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Apuntes
Joaquín Silva Soler
1
Orígenes, c.Celsum VII, 12.
2
Cf. Chenu, M.-D. La théologie comme science au XIIIe siécle, Paris 1957.
1
Revelación y su credibilidad, junto con el correspondiente acto de fe, la
teología fundamental debe mostrar cómo, a la luz de lo conocido por la fe,
emergen algunas verdades que la razón ya posee en su camino autónomo de
búsqueda. La Revelación les da pleno sentido, orientándolas hacia la riqueza
del misterio revelado, en el cual encuentran su fin último. Piénsese, por
ejemplo, en el conocimiento natural de Dios, en la posibilidad de discernir la
revelación divina de otros fenómenos, en el reconocimiento de su credibilidad,
en la aptitud del lenguaje humano para hablar de forma significativa y
verdadera incluso de lo que supera toda experiencia humana. La razón es
llevada por todas estas verdades a reconocer la existencia de una vía
realmente propedéutica a la fe, que puede desembocar en la acogida de la
Revelación, sin menoscabar en nada sus propios principios y su autonomía.
A. BALANCE HISTÓRICO
3
Juan Pablo II, Fides et ratio, n.67. La cita en la Encíclica corresponde a: Juan Pablo II,
Carta a los participantes en el Congreso internacional de Teología Fundamental a 125
años de la « Dei Filius » (30 de septiembre de 1995), 4: L'Osservatore Romano, ed.
semanal en lengua española, 13 de octubre de 1995, p. 2.
2
con un testimonio claro en el Catecismo Romano de 1566 en su capítulo
dedicado a las cuatro notas de la Iglesia- que posibilitó ya una apologética a dos
niveles: el tratado De Vera Religione y, después, el De Vera Ecclesia” (p.30).
En concreto, el influjo que ejerció Kant en muchos apologistas del siglo XIX,
particularmente protestantes, se dejó ver en: el dualismo entre razón
especulativa y razón práctica; en la comprensión de que la fe debe fundarse en
la voz de la conciencia y en el sentido de obligación moral; en el planteamiento
de la religión como otra forma de conocimiento, distinta a las ciencias puramente
especulativas. En pensadores como Kierkegaard estos postulados se tradujeron
3
en fideísmo, entendido este como la afirmación de “una imposibilidad de
justificar el asentimiento de la fe por un proceso racional” (p.33). Otros, como
Schleiermacher, S.T.Coleridge, F.R. de Chateubriand, partiendo de B.Pascal
(1632-1662), desarrollarán una apologética del corazón. También surgieron
algunos postulando el intuicionismo o diversas formas de pragmatismo religioso
basadas en los postulados de la razón práctica, como G.Hermes (1775-1831).
4
Verweyen, H. Gottes letztes Wort: Grundriss der Fundamentaltheologie, Pustet,
Regensburg 2000.
4
la Inmaculada Concepción de María en 1854, en la preparación del Syllabus
(1864) y en las definiciones del Vaticano I (1870).
Había sin embargo otros acentos y perspectivas durante este siglo XIX. El
cardenal J.E.Newman (1801-1890), por ejemplo, consideraba que en el campo
del conocimiento religioso a las teorías epistemológicas debían formularse con
cautela. Otros teólogos preferían fundamentar “la razonabilidad de la fe sobre la
realidad presente en la Iglesia como signo –la llamada vía empírica-, entre ellos
J.Balmes (1810-1848) y el cardenal V.Dechamps” (p.35-36).
También algunos textos dieron lugar para una interpretación extrinsecista dela
revelación divina. Por ejemplo: la afirmación de que existe un duplex ordo de
conocimiento [DH 3015; 3004s] dio lugar a un visión superpuesta de la
Revelación.
5
El Juramento antimodernista se estableció el año 1917, bajo el Pontificado de Pío X, y se
abolió la obligación de profesarlo el año 1967, bajo el Pontificado de Pablo VI. Cf. DH, nn.
3537-3550.
5
explícita a Jesucristo –aparte de la cita de Heb 1,1 [DH 3004]- entonces su
necesidad de fundamentación racional se hacía aún más evidente.
La fórmula recta ratio fide illustrata parece que tuvo mejor suerte [3016] y dio
paso a la clásica triple función de la reflexión teológica: la inteligencia del
misterio de Dios por la analogía de lo que naturalmente conoce, por la conexión
de los misterios entre sí y con el fin último del hombre.
6
Sin embargo, aunque sin la gravitación de esta corriente neo-escolástica, ya
desde inicios del siglo XX emergen apologéticas más renovadas, que buscan sus
fuentes de inspiración en san Agustín, san Alberto Magno, san Buenaventura y,
sobre todo, en el mismo Santo Tomás. En la perspectiva de esta “vía antigua” de
la gran escolástica –en contraposición a la “vía moderna” de la neo-escolástica-
se subrayará el primado de la gracia y su función iluminativa junto con la
revelación en el acto de creer, se recuperará el concepto medieval de
praeambula fidei “en un sentido no previo y pre-teológico sino como momento
interno al mismo proceso creyente. En este sentido, ya a finales del siglo XIX el
cardenal Newman había propuesto de forma novedosa el illative sense y había
situado la fe no en el área del llamado asentimiento «nocional», propio de la
ciencia, sino en que él califica como asentimiento «real», esto es, que asume las
cuestiones vitales” (p.38-39). A esta nueva perspectiva de la Teología
Fundamental contribuirá decisivamente “la apologética de la inmanencia” iniciada
por M.Blondel (1861-1949), haciéndose especialmente fructífera en los
planteamientos de la Nouvelle Theologie de H. de Lubac, H.Bouillard, Y.Congar,…
y, también, en aquellos de la “teología trascendental” desarrollada por teólogos
como J.Maréchal, A.Marc, K.Rahner, J.Lortz, B.Lonergan, etc.
7
Respecto de los signos de credibilidad: Por esta misma perspectiva sacramental,
el Vaticano II propone una teología renovada de los signos de credibilidad: estos
remiten a Cristo, tienen en Él su consistencia, en Él se muestran como fuerza de
la irrupción de Dios (DV 2.4; LG, n. 5; AG, n. 12). Como se afirma en Dignitatis
humanae: Cristo “apoyó y confirmó su predicación con milagros para excitar y
robustecer la fe de los oyentes, pero no para ejercer coacción sobre ellos”
(n.11). Por su parte, la Iglesia, que ya el Vaticano I reconocía “como grande y
perpetuo motivo de credibilidad” (DH 3013), también será comprendida desde
esta estructura sacramental fundamental (cf. LG, n. 1).
8
Cristo, la personalización de los signos de credibilidad, la búsqueda de sentido
del hombre y de sus problemas” (p.41-42).
Sin embargo, después del Concilio la disciplina tiene escasa presencia en las
publicaciones teológicas y en los programas de estudio. Sus cuestiones serán
tratadas en la Cristología (la divinidad de Cristo), en la exégesis (historicidad de
los Evangelios), en la filosofía e historia de la religión (comprensión de la religión
y sus expresiones históricas), la eclesiología (temas eclesiológico-
fundamentales); etc.
6
Le deuxième “symposium” international de Théologie Dogmatique Fondamentale (Gazzada
1964), Torino 1965.
7
Cf. Latourelle, R."¿División o renovación de la teología fundamental?", Concilium 46 (1969)
359-369
8
Cf. Nicolau, M. y Salaverri, J. Theologia Fundamentalis: Sacrae Theologiae Summa, I vol.,
BAC, Madrid 1950.
9
Cf. Nicolau, M., Estudios Eclesiásticos 56 (1981) 280-283.
9
al nivel de los grandes clásicos: R.Garrigou-Lagrange (Roma 1918);
H.Dieckmann (Freiburg 1930), A.C.Cotter (Weston-USA 1940).
10
Beni, A. Teologia fondamentale, Libreria ed. fiorentina, Firenze 1972, 299 pp.
11
Kolping, A. Fundamentaltheologie, Regensberg, Münster 1968.
12
Lang, A., Teología fundamental, 2 vol., Rialp, Madrid 1977.
13
Latourelle, R. Teología de la revelación, Sígueme, Salamanca 1966, 581 pp.
14
Eicher, P. Offenbarung: prinzip neuzeitlicher Theologie, Kösel, München 1977, 599 pp.
15
Rovira Belloso, J.M. Revelación de Dios, salvación del hombre, Secretariado Trinitario,
Salamanca 1982, 342 pp.
10
3. La Teología Fundamental como apologética de la inmanencia
La obra de K.Rahner, Hörer des Wortes (1941 y 1963), analizará las condiciones
y posibilidades del hombre para acoger la revelación de Dios, en caso que este
se le revelara. Al reflexionar sobre esta potentia oboedientialis se busca elaborar
una antropología metafísica, en la que ser “oyente de la palabra” no constituye
una posibilidad más en el hombre, sino que su más íntima esencia.
16
La sabiduría de la teología por el camino de la ciencia: MyS I/1: 995-1069.
17
Welte, B. Auf der spur des Ewigen: Philsophische Abhandlugen über verschiedene
Gegenstände der Religion und der Theologie, Herder, Freiburg 1965, 470 pp.
11
5. Inicios de una Teología Fundamental práctica como teología del mundo
Los dos modelos que Pié-Ninot propone reconocer: “el epistemológico, que
proviene de la concepción subyacente de la credibilidad, y el sistemático, que
manifiesta la estructuración y contenido de la teología fundamental en esta
etapa. Estos modelos no son antagónicos sino complementarios, cada uno
acentúa algunos aspectos de forma diferenciada de tal manera que su
descripción puede ser útil para una mejor comprensión del momento presente”
(p.49).
12
La teología fundamental como “teología de los fundamentos” de la revelación. Se
trataría de la “escuela alemana”, que se plantea la cuestión de los principios
teológicos, que introduce a la gnoseología teológica y que tiene como
representante a teólogos como W.Kern, J.J.Niemann, J.Ratzinger, etc. Al interior
de esta escuela se destacan Tübingen, con M.Seckler y asociados; y, por otra
parte, Freiburg con H.Verweyen.
13
La monstratio catholica es donde se expresan mayores diferencias. La
escuela Gregoriana no la plantea, incluso teólogos como A.Antón responde
negativamente ante su posibilidad. No es el caso de la escuela alemana que
continúa con un tratado extenso y articulado sobre la Iglesia desde una
perspectiva teológico-fundamental. También habría que mencionar aquí los
esfuerzos por desarrollar una teología ecuménica y aquellos por pensar la fe
en sus dimensiones histórico-sociales, como sucede en la teología
fundamental práctica impulsada por Metz y, particularmente, en la teología
de la liberación, como lo han intentado expresar Bentué, Ruiz, Parra,
Segundo, Libanio.
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Hacia el tercer milenio aparecen como complementarias la perspectiva de la
credibilidad como la de la verdad, en el entendido del primado de la revelación y
el horizonte de la eclesialidad propias de esta disciplina.
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que supera toda experiencia humana. La razón es llevada por todas estas
verdades a reconocer la existencia de una vía realmente propedéutica a la fe,
que puede desembocar en la acogida de la Revelación, sin menoscabar en nada
sus propios principios y su autonomía. Del mismo modo, la teología fundamental
debe mostrar la íntima compatibilidad entre la fe y su exigencia fundamental de
ser explicitada mediante una razón capaz de dar su asentimiento en plena
libertad. Así, la fe sabrá mostrar «plenamente el camino a una razón que busca
sinceramente la verdad. De este modo, la fe, don de Dios, a pesar de no
fundarse en la razón, ciertamente no puede prescindir de ella; al mismo tiempo,
la razón necesita fortalecerse mediante la fe, para descubrir los horizontes a los
que no podría llegar por sí misma» (n. 67, los subrayados son nuestros).
18
Cf. Agustín, Ep 120,1; Santo Tomás, ST II-II, q.2 a.10.
16
que se ejercita por excelencia en la «demostración» o en el procedimiento
silogístico, al ser la razón la fuerza interpretativa de la fe, ya que su mediación la
fe se constituye en ciencia” (p.65).
19
En Suma Teologica [II-II, q.1 a.4 ad 2: sub ratione credibilis. Et sic sunt visa ab eo qui
credit: non enim crederet nisi videret ea esse credenda].
20
Cf. DH 3013; 3033; 3036.
17
II. Publicaciones de Teología Fundamental posteriores a la Fides et ratio
entre 1998 y 2000
En el mundo alemán:
En el mundo francés:
21
Lacoste, J.-Y. (ed.), Dictionnaire critique de théologie, Presses Universitaires de France,
Paris 1998, 1298 pp.
18
En el mundo italiano:
En el mundo español:
19
D. IDENTIDAD Y ARTICULACIÓN DE LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
22
Juan Pablo II, Fides et ratio, n.67.
23
Juan Pablo II, Fides et ratio, n.2.
24
Juan Pablo II, Fides et ratio, n.2.
25
Benedicto XVI, Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones. Discurso en la
Universidad de Ratisbona, Librería Editora Vaticana, 2006.
20
fundamental orientan hacia una disciplina teológica desde la perspectiva de la
«creidibilidad», que es la forma concreta como se articulan en la teología
fundamental la razón y la fe como propuesta sensata y verificativa y, por tanto,
plena de sentido” (p.75).
21
El planteo anterior, puede ser reducido esquemáticamente como sigue:
22
II. La doble tarea de la Teología Fundamental: la fundacional-
hermenéutica, como teología fundamental dogmática, y la dialogal-
contextual, como teología fundamental apologética
23
transmisión eclesial y, la otra, la identidad de la teología fundamental, con el
tema de la fe y de la credibilidad.
24