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Sentencia nº 80-2005 de Corte Suprema de

Justicia - Civil de 17 de Octubre de 2005

Contrato de promesa de compraventa. "...Además, la Sala sentenciadora no ignoró la


existencia de la norma aplicable al caso sometido a su conocimiento, es decir el artículo
1518 del Código Civil, pues esta norma establece que existen contratos que no sólo se
perfeccionan con el consentimiento de las partes, sino que con el cumplimiento de
determinado requisito establecido en la ley, por lo que en ningún momento estimó
incorrectamente el contenido, alcance y validez de la ley que aplicó, sino más bien de
manera correcta estimó que para que se perfeccionara el contrato de promesa de
compraventa debió ser inscrito en el Registro respectivo, de conformidad con lo que
estipula el artículo 1680 del mismo cuerpo legal antes citado..." Obligación del donatario
...se estima que la Sala ... interpretó correctamente el artículo 1864 del Código Civil, pues
de acuerdo a su tenor literal, debe inferirse que el donatario quedará obligado con los
acreedores y alimentistas del donante y con el hijo nacido con posterioridad, solamente
hasta el valor de los bienes donados al tiempo de hacerse la donación, lo que no sucede en
el presente caso, pues de acuerdo a las constancias de autos, la donación del bien inmueble
objeto de litis se hizo con anterioridad a la celebración del contrato de promesa de
compraventa, por lo que es totalmente válido como lo consideró el Tribunal sentenciador,
ya que la donación ...se realizó el cuatro de abril de mil novecientos noventa y siete y el
contrato de promesa de compraventa del mismo bien inmueble se realizó el veintiuno de
abril del mismo año, del cual el señor Fulgencio Andrade Urbina ya no tenía derechos sobre
él..."

17/10/2005 - CIVIL

80-2005

Recurso de casación interpuesto por Marco Alfonso Iboy Herrera, contra la sentencia de
fecha trece de diciembre de dos mil cuatro, dictada por la Sala Segunda de la Corte de
Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil.

DOCTRINA
ERROR DE HECHO EN LA APRECIACION DE LAS PRUEBAS:
No puede prosperar el submotivo de error de hecho en la apreciación de las pruebas, si del
cotejo de lo afirmado por la parte recurrente con el acto auténtico – documentos- se
establece que lo argumentado carece de veracidad

VIOLACIÓN DE LEY:

a) El contrato de promesa de compraventa se perfecciona, cuando se inscribe en el Registro


General de la Propiedad, como lo determina la ley.

b) Es improcedente este submotivo, cuando las normas que se denuncian como infringidas
no tienen relación alguna con los hechos controvertidos.

INTERPRETACION ERRÓNEA DE LA LEY:

Es improcedente este submotivo, cuando no se realizó una falsa o equivocada


interpretación de la ley.

LEYES ANALIZADAS: Artículos: 1,518 y 1,680 del Código Civil; 621 incisos 1º y 2º del
Código Procesal Civil y Mercantil.

RECURSO DE CASACIÓN 80-2005


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, CÁMARA CIVIL: Guatemala, diecisiete de
octubre de dos mil cinco.

Se tiene a la vista para dictar sentencia el recurso de casación interpuesto por Marco
Alfonso Iboy Herrera, contra la sentencia de fecha trece de diciembre de de dos mil cuatro,
dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, dentro
del juicio ordinario identificado con el número C dos – noventa y ocho – cuatro mil treinta
y ocho, promovido por el recurrente, en el Juzgado Séptimo de Primera Instancia del Ramo
Civil del departamento de Guatemala, contra Fulgencio (único nombre) Andrade Urbina,
Edgar Antonio Figueroa Muñoz y Luis Humberto Figueroa Muñoz.

ANTECEDENTES
I. El recurrente promovió juicio ordinario de devolución de sumas de dinero pagadas
por él a cuenta de un contrato de promesa dejado sin efecto, ante el Juzgado Séptimo de
Primera Instancia del ramo Civil, de este departamento, argumentando que, el veintiuno de
abril de mil novecientos noventa y siete, celebró con el señor Fulgencio Andrade Urbina
contrato de promesa de compraventa de la parte que le correspondía de un bien inmueble
que poseía, en copropiedad con los señores Edgar Antonio y Luis Humberto ambos de
apellidos Figueroa Muñoz, el cual consta en escritura pública número veinte autorizada por
el notario Juan Francisco Durán Palomo; en el indicado contrato el precio del bien objeto
del mismo se fijó en cien mil quetzales, a cuenta de dicha suma le entregó treinta y cuatro
mil seiscientos quetzales en calidad de arras como consta en el propio instrumento y los
restantes sesenta y cinco mil cuatrocientos quetzales se los pagaría al suscribir la escritura
traslativa de dominio. Para el otorgamiento de esa escritura traslativa de dominio se fijo
plazo de dos meses a contar de la fecha del otorgamiento de la escritura de promesa ya
referida, el cual transcurrió sin que se cumpliera con otorgar el contrato prometido, pues el
promitente vendedor argumentaba que no había logrado obtener el consentimiento de sus
copropietarios. El veintidós de julio de mil novecientos noventa y siete, de buena fe pagó
la cantidad de veinticinco mil doscientos ochenta quetzales con once centavos, en adición a
la suma inicialmente pagada, dicho pago lo efectuó a solicitud del señor Andrade Urbina, al
Banco de Exportación, Sociedad Anónima, en pago de saldos y costas procesales de tarjetas
de crédito del señor Andrade Urbina. De esa cuenta, del precio indicado en la promesa se
incrementó a cincuenta y nueve mil ochocientos ochenta quetzales con once centavos. El
contrato de promesa de compraventa no se cumplió, es decir la compraventa nunca se
realizó, porque el señor Andrade, no obtuvo el consentimiento de sus copropietarios y optó
por ocultarse, por lo que procedió a registrar el negocio en el Registro de la Propiedad, pero
se suspendió la operación porque el señor Fulgencio Andrade Urbina desde el cuatro de
abril de mil novecientos noventa y siete, es decir diecisiete días antes de celebrar el contrato
de promesa de compraventa, había dispuesto de su derecho de copropiedad en el inmueble
de marras, al haber otorgado en donación dicho derecho a los otros copropietarios, o sea
que al celebrar el contrato de promesa con él, ya no tenía derecho alguno en tal inmueble,
por lo que el señor Andrade Urbina debe restituir la cantidad de dinero que se le entregó a
cuenta de la promesa referida.

II. Los demandados Luis Humberto y Edgar Antonio de apellidos Figueroa Muñoz
plantearon excepciones previas de: a) Demanda defectuosa; b) Falta de cumplimiento de la
condición a que estuviere sujeta (o) el derecho que se haga (n) valer; c) Falta de
cumplimiento de la condición a que estuviera sujeta la obligación que se haga (n) valer d)
Falta de personalidad en Luis Humberto Figueroa Muñoz y Edgar Antonio Figueroa Muñoz
para ser demandados; y e) Falta de personalidad en Marco Alfonso Iboy Herrera para
demandar a Luis Humberto Figueroa Muñoz y a Edgar Antonio Figueroa Muñoz, las
cuales con fecha doce de julio de mil novecientos noventa y nueve, las tres primeras se
declararon sin lugar y las últimas dos con lugar; confirmando parcialmente el fallo la Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones y declarando las últimas dos excepciones también sin
lugar.

III. El veintidós de enero de dos mil uno, los demandados Luis Humberto y Edgar
Antonio ambos de apellidos Figueroa Muñoz, contestaron la demanda en sentido negativo,
planteando las excepciones perentorias de: a) Falta de perfeccionamiento del contrato de
promesa de venta a que se refiere el actor en su demanda; b) Improcedencia del reclamo de
la devolución del doble de la suma supuestamente dada en arras por existir cláusula de
indemnización en la promesa de compraventa; c) Falta de obligación en el demandado
Fulgencio Andrade Urbina de pagar daños y perjuicios por no constar ni indicarse en la
demanda en que forma se efectúo su incumplimiento; d) Incumplimiento por parte del
promitente comprador de sus obligaciones contractuales; e) Inaplicabilidad al precio de la
promesa de compra venta, de los supuestos pagos aducidos por Marco Alfonso Iboy
Herrera al Banco de Exportación Sociedad Anónima; f) Inaplicabilidad del artículo 1864
del Código Civil a los donatarios Luis Humberto Figueroa Muñoz y Edgar Antonio
Figueroa Muñoz, debido a que no consta si Fulgencio Andrade Urbina tiene o no otros
medios para cumplir la supuesta acreeduría alegada por Marco Alfonso Iboy Herrera de
fecha posterior a la donación; g) Falta de obligación en Edgar Antonio Figueroa Muñoz y
Luis Humberto Figueroa Muñoz de responder por acreedurías posteriores a la donación que
les hiciera Fulgencio Andrade Urbina; h) Falta de objeto licito en la promesa de
compraventa; i) Nulidad absoluta en la promesa de compra venta; j) Falta de derecho en
Marco Alfonso Iboy Herrera para demandar a Luis Humberto Figueroa Muñoz y a Edgar
Antonio Figueroa Muñoz, la devolución de las arras supuestamente entregadas por el actor
a Fulgencio (único nombre) Andrade Urbina; y k) Contrato de promesa de compraventa
simulado.

IV. El veinticinco de agosto de dos mil tres, El Juzgado Séptimo de Primera Instancia
del Ramo Civil, dictó sentencia, en la cual declara Sin Lugar la demanda ordinaria
promovida por Marco Alfonso Iboy Herrera.

V. El trece de diciembre de dos mil cuatro, la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones


del Ramo Civil y Mercantil, confirmó la sentencia de primer grado. Contra la sentencia de
segundo grado se interpuso el recurso de casación que hoy se conoce.

RESUMEN DE LA SENTENCIA
RECURRIDA
La sentencia dictada por la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y
Mercantil, en su parte resolutiva, declara: “ ... I) CONFIRMA la sentencia recurrida en
todos los puntos expresamente impugnados a excepción del inciso k) del numeral romanos
I, inciso que queda sin efecto ni valor legal alguno y resolviendo conforme a derecho
DECLARA: SIN LUGAR LA EXCEPCION PERENTORIA DE CONTRATO DE
PROMESA DE COMPRAVENTA SIMULADO. …” .

Para llegar a esta conclusión, la Sala consideró lo siguiente: “ I.- “ Al analizar el memorial
de demanda, el de contestación de la misma e interposición de excepciones perentorias y
los medios de prueba documental aportados al proceso, este cuerpo colegiado, establece lo
siguiente: a) En cuanto a la excepción perentoria de Falta de perfeccionamiento del contrato
de promesa de venta a que se refiere el actor en la demanda, se colige que el señor Juez A-
quo, al declararla con lugar resolvió conforme a derecho, toda vez que con las pruebas
aportadas por la parte actora, se comprueba que no demostró y por ende no ejecutó en
forma alguna el incumplimiento del señor FULGENCIO único nombre ANDRADE
URBINA (demandado), del contrato de promesa de venta de bien inmueble, el cual no se
inscribió en el Registro de la Propiedad, por no tener el demandado FULGENCIO único
nombre ANDRADE URBINA derechos de propiedad ya sobre el bien objeto de la
promesa. b) Respecto de las excepciones perentorias de improcedencia del reclamo de la
devolución del doble de la suma supuestamente dada en arras por existir cláusula de
indemnización en la promesa de compraventa, Falta de obligación en el demandado
FULGENCIO ANDRADE URBINA de pagar daños y perjuicios por no constar ni
indicarse en la demanda en que forma se efectuó su incumplimiento (sic) e incumplimiento
(sic) por parte del promitente comprador de sus obligaciones contractuales; por la razón de
no estar inscrito el contrato de promesa de venta, como ya se indicó, y por no acreditar el
incumplimiento del promitente vendedor, esta (sic) sala (sic) arriba a la conclusión de que
las excepciones devienen procedentes, no siendo aplicable en este caso el supuesto
contenido en el artículo 1442 del Código Civil, tal y como lo estableció el juez de primer
grado. c ) (sic) Este tribunal comparte también el criterio del señor juez de la causa en
cuanto a declarar con lugar la excepción perentoria de inaplicabilidad al precio de la
promesa de compraventa, de los supuestos pagos aducidos por MARCO ALFONSO IBOY
HERRERA al Banco de Exportación, S. A., efectivamente los documentos adjuntos por la
parte actora como comprobantes de pago se refieren a una persona que no es parte y
vinculada dentro del proceso, la señora NINFA AZUCENA MORALES DE ANDRADE, y
las fotocopias de los cheques del Banco Granai & Towson, S. A. y
Banco Agrícola Mercantil, no tienen causa que compruebe el origen del pago efectuado.
d) En caso de las excepciones perentorias de Inaplicabilidad del artículo 1864 del código
(sic) civil (sic) a los donatarios LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ y EDGAR
ANTONIO FIGUEROA MUÑOZ y de Falta de obligación de EDGAR ANTONIO
FIGUEROA MUÑOZ y LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ, de responder por
acreedurías posteriores a la donación que les hiciera FULGENCIO ANDRADE URBINA.
Esta sala (sic) advierte que con los medios de prueba que obran en el proceso, no se
acreditó que el demandado FULGENCIO ANDRADE URBINA, carece de otros medios
para cumplir con el reclamo formulado por el apelante y que siendo que a la fecha de la
celebración del contrato de promesa de venta, veintiuno de abril de mil novecientos noventa
y siete, el señor FULGENCIO FIGUEROA MUÑOZ, ya no tenía derechos sobre la finca
objeto de la promesa, por haberlos donado a los otros, demandados con anterioridad, el
cuatro abril de mil novecientos noventa y siete, las excepciones referidas son procedentes
tal y como lo resolvió el señor juez de primera instancia al declararlas con lugar. e) Así
mismo esta (sic) sala (sic) sostiene el criterio, al igual que el Juez a-quo, en cuanto a
declarar con lugar las excepciones perentorias de Falta de objeto lícito en la promesa de
compraventa y Nulidad absoluta en la promesa de compraventa, pues no teniendo, al
momento de la celebración del contrato de promesa de compraventa, el demandado
FULGENCIO ANDRADE URBINA, derechos sobre el bien objeto de la misma, no existe
objeto licito (sic) para que el negocio jurídico sea válido y surta efectos, lo que produce la
nulidad absoluta del mismo a que se refiere el artículo 1301 del Código Civil, pues no
concurren para su validez los requisitos exigidos por el artículo 1251 de dicho cuerpo legal.
f) De la excepción perentoria de Falta de derecho en MARCO ALFONSO IBOY
HERRERA para demandar a LUIS HUMBERTO FIGUEROA MUÑOZ y EDGAR
ANTONIO FIGUEROA MUÑOZ, la devolución de las arras supuestamente entregadas por
el actor a FULGENCIO ANDRADE URBINA, por las mismas razones expuestas al
referirse esta (sic) sala (sic) en cuanto a la excepción perentoria de falta de
perfeccionamiento del contrato de promesa de venta a que se refiere el actor en la demanda,
es del criterio que el señor juez a-quo resolvió conforme a derecho y así debe confirmarse.
g) Por último esta (sic) sala (sic) es del criterio que la excepción perentoria de Contrato de
promesa de compraventa simulado, no debe ser acogida, en virtud de que no está
acreditado en el proceso que el promitente vendedor y el promitente comprador hayan
declarado o confesado falsamente lo que en realidad no ha pasado ni convenido entre ellas,
como lo exige el inciso 2° del artículo 1284 del Código Civil. Por lo anterior está (sic) sala
(sic) es del criterio que la sentencia recurrida debe confirmarse con la modificación en
relación a la última de las excepciones analizadas en el sentido de que debe declararse sin
lugar.” .

MOTIVOS Y SUBMOTIVOS
ALEGADOS POR EL RECURRENTE
Marco Alfonso Iboy Herrera, interpuso recurso de casación por motivo de fondo e invocó
como subcasos de procedencia:

I. Error de hecho en la Apreciación de las Pruebas, contenido en el inciso segundo del


artículo 621 del Código Procesal Civil y Mercantil.

II. Violación de Ley, contenido en el inciso primero del artículo 621 del Código
Procesal Civil y Mercantil.

III. Interpretación Errónea de la Ley, contenido en el inciso primero del artículo 621
del Código Procesal Civil y Mercantil.

ALEGACIONES
Con ocasión del día y hora señalados para la vista del presente recurso, las partes a
excepción de Fulgencio Andrade Urbina, presentaron sus respectivos alegatos con las
argumentaciones que estimaron pertinentes.

CONSIDERANDO
I

A. DEL SUBMOTIVO ERROR DE HECHO EN LA APRECIACION DE LA PRUEBA:

Con relación a este submotivo, el recurrente expuso: “ …En la sentencia impugnada con
este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones
del Ramo Civil y Mercantil, se indica que ‘ con los medios de prueba que obran en el
proceso no se acreditó que el demandado Fulgencio Andrade Urbina, carece de otros
medios para cumplir con el reclamo formulado por el apelante’ .- La carencia de otros
inmuebles de que sea propietario el demandado Andrade quedó probada con certificación
de la Dirección de Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles, a la cual adjunté certificaciones
del Registro de la Propiedad en cuanto a los inmuebles indicados en dicha certificación, y,
con la certificación del Registro General de la Propiedad en cuanto a la finca a que se
refiere la promesa de compraventa a que se contrae el proceso que subyace a este recurso.
Se trata de documentos que producen fe y hacen plena prueba, según el primer párrafo del
artículo 186 del Código Procesal Civil y Mercantil, pues son documentos autorizados por
funcionarios públicos en ejercicio de sus cargos.- Los documentos relacionados fueron
consentidos por la otra parte, pues no fueron impugnados como permiten los artículos 186 y
187 del mismo Código Procesal Civil y Mercantil.- Esos documentos fueron apreciados
erróneamente, por error de hecho en la apreciación de las pruebas, porque su contenido
evidencia que, al contrario de lo que dice la sentencia impugnada con este recurso de
casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo
Civil y Mercantil, el demandado Fulgencio Andrade Urbina carece de otros medios para
cumplir con el reclamo formulado por mí, consistente en la restitución, reintegro o
devolución de las sumas de dinero que le entregué a cuenta del contrato prometido que no
se celebró. El contenido de esos documentos públicos se hace evidente que el demandado
Fulgencio, único nombre, Andrade Urbina no es propietario ni tiene derechos en ningún
inmueble, porque ya enajenó los derechos de propiedad inmobiliaria que le correspondían.-
El error en la aplicación de esos medios documentales de prueba es de hecho, porque
el yerro consiste en que la sentencia impugnada con este recurso de casación no apareció
cabalmente su contenido, del cual se desprende la carencia del demandado Andrade de
otros medios para cumplir su obligación para conmigo. Este error resulta de documentos
auténticos, que son las indicadas certificaciones extendidas por la Dirección de Catastro y
Avalúo de Bienes Inmuebles y el Registrador General de la Propiedad, documentos que
obran en el expediente de la siguiente manera: a) La certificación extendida el dieciséis de
Abril de dos mil uno por el Registrador General de la Propiedad en cuanto a la finca
número cuatrocientos noventa, folio veintiséis del libro veintiocho de Guatemala,
constando de diez folios, aparece en los folios del ciento noventa y nueve al doscientos
ocho de (sic) obran en la segunda pieza; b) Certificaciones extendidas por la Dirección de
Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles el treinta de Mayo y el diecisiete de Junio del dos
mil uno, que aparecen en los folios doscientos nueve y doscientos diez que obran en la
misma segunda pieza; c) Certificaciones extendidas por el Registro General de la Propiedad
el catorce de Diciembre y el dieciocho de Junio de dos mil uno, que aparecen en los folios
del doscientos once al doscientos dieciocho que obran en la misma segunda pieza.- Todos
esos documentos fueron presentados y propuestos como medios de prueba en memorial
presentado el veintidós de Enero de dos mil dos que aparece en el folio ciento noventa y
ocho que obra en la segunda pieza del expediente de primera instancia del juicio ordinario
que subyace a este recurso de casación. Fueron tenidos como medios de prueba en
resolución del veintitrés de Enero de dos mil dos.- Esos son los documentos auténticos que
demuestran de modo evidente la equivocación del
Juzgador.“ .

ANÁLISIS
Al hacer el examen correspondiente, esta Cámara estima necesario hacer las siguientes
reflexiones: El error de hecho en la apreciación de la prueba puede configurarse cuando se
omite el análisis de prueba o se tergiversa su contenido y que es decisiva en la resolución
de la controversia. El error se deduce del simple cotejo de la prueba cuestionada que
demuestre de modo evidente la equivocación del juzgador. En el presente caso, el
recurrente denuncia que la Sala sentenciadora incurrió en error de hecho por tergiversación,
ya que concluyó de manera diferente sobre lo probado a través de medios de convicción
promovidos y diligenciados en el curso del proceso; citando como pruebas tergiversadas las
siguientes: -Certificación extendida el dieciséis de abril de dos mil uno, por el Registro
General de la Propiedad, de la finca número cuatrocientos noventa, folio veintiséis del libro
veintiocho de Guatemala; -Certificación extendida el treinta de mayo y diecisiete de junio
de dos mil uno, por la Dirección de Catastro y Avalúo de Bienes Inmuebles; y
– Certificaciones extendidas por el Registro de la Propiedad Inmuebles, el catorce de
diciembre y el dieciocho de junio de dos mil uno. Al hacer el examen comparativo
correspondiente de las pruebas atacadas de error con el fallo dictado por la Sala Segunda de
la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, se arriba a la conclusión que la
sentencia se encuentra ajustada a derecho y a las constancias procesales, sin que se haya
tergiversado el contenido de la prueba a que se ha hecho referencia, en virtud de que con
base en los documentos citados la Sala fundamenta el motivo que tuvo para determinar que
no se acreditaron que el demandado careciera de otros medios para cumplir con la
obligación adquirida. Por las razones expuestas, resulta improcedente el submotivo de
error de hecho en la apreciación de las pruebas.

B. DEL SUBMOTIVO VIOLACION DE LEY:

Con relación a este submotivo, el recurrente expuso: “ La sentencia recurrida ‘ confirma la


sentencia recurrida en todos los puntos expresamente impugnados’ . Con ello confirma la
declaratoria con lugar de la excepción perentoria de falta de perfeccionamiento del contrato
de promesa de venta a que se refiere el actor en su demanda. Para emitir ese
pronunciamiento, la sentencia impugnada con este recurso de casación dice en lo
pertinente: “ En cuanto a la excepción perentoria de falta de perfeccionamiento del
contrato de promesa de venta a que se refiere el actor en la demanda, se colige que el señor
Juez A-quo, al declararla con lugar resolvió conforme a Derecho, toda vez que con las
pruebas aportadas por la parte actora, se comprueba que no demostró y por ende no ejecutó
en forma alguna el incumplimiento del señor Fulgencio único nombre Andrade Urbina
(demandado), del contrato de promesa de venta de bien inmueble, el cual no se inscribió en
el Registro de la Propiedad, por no tener el demandado Fulgencio único nombre Andrade
Urbina derechos de propiedad ya sobre el bien objeto de la promesa” .- Con ello, la
sentencia impugnada con este recurso de casación comparte y ratifica los argumentos
vertidos por el Juzgado de Primera Instancia en la sentencia dictada en ese grado.- Este
pronunciamiento de la sentencia impugnada con este recurso de casación adolece de falta
de fundamento.- Es evidente que ejecutar el incumplimiento de un contrato no puede ser
elemento que haga referencia al perfeccionamiento del mismo, porque se trata de
momentos muy diferentes en la vida del contrato, pues su perfeccionamiento, por la lógica
razón, antecede a su cumplimiento o incumplimiento, por lo que es absurdo que la
ejecución del contrato determine su perfeccionamiento, cuando es a la inversa, pues si el
contrato se cumplió o incumplió, es porque se había perfeccionado.- En cuanto a la falta de
inscripción en el Registro de la Propiedad del contrato de promesa que celebramos con el
señor Andrade, la promesa no se inscribió en ese Registro porque cuando el testimonio de
la escritura se presentó al mismo ya el señor Andrade carecía de derechos sobre el
inmueble. La inscripción en el Registro de la Propiedad de cualquier contrato es un
requisito de eficacia frente a terceros, pero no es un requisito de perfeccionamiento del
contrato. El contrato se perfecciona con el simple consentimiento de las partes, porque el
negocio jurídico no requiere para su validez ninguna inscripción, sino solamente los
elementos que integran su entidad conforme el artículo 1251 del Código Civil, según el
cual el negocio jurídico requiere para su validez capacidad legal del sujeto que declara su
voluntad, consentimiento que no adolezca de vicio y objeto lícito.- Según artículo 1680 del
Código Civil, cuando la promesa se refiera a enajenación de bienes inmuebles el contrato
debe inscribirse en el Registro de la Propiedad, inscripción que es consecuencia de que el
contrato se haya perfeccionado, por lo que esta excepción resulta contradictoria, pues
sostiene que el contrato no se perfeccionó por no haber sido inscrito, pero si debía ser
inscrito es porque se había perfeccionado. La norma comentada contempla y está en
relación con el inciso 2o. del artículo 1125 del Código Civil. Como todas las normas que
se refieren al Registro establece un requisito de eficacia frente a terceros. No es requisito de
existencia del contrato, porque el Registro de la Propiedad es un registro de títulos, en que
los actos o contratos se inscriben porque existen o perfeccionan antes de llegar al Registro.-
Como dice el artículo 1581 del mismo Código, los contratos se perfeccionan por el simple
consentimiento de las partes, excepto cuando la Ley establece determinada formalidad
como requisito esencial para su validez, pero el contrato de compraventa de inmuebles no
está comprendido dentro de los que la Ley califica expresamente como solemnes, como
consideró esa Cámara Civil de la Corte Suprema de Justicia en su sentencia de casación del
veintisiete de Julio de mil novecientos setenta y dos.- En los contratos que tengan que
inscribirse o anotarse en los Registros, el requisito es que consten en escritura pública,
según el artículo 1576 del mismo cuerpo legal. El contrato no se perfecciona con la
inscripción, sino con el otorgamiento en escritura para su posterior inscripción, pero
incluso, el requisito del otorgamiento de la escritura pública puede ser suplido si no es
otorgada pero la convención entre las partes existe y es probada, con lo cual se aprecia que
no son contratos solemnes sino formales. Por eso, esa Honorable Cámara Civil en la
sentencia que dictó el nueve de Abril de mil novecientos noventa y seis en la casación
noventa y seis guión noventa y cinco estimaba que en la compraventa de bienes inmuebles
o derechos reales sobre los mismos la Ley establece como requisito para poderse inscribir
en el Registro de la Propiedad y que surta efectos frente a terceros, que se otorgue la
escritura pública traslativa de dominio, sin que su ausencia afecte la validez del contrato.-
La demanda no dice que la promesa no se perfeccionó. Dice que no se perfeccionó el
contrato prometido, la compraventa que debía derivarse de la promesa.- Por todo ello, esta
excepción perentoria basada en la supuesta falta de perfeccionamiento del contrato de
promesa de compraventa es improcedente, puesto que dicho contrato sí se perfeccionó
desde que las partes convenimos sobre todos sus elementos.- Por lo expuesto, la sentencia
que impugno con este (sic) recurso de casación viola los artículos 1518 y 1578 del
Código Civil, al sostener que hubo falta de perfeccionamiento del contrato de promesa de
venta a que se refiere al demanda, porque supuestamente el promitente comprador no
demostró ni ejecutó el incumplimiento del promitente vendedor y porque el contrato no fue
inscrito en el Registro de la Propiedad.- La violación ocurre, porque el artículo 1518 del
Código Civil dispone que los contratos se perfeccionan por el simple consentimiento de las
partes, excepto cuando la Ley establece determinada formalidad como requisito esencial
para su validez. La sentencia impugnada con este recurso de casación viola este precepto
legal, porque contra su texto, considera que el perfeccionamiento del contrato de promesa
está sujeto a elementos distintivos del simple consentimiento de partes, que es todo lo que
exige este precepto legal. Y, porque el artículo 1576 del Código Civil dispone que los
contratos que tengan que inscribirse o anotarse en los Registros, cualquiera que sea su
valor, deberán constar en escritura pública. Sin embargo, los contratos serán válidos y las
partes pueden compelerse recíprocamente al otorgamiento de la escritura pública, si se
establecen sus requisitos esenciales por confesión judicial del obligado o por otro medio de
prueba escrita. De este precepto se deriva que la promesa a que se refiere el proceso, debía
otorgarse en escritura pública para poder ser inscrito en el Registro de la Propiedad, pero en
todo caso, ese requisito no está exigido como requisito esencial de validez, ya que este
precepto legal dispone que aún en ausencia de la escritura el contrato será válido.- Estos
dos preceptos legales, artículos 1578 y 1576 del Código Civil, fueron violados en la
sentencia impugnada con este recurso de casación, porque no obstante que están vigentes y
son aplicables al caso concreto, no fueron tomados en cuenta en dicha sentencia, con lo
cual la misma se pronunció en sentido contrario a su contenido, puesto que estableciendo
dichos preceptos que los contratos se perfeccionan con el simple consentimiento de las
partes y que si deben inscribirse en el Registro de la Propiedad, como en este caso, deben
otorgarse en escritura pública, pese a cuya omisión los contratos serán validos, o sea, que
no se trata de un requisito exigido como requisito esencial de validez, no obstante esas
disposiciones legales expresas y aplicables a caso concreto, la sentencia recurrida estimó
procedente confirmar que hubo falta de perfeccionamiento del contrato de promesa, porque
no concurrieron eventos diferentes y posteriores del que las normas citadas toman en cuenta
para determinar el perfeccionamiento del contrato, o sea el consentimiento.- Es decir, el
artículo 1518 del Código Civil establece que los contratos se perfeccionan con el
consentimiento, pero la sentencia impugnada sostiene que el contrato no se perfeccionó
porque no ocurrieron eventos distintos, posteriores y adicionales al simple consentimiento,
eventos que la citada norma no toma en consideración para el perfeccionamiento del
contrato.- 2.) Caso de procedencia de violación de las Leyes. Infracción del artículo 1684
segundo párrafo del Código Civil.- El artículo 1684 del Código Civil dispone en su primer
párrafo que la acción para exigir el cumplimiento de la promesa deberá entablarse dentro de
los tres meses siguientes al vencimientos del plazo convencional o legal.- Y su segundo
párrafo, que es específicamente la norma que considero infringida por violación de Ley en
este caso, dispone que vencido el plazo a que se refiere el párrafo anterior para entablar la
acción sin que ésta se haya ejercitado, las partes quedan libres de toda obligación. En este
caso, si hubo arras las devolverá quien las recibió.- La pretensión formulada en este proceso
es la de obtener la restitución de lo que se entregue en calidad de arras al
demandado Andrade a cuenta de un contrato de promesa. El contrato prometido con esa
promesa nunca se otorgó ni las partes accionaron para exigir su otorgamiento. En
consecuencia, quedaron liberadas de otorgar el contrato prometido y, por Ley, quien recibió
arras quedó obligado a restituirlas. Es esa restitución la que reclamo en este caso y es esa
restitución la que implícitamente se declara sin lugar en la sentencia impugnada, al
confirmar la dictada en la primera instancia del juicio.- Mi derecho de obtener la restitución
de lo que entregué a cuenta de un contrato que no se otorgó se origina en ese hecho, en que
el contrato prometido ya no se otorgó, que las partes no exigimos jurídicamente su
otorgamiento y que transcurrió el plazo que la Ley señala para exigirlo.- Ocurrida esa
circunstancia tengo derecho de obtener la devolución de lo que pagué en calidad de arras a
cuenta del contrato prometido.- Tengo ese derecho no porque el demandado Andrade haya
incumplido el contrato, como lo incumplió. La devolución de las arras es una consecuencia
de que el contrato prometido ya no se otorgó, siendo que las mismas, conforme su
naturaleza, habían sido entregadas para garantizar ese otorgamiento.- Tengo ese derecho
porque el contrato prometido no se otorgó, con independencia del sujeto contractual que
tenga culpa de tal incumplimiento. La Ley no dice que para tener ese derecho deba
acreditarse quién incumplió la promesa lo cual sí está acreditado en este juicio que el
demandado Andrade incurrió en tal incumplimiento. La Ley dice que si no se otorga el
contrato prometido y las partes no exigen que se otorgue, quien recibió arras debe
devolverlas. Eso es lo que solicito en este proceso.- En consecuencia, en este caso, la
sentencia impugnada con este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala Segunda
de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, al confirmar la sentencia apelada
en esa instancia, específicamente en la parte en que declara sin lugar mi demanda de
restitución, solamente puede hacerlo de esa manera al no tomar en cuenta el citado
segundo párrafo del artículo 1684 del Código Civil, que está vigente y es aplicable al caso,
no obstante lo cual el mismo se resolvió sin considerar ese precepto legal.- En efecto, de
conformidad con ese precepto legal, si la promesa no es cumplida ni su cumplimiento se
exige dentro del plazo legalmente establecido, las partes quedan libres de toda obligación y
si hubo arras las devolverá quien las recibió. Pues bien, es eso lo que demando en este caso,
que se me devuelvan las arras que entregué a cuenta del cumplimiento del contrato
prometido.- Solamente puede declararse sin lugar una demanda basada en esa norma legal
en un caso en que hubo un contrato de promesa en que se entregaron sumas a cuenta del
contrato prometido, éste no se otorgó y las partes no exigieron su cumplimiento, como hace
la sentencia impugnada con este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, al confirmar la sentencia
apelada en esa instancia, resolviendo sin tomar en cuenta la norma citada, que, por el
contrario, es la norma con base en la cual se debió haber resuelto el caso.- Se dan pues, los
elementos para configurar el caso de procedencia de violación de ley.- Lo que en más, debe
señalarse que en un caso como el que nos ocupa, aunque todas las excepciones perentorias
fueran declaradas con lugar, las mismas no tienen la entidad necesaria como para destruir
en su totalidad la pretensión contenida en la demanda, que al final se reduce a este derecho
de toda persona que ha entregado arras a cuenta de un contrato prometido, de que se le
devuelvan las mismas en caso de que el contrato prometido no se otorgue ni se exija el
cumplimiento de la promesa dentro del plazo legalmente establecido.- Solamente sería
improcedente una demanda como la que he planteado en este caso si la promesa no se
hubiera otorgado o no se hubieran entregado cantidades de dinero a cuenta de la promesa
o ya se hubieran devuelto las mismas o se hubiera planteado la acción para exigir el
cumplimiento de la promesa, ninguna de cuyas circunstancias concurren en este caso
concreto, quedando subyacente la circunstancia de que entregué ciertas sumas de dinero a
cuenta de un contrato prometido y que por elementales principios de buena fe contractual y
certeza jurídica esas sumas de dinero deben serme restituidas, en vista de que dicho
contrato ya no se otorgó.- 3.) Caso de procedencia de violación de Ley. Infracción del
artículo 1314 del Código Civil.- La sentencia impugnada, al resolver que “ confirma la
sentencia recurrida en todos los puntos expresamente impugnados” , confirma la
declaratoria con lugar de las excepciones perentorias de falta de perfeccionamiento del
contrato de promesa de venta a que se refiere el actor en su demanda, falta de objeto lícito
en la promesa de compraventa y nulidad absoluta de la promesa de compraventa.- Es este
un punto en el cual se aprecia que aunque estas excepciones perentorias fueran declaradas
con lugar subsistiría la procedencia de la pretensión de fondo planteada en mi
demanda.- En efecto, de conformidad con el artículo 1314 del Código Civil, las partes
deben restituirse recíprocamente lo que han recibido o percibido como consecuencia del
negocio anulado.- Las excepciones perentorias a que aquí me refiero llevarían a la nulidad
del negocio de contrato de promesa de compraventa otorgado por don Fulgencio
Andrade Urbina conmigo.- En consecuencia, aunque esas excepciones perentorias fueran
declaradas con lugar, y más aún precisamente por ser declaradas con lugar, debe aplicarse
al caso el citado precepto legal. Es decir, si esas excepciones perentorias son procedentes,
como dice la sentencia impugnada, entonces debe aplicarse al artículo 1314 del Código
Civil, que es el que regula lo que procede hacer cuando un negocio es anulado. Y eso que
procede hace no es otra cosa que la restitución recíproca de lo que las partes han recibido o
percibido como consecuencia del negocio anulado. Y eso es lo que yo he solicitado en la
demanda con la que se inició este juicio, que se me restituya, reintegre o devuelva lo que
don Fulgencio único nombre Andrade Urbina recibió o percibió de mí como
consecuencia de ese negocio.- O sea, en este caso aún que las citadas excepciones
perentorias fueran declaradas con lugar, subsistiría la procedencia de mi demanda, porque
lo que en ella pido es la restitución, reintegro o devolución de lo que entregué a cuenta del
contrato prometido que ya no se celebró, entrega que realicé y que el demandado
Andrade percibió, en el marco de un contrato de promesa que según estas excepciones
sería nulo.- De esa suerte, sea por vía de la promesa y cuyo cumplimiento no fue exigido, o
sea por vía de la anulación de la promesa, el resultado en el mismo: El demandado
Andrade debe restituirme lo que de mí recibió o percibió.- Es decir por cualquiera de esas
dos razones, o por ambas, mi demanda de restitución, devolución o reintegro es procedente,
porque es inadmisible que alguien reciba dinero a cuenta del otorgamiento de un contrato y
no lo otorgue pero se quede con el dinero recibido en ese concepto.- En ese orden de ideas,
la demanda en este caso solamente podría haber sido declarada sin lugar, como en efecto lo
fue, por no haberse aplicado al caso concreto lo dispuesto por el artículo 1314 del Código
Civil, que está vigente es aplicable al caso, no fue aplicado al mismo, y, de conformidad
con el cual, aunque las excepciones perentorias relacionadas fueran declaradas con lugar,
subsistiría la procedencia de mi pretensión de restitución, reintegro o devolución.

ANÁLISIS
El vicio de violación de ley constituye un error cometido en la actividad intelectual del
juzgador, quien al fundamentar su decisión no se apoya en la norma pertinente aplicable a
los hechos controvertidos, o habiendo escogido la norma correspondiente resuelve
contraviniendo su texto. Cuando se invoca el submotivo de violación de ley, por
inaplicación, en el fallo necesariamente tuvo que haber aplicación indebida de otra norma,
por lo que para completar la tesis debe indicarse dentro de los razonamientos de este
submotivo, cual es la norma que se aplicó indebidamente como consecuencia de la
inaplicación de aquella y a la vez denunciarse infringida esa norma bajo el submotivo de
aplicación indebida. En el presente caso, el recurrente al fundamentar su impugnación,
señala que la Sala sentenciadora incurrió en el vicio de violación de ley por inaplicación de
los artículos 1518, 1576, 1684 y 1314 del Código Civil, respectivamente, pero no denuncia
que normas aplicó indebidamente la Sala sentenciadora, por lo que al tenor de la técnica
jurídica que debe observarse al plantear esta tesis, la recurrente no cumplió con dicho
requisito. Además, la Sala sentenciadora no ignoró la existencia de la norma aplicable al
caso sometido a su conocimiento, es decir el artículo 1518 del Código Civil, pues esta
norma establece que existen contratos que no sólo se perfeccionan con el consentimiento de
las partes, sino que con el cumplimiento de determinado requisito establecido en la ley, por
lo que en ningún momento estimó incorrectamente el contenido, alcance y validez de la ley
que aplicó, sino más bien de manera correcta estimó que para que se perfeccionara el
contrato de promesa de compraventa debió ser inscrito en el Registro respectivo, de
conformidad con lo que estipula el artículo 1680 del mismo cuerpo legal antes citado. En
cuanto al argumento vertido por la parte casacionista, respecto a la violación de la Sala
Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, de los artículos 1684 y
1314 del Código Civil, por inaplicación, es conveniente hacer la siguiente reflexión:
Cuando se denuncia este vicio se deben atacar las bases jurídicas que sirvieron de
fundamento para resolver la controversia, en el presente caso es evidente la equivocación
del planteamiento, ya que no se impugna el fondo de la controversia sino incidencias que
no se resolvieron en la sentencia, situación que debió impugnarse a través de otro
submotivo. En tal virtud, no pueden suplirse de oficio las deficiencias contenidas en el
recurso, resultando la tesis sustentada como consecuencia, improcedente.

C. DEL SUBMOTIVO DE INTERPRETACION ERRÓNEA DE LA LEY:

Con relación a este submotivo, el recurrente expuso: “ Caso de procedencia de


interpretación errónea de las Leyes. Infracción del artículo 1864 del Código Civil.- La
sentencia impugnada con esta casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte
de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil, al resolver que ‘ confirma la sentencia
recurrida en todos los puntos expresamente impugnados’ , confirma la declaratoria con
lugar de las excepciones perentorias de inaplicabilidad del artículo 1864 del Código Civil a
los donatarios Luis Humberto Figueroa Muñoz y Edgar Antonio Figueroa Muñoz y falta
de obligación de Edgar Antonio Figueroa Muñoz y Luis Humberto Figueroa Muñoz de
responder a acreedurías posteriores a la donación que les hiciera Fulgencio Andrade
Urbina.- En la sentencia impugnada con este recurso estas dos excepciones perentorias se
estiman en conjunto procedentes porque la donación es anterior al momento de celebrar el
contrato de promesa de venta entre los otorgantes Fulgencio único nombre Andrade Urbina
y Marco Alfonso Iboy Herrera, contenido en la escritura número veinte, autorizada en esta
ciudad el veintiuno de Abril de mil novecientos noventa y siete por el Notario Juan
Francisco Durán Palomo.- Esa estimación la hace la sentencia impugnada con esta
casación, directamente y también indirectamente al haberse confirmado la sentencia
apelada en esa instancia.- Según artículo 1864 del Código Civil, el donatario quedará
obligado con los acreedores y alimentistas del donante y con el hijo nacido con
posterioridad, solamente hasta el valor de los bienes donados… si el donante no tuviere
medios para cumplir estas obligaciones…- El donatario queda obligado con los acreedores
del donante. En ninguna parte esta norma indica que el donatario quede obligado con
acreedores que ya existan como tales al hacerse la donación.- Si la norma jurídica de mérito
hubiera querido limitar esta responsabilidad de los donatarios a acreedurías, derechos
alimenticios y/o hijos del donante anteriores a la donación, así lo hubiera dicho
expresamente.- Lejos de esta limitación temporal, referida a lo que exista con anterioridad
al momento en que se efectúa la donación, lejos de eso, no hace referencia a lo previamente
existente, sino por el contrario, expresamente se refiere a que el donatario queda obligado
incluso frente al hijo del donante nacido con posterioridad.- Es natural que sea así, porque
la razón de esta norma es que el donatario recibe un regalo del donante, lo cual no puede
hacerse en detrimento de los derechos de los acreedores de ese donante.- Según artículo
1329 del Código Civil, la obligación personal queda garantizada con los bienes enajenables
que posea el deudor en el momento de exigirse su cumplimiento. Si el deudor dilapida sus
bienes, donándolos carecerá de ellos cuando sus acreedores le exijan el cumplimiento.
Tales acreedores resultarían burlados en sus derechos y sería propiamente a su costa que los
donatarios del deudor habrían recibido esas donaciones.- Así la segunda excepción referida
es improcedente porque la Ley no sujeta la obligación y responsabilidad de los donatarios
solamente frente a las acreedurías que ya existieran al momento de efectuarse la donación,
sino que establece esa obligación y responsabilidad en general, a favor de todos los
acreedores del donante y no solamente a los que tengan acreedurías de fecha anterior a la
donación, como tampoco solamente a favor de quienes tengan acreedurías de fecha
posterior. El donatario, por el hecho de recibir la donación queda obligado frente a todos
los acreedores del donante, porque no es lícito efectuar una limitación temporal donde el
legislador no la ha efectuado.- Al haber resuelto en esa forma, la sentencia impugnada con
este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones
del Ramo Civil y Mercantil, al confirmar la sentencia apelada en esa instancia y con ello los
argumentos expuestos en la sentencia dictada en la primera instancia de este juicio, se
pronunció en forma contraria a la Ley y a las constancias de autos, al haberse sostenido el
criterio de que los donatarios no responden por las obligaciones del donante, por la
supuesta razón de que la donación es anterior al hecho del cual deriva mi acreeduría. Ese
criterio se aparta del artículo 1864 del Código Civil, según el cual el donatario quedará
obligado con los acreedores y alimentistas del donante y con el hijo nacido con
posterioridad, solamente hasta el valor de los bienes donados al tiempo de hacerse la
donación, si el donante no tuviere los medios para cumplir estas obligaciones.- El artículo
no hace referencia a la temporalidad en la acreeduría, por lo que no puede el Tribunal, sin
base en la Ley, sostener que debe limitarse el derecho de los acreedores del donante y la
obligación correlativa de los donatarios. No existe base alguna para sostener una
interpretación tan restrictiva del texto de la Ley. Sobre todo porque ese texto de la norma es
totalmente claro en sus palabras, en su literalidad, el establecer la obligación de los
donatarios frente a los acreedores del donante, con total independencia de que la acreeduría
exista cuando se hace la donación o sea posterior a la misma, desde luego que todo lo que
se requiere es que alguien tenga la calidad de donatario y otro la calidad de acreedor del
respectivo donante. Siendo claro el sentido literal de la norma no hay base para
desatenderlo so pretexto de consultar su espíritu.- Sobre todo cuando esa consulta al
espíritu de la norma no es tal, puesto que en el presente caso no existe disconformidad del
texto de la Ley con el espíritu de la misma.- En el artículo citado es obvio que el texto de la
norma coincide con su espíritu, lo cual es fácil de apreciar si se toma en cuenta la lógica de
justicia que hay en su disposición, puesto que debe tomarse en cuenta que el negocio
jurídico que se regula en este caso es la donación que es un acto de liberalidad del donante,
un contrato gratuito para el donatario, en que adquiere el objeto de la donación sin
contraprestación a su cargo. Se trata ni más ni menos que de un puro regalo de un obsequio,
del donante hacia el donatario. En consecuencia es lógico que la Ley disponga que el
donatario quede obligado con los acreedores del donante, por haber adquirido gratuitamente
el regalo en que consiste la donación.- Sería injusto que una persona disponga
gratuitamente de sus bienes regalándolos y asumiendo posteriormente obligaciones que no
podrá cumplir, al haberse quedado sin bienes sobre los cuales hacer efectivas sus
obligaciones. La norma establece para los donatarios la obligación de responder frente a
los acreedores del donante. Ni en su texto ni en su espíritu contiene referencia a la
temporalidad de esas acreedurías, ni a que exista esa obligación de los donatarios solamente
en cuanto a sus acreedurías existentes a tiempo de hacerse la donación. Es una disposición
general en cuanto a acreedores del donante.- En consecuencia, la sentencia impugnada con
este recurso de casación, dictada por la Honorable Sala Segunda de la Corte de Apelaciones
del Ramo Civil y Mercantil, al confirmar la sentencia de primer grado, apelada en esa
instancia, yerra al entender que existe esa supuesta limitación temporal, a la que no se
refiere la norma.- Se da, pues, un caso de procedencia de interpretación errónea de la Ley,
pues el artículo 1864 del Código Civil está vigente y es aplicable al caso concreto,
aplicación que en efecto efectúa (sic) la sentencia impugnada con este recurso de casación,
pero lo hace mal entendiendo el real contenido de dicho artículo, al atribuirle un contenido
normativo del cual carece, pues entiende existir una limitación temporal a la cual no se
refiere para nada el indicado precepto, vicio de interpretación errónea del artículo 1864 del
Código Civil en el cual incurre la sentencia impugnada con este recurso por no haber
observado que de conformidad con el artículo 10 de la Ley del Organismo Judicial las
normas se interpretarán conforme a su texto.-

ANÁLISIS
Según jurisprudencia de esta Cámara, el vicio de interpretación errónea se configura
cuando “ …el tribunal sentenciador da a las leyes un sentido distinto a su tenor literal, así
como cuando equivoca su contenido, finalidad o espíritu.” (Sentencia de fecha once de
junio de mil novecientos noventa y uno, recurso de casación promovido por Gaspar García
Aceituno; Gaceta de los Tribunales, año mil novecientos noventa y uno, I Semestre, página
26). En el presente caso al hacer el estudio de los argumentos expuestos para sustentar este
submotivo, de la sentencia de segunda instancia, y en congruencia con lo considerado en el
fallo, se estima que la Sala Segunda de la Corte de Apelaciones del Ramo Civil y Mercantil
interpretó correctamente el artículo 1864 del Código Civil, pues de acuerdo a su tenor
literal, debe inferirse que el donatario quedará obligado con los acreedores y alimentistas
del donante y con el hijo nacido con posterioridad, solamente hasta el valor de los bienes
donados al tiempo de hacerse la donación, lo que no sucede en el presente caso, pues de
acuerdo a las constancias de autos, la donación del bien inmueble objeto de litis se hizo con
anterioridad a la celebración del contrato de promesa de compraventa, por lo que es
totalmente válido como lo consideró el Tribunal sentenciador, ya que la donación a los
señores Edgar Antonio y Luis Humberto ambos de apellidos Figueroa Muñoz, se realizó el
cuatro de abril de mil novecientos noventa y siete y el contrato de promesa de compraventa
del mismo bien inmueble se realizó el veintiuno de abril del mismo año, del cual el señor
Fulgencio Andrade Urbina ya no tenía derechos sobre él. En virtud de lo expuesto, se
concluye que la Sala antes referida dio al artículo 1864 del Código Civil, el sentido y
alcance que le corresponde, por lo que resulta improcedente el submotivo de interpretación
errónea. Como consecuencia de los análisis anteriormente vertidos el recurso de casación
objeto de estudio debe desestimarse.

CONSIDERANDO

II

De conformidad con el artículo 633 del Código Procesal Civil y Mercantil, es obligatoria la
condena de costas y la imposición de la multa, al ser declarado sin lugar el recurso de
casación, por lo que en acatamiento de tal disposición, debe hacerse la declaración
correspondiente.

LEYES APLICABLES
Artículos citados y: 12 y 203 de la Constitución Política de la República de Guatemala; 25,
26, 44, 51, 66, 67, 71, 177, 619, 620, 621 incisos 1º y 2º , 627, 630 y 635 del Código
Procesal Civil y Mercantil; 1, 3, 5, 9, 10, 13, 16, 23, 51, 57, 58, 74, 79 inciso a), 80, 141,
143, 149 y 172 de la Ley del Organismo Judicial.

POR TANTO:

La Corte Suprema de Justicia, Cámara Civil, con base en lo considerado y leyes citadas, al
resolver, DECLARA: I) DESESTIMA el recurso de casación relacionado. II) Condena al
recurrente al pago de las costas del mismo y le impone una multa de quinientos quetzales,
que deberá hacer efectiva en la Tesorería del Organismo Judicial, dentro de tercero día de
quedar firme el presente fallo. Notifíquese y con certificación de lo resuelto devuélvase los
antecedentes a donde corresponde.

Víctor Manuel Rivera Wöltke, Magistrado Vocal Octavo, Presidente Cámara Civil; Carlos
Gilberto Chacón Torrebiarte, Magistrado Vocal Quinto; Edgar Raúl Pacay Yalibat,
Magistrado Vocal Sexto; Oscar Humberto Vásquez Oliva, Magistrado Vocal
Noveno. Jorge Guillermo Arauz Aguilar, Secretario de la Corte Suprema de Justicia.

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