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Hace más de diez años tuve una verdadera alegría en mi vida, y eso sucedió cuando entré por primera
vez en contacto con Bill Oncken y su símil del «mono a cuestas». Sucedió que me pasaron un ejemplar
del clásico artículo «Gestionando el tiempo de los gestores: ¿Quién teme al mono?», escrito por aquél
en colaboración con Donald Wass y aparecido en la Harvard Business Review de noviembre de 1974.
Cuando lo leí, se me encendió la proverbial lucecita. En aquel entonces yo era profesor numerario del
Instituto de Pedagogía de la Universidad de Massachusetts, y como tal, según Bill, se me podía
conceptuar como típico intelectual sociólogo de la región nordeste y dama de la caridad
vocacionalmente llamada a servir de paño de lágrimas y desfacedora de todos los entuertos del
mundo. En otras palabras, yo era una víctima típica del Síndrome.
Varios años después asistí a uno de los cursillos de Bill sobre «gestión del tiempo de los
gestores». Entre carcajadas, los presentes íbamos captando la seriedad de los problemas aludidos por
el conferenciante. Como está mal visto llorar en público, a los presentes no nos quedaba más remedio
que reír. Y vaya si lo hacíamos. ¿Por qué? Pues porque Bill Oncken, con infalible acierto, ponía una
y otra vez el dedo en la llaga de los absurdos y las realidades de la vida en las organizaciones de
nuestro país. Más que otros muchos, Bill Oncken me enseñó que si uno desea realmente ayudar al
prójimo, instruirle en el arte de la pesca es mucho más útil que regalarle un pescado. Privar de
iniciativa a las personas y dedicarse a criar y alimentar sus monos es hacer el libertador, lo que
significa: llevar a cabo por ellos lo que serían perfectamente capaces de realizar solos.
De manera que me sentí muy halagado cuando Hal Burrows, socio de la William Oncken
Company, y uno de los principales presentadores del cursillo, me propuso participar en la autoría de
este libro. Para mí es un honor tener la oportunidad de incluirlo en la serie del Ejecutivo al Minuto.
Durante un período de tres años, Hal y yo escribimos en colaboración con Bill varios borradores.
Luego Bill sufrió una grave enfermedad y falleció mientras poníamos a punto la versión casi
definitiva; es decir que él no llegó a ver la obra terminada. Mientras escribo estas líneas, me duele su
pérdida, pero sobre todo lo siento por aquellas personas que jamás llegarán a conocerle. No obstante,
confío que en este libro hayamos logrado reflejar la precisión y el humor con que Bill y algunos de
sus colegas, como el mismo Hal Burrows, impartían a los miles de asistentes sus cursillos acerca del
«Síndrome del Mono» en la gestión empresarial. Ahí va el mismo Bill Oncken redivivo con toda su
mordacidad y sabiduría.
Lo que sigue es la historia de un ejecutivo abrumado por sus responsabilidades, que trabajaba
muchísimas horas sin conseguir ponerse al día. Pero luego se enteró de lo que es el Síndrome y de
cómo no hay que privar de iniciativa al personal, sino permitir que cada cual críe y alimente sus
propios monos. Durante el proceso, nuestro ejecutivo aprendió a ser más eficaz en el trato con su
superior, y a responder mejor a las necesidades de su organización. De esta forma, aumentó de manera
drástica el rendimiento de su propio departamento, y, con ello, sus perspectivas de carrera.
En el cursillo y el libro de Bill Oncken, Gestionando el tiempo de los gestores, se hallan muchas
verdades profundas sobre el funcionamiento real de las organizaciones, y se proponen estrategias
para lograr la colaboración de los superiores, del personal y de los colegas, tanto dentro como fuera
de la empresa. En este libro, El Ejecutivo al Minuto y la organización del tiempo, hemos adaptado
la parte relativa a las estrategias para el personal.
Confío en que ustedes aplicarán lo aprendido sobre La lucha contra el Síndrome, de tal manera
que mejore su propia vida y la de las personas que se relacionan con ustedes, tanto en el mundo laboral
como en la vida familiar.