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Absalón

Abhshalom en hebreo; Abessalom, Apsalomos en griego).


Se refiere al nombre de varias personas distinguidas mencionadas en el Antiguo Testamento (Reyes,
Crónicas, Mac.), interpretado como "El Padre de Paz."
Absalón, Hijo de David: Es el tercero, en el orden mencionado por el cronista (2 Sam. 3,2-3) de los
hijos nacidos en Hebrón durante los turbulentos primeros años del reinado de David sobre Judá,
cuando Isboseth, hijo de Saúl, aún reclamaba por derecho de herencia gobernar sobre Israel. Su
madre era Maaká, hija de Tholmai, Rey de Gessur. El escritor sagrado que esboza para nosotros la
carrera de Absalón (2 Sam. 13-18) enfatiza en la belleza impecable de la apariencia del joven, y
menciona en particular la lujosa riqueza de su cabello que, cortado, pesaba más de diez onzas. La
relevancia de esta última nota es evidente cuando recordamos a parte importante que la cultura del
pelo representó en las devociones de los orientales (observe aun hoy día las oraciones ceremoniales
de los derviches). Así como afeitar la cabeza constituía señal de luto, el ofrecer un agradable
crecimiento de cabello al sacerdote era señal de un sacrificio personal análogo a la ofrenda anual de
los primeros frutos en el santuario. Probablemente el cronista tenía en mente que fue este regalo de
la naturaleza el origen de la muerte fatal de Absalón. A su grata apariencia el joven Absalón unía un
temperamento que, aunque aficionado a ostentar, era sin embargo reservado, intrépido y reflexivo.
Estas calificaciones se adaptaban para alimentar el deseo natural de ser un día el representante de
ese poder magnífico creado por su padre, del goce futuro del cual su minoría de nacimiento
solamente parecía privarle. A pesar de su ambición, parecía haber en el joven ese instinto generoso
de honor que inspira impulsos nobles, cuando éstos no se oponen a las más seductoras perspectivas
del propio interés. Bajo tales circunstancias no es extraño que Absalón, idolatrado por aquéllos que
estaban alrededor de él, mientras que su sentido natural de gratitud y deber filial se apagaron
gradualmente, fue movido a cultivar una especie de egoísmo que se vuelve despiadado a medida
que cuenta con el afecto ciego de los amigos.
Hubo otras causas que distanciaron a Absalón de su padre. El hijo mayor de David, Amnón, nacido
de madre yizreelita, y probable heredero al trono debido a su mayoría de edad, había concebido una
pasión violenta por Tamar, la hermosa hermana de Absalón. Incapaz de controlar su afecto, aunque
prevenido de acercársele dados los convencionalismos de la corte real, que separaba las esposas del
Rey y mantenía a Tamar en la casa de su madre, Amnón, con el consejo de su primo Jonadab, finge
estar enfermo, y al ser visitado por el Rey, su padre, le solicita que fuera Tamar quien lo alimentase.
Fue así que Amnón encontró la oportunidad de privar de la inocencia a su hermanastra. Una vez
mancillado el objeto de su pasión, él empieza a odiarla enseguida, y arroja de su lado a la agraviada
doncella, la cual era un recordatorio constante de su maldad. Absalón encuentra a Tamar en la
amargura de su dolor y la obliga a revelar el secreto de la violencia de Amnón hacia ella. David es
informado pero, aparentemente reacio a permitir que la deshonra de su futuro heredero se haga
pública, no castiga el crimen. Esto le da el pretexto a Absalón para vengar la ofensa de su hermana,
para la cual ahora no sólo Amnon, el heredero al trono sino también su padre David, aparecen como
responsables ante él. Se lleva a Tamar a su casa y callada, pero resueltamente, traza su plan. El
escritor sagrado señala que Absalón nunca habló a Amnon, ni buenas ni malas palabras, pero lo odió
con una aversión a muerte.
Durante dos años Absalón llevó su resentimiento en silencio, cuando al fin encontró ocasión para
actuar abiertamente. Desde los días de los patriarcas los príncipes de los pastores de Israel
acostumbraban celebrar como un festival público de acción de gracias el esquileo anual de la oveja.
La primicia del esquileo de los rebaños estaba destinada a los sacerdotes (Deut. 18,4) y la santidad
de la fiesta hacía difícil que cualquier miembro de la familia tribal se ausentara. El escritor sagrado
no expresa que en la mente de David hubiese una sospecha secreta de que Absalón planeaba el mal,
pero para uno cuya visión de eventos pasados y futuros estaba tan clara como aquella del vidente
real, fácilmente se le pudo haber ocurrido que en tiempos de su antepasado Jacob, otra Tamar, (Gén.
38,6) que se hallaba adrede en un esquileo de ovejas, y que halló los medios de vengar un mal
similar recibido, aunque de un modo menos sangriento que el contemplado por Absalón en esta
ocasión. Aunque David se excusa de asistir al gran esquileo de las ovejas, finalmente cede a la
súplica de Absalón de enviar allí a Amnón para representarlo. La reunión festiva de la casa real se
realiza en Baalhasor, un valle al este del camino que lleva a Siquem, cerca de Efraím.
Cuando el banquete está en su apogeo, y Amnón se ha entregado a los placeres del vino, se imponen
sobre él los fieles sirvientes de Absalón y lo asesinan. El resto de los invitados huyen. El propio
Absalón escapa de la ira inevitable de su padre buscando refugio en la casa de su abuelo materno en
Gessur. Él espera quedarse ahí hasta que, habiéndose extinguido el dolor de su padre, él pueda ser
perdonado y llamado a la corte real. Pero David no cede tan rápidamente. Después de tres años de
destierro, a Absalón, a través de la intervención de Joab, sobrino de David y el general de confianza,
se le permite regresar a la ciudad, sin embargo, no se le permitirá presentarse ante el Rey. En esta
condición Absalón vive durante dos años, buscando recuperar el favor de su padre con la mediación
de Joab. El propio Joab está renuente a presionar sobre el asunto, hasta que Absalón prende fuego a
las cosechas de su pariente, obligando a Joab a venir a él con miras a buscar una compensación por
el daño. Absalón convierte la oportunidad de su altercado con Joab a buena cuenta declarando su
condición desdeñada y olvidada: preferiría morir ignominiosamente, argumenta, que tener el rencor
del Rey pesando sobre mí todos los días de mi vida. Como resultado Absalón es recibido por el Rey.
Reintegrado a su principesca dignidad anterior y a la aparente confianza de su padre, Absalón
emprende el trayecto de conspiraciones secretas, al cual su ambición y su oportunidad parecían
impulsarle, y que ha sellado su nombre como sinónimo de sublevación desnaturalizada.
Congraciándose con la buena voluntad de las personas, y al mismo tiempo fomentando el
descontento con las condiciones del reinado de su padre, él logra preparar las mentes de los
insatisfechos para un levantamiento general. Después de cuatro años (los Setenta indica "cuarenta",
lo cual es evidentemente una lectura errónea, como aparece del hebreo (Keri), siríacos, y las
versiones árabes] de vigorosa actividad secreta Absalón pide permiso al Rey para dirigirse a
Hebrón, para poder cumplir un voto auto-impuesto, que hizo mientras estaba en cautiverio en
Gessur. Ya habían concluido los preparativos para un levantamiento simultáneo de los partidarios
secretos de Absalón en diferentes partes del país, y los emisarios estaban listos para proclamar al
nuevo rey. Ajitófel, uno de los consejeros más antiguos de David, se había unido a los
conspiradores, y por medio de su plan, una corriente fuerte estaba dirigiéndose contra David.
Cuando, en medio del sonido de trompetas y los gritos del ejército, David se entera de la
proclamación del nuevo rey, rápidamente convoca a sus seguidores de confianza escapa hacia el
Monte de los Olivos, esperando cruzar el Jordán a tiempo para escapar de la ambiciosa furia de su
hijo. En el camino se encuentra a su fiel funcionario Jusay, quien le aconseja unirse a Absalón.
"Serás inútil para mí si vas con nosotros. Pero si te unes a Absalón, y le dices: Yo soy tu seguidor,
oh, Rey, como una vez lo fui de tu padre, él te recibirá, y tendrás en ti el poder de frustrar los planes
de Ajitófel que me ha traicionado."
Jusay actúa de acuerdo al consejo y logra ganar la confianza de Absalón. El desempeña tan
hábilmente su rol de seguidor del partido rebelde que, mediante su sugerencia, alegando falsamente
la inutilidad de perseguir a David, prevalece contra el consejo urgente de Ajitófel que apremia a
Absalón a atacar al Rey, no sea que gane tiempo para organizar su guardia personal, últimamente
fortalecida por la accesión de seiscientos soldados en Gat. El evento prueba la exactitud de la
previsión de Ajitófel.
David es informado secretamente del retraso de Absalón, e inmediatamente envía a sus tres
generales, Joab, Abisai, y Ethai, a atacar a las huestes rebeldes desde el lado oriental de la colina.
Escudados por un bosque, los hombres de David avanzan y encuentran a las indefensas fuerzas de
Absalón en el borde de los bosques que bordean la llanura circular, en un punto en el que
(probablemente) hoy día es Mukaah. Allí ocurre una matanza espantosa, y el desorganizado partido
rebelde es derrotado rápidamente. Absalón huye desesperadamente. De pronto se encuentra aturdido
por un golpe, mientras su cabeza se ve atrapada en la horqueta de las ramas bajas de un árbol de
terebinto. Al mismo tiempo su largo pelo suelto se enreda en el espeso follaje, mientras que el
asustado animal debajo de él huye, dejándolo suspendido sobre la tierra. Antes de que él pueda
desenredarse, es espiado por uno de los soldados quien, recordando las palabras del Rey,
"Guardadme la vida de Absalom", guía la atención de Joab a la condición difícil del desventurado
joven. El viejo general, menos escrupuloso y ávido de librar a su amo de tan peligroso enemigo,
perfora tres veces el cuerpo de Absalón con su jabalina. Cuando le dan la noticia de la muerte de
Absalón, David se vuelve inconsolable. "Mi hijo Absalón, Absalón, mi hijo: Dios me diera haber
muerto en tu lugar, Absalón, mi hijo, mi hijo Absalón".
La Sagrada Escritura establece que Absalón fue enterrado bajo un gran montón de piedras ([[2 Sam.
18,17]]) cerca de la escena de su desastre. El viajero hoy puede ver una tumba de estilo greco-judío,
al este del Kidrón, que se designa como el sepulcro de Absalón, pero que es evidentemente de
construcción mucho más tardía y que probablemente pertenece a uno de los reyes judíos del período
asmoneo (Josefo, De Bell. Jud., V, XII, 2).
Absalón tuvo tres hijos que murieron antes que él. Él dejó una hija, Maaca, (Thamar), la cual se
casó luego con Roboam, hijo de Salomón (2 Crón. 11,20), aunque hay alguna duda acerca de la
identidad de este nombre mencionado en los Libros de los Reyes y en Paralipómenos.
Absalón, padre de Matatías, (1 Mac. 11,70). Quizás idéntico con Absalón, padre de Jonatán (1 Mac.
13,11).
Absalón, padre de Jonatán, Uno de los dos embajadores a quienes Judas Macabeo envió a Lisias,
procurador de Antíoco (2 Mac. 11,17), idéntico con el anterior.

Fuente: Heuser, Herman. "Absalom." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert
Appleton Company, 1907. 22 Dec. 2011 <http://www.newadvent.org/cathen/01058c.htm>.
Traducido por Giovanni E. Reyes. rc

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