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Qué entiende la Corte por división de poderes?


por SANTIAGO DÍAZ CAFFERATA
0 de 2011
www.microjuris.com. MJD 5471
Id SAIJ: DACF110107

I. Introducción El presente trabajo tiene por objeto reseñar cómo se ha pronunciado la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en lo concerniente a la división de poderes.

Para ello, se ha tomado como universo a analizar las resoluciones incluidas en la colección "Fallos de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación", y dentro de la misma los fallos que hacen referencia al tema según el buscador de la página
web (www.csjn.gov.ar).

Por cierto, no podemos afirmar con certeza que no haya otros casos en los que se haya utilizado el concepto y que no se
encuentren citados por tal buscador. A su vez, quizás tampoco pueda pretenderse del trabajo una síntesis de los fallos
en análisis, o pretender trazar un sistema de los mismos, por cuanto los mismos pueden resultar en algunas ocasiones
contradictorios.

Bajo esas pautas, los pronunciamientos de la Corte sobre división de poderes pueden ser reunidos en cuatro grupos. Los
referidos a las relaciones entre los poderes, y los que entran en cada uno de ellos: en el Poder Ejecutivo, en el Poder
Legislativo y en el Poder Judicial.

II. Las relaciones entre los poderes II. I. Consideraciones generales En primer lugar, debemos destacar que la división es
una garantía a favor de los particulares:

La regla de separación de poderes fue instituida como una garantía de los derechos de la comunidad, y no como una
prerrogativa del Estado frente a los particulares ("Caja Nacional de Ahorro y Seguro" 310: 2709) y que la interpretación
de tal división es dinámica:

La interpretación del reparto de competencias que establece la Constitución debe involucrar en función de la dinámica de
los tiempos históricos, signados a menudo por fases o episodios críticos, que demandan remedios excepcionales,
carácter que no resulta necesariamente incompatible con el marco normativo general y perdurable previsto por nuestros
constituyentes ("Cocchia" 316: 2624).

Finalmente, podemos señalar que la causa y finalidad de la división es la especialización:

La doctrina de la división de los poderes o la separación de las funciones, especialmente en nuestras sociedades
modernas, halla su causa y finalidad en la especialización que pide el cumplido ejercicio de las diversas funciones que
deben satisfacer los Estados. La distribución de dichas funciones en órganos, cuya integración personal y medios
instrumentales está pensada con arreglo a la especificidad de aquéllas, es prenda de un mejor acierto de sus proyectos y
realizaciones ("Cisilotto" 310: 112).

II. II. Los poderes son limitados Hay una gran elaboración respecto de los límites entre dos concepciones
complementarias: que los poderes tienen limitadas sus atribuciones, pero deben cooperar entre sí. Ningún poder puede
estar sometido a otro y son inadmisibles las delegaciones no previstas constitucionalmente. Remarcando que los
poderes son limitados puede leerse:

Las razones normativas no pueden ser dejadas sin efecto ante consideraciones de orden fiscal no traducidas en el
ordenamiento jurídico, desde que ello afectaría el principio de la separación de los poderes (Voto del Doctor Luis María
Boffi Boggero) ("Nación c/ Fox Film de la Argentina S.A." 250: 318).

El sistema constitucional reposa en el principio de la división o separación entre los poderes, uno de cuyos extremos lo
constituye la prohibición del art. 95 de la Constitución Nacional (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en "Beneduce"
251: 472).

El pensamiento profundo que traducen la norma del art. 95 de la Constitución Nacional y las que se le vinculan, mantiene
su vigor a través del tiempo. Ellas se basan en la separación o distribución de los poderes, principio fundamental de
nuestra estructura política y organización jurídica (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero "Beneduce" 251: 472).

Siendo un principio fundamental de nuestro sistema político la división del Gobierno en tres grandes Departamentos, el
Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, independientes y soberanos en su esfera, se sigue forzosamente que las
atribuciones de cada uno le son peculiares y exclusivas, pues el uso concurrente o común de ellas haría necesariamente
desaparecer la línea de separación entre los tres altos poderes políticos, y destruiría la base de nuestra forma de
gobierno (Disidencias de los Dres. Enrique Santiago Petracchi y Jorge Antonio Bacqué en "Camps" 310:1162).

En la estructura de nuestra Constitución que establece firmemente la separación de los poderes como el más importante
medio de garantizar el respeto de las libertades individuales la facultad del Congreso de dictar las leyes convenientes (
art. 67, inc. 28 ) refuta la idea de que ese mismo Congreso pueda convertirse en un tribunal de justicia (Disidencia del Dr.
Enrique Santiago Petracchi en "Camps" 310:1162).

Dado que es un punto de partida constitucional indiscutible que cada poder ha de tener un ámbito propio y exclusivo de
su función, debe haber entonces un campo de cada función que no pueda ser ejercida de modo concurrente por los otros
poderes del Estado (Disidencia del Dr. Jorge Antonio Bacqué en "Camps" 310:1162).

Ningún departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido acordadas
expresamente o que deben considerarse conferidas por necesaria implicación de aquellas (Disidencia de los Dres.
Augusto César Belluscio y Enrique Santiago Petracchi en "Rossi Cibils" 315: 2074).

La esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución. Ningún departamento del Gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que
le han sido acordadas ("Nicosia" 316: 2940).

Es del resorte de la Corte Suprema juzgar la existencia y límites de las facultades privativas de los otros poderes y la
excedencia de atribuciones en la que éstos puedan incurrir ("Nicosia" 316: 2940) El accionar de los tres poderes es
armónico y coordinado, y teniendo cada uno de ellos atribuciones exclusivas, tiene a su vez relaciones con los otros, a
los que asiste, complementa y controla (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

Resulta inadmisible la delegación de las atribuciones que han sido expresa o implícitamente conferidas a cada uno de los
órganos de gobierno creados por la Constitución, entendiendo por tal el traspaso de su ejercicio a otra persona o
autoridad, descargándola sobre ella (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

La delegación modifica la distribución constitucional de funciones entre los órganos del Estado, cuya admisibilidad
requeriría una norma expresa - de inexcusable jerarquía constitucional - que permitiese apartarse de la regla general
(Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

La esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución. Ningún departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que
le han sido acordadas (Disidencia del Dr. Carlos S. Fayt en "Monges" 319: 3148).
La esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución. Ningún departamento del Gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades que las que
le han sido acordadas (Disidencia del Dr. Carlos S. Fayt en "Barsanti" 321: 1799).

La mera conveniencia de que por un mecanismo más eficaz se consiga un objetivo de gobierno en modo alguno justifica
la franca violación de la separación de poderes que supone la asunción por parte de uno de ellos de competencias que
sin lugar a dudas corresponden a otros (Voto del Dr. Antonio Boggiano en "Della Blanca" 321: 3123).

La esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución Nacional. Ningún departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades
que las que le han sido acordadas (Disidencia parcial del Dr. Carlos S. Fayt en "Estado Nacional (Ministerio de Cultura y
Educación) c/ Univ. Nac. de Luján" 322: 842).

La esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución Nacional. Ningún departamento del gobierno puede ejercer lícitamente otras facultades
que las que le han sido acordadas (Disidencia parcial del Dr. Carlos S. Fayt en "Univ. Nac. de Córdoba c/ Estado
Nacional" 322: 919).

Si la esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución, ningún departamento puede ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido
acordadas ("Fayt" 322, P. 1616).

Quedaría irremediablemente vulnerado el sistema de división de los poderes, si el ejercicio de una atribución por parte de
uno de ellos quedara subordinado a un acto meramente potestativo por parte del otro (Disidencia de los Dres. Julio S.
Nazareno, Eduardo Moliné O'Connor y Guillermo A. F. Lopez en "Verrocchi" 322: 1726).

Si la esencia de nuestro sistema de gobierno radica en la limitación de los poderes de los distintos órganos y en la
supremacía de la Constitución, ningún departamento puede ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido
acordadas, y es del resorte de la Corte Suprema juzgar la existencia y límites de las facultades privativas de los otros
poderes y la excedencia de las atribuciones en la que éstos puedan incurrir (Voto de los Dres. Antonio Boggiano y Adolfo
Roberto Vázquez en "Brusa" 326: 4816).

Respecto de los órganos creados por la Constitución que integran el gobierno federal, rige el principio de especialidad,
que implica, a diferencia de lo que ocurre con las personas, que, en principio, cada órgano puede y debe ejercer
exclusivamente las competencias y atribuciones asignadas por la Ley Fundamental. Este concepto se integra con las
ideas de delimitación e indelegabilidad: cuando la Constitución asigna funciones a un órgano del Estado, es éste, y no
otro, quien debe asumirlas y ejercerlas (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Brusa" 326: 4816).

No resulta admisible el traspaso de las atribuciones que, expresa o implícitamente, fueron conferidas a los distintos
órganos creados por la Constitución, pues es ese un principio uniformemente admitido como esencial para el
mantenimiento e integridad del sistema de gobierno adoptado por la Constitución y proclamado enfáticamente por ésta
en el art. 29 (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Brusa" 326: 4816).

Es regla elemental de nuestro derecho público que cada uno de los tres altos poderes que forman el gobierno de la
Nación, aplica e interpreta la Constitución por sí mismo cuando ejercita las facultades que ella les confiere
respectivamente (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Brusa" 326: 4816).

El principio de separación de poderes y el necesario respeto por parte de los tribunales de los límites constitucionales y
legales que su competencia les impone, determina que la función de los jueces no alcance a interferir con el ejercicio de
facultades que les son privativas a otros poderes con arreglo a lo prescripto por la Constitución Nacional, pues de lo
contrario, se haría manifiesta la invasión del campo de las potestades propias de las demás autoridades de la Nación (
"Arias" 328: 3193).
La libertad se vería amenazada si los poderes ejercieran facultades no concedidas; si hay algo que ha consagrado la
Constitución, y no sin fervor, es la limitación del poder del gobierno. La Constitución ha establecido, inequívocamente, un
sistema de poderes limitados ("Bussi" 330: 3160).

El derecho es un límite al poder, lo que impide toda interpretación extensiva de las facultades de las Cámaras, las que
para actuar legítimamente requieren de una norma de habilitación ("Bussi" 330: 3160).

II. III. La coordinación de los poderes Por el contrario, enfatizando la necesidad de que los poderes coordinen entre sí,
pueden leerse los siguientes antecedentes:

El sistema constitucional de los tres poderes no está fundado en la posibilidad de que cada uno de ellos actúe
destruyendo la función de los otros, sino en que lo haga con la armonía que exige el cumplimiento de los fines del
Estado, para lo cual se requiere el respeto de las normas constitucionales y del poder encargado de dictar la ley
(Disidencia de los Dres. José Severo Caballero y Augusto César Belluscio en "Gómez, Ricardo y Federico" 312: 851).

La división de poderes no debe interpretarse en términos que equivalgan al desmembramiento del Estado, de modo que
cada uno de sus departamentos actúe aisladamente, en detrimento de la unidad nacional, a la que interesa no sólo la
integración de las provincias y la Nación, sino también el armonioso desenvolvimiento de los Poderes Nacionales (
"Peralta", 313: 1513).

El reparto de competencias que establece la Constitución no debe interpretarse en términos que equivalgan al
desmembramiento del Estado, en detrimento de un armonioso desenvolvimiento de los poderes nacionales ("Cocchia"
316: 2624).

El accionar de los tres poderes es armónico y coordinado, y teniendo cada uno de ellos atribuciones exclusivas, tiene a
su vez relaciones con los otros, a los que asiste, complementa y controla (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en
"Nicosia" 316: 2940).

Dentro del sistema republicano de gobierno establecido por la Constitución Nacional el accionar de los tres poderes del
Estado es armónico y coordinado ya que, aunque cada uno de ellos tiene algunas atribuciones exclusivas, deben
asistirse, complementarse y controlarse entre sí ("Soria" 319: 2641).

El sistema republicano de gobierno no está fundado en la posibilidad de que cada uno de los tres poderes actúe
obstruyendo la función de los otros, sino en que lo haga con el concierto que exige el cumplimiento de los fines del
Estado, para lo cual se requiere el respeto de las normas constitucionales ("Soria" 319: 2641).

La declaración de invalidez de la decisión que ordenó al Poder Ejecutivo Nacional suspender los efectos del decreto
842/97 de necesidad y urgencia, no implica el ejercicio de una suerte de jurisdicción originaria por parte de la Corte - en
expresa contravención al art. 116 de la Constitución Nacional - ni la admisión de un salto de instancia, sino que el
Tribunal cumple una actividad institucional en su carácter de guardián e intérprete final de la Ley Fundamental en orden
al adecuado respeto del principio de separación de los poderes del Estado consagrado en aquélla; y en orden a
asegurar, como titular de uno de ellos, su coordinado accionar ("Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

Dentro del sistema republicano de gobierno establecido por la Constitución Nacional el accionar de los tres poderes del
Estado es armónico y coordinado pues aunque cada rama tiene algunas atribuciones exclusivas, deben asistirse,
complementarse y controlarse entre sí, de lo contrario se descompensaría el sistema constitucional que no está fundado
en la posibilidad de que cada uno de dichos poderes actúe obstruyendo la función de los otros, sino en que lo haga con
el concierto que exige el cumplimiento de los fines del Estado, para lo cual se requiere el respeto de las normas
constitucionales ("Lona" 327: 46).

La Constitución Nacional establece y delimita los poderes de las "autoridades de la Nación" que conforman el gobierno
federal y fija una interrelación equilibrada de funciones, propio del sistema republicano que contiene en su mecánica
interna la imposición a cada uno de ellos no sólo a cumplir la Constitución en la órbita de su respectiva competencia, sino
también a promover el cumplimiento de aquélla por los otros poderes ("Lona" 327: 46).
En el ámbito de las facultades exclusivas atribuidas constitucionalmente a los distintos poderes, la función jurisdiccional
no alcanza al modo de ejercicio de las mismas, en cuanto de otra manera se haría manifiesta la invasión inadmisible de
la "zona de reserva" de facultades propias de otro órgano del Estado (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Lona" 327:
46).

El sistema constitucional de los tres poderes no está fundado en la posibilidad de que cada uno de ellos actúe
destruyendo la función de los otros, sino en que lo haga con la armonía que exige el cumplimiento de los fines del
Estado, para lo cual se requiere el respeto de las normas constitucionales y del poder encargado de dictar la ley
(Disidencia de los Dres Augusto César Belluscio y Antonio Boggiano en "Bertolotto" 327: 1479).

El principio de la división de poderes, al margen de la separación externa de sus tres componentes, no excluye su
vinculación por una natural interrelación funcional que asegura una necesaria coordinación, y una natural derivación de
ese principio en la práctica de la participación del ministro en las sesiones parlamentarias es que se mantenga una
inmunidad temporal para asegurar tanto el equilibrio entre los poderes Legislativo y Ejecutivo como la imprescindible
comunicación que se deben mutuamente en orden a la consecución del bienestar general que impone el Preámbulo de
la Constitución Nacional (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Cavallo" 327: 4376).

La atribución de establecer las competencias por parte del Congreso Federal no puede ser ejercida de modo que
perturbe y hasta neutralice la función de control de constitucionalidad asignada por la Constitución al Poder Judicial, a fin
de evitar la quiebra del sistema de frenos y contrapesos constitucional, el colapso del Poder Judicial y su posible
desprestigio, la división de los poderes, su racional equilibrio de recíprocos controles y el derrumbe del sistema
republicano (Voto de los Dres. Juan Carlos Maqueda y E. Raúl Zaffaroni y disidencia parcial del Dr. Antonio Boggiano en
"Itzcovich" 328: 566).

El inc. 32 del art. 75 y el art. 117 constitucionales prescriben una relación de cooperación y, en modo alguno, de
interferencia, dificultad o impedimento del ejercicio de los otros poderes. Cooperar es posibilitar o facilitar el ejercicio de
otro poder, o sea, precisamente el antónimo de obstaculizarlo y menos aun impedirlo (Voto de los Dres. Juan Carlos
Maqueda y E. Raúl Zaffaroni en "Itzcovich" 328: 566).

Existe en la concepción republicana la idea de que debe existir también la posibilidad de que cada uno de los cuerpos del
gobierno pueda resistir y contrabalancear al otro, bajo este principio -distinto al de la separación de poderes- cada poder
está autorizado a ejercer cierta influencia activa sobre el otro en orden a resistir y contrabalancear su poder (Disidencia
del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Bussi" 330: 3160).

II. IV. La división de poderes incluye a las provincias:

Por otro lado, en el reciente fallo "Sosa" la Corte remarca que las provincias deben ser consideradas elementos
integrantes de la división de poderes:

El incumplimiento por parte de la Provincia de Santa Cruz de una sentencia dictada por la Corte Suprema de Justicia de
la Nación imponiendo la restitución del Agente Fiscal ante el superior tribunal provincial, constituye un desconocimiento
del principio de división de poderes que las provincias se han comprometido a garantizar ( arts. 5, 116 y 117 de la
Constitución Nacional), a la par que afecta la relación de subordinación propia del federalismo al que deben sujetarse
todas las provincias argentinas cuando reciben un mandato del poder federal de la República, por lo que corresponde
poner en conocimiento del Congreso de la Nación el pronunciamiento del Tribunal a los fines de que adopte las medidas
que considere pertinentes respecto de la situación informada ("Sosa" 333: 1771).

III. El Poder Ejecutivo Respecto del Poder Ejecutivo se expresa que no legisla ni juzga, sin poder imponer sanciones, sin
poder alterar las leyes al reglamentarlas y sin ejercer funciones judiciales.

En particular respecto a que no legisla (ni puede alterar el contenido de las leyes al reglamentarlas), encontramos los
siguientes fallos:

El Poder Ejecutivo, por vía de reglamentación, no puede exceder los límites asignados por el art. 86, inc. 2°, de la
Constitución Nacional sin transgredir el principio de la división de los poderes (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero
en "La Torre" 252: 236).

La independencia de los poderes judicial, ejecutivo y legislativo es uno de los principios esenciales del ordenamiento
jurídico. Ese principio obsta a que el Poder Ejecutivo expida decretos reglamentarios de las leyes alterando el espíritu
que las informa y se vincula con el que erige a la Corte Suprema en el órgano encargado de velar por el cumplimiento de
la Constitución (Voto del Dr. Luis María Boffi Boggero en "Montes de Oca" 259: 121).

La Constitución Nacional impide al Poder Ejecutivo ejercer funciones legislativas sin contar con base legal previa y
suficiente, y la oportuna observancia de tal requisito no depende de la gracia del Congreso. Por expresa disposición
constitucional, sólo en el excepcionalísimo supuesto de los decretos de necesidad y urgencia la ratificación ulterior podría
tener virtualidad convalidatoria ("Lalia" 326: 928).

A su vez, respecto de que no puede realizar funciones judiciales:

Las disposiciones de la ley de defensa (decreto ley 16.970/66), invocadas en el decreto de clausura de un diario, no
bastan para convalidar las medidas impugnadas, toda vez que sus términos no acuerdan al Poder Ejecutivo Nacional la
atribución explícita de imponer sanciones del derecho penal común o castigos equivalentes. Estas, por su índole
estrictamente judicial, resultan ajenas a la esfera de competencia de dicho poder del Estado (voto del doctor Héctor
Masnatta en "Editorial Sarmiento S.A.I.C. -Diario Crónica-") 293: 560 El Poder Ejecutivo no puede detraer a la justicia
cuestiones que son de su evidente potestad (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en "Beneduce" 251: 472).

El sistema constitucional reposa en el principio de la división o separación entre los poderes, uno de cuyos extremos lo
constituye la prohibición del art. 95 de la Constitución Nacional (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en "Beneduce"
251: 472).

El pensamiento profundo que traducen la norma del art. 95 de la Constitución Nacional y las que se le vinculan, mantiene
su vigor a través del tiempo. Ellas se basan en la separación o distribución de los poderes, principio fundamental de
nuestra estructura política y organización jurídica (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en "Beneduce" 251: 472).

El sistema constitucional reposa en el principio de la división o separación de los poderes, uno de cuyos extremos
consiste en la prohibición de que el Ejecutivo, por sí o mediante resoluciones emanadas de organismos que actúen en su
órbita, realice funciones judiciales (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en "Rodríguez, Juan Carlos y otros" 254:
116).

Admitir la legitimidad de la ley 3692 de la Provincia de Entre Ríos, en cuanto faculta al poder administrador para privar de
la libertad a las personas mediante resoluciones no revisables por los jueces, importaría aceptar que se despoje al Poder
Judicial de atribuciones que la Constitución le ha asignado expresamente y que hacen a la forma republicana de
gobierno ("Fernández" 267: 97).

La "separación" o "distribución" de los poderes, es un principio fundamental de nuestra estructura política y organización
jurídica (arts. 1 y afines de la Constitución Nacional), uno de cuyos extremos consiste en la prohibición de que el
Ejecutivo u organismos administrativos realicen funciones jurisdiccionales, salvo que sus resoluciones están sujetas a un
control judicial verdaderamente suficiente que evite que aquéllos ejerzan un poder absolutamente discrecional, sustraído
a toda especie de revisión ulterior (art. 109 de la Constitución Nacional) (Voto de los Dres. Julio S. Nazareno, Eduardo
Moliné O' Connor y Guillermo A. F. López en "Baterías Sil-Dar S.R.L." 324: 3184).

En la misma línea, como no puede juzgar, tampoco puede el Poder Ejecutivo impedir a los ciudadanos acudir al Poder
Judicial, ni declarar la inconstitucionalidad de las leyes:

Lo dispuesto por el art. 1 del decreto 1316/02 no solamente desconoció una garantía constitucional de la actora, sino que
además constituyó un atentado contra el principio de separación de los poderes del Estado, pues no otra cosa cabe
inferir si por imposición del Poder Ejecutivo los ciudadanos no pueden recurrir ante el Poder Judicial y los jueces no
pueden mandar cumplir sus sentencias, máxime cuando se esterilizan los efectos de todo pronunciamiento judicial que
se emita con relación a un vasto complejo normativo, con afectación en grado extremo de la vida y patrimonio de las
personas (Voto del Dr. Adolfo Roberto Vázquez en "San Luis, Provincia de" 326: 417).

Cualesquiera sean las facultades del Poder Ejecutivo para dejar sin efecto actos contrarios a las leyes, no le corresponde
declarar la inconstitucionalidad de ellas, pues dicha facultad es exclusiva del Poder Judicial, único habilitado para juzgar
la validez de las normas dictadas por el órgano legislativo. Lo contrario importaría admitir que el poder pueda residir y
concentrarse en una sola sede ("Ingenio y Refinería San Martín del Tabacal, S.A." 269: 243).

Si por imperio de un decreto que tiene motivación esencial en una sentencia no firme y sí revisable por una instancia
superior, viniese a resultar impedida dicha revisión, podríase entender, no sin sustento, que el Poder Ejecutivo habría
ejercido funciones judiciales, lo que le está terminantemente vedado por el art. 95 de la Ley Fundamental (Disidencias de
los Dres. Carlos S. Fayt y Enrique Santiago Petracchi en "Apoderados y electores de la Alianza Frente de la Esperanza".
316: 972).

Finalmente, podemos afirmar como funciones propias del Poder Ejecutivo las de promover diplomáticos o dirigir las
relaciones internacionales:

No puede admitirse que el órgano jurisdiccional obligue al Poder Ejecutivo a la remisión al Senado de un pliego para la
promoción de un diplomático ya que se trata de un acto político del poder administrador a quien la Constitución ha
atribuido en forma exclusiva y excluyente su dictado, en el cual su voluntad se vería suplantada por la del órgano
jurisdiccional con la consecuente lesión al principio de la división de poderes establecido en la Carta Fundamental (
"Colombo Murúa" 313: 63).

El ejercicio de la facultad de dirigir strictu sensu las relaciones internacionales es algo muy distinto del control de
constitucionalidad de las consecuencias de dicho ejercicio en un caso judicial. Tan exclusivo de la Legislatura y del
Ejecutivo es el primero, como del Poder Judicial el segundo (Voto del Dr. Carlos S. Fayt en "Compañía Arenera del Río
Luján SA." 315: 1779).

IV. El Poder Legislativo Se indica que debe dictar leyes generales, y que estas leyes no pueden ser anuladas:

La ley 23.521, en la medida en que no establece regla alguna aplicable a hechos futuros, no cumple con el requisito de
generalidad propio de la función legislativa y, por tanto, infringe el principio de división de los poderes (Disidencias de los
Dres. Enrique Santiago Petracchi y Jorge Antonio Bacqué en "Camps" 310: 1162).

Con la pretendida "derogación retroactiva" -mediante la declaración de nulidad de las leyes 23.492 y 23.521, efectuada
por la ley 25.779-, el Poder Legislativo se estaría atribuyendo una potestad que no tiene ningún poder constituido de la
República, en tanto tampoco el Poder Judicial puede anular leyes en un sistema de control de constitucionalidad difuso;
los jueces sólo pueden declarar la inconstitucionalidad para un caso concreto (así como el órgano creador de normas no
puede anularlas, el que las controla no puede derogarlas) (Disidencia del Dr. Carlos S. Fayt en "Simón" 328: 2056).

que debe controlar a los gobernantes pero no es Tribunal de Justicia El desempeño de los legisladores se vincula
-conjuntamente con el cumplimiento de la función legislativa- al ejercicio del control de los actos de gobierno. Todo
legislador es, en lo esencial, un control y un contrapeso a los proyectos y a las eventuales exorbitancias del poder
administrador ("Rivas" 328: 1893).

El control a cargo de los legisladores se realza por el nuevo sistema que la reforma de 1994 ha incorporado en los
contenidos del diseño institucional de la división de poderes en la República (art. 85 de la Constitución Nacional), que ha
establecido el control externo del sector público nacional en sus aspectos patrimoniales, financieros y operativos, como
una atribución propia del Poder Legislativo ("Rivas" 328: 1893).

y que los fueros tienen una función constitucional.

La posibilidad de que un miembro del Congreso pueda ser sometido a proceso, a fin de que en él sean indagados o
interpretados judicialmente sus opiniones o votos legislativos y los móviles que los determinaron, contraría el principio de
división de los poderes. No es congruente con el sistema de gobierno adoptado por la Constitución reconocer a los
tribunales de justicia la facultad de inquirir acerca de los motivos que determinan la actitud de los legisladores cuando
actúan en calidad de tales ("Martínez Casas" 248: 462).

La separación institucional de los poderes del Estado en la Argentina, así como la realidad política que los circunda,
demuestran que en nuestro país, a diferencia de otros regímenes donde el Parlamento es el órgano estatal preeminente,
las previsiones del art. 68 de la Constitución Nacional, destinadas a garantizar la independencia funcional de las cámaras
legislativas, tienen una elevada significación, al extremo de que resulta lícito afirmar que integran el sistema republicano
("Cossio" 327: 138).

El Poder Legislativo no tiene facultades jurisdiccionales:

No existe norma constitucional de la cual pueda derivarse razonablemente la sanción de facultades jurisdiccionales por
parte del Congreso en causas pendientes ante el Poder Judicial (Disidencia del Dr. Enrique Santiago Petracchi en
"Camps" 310: 1162).

En la estructura de nuestra Constitución que establece firmemente la separación de los poderes como el más importante
medio de garantizar el respeto de las libertades individuales la facultad del Congreso de dictar las leyes convenientes (
art. 67, inc. 28 ) refuta la idea de que ese mismo Congreso pueda convertirse en un tribunal de justicia (Disidencia del Dr.
Enrique Santiago Petracchi en "Camps" 310: 1162).

Pero si puede actuar como Tribunal cuando la Constitución se lo requiere:

El sobreseimiento definitivo fundado en que, no obstante hallarse acreditada la autoría del hecho que se imputa a la
libradora del cheque y constituir el mismo un delito por su antijuridicidad típica, aquélla estaría exenta de toda culpa y
responsabilidad en virtud de un error de hecho no imputable, que destruiría no solamente el animus domini sino también
cualquier forma de culpabilidad , implica un juicio categórico y definitivo, emitido con carácter decisorio en la causa, sobre
la conducta jurídico penal de quien en ese momento ejercía el cargo de Presidente de la Nación. Ello vulnera los arts. 45,
51 y 52 de la Constitución Nacional, pues sólo al Congreso y no a los jueces corresponde juzgar al Presidente de la
Nación por delitos comunes mientras esté en el desempeño de su cargo (voto del Dr. Abelardo F. Rossi en "Martínez de
Perón" 298: 736).

Estando en juego un delicado problema institucional, cual es la prelación del juzgamiento sustancialmente político del
Congreso sobre el estrictamente jurídico legal del juez, debe prescindirse del resultado exculpatorio del fallo cuestionado,
en salvaguarda de básicos principios constitucionales de los que la Corte Suprema es custodio, y que tienden a tutelar
los más elevados y graves intereses de la República, el prestigio y la autoridad de la investidura presidencial y el juego
armónico de las competencias de los poderes del Estado (voto del Dr. Abelardo F. Rossi en "Martínez de Perón" 298:
736).

La acción de amparo no puede constituir una vía adecuada para discutir la prudencia de las medidas adoptadas por el
Senado cuando actúa como tribunal, pues lo contrario implicaría que un tribunal se inmiscuyese en la actividad de otro,
en cuanto las decisiones de órganos de uno de los poderes de gobierno afectaría el libre desenvolvimiento de la
actividad propia de uno de los que integran dichos poderes (Voto del Dr. Augusto César Belluscio en "Trovato" 320:
1931).

Se han afirmado también sus potestades para revisar a quiénes integran tal poder:

Si al hacer lugar a la impugnación formulada por el Partido Justicialista, el Senado de la Nación actuó de modo que no
excede el marco fijado por el art. 64 de la Constitución Nacional ni se aparta en forma evidente de lo previsto en la
cláusula transitoria cuarta de la Ley Fundamental ni de las leyes que reglamentan su ejercicio, no resulta susceptible de
revisión judicial el modo en que ese poder ha sido ejercido ("Chaco, Pcia del" 321: 236).

Es claro que la facultad de la Cámara de Diputados sólo puede referirse a la revisión de la legalidad de los títulos de los
diputados electos y la autenticidad de los diplomas, esto es, si fueron regularmente emitidos por la autoridad competente
("Bussi" 330: 3160).

El art. 66 de la Carta Magna, al fijar la competencia de la Cámara para dictar su reglamento, establece que puede
remover a sus miembros por inhabilidad física o moral sobreviniente, por lo que no hay ninguna habilitación
constitucional para examinar la habilidad moral anterior a la elección y no habiendo ninguna norma expresa no puede
presumirse ("Bussi" 330: 3160).

Finalmente, se destacan como facultades propias las del dictado de las leyes y lo concerniente a las relaciones
internacionales:

Hacer lugar a la acción intentada por diputados nacionales que obtuvieron un resultado adverso en el ámbito del
Congreso al ser sancionada la ley 24.699, implicaría la invasión del Poder Judicial en el ámbito de las potestades propias
de los otros poderes de la Nación, con grave detrimento de la misión mas delicada de aquél: la de saber mantenerse
dentro de su órbita de modo de preservar el prestigio y la eficacia del control judicial, evitando así enfrentamientos
estériles con los restantes poderes ("Gómez Diez" 322: 528).

El ejercicio de la facultad de dirigir strictu sensu las relaciones internacionales es algo muy distinto del control de
constitucionalidad de las consecuencias de dicho ejercicio en un caso judicial. Tan exclusivo de la Legislatura y del
Ejecutivo es el primero, como del Poder Judicial el segundo (Voto del Dr. Carlos S. Fayt en "Compañía Arenera del Río
Luján SA." 315: 1779).

V. Poder Judicial V. I. Consideraciones generales Sobre la actuación del Poder Judicial es respecto de lo que más se ha
expedido la Corte, probablemente porque uno de los grandes temas se ha delimitar hasta donde puede actuar. Como
primeras consideraciones generales y como norte podemos destacar tres afirmaciones:

Una justicia libre del control del Ejecutivo y del Legislativo es esencial, pues los procesos deben ser resueltos por jueces
exentos de la potencial dominación de otras ramas del gobierno (Voto del Dr. Adolfo Roberto Vázquez en "Iribarren" 322:
1253).

La separación de los poderes no es incompatible, sino que, por lo contrario, se robustece cuando la justicia decide
revisar las llamadas facultades privativas de un poder, desde su real existencia hasta la manera de ejercerla, cuando
ésta ha lesionado un interés legítimo (Voto del Doctor Luis María Boffi Boggero en Rodríguez, Juan Carlos y otros. 1962
T. 254, P. 116).

El poder jurisdiccional no puede ser ampliado por voluntad de las partes, por más que éstas lleven ante los jueces una
controversia cuya decisión no les incumbe y los magistrados la acojan y se pronuncien sobre ella a través de una
sentencia ("Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

V. II. El Poder Judicial no es poder político Una característica que distingue al Poder Judicial de los otros dos, es que no
es un poder político:

Existiendo la facultad de legislar en el Congreso, corresponde a éste apreciar las ventajas e inconvenientes de las leyes
que dictare, siendo todo lo referente a la discreción con que hubiere obrado el cuerpo legislativo ajeno al poder judicial,
que no tiene misión sino para pronunciarse de conformidad con lo establecido por la ley, y aún en la hipótesis de que se
arguyera o pretendiera que la ley es dura o injusta (Disidencia parcial del Dr. Antonio Boggiano en "Horvath" 318: 676).

Existiendo la facultad de legislar en el Congreso, corresponde a éste apreciar las ventajas e inconvenientes de las leyes
que dictare, siendo todo lo referente a la discreción con que hubiere obrado el cuerpo legislativo ajeno al Poder Judicial,
que no tiene misión sino para pronunciarse de conformidad a lo establecido por la ley, y aún en la hipótesis de que se
arguyera o pretendiera que la ley es dura o injusta ("Indo S.A." 318: 785).

El principio de separación de los poderes - fundamental en el sistema republicano de gobierno adoptado por la
Constitución Nacional - no consiente a los jueces el poder de prescindir de lo dispuesto expresamente por la ley respecto
al caso, so color de su posible injusticia o desacierto ("Indo S.A." 318: 785).
Corresponde al Congreso mantener el equilibrio que armonice las garantías individuales con las conveniencias
generales, y no incumbe a los jueces sustituirse a los otros poderes del Estado en las funciones que le son propias ("San
Luis, Provincia de" 326: 417).

V. III. El Poder Judicial no interfiere en el modo de actuar de los otros poderes A su vez, no interfiere en el modo de
actuar de los otros poderes:

El principio de separación de poderes y el necesario autorrespeto por parte de los tribunales de los límites
constitucionales y legales de su competencia impone que, en las causas donde se impugnan actos que otros poderes
han cumplido en el ámbito de las facultades que les son privativas con arreglo a lo prescripto por la Constitución
Nacional, la función jurisdiccional de los jueces no alcance a interferir con el ejercicio de tales atribuciones, puesto que si
así fuera se haría manifiesta la invasión del campo de las potestades propias de las demás autoridades de la Nación (
"Zaratiegui" 311: 2580).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros Poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas con arreglo a lo prescripto por la Constitución Nacional, la función jurisdiccional no alcanza al modo del
ejercicio de tales atribuciones, ya que de otra manera se haría manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias
de las otras autoridades de la Nación (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

La no justiciabilidad de las cuestiones políticas se presenta, primordialmente, como un aspecto del sistema de separación
de poderes (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se
haría manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de la Nación ("Rodríguez,
Jorge" 320: 2851).

El límite de la facultad de revisión del Poder Judicial se encuentra ubicado en el ejercicio regular de las funciones
privativas de los poderes políticos del Estado ("Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

El principio de separación de los poderes y el necesario respeto por parte de los tribunales de los límites constitucionales
y legales que su competencia les impone, determina que la función de los jueces no alcance a interferir con el ejercicio
de facultades que les son privativas a otros poderes con arreglo a lo prescripto por la Constitución Nacional, pues de lo
contrario, se haría manifiesta la invasión del campo de las potestades propias de las demás autoridades de la Nación
(Disidencia de los Dres. Augusto César Belluscio, Enrique Santiago Petracchi, Antonio Boggiano y Gustavo A. Bossert en
"Arias" 322: 41).

Hacer lugar a la acción intentada por diputados nacionales que obtuvieron un resultado adverso en el ámbito del
Congreso al ser sancionada la ley 24.699, implicaría la invasión del Poder Judicial en el ámbito de las potestades propias
de los otros poderes de la Nación, con grave detrimento de la misión mas delicada de aquél: la de saber mantenerse
dentro de su órbita de modo de preservar el prestigio y la eficacia del control judicial, evitando así enfrentamientos
estériles con los restantes poderes ("Gómez Diez" 322: 528).

No corresponde ponderar la oportunidad o la conveniencia de una determinada modalidad en el ejercicio de las


funciones propias de otro de los poderes del Estado (Disidencia parcial del Dr. Augusto César Belluscio en "Estado
Nacional (Ministerio de Cultura y Educación) c/ Univ. Nac. de Luján" 322: 842).

Cuando la Constitución Nacional distribuyó el poder entre los órganos ejecutivo, legislativo y judicial, adjudicó al mismo
tiempo una serie de funciones a cada uno de ellos, algunas de las cuales, por sus especiales características, son
denominadas facultades privativas de los poderes políticos, porque con ellas no se alude a todas las que les han sido
dadas sino sólo a aquellas que le son propias, peculiares, singulares y exclusivas y que, por consiguiente, se encuentran
excluidas del control del Poder Judicial (Voto del Dr. Adolfo Roberto Vázquez en "Haquim" 324: 2299).
La existencia de un ámbito de actividad exclusivamente asignado a los otros poderes cuya revisión se encuentra exenta
del control de los magistrados no se encuentra desvirtuada por la subsistencia del procedimiento de control judicial de los
actos de gobierno (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Brusa" 326: 4816).

En el ámbito de las facultades exclusivas atribuidas constitucionalmente, la función jurisdiccional no alcanza al modo de
ejercicio de las mismas, en cuanto de otra manera se haría manifiesta la invasión inadmisible de la "zona de reserva" de
facultades propias de otro órgano del Estado (Voto del Dr. Juan Carlos Maqueda en "Brusa" 326: 4816).

V. IV. Los jueces no se pronuncian sobre conveniencia u oportunidad de medidas de los otros poderes, ni imponen
criterios de eficacia En consecuencia, si no interfiere en la actuación de otros poderes, no se pronuncia respecto de
cómo han actuado:

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones ("Apoderados y electores de la
Alianza Frente de la Esperanza" 316: 972).

La determinación por el juez de métodos más eficaces o convenientes para asegurar la correcta verificación del
cumplimiento de los deberes fiscales por el organismo recaudador, en reemplazo de los ya existentes, importa una clara
intromisión en el ámbito de otras ramas del gobierno, con serio menoscabo de la división de funciones exigida por el
régimen republicano (Disidencia parcial del Dr. Antonio Boggiano en "Buombicci" 316: 1190).

En las causas en las que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, pues ello importaría la invasión
que se debe evitar (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Polino" 317: 335).

No existe justificación para la intervención del Poder Judicial en un proceso seguido y concluido por los poderes políticos,
en el que ninguno de éstos, actuando en plenitud de sus funciones y afirmando su autoridad constitucional evidenció la
existencia de conflicto (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Polino" 317: 335).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se
haría manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de la Nación ("PRODELCO"
321: 1252).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se
haría manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de la Nación ("Defensor del
Pueblo de la Nación" 321: 1187).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, pues ello importaría un avance
en las funciones de los demás poderes, de la mayor gravedad para la armonía constitucional y el orden público ("Chaco,
Pcia del" 321: 3236).

No corresponde ponderar la oportunidad o la conveniencia de una determinada modalidad en el ejercicio de las


funciones propias de otro de los poderes del Estado (Disidencia parcial del Dr. Augusto César Belluscio en "Estado
Nacional (Ministerio de Cultura y Educación) c/ Univ. Nac. de Luján" 322: 842).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes, en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, pues ello importaría un avance
en las funciones de los demás poderes, de la mayor gravedad para la armonía constitucional y el orden público
("Tomasella Cima" 322: 2370).

Se encuentra vedado a los jueces el examen de la conveniencia del criterio adoptado por el legislador en el ámbito
propio de sus atribuciones, al que no corresponde substituir, sino aplicar la norma tal como él la concibió ("Andrili de
Cúneo Libarona" 323: 192).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, pues ello importaría la invasión
que se debe evitar ("Guadalupe Hernández" 322: 1988).

En las causas en que se impugnan actos cumplidos por otros poderes en el ámbito de las facultades que les son
privativas, la función jurisdiccional no alcanza al modo del ejercicio de tales atribuciones, en cuanto de otra manera se
haría manifiesta la invasión del ámbito de las facultades propias de las otras autoridades de la Nación (Voto del Dr.
Antonio Boggiano en "Haquim" 324: 2299).

No corresponde a los jueces decidir sobre la conveniencia o acierto del criterio adoptado por el legislador en el ámbito
propio de sus funciones; ni pronunciarse sobre la oportunidad o discreción en el ejercicio de aquéllas, ni imponer su
criterio de eficacia económica o social al Congreso de la Nación (Votos de los Dres. Juan Carlos Maqueda y Elena I.
Highton de Nolasco y de los Dres. E. Raúl Zaffaroni y Ricardo Luis Lorenzetti en "Galli" 328: 690).

V. V. Es el Poder Judicial el que dice cuando se ha violado la división de poderes:

No obstante, es deber del Poder Judicial si los otros poderes han actuado dentro del ámbito de su competencia, lo cual a
su vez repercutirá en la posibilidad de control judicial:

Decidir si un asunto ha sido, en alguna medida, conferido a otro poder del Estado, o si la acción de ese poder excede las
facultades que le han sido otorgadas, es en sí mismo un delicado ejercicio de interpretación constitucional, y una
responsabilidad de la Corte como último intérprete de la Constitución ("Apoderados y electores de la Alianza Frente de la
Esperanza" 316: 972).

Decidir si un asunto ha sido, en alguna medida, conferido a otro poder del Estado, o si la acción de ese poder excede las
facultades que le han sido otorgadas, es en sí mismo un delicado ejercicio de interpretación constitucional y una
responsabilidad de la Corte como último intérprete de la Constitución (Voto del Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia"
316: 2940).

Esclarecer si un poder del Estado tiene determinadas atribuciones exige interpretar la Constitución, lo que permite definir
en qué medida - si es que existe alguna - el ejercicio de ese poder puede ser sometido a revisión judicial (Voto del Dr.
Eduardo Moliné O'Connor en "Nicosia" 316: 2940).

Esclarecer si un poder del Estado tiene determinadas atribuciones exige interpretar la Constitución, lo que permitirá
definir en qué medida - si es que existe alguna - el ejercicio de este poder puede ser sometido a revisión judicial (Voto del
Dr. Eduardo Moliné O'Connor en "Polino" 317: 335).

Esclarecer si un poder del Estado tiene determinadas atribuciones, y si éstas han sido ejercidas en armonía con la
regulación constitucional, exige interpretar la ley fundamental para precisar en qué medida - si es que existe alguna - el
ejercicio de ese poder puede ser sometido a revisión judicial (Voto de los Dres. Eduardo Moliné O'Connor y Guillermo A.
F. López en "Nellar" 319: 705).

Así como la Corte, en ejercicio de una prerrogativa implícita que es inherente a su calidad de órgano supremo de la
organización judicial e intérprete final de la Constitución, ha intervenido para conjurar menoscabos a las autoridades
judiciales o impedir posibles y excepcionales avances de otros poderes nacionales, también le corresponde, como parte
de su deber de señalar los límites precisos en que han de ejercerse aquellas potestades - con abstracción del modo y la
forma en que el punto le fuera propuesto - establecer si la materia de que se trata está dentro de su poder jurisdiccional
("Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

V. VI. Poderes políticos gobiernan y el Poder Judicial solo verifica acuerdo con la Constitución Nacional En esa línea,
podemos afirmar que los poderes políticos gobiernan y el Poder Judicial solo verifica acuerdo con la Constitución
Nacional:

Los tribunales tienen facultades incuestionables para comprobar si los actos de los poderes políticos, cumplidos en
ejercicio de sus atribuciones privativas, se ubican dentro del marco constitucional que las define. La aplicación de esa
regla conduce a la conclusión de que si no ha existido transgresión alguna en tal sentido, de modo que la decisión
adoptada por el poder político se ajusta a las normas fundamentales que regulan su accionar, tal decisión no puede ser
modificada por el Poder Judicial (Voto de los Dres. Eduardo Moliné O'Connor y Guillermo A. F. López en "Nellar" 319:
705).

El principio de separación de poderes y el necesario autorrespeto por parte de los tribunales de los limites
constitucionales y legales de su competencia impone que, en las causas donde se impugnan actos que otros poderes
han cumplido en el ámbito de las facultades que le son privativas con arreglo a lo prescripto en la Constitución Nacional,
la función jurisdiccional de los jueces no alcance a interferir con el ejercicio de tales atribuciones, puesto que si así fuera
se haría manifiesta la invasión del campo de las potestades propias de las demás autoridades de la Nación (Voto de los
Dres. Eduardo Moliné O'Connor y Guillermo A. F. López en "Lavandera de Rizzi" 321: 441).

El límite de la facultad de revisión judicial se encuentra ubicado en el ejercicio regular de las funciones privativas de los
poderes políticos del Estado ("PRODELCO" 321: 1252).

Resulta evidente que compete a la decisión de los poderes políticos del Estado la formulación de las líneas
gubernamentales y que a la Corte Suprema sólo le cabe confrontar el ajuste de las normas con la Constitución Nacional,
sin que de ese control resulte valoración de dichas políticas ni -menos aún- adopción de medidas sustitutivas o
complementarias del accionar de las otras ramas del gobierno ("San Luis, Provincia de" 326: 417).

La división de poderes implica el respeto a las facultades de otro poder del Estado y si bien la Corte Suprema no puede
juzgar sobre las facultades propias de otro poder político, sí puede analizar si éstas han sido ejercidas dentro del marco
que fijan la Constitución y las leyes (Voto de los Dres. Javier María Leal de Ibarra y Jorge Oscar Morales en "Moliné O
Connor" 327: 2205).

V. VII. Autoridad La Corte remarca que para tener autoridad para marcar los límites de los otros poderes, debe saber
mantenerse dentro de los suyos:

El principio de la separación de los poderes resultante del régimen constitucional, impide a los jueces asumir funciones
que son privativas de los otros poderes de la Nación ("Costa" 269: 381).

La autoridad suprema de los fallos de la Corte supone que sus decisiones se mantengan dentro de los límites de su
competencia ("De Coulon" 301: 1226).

Las posibles reservas en materia de cuestiones políticas no exoneran al Poder Judicial de la sujeción a las limitaciones
de su jurisdicción resultantes de la Constitución Nacional y de las leyes dictadas en su consecuencia (Voto de los Dres.
Ricardo Colombres y Esteban Imaz en "Berenstein" 257: 105).

El principio de la separación de los poderes excluye del ejercicio de las funciones que son privativas del Poder Judicial a
los otros Poderes de la Nación (Voto del Dr. Luis María Boffi Boggero en "Berenstein" 257: 105).

No le compete al Poder Judicial el ejercicio en forma expresa o tácita de funciones que corresponden a los restantes
poderes, pues la adopción de una posición contraria puede implicar un menoscabo al principio de separación de poderes
(Disidencia de los Dres. Mariano Augusto Cavagna Martínez y Rodolfo C. Barra en "Fernández, Daniel Ramón" 315:
557).

V. VIII. Debe evitarse sobrejudicialización y apegarse al "caso judicial" Para la Corte, mantenerse dentro de los límites
que le marca la de la división de poderes, pasa por evitar la sobrejudicialización y actuar sólo en tanto haya un caso
judicial:
Las consecuencias del control encomendado a la justicia sobre actividades ejecutiva o legislativa requieren que el
requisito de la existencia de "un caso" o "controversia judicial" sea observado rigurosamente para la preservación del
principio de la división de los poderes. Ello excluye la posibilidad de dar trámite a pretensiones en las que la "aplicación"
de las normas o actos de los otros poderes no haya dado lugar a un litigio contencioso para cuyo fallo se requiera el
examen del punto constitucional propuesto ("Pereyra" 320: 1556).

El control encomendado a la justicia sobre la actividad ejecutiva y legislativa requiere que el requisito de la existencia de
un "caso o controversia judicial" sea observado rigurosamente para la preservación del principio de la división de poderes
("Baliarda S.A. y otros" 326: 2931).

Si para determinar la jurisdicción de la Corte y de los demás tribunales de la Nación no existiese la limitación derivada de
la necesidad de un juicio, de una contienda entre partes, entendida ésta como un pleito o demanda en derecho instituida
con arreglo a un curso regular de procedimiento, el Tribunal dispondría de una autoridad sin contralor sobre el gobierno
de la República, y podría llegar el caso de que los demás poderes del Estado le quedaran supeditados con mengua de la
letra y del espíritu de la Carta Fundamental (Voto de los Dres. Carlos S. Fayt y Juan Carlos Maqueda en "Search
Organización de Seguridad S.A." 327: 1813).

Si para determinar la jurisdicción de la Corte y de los demás tribunales de la Nación no existiese la limitación derivada de
la necesidad de un juicio, de una contienda entre partes, entendida ésta como un pleito o demanda en derecho instituida
con arreglo a un curso regular de procedimiento, el Tribunal dispondría de una autoridad sin contralor sobre el gobierno
de la República, y podría llegar el caso de que los demás poderes del Estado le quedaran supeditados con mengua de la
letra y del espíritu de la Carta Fundamental (Voto del Dr. Carlos S. Fayt en "La Rioja, Provincia de" 328: 2429).

Las consecuencias del control encomendado a la justicia sobre las actividades ejecutiva y legislativa requieren que el
requisito de la existencia de "un caso" o "controversia judicial" sea observado rigurosamente, para la preservación del
principio de la división de poderes, lo que excluye la posibilidad de dar trámite a pretensiones donde la aplicación de las
normas o actos de los otros poderes no hayan dado lugar a un litigio contencioso para cuyo fallo se exija el examen del
punto constitucional propuesto ("Policonsultorios de Cabecera S.R.L." 329: 3184).

La "aplicación" de los actos de los otros poderes debe dar lugar a un litigio contencioso, para cuyo fallo se requiera el
examen del punto constitucional propuesto, pues el Poder Judicial debe ser preservado de la sobrejudicialización de los
procesos de gobierno ("Policonsultorios de Cabecera S.R.L." 329: 3184).

La "aplicación" de los actos de los otros poderes debe dar lugar a un litigio contencioso, para cuyo fallo se requiera el
examen del punto constitucional propuesto. El Poder Judicial debe ser preservado de la sobrejudicialización de los
procesos de gobierno ("Brandi" 330: 3109).

V. IX. Oportunidad de intervención del Poder Judicial La intervención del Poder Judicial en los conflictos políticos debe
producirse en el momento y del modo que procesalmente corresponden:

Es inadmisible que la Corte intervenga en una contienda suscitada entre el Poder Ejecutivo y algunos miembros de la
Cámara de Diputados antes de que "el procedimiento político normal tenga la oportunidad de resolver el conflicto", ya
que el Poder Judicial no debe involucrarse en controversias donde se lo pretende utilizar, al margen de las limitaciones
previstas en el art. 116 de la Constitución Nacional, como árbitro - prematuro - de una contienda que se desarrolla en el
seno de otro poder ("Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

El rechazo del planteo referido a la invalidez de la sentencia que mandó suspender los efectos del decreto 842/97 se
dirige, fundamentalmente, a asegurar el normal funcionamiento de las instituciones legales, con el consiguiente
afianzamiento de la confianza pública en ellas, antes que destrabar con impaciencia una circunstancial dificultad del
Poder Ejecutivo, cuya solución dentro de la legislación vigente no se avizora en modo alguno como imposible (Disidencia
del Dr. Carlos S. Fayt en "Rodríguez, Jorge" 320: 2851).

VI. Límite para actividad jurisdiccional del Poder Ejecutivo Para concluir, nos permitimos destacar los límites dentro de
los cuales las leyes pueden autorizar al Poder Ejecutivo a resolver los conflictos:
Admitir la legitimidad de las leyes 13.246, 13.897 y 14.451, en cuanto comportan el total desposeimiento de atribuciones
del Poder Judicial, importaría tanto como autorizar la supresión o cuando menos la omisión del principio de la división de
los poderes, sin cuya vigencia la forma republicana de gobierno queda sin base que la sustente y, en consecuencia, las
funciones estatales resultan potencialmente desquiciadas con el consiguiente desamparo de las libertades humanas
("Fernández Arias" 247: 646).

Ningún objetivo político, económico o social tenido en vista por el Poder Legislativo, cualquiera sea su mérito, alcanzaría
a justificar la total sustracción al conocimiento de los jueces ordinarios del juicio en que se debate el desalojo del
arrendatario, fundado en el art. 3°, incs. d) y g) de la ley 14.451. Porque, si bien el principio de la división de los poderes
puede y precisa ser adecuado a las necesidades de la vida contemporánea en la medida que lo toleren las normas
constitucionales, no cabe convalidar la violación a la esencia de ese principio que comporta el total desposeimiento de
atribuciones del Poder Judicial consumado por las leyes 13.246, 13.897 y 14.451 ("Fernández Arias" 247: 646).

El pensamiento profundo que traducen la norma del art. 95 de la Constitución Nacional y las que se le vinculan entre
otras, las de los arts. 18, 23, 29, 94, 67, inc. 11 y 100 de la Ley Fundamental mantiene su vigor a través del tiempo. Ellas
se basan en la separación o distribución de los poderes, principio fundamental de nuestra estructura política y
organización jurídica arts. 1 y afines de la Constitución Nacional (Voto de los Doctores Luis María Boffi Boggero y Pedro
Aberastury en "Fernández Arias" 247: 646).

El Poder Judicial, cuyo organismo supremo es la Corte, ha de velar por la supremacía de los principios constitucionales.
En consecuencia, aduciéndose en el caso que las leyes 13.246, 13.897 y 14.451 transgreden el principio de separación
de los poderes, corresponde que el Tribunal decida que el Poder Ejecutivo no puede ejercer funciones propias de los
jueces. Asimismo, esa función entraña afirmar que el Poder Legislativo, que incluso está impedido de delegar la función
típica de sancionar la ley, no puede a fortiori disponer de las que pertenecen al Poder Judicial, transfiriéndolas al Poder
Ejecutivo en evidente transgresión constitucional (Voto de los Doctores Luis María Boffi Boggero y Pedro Aberastury en
"Fernández Arias" 247: 646).

Los arts. 46 de la ley 13.246 y 1° y 2° de la ley 13.897 fueron sancionados bajo las normas de la Constitución de 1949, y
respondiendo, entonces, al movimiento que auspiciaba la mayor gravitación del Poder Ejecutivo sobre los otros poderes
que desempeñan con él el Gobierno Nacional. Por ello, resultan más claros en su doctrina de privar al Poder Judicial de
funciones que le son propias, para entregarlas al Poder Ejecutivo, a pesar de que el art. 90 de dicha Constitución
reproducía el 95 de la de 1853 (Voto de los Doctores Luis María Boffi Boggero y Pedro Aberastury en "Fernández Arias"
247: 646).

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Jurisprudencia

San Luis, Provincia de c/ Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad y cobro de pesos.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 10/6/2008.

Brandi, Eduardo Alberto y otros c/ Gobierno de la provincia de Mendoza


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 23/0/2008.

Bussi, Antonio Domingo c/ Estado Nacional (Congreso de la Nación - Cámara de Diputados) s/ incorporación a la
Cámara de Diputados.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 13/7/2007.

Simón, Julio Héctor y otros s/ privación ilegítima de la libertad, etc. (Poblete) -causa N° 17.768-.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 14/6/2005.

Itzcovich, Mabel c/ ANSeS s/ reajustes varios.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 29/3/2005.

Lona, Ricardo s/ pedido de enjuiciamiento -causa n° 9-.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 10/2/2004.

Moliné O Connor, Eduardo s/ su juicio político


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 26/11/2003.
Haquim, Carlos Guillermo c/ Jujuy, Provincia de y Estado Nacional (Senado de la Nación) s/ acción de amparo.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 0/0/2001.

Andrili de Cúneo Libarona, María Sara c/ Cúneo Libarona, Angel. s/ sucesión


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 29/2/2000.

Guadalupe Hernández, Simón Fermín s/ acción de amparo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 31/0/1999.

Arias, José Alberto s/ extradición.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 4/2/1999.

Fayt, Carlos Santiago c/ Estado Nacional s/ proceso de conocimiento


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 19/0/1999.

Verrocchi, Ezio Daniel c/ Poder Ejecutivo Nacional - Administración Nacional de Aduanas s/ acción de amparo
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 19/0/1999.

Iribarren, Casiano Rafael c/ Santa Fe, Provincia de s/ accióndeclarativa.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 22/6/1999.

Universidad Nacional de Córdoba (doctor Eduardo Humberto Staricco- rector) c/ Estado Nacional - declaración de
inconstitucionalidad- sumario.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 27/5/1999.

Estado Nacional (Ministerio de Cultura y Educación) c/ Universidad Nacional de Luján s/ aplicación ley 24.521.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 27/5/1999.

Lavandera de Rizzi, Silvia c/ Instituto Provincial de la Vivienda.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 17/3/1998.

PRODELCO c/ PEN s/ amparo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 7/5/1998.

Defensor del Pueblo de la Nación c/ Estado Nacional - Poder Ejecutivo Nacional - s/ amparo ley 16.986.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 7/5/1998.

Barsanti, Agustina c/ UBA. (Universidad de Buenos Aires) Resolución 2314/95. s/ UNIVERSIDADES


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 30/6/1998.

Trovato, Francisco Miguel Angel c/ Honorable Cámara de Senadores de la Nación s/ amparo ley 16.986.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 25/0/1997.

Pereyra, Eliseo Armando c/ Estado Nacional y otro (Salta) s/ inconstitucionalidad.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 15/7/1997.

Soria, Carlos Ernesto s/ su presentación.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 5/11/1996.

Nellar, Juan Carlos s/ Recurso de queja


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 30/4/1996.

Monges, Analía M. c/ UBA. - resol. 2314/95. s/ Recurso de hecho


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 26/12/1996.

Indo S.A. c/ Fisco Nacional (DGI.) s/ repetición (ley 11.683).


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 4/5/1995.

Horvath, Pablo c/ Fisco Nacional (DGI.) s/ ordinario (repetición).


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 4/5/1995.

Polino, Héctor y otro c/ Poder Ejecutivo (Exp. Feria 5/94) s/ amparo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 7/4/1994.

Apoderados y electores de la Alianza Frente de la Esperanza s/ acción constitutiva de tipo cautelar.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 13/5/1993.
Buombicci, Neli Adela s/ apelación de clausura.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 0/6/1993.

Nicosia, Alberto Oscar s/ recurso de queja.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 0/12/1993.

Cocchia, Jorge Daniel c/ Estado Nacional y otro s/ acción de amparo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 2/12/1993.

Montes de Oca, Alberto Horacio y otros s/ Acción de Amparo


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 24/11/1992.

Compañia Arenera del Río Luján SA c/ De Castro, Francisco y otros s/ Indemnización.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 1/0/1992.

Rossi Cibils, Miguel Angel y otros s/ acción de amparo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 0/0/1992.

Fernández, Daniel Ramón c/ Municipalidad de la Capital y Jefe de Policía. s/ Recurso extraordinario


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 31/3/1992.

Peralta, Luis Arcenio y otro c/ Estado Nacional (Mrio. de Economía - BCRA.) s/ amparo.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 27/12/1990.

Colombo Murúa, Marcelo F. c/ Estado Nacional - Poder Ejecutivo Nacional s/ ORDINARIO.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 6/2/1990.

Gómez, Ricardo y Federico, Eduardo Alberto s/ robo agravado - automotor - arma de fuego
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 0/6/1989.

Zaratiegui, Horacio y otros c/ Estado Nacional s/ nulidad de acto legislativo.


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 6/12/1988.

Cisilotto, María del Carmen Baricalla de c/ Estado Nacional (Ministerio de Salud y Acción Social). s/ Acción de Amparo
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 27/1/1987.

Caja Nacional de Ahorro y Seguro c/ N.C.R. Argentina S.A.I.C. s/ RECURSO DE HECHO


SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 15/12/1987.

SANTOS Segundo Enrique y otros c/ INGENIO Y REFINERIA SAN MARTIN DEL TABACAL S.A. s/ PROCEDENCIA
DEL RECURSO EXTRAORDINARIO - FALTA DE FUNDAMENTACION SUFICIENTE - OMISION DE PRUEBAS
APORTADAS - CONTRATO DE TRABAJO
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 13/3/1986.

CAMPS, RAMON J. s/ DECRETO 158/83 Y ART. 502 DEL CODIGO DE JUSTICIA MILITAR.
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION. , 31/7/1984.

Luján, Carlos Daniel c/ Romero, José Omar s/ Cobro de pesos


SENTENCIA.CAMARA CIVIL, COMERCIAL, LABORAL Y MINAS. , 18/10/2000.

LABORATORIO BALIARDA SA c/ PROVINCIA DE SANTA FE s/ RECURSO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO DE


PLENA JURISDICCION INCIDENTE DE SUSPENSION DE MEDIDA ADMINISTRATIVA CSJ EXPTE NRO 324-89
SENTENCIA.CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. , 1/11/1989.

Legislación
CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA.
Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 55


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

DECRETO DE NECESIDAD Y URGENCIA. EXPLOTACION DE AEROPUERTOS


Decreto Nacional 842/97. 27/1997. Vigente, de alcance general
CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 78
Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 61


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 79


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 5


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA.


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

LEY DE DEFENSA NACIONAL


Ley 16.970. 6/10/1966. Derogada

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 8


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 1


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

LEY DE OBEDIENCIA DEBIDA.


Ley 23.521. 4/6/1987. Derogada

LEY DE PUNTO FINAL.


Ley 23.492. 23/12/1986. Derogada

DECLARACION DE NULIDAD DE LAS LEYES DE OBEDIENCIA DEBIDA Y PUNTO FINAL.


LEY 25.779. 21/2003. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA.


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 6


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 37


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 41


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 42


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 52


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 54


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

PRORROGA DEL PACTO FEDERAL PARA EL EMPLEO, LA PRODUCCION Y EL CRECIMIENTO


Ley 24.699. 25/1996. Vigente, de alcance general

ARRENDAMIENTOS Y APARCERIAS RURALES.


Ley 13.246. 1948. Vigente, de alcance general

Ley 13897
Ley 13.897. 19/5/1950. Derogada

Ley 14451
Ley 14.451. 31/7/1958. Individual, Solo Modificatoria o Sin Eficacia
Ley 14451 Art. 3
Ley 14.451. 31/7/1958. Individual, Solo Modificatoria o Sin Eficacia

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 1


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 19


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 2


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA.


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

CONSTITUCION NACIONAL. CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Art. 64


Constitución Nacional. 22/1994. Vigente, de alcance general

ARRENDAMIENTOS Y APARCERIAS RURALES. Art. 38


Ley 13.246. 1948. Vigente, de alcance general

Ley 13897 Art. 1 al 2


Ley 13.897. 19/5/1950. Derogada

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