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En términos analíticos, un campo puede definirse como una trama o configuración de relaciones

objetivas entre posiciones.

Dichas posiciones se definen objetivamente en su existencia y en las determinaciones que ponen a


sus ocupantes, agentes o instituciones, por su situación actual y potencial en la estructura de la
distribución de las diferentes especies de poder (o capital), cuya disposición comanda el acceso a
los beneficios específicos que están en juego en el campo, y al mismo tiempo, por sus relaciones
objetivas con las otras posiciones.

Dicho de otro modo, hay cartas que son válidas, eficientes en todos los campos -son las especies
fundamentales de capital-, pero su valor relativo en tanto que triunfos varía según los campos, e
incluso según los estados sucesivos de un mismo campo. Dando por supuesto que, más
fundamentalmente, el valor de una especie de capital -por ejemplo el conocimiento del griego o
del cálculo integral- depende de la existencia de un juego, de un campo en el que ese triunfo
puede ser utilizado: un capital o una especie de capital es aquello que es eficiente en un campo
determinado, como arma y como apuesta de lucha, lo cual permite a su, portador ejercer un
poder, una influencia; por lo tanto, existir en un campo determinado, en lugar de ser una simple
«cantidad despreciable». En el trabajo empírico el determinar qué es el campo, cuales son los
límites, y determinar qué especies de capital actúan en él, dentro de qué límites ejerce sus
efectos, etc., es una misma cosa. (Se ve que las nociones de capital y de campo son estrechamente
interdependientes.)

--------¿Y si estudiamos los porqués de la importancia de ciertos capitales en los campos donde son

útiles?, y las características del habitus concreto e idealizado generalizado en dichos campos-----

Las estrategias de un jugador en lo que define su juego dependen de hecho no solo del volumen y
de la estructura de su capital en el momento considerado y de las "chances" en el juego que ellas
le aseguran, sino también de la evolución en el tiempo del volumen y la estructura de su capital, es
decir de su trayectoria social y de las disposiciones que se constituyeron en la relación prolongada
con una cierta estructura objetiva de chances.

Esto no es todo, los jugadores pueden también trabajar para transformar parcial o totalmente, las
reglas inmanentes del juego, cambiar por ejemplo el valor relativo de las fichas, la tasa de cambio
entre distintos capitales, estrategias tendientes a desacreditar la sub-especie de capitales sobre la
que reposa la fuerza de sus adversarios y a valorizar la especie de capital de la que ellos están
particularmente dotados. Diversas luchas en el campo de poder son de este tipo, sobre todo las
que apuntan a apoderarse de un poder sobre el Estado.

CAMPO: Solamente estudiando cada uno de estos universos puede establecerse cómo están
concretamente constituidos, dónde terminan, qué forma parte de ellos y qué no, y si constituyen
verdaderamente un campo.

El principio de la dinámica de un campo reside en la configuración particular de su estructura, en


la distancia entre las distintas fuerzas específicas que se enfrentan en él.

Es también un campo de luchas por la conservación o la transformación de la configuración de sus


fuerzas.

De este modo, los Aparatos representan un caso límite, algo que puede ser considerado como un
estado patológico de los campos, pero es un límite nunca realmente alcanzado, incluso en los
regímenes dichos «totalitarios» más represivos.

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