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La vida interior del Hermano Miguel está marcada por su padre espiritual San
Juan Bautista De La Salle; espiritualidad que conoce, profundiza, vive y
mediante la cual se santifica. Es una espiritualidad desde la perspectiva de la
unidad de la persona humana,según el evangelio que le lleva a “Amar a Dios,
con todo su corazón, con toda su alma, con todo su ser… y su prójimo como a si
mismo.”Mt. 22, 34…
Otro rasgo de su vida y espiritualidad es su fuerte acento cristocéntrico. Así se manifiesta en sus
escritos y poemas
- Al Decirnos: “Andad en mi presencia y seréis perfectos”, Dios nos quiere dar a entender que no debemos
pensar en El, sólo cuando nos hallamos delante del Santísimo Sacramento, sino que debemos tenerle
presente en todas partes… Los perfectos andan siempre delante del Seños, bajo su divina mirada. Ven
siempre con los ojos de la fe y merecen disfrutar de su regalada presencia como premio de la pureza de
su corazón.
- Me esmeraré en todo por Dios para no merecer las censuras de San Bernardo: “Muchos buscan el brillo y
la vanidad de la ciencia, pocos la santidad de la conciencia”.
- Quiero que cada letra que escribo, cada palabra que leo sea para gloria de Dios
- El hombre más dichoso de la tierra es el que goza de la amistad de Dios.
La espiritualidad integradora lasallista le lleva a aceptar las contrariedades de la vida con espíritu de
fe. El Hno. Miguel tuvo constantes problemas de salud. Nació con los pies torcidos lo cual le ocasionó
fuertes limitaciones y dificultades para caminar toda su vida; además de frecuentes dolores y
cansancio. Aún con una salud débil fue capaz de forjarse un carácter firme pero jovial y trabajador.
Los escritos del Hermano Miguel muestran que es un hombre de oración profunda y frecuente;
oración que le lleva a la acción apostólica. Gracias a su vida de oración es capaz de vivir la dimensión
profética de su vocación de educador con gran intensidad. Además también se le reconoce como un
erudito maestro; de él se dice: “El Hermano es tan sabio como santo y tan santo como sabio”
Si como educador fue magistral como catequista fue único, creativo, entusiasta, apasionado. Así
lo demuestran algunos de sus pensamientos:
- Raza de águilas era San Juan Bautista de La Salle su mente poderosa era para lanzarse en atrevido
vuelo hacia el infinito y apacentarse en los profundos acercarnos de la no común sabiduría.
- Con el tesoro de su humildad, poseía las más grandes y admirables virtudes, porque nadie alcanza aquella
soberana alteza del desprecio de sí mismo, sin haber acendrado en su corazón la Fe milagrosa, la Esperanza
confortadora, la Caridad noble y desprendida, el Cielo de la gloria de Dios.
Y el más grande tributo a su Padre La Salle es haberse santificado con su carisma de fe y celo,
oración y acción, amor a Dios y servicio al prójimo.
Sería una visión, milagro o sueño el hecho es que el pequeño Francisco (H. Miguel) a los cinco
años de edad no era capaz de sostenerse en de pie y caminar. Fue en el jardín de su casa donde ve la
maternal imagen de María Santísima quien le llama y Francisco por primera vez se incorpora y camina
hacia donde se encuentra su tierna protectora. Desde su infancia y marcado profundamente por este
acontecimiento el Hermano Miguel tuvo una intensa devoción a la Santísima Virgen María de quien se
expresa con estos sentimientos
- LA DULCE MADRE
- ¡Dichosos los jóvenes que escogen por primer objeto de su amor a María!.
Que sean estos fragmentos de sus escritos una oportunidad para conocer y profundizar
su espiritualidad. Que el hno. Miguel nos ayude a avivar el fuego apostólico para asumir la obra
lasallista desde el ámbito en el que nos encontremos.