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LA RETÓRICA CONTRASTIVA:

NUEVAS DIMENSIONES EN EL ANÁLISIS


DEL DISCURSO ESCRITO

PEDRO MARTÍN MARTÍN


Universidad de La Laguna

ABSTRACT

This paper explores the field of contrastive rhetoric, the study of how the
culture and the linguistic and structural aspects of a person’s first language
have an influence on his or her writing in a second language. A compre-
hensive view of the research carried out on this topic is presented and the
latest variables which are being considered in contemporary contrastive
rhetoric research are also discussed.

1. INTRODUCCIÓN

Los estudios de retórica contrastiva han suscitado gran interés en los últimos años
en el campo de la lingüística aplicada, particularmente en el área de la adquisición
de una segunda lengua, en cuanto que permiten analizar los aspectos cognitivos y
socio-culturales que condicionan la elección de determinadas estructuras lingüís-
ticas y discursivas por parte de escritores pertenecientes a culturas diferentes, y
cómo estas preferencias o convenciones aprendidas por el escritor en su primera
lengua pueden influir en la elección de diferentes aspectos de la organización
textual en una segunda lengua.
El objetivo final de este tipo de estudios es el de determinar cuáles son las
variables culturales que dan lugar a distintas manifestaciones lingüísticas en las
diversas lenguas, así como la identificación de universales lingüísticos.

Revista de Filología de la Universidad de La Laguna, nº 18, 2000, págs. 205-217

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Partiendo del trabajo pionero de Kaplan (1966) en el campo de la metodolo-


gía de la enseñanza del inglés como segunda lengua, las nuevas tendencias en
retórica contrastiva han ampliado su ámbito de investigación a otras disciplinas
lingüísticas, como el la lingüística textual o la teoría de la traducción, a una gran
diversidad de lenguas y a una gran variedad de géneros, como son los relaciona-
dos con situaciones académicas y profesionales1.
En este artículo se pretende dar una visión generalizada de las influencias y
aportaciones más significativas de la retórica contrastiva a la linguística aplicada,
y de cuáles son las últimas direcciones que se han tomado en este campo de inves-
tigación. Del mismo modo, se pretende hacer hincapié en la existencia de aspec-
tos lingüísticos, psicológicos y culturales que caracterizan a los usuarios de una
determinada lengua y que tienen influencia en la adquisición y uso de una segun-
da lengua en el nivel textual. Consecuentemente, los estudios de retórica contrastiva
constituyen un campo de estudio de gran relevancia en la adquisición y enseñanza
de una segunda lengua, en tanto que ponen de manifiesto las diferencias discursi-
vas existentes entre las diversas lenguas y las distintas expectativas que caracteri-
zan a los miembros de una determinada comunidad lingüística.
En una primera sección de este artículo se examinan los orígenes del término
retórica y la influencia que la retórica clasica ha ejercido en los estudios posterio-
res sobre el discurso escrito.
En un segundo apartado se explican las motivaciones que dieron lugar a los
primeros análisis de retórica contrastiva, los cuales estuvieron ligados, en un pri-
mer momento, a los estudios sobre la composición; y se hace mención al primer
estudio de Kaplan (1966) como trabajo clave que ha ejercido gran influencia en
los estudios posteriores de rétorica contrastiva hasta incluso la actualidad, aun-
que, a su vez, las nuevas perspectivas que se han abierto recientemente en este
campo han generado algunas críticas por parte de otros investigadores.
A continuación se revisan algunos de los trabajos más relevantes para la teo-
ría de la retórica contrastiva y se da constancia de las diferencias lingüísticas y
discursivas existentes en las diferentes lenguas.
Finalmente, se describen los últimos cambios más significativos que se han
producido en el paradigma de la retórica contrastiva y cuáles son las nuevas varia-
bles que se están considerando en los análisis contrastivos más recientes.

1. En este momento se están desarrollando diversos proyectos de investigación a vivel


internacional, como el de Folman y Connor, en torno a géneros académicos, especial-
mente los artículos de las revistas científicas, debido al gran auge que está teniendo en
la actualidad la comunicación científica.

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2. DEFINICIÓN DEL TÉRMINO RETÓRICA Y SU RELACIÓN CON LA RETÓRICA CLÁSICA

El término retórica ha tenido diferentes significados a lo largo de la historia2. En


sus inicios en la Grecia clásica, la retórica hacía referencia a la lengua oral y no a
la escrita. Rhetor en griego significa orador, y rheto-rike se refiere al discurso
oral en público, por lo que el término retórica se utilizaba originariamente para
referirse a las destrezas verbales que poseía un orador para persuadir a la audien-
cia, aunque no hay que olvidar que el discurso oral en la época de Aristóteles
estaba íntimamente basado en el discurso escrito. En esta época clásica, la retóri-
ca representaba una estretegia lingüística con connotaciones positivas relaciona-
das con la estética y la verdad; sin embargo, con el tiempo fue adquiriendo conno-
taciones negativas en el sentido que sugería una profusión verbal calculada con el
propósito de manipular a la audiencia.
Para Aristóteles, la retórica tenía pues la función primordial de persuadir. A
su vez, los diferentes modos de persuasión con los que estaba relacionada depen-
dían de tres componentes principales en el proceso de comunicación: el hablante,
la audiencia y el contenido del argumento. Para establecer una argumentación se
tenían que estudiar tres variables: los medios o las fuentes de persuasión, el cuida-
doso uso del lenguaje y la estructuración de las distintas partes del discurso. Un
discurso oral organizado adecuadamente constaba de tres partes fundamentales:
introducción, argumento y contraargumento, y epílogo.
Estos fundamentos teóricos de la retórica aristotélica han tenido gran influen-
cia a lo largo de la historia en el desarrollo del discurso oral, y en la lingüística
actual estos principios se han extrapolado al discurso escrito, especialmente en
los estudios sobre las composiciones en el área de la metodología de la enseñanza.
Así, por ejemplo, en Connor y Lauer (1988) se describen ampliamente las in-
fluencias que la retórica clásica ha ejercido en el estudio de la composición y se
sugieren aplicaciones prácticas de la retórica aristotélica para la enseñanza y eva-
luación de los ensayos persuasivos en culturas diferentes.
No obstante, actualmente entre los lingüistas, en el contexto del análisis del
discurso escrito en el que nos encontramos, el término retórica ha adquirido un
nuevo significado. Purves (1988) define a la retórica como la elección de deter-
minados aspectos lingüísticos y estructurales en la producción del discurso escri-
to con la finalidad de producir un efecto en la audiencia.

2. Ong (1983) hace una excelente descripción del papel que ha desempeñado la retórica
aristotélica a lo largo de la historia, tanto en el discurso hablado como escrito, hasta la
actualidad en la que ha sido redescubierta y ha llegado a formar parte integral de los
estudios de retórica contrastiva.

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3. EL SURGIMIENTO DE LA RETÓRICA CONTRASTIVA

Según Nystrand et al. (1993), las primeras investigaciones de retórica contrastiva


estuvieron motivadas por el creciente interés que se suscitó, a principios de la
década de los sesenta, en torno al estudio de los ensayos académicos que debían
realizar los estudiantes en las universidades de los Estados Unidos como parte de
su formación académica.
El excesivo énfasis que se había otorgado a las estrategias comunicativas en
las décadas anteriores dio paso a una urgente necesidad por reformar el curriculum
e introducir cursos especializados en mejorar las estrategias para la elaboración
de textos académicos. La responsabilidad de enseñar estas destrezas recayó en los
profesores de inglés, quienes recurrieron desde un primer momento a diversas
disciplinas relacionadas con la retórica clásica, la lingüística tagmémica, la socio-
lingüística, la semiótica o la psicología cognitiva.
Las primeras aproximaciones al estudio de la composición, según Connor
(1996), tuvieron como punto de partida una base puramente estructuralista, de
forma paralela a los análisis que se realizaban en la década de los sesenta en el
área de la lingüística aplicada3.
Los precursores del análisis contrastivo consideraban que las interferencias
de la lengua materna obstaculizaban la adquisición de una segunda lengua, por lo
que se intentaban erradicar los «errores» como punto de partida, siguiendo mode-
los sintácticos rígidos que se centraban en la responsabilidad del lector4.
Según Purves (1988), entre los primeros investigadores que examinaron el
fenómeno de las estructuras lingüísticas que los estudiantes extranjeros transfe-
rían de su lengua nativa al inglés cuando realizaban sus composiciones académi-
cas, destaca la figura de Robert Kaplan, quien acuñó el término retórica contrastiva
para describir estas diferencias en la elección de aspectos lingüísticos y estructu-
rales del discurso. El primer trabajo de Kaplan (1966) marcó un punto de in-
flexión en las investigaciones de retórica contrastiva. En contraposición con la
lingüística de Chomsky, que gozaba de gran aceptación en ese momento, Kaplan
propone en su estudio al párrafo como unidad estructural de análisis lingüístico,
anticipándose de esta forma al análisis de los textos por encima del nivel oracional.
En este estudio, Kaplan analizó la organización discursiva de los párrafos en
los ensayos de estudiantes universitarios de inglés como segunda lengua, identifi-

3. Véase Connor (1996: 12-22).


4. Los nuevos modelos en la adquisición de una segunda lengua que surgieron posterior-
mente enfatizaban la importancia del interlanguage, término acuñado por Selinker en
1972 para referirse a un sistema de la lengua que está situado en un estadio intermedio
entre la primera y la segunda lengua, y que sugería que la interferencia en la adquisi-
ción de una segunda lengua es un fenómeno más complejo.

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cando cinco tipos diferentes de ensayos según la estructuración de los párrafos. El


resultado de su análisis revela que los ensayos argumentativos típicos de los estu-
diantes angloeuropeos manifiestan una estructuración lineal, comenzando con una
idea principal y desarrollando seguidamente otros puntos conectados directamente
con esta idea principal hasta llegar a una conclusión. Sin embargo, la estructura-
ción de los párrafos producidos por estudiantes nativos de lenguas semíticas se
caracterizan por el uso de una serie de construcciones paralelas. Por otra parte, los
ensayos escritos por estudiantes de origen oriental se basan en una aproximación
indirecta al tema, centrándose en el punto principal sólo al final. Por último, las
composiciones de estudiantes procedentes de lenguas románicas y ruso manifies-
tan un alto grado de digresión del tema principal, lo que resultaría irrelevante para
un lector nativo del inglés. Por consiguiente, de este estudio se puede deducir que
las convenciones estilísticas aprendidas en una cultura o lengua determinada ejer-
cen influencia en la elección de las estructuras retóricas en una segunda lengua.
A pesar del indudable valor que tiene este primer trabajo de Kaplan, se han
generado algunas críticas por parte de autores como Liebman (1992), quien con-
sidera que la aproximación a la retórica clásica es un tanto reducida al centrarse
solamente en la organización discursiva, excluyendo otros elementos que consti-
tuyen la retórica aristotélica como son las estrategias y el lenguaje para persuadir.
Matalene (1985), por otra parte, estima que el estudio de Kaplan se centra en
la escritura producida por hablantes nativos del inglés como punto principal con
el que se compara la escritura del inglés de hablantes nativos de otras lenguas.
Esta autora sugiere que la aproximación indirecta que caracteriza a los ensayos
producidos por hablantes nativos del chino resulta incoherente para un lector na-
tivo del inglés, debido a la inclusión de alusiones históricas y religiosas, prover-
bios y narraciones que dan lugar a un retraso en la introducción del argumento
principal, pero que resulta totalmente coherente en el marco socio-político de la
cultura china.
En este sentido, Hinds (1983) señala que la retórica de una lengua como el
japonés está igualmente desarrollada y sistematizada. Este autor también demuestra
que existen diferencias significativas entre lenguas como el japonés, chino, thai y
coreano, las cuales había incluido Kaplan (1966) en un único grupo de hablantes
de lenguas orientales.
Hinds (1987) propone una nueva tipología de lenguas basadas en la responsa-
bilidad del escritor versus lector. A modo de ejemplo, en una lengua como el
inglés, la persona responsable de establecer una comunicación efectiva es el escri-
tor, lo cual se refleja en la claridad y linealidad en la organización de los argumen-
tos en los ensayos académicos, mientras que, en otras lenguas como el japonés, el
alemán o el español, está establecido culturalmente que es el lector quien tiene la
responsabilidad de interpretar el texto, por lo que, en términos de coherencia, un
lector del japonés tiende a favorecer el estilo indirecto con el que Kaplan (1966)
caracteriza la organización retórica de los ensayos de escritores de lenguas orien-

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tales, ya que este estilo muestra cierto respeto hacia las capacidades intelectuales
del lector.
En relación con la tipología anteriormente mencionada, Hinds (1990) deno-
mina al estilo de escritura predominante en japonés, chino, thai y coreano como
quasi-inductivo, caracterizado por sugerir el tema principal en la última mitad
del ensayo con la finalidad de que el lector pueda recapacitar y extraer sus pro-
pias conclusiones, ya que un tipo de escritura demasiado explícita no se valora
en las culturas orientales. Por otro lado, el lector nativo del inglés, que está fami-
liarizado con un estilo de escritura puramente deductivo (el tema principal apa-
rece al principio) o puramente inductivo (el argumento principal se expone al
final) tiende a asumir a priori que el estilo que se prefiere en las lenguas ante-
riormente mencionadas es el inductivo, o bien considerará que se trata de un
texto incoherente.
En esta misma línea, Connor (1996) sugiere que en Kaplan (1966) se da por
sentado que la organización retórica de las ideas en la escritura expositiva está
determinada por factores culturales, pero no se analizan las razones que dan lugar
a los diferentes estilos de escritura asociados a una cultura determinada. Aunque
esta autora reconoce la relevancia del modelo de Kaplan para evaluar el producto
final de la escritura en una segunda lengua, en consonancia con las últimas ten-
dencias de la retórica contrastiva, aboga por la necesidad de crear un modelo
comparativo que describa los diferentes procesos cognitivos y educacionales que
tienen lugar en las distintas culturas, y donde se consideren factores como el con-
texto, la situación y la función que condicionan la elaboración de textos relacio-
nados con diversos géneros en situaciones profesionales y académica específicas.
Por otra parte, el modelo de retórica contrastiva de Kaplan está basado en la
hipótesis de Whorf5, que sugiere que las estructuras de una lengua condicionan el
modo de pensar y, por consiguiente, las formas y contenidos lingüísticos, lo que
explicaría las variaciones en las estructuras retóricas en la escritura de las diferen-
tes culturas.
No obstante, otros autores como Mohan y Lo (1985) o Purves (1988) consi-
deran que se trata más bien del aprendizaje de ciertas convenciones en las institu-
ciones educativas, lo que está relacionado con la herencia cultural más que con las
estructuras de una lengua. En una publicación más reciente, Kaplan (1988) mani-
fiesta que le resulta una idea reduccionista establecer la responsabilidad de estas
diferencias en los sistemas educativos, ya que éstos simplemente reflejan el pen-
samiento y las preferencias retóricas enraizadas en una cultura determinada.

5. La hipótesis propuesta por Whorf sobre la relatividad lingüística ha sido objeto de


numerosas críticas por parte de lingüistas y psicólogos, aunque recientemente han sur-
gido nuevos argumentos que defienden la validez de esta hipótesis. Véase Hunt y Agnoli
(1991).

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Connor (1996) expone otra argumentación que pone en tela de juicio la acep-
tación de la hipótesis de Whorf. Esta autora, siguiendo la terminología de Hind
(1987), caracteriza al finlandés como una lengua cuya responsabilidad recae en el
lector, asemejándose de este modo sus particularidades discursivas más a las del
alemán que a las del inglés, lo cual atribuye a la gran influencia que las tradicio-
nes académicas alemenas han ejercido sobre el finlandés. En este sentido, Connor
considera que la estructura única de la lengua finlandesa, al igual que en el caso
del japonés, no condiciona las estructuras retóricas de los textos escritos en estas
lenguas, por lo que la hipótesis de Whorf no sería lo suficientemente válida como
para explicar las razones de las variaciones retóricas. Asimismo, para avalar esta
afirmación, la autora cita a varios investigadores, como Bar-Lev (1986), Hinds
(1990) o Scollon (1991), entre otros, quienes explican las diferencias retóricas
entre diversas lenguas debido a factores socio-culturales, socio-políticos y
situacionales más que lingüísticos.

3. ESTUDIOS DE RETÓRICA CONTRASTIVA EN LAS DIFERENTES LENGUAS

La mayoría de los estudios de retórica contrastiva posteriores a los de Kaplan


(1966) han tenido como punto de comparación el inglés con otras lenguas6. En
ellos se han investigado las variaciones lingüísticas en el nivel microestructural
(como son los elementos conectores, la coordinación o la cohesión) y en el
macroestructural (la estructuración de los párrafos, la localización de las ideas
principales, la coherencia, la digresión versus linealidad, etc.), estableciendo dife-
rencias significativas entre el discurso escrito en inglés y el que caracteriza a otras
lenguas.
Con respecto a los estudios contrastivos sobre el discurso escrito en árabe,
éstos se han centrado fundamentalmente en las construcciones sintácticas. Kaplan
(1966, 1972) y Ostler (1987) encontraron que la escritura árabe se caracteriza por
una serie de construcciones paralelas que se suelen transferir a los textos escritos
en inglés por hablantes nativos del árabe. Estos autores sugieren que este estilo
está influenciado por las formas del árabe clásico, tal como se encuentran en el
Corán7. En comparación con el inglés se emplean muchas más frases coordinadas

6. En una bibliografía exhaustiva, Silva (1993) hace un listado de todos los trabajos de
retórica contrastiva registrados hasta ese momento, en la que se incluyen setenta y tres
trabajos de investigación en veintisiete lenguas diferentes.
7. Algunos autores como Bar-Lev (1986) y Sa’adedin (1989) se oponen a la explicación de
que las construcciones sintácticas paralelas que caracterizan al árabe tengan como fuen-
te de influencia los textos árabes clásicos, y aducen razones socio-culturales y factores
situacionales como determinantes de las preferencias por este tipo de construcciones.

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en situaciones donde un hablante del inglés utilizaría la subordinación. Del mis-


mo modo, el desarrollo de los párrafos en árabe también se adhiere a principios de
coordinación por medio de construcciones paralelas. No obstante, aún quedan
por realizarse otros estudios entre el árabe y otras lenguas, y en otros niveles de
análisis aparte del sintáctico, como son las funciones discursivas y pragmáticas de
los textos.
En lo referente al discurso escrito de las lenguas orientales, Kaplan (1966) lo
caracterizó por ser indirecto, como consecuencia de la gran influencia de los en-
sayos de la China clásica8, basados en las enseñanzas de Confucio que promulga-
ban en la sociedad un sentido moral de benevolencia, lealtad a las tradiciones
sociales y negación a las expresiones de individualismo.
Matalene (1985), después de analizar un corpus amplio de ensayos escritos
en inglés por estudiantes chinos, concluye que el argumento principal general-
mente aparece retrasado y se incluyen narraciones que hacen referencia a textos
históricos y religiosos, y frases proverbiales que parecerían inconexas para un
lector occidental. Según Matalene, estas frases y alusiones tienen la función de
ornamentar el discurso, aunque para el lector occidental se considerarían como
distracciones del tema principal.
La mayoría de los trabajos contrastivos entre el japonés y el inglés se deben a
Hinds (1980, 1983; 1990, entre otros). En ellos caracteriza a las composiciones
en japonés como indirectas, al igual que en chino, con una tendencia a introducir
la idea principal al final de una forma implícita9.
La mayoría de los escasos estudios contrastivos de alemán/inglés están rela-
cionados con el contexto académico. Clyne (1987) comparó la organización li-
neal de los artículos científicos escritos por académicos nativos del inglés con la
de hablantes nativos del alemán, analizando el desarrollo de las macroestructuras
y de los argumentos. Los resultados mostraron que el discurso de los escritores en
inglés favorecía un desarrollo lineal, en oposición a la escritura de los académicos
alemanes que reflejaba digresión. Clyne explica estas diferencias como resultado
de que los académicos en inglés intentan facilitar al lector la comprensión del
texto, mientras que los escritores en alemán le dan mayor importancia al conteni-
do que a la forma.
En español, los estudios contrastivos que se han llevado a cabo hasta el mo-
mento han sido muy escasos. Cabe destacar los estudios contrastivos inglés-espa-
ñol realizados por Santiago (1970), Reid (1988) y Montaño-Harmon (1991). En

8. Taylor y Chen (1991) plantean que las diferencias discursivas entre el chino con respec-
to al inglés se pueden explicar también debido a razones sociopolíticas y culturales.
9. El argumento de Hind de que el estilo del japonés es quasi-inductivo se relaciona con
su propuesta (1987) de la tipología de lenguas basadas en la responsabilidad del lector
versus escritor.

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todos ellos se llega a la conclusión de que los escritores nativos del español, en
comparación con los escritores en inglés, favorecen un estilo elaborado, caracte-
rizado por el uso de oraciones más complejas, mayor cantidad de sinónimos y
mayor uso de conjunciones aditivas y causales.
El creciente interés que se ha generado entre los académicos españoles por
dar a conocer el resultado de sus investigaciones en revistas internacionales, regi-
das por las normas impuestas por la comunidad científica anglosajona10, está dan-
do lugar a que se lleven a cabo estudios contrastivos de géneros relacionados con
el discurso académico, como son los artículos de las revistas científicas y sus
diferentes componentes estructurales y lingüísticos. Tal es el caso de un trabajo
reciente realizado por Burgess (1997) donde se comparan las convenciones aca-
démicas discursivas de los escritores que publican sus artículos en inglés en revis-
tas internacionales con la de los académicos españoles que publican en revistas en
España en el campo de la lingüística. Las diferencias encontradas en este estudio
contribuyen a demostrar que la organización de los textos académicos está regida
por factores socio-culturales que caracterizan a los miembros de una determinada
cultura, lo que implica que las estructuras y realizaciones lingüísticas del discurso
científico varían de una lengua a otra.

4. ÚLTIMAS TENDENCIAS EN EL ÁREA DE LA RETÓRICA CONTRASTIVA

Como ya se ha mencionado, el primer trabajo de Kaplan (1966), basado en el


nivel textual, tuvo gran influencia en la evolución de la retórica contrastiva, tanto
como un paradigma de investigación como por sus implicaciones pedagógicas.
No obstante, los estudios contrastivos en las siguientes décadas de los setenta y
ochenta continuaron centrándose primordialmente en las diferencias en el nivel
sintáctico, probablemente debido a que la retórica contrastiva adolece de una
metodología en el análisis del discurso totalmente constituida, la cual, según Purves
(1988:15) se encuentra todavía en una fase formativa.
La dificultad que entraña el análisis de textos amplios, por otra parte, ha obli-
gado a algunos investigadores, como Clyne (1987) o Gnutzmann y Oldenburg
(1991), a tener que basar sus conclusiones en el examen de segmentos de textos y

10. A este respecto, Clyne (1991) ha señalado que los editores de revistas internacionales
suelen mostrar una cierta tendencia a reaccionar negativamente ante las estructuras
discursivas que no están conformen con las normas del discurso académico en inglés.
De hecho, no es sorprendente que la publicación en revistas internacionales de traba-
jos de investigación provenientes de países donde el inglés no es la lengua nacional u
oficial es mínimo, alrededor de un 20%, según Swales (1990).

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no de textos completos, lo que también ha sido objeto de críticas por parte de


autores como Stubbs (1994).
No obstante, en estas últimas décadas se ha comenzado a considerar el texto
como una estructura multidimensional que comprende elementos no sólo morfo-
sintácticos y semánticos, sino también discursivos. En lugar de examinar la orga-
nización textual en el nivel del párrafo, los estudios de retórica contrastiva se han
ocupado en comparar elementos textuales en el nivel discursivo, como los ele-
mentos de cohesión (por ejemplo Mauranen, 1992) e incluso la combinación de
diferentes niveles textuales en lenguas diferentes (ver, por ejemplo, Connor y Lauer,
1988; Ventola y Mauranen, 1991).
Aparte del análisis de los diferentes elementos lingüísticos y discursivos,
Purves (1988) propone otro enfoque metodológico complementario al análisis
textual: el estudio de las consideraciones introspectivas que hacen los lectores
pertenecientes a culturas diferentes, expertos en discriminar las particularidades
lingüísticas y retóricas que aparecen en los textos.
El inglés, por otro lado, ha dejado de ser la única lengua de comparación,
incluyéndose una mayor variedad de lenguas y combinaciones. Del mismo modo,
el enfoque ha dejado de ser únicamente en la segunda lengua, y también se tiende
a estudiar los textos escritos en las primeras lenguas así como los procesos cogni-
tivos y las variables culturales que influyen en las decisiones que toma el escritor
a la hora de producir un texto en una segunda lengua (ver, por ejemplo, Hinds,
1987; 1990).
Las últimas tendencias en los estudios de retórica contrastiva se han centrado,
pues, no sólo en el análisis del texto escrito (producto), sino que también se han
extendido en el estudio de las dimensiones cognitivas, educacionales y sociales
que forman parte del proceso de la escritura en las diferentes culturas. Tanto en la
segunda lengua del escritor como en la primera, se han estudiado los procesos
mentales que están presentes en el acto de escribir, las estrategias y decisiones
que toma el escritor acerca del enfoque, el tipo de lenguaje y la audiencia.
Según Connor (1996), las investigaciones más recientes nos presentan a la
retórica contrastiva como un área interdisciplinar relacionada con diversos cam-
pos de estudio, como son el análisis del discurso, la enseñanza de una segunda
lengua, la sociolingüística y la psicolingüística.
Antropólogos, sociólogos e investigadores en el campo de la educación, entre
otros, se han encargado de estudiar la función social que tiene la escritura, el
papel que juegan las instituciones educacionales en la enseñanza del discurso
escrito y de cómo ésta varía entre culturas y grupos diferentes.
Clyne (1987), en su análisis de textos escritos por académicos ingleses y ale-
manes, señala diferencias notables en la forma en que se transmiten las normas
discursivas a través de las instituciones educacionales y como ello, a su vez, pue-
de condicionar las preferencias discursivas. Basándose en las comparaciones de
libros de textos y ensayos producidos en los centros educativos, Clyne observa

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diferencias en las expectativas que tienen los académicos y los sistemas educati-
vos, en general, en los países de habla inglesa y alemana: en los primeros se valo-
ra más la forma, mientras que para los alemanes el contenido tiene mayor impor-
tancia. Esta diferencia en actitud está en consonancia con la distinción hecha por
Hinds (1987) entre lenguas que establecen la responsabilidad en el escritor versus
lector: mientras que los escritores en inglés intentan producir un texto claro y
comprensible para el lector (lo cual se refleja en la preferencia por la linealidad en
el desarrollo de los textos), los escritores alemanes establecen la responsabilidad
de interpretar los textos en el lector, lo que se manifiesta en la tendencia a la
digresión y discontinuidad en la argumentación.
Del mismo modo, se han examinado los valores y actitudes que definen el
contexto social en el que se imparte la enseñanza de una primera lengua y como
ello condiciona las expectativas y estrategias que el escritor utiliza en la adquisi-
ción de una segunda lengua (ver, por ejemplo, Carson, 1992).
Los estudios iniciales de retórica contrastiva también han sido criticados por
favorecer el análisis exclusivo de ensayos expositivos. Recientemente, debido en
gran parte a la influencia de las teorías de la retórica clásica, se ha ampliado el
estudio de tipos de ensayos, incluyéndose el análisis de textos persuasivos,
argumentativos y narrativos.
En los últimos años, además del análisis de composiciones producidas por
estudiantes, las investigaciones de retórica contrastiva se han expandido a otros
contextos, como son las situaciones académicas y profesionales, debido, como ya
se ha mencionado anteriormente, al creciente interés que ha surgido por el estudio
del inglés como una segunda lengua para fines específicos.
Swales (1990) considera que se deben examinar a los tipos de textos y a los
escritores en contextos y situaciones específicas, teniendo en cuenta otros facto-
res como son el propósito y la audiencia. De este modo, la noción de comunidad
discursiva11 ha adquirido gran relevancia recientemente, al asumirse que el dis-
curso escrito está supeditado a las convenciones establecidas por una comunidad
determinada, ya sea científica o un grupo social.
Por otra parte, Swales (1990) manifiesta su preocupación por algunos traba-
jos de investigación en los que se comparan tipos de textos diferentes. En este
sentido, en la década de los noventa, el concepto de género12 ha vuelto a constituir
una categoría fundamental en los estudios de retórica contrastiva, al destacar as-
pectos tales como el propósito comunicativo y las diversas estrategia que el escri-
tor utiliza para llevar a cabo este propósito, así como el papel que juega la comu-

11. En Swales (1990: 21-32) se da una definición de este término y se explica la importan-
cia que tiene en el ámbito del discurso escrito.
12. Véase, por ejemplo, Paltridge (1997) o Yunick (1997).

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nidad discursiva, que condicionan las estructuras retóricas de un género determi-


nado (por ejemplo, un artículo científico o una carta de solicitud).
En definitiva, y para concluir, las últimas tendencias en el ámbito de la retó-
rica contrastiva dejan abierto un amplio campo para la investigación pues apuntan
a la realización de estudios comparados entre lenguas distintas en una gran varie-
dad de géneros diferentes, donde se consideren conjuntamente variables tales como
la cultura de la primera lengua, las influencias educacionales del escritor, el géne-
ro, la situación y la comunidad discursiva.

Bibliografía

BAR-LEV, Z. (1986). «Discourse theory and contrastive rhetoric», Discourse Processes. 9:


23 5-246.
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