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Rasgos de la espiritualidad del Santo Hermano Miguel

(Francisco Febres Cordero)

No hay forma más certera de conocer la espiritualidad de alguien que a través


de su vida y su pensamiento. Por ello para iniciar con el conocimiento del Hno.
Miguel presentamos algunos de sus escritos. La tarea del lector será volver
una y otra vez sobre ellos para saborearlos e irlos interiorizando.

La vida interior del Hermano Miguel está marcada por su padre espiritual San
Juan Bautista De La Salle; espiritualidad que conoce, profundiza, vive y
mediante la cual se santifica. Es una espiritualidad desde la perspectiva de la
unidad de la persona humana,según el evangelio que le lleva a “Amar a Dios,
con todo su corazón, con toda su alma, con todo su ser… y su prójimo como a si
mismo.”Mt. 22, 34…

A partir de esta convicción, el Hermano Miguel escribe:


- “Dios mío creo firmemente que estáis en mí y que yo estoy penetrado de Vos, más que un pez en medio
del océano, más que una esponja en medio del mar.
- Pondré singular empeño en cuanto haga para no conducirme, por gusto e inclinación natural, ni por
atractivos ni aversiones; antes bien solo por el divino beneplácito”.

Otro rasgo de su vida y espiritualidad es su fuerte acento cristocéntrico. Así se manifiesta en sus
escritos y poemas

- ¿Dó hallarás delicia pura


Si Jesús no es tu ventura?
- “No tenemos más que un solo maestro: Jesús.
- Hace gala uno en el mundo, de haber sido discípulo de algún eximio pintor, de un músico ilustre. Con
cuanta mayor razón debemos ufanarnos los que tenemos la dicha de ser discípulos de la Sabiduría
Increada…
- Sí a mí me fuera dado presenciar uno de los grandes espectáculos de los antiguos días, no querría haber
asistido a otro que al Sermón del Monte, a ver a Jesucristo sentado en la cima de la montaña, sirviéndole
de palio la bóveda infinita de los cielos estéreos.
- Hacerlo todo por Jesús, atribuir a El sólo todas las alabanzas, aprobaciones y aplausos, creyéndome inútil
para todo lo bueno….
El hno. Miguel vive el espíritu de fe que le lleva a contemplar el mundo con los ojos de Dios y a
renovar continuamente la conciencia de vivir en la presencia de Dios; ambas características de la
espiritualidad lasallista que él supo encarnar desde una honda interioridad.

- Al Decirnos: “Andad en mi presencia y seréis perfectos”, Dios nos quiere dar a entender que no debemos
pensar en El, sólo cuando nos hallamos delante del Santísimo Sacramento, sino que debemos tenerle
presente en todas partes… Los perfectos andan siempre delante del Seños, bajo su divina mirada. Ven
siempre con los ojos de la fe y merecen disfrutar de su regalada presencia como premio de la pureza de
su corazón.
- Me esmeraré en todo por Dios para no merecer las censuras de San Bernardo: “Muchos buscan el brillo y
la vanidad de la ciencia, pocos la santidad de la conciencia”.
- Quiero que cada letra que escribo, cada palabra que leo sea para gloria de Dios
- El hombre más dichoso de la tierra es el que goza de la amistad de Dios.

La espiritualidad integradora lasallista le lleva a aceptar las contrariedades de la vida con espíritu de
fe. El Hno. Miguel tuvo constantes problemas de salud. Nació con los pies torcidos lo cual le ocasionó
fuertes limitaciones y dificultades para caminar toda su vida; además de frecuentes dolores y
cansancio. Aún con una salud débil fue capaz de forjarse un carácter firme pero jovial y trabajador.

- El verdadero secreto para tener la paz está en no desear nada perecedero


- Nunca he pedido que Dios cure mi enfermedad a los pies, porque no es necesario tener buenos pies,
para amar a Dios.
- San Juan Bautista de La Salle, en vez de curarme los pies haz que se tuerzan más si he de ser infiel a mi
vocación.

Los escritos del Hermano Miguel muestran que es un hombre de oración profunda y frecuente;
oración que le lleva a la acción apostólica. Gracias a su vida de oración es capaz de vivir la dimensión
profética de su vocación de educador con gran intensidad. Además también se le reconoce como un
erudito maestro; de él se dice: “El Hermano es tan sabio como santo y tan santo como sabio”

- Y él dice de sí mismo: Todo lo abandonaría a trueque de consagrarme a preparar tabernáculos vivos a


Jesucristo Sacramentado; porque en la vida del niño no hay acción tan importante ni de tanta
trascendencia y, por consiguiente, no hay función más hermosa ni más grata para el educador apóstol.
- Tengamos hambre y sed de Jesús Eucaristía, principio y manantial de toda santidad. Comulguemos lo
más frecuentemente posible para corresponder a los designios de Jesucristo en orden a nosotros.

Si como educador fue magistral como catequista fue único, creativo, entusiasta, apasionado. Así
lo demuestran algunos de sus pensamientos:

- Lo que más estimo en el mundo: Los niños de la Primera Comunión.


- La obra de la Primera Comunión ha sido el sueño de mi vida… No he perdido de vista, ni un día, a
nuestros queridos niños de la Primera Comunión. Mi corazón ha estado con ellos sobre todo el día en que
tuvieron la dicha de acercarse al Divino Banquete.
Como maestro de Novicios en tres ocasiones el Hermano Miguel vivió la responsabilidad de
compartir su amor admiración y devoción a San Juan Bautista De La Salle de quien se expresa así:

- Raza de águilas era San Juan Bautista de La Salle su mente poderosa era para lanzarse en atrevido
vuelo hacia el infinito y apacentarse en los profundos acercarnos de la no común sabiduría.

- Con el tesoro de su humildad, poseía las más grandes y admirables virtudes, porque nadie alcanza aquella
soberana alteza del desprecio de sí mismo, sin haber acendrado en su corazón la Fe milagrosa, la Esperanza
confortadora, la Caridad noble y desprendida, el Cielo de la gloria de Dios.

Y el más grande tributo a su Padre La Salle es haberse santificado con su carisma de fe y celo,
oración y acción, amor a Dios y servicio al prójimo.

Sería una visión, milagro o sueño el hecho es que el pequeño Francisco (H. Miguel) a los cinco
años de edad no era capaz de sostenerse en de pie y caminar. Fue en el jardín de su casa donde ve la
maternal imagen de María Santísima quien le llama y Francisco por primera vez se incorpora y camina
hacia donde se encuentra su tierna protectora. Desde su infancia y marcado profundamente por este
acontecimiento el Hermano Miguel tuvo una intensa devoción a la Santísima Virgen María de quien se
expresa con estos sentimientos

- LA DULCE MADRE

¡Oh dulcísima Virgen María!

A tus plantas purísimas vengo,

A ofrendarte los bienes que tengo

Y, con ellos, mi vida y mi amor.

- ¡Dichosos los jóvenes que escogen por primer objeto de su amor a María!.

María es mi Madre, Y, el muro rompiendo

Su amor en mi pecho, De grávido barro,

En llamas deshecho, En fúlgido carro

Por siempre arderá. Al cielo se irá.


El día de su canonización L´Osservatore Romano decía: Hoy el Papa Juan Pablo II ofrece a
la Iglesia el modelo de un religioso culto, pero sencillo y humilde, de un catequista totalmente
entregado a la obra de la evangelización, de un educador que ha ayudado a tantos jóvenes y
niños a encontrar el sentido de su vida en Jesús y a vivir su fe como don y compromiso.

Que sean estos fragmentos de sus escritos una oportunidad para conocer y profundizar
su espiritualidad. Que el hno. Miguel nos ayude a avivar el fuego apostólico para asumir la obra
lasallista desde el ámbito en el que nos encontremos.

Biografía del Hermano Miguel: http://www.vatican.va/news_services/liturgy/saints/ns_lit_doc_19841021_febres-


cordero_sp.html

H. Julián Roberto Martínez S. (FSC)

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