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ABSTRACT
This paper explores the field of contrastive rhetoric, the study of how the
culture and the linguistic and structural aspects of a person’s first language
have an influence on his or her writing in a second language. A compre-
hensive view of the research carried out on this topic is presented and the
latest variables which are being considered in contemporary contrastive
rhetoric research are also discussed.
1. INTRODUCCIÓN
Los estudios de retórica contrastiva han suscitado gran interés en los últimos años
en el campo de la lingüística aplicada, particularmente en el área de la adquisición
de una segunda lengua, en cuanto que permiten analizar los aspectos cognitivos y
socio-culturales que condicionan la elección de determinadas estructuras lingüís-
ticas y discursivas por parte de escritores pertenecientes a culturas diferentes, y
cómo estas preferencias o convenciones aprendidas por el escritor en su primera
lengua pueden influir en la elección de diferentes aspectos de la organización
textual en una segunda lengua.
El objetivo final de este tipo de estudios es el de determinar cuáles son las
variables culturales que dan lugar a distintas manifestaciones lingüísticas en las
diversas lenguas, así como la identificación de universales lingüísticos.
2. Ong (1983) hace una excelente descripción del papel que ha desempeñado la retórica
aristotélica a lo largo de la historia, tanto en el discurso hablado como escrito, hasta la
actualidad en la que ha sido redescubierta y ha llegado a formar parte integral de los
estudios de retórica contrastiva.
tales, ya que este estilo muestra cierto respeto hacia las capacidades intelectuales
del lector.
En relación con la tipología anteriormente mencionada, Hinds (1990) deno-
mina al estilo de escritura predominante en japonés, chino, thai y coreano como
quasi-inductivo, caracterizado por sugerir el tema principal en la última mitad
del ensayo con la finalidad de que el lector pueda recapacitar y extraer sus pro-
pias conclusiones, ya que un tipo de escritura demasiado explícita no se valora
en las culturas orientales. Por otro lado, el lector nativo del inglés, que está fami-
liarizado con un estilo de escritura puramente deductivo (el tema principal apa-
rece al principio) o puramente inductivo (el argumento principal se expone al
final) tiende a asumir a priori que el estilo que se prefiere en las lenguas ante-
riormente mencionadas es el inductivo, o bien considerará que se trata de un
texto incoherente.
En esta misma línea, Connor (1996) sugiere que en Kaplan (1966) se da por
sentado que la organización retórica de las ideas en la escritura expositiva está
determinada por factores culturales, pero no se analizan las razones que dan lugar
a los diferentes estilos de escritura asociados a una cultura determinada. Aunque
esta autora reconoce la relevancia del modelo de Kaplan para evaluar el producto
final de la escritura en una segunda lengua, en consonancia con las últimas ten-
dencias de la retórica contrastiva, aboga por la necesidad de crear un modelo
comparativo que describa los diferentes procesos cognitivos y educacionales que
tienen lugar en las distintas culturas, y donde se consideren factores como el con-
texto, la situación y la función que condicionan la elaboración de textos relacio-
nados con diversos géneros en situaciones profesionales y académica específicas.
Por otra parte, el modelo de retórica contrastiva de Kaplan está basado en la
hipótesis de Whorf5, que sugiere que las estructuras de una lengua condicionan el
modo de pensar y, por consiguiente, las formas y contenidos lingüísticos, lo que
explicaría las variaciones en las estructuras retóricas en la escritura de las diferen-
tes culturas.
No obstante, otros autores como Mohan y Lo (1985) o Purves (1988) consi-
deran que se trata más bien del aprendizaje de ciertas convenciones en las institu-
ciones educativas, lo que está relacionado con la herencia cultural más que con las
estructuras de una lengua. En una publicación más reciente, Kaplan (1988) mani-
fiesta que le resulta una idea reduccionista establecer la responsabilidad de estas
diferencias en los sistemas educativos, ya que éstos simplemente reflejan el pen-
samiento y las preferencias retóricas enraizadas en una cultura determinada.
Connor (1996) expone otra argumentación que pone en tela de juicio la acep-
tación de la hipótesis de Whorf. Esta autora, siguiendo la terminología de Hind
(1987), caracteriza al finlandés como una lengua cuya responsabilidad recae en el
lector, asemejándose de este modo sus particularidades discursivas más a las del
alemán que a las del inglés, lo cual atribuye a la gran influencia que las tradicio-
nes académicas alemenas han ejercido sobre el finlandés. En este sentido, Connor
considera que la estructura única de la lengua finlandesa, al igual que en el caso
del japonés, no condiciona las estructuras retóricas de los textos escritos en estas
lenguas, por lo que la hipótesis de Whorf no sería lo suficientemente válida como
para explicar las razones de las variaciones retóricas. Asimismo, para avalar esta
afirmación, la autora cita a varios investigadores, como Bar-Lev (1986), Hinds
(1990) o Scollon (1991), entre otros, quienes explican las diferencias retóricas
entre diversas lenguas debido a factores socio-culturales, socio-políticos y
situacionales más que lingüísticos.
6. En una bibliografía exhaustiva, Silva (1993) hace un listado de todos los trabajos de
retórica contrastiva registrados hasta ese momento, en la que se incluyen setenta y tres
trabajos de investigación en veintisiete lenguas diferentes.
7. Algunos autores como Bar-Lev (1986) y Sa’adedin (1989) se oponen a la explicación de
que las construcciones sintácticas paralelas que caracterizan al árabe tengan como fuen-
te de influencia los textos árabes clásicos, y aducen razones socio-culturales y factores
situacionales como determinantes de las preferencias por este tipo de construcciones.
8. Taylor y Chen (1991) plantean que las diferencias discursivas entre el chino con respec-
to al inglés se pueden explicar también debido a razones sociopolíticas y culturales.
9. El argumento de Hind de que el estilo del japonés es quasi-inductivo se relaciona con
su propuesta (1987) de la tipología de lenguas basadas en la responsabilidad del lector
versus escritor.
todos ellos se llega a la conclusión de que los escritores nativos del español, en
comparación con los escritores en inglés, favorecen un estilo elaborado, caracte-
rizado por el uso de oraciones más complejas, mayor cantidad de sinónimos y
mayor uso de conjunciones aditivas y causales.
El creciente interés que se ha generado entre los académicos españoles por
dar a conocer el resultado de sus investigaciones en revistas internacionales, regi-
das por las normas impuestas por la comunidad científica anglosajona10, está dan-
do lugar a que se lleven a cabo estudios contrastivos de géneros relacionados con
el discurso académico, como son los artículos de las revistas científicas y sus
diferentes componentes estructurales y lingüísticos. Tal es el caso de un trabajo
reciente realizado por Burgess (1997) donde se comparan las convenciones aca-
démicas discursivas de los escritores que publican sus artículos en inglés en revis-
tas internacionales con la de los académicos españoles que publican en revistas en
España en el campo de la lingüística. Las diferencias encontradas en este estudio
contribuyen a demostrar que la organización de los textos académicos está regida
por factores socio-culturales que caracterizan a los miembros de una determinada
cultura, lo que implica que las estructuras y realizaciones lingüísticas del discurso
científico varían de una lengua a otra.
10. A este respecto, Clyne (1991) ha señalado que los editores de revistas internacionales
suelen mostrar una cierta tendencia a reaccionar negativamente ante las estructuras
discursivas que no están conformen con las normas del discurso académico en inglés.
De hecho, no es sorprendente que la publicación en revistas internacionales de traba-
jos de investigación provenientes de países donde el inglés no es la lengua nacional u
oficial es mínimo, alrededor de un 20%, según Swales (1990).
diferencias en las expectativas que tienen los académicos y los sistemas educati-
vos, en general, en los países de habla inglesa y alemana: en los primeros se valo-
ra más la forma, mientras que para los alemanes el contenido tiene mayor impor-
tancia. Esta diferencia en actitud está en consonancia con la distinción hecha por
Hinds (1987) entre lenguas que establecen la responsabilidad en el escritor versus
lector: mientras que los escritores en inglés intentan producir un texto claro y
comprensible para el lector (lo cual se refleja en la preferencia por la linealidad en
el desarrollo de los textos), los escritores alemanes establecen la responsabilidad
de interpretar los textos en el lector, lo que se manifiesta en la tendencia a la
digresión y discontinuidad en la argumentación.
Del mismo modo, se han examinado los valores y actitudes que definen el
contexto social en el que se imparte la enseñanza de una primera lengua y como
ello condiciona las expectativas y estrategias que el escritor utiliza en la adquisi-
ción de una segunda lengua (ver, por ejemplo, Carson, 1992).
Los estudios iniciales de retórica contrastiva también han sido criticados por
favorecer el análisis exclusivo de ensayos expositivos. Recientemente, debido en
gran parte a la influencia de las teorías de la retórica clásica, se ha ampliado el
estudio de tipos de ensayos, incluyéndose el análisis de textos persuasivos,
argumentativos y narrativos.
En los últimos años, además del análisis de composiciones producidas por
estudiantes, las investigaciones de retórica contrastiva se han expandido a otros
contextos, como son las situaciones académicas y profesionales, debido, como ya
se ha mencionado anteriormente, al creciente interés que ha surgido por el estudio
del inglés como una segunda lengua para fines específicos.
Swales (1990) considera que se deben examinar a los tipos de textos y a los
escritores en contextos y situaciones específicas, teniendo en cuenta otros facto-
res como son el propósito y la audiencia. De este modo, la noción de comunidad
discursiva11 ha adquirido gran relevancia recientemente, al asumirse que el dis-
curso escrito está supeditado a las convenciones establecidas por una comunidad
determinada, ya sea científica o un grupo social.
Por otra parte, Swales (1990) manifiesta su preocupación por algunos traba-
jos de investigación en los que se comparan tipos de textos diferentes. En este
sentido, en la década de los noventa, el concepto de género12 ha vuelto a constituir
una categoría fundamental en los estudios de retórica contrastiva, al destacar as-
pectos tales como el propósito comunicativo y las diversas estrategia que el escri-
tor utiliza para llevar a cabo este propósito, así como el papel que juega la comu-
11. En Swales (1990: 21-32) se da una definición de este término y se explica la importan-
cia que tiene en el ámbito del discurso escrito.
12. Véase, por ejemplo, Paltridge (1997) o Yunick (1997).
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