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PROFESORA: LUCIA MENDOZA

GOMEZ

ALUMNA: ROSALBA ESTRADA


HERRERA

GRADO: 7MO GRUPO: “A”

MATERIA: SEMINARIO DE TESIS

FECHA: VIERNES 14 DE
SEPTIEMBRE
“DESAPEGO PADRES HE HIJOS”

Hablar de comunicación “padre he hijos” es una problemática que se ha destacado


conforme el paso de los tiempos, el apego entre madre es más fácil de adaptar,
mientras que en dado caso de ausencia en el papa es complicado ya que el
adolescente no puede ya en ocasiones obedecer a algún mandato de este, se
tiene la idea de que el mínimo tiempo pasado no es aprovechado en familia por lo
que tienden a tomar un comportamiento no adecuado, el hecho de salir a fiestas o
creer que tienen la libertad de hacerlo, pero de este se confunde al verdadero
llamado “libertinaje”; conducta que el adolescente presenta ya sea para llamar la
atención o pedir las cosas, dar recompensas a algo material. Los padres intentan
cubrir la ausencia y establecer un vínculo más afectivo puede incluso tomar
tiempo. En ocasiones los hijos se rebelan al grado de meterse en problemas, ya
sea para llamar la atención de padres o familia.

Se sabe que la falta de autoridad también va tomado de la mano de cada una de


las problemáticas que se pueden ir presentando y por eso a esta determinada
edad se van mostrando dichas actitudes. Podemos mencionar que se puede ir
tratando con ayudas y más que nada establecer poco a poco una relación de
mejoría entre padre e hijos. No solo se nota en que ya sea en el bajo rendimiento
escolar si no atreves de la autoestima. Se pueden mejorar diferentes aspectos
sobre el desapego familiar de estos. No cabe también decir que se hace el intento
de disminuir esta situación dentro de la sociedad y entre otros lugares.
Delimitación:

Efectos del desapego en adolescentes de 12 a 14 años de edad de la comunidad


“Ignacio Zaragoza” en Comalcalco Tabasco.

¿Qué efectos son causados por el desapego en padres con hijos adolescentes de
la comunidad “Ignacio Zaragoza” de Comalcalco tabasco?

-Ausencia de afecto (sentimientos/emociones)

-Conductas inapropiadas

-Etapas de rebeldía

-Poca obediencia

-Falta de comunicación

-Falta de confianza

*Ante la problemática que se han notado en la comunidad, se puede decir que


hace falta apoyo para que familias logren tener una buena relación e ir
disminuyendo estos efectos no adecuados.
Objetivo general:

*Crear conciencia para disminuir la problemática del desapego entre padres e


hijos.

Objetivos específicos:

+ Fomentar un ambiente de confianza, así como de valores.

+Elaborar técnicas y dinámicas de apoyo dentro del núcleo familiar.

+Investigar determinados factores de esta problemática de desapego.


Justificación:

Decidí elegir este tema ya que personalmente es de suma importancia, por lo que
he ido observando alrededor de la comunidad en la que vivo la falta de confianza
que los padres han tenido con sus hijos adolescentes, se dice que esta etapa es
de rebeldía o más bien podría decir portan un comportamiento o conductas
inadecuadas, también como actitudes no correctas. Debo decir que lo necesario
es la aportación de apoyo y ayuda para todos estos, podemos mencionar como
principales factores; la familia, ya que es en donde se desarrolla o manifiesta esta
problemática.

Se debe tomar en cuenta que el desapego es un fenómeno primario y que ha


crecido durante estos últimos años que es encubierta y tiene efectos
potencialmente graves sobre el adolescente tanto física como psicológica, por esta
razón quiero intentar establecer una convivencia social que cuente con la
información suficiente para prevenir y así mismo desarrollar la libertad de
expresión sana dentro del ambiente y núcleo familiar.

Cabe mencionar que a falta de información en relaciones de padre e hijos debería


intervenir a tiempo, por lo tanto desarrollar una estrecha relación, así como la
comunicación adecuada, también como intervención algunos ejercicios para
fomentar la confianza, el amor y respeto dentro del ámbito del hogar.

Por último el desapego es algo que ha ido afectando pero se puede incrementar
estrategias de mutuo apoyo y así buscar tareas que hagan una mejora entre los
padres de familia y sus hijos que se encuentran en esa etapa de adolescencia.
Marco teórico:

Todos los padres han sido adolescentes, pero cuando les llega el turno a ellos de
lidiar con uno, la sola mención de la palabra les genera angustia. Y no les falta
cierta razón. Además de los tradicionales riesgos que trae consigo dicha etapa de
la vida, como no medir las consecuencias, abusar del alcohol, andar con malas
amistades, ahora hay problemáticas nuevas para las cuales no están preparados.
Los papás no cuentan con las herramientas adecuadas para enfrentarlos porque
los viejos esquemas resultan inútiles frente a esos nuevos desafíos. Ante esto, la
inseguridad, el temor y la angustia se apoderan de ellos y esto promueve los
conflictos y las peleas. Entonces, el pronóstico que tenían de lo que iba a ser la
adolescencia se cumple.

Indicadores del desarrollo:

Esta etapa está marcada por muchos cambios físicos, mentales, emocionales y
sociales. Al inicio de la pubertad se presentan cambios hormonales. En la mayoría
de los varones, comienza a aparecer el vello púbico y facial, y su voz se vuelve
más grave. En las niñas, aparece el vello púbico, les crecen los senos y les llega
la menstruación. Estos cambios y la manera en que los demás los perciben
podrían ser factores de preocupación para ellos. También es un periodo en el cual
los adolescentes podrían enfrentarse a la presión que ejercen sus amigos para
que consuman alcohol, tabaco y drogas, o para que tengan relaciones sexuales.
Otros desafíos de esta etapa pueden ser los trastornos de la alimentación, la
depresión y los problemas familiares. A esta edad, los adolescentes toman más
decisiones por su cuenta en relación con sus amigos, los deportes, los estudios y
la escuela. Se vuelven más independientes, con personalidad e intereses propios,
aunque los padres todavía son muy importantes.
Estos son algunos aspectos del desarrollo de los adolescentes jóvenes:

Cambios emocionales y sociales

Los niños a esta edad podrían:

Preocuparse más por su imagen física, la manera en que se ven y la ropa.

Enfocarse en sí mismos; pasar por periodos de muchas expectativas y falta de


confianza.

Tener más cambios de humor.

Interesarse y dejarse influir más por los chicos de su edad.

Demostrar menos afecto hacia los padres; puede que en ocasiones se muestren
groseros o con mal genio.

Sentirse estresados debido al trabajo escolar más exigente.

Presentar problemas alimentarios.

Sentir mucha tristeza o depresión, que pueden afectar su rendimiento escolar y


hacer que consuman alcohol y drogas, tengan relaciones sexuales sin protección y
enfrenten otros problemas.

Al conocer esto, la adolescencia no será la etapa de sufrimientos y de dolores de


cabeza que se imaginan.

No es un lecho de rosas tampoco. La adolescencia, según explican las autoras, es


una etapa de transición de la infancia a la adultez, un periodo en el cual el joven
busca su identidad y por definición esto trae consigo cambios físicos y
psicológicos que no son fáciles. Lo malo es que a muchos padres esta etapa de
sus hijos los coge fuera de base. No solo sufren un duelo interno porque su
pequeño creció sin saber a qué horas, sino que muchas veces coincide con la
crisis de la edad mediana de ellos. Las parejas cada vez tienen sus hijos más
tarde y para cuando estos cumplen 15 años, sus padres son cincuentones con
demandas sociales y presiones laborales, tensiones en el matrimonio y cierta
inestabilidad emocional. “Además, el mandato social dado por las tendencias de la
crianza de hoy es que los papás están a cargo de la felicidad integral de sus hijos
y deben procurar que sean perfectos en todos los campos”, dice López. Durante la
adolescencia, ese mandato es una camisa de fuerza que genera más
confrontaciones y crisis.

1. Visión fatalista: Los padres creen que la adolescencia es un problema y se


preparan para afrontarla con pesimismo, desconfianza e inseguridad. Y si bien es
cierto que esta puede ser inquietante, si se asume como una etapa llena de
sufrimientos y dificultades puede llegar a ser más difícil de lo que en realidad es.
El antídoto: No predisponerse y cambiar de enfoque, pues no todo es difícil en
estos años. Así como es una etapa de rebeldía también lo es de posibilidades.

2. Pretender ser su amigo: Algunos padres se intimidan con la rebeldía de sus


hijos. Para evitar el conflicto optan por ser comprensivos y creen que si son
amigos de sus hijos minimizarán la confrontación. El antídoto: En esta etapa los
hijos necesitan que sus padres asuman su papel para que los guíen y les pongan
límites pues, aunque no parezca, los mayores tienen una gran influencia en ellos.
Aún más, necesitan saber que ellos son una especie de puerto seguro. La clave
es la manera como se transmite el mensaje y para ello lo mejor es hacerlo con
firmeza y de manera oportuna.

3. Expectativas poco realistas: Los papás esperan todo de sus hijos, que sean
tranquilos, exitosos, hábiles socialmente, competitivos y disciplinados. Esa misión
desgasta porque no es realista. El antídoto: Darle un poco de autonomía al hijo
para que viva solo ciertos procesos y confiar en que la educación que se le ha
dado hasta el momento le ayudará a tomar las mejores decisiones.

4. Abandono involuntario: Algunos padres le ponen toda la energía de la crianza a


la etapa de 0 a 12 años y cuando empieza la adolescencia dejan de hacerlo, ya
sea porque están agotados o porque los jóvenes ya parecen adultos que se
pueden defender en el mundo. En ocasiones creen que darles libertad es una
forma de mostrarles respeto. En todos estos casos, la lectura que hacen ellos es
que sus padres los abandonaron. El antídoto: No se puede abandonar el barco
porque el joven aún no está listo para ser capitán. Hay que dedicarle tiempo y,
sobre todo, estar ahí para cuando él lo necesite.

5. Tirar la toalla: ‘Lo he intentado todo y nada funciona’, ‘Este chino cada vez está
peor’ y ‘No sé qué voy a hacer con ese muchacho’, son frases que se les
escuchan decir a muchos padres de adolescentes. Esto sucede porque a veces el
joven es desafiante, agresivo y rebelde, y ante esto los padres terminan dándose
por vencidos. El antídoto: La parálisis es la peor opción. En estas circunstancias
ayuda tener redes de apoyo, buscar información para entender que otros padres
están experimentando la misma situación.

6. Mala relación con la tecnología: El error de los padres consiste en vivir


desconectados de los nuevos medios. Esto los lleva a tomar decisiones extremas,
desde prohibir todos los aparatos, hasta darles total libertad.. Esto ayuda a hacer
una supervisión respetuosa y evitar el estrés de la familia.

7. Una comunicación lejana y agresiva: Insultarlos y humillarlos genera más


rebeldía y sensación de soledad, así como falta de pertenencia en una etapa en la
que el adolescente necesita precisamente eso, pertenecer. El antídoto: No
regañarlos por su forma de ser y menos en público, no compararlos con otros y no
reprenderlos constantemente. Los padres deben prestar atención a los
sentimientos, necesidades y expectativas de los jóvenes y no a las
manifestaciones de rebeldía como la ropa, la música o los aretes, que no son
asuntos de gravedad porque ceden con la madurez.

8. Casar batallas con frecuencia: Algunos padres creen que educar es no dejar
pasar nada y siempre imponer su posición. El antídoto: Hay que hacer economía
psicológica y esto significa elegir con inteligencia qué batallas dar. Tampoco es
conveniente tomarse las cosas a título personal, pues el adolescente no es
rebelde por molestar a los padres sino porque dicha actitud hace parte de la
búsqueda de su identidad. Es importante expresar las inquietudes frente a su
comportamiento, pero no es conveniente quedarse en la crítica.

9. La desconfianza básica: Pensar que el joven está al borde del abismo –es decir,
del alcoholismo, las drogas, el fracaso académico o las enfermedades de
transmisión sexual– genera estrés y pone una distancia. El antídoto: Hay que
confiar en la naturaleza del joven y pensar en que los buenos hábitos transmitidos
hasta el momento lo guiarán. El pelo desordenado, la ropa descuidada y la música
estridente no son indicios de que anda en malos pasos. También es importante
que se sientan capaces, que tomen decisiones, fracasen y asuman las
consecuencias. Una de las cosas más importantes y a la vez más difíciles con los
adolescentes es comunicarnos con ellos. Por norma general, son personas que
creen tener la verdad absoluta de todo y que pocas veces atenderán a razones.
Esto pasa hasta en las mejores familias. Nuestro deber como padres es saber
escucharles y aprender desde el principio de su vida a entenderles. No podemos
pretender un apego a partir de los 13 años aproximadamente si el resto de su vida
no se ha hecho nada por el estilo. Los padres queremos estar más encima de
nuestros hijos cuando van creciendo, para saber qué hacen, con quién se juntas y
a dónde van. Sería más sencillo si desde un comienzo se establece un vínculo
afectivo mediante el apego con el bebé, para que cuando sea adolescente confié
en nosotros como padres y sobre todo como personas.

Sentimientos: Desde el comienzo de la vida de nuestro hijo es necesario


demostrarle y mostrarle todo lo que sentimos por él. Nuestros hijos necesitan
saber que se les quiere; aunque parece algo bastante lógico, ellos necesitan que
se lo digamos. Está más que bien hablar abiertamente de nuestros sentimientos
con ellos desde que son pequeños. Esto facilitará que el día de mañana ellos se
abran a nosotros y podamos ayudarles. Es bastante común que los adolescentes
se “encierren” en su mundo interior en el que o todo es negro o todo es blanco.
Debemos de ayudarles, al igual que hacemos con nuestros hijos pequeños, a
entender el mundo que les rodea. Hay que acompañarles en la vida para que se
formen como adultos de provecho.
Las estrategias necesarias para una eficaz resolución de problemas son:

1- Desarrollar una orientación general para reconocer el problema.

2- Definir y formular el problema.

3- Generar el mayor número posible de alternativas al problema.

4- Tomar una decisión sobre el problema.

5- Ejecutar y verificar, poner en práctica la solución y valorar los resultados.

EDUCA EN VALORES ¡¡Desde que nacen!! Educa con la palabra, con el ejemplo,
siendo un modelo de conducta, con coherencia y sobre todo, con cariño y
paciencia.

COMUNÍCATE MUCHO CON ELLOS. No se trata de imponer, también tienes que


hacerles comprender, reflexionar y darles tiempo. No hagas interrogatorios con
todo lo que hacen. Simplemente, invítales a que te cuenten. Y pregunta sobre
cosas interesantes para ellos, no solo para ti.

NO LOS ETIQUETES ¡Es que todos a esta edad tenéis un pavo que no podéis
con él! Este tipo de comentarios generalistas con los que ellos no se identifican los
pone a la defensiva. Olvida los juicios de valor y las críticas destructivas. Así no
aprenden, se cierran y dejan de compartir cosas contigo por miedo a tu represalia.

NO TODO PUEDE SER UN NO. Tiene que haber una parte negociable. El
autoritarismo a veces conduce a que se busquen la vida a través del engaño para
conseguir lo que desean. Hay límites innegociables y otros que debes debatir con
ellos.

ESCUCHA, ESCUCHA Y ESCUCHA. No puedes interpretar lo que les pasa


porque tú también hayas sido adolescente. Tus problemas e inquietudes no tienen
nada que ver con las de ellos. No creas que vienes de vuelta. Solo vienes de tu
vuelta, pero no de la de ellos.
OLVIDA LOS GRANDES DISCURSOS y todas tus historias de “yo a vuestra edad
no hubiera hecho jamás…”. No generan empatía y tampoco las entienden. Es
mejor preguntarles por qué han hecho esto o lo otro. No te pongas como ejemplo
constantemente. Ellos no se ven reflejados en ti.

ESPERA COSAS BUENAS DE LA ADOLESCENCIA. Haz por disfrutar de sus


historietas, de sus intereses, de su música, de sus redes sociales.

NO HAGAS JUICIOS DE VALOR DE SUS AMIGOS, para ellos son sagrados. En


lugar de decir algo como “no entiendo que a tu amiga sus padres le permitan…”
pregunta algo así como “¿a ti qué te parece que tu amiga Ana sus padres le
dejen…?”. Entenderán que te estás interesando por lo que ellos piensan.

TRATA DE COMPARTIR ALGUNA AFICIÓN CON ELLOS, la que sea. Y muestra


un interés sincero por ella.

Concluimos por tanto, pensando que: en primer lugar, la conducta humana está
sujeta a elementos sobre los que tenemos cierto control y, por consiguiente, la
conducta de nuestro hijo y nuestra propia conducta puede modificarse. En
segundo lugar, ante los problemas y conflictos diarios, de toda índole y con
nuestros hijos, podemos utilizar una “estrategia general” de trabajo una
metodología de acción que, basada en el proceso de resolución de problemas,
nos permitirá disponer de un número mayor de soluciones ante dichos problemas.

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