Sei sulla pagina 1di 2

Tipo de fuente: Artículo

Datos bibliográficos: HÁBITAT VERSUS VIVIENDA: MIRADA CRÍTICA SOBRE EL


VIVIENDISMO - MARÍA CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

Echeverría Ramírez, María Clara (2003) Hábitat versus vivienda: mirada crítica sobre el viviendismo.
En: Seminario Foro-Internacional La Construcción del Hábitat Popular: Experiencias de Intervenciones
Urbano, Arquitectónicas, Tecnológicas y Pedagógicas, 29-31 Octubre 2003, Bogotá, Colombia.

Categoría de análisis: Vivienda

Conceptos clave: Hábitat, vivienda, viviendismo, asentamiento, globalización, mercado, modernidad,


sub-vivienda, habitante, domesticación, informalidad.

Hábitat versus Vivienda se constituye en un artículo de obligatoria lectura para quienes pretenden
ahondar en la investigación sobre la producción de vivienda en la ciudad actual. María Clara Echeveria
reconoce que el problema de la vivienda centra la atención de políticos y estudiosos, sin embargo
señala que sus miradas y perspectivas cambian en función de dinámicas, fuerzas y nuevos paradigmas
de la época contemporánea. El artículo no solo constituye un análisis profundo sobre el problema de la
vivienda sino que también hace un llamado a la academia para abordar con rigurosidad la investigación
sobre el tema de la vivienda. Aclara que el viviendismo es un tema de vieja data, noción que incide en
las formas de habitar trabajando como término que moviliza percepciones académicas y políticas. En
ese sentido la vivienda vs el hábitat se debe entender más allá del sentido funcionalista del mercado y
comprender que la vivienda es inherente al sistema de organización humana.

Para tratar el tema de la vivienda y el hábitat, precisa de hacer un breve recuento histórico al respecto
de imaginarios occidentalistas, coyunturas, transformaciones económicas, apuestas arquitectónicas en
donde destaca LeCorbusier, hitos internacionales en materia de política sobre vivienda y políticas
nacionales en el marco de la apertura económica y la globalización.

En una segunda parte, la autora ahonda en una discusión filosófica sobre el hábitat y la vivienda en
donde propone la categoría de sub-vivienda para hacer alusión a la relación hábitat-vivienda, define el
ser de la vivienda, es decir, el habitar como espacio que coparticipa en la construcción de tramas
sociales, en ese sentido se habita desde la construcción social e individual reconociendo nuestra
condición como especie que a su vez se relaciona con el mundo y con el cosmos. Por ello, la vivienda
no puede seguirse viendo desde una mirada instrumentalista dado que no es posible reducirla a un
objeto físico concreto, y si es por supuesto constituyente del hábitat. Sin embargo, la noción de hábitat
no equivale al lugar habitado, es decir, la vivienda, el hábitat debe ser visto como un concepto de
carácter dialógico, relacional de la vida humana y por tanto en constante movimiento y cambio en tanto
configura y establece “diversos órdenes de existencia” (Echeverria, M. p. 22).

Ahora bien, al hacer una definición precisa de hábitat y vivienda, la autora se adentra en la reflexión del
habitante y el morador haciendo énfasis en derribar la mirada lineal y ahistórica del habitante como ser
objetivado, es decir, como ser instrumental que es facilitador de la reproducción del mercado, esta
mirada propicia la desaparición del habitante como ser, maquinizando la ciudad al homogeneizar a sus
habitantes como individuos totalmente iguales. Por ello el habitante debe ser visto como quien en su
complejidad habita a su manera la ciudad y no solo como residente de ella, el habitante construye su
propio sistema de relacionarse con la ciudad y con los espacios que ocupa, diferenciando que el hecho
de morar no significa residir en un lugar. Porque el hábitat como significado multidimensional implica
un acto en el cual espacio-tiempo son construidos desde la imagen de lo humano y por eso el acto de
domesticar implica la relación de lo esencialmente humano con el tiempo donde define sus actos según
necesidades vitales y con el espacio, se perfila lo individual y lo colectivo; así pues, el espacio y el
tiempo son domesticados. Por su parte, el hecho de domar, erróneamente asociado al domesticar,
implica en el tiempo moderno el control de toda actividad y se asocia con funciones de reproducción
del capital en todas las esferas, en cuanto al espacio se representa con imaginarios institucionales y del
mercado.

Para la informalidad, la autora asume una posición crítica del asunto, reconociendo dos apuestas
teóricas distintas del tema y ubicándose en un lugar que se mueve dentro de un proyecto cultural, socio
político y económico. Por un lado con Emilio Pradilla quien argumenta la conexión sobre la
correspondencia del respaldo a procesos de carácter informal y el debilitamiento de la responsabilidad
estatal frente a ello. Por su parte, José Luis Coraggio argumenta el reconocimiento de lo informal
señalando que es posible la construcción de una economía y poder de carácter popular que sea de corte
contrahegemonico. Argumentos contrapuestos pero que están en contravía de los ideales de la
economía y la política.

Por su parte, las implicaciones de la construcción de un hábitat sostenible pasan por factores
económicos como condicionantes y limitantes a este proyecto, por el cambio de paradigma frente a la
producción popular de vivienda en donde la generación de un proceso económico sostenible es
necesario. Por ello la crítica del proyecto viviendista posee un doble sentido, por un lado el discurso
habla de sostenibilidad en términos de empleo cuando la dinámica de la construcción es temporal e
inestable, y por el otro en tanto la producción de vivienda por el sector privado para la población más
pobre, termina cobijando otros intereses que difieren de solucionar la demanda de vivienda de los más
humildes y se niega de facto el derecho a la vivienda y por ende a la ciudad, en donde constructores,
propietarios de tierras y banqueros son la triada a beneficiarse.

Finalmente, la autora sostiene que la producción de vivienda popular respecto a la del sector privado o
estatal puede doblar o triplicar la producción de espacio habitacional en tanto la construcción de
vivienda por entes privados constituye una trampa para movilizar el capital hacia el sector financiero y
porque las prácticas de construcción y financiación de la vivienda popular se salen de las lógicas de
insertar la vivienda en términos de consumo. Concluye afirmando que la oposición de estos argumentos
por parte de propietarios de tierra, constructores y banqueros frente a la posibilidad de un proyecto
popular de vivienda que rompa con los esquemas del mercado proviene de lógicas de rentabilidad y
muestra claramente la adversidad de estas propuestas para las lógicas imperantes a la noción rentista
del hábitat.

Potrebbero piacerti anche