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GEOTECNIA
APUNTES TEMA 2
____________________________________________________
APÉNDICE ................................................................................................................................................. 19
La Mecánica del Suelo es la disciplina que tiene como objetivo el estudio del comportamiento
del terreno desde el punto de vista mecánico y se ocupa también de aquellas construcciones o
elementos constructivos en los que el terreno actúa como un elemento fundamental de soporte o
acción o como material de construcción. Es el caso de las cimentaciones en general, de las
estructuras de contención, de los túneles o de las presas de tierra, incluyendo en general el
soporte de prácticamente todas las obras de las que se ocupa la ingeniería civil.
La dificultad de esta disciplina se plantea al ser el terreno un medio natural multifase en que sus
propiedades y comportamientos son muy variados y vienen dados por su origen, a diferencia de
otros materiales de construcción como son, por ejemplo, el hormigón y el acero.
De forma cualitativa y en general, se distinguen dos tipologías en el terreno: los suelos y las
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rocas. Se diferencian en que el suelo se disgrega con relativa facilidad. Esto hace que tengan
comportamientos diferentes y dé lugar a dos disciplinas: la Mecánica de Suelos y la Mecánica
de Rocas; el límite entre ambas no es estricto dado que existen materiales que están en la
frontera y para denominarlos se utilizan nombres como rocas blandas o bien suelos duros. En la
actualidad el concepto Mecánica de Suelos designa un conjunto de conocimientos que permite
acceder a gran variedad de técnicas aplicables al suelo y que constituyen el objeto de estudio de
la Geotecnia.
El estudio del terreno se puede realizar a diferentes escalas de observación, así se suele
diferenciar entre:
Escala geológica: unidad de observación de unos 100 m o más. Estudia las formaciones
geológicas (estratos, fallas, cabalgamientos, etc.). Es útil en obras lineales o bien de gran
extensión.
Escala geotécnica: la unidad de observación es de 10 m. Apropiada para el estudio de obras
de extensión relativamente reducida: cimentaciones en general, taludes, desmontes,
excavaciones, etc.
Escala de laboratorio: la unidad de observación es de 10 cm. Se corresponde con los
ensayos habituales en el laboratorio.
Escala microscópica: la unidad de observación es del orden de la micra. Se utiliza en la
observación de la micro-estructura del suelo.
A lo largo del presente capítulo se describirá la estructura básica del suelo y se indicarán los
parámetros que lo caracterizan, introduciendo a su vez aquellas técnicas de laboratorio útiles para
la obtención de estos parámetros.
El suelo no es un medio continuo formado por un único material sino que es un medio en el que
pueden darse tres fases:
Fase sólida: compuesta por las partículas sólidas (minerales) y por el agua adsorbida a través
de un mecanismo de tipo electrostático (ver apéndice al final del tema).
Fase líquida: compuesta por el agua libre, el aire disuelto en ella y las sales minerales también
disueltas.
Fase gaseosa: compuesta por el vapor de agua y el aire atmosférico.
Se consideran las fases sólida y líquida como incompresibles, es decir, que mantienen su volumen
constante ante valores de la tensión aplicada propios de la geotecnia. Esta suposición no puede
hacerse en el caso de considerar la fase gaseosa. En función de la existencia o no de la fase
gaseosa, se distinguen tres estados del suelo:
Suelo saturado: estado del suelo que únicamente tiene fases sólida y líquida, de este modo
resulta incompresible y sólo variará su volumen ante la eventual entrada o salida de fase
líquida (concepto de flujo).
Suelo no saturado: estado formado por las tres fases: sólida, líquida y gaseosa. También se
denomina suelo parcialmente saturado. En este estado del suelo la variación de volumen no
tiene porqué estar ligada a movimientos de la fase líquida al considerar únicamente
compresible la fase gaseosa.
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Suelo seco: estado del suelo en ausencia de fase líquida, luego formado únicamente por las
fases sólida y gaseosa.
La figura 2.1 muestra un esquema de los estados del suelo. Cabe señalar que el estudio del suelo
en estado no saturado es significativamente más complejo que el caso saturado. En la actualidad
se sigue avanzando en la determinación del comportamiento de los suelos no saturados.
Detalle:
Agua
Agua
(meniscos)
Partículas Partículas
sólidas sólidas Aire
Agua Aire
Partículas
sólidas
La existencia de las tres fases indicadas sugiere la necesidad de definir unos parámetros que
relacionen los volúmenes y pesos de cada una de ellas en relación al volumen o peso total. De
este modo se pueden definir los siguientes conceptos:
Porosidad (n): relaciona la fracción de volumen ocupada por los poros (huecos) y el
volumen total ocupado por el suelo.
Vh
n
Vt
Su valor varía entre cero, correspondiente a un medio sin poros, y uno, que representa un
estado caracterizado por la ausencia de partículas sólidas.
Vh
e
Vs
En este caso el rango de valores va de cero a infinito, correspondiéndose ambos límites con
los anteriores. Debe ser intuitivo el hecho de que valores elevados de la porosidad y del
índice de poros serán, en general, propios de suelos muy deformables. Ambos parámetros
dan cuenta de la cantidad de poros, por ello se pueden relacionar a través de las siguientes
expresiones que se pueden obtener fácilmente a partir de sus definiciones:
e n
n e
1 e 1 n
Dependiendo de la forma de organización de las partículas sólidas, que podrá ser mayor o
menor en un mismo suelo según su historia y estado tensional, la porosidad y el índice de
poros del mismo variarán. En la tabla 2.1 se indican algunos valores típicos del índice de
poros para diversos tipos de suelos (más adelante se justificarán estas denominaciones).
Turba 25 2
Las figuras 2.2 y 2.3 muestran el esquema de un suelo ideal formado por partículas
esféricas. En el caso de la figura 2.2 se observa que su índice de poros puede variar entre
0.92 (emax), cuando cada esfera está únicamente en contacto con otras seis, y 0.35 (emin) que
corresponde a la disposición con el mínimo volumen de poros, donde cada esfera está
rodeada de otras doce. En el caso de la figura 2.3 se comprueba como la disposición de las
partículas también puede influir sobre el índice de poros del suelo.
h
emax emin
Figura 2.3 Variación índice de poros según disposición partículas
Densidad relativa (Dr): relaciona el índice de poros actual de un suelo con su máximo y su
mínimo alcanzables:
e e
Dr max
emax emin
Su rango de valores va de cero a uno; ello permite dar nombre a diferentes estados del suelo.
Se utiliza preferentemente para caracterizar suelos granulares, especialmente arenas. La
tabla 2.2 presenta las denominaciones.
Densidad
Denominación
relativa(%)
0-15 Muy suelta
15-35 Suelta
35-65 Media
65-85 Compacta
85-100 Muy compacta
Grado de saturación (Sr): relaciona el volumen de huecos que están llenos de agua con el
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Humedad (): relaciona el peso de agua presente el suelo y el de las partículas sólidas que
lo forman:
W
w
Ws
Este parámetro suele expresarse en porcentaje. Su rango de valores va de cero (suelo seco) a
valores no acotados superiormente. Existen suelos, en concreto suelos de tipo orgánico, que
pueden tener humedades de más de 3000 %.
Peso específico de las partículas sólidas (s): es el peso específico de las partículas que
forman el esqueleto del suelo:
W
s s
Vs
Su valor depende de los minerales que forman las partículas del suelo. En suelos granulares
coincide con el peso específico de la roca del que proceden. Su escasa variabilidad hace que
generalmente, para cálculos aproximados, se pueda suponer un valor igual a 27 kN/m3,
aunque en determinados tipos de suelos puede ser significativamente superior o inferior.
Peso específico del agua (w): su valor es de 9.8 kN/m3 (frecuentemente se usa 10 kN/m3),
aunque puede variar ligeramente si se trata de agua salada o contaminada.
Peso específico seco (d): corresponde a la situación en que todos los poros están llenos de
aire (suelo seco):
W
d s
Vt
En arcillas los valores suelen estar entre 8 y 20 kN/m3 y en arenas entre 14 y 18 kN/m3.
5
Peso específico saturado (sat): valor del peso específico en el caso de estar todos los poros
llenos de agua (suelo saturado):
W V
sat s h w
Vt
Peso específico natural (n): valor que tiene el suelo in situ; si se corresponde a suelo
saturado será igual al peso específico saturado, y si se corresponde a suelo seco será igual al
peso específico seco.
W
n t
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Vt
Su valor suele oscilar entre 17 y 23 kN/m3.
Una vez se han definido los pesos específicos se pueden diferenciar dos grupos: los que
caracterizan los componentes del suelo (s , w) y los que representan al suelo en función de
sus poros (d , sat , n).
Todos los parámetros definidos en el apartado anterior están relacionados entre sí de modo
que conociendo tres de ellos se puede calcular el resto. La figura 2.4 muestra una
disposición adecuada para facilitar el cálculo. En su utilización se toma como unitario el
volumen total o bien el de las partículas.
va ww
vh
vt vw wt
ws
vs
A partir de la figura 2.5, usando la porosidad como relación volumétrica y tomando el volumen
total igual a la unidad tenemos:
Vh
n , con Vt 1 Vh n
Vt
De esta forma el volumen de sólidos quedará:
Vs Vt Vh 1 n
Ws (1 n) s
d (1 n) s
Vt 1
Wt nSr w (1 n) s
n nSr w (1 n) s
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Vt 1
Wt (1 n ) s (1 n ) s
n (1 n )( s s ) s (1 n )(1 )
Vt 1
Si se siguen los mismos pasos y utilizan las mismas expresiones que en el caso anterior, pero
tomando la definición del índice de poros y el volumen de sólidos igual a la unidad, tal como se
indica en la figura 2.6, se obtienen resultados equivalentes.
Vh
e , con Vs = 1→ Vh = e
Vs
va n(1-Sr)
nS r w ww (1-n) s
n
1
vw nSr
(1-n) s ws
vs 1-n
Como primera aproximación al comportamiento del suelo, y desde el punto de vista ingenieril,
respecto de las partículas sólidas interesa conocer básicamente su tamaño y distribución
(granulometría), dado que ambas características determinan fundamentalmente el
comportamiento mecánico de un suelo.
7
va e(1-Sr)
eSr w ww s
e
1+e
vw eSr
s ws
1 vs
El suelo, como medio natural, es heterogéneo en cuanto a la distribución de los tamaños de sus
partículas minerales; también es heterogénea la naturaleza y procedencia de las partículas
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mismas. Conviene tratar a los suelos en base a alguna de sus características que permita su
tipificación. La tabla 2.3 presenta una clasificación básica de los suelos en función del tamaño
de las partículas sólidas que suele ser habitual en mecánica de suelos.
Esta clasificación es independiente de la composición de las partículas; sin embargo, cada una
de las tipologías indicadas se caracteriza por unas propiedades físicas, que varían de unas a
otras y que ayudan a su clasificación. Algunas de estas propiedades se presentan en la tabla 2.4.
Por otro lado, resulta conveniente analizar aquí algunas de las características de las partículas
sólidas, como son su forma, su textura o su composición mineral, si bien es cierto que sólo
suelen determinarse en el caso de una identificación exhaustiva del suelo. En este sentido cabe
indicar que la forma de las partículas, en concreto su angulosidad o bien su redondez, influyen
en los procesos en los que las partículas se mueven unas respecto de otras y, en consecuencia,
sobre las fuerzas generadas en dicho movimiento (más adelante se introducirá el concepto de
ángulo de rozamiento interno). En el caso de la textura de las partículas, una rugosidad
superficial elevada influirá en los procesos de deslizamiento entre partículas, ello tendrá
consecuencias en la disipación de energía y, en definitiva, en el valor del ángulo de rozamiento
interno. En cuanto a su mineralogía, y por lo que se refiere a gravas, arenas y limos, se puede
determinar mediante ensayos de tipo químico. Se considera que sus partículas proceden de la
descomposición mecánica de las rocas duras (típicamente por el arrastre en los ríos); en este
sentido son habituales los minerales formados a partir de carbonatos, silicatos, sulfatos y otros
en menor medida. En los materiales arcillosos, formados por diversas agrupaciones de
estructuras cristalinas y procedentes de la descomposición de rocas blandas, su determinación
se realiza mediante técnicas cristalográficas, habitualmente usando el método de difracción de
rayos X.
Tal y como se ha sugerido al inicio del apartado 2.2, en las partículas arcillosas están presentes
fenómenos de tipo electrostático y que son debidos fundamentalmente a desequilibrios entre las
cargas eléctricas situadas en la superficie de las partículas. Ello da lugar a la adsorción de
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Dos propiedades a destacar que influyen en el comportamiento mecánico del suelo son:
Materiales arcillosos.
El comportamiento de las arcillas está muy ligado a sus propiedades físico-químicas. Éstas
derivan, principalmente, de:
- Las sustituciones isomórficas, que dan lugar a la aparición de carga eléctrica en las
láminas y a la presencia de cationes débilmente ligados en el espacio interlaminar.
Plasticidad: esta propiedad sugiere la capacidad que tiene un suelo para incorporar agua a
su estructura, manteniendo su consistencia mecánica por encima de la correspondiente al
límite líquido. Dicha capacidad se puede obtener en el laboratorio de forma comparativa, es
decir, en relación a otro suelo distinto. Por ejemplo, si se tiene un suelo A y otro B y se toma
igual peso seco de ambos añadiéndoles agua en cantidad creciente, entonces si sucede que el
suelo A incorpora una mayor cantidad de agua que la incorporada por el suelo B, antes de
llegar al ambos al límite líquido, se puede afirmar que el suelo A es más plástico que el
suelo B.
La plasticidad está relacionada directamente con el valor del límite líquido y del índice
plástico de un suelo, obtenidos en la determinación de los límites de Atterberg. Esta
propiedad, de gran relevancia en el comportamiento del suelo, se amplía en el apartado 2.5.
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de resistencia al corte sin drenaje se explicará en temas posteriores). La tabla 2.5 presenta
una clasificación de las arcillas según su sensitividad.
Actividad: se define como el cociente entre el índice plástico, IP (%), que se estudiará en el
apartado 2.5, y el porcentaje en peso de partículas distancia a 2 micras de diámetro (parte
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arcillosa). Un suelo con alta actividad indica que con una pequeña cantidad de partículas
arcillosas alcanza un elevado índice plástico. Entre los tipos de arcillas que forman parte de
los suelos habituales, los valores de la actividad suelen estar entre 0.38 para la caolinita, 0,9
para la illita y 7.2 para la montmorillonita (ver apéndice).
Tal y como se ha indicado, el comportamiento de las arcillas está muy ligado a la forma de
organización de los cristales que la forman y las distancias entre planos cristalinos, diferentes
para cada tipo de arcilla; la técnica basada en la difracción de los rayos X en la estructura
cristalina proporciona un método de medida de dicha distancia. En el apéndice se estudian con
mayor detalle los aspectos físico-químicos de las arcillas y se describen algunos de los
minerales que habitualmente aparecen en los suelos, como son: caolinita, illita, esmectita,
vermiculita y clorita.
Finalmente, y como se verá en temas y asignaturas posteriores, cabe señalar que el cálculo
asociado a las diferentes estructuras geotécnicas hace diferencia entre los casos de arcillas y
arenas, dado su diferente comportamiento mecánico.
La tabla 2.6 muestra la serie de tamices de la norma ASTM (American Standard Testing
Materials) que usualmente sirve de referencia en este ensayo. La abertura de cada tamiz
indica el límite de tamaño de partícula que pasa o no pasa por el mismo. En España está
vigente la serie de tamices de la norma UNE-103101-95 que recoge aproximadamente los
mismos valores de la ASTM.
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A una cierta profundidad (z) y en un determinado instante (t) sólo habrá partículas inferiores
a un cierto tamaño, aquel que corresponde a una velocidad de sedimentación superior a z/t;
aplicando la ley de Stokes:
18 z
D ·
s w t
Tomando una muestra con una pipeta a la profundidad z en t1, y midiendo la concentración
se puede establecer la siguiente relación:
Concentración ( z, t1 )
% de partículas que pasan por el tamiz D1
Concentración inicial
que proporciona un punto de la curva granulométrica. De esta forma, repitiendo la operación
a diferentes tiempos, se puede completar la curva. Sin embargo, este método presenta los
siguientes inconvenientes. La ley de Stokes es válida para una partícula esférica y sin
embargo las partículas de suelo no lo son y no están aisladas. Para tamaños inferiores 0.2
micras las partículas se ven afectadas por fluctuaciones de origen térmico describiendo
movimientos de tipo aleatorio. Las partículas tienden a formar grumos, falseando de esta
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forma su diámetro real; para solventar este problema se añade un antifloculante que reduce
las agrupaciones de partículas. Finalmente, hay que considerar la presencia de fenómenos
electrostáticos que dificultan la medida.
Con los datos obtenidos en los ensayos granulométricos (tamizado, sedimentación, densímetro
y láser), se puede representar la curva granulométrica del suelo objeto de estudio. Es habitual
utilizar una escala semilogarítmica dado que de esta forma la fracción fina adquiere mayor
relevancia gráfica.
Otro tipo de análisis es el conocido como el equivalente de arena. Este ensayo se suele
realizar in situ mezclando el suelo con agua en una bureta, se deja reposar y se mide la altura
relativa que alcanza la parte gruesa del suelo (arena/grava) y la parte fina (limo/arcilla).
La
EA ·100
Ls
donde:
La: altura arena/grava
Ls: altura limo/arcilla
Con objeto de sintetizar la información que contienen las curvas granulométricas, se definen
unos parámetros de referencia a través de unos diámetros para los que pasa un determinado
porcentaje de suelo. De este modo D60 indica el diámetro por el que pasa un 60 % de suelo;
análogamente se definen D30 y D10. Mediante estos diámetros se pueden definir los siguientes
parámetros característicos del suelo:
Coeficiente de uniformidad (Cu): relación entre D60 y D10:
D60
Cu
D10
Su valor está comprendido entre la unidad e infinito. Valores altos, superiores a 4 en el caso
de gravas y 6 en el caso de arenas, indican suelos bien graduados, es decir, suelos con gran
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Ambos coeficientes son de utilidad, como se verá más adelante, para la clasificación de suelos.
por las fuerzas de cohesión, las cuales dependen del contenido de humedad del material.
Por otra parte, Atterberg definió los contenidos de humedad que se correspondían con los
estados indicados. A los valores de la humedad que separan estos estados se les denomina
límites de Atterberg:
Índice de plasticidad: IP L P
L
Índice de consistencia: IC
IP
14
P
Índice de fluidez: IF
IP
de alta plasticidad. Por el contrario, suelos con bajo límite líquido serán de baja plasticidad. De
otro lado, el gráfico humedad respecto del volumen, figura 2.8, permite constatar que los suelos
de alta plasticidad suelen tener una pendiente mayor que los de baja plasticidad.
Una forma de clasificación de los suelos de grano fino es la basada en el valor de sus límites de
Atterberg obtenidos experimentalmente. La figura 2.9 muestra el gráfico debido a Casagrande
muy útil para clasificar estos suelos. Dicho gráfico tiene una justificación empírica basada en
una gran cantidad de ensayos realizados. En el gráfico se definen tres rectas U: IP = 0.9 (wL- 8),
A: IP = 0.75 (wL- 20) y wL = 50 que delimitan las diferentes zonas en función de los límites de
Atterberg y según la siguiente nomenclatura: C (arcillas), L (limos), O (suelo orgánico), H
(límite líquido mayor del 50%) y L (valor del límite líquido inferior al 50%). La posición en el
gráfico determina algunas de las propiedades del suelo (por ejemplo resistencia y
permeabilidad) y permite obtener aproximadamente el límite de retracción como la intersección
del eje de abscisas con la recta formada por el punto donde se cortan U, A y el punto (wL, IP)
del suelo
Este sistema de clasificación designa a los suelos por dos letras mayúsculas. La primera indica
el grupo principal al que pertenece el suelo, y la segunda la subdivisión correspondiente a su
graduación o a su plasticidad dentro de este grupo (tabla 2.7). Estas letras clave son las
siguientes:
15
vt
vo
R P L
40
línea U línea A
Índice plástico (%)
CH
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30
CL
20
MH
10 ML
CL-ML OL OH
0 M
L
0 10 20 30 40 50 60 70 80
Límite líquido (%)
Se establece una primera separación considerando suelos de grano fino y suelos de grano
grueso, según pase por el tamiz nº 200-ASTM (0.075 mm) una cantidad mayor o menor del
50% en peso de partículas de suelo respectivamente.
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Arcillas: CH, CL
Suelos grano fino
Limos: MH, ML
(>50 % pasa # 200)
Orgánicos: OH, OL
G limpias <50% es <5mm
5% < #200
S limpias >50% es <5mm
Suelos granos grueso 5-12 % < #200 Suelos de transición (GM-GC)
(< 50% pasa #200) G si <50% es < 5 mm (GC, GM)
>12% < #200
S si >50% es < 5 mm (SC, SM)
El presente apartado pretende servir de puente entre los aspectos considerados a lo largo del
presente tema y algunos de los que posteriormente aparecerán a lo largo de la asignatura. A
continuación se indican algunas consideraciones que en este momento se van a justificar
sucintamente a la espera de un tratamiento más amplio en los temas correspondientes.
1. Se considera que las partículas sólidas no cambian su forma ni su volumen con la tensión
aplicada. Efectivamente se consideran indeformables e incompresibles en el dominio de
tensiones habitualmente presentes en geotecnia.
2. El agua intersticial se considera incompresible pero es deformable. Efectivamente se
considera que no hay cambio de volumen a presiones habituales en geotecnia, sin embargo
el agua no opone resistencia a las tensiones de corte, por lo que es deformable. Cabe
indicar que en el tema correspondiente al comportamiento mecánico de los suelos saturados
se considerará una cierta compresibilidad para el agua intersticial.
3. El esqueleto sólido del suelo se considera deformable bajo el efecto de las tensiones
actuantes sobre el mismo. Efectivamente a pesar de que las partículas sólidas no se
consideren deformables, la estructura formada por ellas será sensible a las tensiones de
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corte, dado que las partículas pueden rodar y deslizar entre ellas; en consecuencia dichos
movimientos darán lugar a una deformación del esqueleto sólido (estructura).
4. En suelos parcialmente saturados pueden darse grandes deformaciones volumétricas
(cambios de volumen) al inundar el suelo bajo una carga exterior constante y llevarlo a
saturación; dichas deformaciones dependen fundamentalmente del tipo de suelo (aumento
de volumen en suelos arcillosos con superficie específica elevada) y de su estado (aumento
de volumen para índices de poros bajos y disminución de volumen para índices de poros
altos).
5. El agua intersticial puede moverse en el interior del esqueleto sólido. La mayor o menor
facilidad para su movimiento en el interior del suelo está ligada al concepto de
permeabilidad y a la presencia de gradientes hidráulicos (ley de Darcy que se estudia en
temas posteriores).
6. Los cambios en la geometría del esqueleto sólido (deformaciones) pueden ocasionar flujos
de agua desde o hacia el exterior del suelo; ello puede suponer cambios volumétricos en la
masa de suelo y el valor de la humedad del mismo.
7. Nivel freático: se define como la superficie que delimita el agua intersticial que se
encuentra a la presión atmosférica. En concreto si se perfora un pozo en un terreno sin
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flujo, el NF coincide con el nivel del agua libre. De otro lado, el nivel freático se puede
interpretar, de forma aproximada, como la separación entre la parte del suelo que está
saturada de la que está parcialmente saturada.
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Apéndice
La carga eléctrica neta (por tetraedro) es de (-4e) en el caso del silicio y de (-5e) en el caso
del aluminio. El aluminio sustituye isomórficamente al silicio.
Esquema:
El octaedro con átomos de Al3+ y de magnesio (Mg2+). En el centro está el catión y en los
vértices están los hidroxilos (OH-).
La carga eléctrica neta (por octaedro) es de (-3e) en el caso del Al y de (-4e) en el caso del
magnesio (Mg). El magnesio sustituye isomórficamente al aluminio.
Esquema:
La agrupación de los cristales anteriores puede darse de diferente forma, se consideran aquí las
siguientes posibilidades:
Láminas de tetraedros:
Los átomos de oxígeno son compartidos formando láminas de tetraedros (silicatos y
filosilicatos). Al formar las láminas quedan espacios hexagonales en las caras y pueden ser
ocupados por el potasio (K+). En caso de que solamente haya átomos de Si4+ la red es neutra
eléctricamente, pero si hay átomos de Al3+ entonces es negativa.
De otro lado, tanto el átomo de potasio (K+) como el radical amonio (NH4+) son abundantes
y tienden a adsorberse y a neutralizar las cargas negativas; si esto ocurre puede dar lugar a
contracción (en el eje normal a la lámina) y a la disminución del CIC (coeficiente de
intercambio de cationes).
Láminas de octaedros:
Si solamente hay átomos de aluminio en la red entonces al mineral se le denomina gibsita
(presente en los depósitos de bauxita) dando lugar a una red neutra eléctricamente. Si sólo
hay átomos de magnesio entonces se de denomina brucita y también es neutra
eléctricamente. El átomo de aluminio (Al3+) puede ser substituido isomórficamente por
átomos de hierro (Fe2+) o por Mg2+ dando lugar a una red negativa. Si el Mg2+ o el Fe2+ están
en exceso en la red entonces ello da lugar a una red con carga eléctrica positiva.
Láminas de 2 y 3 unidades:
Ejemplo 1. Caolín (mezcla de láminas de tetraedros y octaedros).
Ejemplo 2. Esmectitas e illitas (dos láminas de tetraedros (Si) y una lámina de octaedros que
pueden ser gibsita o bien brucita.
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H+
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K+
Clorita. Láminas 2:1 unidas mediante láminas octaédricas con Mg, Al o Fe en la posición
central. Tiene unas propiedades similares a la illita.
Grupo de las esmectitas (montmorillonita). Formadas por láminas 2:1 con tendencia al
hinchamiento por adsorción de moléculas de agua, un CIC de 100 meq/100 g y una elevada
superficie específica que puede llegar a valores de 800 m2/g. La agrupación tiene un elevado
índice de poros total, dado que la fase sólida ya tiene un índice de poros de
aproximadamente igual la unidad. Se puede alcanzar permeabilidad de 10-10 m/s a 10-15 m/s
según el grado de compacidad.
Grupo de las vermiculitas. Láminas 2:1 con elevada carga negativa. El Mg2+ la neutraliza.
CIC=150 meq/100g. Si adsorbe K+ entonces se contrae fuertemente, disminuye el CIC y
acaba por transformase en illita.
20
Distancia a la particula
Concentracion
de cationes
de cationes
d
d
21
Para cada suelo arcilloso considerado se tendrá una curva diferente sobre la que se podrá
definir el parámetro d, amplitud de la capa doble, como la distancia desde el origen
(equivalente a la superficie de la partícula), hasta el centro de gravedad del área bajo la curva
(ver figura A.3.2).
Mediante la teoría de la capa doble se estima el valor de d a través de la siguiente expresión,
resultado de integrar la ecuación diferencial de Poisson:
1
1 K 2
d
V no
donde:
V: valencia del catión que está alrededor de la partícula
no: concentración de cationes
K: constante que es función del resto de factores, como es el caso de la temperatura
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Si se aumenta la valencia del catión la amplitud de la capa doble disminuye. El hecho que la
capa doble disminuya hace más estable al suelo. Es relativamente habitual estabilizar los suelos
arcillosos con cal, dado que en este caso se añaden iones Ca+ al suelo. Lo mismo sucede con la
concentración de sales, dado que si aumenta entonces la capa doble disminuye y, con ello, se
estabiliza el suelo. En función del valor de d las partículas de arcilla toman diferentes
configuraciones (tipo de estructura alcanzada):
Grande: estructural dispersa
Distancia entre caras
Pequeña: estructura agregada
Grande: estructural no floculada
Distancia entre caras y
bordes de partículas
Pequeña: estructural floculada
Finalmente, cabe indicar que la forma tal como se agrupan las partículas en el esqueleto sólido
tiene consecuencias en la deformabilidad de los suelos; por ejemplo, la estructura de tipo
disperso en una arcilla suele dar lugar a un comportamiento mecánico propio de un suelo
blando muy compresible.
22