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RECURSOS AFECTIVOS EN EL AULA

Las variables internas de los alumnos están estrechamente relacionadas con su desempeño
académico, siendo los recursos afectivos que poseen, como la motivación, autoestima y
expectativas, unos de los aspectos más significativos e influyentes. Si existe una buena autoestima y
autoconcepto académico, o expectativas positivas respecto a su rendimiento, el alumno puede tener
un mejor desempeño y un mayor número de logros en el ámbito escolar. Por ello, se recomienda a
los profesores y profesoras mantener las siguientes actitudes dentro del aula:

1. Generar un clima emocional cálido y participativo, que transmita entusiasmo e interés por los
alumnos, donde cada uno pueda expresarse y ser reconocido.

2. Poner metas realistas, que sean alcanzables por los alumnos y que les permitan ver
resultados tangibles idealmente a corto plazo.

3. Incentivar a los alumnos a asumir responsabilidades, demostrándoles, de esta manera, que


se confía en ellos. Las responsabilidades asignadas deben ser posibles de cumplir.

4. Mostrar confianza en las capacidades de los alumnos, reconociendo los recursos y


características positivas que cada uno de ellos posee.

5. Ayudar a los alumnos cuando tienen dificultades, pero a la vez incentivarlos a reflexionar,
buscar soluciones y resolver los problemas que se le presentan por sí solo, sin apoyo
directo. Darles la oportunidad de demostrar que son capaces de trabajar de forma autónoma
refuerza la creencia de que el profesor o profesora cree en ellos.

Consejería Educacional 2014.


6. Ser efusivos y claros al reconocer que los alumnos han cumplido con lo esperado. Si no lo
han hecho, es útil brindarles siempre una segunda oportunidad.

7. Reforzar frecuentemente los logros de los alumnos, especialmente frente al resto del grupo.
En el caso de los que tienen más dificultades, el refuerzo se aplica incluso cuando existen
pequeños avances y no exclusivamente cuando hay comportamientos sobresalientes.

8. Elogiar constantemente los comportamientos positivos de los alumnos, no sólo aquellos


estrictamente relacionados con lo académico, sino también conductas como la puntualidad,
asistencia a clases, participación, entre otras. El elogio siempre debe ser específico, es
decir, debe describir la conducta particular que el profesor desea que el alumno mantenga o
repita. Es recomendable evitar los elogios combinados con críticas o comentarios
sarcásticos, como el siguiente ejemplo: “Qué bueno que hoy llegaste a la hora, porque
siempre llegas tarde e interrumpes a tus compañeros”

9. Cuando los alumnos manifiestan conductas de desesperanza y frustración, redirigir sus


creencias hacia las habilidades y aspectos positivos que posee. Tanto el lenguaje verbal
como el no verbal del profesor o profesora en muchas ocasiones pueden sugerirle al alumno
que renuncie y deserte ante la existencia de un patrón de desesperanza o baja autoeficacia.

Consejería Educacional 2014.

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