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17/10/2005 - CIVIL
80-2005
Recurso de casación interpuesto por Marco Alfonso Iboy Herrera, contra la sentencia de
fecha trece de diciembre de dos mil cuatro, dictada por la Sala Segunda de la Corte de
Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil.
DOCTRINA
ERROR DE HECHO EN LA APRECIACION DE LAS PRUEBAS:
No puede prosperar el submotivo de error de hecho en la apreciación de las pruebas, si del
cotejo de lo afirmado por la parte recurrente con el acto auténtico – documentos- se
establece que lo argumentado carece de veracidad
VIOLACIÓN DE LEY:
b) Es improcedente este submotivo, cuando las normas que se denuncian como infringidas
no tienen relación alguna con los hechos controvertidos.
LEYES ANALIZADAS: Artículos: 1,518 y 1,680 del Código Civil; 621 incisos 1º y 2º del
Código Procesal Civil y Mercantil.
Se tiene a la vista para dictar sentencia el recurso de casación interpuesto por Marco
Alfonso Iboy Herrera, contra la sentencia de fecha trece de diciembre de de dos mil cuatro,
dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, dentro
del juicio ordinario identificado con el número C dos – noventa y ocho – cuatro mil treinta
y ocho, promovido por el recurrente, en el Juzgado Séptimo de Primera Instancia del Ramo
Civil del departamento de Guatemala, contra Fulgencio (único nombre) Andrade Urbina,
Edgar Antonio Figueroa Muñoz y Luis Humberto Figueroa Muñoz.
ANTECEDENTES
I. El recurrente promovió juicio ordinario de devolución de sumas de dinero pagadas
por él a cuenta de un contrato de promesa dejado sin efecto, ante el Juzgado Séptimo de
Primera Instancia del ramo Civil, de este departamento, argumentando que, el veintiuno de
abril de mil novecientos noventa y siete, celebró con el señor Fulgencio Andrade Urbina
contrato de promesa de compraventa de la parte que le correspondía de un bien inmueble
que poseía, en copropiedad con los señores Edgar Antonio y Luis Humberto ambos de
apellidos Figueroa Muñoz, el cual consta en escritura pública número veinte autorizada por
el notario Juan Francisco Durán Palomo; en el indicado contrato el precio del bien objeto
del mismo se fijó en cien mil quetzales, a cuenta de dicha suma le entregó treinta y cuatro
mil seiscientos quetzales en calidad de arras como consta en el propio instrumento y los
restantes sesenta y cinco mil cuatrocientos quetzales se los pagaría al suscribir la escritura
traslativa de dominio. Para el otorgamiento de esa escritura traslativa de dominio se fijo
plazo de dos meses a contar de la fecha del otorgamiento de la escritura de promesa ya
referida, el cual transcurrió sin que se cumpliera con otorgar el contrato prometido, pues el
promitente vendedor argumentaba que no había logrado obtener el consentimiento de sus
copropietarios. El veintidós de julio de mil novecientos noventa y siete, de buena fe pagó
la cantidad de veinticinco mil doscientos ochenta quetzales con once centavos, en adición a
la suma inicialmente pagada, dicho pago lo efectuó a solicitud del señor Andrade Urbina, al
Banco de Exportación, Sociedad Anónima, en pago de saldos y costas procesales de tarjetas
de crédito del señor Andrade Urbina. De esa cuenta, del precio indicado en la promesa se
incrementó a cincuenta y nueve mil ochocientos ochenta quetzales con once centavos. El
contrato de promesa de compraventa no se cumplió, es decir la compraventa nunca se
realizó, porque el señor Andrade, no obtuvo el consentimiento de sus copropietarios y optó
por ocultarse, por lo que procedió a registrar el negocio en el Registro de la Propiedad, pero
se suspendió la operación porque el señor Fulgencio Andrade Urbina desde el cuatro de
abril de mil novecientos noventa y siete, es decir diecisiete días antes de celebrar el contrato
de promesa de compraventa, había dispuesto de su derecho de copropiedad en el inmueble
de marras, al haber otorgado en donación dicho derecho a los otros copropietarios, o sea
que al celebrar el contrato de promesa con él, ya no tenía derecho alguno en tal inmueble,
por lo que el señor Andrade Urbina debe restituir la cantidad de dinero que se le entregó a
cuenta de la promesa referida.
II. Los demandados Luis Humberto y Edgar Antonio de apellidos Figueroa Muñoz
plantearon excepciones previas de: a) Demanda defectuosa; b) Falta de cumplimiento de la
condición a que estuviere sujeta (o) el derecho que se haga (n) valer; c) Falta de
cumplimiento de la condición a que estuviera sujeta la obligación que se haga (n) valer d)
Falta de personalidad en Luis Humberto Figueroa Muñoz y Edgar Antonio Figueroa Muñoz
para ser demandados; y e) Falta de personalidad en Marco Alfonso Iboy Herrera para
demandar a Luis Humberto Figueroa Muñoz y a Edgar Antonio Figueroa Muñoz, las
cuales con fecha doce de julio de mil novecientos noventa y nueve, las tres primeras se
declararon sin lugar y las últimas dos con lugar; confirmando parcialmente el fallo la Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones y declarando las últimas dos excepciones también sin
lugar.
III. El veintidós de enero de dos mil uno, los demandados Luis Humberto y Edgar
Antonio ambos de apellidos Figueroa Muñoz, contestaron la demanda en sentido negativo,
planteando las excepciones perentorias de: a) Falta de perfeccionamiento del contrato de
promesa de venta a que se refiere el actor en su demanda; b) Improcedencia del reclamo de
la devolución del doble de la suma supuestamente dada en arras por existir cláusula de
indemnización en la promesa de compraventa; c) Falta de obligación en el demandado
Fulgencio Andrade Urbina de pagar daños y perjuicios por no constar ni indicarse en la
demanda en que forma se efectúo su incumplimiento; d) Incumplimiento por parte del
promitente comprador de sus obligaciones contractuales; e) Inaplicabilidad al precio de la
promesa de compra venta, de los supuestos pagos aducidos por Marco Alfonso Iboy
Herrera al Banco de Exportación Sociedad Anónima; f) Inaplicabilidad del artículo 1864
del Código Civil a los donatarios Luis Humberto Figueroa Muñoz y Edgar Antonio
Figueroa Muñoz, debido a que no consta si Fulgencio Andrade Urbina tiene o no otros
medios para cumplir la supuesta acreeduría alegada por Marco Alfonso Iboy Herrera de
fecha posterior a la donación; g) Falta de obligación en Edgar Antonio Figueroa Muñoz y
Luis Humberto Figueroa Muñoz de responder por acreedurías posteriores a la donación que
les hiciera Fulgencio Andrade Urbina; h) Falta de objeto licito en la promesa de
compraventa; i) Nulidad absoluta en la promesa de compra venta; j) Falta de derecho en
Marco Alfonso Iboy Herrera para demandar a Luis Humberto Figueroa Muñoz y a Edgar
Antonio Figueroa Muñoz, la devolución de las arras supuestamente entregadas por el actor
a Fulgencio (único nombre) Andrade Urbina; y k) Contrato de promesa de compraventa
simulado.
IV. El veinticinco de agosto de dos mil tres, El Juzgado Séptimo de Primera Instancia
del Ramo Civil, dictó sentencia, en la cual declara Sin Lugar la demanda ordinaria
promovida por Marco Alfonso Iboy Herrera.
RESUMEN DE LA SENTENCIA
RECURRIDA
La sentencia dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y
Mercantil, en su parte resolutiva, declara: “ ... I) CONFIRMA la sentencia recurrida en
todos los puntos expresamente impugnados a excepción del inciso k) del numeral romanos
I, inciso que queda sin efecto ni valor legal alguno y resolviendo conforme a derecho
DECLARA: SIN LUGAR LA EXCEPCION PERENTORIA DE CONTRATO DE
PROMESA DE COMPRAVENTA SIMULADO. …” .
Para llegar a esta conclusión, la Sala consideró lo siguiente: “ I.- “ Al analizar el memorial
de demanda, el de contestación de la misma e interposición de excepciones perentorias y
los medios de prueba documental aportados al proceso, este cuerpo colegiado, establece lo
siguiente: a) En cuanto a la excepción perentoria de Falta de perfeccionamiento del contrato
de promesa de venta a que se refiere el actor en la demanda, se colige que el señor Juez A-
quo, al declararla con lugar resolvió conforme a derecho, toda vez que con las pruebas
aportadas por la parte actora, se comprueba que no demostró y por ende no ejecutó en
forma alguna el incumplimiento del señor FULGENCIO único nombre ANDRADE
URBINA (demandado), del contrato de promesa de venta de bien inmueble, el cual no se
inscribió en el Registro de la Propiedad, por no tener el demandado FULGENCIO único
nombre ANDRADE URBINA derechos de propiedad ya sobre el bien objeto de la
promesa. b) Respecto de las excepciones perentorias de improcedencia del reclamo de la
devolución del doble de la suma supuestamente dada en arras por existir cláusula de
indemnización en la promesa de compraventa, Falta de obligación en el demandado
FULGENCIO ANDRADE URBINA de pagar daños y perjuicios por no constar ni
indicarse en la demanda en que forma se efectuó su incumplimiento (sic) e incumplimiento
(sic) por parte del promitente comprador de sus obligaciones contractuales; por la razón de
no estar inscrito el contrato de promesa de venta, como ya se indicó, y por no acreditar el
incumplimiento del promitente vendedor, esta (sic) sala (sic) arriba a la conclusión de que
las excepciones devienen procedentes, no siendo aplicable en este caso el supuesto
contenido en el artículo 1442 del Código Civil, tal y como lo estableció el juez de primer
grado. c ) (sic) Este tribunal comparte también el criterio del señor juez de la causa en
cuanto a declarar con lugar la excepción perentoria de inaplicabilidad al precio de la
promesa de compraventa, de los supuestos pagos aducidos por MARCO ALFONSO IBOY
HERRERA al Banco de Exportación, S. A., efectivamente los documentos adjuntos por la
parte actora como comprobantes de pago se refieren a una persona que no es parte y
vinculada dentro del proceso, la señora NINFA AZUCENA MORALES DE ANDRADE, y
las fotocopias de los cheques del Banco Granai & Towson, S. A. y
Banco Agrícola Mercantil, no tienen causa que compruebe el origen del pago efectuado.
d) En caso de las excepciones perentorias de Inaplicabilidad del artículo 1864 del código
(sic) civil (sic) a los donatarios LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ y EDGAR
ANTONIO FIGUEROA MUÑOZ y de Falta de obligación de EDGAR ANTONIO
FIGUEROA MUÑOZ y LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ, de responder por
acreedurías posteriores a la donación que les hiciera FULGENCIO ANDRADE URBINA.
Esta sala (sic) advierte que con los medios de prueba que obran en el proceso, no se
acreditó que el demandado FULGENCIO ANDRADE URBINA, carece de otros medios
para cumplir con el reclamo formulado por el apelante y que siendo que a la fecha de la
celebración del contrato de promesa de venta, veintiuno de abril de mil novecientos noventa
y siete, el señor FULGENCIO FIGUEROA MUÑOZ, ya no tenía derechos sobre la finca
objeto de la promesa, por haberlos donado a los otros, demandados con anterioridad, el
cuatro abril de mil novecientos noventa y siete, las excepciones referidas son procedentes
tal y como lo resolvió el señor juez de primera instancia al declararlas con lugar. e) Así
mismo esta (sic) sala (sic) sostiene el criterio, al igual que el Juez a-quo, en cuanto a
declarar con lugar las excepciones perentorias de Falta de objeto lícito en la promesa de
compraventa y Nulidad absoluta en la promesa de compraventa, pues no teniendo, al
momento de la celebración del contrato de promesa de compraventa, el demandado
FULGENCIO ANDRADE URBINA, derechos sobre el bien objeto de la misma, no existe
objeto licito (sic) para que el negocio jurídico sea válido y surta efectos, lo que produce la
nulidad absoluta del mismo a que se refiere el artículo 1301 del Código Civil, pues no
concurren para su validez los requisitos exigidos por el artículo 1251 de dicho cuerpo legal.
f) De la excepción perentoria de Falta de derecho en MARCO ALFONSO IBOY
HERRERA para demandar a LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ y EDGAR
ANTONIO FIGUEROA MUÑOZ, la devolución de las arras supuestamente entregadas por
el actor a FULGENCIO ANDRADE URBINA, por las mismas razones expuestas al
referirse esta (sic) sala (sic) en cuanto a la excepción perentoria de falta de
perfeccionamiento del contrato de promesa de venta a que se refiere el actor en la demanda,
es del criterio que el señor juez a-quo resolvió conforme a derecho y así debe confirmarse.
g) Por último esta (sic) sala (sic) es del criterio que la excepción perentoria de Contrato de
promesa de compraventa simulado, no debe ser acogida, en virtud de que no está
acreditado en el proceso que el promitente vendedor y el promitente comprador hayan
declarado o confesado falsamente lo que en realidad no ha pasado ni convenido entre ellas,
como lo exige el inciso 2° del artículo 1284 del Código Civil. Por lo anterior está (sic) sala
(sic) es del criterio que la sentencia recurrida debe confirmarse con la modificación en
relación a la última de las excepciones analizadas en el sentido de que debe declararse sin
lugar.” .
MOTIVOS Y SUBMOTIVOS
ALEGADOS POR EL RECURRENTE
Marco Alfonso Iboy Herrera, interpuso recurso de casación por motivo de fondo e invocó
como subcasos de procedencia:
II. Violación de Ley, contenido en el inciso primero del artículo 621 del Código
Procesal Civil y Mercantil.
III. Interpretación Errónea de la Ley, contenido en el inciso primero del artículo 621
del Código Procesal Civil y Mercantil.
ALEGACIONES
Con ocasión del día y hora señalados para la vista del presente recurso, las partes a
excepción de Fulgencio Andrade Urbina, presentaron sus respectivos alegatos con las
argumentaciones que estimaron pertinentes.
CONSIDERANDO
I
Con relación a este submotivo, el recurrente expuso: “ …En la sentencia impugnada con
este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones
del Ramo Civil y Mercantil, se indica que ‘ con los medios de prueba que obran en el
proceso no se acreditó que el demandado Fulgencio Andrade Urbina, carece de otros
medios para cumplir con el reclamo formulado por el apelante’ .- La carencia de otros
inmuebles de que sea propietario el demandado Andrade quedó probada con certificación
de la Dirección de Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles, a la cual adjunté certificaciones
del Registro de la Propiedad en cuanto a los inmuebles indicados en dicha certificación, y,
con la certificación del Registro General de la Propiedad en cuanto a la finca a que se
refiere la promesa de compraventa a que se contrae el proceso que subyace a este recurso.
Se trata de documentos que producen fe y hacen plena prueba, según el primer párrafo del
artículo 186 del Código Procesal Civil y Mercantil, pues son documentos autorizados por
funcionarios públicos en ejercicio de sus cargos.- Los documentos relacionados fueron
consentidos por la otra parte, pues no fueron impugnados como permiten los artículos 186 y
187 del mismo Código Procesal Civil y Mercantil.- Esos documentos fueron apreciados
erróneamente, por error de hecho en la apreciación de las pruebas, porque su contenido
evidencia que, al contrario de lo que dice la sentencia impugnada con este recurso de
casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo
Civil y Mercantil, el demandado Fulgencio Andrade Urbina carece de otros medios para
cumplir con el reclamo formulado por mí, consistente en la restitución, reintegro o
devolución de las sumas de dinero que le entregué a cuenta del contrato prometido que no
se celebró. El contenido de esos documentos públicos se hace evidente que el demandado
Fulgencio, único nombre, Andrade Urbina no es propietario ni tiene derechos en ningún
inmueble, porque ya enajenó los derechos de propiedad inmobiliaria que le correspondían.-
El error en la aplicación de esos medios documentales de prueba es de hecho, porque
el yerro consiste en que la sentencia impugnada con este recurso de casación no apareció
cabalmente su contenido, del cual se desprende la carencia del demandado Andrade de
otros medios para cumplir su obligación para conmigo. Este error resulta de documentos
auténticos, que son las indicadas certificaciones extendidas por la Dirección de Catastro y
Avalúo de Bienes Inmuebles y el Registrador General de la Propiedad, documentos que
obran en el expediente de la siguiente manera: a) La certificación extendida el dieciséis de
Abril de dos mil uno por el Registrador General de la Propiedad en cuanto a la finca
número cuatrocientos noventa, folio veintiséis del libro veintiocho de Guatemala,
constando de diez folios, aparece en los folios del ciento noventa y nueve al doscientos
ocho de (sic) obran en la segunda pieza; b) Certificaciones extendidas por la Dirección de
Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles el treinta de Mayo y el diecisiete de Junio del dos
mil uno, que aparecen en los folios doscientos nueve y doscientos diez que obran en la
misma segunda pieza; c) Certificaciones extendidas por el Registro General de la Propiedad
el catorce de Diciembre y el dieciocho de Junio de dos mil uno, que aparecen en los folios
del doscientos once al doscientos dieciocho que obran en la misma segunda pieza.- Todos
esos documentos fueron presentados y propuestos como medios de prueba en memorial
presentado el veintidós de Enero de dos mil dos que aparece en el folio ciento noventa y
ocho que obra en la segunda pieza del expediente de primera instancia del juicio ordinario
que subyace a este recurso de casación. Fueron tenidos como medios de prueba en
resolución del veintitrés de Enero de dos mil dos.- Esos son los documentos auténticos que
demuestran de modo evidente la equivocación del
Juzgador.“ .
ANÁLISIS
Al hacer el examen correspondiente, esta Cámara estima necesario hacer las siguientes
reflexiones: El error de hecho en la apreciación de la prueba puede configurarse cuando se
omite el análisis de prueba o se tergiversa su contenido y que es decisiva en la resolución
de la controversia. El error se deduce del simple cotejo de la prueba cuestionada que
demuestre de modo evidente la equivocación del juzgador. En el presente caso, el
recurrente denuncia que la Sala sentenciadora incurrió en error de hecho por tergiversación,
ya que concluyó de manera diferente sobre lo probado a través de medios de convicción
promovidos y diligenciados en el curso del proceso; citando como pruebas tergiversadas las
siguientes: -Certificación extendida el dieciséis de abril de dos mil uno, por el Registro
General de la Propiedad, de la finca número cuatrocientos noventa, folio veintiséis del libro
veintiocho de Guatemala; -Certificación extendida el treinta de mayo y diecisiete de junio
de dos mil uno, por la Dirección de Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles; y
– Certificaciones extendidas por el Registro de la Propiedad Inmuebles, el catorce de
diciembre y el dieciocho de junio de dos mil uno. Al hacer el examen comparativo
correspondiente de las pruebas atacadas de error con el fallo dictado por la Sala Segunda de
la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, se arriba a la conclusión que la
sentencia se encuentra ajustada a derecho y a las constancias procesales, sin que se haya
tergiversado el contenido de la prueba a que se ha hecho referencia, en virtud de que con
base en los documentos citados la Sala fundamenta el motivo que tuvo para determinar que
no se acreditaron que el demandado careciera de otros medios para cumplir con la
obligación adquirida. Por las razones expuestas, resulta improcedente el submotivo de
error de hecho en la apreciación de las pruebas.
ANÁLISIS
El vicio de violación de ley constituye un error cometido en la actividad intelectual del
juzgador, quien al fundamentar su decisión no se apoya en la norma pertinente aplicable a
los hechos controvertidos, o habiendo escogido la norma correspondiente resuelve
contraviniendo su texto. Cuando se invoca el submotivo de violación de ley, por
inaplicación, en el fallo necesariamente tuvo que haber aplicación indebida de otra norma,
por lo que para completar la tesis debe indicarse dentro de los razonamientos de este
submotivo, cual es la norma que se aplicó indebidamente como consecuencia de la
inaplicación de aquella y a la vez denunciarse infringida esa norma bajo el submotivo de
aplicación indebida. En el presente caso, el recurrente al fundamentar su impugnación,
señala que la Sala sentenciadora incurrió en el vicio de violación de ley por inaplicación de
los artículos 1518, 1576, 1684 y 1314 del Código Civil, respectivamente, pero no denuncia
que normas aplicó indebidamente la Sala sentenciadora, por lo que al tenor de la técnica
jurídica que debe observarse al plantear esta tesis, la recurrente no cumplió con dicho
requisito. Además, la Sala sentenciadora no ignoró la existencia de la norma aplicable al
caso sometido a su conocimiento, es decir el artículo 1518 del Código Civil, pues esta
norma establece que existen contratos que no sólo se perfeccionan con el consentimiento de
las partes, sino que con el cumplimiento de determinado requisito establecido en la ley, por
lo que en ningún momento estimó incorrectamente el contenido, alcance y validez de la ley
que aplicó, sino más bien de manera correcta estimó que para que se perfeccionara el
contrato de promesa de compraventa debió ser inscrito en el Registro respectivo, de
conformidad con lo que estipula el artículo 1680 del mismo cuerpo legal antes citado. En
cuanto al argumento vertido por la parte casacionista, respecto a la violación de la Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, de los artículos 1684 y
1314 del Código Civil, por inaplicación, es conveniente hacer la siguiente reflexión:
Cuando se denuncia este vicio se deben atacar las bases jurídicas que sirvieron de
fundamento para resolver la controversia, en el presente caso es evidente la equivocación
del planteamiento, ya que no se impugna el fondo de la controversia sino incidencias que
no se resolvieron en la sentencia, situación que debió impugnarse a través de otro
submotivo. En tal virtud, no pueden suplirse de oficio las deficiencias contenidas en el
recurso, resultando la tesis sustentada como consecuencia, improcedente.
ANÁLISIS
Según jurisprudencia de esta Cámara, el vicio de interpretación errónea se configura
cuando “ …el tribunal sentenciador da a las leyes un sentido distinto a su tenor literal, así
como cuando equivoca su contenido, finalidad o espíritu.” (Sentencia de fecha once de
junio de mil novecientos noventa y uno, recurso de casación promovido por Gaspar García
Aceituno; Gaceta de los Tribunales, año mil novecientos noventa y uno, I Semestre, página
26). En el presente caso al hacer el estudio de los argumentos expuestos para sustentar este
submotivo, de la sentencia de segunda instancia, y en congruencia con lo considerado en el
fallo, se estima que la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil
interpretó correctamente el artículo 1864 del Código Civil, pues de acuerdo a su tenor
literal, debe inferirse que el donatario quedará obligado con los acreedores y alimentistas
del donante y con el hijo nacido con posterioridad, solamente hasta el valor de los bienes
donados al tiempo de hacerse la donación, lo que no sucede en el presente caso, pues de
acuerdo a las constancias de autos, la donación del bien inmueble objeto de litis se hizo con
anterioridad a la celebración del contrato de promesa de compraventa, por lo que es
totalmente válido como lo consideró el Tribunal sentenciador, ya que la donación a los
señores Edgar Antonio y Luis Humberto ambos de apellidos Figueroa Muñoz, se realizó el
cuatro de abril de mil novecientos noventa y siete y el contrato de promesa de compraventa
del mismo bien inmueble se realizó el veintiuno de abril del mismo año, del cual el señor
Fulgencio Andrade Urbina ya no tenía derechos sobre él. En virtud de lo expuesto, se
concluye que la Sala antes referida dio al artículo 1864 del Código Civil, el sentido y
alcance que le corresponde, por lo que resulta improcedente el submotivo de interpretación
errónea. Como consecuencia de los análisis anteriormente vertidos el recurso de casación
objeto de estudio debe desestimarse.
CONSIDERANDO
II
De conformidad con el artículo 633 del Código Procesal Civil y Mercantil, es obligatoria la
condena de costas y la imposición de la multa, al ser declarado sin lugar el recurso de
casación, por lo que en acatamiento de tal disposición, debe hacerse la declaración
correspondiente.
LEYES APLICABLES
Artículos citados y: 12 y 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 25,
26, 44, 51, 66, 67, 71, 177, 619, 620, 621 incisos 1º y 2º , 627, 630 y 635 del Código
Procesal Civil y Mercantil; 1, 3, 5, 9, 10, 13, 16, 23, 51, 57, 58, 74, 79 inciso a), 80, 141,
143, 149 y 172 de la Ley del Organismo Judicial.
POR TANTO:
La Corte Suprema de Justicia, Cámara Civil, con base en lo considerado y leyes citadas, al
resolver, DECLARA: I) DESESTIMA el recurso de casación relacionado. II) Condena al
recurrente al pago de las costas del mismo y le impone una multa de quinientos quetzales,
que deberá hacer efectiva en la Tesorería del Organismo Judicial, dentro de tercero día de
quedar firme el presente fallo. Notifíquese y con certificación de lo resuelto devuélvase los
antecedentes a donde corresponde.
Víctor Manuel Rivera Wöltke, Magistrado Vocal Octavo, Presidente Cámara Civil; Carlos
Gilberto Chacón Torrebiarte, Magistrado Vocal Quinto; Edgar Raúl Pacay Yalibat,
Magistrado Vocal Sexto; Oscar Humberto Vásquez Oliva, Magistrado Vocal
Noveno. Jorge Guillermo Arauz Aguilar, Secretario de la Corte Suprema de Justicia.