorio, que significa que
toda prueba se produce con injerencia y posible oposición de la parte a la que eventualmente
pueda perjudicar. Este principio, en nuestro sistema jurídico, es una manifestación concreta de la
garantía de audiencia establecida en los artículos 14 y 20 de la Constitución Federal.
Los hechos y circunstancias pertinentes deben ser probados por cualquier medio producido e
incorporado de conformidad con las reglas previstas en el Código Nacional de Procedimientos
Penales. Se entiende por regla de mejor evidencia a cualquier instrumento que garantice mejor la
autenticidad de su contenido, deberá prevalecer sobre otro. En cambio, la legalidad de la prueba
significa que ésta no tendrá valor si se obtuvo por un medio ilícito o si no fue incorporada al
proceso conforme a las reglas previstas en la legislación procesal.
CODIGOS PROCESALES
En los códigos procesales que han implementado el sistema acusatorio rige la libertad de prueba,
que consiste en afirmar que: los hechos y circunstancias pertinentes para la adecuada solución
del caso sometido a enjuiciamiento, podrán ser probados por cualquier medio producido e
incorporado de conformidad con la ley.
VALORACIÓN DE PRUEBA
La valoración de la prueba en la sentencia requerirá el señalamiento del o de los medios de prueba
mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los hechos y circunstancias que se
dieren por probados. Esta motivación deberá permitir la reproducción del razonamiento utilizado
para alcanzar las conclusiones a que llegare la sentencia.
LIBERTAD DE PRUEBA
La libertad de prueba es ante todo en la actividad procesal, proposición y desahogo de medios de
probar, legalidad en la obtención de las fuentes y libertad en su valoración, sin sujeción a normas
prohibitivas que alteren su contenido.
El principio de libertad de prueba es el único compatible con la razón, con la búsqueda de la verdad
material y con el desarrollo de la ciencia y la técnica, que cada día crea o descubre nuevos y más
eficientes métodos de investigación.
Este es el principio rector del régimen probatorio que debe imperar en las prácticas de las
instituciones de procuración y administración de justicia que buscan confirmar o descartar la
existencia de los elementos de cualquier delito cometido y que se investiga en ejercicio de la
facultad descrita en el artículo 21 constitucional.
Se refiere a la posibilidad que tienen los agentes del Ministerio Público de acceder y participar en
la actividad probatoria, realizando actos de investigación que conduzcan a la obtención de
conocimiento probable o cierto que aportarán el análisis de documentos, las entrevistas e
interrogatorios de testigos, peritaciones, entre otros medios de probar e interviniendo
decisivamente en su proposición y desahogo, con la finalidad de integrarlos a las carpetas de
investigación, sin faltar la notificación en su caso a la defensa y al imputado, quienes podrán
oponerse en cumplimiento al principio del contradictorio.
Con todo, el principio de libertad de prueba implica su libre apreciación o valoración. En un Estado
de derecho, el principio de libertad de prueba está unido indisolublemente al de su licitud y al de
su libre apreciación, es decir, sólo puede valorarse libremente la prueba cuando se haya obtenido
libre y lícitamente, con la característica de la integridad de un buen gobierno, sin menoscabo a las
normas del procedimiento.
La libre valoración de la prueba consiste en que el juez de control o el juez del tribunal de juicio
oral puede dar a cada uno de los medios de prueba que desahogaron las partes, el valor que
considere adecuado en la formación de su convencimiento, explicando las buenas razones y
argumentos de su decisión.
Así, verbigracia, el juez tiene absoluta libertad para estimar que un informe pericial le aporta
mucha más convicción que varias peritaciones o documentos, porque contiene una diversidad de
medios de probar; sin embargo, está obligado a explicar en qué estriba la cualidad convincente
del dictamen pericial y qué le hace superior incluso a otros medios de prueba que en su
oportunidad procesal el Ministerio Público destaca como trascendentes para la materia del juicio
oral.
Es así como los códigos procesales que adoptaron el sistema acusatorio sostienen que los hechos
y circunstancias del delito para la adecuada solución del caso sometido a enjuiciamiento penal,
podrán ser probados por cualquier medio producido e incorporado de conformidad con la ley.
Asimismo, afirman que la valoración racional de los medios de prueba constituye la base de las
decisiones judiciales. Los jueces apreciarán la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los
principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos científicos. Los elementos
de prueba no tendrán valor si han sido obtenidos por medios ilícitos.
De manera que en el procedimiento penal acusatorio se podrá ofrecer cualquier medio de prueba,
incluso los generados por medios informáticos, telemáticos, electrónicos, ópticos o que sean
producto de cualquier otra tecnología, siempre y cuando no vayan en contra del derecho, dejando
esta calificación a criterio de la autoridad jurisdiccional.
El uso de tecnologías en el proceso penal es una herramienta útil y eficaz para el desahogo de las
pruebas y para facilitar la tarea jurisdiccional. En el modelo acusatorio se propone para ello la
utilización de videoconferencias y otras técnicas relacionadas para realizar diversas diligencias en
que sea indispensable.
Reglas Específicas para algunos Medios de Prueba relacionados con actos anteriores al
Juicio Oral que incide en la Valoración de la Prueba.
El artículo 16 Constitucional introduce una exigencia probatoria clara y sencilla para solicitar una
orden de aprehensión, elimina con la definición de “flagrancia” la posibilidad de que la legislación
secundaria hago uso de la flagrancia “equiparada” que autoriza injustificadamente hasta 72 horas
la permisión para detener a una persona sin orden judicial. El concepto de flagrancia que adopta
es el reconocido internacionalmente como el más adecuado para proteger los derechos humanos.
Incorpora la figura del juez de control cuyas nuevas funciones son resolver las solicitudes sobre
medidas cautelares, providencias precautorias, técnicas de investigación que requieran control
judicial de la investigación penal y resolver las impugnaciones planteadas contra resoluciones del
Ministerio Público.
Existe la impresión de que la justicia penal alternativa, a través de los mecanismos de solución de
controversias, no logra consolidarse totalmente dentro de las reformas intentadas por las
entidades federativas dentro del sistema de justicia penal de corte acusatorio, debido a la
marginalidad con la que han sido tratados esos mecanismos o los resultados limitados en la
práctica jurídico penal.
Por tanto son - pese a su reconocimiento de orden constitucional y su desarrollo en los códigos
penales y leyes secundarias - una expectativa de justicia rápida y expedita más que una realidad
como instrumentos de acceso a la justicia.
Existen otros modos de resolver el conflicto penal que coadyuvan en el sistema penal generando
un alto grado de satisfacción en los ciudadanos que se someten a ellos y creando en la burocracia
judicial una descongestión de procesos penales que permiten a los jueces dedicarse mejor y con
mayor calidad a resolver casos penales difíciles y complejos.
NEGOCIACIÓN Y CONCILIACIÓN
Son técnicas que se centran en el daño causado, su principio básico es “las ofensas conllevan
obligaciones a cargo del agresor”.
MEDIACIÓN
El rol de este facilitador debe ser que los mecanismos de solución de controversias se apliquen
siempre que se pague o garantice la reparación del daño a satisfacción de la víctima.
JUSTICIA RESTAURADA
Dentro de las facultades que se dieron al Ministerio Público se encuentran aquéllas dirigidas a
desestimar de manera temprana casos, negando el inicio de una investigación (por ejemplo:
cuando resulta evidente que los hechos denunciados no constituyen delito), también a recurrir a
diversos criterios de oportunidad (mínima gravedad).
Por otra parte, incorpora la figura de la Defensa Pública de calidad para la población y ordena se
establezca un servicio profesional de carrera para los defensores.
TEMA 4.-
El artículo 18 cuarto párrafo de la Constitución Federal indica, que la Federación, los Estados y el
Distrito Federal establecerán un SISTEMA INTEGRAL DE JUSTICIA, aplicable a quienes se
atribuya la realización de una conducta tipificada como delito por las leyes penales y que tengan
entre 12 años cumplidos y menos de 18 años de edad, en que se garanticen los derechos
fundamentales que reconoce la Constitución para todo individuo, así como aquellos derechos
específicos que por su condición de personas en desarrollo les han sido reconocidos.
Indica con claridad que las personas menores de 12 años que hayan realizado una conducta
prevista como delito en la ley, sólo serán sujetos a rehabilitación y asistencia social. De tal
forma que la Justicia para Adolescentes implica el enjuiciamiento penal de los mayores de 12 años
y menores de 18 años de edad, en tribunales especializados en la procuración e impartición de
justicia para adolescentes y se deben aplicar las medidas de orientación, protección y tratamiento
que amerite cada caso, atendiendo a la protección integral y el interés superior del adolescente.
En todos los procedimientos seguidos a los adolescentes se observará La Garantía Del Debido
Proceso Legal, así como la independencia entre las autoridades que efectúen la remisión y las
que impongan las medidas. Éstas deben ser proporcionales a la conducta realizada y tienen como
fin la reintegración social y familiar del adolescente, así como el pleno desarrollo de su persona y
capacidades.
La disposición constitucional indica que el internamiento se utilizará sólo como medida extrema y
por el tiempo más breve que proceda, únicamente a los adolescentes mayores de 14 años de
edad, por la comisión de conductas antisociales calificadas como graves.
La reforma constitucional considera que los adolescentes en conflicto con la ley, tienen capacidad
de comprensión de los actos que realizan y de su alcance, por esa razón, se han creado tribunales
especializados en este tipo de caso.
RESUMEN
Las siguientes figuras procesales son propias del sistema acusatorio y tienen como finalidad
garantizar el acceso a la justicia, la terminación rápida y oportuna del proceso penal y evitar
formalidades innecesarias que obstaculizan el procedimiento.
MEDIDAS CAUTELARES
Se entiende por esta figura procesal “aquellos instrumentos legales previstos en el Código
de Procedimientos Penales y otras leyes especiales a través de los cuales el juzgador
puede aplicar a solicitud de las partes una medida cautelar, para asegurar la presencia
del imputado en el proceso, garantizar la seguridad de la víctima u ofendido, evitar la
obstaculización del procedimiento y asegurar el pago de la reparación del daño.”
Uno de los aspectos más relevantes de las medidas cautelares es que su regulación debe
encontrarse ajustada a los principios constitucionales y con los instrumentos internacionales de
derechos humanos que han sido ratificados por México y que ahora constituyen el bloque de
regularidad constitucional, en virtud de la reforma publicada el 11 de junio de 2011.
REGULACIÓN
En ciertos casos las medidas cautelares implican órdenes de protección a favor de las víctimas u
ofendidos del delito con el objeto de evitar actos violentos, abusivos o intimidatorios en su contra.
En estos términos, los jueces pueden imponer alguna medida cautelar, atendiendo a las
condiciones específicas y circunstancias particulares de los casos penales que le sean planteados,
además de acuerdo a los datos de prueba que le presenten el agente del Ministerio Público como
solicitante.
La relevancia de las medidas cautelares radica en que la prisión preventiva deja de ser considerada
la de mayor importancia, mientras que otras adquieren especial trascendencia en el proceso penal;
debido a que, tomando en cuenta los fines del procedimiento acusatorio, toda medida cautelar
tiene como objetivos esenciales: asegurar la presencia del imputado en el procedimiento,
garantizar la seguridad de la víctima u ofendido, evitar la obstaculización del procedimiento o
asegurar el pago de la reparación del daño.
El agente del Ministerio Público o la víctima u ofendido al solicitar las citadas medidas cautelares
tendrán obligadamente que justificar ante el juez de control, a través de datos de prueba, la
necesidad de la imposición.
La decisión judicial respecto de las medidas impuestas no tiene carácter absoluto, es decir, estará
siempre sujeta a revisión por parte del tribunal. Se trata de un aspecto esencial, ya que las razones
que justifican las medidas durante el procedimiento hasta la resolución definitiva del conflicto
penal, hace indispensable la utilización de las medidas cautelares para evitar que se haga inútil la
sentencia de fondo y para lograr que la misma tenga eficacia práctica.
Una vez que se haya dado la oportunidad de rendir declaración al imputado; en la forma, bajo las
condiciones y por el tiempo que fije la ley procesal y a solicitud del Ministerio Público, el juez de
control le impondrá fundada y motivadamente, después de escuchar sus razones, alguna o varias
medidas cautelares. Éstas tienen carácter excepcional y sólo pueden ser impuestas por el tiempo
absolutamente indispensable, mediante resolución judicial fundada, motivada y debidamente
documentada. La resolución judicial que imponga o rechace una medida cautelar debe ser
modificable en cualquier estado del proceso.
El Tribunal puede proceder de oficio cuando favorezca la libertad del imputado. Toda disposición
de la libertad no debe ser discrecional del agente del Ministerio Público, sino estar sujeta a control
judicial. Por lo tanto, el control de la retención se puede dar en cualquier momento, sin necesidad
de agotar plazos, ya que el Ministerio Público tendrá que dar aviso de todas las personas detenidas
y en el nuevo sistema se presupone que habrá jueces de control en funciones las veinticuatro
horas con medios tecnológicos.
EJEMPLO:
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y la Ley General para
Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro, Reglamentaria de la fracción XXI del
artículo 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos contienen algunas medidas
cautelares que persiguen los objetivos antes citados.
Esta audiencia tiene por objeto que el juez resuelva sobre la legalidad de la detención, que el
Ministerio Público formule imputación, que el imputado, en su caso, rinda declaración,
que el juez resuelva sobre la procedencia de medidas cautelares solicitadas, así como
sobre la vinculación a proceso y que se fije plazo para el cierre de la investigación.
En caso de que el imputado renuncie al plazo de setenta y dos horas, el Ministerio Público deberá
solicitar y motivar la vinculación del imputado a proceso, exponiendo en la misma audiencia los
antecedentes de la investigación con los que considera se acreditan que se ha cometido un hecho
que la ley señale como delito y la probabilidad de que el imputado lo cometió o participó en su
comisión.
La audiencia deberá celebrarse, según sea el caso, dentro de las setenta y dos o ciento cuarenta
y cuatro horas siguientes a que el imputado detenido fue puesto a su disposición o que el imputado
compareció a la audiencia de formulación de la imputación.
Si el imputado requiere del auxilio judicial para citar testigos o peritos a la audiencia de vinculación
a proceso, deberá solicitarlo al menos con cuarenta y ocho horas de anticipación a la hora y fecha
señaladas para la celebración de la audiencia. En caso contrario, deberá presentar sus medios de
prueba a la audiencia de vinculación a proceso.
Se seguirán las reglas previstas para el desahogo de pruebas en la audiencia de debate de juicio
oral. Desahogada la prueba, si la hubo, se concederá la palabra en primer término al Ministerio
Público y luego al imputado. Agotado el debate, el Juez resolverá sobre la vinculación o no del
imputado a proceso.
En casos de extrema complejidad, el Juez podrá decretar un receso que no podrá exceder de dos
horas, antes de resolver sobre la vinculación o no del imputado a proceso.
REQUISITOS
El auto de vinculación a proceso únicamente podrá dictarse por los hechos que fueron
motivo de la formulación de la imputación, pero el Juez podrá otorgarles una clasificación
jurídica diversa a la asignada por el Ministerio Público al formular la imputación. En dicha resolución
judicial deberá establecerse el lugar, tiempo y circunstancia de ejecución de tales hechos.
En caso de que no se reúna alguno de los requisitos previstos el Juez negará la vinculación del
imputado a proceso y, en su caso, revocará las medidas cautelares personales y reales que hubiese
decretado.
El auto de no vinculación del imputado a proceso no impide que el Ministerio Público continúe con
la investigación y posteriormente formule de nueva cuenta la imputación.
RESUMEN
La estructura del procedimiento penal acusatorio en lo básico cuenta con los siguientes períodos:
la Investigación, la Audiencia Intermedia y el Juicio Oral propiamente dicho.
Los principios del sistema penal acusatorio garantizan el cumplimiento de los fines del
procedimiento; en virtud de que describen las actividades procesales necesarias para su inicio,
desarrollo y terminación; asimismo, la forma en que se desarrollan esas actividades, las garantías
relativas a la formación propiamente del juicio oral.
I. El proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente,
procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se
reparen;
II. Toda audiencia se desarrollará en presencia del juez, sin que pueda delegar en ninguna
persona el desahogo y la valoración de las pruebas, la cual deberá realizarse de manera
libre y lógica;
III. Para los efectos de la sentencia sólo se considerarán como prueba aquellas que hayan sido
desahogadas en la audiencia de juicio. La ley establecerá las excepciones y los requisitos
para admitir en juicio la prueba anticipada, que por su naturaleza requiera desahogo
previo;
IV. El juicio se celebrará ante un juez que no haya conocido del caso previamente. La
presentación de los argumentos y los elementos probatorios se desarrollará de manera
pública, contradictoria y oral;
V. La carga de la prueba para demostrar la culpabilidad corresponde a la parte acusadora,
conforme lo establezca el tipo penal. Las partes tendrán igualdad procesal para sostener
la acusación o la defensa, respectivamente;
VI. Ningún juzgador podrá tratar asuntos que estén sujetos a proceso con cualquiera de las
partes sin que esté presente la otra, respetando en todo momento el principio de
contradicción, salvo las excepciones que establece esta Constitución;
VII. Una vez iniciado el proceso penal, siempre y cuando no exista oposición del inculpado, se
podrá decretar su terminación anticipada en los supuestos y bajo las modalidades que
determine la ley. Si el imputado reconoce ante la autoridad judicial, voluntariamente y con
conocimiento de las consecuencias, su participación en el delito y existen medios de
convicción suficientes para corroborar la imputación, el juez citará a audiencia de
sentencia. La ley establecerá los beneficios que se podrán otorgar al inculpado cuando
acepte su responsabilidad;
VIII. El juez sólo condenará cuando exista convicción de la culpabilidad del procesado;
IX. Cualquier prueba obtenida con violación de derechos fundamentales será nula, y
X. Los principios previstos en este artículo, se observarán también en las audiencias
preliminares al juicio”.
INMEDIACIÓN
PRINCIPIO DE INMEDIACIÓN
Los jueces y magistrados deberán presidir y presenciar el desarrollo de las audiencias y bajo
ningún motivo podrán delegar sus funciones como ocurre en el sistema penal inquisitivo. La
oralidad exige la presencia física, continua e ininterrumpida en el juicio aplicándose así el principio
de inmediatez. Toda audiencia se desarrollará íntegramente en presencia del Juez o Tribunal, así
como de las partes que deban de intervenir en la misma con las excepciones previstas en los
Códigos. El Juez o Tribunal no podrá delegar en ninguna persona la admisión, el desahogo y la
valoración de las pruebas.
El debate se realizará con la presencia ininterrumpida del Tribunal de Juicio y de las demás partes
legítimamente constituidas en el proceso, de sus defensores y de sus representantes. El acusado
no podrá retirarse de la audiencia sin permiso del Tribunal. Si el acusado se rehúsa a permanecer
en la audiencia será custodiado en una sala próxima y representado para todos los efectos por su
defensor. Cuando sea necesario para el desarrollo de la audiencia se le hará comparecer para la
realización de actos particulares en los cuales su presencia resulte imprescindible. Si el defensor
no comparece al debate o se aleja de la audiencia se considerará abandonada la defensa y se
procederá a su reemplazo inmediato por un defensor público, hasta en tanto el acusado designe
un defensor de su elección, conforme a las reglas respectivas de los Códigos.
El acusado asistirá a la audiencia libre en su persona, pero el Juez que presida podrá disponer la
vigilancia necesaria para impedir que se sustraiga a la acción de la justicia o resguardar la
seguridad y el orden. Si el imputado estuviere en libertad el Tribunal podrá disponer, para asegurar
la realización del debate o de un acto particular que lo integre, su conducción por la fuerza pública;
de no lograrse su comparecencia el Ministerio Público solicitará que se ordene su presentación;
podrá también variar las condiciones bajo las cuales goza de libertad el imputado o imponer alguna
medida cautelar.
PUBLICIDAD
El principio de publicidad es propio del sistema acusatorio de oralidad, implica que los actos de la
investigación y del procedimiento son públicos, especialmente respecto de las partes, excepto en
el caso de reserva o limitación de publicidad autorizada legalmente cuando se trate de indagar
hechos que requieran sigilo para evitar entorpecer la investigación.
Las audiencias ante los tribunales penales son públicas, como lo ordena claramente el artículo 20
de la Constitución, a menos que por motivos fundados y calificados, se resuelva lo contrario de
acuerdo a las reglas específicas que determine la ley secundaria.
El principio de publicidad procesal permite un escrutinio social mucho más amplio sobre la
actividad de las autoridades involucradas en la operatividad del sistema acusatorio.
El principio de publicidad debe operar también durante la investigación para los actos
jurisdiccionales, ya que toda decisión judicial (control de garantías) debe proferirse en audiencia
pública con citación de las partes, salvo las que tienen reserva (solicitud de orden de aprehensión,
órdenes de cateos, etc.).
CONTRADICCIÓN
PRINCIPIO DE CONTRADICCIÓN
Significa que cada una de las partes puede ofrecer y oponerse a la prueba del contrario de manera
pública y oral. El derecho de controversia o contradicción es inherente a todo el proceso acusatorio
y se aplica en aquéllas actividades procesales cuyo contenido puede afectar el derecho del
imputado o de las víctimas. La Constitución Federal desarrolla el principio del debido proceso,
donde se encuentran elementos del principio de contradicción.
Dentro de las facultades y derechos de los agentes del Ministerio Público en la aplicación del
principio de contradicción, diremos que tiene derecho a conocer la información, actuación y medios
materiales probatorios que tiene la defensa, así como sus medios de prueba, a oponerse a la
admisión de medios de prueba por ser ilegales, estar viciados de nulidad absoluta, ser
impertinentes o no estar garantizada su autenticidad, no ser confiables o que lleguen a causar
daño irreparable en la víctima; formular oposiciones a los interrogatorios o contrainterrogatorios
de las partes, si éstos violan garantías fundamentales o el orden jurídico.
Durante el procedimiento penal se producen actos de prueba, cada uno de éstos tiene un objetivo
específico; los de la investigación, sustentar ante el juez las actuaciones que afectan derechos
fundamentales; durante el juzgamiento, fundamentar y sustentar la acusación. La controversia se
ejerce sobre todos los actos de prueba y la contradicción sobre el ofrecimiento, introducción y
práctica.
Lo anterior significa que es sólo sobre la contradicción de la prueba practicada en el juicio oral que
el juez debe fallar, pero para llegar a ello se ha ejercido la controversia de todos los actos de
prueba con el fin de garantizar que se practicará únicamente la admisible.
CONCENTRACIÓN
PRINCIPIO DE CONCENTRACIÓN
Una consecuencia del principio de oralidad (o su mecanismo de garantías, como se quiera ver) es
el principio de concentración. Si las audiencias del proceso se realizan de forma oral con la
asistencia de las partes y de todos los interesados, entonces se puede asegurar la presencia del
juzgador de manera permanente.
Los hechos objeto de petición o de controversia se deben tramitar en tantas audiencias continuas
como sean necesarias para resolver. El fallo debe pronunciarse inmediatamente que concluya la
presentación y controversia de las pruebas y de las pretensiones o argumentos.
Para garantizar la realización de las audiencias en la forma y oportunidad establecidas por el juez
es necesario incluir en los sistemas de gestión administrativa el manejo de agendas de salas de
audiencia.
CONTINUIDAD
PRINCIPIO DE CONTINUIDAD
OTROS
Los tribunales de control o los tribunales de juicio oral deben gozar de independencia frente a los
demás órganos del Estado, como también el juez debe ser independiente en relación con los otros
miembros del poder judicial. Respecto a la imparcialidad la ley obliga a los jueces a resolver con
objetividad los asuntos sometidos a su conocimiento.
Este principio distintivo de los jueces de control o de juicio oral aparece reflejado en su actuación
cuando juzgan o proceden con rectitud.
Un juez imparcial es aquel que no tiene ningún interés en el resultado de un caso penal y que no
se ve influenciado por las partes o personas ajenas al caso para favorecer a una en perjuicio de la
otra.
El juez imparcial también será aquel que toma decisiones sin ningún prejuicio en cuanto al fondo
del asunto. La parcialidad de un juez puede reclamarse por los motivos de excusa que describan
los códigos procesales de corte acusatorio.
Instaura la obligación estatal de proporcionar a las partes condiciones adecuadas y oportunas para
la resolución del conflicto jurídico penal a través de un mecanismo jurisdiccional. Los derechos y
garantías comprendidos dentro de la exigencia de un debido proceso son los siguientes:
El Derecho de Defensa
La Igualdad Procesal
Constituye otro derecho que comprende el debido proceso y se traduce en la igualdad de trato y
la prohibición de discriminaciones arbitrarias procurando garantizar el pleno ejercicio de las
facultades y derechos previstos para las partes. A los jueces se les prohíbe mantener, directa e
indirectamente, comunicación con alguna de las partes o sus defensores sobre los asuntos
sometidos a su conocimiento, salvo con la presencia de todas ellas; de tal forma que es función
esencial de los jueces preservar este principio.
El Deber de Fundamentación
En el debido proceso los jueces están obligados a fundar y motivar sus decisiones. La simple
relación de las pruebas, la mención de los requerimientos, argumentos o pretensiones de las
partes o de afirmaciones dogmáticas o formulas genéricas o rituales no reemplaza en caso alguno
a la fundamentación ni a la motivación. En su decisión el tribunal de garantía o de juicio oral
tendrá que explicar a las partes y a la sociedad las razones de fondo en que se apoya.
Postula como derecho, tanto de víctimas como de imputados, un proceso sin dilaciones indebidas
porque los procesos judiciales deben iniciarse y completarse en un plazo razonable.
La garantía de un juicio sin dilaciones está ligada principalmente al derecho a la libertad personal,
la presunción de inocencia y el derecho de defensa.
Este principio desarrolla plazos breves para el enjuiciamiento penal: cuatro meses si se trata de
un delito cuya pena máxima de prisión no exceda de dos años, y de un año si la pena del delito
excediere de dos años, desde que se dicta el auto de vinculación a proceso hasta el dictado de la
sentencia.
Está inspirado en el postulado de Non Bis In Idem, muestra objetivamente la certeza jurídica que
emana de la cosa juzgada; las personas que sean condenadas, absueltas o cuyo proceso haya
sido sobreseído por sentencia ejecutoriada no podrán ser sometidas a otro proceso penal por los
mismos hechos.
Se traduce, por una parte, en que los recursos estatales destinados a la persecución penal deben
ser administrados de una manera eficiente y eficaz. Por otra parte a la medición de la eficiencia
en plazos razonables.
Principio de Celeridad Procesal
Postula como derecho, tanto de víctimas como de imputados, un proceso sin dilaciones indebidas
porque los procesos judiciales deben iniciarse y completarse en un plazo razonable.
La garantía de un juicio sin dilaciones está ligada principalmente al derecho a la libertad personal,
la presunción de inocencia y el derecho de defensa.
Este principio desarrolla plazos breves para el enjuiciamiento penal: cuatro meses si se trata de
un delito cuya pena máxima de prisión no exceda de dos años, y de un año si la pena del delito
excediere de dos años, desde que se dicta el auto de vinculación a proceso hasta el dictado de la
sentencia.
La publicidad puede excluirse, cuando el tribunal dispone a petición de parte y por resolución
fundada, medidas para proteger la intimidad, el honor o la seguridad de cualquier persona o para
evitar la divulgación de un secreto protegido por la ley.
El proceso penal acusatorio y el juicio oral se rigen por el principio de publicidad, que no está
referida exclusivamente a las partes, intervinientes y Ministerio Público, sino también a la
comunidad. El artículo 20 de la Constitución establece que las actuaciones de la administración de
justicia serán públicas, con las excepciones que establezca la ley.
En términos breves, este principio exige que cualquier actuación procesal debe ser pública,
limitando los casos de excepción. Por lo tanto, tienen acceso a las actuaciones procesales que se
desarrollan en las audiencias orales, además de los intervinientes, los medios de comunicación y
la comunidad en general.
La excepción debe constreñirse exclusivamente a los casos penales en los que el juez considere
que la publicidad de los procedimientos pone en peligro a las víctimas, testigos, peritos y demás
intervinientes; se afecte la seguridad nacional; se exponga a un daño psicológico a los menores
de edad que deban intervenir; se menoscabe el derecho del acusado a un juicio justo; o se
comprometa seriamente el éxito de la investigación.
Las regulaciones sobre restricción a tal derecho deben tener en cuenta esto, por cuanto, como
derecho, su restricción ha de ser expresa y mínima. Esta situación no debe confundirse con
permitir la presencia de medios de comunicación.
6.2 DERECHOS DE VICTIMA Y ACUSADO (IMPUTADO)
DERECHOS DE VICTIMA
Las víctimas deben tener derecho a la participación activa en el proceso y derecho a proporcionar
información a la fiscalía. Las víctimas, en general, tienen derecho a medidas de protección, así
como a la no revictimización. Es importante subrayar que se pueden proteger derechos de la
víctima sin violar derechos del imputado.
Los derechos de víctimas e imputados no son un juego de suma cero (quitar a uno para darle al
otro). En ese sentido no se pueden dar derechos a las víctimas que impliquen violaciones de
derechos como es el debido proceso, en particular respecto al resguardo de identidad de las
mismas en audiencia de juicio oral ya que ello es contrario al derecho a la defensa y al principio
de contradicción.
El artículo 20 apartado C de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala los
derechos de las víctimas:
En el sistema acusatorio adoptado por la reforma constitucional del 18 de junio del 2008 se
garantiza el derecho fundamental de toda persona detenida a guardar silencio. Así mismo, se
establece la obligación a cargo de la policía de registrar las detenciones e informar a los detenidos
su derecho a designar a un defensor público o particular, los motivos de la detención y los hechos
que se le imputan de manera inmediata; cuando no sea posible, materialmente, por las
características de la detención, se le informará en cuanto sea superado el obstáculo.
Los familiares de los detenidos tienen que efectuar cansadas búsquedas en las agencias del
Ministerio Público para encontrar a su familiar, por ello, se prevé la obligación al Ministerio Público
y de la policía de informar a quien lo solicite, previa identificación, si una persona está detenida y,
en su caso, la autoridad a cuya disposición se encuentre, además de que se contempla, para el
caso de que el detenido sea de procedencia extranjera, que se le haga saber que tendrá derecho
a la protección consular.
La declaración del imputado no se considera como un medio de prueba, sino que es un antecedente
de la investigación que se registra (en un acta o informe policial, etc.) Es otro dato de la
investigación en la que se determinan también las circunstancias y los pormenores del hecho.
La declaración del imputado ante un juez de control, debe tratarse como un dato que no tiene
valor per se y no debe practicarse afectando sus derechos.
Para que la declaración sea legal se debe informar a la persona detenida en flagrancia (o caso
urgente) de sus derechos. La declaración debe respetar lo que establece la Constitución en el
artículo 20, apartado A, fracción XIII, es decir que lo que no se desahogue en audiencia de juicio
oral no podrá ser valorado.
En su caso, la confesión no es un medio de prueba nominado per se, siempre debe venir
acompañado de otros datos de prueba (para desincentivar malas prácticas ministeriales en la
investigación).
a) Que se le informe de manera específica y clara acerca de los hechos que se le imputan y
los derechos que le otorgan la Constitución y la ley. Una manera clara y precisa de hacerlo
será a través de la lectura de derechos consignando su texto en una acta policial.
b) La asistencia de un abogado desde los actos iniciales de la investigación. Cuando la policía
lleve a cabo su detención de inmediato habrá de brindar las facilidades para la designación
de un defensor público o privado.
c) La realización de actuaciones procesales dirigidas a desvirtuar imputaciones de
culpabilidad que se le formularen.
d) Realizar promociones directamente ante el juez que cite a una audiencia, a la cual podrá
concurrir con su abogado o sin él, con el fin de prestar declaración sobre los hechos materia
de la investigación.
e) Pedir que se active la investigación y conocer su contenido salvo en los casos en que
alguna parte de ella hubiere sido declarada secreta y sólo por el tiempo que esa declaración
se prolongare.
f) Guardar silencio o en caso de consentir en prestar declaración hacerlo con la presencia de
un defensor público o privado que designará con todas las facilidades que le brinde la
policía de investigaciones.
g) No ser sometido a tortura ni a otros tratos crueles, inhumanos o degradantes. La policía
tiene la obligación constitucional de generar mecanismos que eliminen cualquier
posibilidad de riesgo de que el imputado sea violentado para que proporcione información
sobre los hechos investigados. Nada de lo expuesto en estas condiciones tendrá valor,
además de que resulta innecesario porque para efectos de juicio oral carece de eficacia
cualquier medio de probar realizado en las etapas posteriores.
h) No ser juzgado en ausencia sin perjuicio de las responsabilidades que para él derivaren de
la situación de rebeldía.
LECTURA DE LOS DERECHOS DEL IMPUTADO
En el ámbito policial uno de los derechos a favor de los imputados que deben internalizar los
miembros de las instituciones policiales es el principio de inocencia y no olvidar que cuando son
privados de la libertad se impone la obligación de llevar a cabo de inmediato la comunicación de
la lectura de sus derechos.
Esta obligación está a cargo de cualquier autoridad de los órganos de justicia, particularmente de
la policía y del agente del Ministerio Público, quienes tienen el contacto primario con el imputado,
incluso se extiende al juez de control o de juicio oral cuando fue omitida por las mencionadas
autoridades.
RESUMEN
El nuevo paradigma procesal privilegia al juicio, desformaliza y agiliza la investigación que ahora
se desarrolla en corresponsabilidad entre el Ministerio Público y la institución policial; concede a
la policía más campo de acción durante esta etapa bajo el control funcional del Ministerio Público
que dirige la investigación y asegura la legalidad de las diligencias y los medios de prueba.
El sistema acusatorio que adoptó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos desde
el 18 de Junio del 2008 y que ha iniciado el proceso de implementación aporta elementos
sustanciales que marcan el principio de una profunda reforma policial en México.
A la policía mexicana, a partir del año 2008, le corresponde realizar importantes funciones en su
calidad de corresponsable con el Ministerio Público en la función de investigación del delito.
Los códigos de procedimientos penales mexicanos que incorporan el sistema penal acusatorio con
predominio de la oralidad regulan la actividad investigativa de la policía ya que, ésta tiene la
responsabilidad directa de llevar a cabo una investigación penal bajo la conducción (jurídica) y el
mando del Ministerio Público.
Tienen competencia para emprender acciones eficientes para proteger a víctimas y testigos que
harán una aportación fundamental en el proceso de conocimiento de la verdad real –aproximativa-
, con independencia de las facultades del defensor para ejercer los derechos y garantías del
imputado y con la finalidad de obtener una investigación y un enjuiciamiento racional y equitativo.
El momento específico en que para efectos de la ley procesal se considera ejercida la acción penal
será cuando el Ministerio Público solicite la orden de aprehensión o de comparecencia; o bien, deje
a disposición al detenido ante el juez de control.
RESUMEN
Por otro lado incorpora la posibilidad del ejercicio de la acción penal por particulares dirigida a
establecer una concepción de control ciudadano en la función de procurar justicia.
Finalmente incorpora los criterios de oportunidad para el ejercicio de la acción penal. Con esta
figura se abre la posibilidad de aplicar la persecución de oficio en función del daño que cause la
conducta delictiva y de esta manera se podrá generar una mejora en la administración de los
casos sujetos a investigación penal a partir del descongestionamiento de las cargas de trabajo que
tiene la institución del Ministerio Público.
La reforma incorpora la proporcionalidad de las penas cuando refiere: “Toda pena será
proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado”. Con la proporcionalidad de las
penas pretende el legislador eliminar el llamado “populismo penal” consistente en incrementar
penas de manera irracional, para aparentar mano dura, penas que rara vez se aplican.
Los bienes jurídicos a los que se refiere la frase son las garantías que protegen la vida,
integridad, tranquilidad y patrimonio de las personas y la comunidad.
Las excepciones a la prohibición constitucional de las confiscaciones tienen por objeto desarticular
la estructura financiera del crimen organizado.
La extinción de dominio es una sanción que se aplicará en un proceso judicial aparte, con todas
las garantías para los involucrados. ¿En qué casos?
a. Cuando los bienes hayan sido instrumento, objeto o producto del delito.
b. Aun cuando no se haya sentenciado al inculpado o éste se haya fugado. Anteriormente,
en estos casos no podía ordenarse el decomiso de los bienes asegurados.
RESUMEN
En el artículo 22 Constitucional fue modificado lo relativo a la proporcionalidad de las penas que
elimina la probabilidad de que se incrementen estas de manera irracional. Los bienes jurídicos a
los que se refiere esta modificación son las garantías que protegen la vida, integridad, tranquilidad
y patrimonio de las personas y de la comunidad.
Introduce una modificación que contempla la excepción a la prohibición de las confiscaciones, con
la finalidad de generar instrumentos que permitan desmontar la estructura financiera del crimen
organizado. Nace y surge la figura de la extinción de dominio como sanción que se aplicará en un
proceso judicial aparte, con todas las garantías para los involucrados cuando los bienes hayan sido
instrumento, objeto o producto del delito, aunque se haya sentenciado al imputado o éste se haya
fugado. Ya que, antes de la reforma constitucional no podía ordenarse el decomiso de bienes
asegurados.
TEMA 9.-
ARTICULO 73 CONSTITUCIONAL
Se añadió a la reforma del artículo 73 constitucional, la facultad exclusiva de hacer leyes sobre
delincuencia organizada y de establecer instituciones federales de seguridad pública.
Actualmente algunas entidades federativas han creado sus propias leyes de delincuencia
organizada incluyendo delitos que en realidad no son de esa magnitud, por lo que se aplican
incorrectamente las reglas excepcionales para combatir la amenaza del crimen organizado; por lo
que, para evitar violación de derechos humanos, es conveniente restringir su aplicación a la
Federación.
El artículo 115 constitucional eleva la jerarquía de la regla que rige una relación fundamental para
la seguridad pública. Esto permite establecer criterios mínimos de organización y eficiencia de la
policía en todos los municipios de cada estado. Concretamente se refiere al hecho de que:
La policía preventiva municipal estará al mando del Presidente Municipal en los términos
de la Ley de Seguridad Pública del Estado; aunque dicha policía acatará las órdenes que
el Gobernador del Estado le transmita en los casos que éste juzgue como de fuerza mayor
o alteración grave del orden público.
Los agentes del Ministerio Público y los miembros de las instituciones policiales de la Federación,
el Distrito Federal, los Estados y los Municipios podrán ser separados de sus cargos si no cumplen
con los requisitos que las leyes vigentes señalen para permanecer en dichas instituciones o
removidos por incurrir en responsabilidad en el desempeño de sus funciones.
Cuando la autoridad jurisdiccional resuelva que la separación, remoción, baja o cese o cualquier
otra forma de terminación del servicio fue injustificada, el Estado sólo estará obligado a pagar la
indemnización y demás prestaciones a que tenga derecho. En ningún caso procederá la
reincorporación al servicio del servidor público indemnizado cualquiera que sea el resultado del
juicio o medio de defensa que se hubiere promovido.
Esta precisión a la regla ya existente para la remoción del personal policial y de las áreas de
procuración y administración de justicia, incluida la defensa pública, busca reducir las prácticas
ilegales de algunos policías, peritos y agentes del Ministerio Público cuando sepan que si incurren
en ilegalidad por ningún motivo podrán ser reinstalados en su cargo.
Destaca como incentivo que las autoridades del orden federal, estatal, del Distrito Federal y
municipal, a fin de propiciar el fortalecimiento del sistema de seguridad social del personal del
Ministerio Público, de las corporaciones policiales y de los servicios periciales, de sus familias y
dependientes instrumenten sistemas complementarios de seguridad social.
Esto significará hacer un esfuerzo especial para dar al personal de seguridad mejores condiciones
de trabajo, dignificar su papel ante la sociedad y mejorar su carrera como proyecto de vida.
RESUMEN
En el artículo 115 Constitucional dentro de las modificaciones sustanciales que refuerzan el sistema
acusatorio se introduce una jerarquía de la regla que establece la relación fundamental para la
seguridad pública: la policía municipal en los términos de la ley de Seguridad Pública del Estado
acatará las órdenes que el Gobernador del Estado le transmita, en casos que juzgue de fuerza
mayor o alteración grave del orden.
El artículo 123 Constitucional indica en sus modificaciones reglas trascendente para la remoción
del personal de las instituciones policiales y de las áreas de procuración de justicia. Incluso, por
ningún motivo podrán ser reinstalados en su cargo, cualquiera que sea el resultado del juicio o
medio de defensa que se hubiere promovido.
Agrega la facultad de las autoridades del orden federal, estatal, del Distrito Federal y municipal,
a fin de propiciar el fortalecimiento del sistema de seguridad social del personal del Ministerio
Público, de las corporaciones policiales y de los servicios periciales, de su familia y dependientes,
instrumentando sistemas complementarios de seguridad social.