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110500232017
Empezando, reconocemos que Hegel para exponer su teoría maneja una dialéctica muy
particular, donde en dos partes del proceso tesis y antítesis1 ocurren dos hechos, la negación y la
reconciliación que logran la formación de un concepto cuando se sintetiza lo planteado en la
dialéctica, formando pues, una síntesis2 totalmente útil para cualquier relación. En este apartado
nos dedicaremos esencialmente en la primera parte de la dialéctica Hegeliana, el En sí, que
representa un espíritu subjetivo expuesto como se dijo previamente en la “Fenomenología del
Espíritu” que lucha en la dialéctica por el reconocimiento. Existe entonces negación cuando se
dice que “el señor es la conciencia que es para sí” (Hegel, 2012, pág. 117) es decir, su ser, su
individualidad sólo se reconoce a sí misma para formar el para sí, sin embargo, al pronunciarse
otra conciencia –otro individuo– se produce una mediación en la cual “una conciencia cuya
esencia pertenece el estar sintetizada con el ser independiente o la coseidad en general” (Hegel,
2012, pág. 117). Aquí son posibles los inicios de una relación, donde partiendo de la conciencia
que apoya el descubrimiento y aceptación de las características esenciales del ser debe percatarse
sobre la existencia y el reconocimiento más allá de su persona, ya que iniciando no nota a los
demás.
1
En este caso para Hegel es En sí y Para sí, respectivamente.
2
El “En sí y Para sí” como resultado, donde se considera que es el proceso de una negación que conserva.
Hegel (1770 – 1831) para exponer mejor su teoría presenta la dialéctica del Señor y
siervo que es diferente e intenta superar la visión presentada por Aristóteles de “Amo – Esclavo”
ya que entra en materia un elemento fundamental para esta concepción: El trabajo. Gracias a este
factor podemos percatarnos que “el señor se relaciona con la cosa de un modo mediato, por
medio del siervo” (Hegel, 2012, pág. 118) pero ¿cómo el trabajo habría de intervenir en esta
relación? Primeramente el amo debe estar en un contacto constante con la naturaleza, en donde
debe darse cuenta de la necesidad de trabajar con el objetivo conseguir elementos para su
bienestar, mientras que el siervo sólo puede superar a su amo si trabaja, ya que por el temor a la
lucha quedó subyugado a su amo, él se vuelve un hombre libre por el trabajo así esté bajo el
mandato de alguien más, si transforma su realidad, a fin de cuentas, si reconoce. Hegel lo resalta
como “(…) el siervo como autoconciencia en general” (2012, pág. 118) ya que se relaciona con
el señor y con las cosas, así mismo el señor debe realizar esta misma actividad. De conciencia se
pasa a autoconciencia3 Entonces “supera en todos los momentos singulares su supeditación a la
existencia natural y la elimina por medio del trabajo” (Hegel, 2012, pág. 118), ya que como se
dijo previamente, reconoce y transforma.
3
Se da esta transformación puesto a que se deja a un lado el individualismo y se reconoce al otro como
necesario en una reciprocidad.