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Recibido: 13.3.08
Recibido con modificaciones: 22.9.08
Aprobado definitivamente: 14.10.08
RESUMEN
La investigación social ha constatado que muchos de los conflictos sociales relacionados con riesgos tec-
nológicos no se deben tanto a sus posibles efectos sobre la salud o el medio ambiente como a las relaciones
que la población mantiene con los gestores y reguladores del riesgo. Esto sitúa el concepto de ‘confianza’
en el centro de las explicaciones sobre conflictos socioambientales. En este texto se revisan diferentes apro-
ximaciones teóricas al concepto de “confianza” en el contexto de la gestión de riesgos. A partir de dicha
revisión, se analizan cuatro estudios de caso de diferentes tipos de riesgos tecnológicos, con el objetivo de
analizar las dimensiones identificadas en la bibliografía como fundamentales para la construcción de con-
fianza. Los resultados resaltan la necesidad de tomar en consideración el contexto social de interacción en
el que se experimenta el riesgo y las singularidades de cada riesgo en los procesos de creación de confian-
za pública, subrayando la importancia de este constructo para la gestión del riesgo tecnológico.
PALABRAS CLAVE: Confianza, Dimensión de competencia, Dimensión afectiva, Riesgos tecnológicos,
Conflictos socioambientales, Percepción social.
ABSTRACT
Social research on risk has shown that its possible effects on human health or the environment are not the
main cause underlying social opposition towards a technology. Moreover, three decades of risk research have
led to a unanimous agreement that social conflicts are mainly due to the relationship between the population
at risk and risk managers and regulators. Thus, trust is a crucial element in the social response to a technological
risk. This paper reviews various theoretical approaches to the concept of “trust” in the context of technological
risk management. Next, it includes an analysis of four case studies on technological risks perception. The
main goal is to investigate in each of them the different dimensions of trust identified in the literature. Results
highlight the need to consider the different risk singularities and social contexts when addressing trust building
processes, and underline the significance of trust for a suitable management of technological risks.
KEYWORDS: Trust, Expertise dimension, Affective dimension, Technological risks, Socio-environmental
conflicts, Social perception.
SUMARIO
1. Introducción. 2. El concepto de confianza pública y sus dimensiones. 3. Estructura de los casos empí-
ricos analizados. 4. Análisis comparativo de los casos empíricos. 5. Conclusiones. 6. Bibliografía.
medir la confianza (medidas de confianza general parte, argumenta que la confianza está compues-
vs. específica) en función de que se solicite a los ta de las percepciones de competencia, imparcia-
participantes su grado de confianza en diferentes lidad y eficiencia del objeto de confianza.
instituciones (Bassett et al., 1996; Groothuis y A diferencia de esta perspectiva multidimen-
Miller, 1997; Siegrist, 2000) o se utilicen cuestio- sional, otros autores han defendido un enfoque
nes más específicas como la competencia y el bidimensional en el abordaje de este constructo
modo de actuar (Freudenburg, 1993; Sparks et al., (Frewer et al., 1996; French et al., 2002; Hovland
1994), o la credibilidad y honestidad (Flynn et al., et al., 1953; Jungermann et al., 1996; Solá,
1992; Jungermann et al., 1996) del objeto de con- 1999). Para estos autores la confianza puede des-
fianza. Como señala Sjöberg (2001), esta última cribirse en función de dos dimensiones básicas,
diferencia en la conceptualización del constructo una dimensión de “competencia técnica” (o
es fundamental para comprender su impacto en la expertise) definida como el grado de experiencia
aceptación pública. En un estudio desarrollado y conocimiento técnico percibido del objeto de
por este autor (Sjöberg, 2001) se comparó la efi- confianza, y, por otro lado, una dimensión “afec-
cacia de medidas específicas y generales de con- tiva” (o trustworthiness) definida como el grado
fianza, y sus resultados mostraron que es impor- en que se percibe al individuo o entidad en la que
tante que las medidas de confianza sean se confía como “digno de confianza”. Con esta
específicas del riesgo objeto de investigación, ya clasificación, basada en numerosas investigacio-
que la confianza general añade muy poco al poder nes empíricas, se procura simplificar la compleji-
explicativo de esta variable. Por su parte, Siegrist dad presente en la conceptualización del cons-
y Cvetkovich (2000) señalaron que el poder expli- tructo e integrar las diferentes tipologías
cativo de la confianza, como predictor de la per- propuestas en la literatura sobre las dimensiones
cepción pública, depende de cómo esta variable de la confianza pública. Así, mediante el uso de
esté operacionalizada. técnicas estadísticas de análisis factorial, los
En la bibliografía es posible encontrar dife- autores mencionados identificaron estas dos
rentes modos de operacionalizar o dimensionar la dimensiones que parecían integrar a la mayoría
confianza pública en el ámbito de la gestión del de las demás propuestas que aparecen en la
riesgo. Kasperson (1986) sugiere 3 dimensiones: bibliografía sobre el tema (Metlay, 1999). Es por
percepción de competencia, ausencia de sesgo (o ello que ambas dimensiones de la confianza (de
percepción de que no existen agendas ocultas o competencia y afectiva) pueden tomarse como la
influencia de intereses particulares) y preocupa- base mínima para conceptualizar el fenómeno. El
ción y compromiso con el proceso y los intereses resto de dimensiones propuestas en la literatura
de los demás por parte de los gestores del riesgo. desde perspectivas multidimensionales pasarían
Posteriormente este autor sustituye la dimensión a convertirse, así, en indicadores o descriptores
de ausencia de sesgo por la dimensión de predic- de estas dos dimensiones más generales o univer-
tibilidad o percepción de consistencia en los sales. La tabla 1 recoge una propuesta de cómo
argumentos y conductas por parte del gestor del podrían agruparse estos descriptores de las dos
riesgo (Kasperson et al., 1992). Renn y Levine dimensiones generales de la confianza defendi-
(1991) proponen cinco dimensiones que descri- das por la postura bidimensional. El componente
ben la confianza: competencia, objetividad, técnico o de competencia (o expertise) podría
imparcialidad consistencia en argumentos y con- incluir los siguientes indicadores identificados
ductas y buena voluntad por parte del objeto de por los autores: competencia, capacidad, eficien-
confianza. Mayer et al. (1995) ofrecen un con- cia, consistencia o predictibilidad en los compor-
junto de tres factores para definirla: capacidad, tamientos y argumentos y conocimiento y expe-
integridad y benevolencia. Esta última dimensión riencia experta. Por su parte el componente
sería equiparable al factor de buena voluntad afectivo podría incluir los indicadores de objeti-
establecido por Renn y Levine (1991). De acuer- vidad (en el sentido de imparcialidad o ausencia
do con Peters et al. (1997), la confianza puede ser de sesgo en las actuaciones), honradez, buena
operacionalizada en función de tres dimensiones: voluntad (benevolencia), preocupación por la
conocimiento y experiencia, franqueza y preocu- salud o el bien común, integridad y compromiso
pación por los otros. Lofstedt (2005), por su con los intereses de los demás.
Tabla 1
Dimensiones de confianza pública
CONFIANZA
Competencia Objetividad/imparcialidad
Capacidad Honradez
Eficiencia Buena voluntad
Consistencia/predictibilidad en los Preocupación por la salud y el bien común
comportamientos y argumentos Integridad
Conocimiento y experiencia experta Compromiso con intereses de los demás
Por otro lado, diferentes autores han argu- integridad del gestor, pero si el público conoce
mentado la importancia del contexto en el que que la decisión adoptada responde a limitacio-
se experimenta el riesgo en el estudio de la con- nes impuestas por instituciones de orden supe-
fianza. Siegrist (2000) señaló que, dependiendo rior, la integridad del gestor podría no ser cues-
de la situación, los diferentes factores influirían tionada. En este sentido, a la hora de entender
más o menos en el nivel de confianza que una las respuestas sociales a los riesgos tecnológicos
persona posee. Mayer et al., (1995), por su y el papel de las diferentes dimensiones de la
parte, argumentaron que las dimensiones de confianza, resulta muy útil analizar el contexto
confianza se ven afectadas por el contexto del social, económico, político, cultural, institucio-
riesgo, de modo que las percepciones pueden nal, etc., en el que se experimentan dichos ries-
cambiar en la medida en que varía la dinámica gos, para lo cual existen interesantes propuestas
de la situación de riesgo. Por ejemplo, el públi- como las elaboradas por Dente et al (1998) y
co puede percibir que un regulador posee capa- Aguilar (2003) desde una perspectiva de análi-
cidad para regular de forma competente una tec- sis de políticas públicas y prestando una espe-
nología de riesgo, pero un cambio en las cial atención a las interacciones entre actores.
políticas públicas sobre esa tecnología puede
introducir cambios en la situación. Así, aunque
las habilidades del regulador son constantes, el 3. ESTRUCTURA DE LOS CASOS
contexto en el cual estas habilidades van a ser EMPÍRICOS ANALIZADOS
utilizadas varía, lo cual puede influir en el nivel
de confianza pública en el regulador. Además, Los casos empíricos analizados se han esco-
percibir que los gestores del riesgo poseen pre- gido por sus características tipológicas (tabla 2),
ferencias, actitudes, o ideología similar a las por constituir contextos o situaciones suficiente-
propias, pueden contribuir a que sea percibido mente diferentes de acuerdo con los siguientes
por el público como más honrado o benevolen- ejes considerados relevantes para su análisis:
te. Finalmente, un gestor del riesgo puede tomar – La existencia de mayor o menor conflicto
una decisión que parezca inconsistente con las social explícito
decisiones anteriores. Si no se conoce nada más – La mayor o menor familiaridad de la
de la situación, el público podría cuestionar la población con el riesgo
Grado de + Caso PRISP Caso Antenas Los datos de este caso provienen del proyec-
conflicto to PRISP (Public Risk Perception and European
social – Caso Pesticidas Caso CITA Union Environmental Policy), financiado por el
IV PM de la UE y llevado a cabo por la Univer-
Fuente: Elaboración propia. sidad de Surrey (Reino Unido), el Instituto Inter-
nacional de Sociología de Gorizia (Italia), la
Universidad de Bangor (Reino Unido) y el CIE-
Aunque los casos aquí presentados ofrecen MAT (España). El proyecto se centró en investi-
homogeneidad suficiente para permitir un análi- gar la influencia que ejercen los factores locales,
sis comparativo de los mismos, es preciso hacer culturales, socioeconómicos, históricos y otros
constar ciertas diferencias existentes entre ellos. inherentes al contexto específico, con la inten-
En primer lugar, cada caso forma parte de diver- ción de obtener una mayor comprensión de los
sas investigaciones previas llevadas a cabo por procesos de percepción del riesgo derivado de
los autores de este texto, donde, entre otros las instalaciones químicas altamente peligrosas
objetivos, se abordó la cuestión de la confianza. (Horlick-Jones et al., 2001, 2003). Se aplicó la
En algunos casos se analizó la confianza genéri- misma base teórica y aproximación metodológi-
ca en instituciones o agentes sociales relaciona- ca en el Reino Unido, Italia y España. En cada
dos con el riesgo en cuestión (“confianza real”), país se seleccionaron dos o tres zonas cubriendo
mientras que en otros lo analizado fue quién, en un amplio espectro desde la perspectiva de sus
opinión del público, debería informar/ gestionar características demográficas y socio-económi-
(“confianza normativa”). Además, en algunos cas, de la naturaleza de los riesgos que afectan al
estudios las dimensiones a evaluar fueron pro- exterior de las industrias (fuego/explosión o
porcionadas a la población por los propios tóxico) y de otros factores contextuales como
investigadores (p.e. opciones de respuesta en experiencias del pasado con situaciones de emer-
una encuesta) mientras que en otros los partici- gencia. En el caso español se escogió la industria
pantes en la investigación elaboraron espontá- química de la Bahía de Algeciras, uno de los
neamente esas categorías (p.e. en grupos de dis- principales “Polos de desarrollo industrial” crea-
cusión). Por último, la metodología aplicada en dos en España en la década de los sesenta del
cada caso es diversa aunque predomina la pers- siglo pasado.1
pectiva cualitativa, mediante el uso de entrevis- La zona de estudio es un área industrial que
tas exploratorias y en profundidad y de grupos incluye una refinería petrolífera (CEPSA), una
de discusión, en algunos casos complementada gran industria de parafinas y ácido sulfúrico
con datos de encuestas. A continuación, se reali- (PETREPSA) y una gran industria de gas licua-
za una descripción de dichas investigaciones, se do (REPSOL Butano), todas ellas afectadas por
contextualiza el riesgo objeto de estudio y se las Directivas Seveso,2 además de otras indus-
presentan los agentes sociales implicados. En un trias de menor tamaño. El entorno social de este
polígono industrial acoge a los 200.000 habitan- las posibilidades de una utilización más eficaz y
tes que residen en la comarca. El empleo gene- limpia de los combustibles fósiles. La institu-
rado por la totalidad de las industrias del polí- ción promotora del proyecto es un Organismo
gono era, en el momento del estudio, de 3.851 Público de Investigación (OPI) de excelencia en
empleos directos y 1.464 indirectos. Las comu- materias de energía y de medio ambiente. Como
nidades seleccionadas dentro de la comarca fue- la mayoría de las tecnologías emergentes (nano-
ron la ciudad de La Línea de la Concepción y las tecnología, biotecnología, etc.), este tipo de pro-
pequeñas Pedanías de San Roque (La Colonia, yectos combina incertidumbre científica con
Guadarranque, Puente Mayorga, muy cercanas débil conciencia pública de lo que pueden supo-
al polígono industrial petroquímico). Es impor- ner en términos de riesgos o de beneficios, lo
tante destacar que el Polígono Industrial supuso cual introduce nuevas complejidades en su ges-
una transformación radical del entorno, acogida tión (Flynn, et al, 2005). Así, nos encontramos
en su día como un gran progreso y percibida ante una situación de desarrollo de una tecnolo-
como deterioro (en diferentes grados) en la gía emergente, novedosa y singular, en un con-
actualidad. Las más de cuatro décadas de convi- texto en el que la regulación aún no está defini-
vencia con la industria han supuesto que ésta sea da, y cuyo promotor es un organismo público de
la gran protagonista de las vidas cotidianas de investigación que resultaba desconocido para la
los habitantes de la zona, especialmente por los población del entorno. En este contexto se abor-
de las Pedanías de San Roque (riesgo como peli- dó un proyecto de investigación encaminado a
gro), mientras que para los habitantes de la analizar las percepciones y expectativas ciuda-
Línea la industria es sólo un elemento más, rela- danas asociadas a la implantación del mencio-
tivamente presente en su cotidianeidad (riesgo nado (CITA) (Solá et al. 2006a, 2006b), llevado
como contaminación). En suma, el “riesgo” pro- a cabo por el CIEMAT y el Instituto de Gobier-
tagonista de este caso es el riesgo químico, con no y Políticas Públicas (IGOP-UAB) con el
potencialidad de accidente mayor y una marca- objetivo de examinar las necesidades y prefe-
da influencia en la idiosincrasia local y en la rencias en términos de información y comunica-
vida cotidiana de las personas del entorno. La ción, explorar las ventajas e inconvenientes que
población afectada se puede dividir en dos gru- la población asociaba a la instalación de dicho
pos en función de su mayor o menor proximidad centro, y sus expectativas en términos de parti-
residencial a las industrias químicas (más cerca- cipación ciudadana.3
na o más alejada). Y el resto de actores que con- El entorno social objeto de estudio es una
figuran el contexto social de interacción son las zona muy rica en recursos naturales, en la que se
empresas químicas y petroquímicas, las admi- desarrolló hace varias décadas una importante
nistraciones públicas (de diferentes niveles) y industria de extracción de carbón y de genera-
los grupos ecologistas (locales y de ámbito ción de energía. La evolución del mercado ener-
nacional o internacional) (ver tabla 3). gético y la particular situación de declive del
carbón han tenido un impacto negativo en esta
comarca, en la que se detecta una marcada sen-
CASO 2: La implantación territorial de un cen- sación de “abandono histórico” y “desequili-
tro de investigación en tecnologías brio” entre el esfuerzo aportado y el beneficio
avanzadas (Proyecto CITA) obtenido, y el clima social parece caracterizarse
por un marcado escepticismo hacia las prome-
En el año 2004, el Gobierno Español anunció sas políticas “que nunca acabaron siendo reali-
la creación de un Centro de Investigación de dad para nosotros”, de acuerdo con las mani-
Tecnologías Avanzadas (CITA), que se empla- festaciones verbales de varios entrevistados. Las
zaría en el Bierzo, una zona carbonífera del nor- preocupaciones principales hacen clara referen-
oeste de España, con el objetivo de investigar cia al futuro económico, muy ligado a un plan
de desarrollo y subvenciones impulsado por las ancho de todo el territorio. Desde hace unos
instituciones públicas (Plan del Carbón), a la años existen una serie de movimientos ciudada-
cantidad y calidad de infraestructuras, al paro, a nos contrarios a la instalación de dichas antenas,
la vivienda y al medio ambiente (según datos de aunque las personas que participan en estos con-
la encuesta realizada). Otra característica a flictos y que manifiestan su rechazo a menudo
remarcar es el intenso clima de confrontación no acostumbran a ser contrarias a aquella tecno-
entre los principales partidos políticos de la logía en sí, sino que ven con buenos ojos los
zona, lo cual propicia un contexto en el que beneficios y servicios que puedan derivarse de
cualquier iniciativa, incluidos proyectos cientí- ella. Lo que no quieren, precisamente, es que las
ficos y tecnológicos, se utiliza a menudo como instalaciones percibidas como peligrosas se
arma en la batalla política local y, a su vez, sitúen en su espacio vital. Se trataría del fenó-
repercute en las percepciones públicas de la ciu- meno que la bibliografía especializada denomi-
dadanía. La población afectada por el posible na NIMBY (Not In My Back Yard).
riesgo tecnológico es la que reside en la zona de La característica distintiva de los campos
estudio, mientras que el resto de actores impli- electromagnéticos (CEM) respecto a otros fac-
cados son, principalmente, el organismo pro- tores tecnológicos “clásicos” radica en el eleva-
motor (OPI) y las administraciones públicas de do grado de incertidumbre existente (al menos
diferentes niveles (ver tabla 3). Hay que apun- de momento) sobre sus posibles riesgos, tanto a
tar que otros actores como grupos ecologistas, la hora de probar que causen realmente daños a
asociaciones de vecinos, sindicatos o asociacio- la salud (estudios epidemiológicos y de labora-
nes empresariales, etc., al tratarse, en el torio) como a la hora de explicar cómo éstos
momento del estudio (2005), sólo de un pro- pueden suceder (encontrar un mecanismo plau-
yecto hipotético con escasa incidencia sobre la sible que conecte los CEM con la aparición de
opinión pública local, todavía no habían empe- enfermedades) (Vecchia, 2001). No obstante,
zado a posicionarse. los responsables de la toma de decisiones
(gobiernos) se ven empujados a regular esta tec-
nología ante una opinión pública cada vez más
CASO 3: La percepción social de las antenas de suspicaz, debiendo decidir en condiciones de
telefonía móvil (Proyecto Antenas) alta incertidumbre científica con la presión aña-
dida de un hipotético amplio alcance de los
El objetivo de este estudio consistió en hacer daños futuros. Aproximadamente a partir del
un análisis exploratorio de las respuestas socia- año 2000 se generalizan en España los movi-
les a las antenas de telefonía móvil, con la inten- mientos ciudadanos contra la instalación de
ción de comprender la estructura del conflicto antenas de telefonía móvil que justifican su opo-
social y las posturas defendidas por los diferen- sición, principalmente, por motivos de posibles
tes sectores o agentes sociales implicados daños a la salud. La presión de estos movimien-
(Espluga 2005, 2006). El proyecto fue llevado a tos sociales propició que numerosos ayunta-
cabo desde el Departamento de Sociología de la mientos proclamaran moratorias a la instalación
UAB en colaboración con el Institut d’Estudis de nuevas antenas e incluso a la modificación de
de la Seguretat (IDES). De acuerdo con el las ya existentes. Es importante precisar que en
carácter exploratorio del estudio, la finalidad este conflicto social la percepción del riesgo no
fue generar hipótesis provisionales que permi- se centra sólo en posibles daños a la salud, sino
tieran comprender la estructura del conflicto.4 que el análisis realizado permitió constatar que
En España prácticamente hay tantos teléfonos existen otras dimensiones que los ciudadanos
móviles como personas y este desarrollo ha sido tienen muy en cuenta a la hora de decidir sus
posible gracias al despliegue de una tupida red comportamientos contrarios a las antenas, como
de antenas receptoras y emisoras a lo largo y daños o pérdidas económicas, de calidad de
vida, estéticas o paisajísticas, sentimientos de man parte indisoluble de las prácticas agrarias
injusticia, de agresión a su dignidad como ciu- dominantes (Driver y Wilkinson, 1996). En
dadanos, etc., que los gestores del riesgo a España el uso masivo de pesticidas de síntesis
menudo no parecen detectar. se generaliza a partir de los años 50 y 60 del
La población afectada no es homogénea, siglo XX, y aumenta progresivamente hasta la
sino que se puede distinguir entre quienes mues- actualidad. Desde entonces los agricultores
tran escasa preocupación y no se han moviliza- han incorporado esta tecnología como parte
do, y quienes tras identificar el riesgo han deci- importante de sus prácticas, hasta el punto de
dido movilizarse e incluso llegando a organizar que hoy en día difícilmente conciben su traba-
grupos estables de protesta (ver tabla 3). El resto jo sin ellos, a pesar de que, según el análisis
de actores del sistema de interacción son, por un realizado, perciben su nocividad y la sufren en
lado las empresas operadoras de telefonía móvil su propia salud. En este sentido, existe nume-
y otras empresas de servicios que se encargan de rosa bibliografía epidemiológica que docu-
instalar antenas; por otro lado las administracio- menta y analiza los daños a la salud que sufren
nes públicas de diferentes niveles, que han los agricultores a causa del uso de pesticidas en
legislado y emitido normas y recomendaciones el desarrollo de su trabajo (Díaz et al, 1989;
al respecto. Ciertos grupos ciudadanos aparecen Pérez de Ciriza, 1992; Van den Bosch, 1978), y
de manera fluctuante en forma de plataformas no sólo les afectan a ellos sino también a otras
de afectados o similares, incluyendo a asocia- personas como familiares, vecinos o consumi-
ciones de vecinos, ecologistas, etc.; y también dores de productos agrarios. La Organización
hay que señalar la importancia de los medios de Mundial de la Salud estima que alrededor de 3
comunicación en la definición pública de los millones de personas se ven afectadas por into-
riesgos asociados a las antenas de telefonía xicaciones agudas por agroquímicos cada año,
móvil. con 220.000 muertos, otras 375.000 personas
son afectadas anualmente por envenenamien-
tos crónicos, y unas 37.000 mueren por cánce-
CASO 4: El uso de pesticidas en la agricultura res inducidos por productos agroquímicos
(Proyecto Pesticidas) (OMS, citado en Lockie 1997). Una de las
principales dificultades en este campo es que, a
Durante las últimas décadas el sector pro- pesar de las reiteradas advertencias y recomen-
ductivo agrario ha protagonizado un acusado daciones de las instituciones públicas implica-
proceso de cambio y modernización que ha das en su regulación muchos agricultores
propiciado la crisis de la agricultura tradicional hacen caso omiso de las medidas de seguridad
y ha dado paso a unas actividades plenamente y caen intoxicados por la exposición laboral a
integradas en una economía de mercado cada pesticidas. La investigación aquí analizada se
vez más globalizada. Todo ello ha comportado centró en explorar cómo los agricultores perci-
formas intensivas de trabajo y una importante ben y justifican sus comportamientos arriesga-
innovación tecnológica, que han permitido un dos en el uso y manejo de pesticidas (Espluga,
ritmo extraordinario de crecimiento de la pro- 2001; 2004). La población afectada en este
ductividad, al tiempo que ha contribuido a dis- caso se considera que son los propios agricul-
minuir de manera acusada el número de pobla- tores, mientras que el resto de actores del sis-
ción activa del sector agrario. La incidencia de tema de interacción lo componen las empresas
este modelo sobre la salud de las personas ocu- fabricantes, distribuidoras y vendedoras de
padas en el sector agrario y sobre el medioam- pesticidas, las administraciones públicas de
biente y los sistemas ecológicos relacionados diferentes niveles encargadas de regular el
es clara (Colborn et al., 1997, 1999; Levine, riesgo, y los expertos científicos en uso y efec-
1991). Desde hace décadas los pesticidas for- tos de los pesticidas (ver tabla 3).5
Tabla 3
Actores principales en los contextos de interacción de cada caso
otro lado, los agricultores perciben un interés nistraciones públicas (locales, autonómicas,
particular en los promotores por difundir y estatales). En general, en los cuatro casos se
aumentar el uso de pesticidas, lo cual genera encuentran indicios de desconfianza hacia las
cierta desconfianza, que parece descansar en la administraciones públicas, normalmente a causa
dimensión afectiva, concretamente en la percep- de dimensiones de tipo afectivo.
ción de “falta de imparcialidad del promotor del En el caso del proyecto PRISP (caso 1), los
riesgo”. Además, los agricultores sospechan que ciudadanos residentes cerca del polígono petro-
aunque los promotores conocieran bien los ries- químico manifiestan su decepción y experimen-
gos que comportan los pesticidas, a ellos no se tan un sentimiento de abandono al no recibir la
lo dirían, lo cual supone reiterar la importancia información adecuada de las autoridades públi-
de la dimensión afectiva en términos de “falta cas locales, a quienes, a menudo, perciben más
de franqueza” percibida. cercanas a las empresas químicas que a ellos
mismos. Es importante recordar que la pobla-
“Los vendedores trabajan para una empresa, y ción sustenta sus argumentos en la experiencia
lo que tienen que hacer es vender productos. No vivida, en lo que han visto y sentido respecto al
vendrán a decirte ‘vigila que esto te hará daño’. comportamiento pasado y presente de estas
No son libres. Quiero decir, no van a ayudarnos a autoridades. La desconfianza descansa aquí en
nosotros, ellos van a vender un producto. Y lo dimensiones de tipo afectivo, como la percep-
que está claro es que si ven algún peligro [en el ción de falta de integridad y de imparcialidad
uso de pesticidas] a nosotros no nos lo dirán. De por parte de los encargados de garantizar un
hecho, no creo ni que lo sepan, los vendedores. determinado nivel de seguridad.
Eso... yo supongo que los laboratorios sabrán lo
que les ponen…” (Entrevista 18 – Pesticidas) “Si vives cerca de un polígono industrial,
tiene que haber contaminación, eso por desconta-
En definitiva, el análisis de los cuatro casos do. Oiga, pero tratemos de que sea lo menos posi-
permite concluir que no basta con que el promo- ble, que hoy la técnica dice que sí, que puede ser
tor de la tecnología sea capaz de demostrar su lo menos posible. Pero en esta zona, por desgra-
competencia técnica para gestionar el riesgo, ya cia, hemos cogido unas autoridades que son
que las dimensiones afectivas son las que más incompetentes 100%, que son buitres, que sólo
peso parecen tener en la configuración de situa- quieren dinero, que cuando tienen dinero ya no se
ciones de desconfianza hacia los gestores y pro- preocupan por la industria porque ellos no viven
motores de riesgos tecnológicos. Sin embargo, aquí. Se van a la zona del señorito y dejan aquí a
las acciones que estos actores acostumbran a los pobres. Hay que exigirles, exigirles, y exigir-
poner en práctica para intentar desactivar la des- les... que sigan las correcciones estipuladas por la
confianza ciudadana, suelen consistir básicamen- ley por lo menos.” (Grupo B – PRISP)
te en iniciativas dirigidas a demostrar sus conoci-
mientos, experiencia, competencia, eficiencia, Sin embargo, estos mismos ciudadanos con-
etc., lo cual, según los datos aquí aportados, sólo fían en el Servicio de Protección Civil, ya que
sería útil en caso de que la desconfianza descan- su experiencia les muestra que esta institución
sara en la dimensión aquí denominada competen- tiene medios suficientes para poder actuar en
cia técnica (o expertise). caso de emergencia, así como en la Guardia
Civil (en concreto en el cuerpo encargado de la
protección de la naturaleza, el SEPRONA, en
LA CONFIANZA EN LOS REGULADORES quien se confía por la “preocupación por el bien
común” que esta institución ha evidenciado en
Las autoridades o administraciones públicas el pasado). Sin embargo, la Policía Municipal se
juegan un papel clave en la regulación y control percibe como poco cualificada para informar
del riesgo, garantizando unos determinados adecuadamente sobre los riesgos derivados de la
niveles de seguridad a la población. Los casos industria química. En estos casos, la mayor o
analizados permiten observar que la ciudadanía menor confianza descansa en una dimensión de
suele distinguir entre los varios niveles de admi- competencia técnica (expertise), que se concre-
“El Decreto de la Generalitat habla de [una y tienen plazos de seguridad diferentes. Supongo
distancia mínima de] 10 metros de una vivienda, que (...) hay muchos intereses comerciales, eso
pero a 40 metros de una escuela, porque dicen por descontado” (Entrevista 23 - Pesticidas)
que hay que proteger a los niños (...) Pero mi hijo
está en casa el triple de tiempo que en la escuela. Por otro lado, los agricultores perciben que
Entonces... ¿a qué estamos jugando?” (Entrevista apenas hay inspecciones que controlen el uso
A – Antenas) irregular de pesticidas. Se observa que en todas
estas situaciones la desconfianza hacia las auto-
Por otro lado, la falta de una respuesta clara y ridades públicas descansa predominantemente
homogénea por parte de las administraciones en una dimensión afectiva, en forma de percep-
públicas locales, pudo contribuir a alimentar la ción de falta de imparcialidad y de compromiso
alarma social y deteriorar la confianza de los ciu- por parte del regulador. Además, la relación de
dadanos en las instituciones públicas. Esto reite- dependencia tan acusada de los agricultores con
ra la presencia de una dimensión de competencia su forma de trabajar (fundamentada en las bue-
técnica (expertise), en forma de percepción de nas prácticas de la agricultura intensiva capita-
falta de capacidad o de eficiencia de estas admi- lista) y hacia las instituciones que la promueven
nistraciones públicas. Además, los ciudadanos (agroindustria y agencias estatales) favorece
también percibieron actuaciones irregulares, que sus respuestas hacia el riesgo permanezcan
poco claras o abusivas por parte de algunas hibernadas.
administraciones públicas locales (ayuntamien- En definitiva, se puede decir que, aunque
tos) a la hora de controlar el despliegue de ante- algunas administraciones públicas generan con-
nas, lo cual nos lleva a una desconfianza basada fianza en términos de la dimensión expertise (es
en la dimensión afectiva, concretada en una per- decir, porque la población percibe que tienen
cepción de falta de imparcialidad. medios, conocimientos y competencias apropia-
das para representar el papel de garantes de la
“Entre otras cosas no tenían licencia para seguridad), con frecuencia dicha confianza se ve
hacerlo [la ampliación de potencia], y según acompañada de una desconfianza generada por
parece el inspector [municipal] dijo que ni siquie- la importante presencia de dimensiones afecti-
ra la antena tenía licencia. Entonces, aquí, a nivel vas de sentido negativo (percepción de parciali-
de barrio, se hizo una recogida de firmas, se dad, de falta de preocupación por el bien común,
entregó [al Ayuntamiento] y entonces, en aquel de falta de compromiso, etc.). Esto es importan-
momento, se nos dijo que ya tenía licencia… ¡y te a la hora de interpretar correctamente las res-
desde 1996!” (Entrevista A – Antenas) puestas sociales ante los riesgos tecnológicos y
sus interrelaciones con las administraciones
Finalmente, en el caso del uso de pesticidas públicas.
(caso 4), se observa que los agricultores tienden
a desconfiar de las instituciones estatales porque
emiten normas de uso de estos productos prácti- LA CONFIANZA EN OTROS ACTORES
camente imposibles de cumplir de manera
estricta, pues perciben que están fijadas sin En alguno de los estudios realizados apare-
tener en cuenta las condiciones reales en las que cen otros protagonistas que forman parte del
ellos las tienen que aplicar. Además, los agricul- contexto social en el que se experimenta el
tores muestran cierta desconfianza hacia los cri- riesgo y que son objeto de mayor o menor con-
terios con que se deciden muchas de estas nor- fianza por parte de la población. Así, en el pro-
mas de uso, ya que consideran que suelen yecto PRISP, se observa una interesante ten-
responder más a intereses comerciales y políti- sión entre la dimensión afectiva y la de
cos que a criterios científicos. competencia técnica para el caso de los grupos
ecologistas. Los datos indican que en los gru-
“Mira, esto de los plazos de seguridad es una pos ecologistas “grandes”, de ámbito nacional
cuestión política, y de la casa comercial. Porque o internacional (como Greenpeace, etc.) se
hay productos que técnicamente son casi iguales, confía por su competencia técnica; mientras
que en los “pequeños” (locales) por el interés En suma, por lo que se refiere a “otros acto-
que muestran en defender los intereses de los res”, resulta complicado extraer conclusiones
ciudadanos (lo cual remite a una dimensión relevantes sobre los patrones específicos de
más afectiva). confianza en grupos ecologistas y expertos ya
que, como se ha podido observar, sólo se con-
“JM: ….. Ahora lo grave del grupo ecologista templaron en alguno de los estudios. Aún así es
es que se pueden desacreditar mucho con tanta importante señalar que la evidencia disponible
denuncia gratuita... Por eso grupos ecologistas sustenta los principales argumentos sobre la
tipo Greenpeace... gente que estén muy bien pre- confianza y sus dimensiones que han ido sur-
parados, que documenten muy bien sus denun- giendo a lo largo de este análisis comparado.
cias, eso es lo más fundamental que hay, más que
estar continuamente denunciando. Porque ahí se
cae un poco... ya estamos otra vez en lo mismo... 5. CONCLUSIONES
E: ... de todos modos siempre conviene que
haya alguien que grite... Aunque grite al vacío, A nuestro entender resulta relevante reflexio-
que a veces da la sensación de que los grupos nar sobre algunos ejes de carácter transversal
ecologistas gritan al vacío... pero dan la voz de que emergen del análisis comparativo efectua-
alarma y dan pie a que otra gente más prepara- do. En primer lugar, se observa que la noción de
da...” (Grupo D – PRISP) confianza implica una desigualdad en términos
de poder y/o control. Tal como apuntamos en el
En el caso de las antenas (caso 3) se hace marco teórico, aunque quien confía asume una
referencia a ciertos grupos ciudadanos que se posición de subordinación y de renuncia al con-
agrupan para protestar contra las mismas, y se trol de las decisiones y conductas en manos del
observa que acostumbran a ser plataformas que objeto de confianza, teóricamente el acto de
incluyen a actores muy dispares (asociaciones confiar no tiene por qué producir necesariamen-
de vecinos, asociaciones de madres y padres de te un sentimiento de pérdida de control y poder.
alumnos, ecologistas, personas a título indivi- En el caso del CITA (caso 2), por sus caracterís-
dual, etc.) y que se movilizan en momentos pun- ticas, la población parece no percibir pérdida de
tuales para plantear conflictos en la calle, pero poder y en el que el nivel de confianza pública
raramente establecen demasiadas estructuras es mayor. No obstante, en los demás casos estu-
permanentes. diados existen diversas situaciones en las que la
En alguno de los casos (CITA y Pesticidas) población objeto de estudio siente haber perdi-
se hace referencia a los ‘expertos’ científicos, do su capacidad de poder y de control sobre el
quienes son vistos como actores relevantes, en riesgo (o sobre su exposición al mismo), lo cual
especial a la hora de proveer información sobre deriva en la aparición de notables dosis de des-
los riesgos. Así, en el caso del CITA, se señaló confianza en los gestores y promotores del ries-
a los expertos como fuente de información go y/o en los organismos públicos encargados
deseada (expertos de instituciones públicas, o de garantizar su regulación y control. Esta sub-
de la universidad), por lo que en este caso la ordinación acompañada de la percepción de pér-
confianza en los expertos en la tecnología en dida de control se ve moderada por variables
cuestión se mantiene relativamente elevada. En como la cercanía al riesgo, su experiencia y
el caso del uso de pesticidas, los agricultores cotidianeidad (familiaridad), o los intereses per-
dicen confiar en los técnicos agrónomos que les cibidos de aquellas instituciones, según el caso.
asesoran porque consideran que tienen el cono- Además, el grado de dependencia que cada
cimiento correcto para ello (dimensión experti- población tiene respecto a los gestores o promo-
se), pero esta confianza se ve limitada por su tores del riesgo contribuye a explicar su mayor
conexión no demasiado explícita con las o menor grado de movilización o rechazo de
empresas fabricantes de pesticidas (que les aquel riesgo, de tal modo que en casos de
invitan a cursos, eventos, etc.), lo cual introdu- dependencia extrema, como en el de los agricul-
ce una cierta desconfianza con base en una tores (caso 3), aunque el riesgo se percibe con
dimensión afectiva. claridad la movilización de protesta es mínima.
Estos resultados son congruentes con los hallaz- basta con intentar mostrar competencia técnica
gos de la bibliografía sobre percepción del ries- en la gestión del riesgo, ni con disponer de los
go, en el sentido de que no es tan fácil separar mejores conocimientos, experiencia, eficiencia
las percepciones de riesgo de su contexto o consistencia en las actuaciones, sino que se
social, económico o político de producción, de precisa actuar, además, en la construcción de la
modo que lo que la ciudadanía acepta no son dimensión afectiva. Dicho de otro modo, los
riesgos, sino opciones, y los riesgos pueden for- ciudadanos que manifiestan su rechazo ante un
mar parte de estas opciones junto con otros riesgo tecnológico, difícilmente serán recepti-
muchos factores (Fischhoff et al., 1981). Ade- vos a nueva información “clara” procedente de
más, es importante constatar también el hecho unas empresas e instituciones en las que confían
de que unos individuos no protesten contra un poco debido principalmente a factores de tipo
riesgo no implica que lo acepten sin más, ya afectivo.
que puede que sus relaciones de dependencia Finalmente, hay que señalar que las dos
(social, psicológica, económica, política, etc.) dimensiones de confianza que aquí se han traba-
con ciertas instituciones implicadas en la gene- jado, coexisten y funcionan de manera simultá-
ración del riesgo no les permitan manifestar su nea y en paralelo. El análisis de los casos estu-
rechazo de manera visible (Wynne, 1996). diados muestra que las personas pueden confiar
En segundo lugar, se observa que la descon- y desconfiar simultáneamente en alguien que
fianza del público en los gestores o promotores gestiona un riesgo, en el sentido de que la
de los riesgos acostumbra a descansar, funda- dimensión afectiva y la de competencia técnica
mentalmente, en dimensiones afectivas (aspec- constituyen dos niveles relativamente indepen-
tos como la percepción de grado de honradez, dientes. Relativamente porque todo parece indi-
franqueza, honestidad, imparcialidad, ausencia car que, para la obtención de confianza, la
de sesgo, buena voluntad, actuar por el bien dimensión de expertise hace la función de causa
común, preocupación por la población, compro- complementaria pero no suficiente, mientras
miso, integridad, etc.). Estos resultados van en que la ‘afectiva’ resulta necesaria en todo caso.
línea con los encontrados por Solá (1999) en un Y probablemente la forma de conseguir incidir
estudio realizado con dos muestras diferentes, positivamente en dicha dimensión ‘afectiva’
público y expertos en riesgo, donde se mostró pasa, principalmente, por la generación de rela-
que el público concede mayor importancia a la ciones más equitativas entre los implicados en
dimensión afectiva de la confianza (ser digno de el juego del riesgo, es decir, por una gestión del
confianza) y los expertos a la dimensión de riesgo más transparente, menos unilateral y más
competencia técnica (o grado de conocimiento y participativa. En definitiva, por democratizar la
competencia sobre el riesgo). Estos resultados gestión del riesgo. Un reto nada banal para todo
presentan importantes implicaciones prácticas. tipo de instituciones implicadas en este tipo de
Para fomentar la confianza de la población no asuntos.
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namiento del Centro. Las dimensiones de “con- parte de cada actor; b) Fuentes de información
fianza” se trataron en los apartados b y c. Final- (disponibilidad y confianza); c) Percepciones de
mente, se realizaron 2 grupos de discusión con riesgo (daños, exposición, etc.); d) Regulación y
la intención de profundizar en los discursos con participación; e) Interacciones entre actores (y
los que la ciudadanía expresa sus percepciones confianza mutua). El trabajo de campo se reali-
y obtener nuevos elementos con los que inter- zó en Cataluña en el año 2002.
pretar los datos del cuestionario. El grupo A
contó con 8 participantes, 4 mujeres y 4 hom-
bres, con una edad media de 46 años y un rango CASO 4: El uso de pesticidas en la agricultura
de 34 a 57 años; mientras que el grupo B se rea- (Proyecto Pesticidas)
lizó con 8 participantes, 6 mujeres y 2 hombres,
con una edad media de 42 años y un rango de 29 Para este caso, además de realizar una
a 54 años). El procedimiento de muestreo de los amplia búsqueda bibliográfica, se realizaron
grupos consistió en reclutar personas mediante entrevistas en profundidad a dos muestras de
un muestreo aleatorio simple a partir de la guía individuos: una muestra de 30 agricultores autó-
telefónica de Ponferrada, hasta encontrar sufi- nomos especializados en el cultivo de árboles
cientes para participar en los mismos. El guión frutales (estructurados por edad y zona de resi-
temático de los grupos se correspondió, en la dencia –Cataluña / Aragón); y otra de 18 exper-
medida de lo posible, con la estructura temática tos y responsables institucionales que orientan a
de la encuesta. Las sesiones de los grupos de los agricultores en el uso de pesticidas (5 fabri-
discusión se grabaron en audio y se transcribie- cantes y comercializadores; 6 técnicos agróno-
ron de manera literal para ser analizados, mos asesores de cooperativas agrarias; 5 res-
mediante los procedimientos del método com- ponsables de administraciones públicas con
parativo constante característico de la grounded competencias en la regulación de pesticidas; y 2
theory (Strauss, 1987). responsables de sindicatos agrarios expertos en
el tema). De acuerdo con el planteamiento teóri-
co de la investigación, las percepciones y com-
CASO 3: La percepción social de las antenas de portamientos de los agricultores no pueden
telefonía móvil (Proyecto Antenas) entenderse aislados de aquellos agentes que pro-
mueven y asesoran el uso de pesticidas, y por
Para este proyecto, de carácter esencialmen- ello se analizaron también los puntos de vista de
te exploratorio, se realizó una revisión biblio- estos otros actores. El guión de entrevista trata-
gráfica del tema, se recopiló y analizó una ba sobre: a) Criterios de uso de los pesticidas
extensa documentación generada por las diver- (información, toma de decisiones, etc.); b) Per-
sas partes en conflicto, y se realizaron diversas cepciones del riesgo (para la salud y el medio
entrevistas en profundidad a una muestra de ambiente); y c) Interrelaciones entre actores
personas relacionadas con el objeto de estudio (confianza, dependencia, etc.). El trabajo de
(n=9): responsables de empresas operadoras de campo se hizo en zonas frutícolas de Aragón y
telefonía móvil, responsables de la administra- de Cataluña durante los años 1999 y 2000.
ción pública y personas que se perciben a si mis- Todas las entrevistas se transcribieron de mane-
mas como afectadas por dicho factor de riesgo. ra literal y se analizaron siguiendo los procedi-
El guión de las entrevistas incluía los siguientes mientos derivados de la grounded theory
temas: a) Definición de la problemática por (Strauss, 1987).