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Relación causal con el incumplimiento: para que el caso fortuito tenga relevancia jurídica como eximente de
responsabilidad debe estar conectado en una relación de causa-efecto con el incumplimiento obligacional. Es
decir, este último debe ser causado únicamente por el evento fortuito. Ello significa que si existe una fuerza
mayor en concurrencia con un comportamiento culposo del deudor, este deberá responder en la medida en que
su cumpla incidió obre el daño sufrido por el acreedor.
La generalidad no es un requisito del caso fortuito, es decir, el evento no tiene por qué afectar a un grupo
indeterminado de personas, siendo bastante que incida sobre el deudor de que se trata, de manera que cualquier
deudor se habría visto impedido de cumplirlo.
Imposibilidad absoluta y relativa: es absoluta cuando, como consecuencia de un caso fortuito, ninguna persona
puede cumplir con una determinada obligación; en cambio es relativa cuando quien no lo puede hacer es el
deudor de esa obligación, la que eventualmente podría ser cumplida por otro.
Imposibilidad total o parcial: la total es cuando la obligación in totum no puede ser cumplida. En cambio, es
parcial cuando el deudor, a pesar del caso fortuito, está en condiciones de cumplir en parte la obligación
contraída, lo cual autoriza al acreedor a optar entre elegir tal cumplimiento o tener por disuelta la obligación.
Imposibilidad definitiva y temporaria: la definitiva implica que la obligación nunca podrá ser cumplida, por lo
cual trae aparejada la liberación del deudor. En cambio, la temporaria impide el cumplimiento solo mientras
duren los efectos del caso fortuito, pero luego de ello el obligado debe cancelar su deuda de la manera
estipulada, liberándose únicamente de responder por los daños sufridos por el acreedor en razón de la mora
ocurrida.
Imposibilidad mora: en ciertas circunstancias el cumplimiento es física y jurídicamente posible, pero existen
causas de índole moral que impiden que el deudor lo lleve a cabo.
3. Especies. Caso fortuito ordinario y extraordinario. Caso fortuito o fuerza mayor extraños a la
actividad.
El caso fortuito ordinario es aquel acontecimiento que es resultado del curso ordinario y regular de la
naturaleza, y aquel que sucede excediendo lo que normalmente ocurre y que, por lo tanto, superan cualquier
posible previsión son los denominados caso fortuito extraordinario. Solo estos últimos configuran el caso
fortuito.
4. Prueba.
La prueba del casus se encuentra a cargo del deudor, que lo alega para eximirse de responder; al acreedor sólo
le incumbe probar el incumplimiento de la obligación contractual. Probada la existencia de un caso fortuito, el
acreedor que pretenda hacer igualmente responsable al deudor deberá probar la irrelevancia del caso, ya sea por
existencia de un pacto de asunción de él, o porque el deudor estaba constituido en mora antes del
acontecimiento.
Excepciones:
Articulo 1733: Aunque ocurra el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en
los siguientes casos:
a. si ha asumido el cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad;
b. si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento;
c. si esta en mora, a no ser que esta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la imposibilidad de
cumplimiento;
d. si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa;
e. si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta, constituyen una
contingencia propia del riesgo de la cosa o la actividad;
f. si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.
6. Imposibilidad de cumplimiento
a. Concepto. Especies. Definitiva. Temporaria. Requisitos. Prueba.
Especies: La imposibilidad debe ser sobreviniente (posterior al acto que ha generado la obligación), ya que, si
fuese originaria, la obligación sería nula por falta de objeto. La imposibilidad puede ser tanto material como
legal.
La imposibilidad material entraña un impedimento físico o fáctico. Por ejemplo, habrá imposibilidad material si
la cosa a cuya entrega se comprometió el deudor fuera destruida o desapareciese desconociéndose su paradero;
si el pintor que tenía a su cargo la obligación de hacer un retrato perdiere la visión en un accidente; etcétera.
Por otro lado, la imposibilidad es legal cuando el ordenamiento jurídico impide el cumplimiento de la
prestación debida. En este sentido, podría ocurrir que el Estado decida expropiar por razones de utilidad pública
la propiedad que debía entregar el vendedor, poner fuera del comercio una cosa determinada, prohibir la
construcción a menor o mayor altura de la convenida por las partes, etcétera.
Definitiva: La imposibilidad es definitiva cuando la prestación ya no es susceptible de ser cumplida
ulteriormente. Se trata de una situación irreversible.
Temporaria: La imposibilidad es temporaria cuando la prestación es aún posible de ser realizada con
posterioridad e idónea para satisfacer el interés del acreedor. Esto significa que el impedimento habrá de
desaparecer en el futuro. Por lo tanto, la imposibilidad transitoria no alcanza para liberar al deudor y extinguir la
obligación. Ello dicho sin perjuicio de que pueda eximirse de los daños moratorios que experimente el acreedor
a causa del retardo. En virtud de que la obligación sigue vigente, una vez removido el obstáculo, persiste el
deber del deudor de cumplimentar con su prestación. Sin embargo, hay ciertos supuestos en los que se considera
que tal imposibilidad tiene efecto extintivo: la frustración irreversible del interés del acreedor y el plazo
esencial.
Prueba: la carga de la prueba sobre la imposibilidad sobrevenida pesa sobre el deudor. En tanto está a su cargo
la obligación de cumplir con la prestación, debe alegar y probar las causas que impiden que lo haga de forma
espontánea, exacta y específica.
B. IMPREVISION
1. Concepto. Antecedentes históricos. Fundamentos. Caracteres.
Concepto: La teoría de la imprevisión es un instituto de justicia contractual destinado a abordar situaciones en
las que el cumplimiento de una prestación convenida en un contrato se ha hecho excesivamente oneroso para
alguna de sus partes, o para todas ellas, por razones ajenas a los contratantes.
Fundamentos: entre las diversas opiniones expuestas en doctrina se pueden mencionar estas:
Teoría de la presuposición: Winscheid adopto la noción de presuposición subjetiva, y la concibió como
una condición no desarrollada. Además de lo que las partes ponen en el contrato, esta lo que ellas
presuponen que, desde luego, no queda afuera de sus voluntades.
Teoría de las bases del negocio jurídico: esta postura doctrinaria estima que para la celebración de un
contrato, las partes tienen en cuenta ciertas circunstancias básicas que son propias del negocio jurídico
en cuestión, de manera tal que, si no se dan o resultan modificadas, cae el acto por haber desaparecido
las beses que lo sustentaron.
Teoría del equilibrio de las prestaciones: se basa en razones de equidad y justicia distributiva, se busca
la utilidad común que dio origen a la celebración y ejecución del contrato.
Teoría del Abuso del Derecho: cuando hay un ejercicio antifuncional del Derecho y que redunda en el
Enriquecimiento sin causa.
Teoría de la Buena Fe: no se puede imponer a una parte el cumplimiento de su obligación cuando han
cambiado sustancialmente las condiciones en que el contrato se originó.
2. Sujetos legitimados.
4. Efectos de la sentencia.
Operada la resolución por imprevisión, total o parcial, las prestaciones cumplidas quedan firmes. Resulta de
aplicación la teoría del consumo jurídico, por la que en los contratos de ejecución continuada la resolución no
alcanza los efectos ya cumplidos. Corresponde asimilar a los efectos recíprocamente cumplidos los que
debieron haberse ya cumplido al tiempo en que sobreviene la circunstancia generadora de la excesiva
onerosidad. Salvo posibilidad de división, en los contratos de ejecución diferida la resolución debe, en
principio, extenderse retroactivamente hasta el momento de la celebración. Cuando el caso imprevisible aparece
luego de haber el perjudicado cumplido con su prestación, pero antes de cumplir la suya el beneficiado, el
aniquilamiento del contrato traerá como consecuencia que el demandado deberá restituir lo recibido y quedará
liberado de cumplir con su prestación.
1. Caracterización legal.
ARTÍCULO 886. Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor La mora del deudor se
produce por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación. El acreedor incurre en
mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el artículo 867 y se rehúsa
injustificadamente a recibirlo.
La mora del acreedor es el retraso en el cumplimiento de la obligación motivado por la injustificada falta de
colaboración adecuada, oportuna y necesaria del acreedor. El tema asume especial relieve en aquellas
obligaciones que, por sus características y naturaleza, requieren de una actividad de cooperación por parte del
acreedor, para que el deudor pueda cumplir. El sistema debe proteger al deudor que quiere cumplir, frente a la
pasividad o la renuencia injustificada del acreedor. En procura de tutelar el derecho del deudor a pagar, existen
las instituciones de la mora del acreedor y pago por consignación.
ARTÍCULO 906. Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas:
a) si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del juez interviniente, en el
banco que dispongan las normas procesales;
b) si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección, una vez
vencido el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza al deudor a realizarla;
c) si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origina gastos excesivos, el juez puede autorizar
la venta en subasta, y ordenar el depósito del precio que se obtenga.
ARTÍCULO 907. Efectos La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida por
reunir los requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica la demanda. Si la consignación
es defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha
de notificación de la sentencia que la admite.
2. Modalidades.
En las obligaciones de dar dinero. En las de dar cosa cierta. En las de dar cosas inciertas. En las de hacer y en
las de no hacer.
Obligaciones de dar dinero: cuando el pago por consignación es efectuado para cancelar una obligación
dineraria, el deudor debe hacer su “depósito judicial”.
Obligaciones de dar cosas ciertas: si la deuda fuese de un cuerpo cierto, que deba ser entregado en el
lugar en que se encuentre, el deudor deberá hacer intimación judicial al acreedor para que lo reciban; y
desde entonces la intimación surte todos los efectos de la consignación.
Obligaciones de dar cosa incierta: el deudor que pretende consignar en pago para cancelar una
obligación de dar una cosa incierta, debe principiar por elegir el objeto con el que cumplirá la obligación
y luego, como esta se transformo en una obligación de dar cuerpos ciertos.
Obligaciones de hacer: es inaplicable
Obligaciones de no hacer: es inaplicable
ARTÍCULO 910. Procedencia y trámite. Sin perjuicio de las disposiciones del Parágrafo 1°, el deudor de una
suma de dinero puede optar por el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma
adeudada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los siguientes
recaudos: a) notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en que será
efectuado el depósito; b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día
del depósito; este depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el escribano dentro de las
cuarenta y ocho horas hábiles de realizado; si es imposible practicar la notificación, el deudor debe consignar
judicialmente.
ARTÍCULO 911. Derechos del acreedor. Una vez notificado del depósito, dentro del quinto día hábil de
notificado, el acreedor tiene derecho a:
a) aceptar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del deudor el pago de los gastos y honorarios
del escribano;
b) rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el pago de los gastos y
honorarios del escribano;
c) rechazar el procedimiento y el depósito, o no expedirse. En ambos casos el deudor puede disponer de la
suma depositada para consignarla judicialmente.
ARTÍCULO 912. Derechos del acreedor que retira el depósito Si el acreedor retira lo depositado y rechaza
el pago, puede reclamar judicialmente un importe mayor o considerarlo insuficiente o exigir la repetición de lo
pagado por gastos y honorarios por considerar que no se encontraba en mora, o ambas cosas. En el recibo debe
hacer reserva de su derecho, caso contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del depósito.
Para demandar tiene un término de caducidad de treinta días computados a partir del recibo con reserva.