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“Cogito, ergo sum” significa “pienso, luego existo”, fue la primera verdad y trajo
muchas consecuencias. Para Descartes es la frase fundamental de su trabajo, o
su frase más cliché. En verdad es un solipsismo, que es una meditación eterna y
doctrina filosófica. Este es una forma radical de subjetivismo según la cual solo
existe, o solo puede ser conocido el propio “yo”. O sea, que defiende que el sujeto
pensante no puede afirmar ninguna existencia, salvo la suya propia.
Entonces ahí, Descartes comienza su trabajo filosófico a través de la duda
principalmente. Él empieza a dudar de todo, absolutamente de todo. Entonces si
pensamos en su frase, ¿también dudó de sí mismo?
Duda primero de todo conocimiento que obtuvo a través de los sentidos, luego
duda de la existencia de la realidad como tal, y por último duda de la capacidad de
entendimiento de las cosas. Aquí es donde nace para él la teoría de un “genio
malvado”, o sea que crea como una realidad falsa por así decirlo, podríamos decir
que se asemeja a la película Matrix: “Un día descubrimos que, nuestro mundo, no
es más que una simulación ‘computarizada’ creado por un ser malvado”.
También, esta frase que explica Descartes busca decir en cierta forma que uno
todo lo basa en la razón, y cómo esta razón define todo lo que somos. Entonces,
al final dice que esta razón, que es base del racionalismo -una de sus ramas
filosóficas-, habla de que todo lo pongo en duda, porque no sé si algo es cierto o
falso.
O también podríamos decir que para Descartes no existe ningún “dios” ni muchos
“dioses”, solamente existe la duda, y la “duda” pasaría a ser como su “dios” y por
eso él medita sobre la duda. Y es a través de esas meditaciones que él va como
explicando las verdades sobre la realidad, de la existencia, y todo. Si lo
filosofamos, existiría una “idea” de Dios, porque, nosotros al estar dudando,
estamos tratando de dar la existencia y el origen de todas las cosas. Y entonces
¿de dónde viene el ser humano?, ¿de dónde salimos?, TODO eso sería una duda.
Entonces nosotros provenimos de la duda, y esa duda es Dios. Porque al final
está diciendo que nosotros fuimos creados por un Dios, pero para él no es un Dios
tipo “Jesucristo”, sino el Dios es la duda, y esa es la que hace pensar la existencia
de nosotros, y es como la idea de Dios en el fondo. Si es que no me equivoco.
Y por el contrario, cuando las cosas son más simples o más generales, como por
ejemplo las matemáticas que son solamente dígitos, números, y conocidas como
“exactas” (racional), NO tratan de comprender en sí la naturaleza, entonces estos
contendrían lo que es cierto e indudable. O sea, son inmutables y eternas. Porque
es tan simple y patente la verdad, que uno no sospecha de su falsedad, por ende
no se volverían dudosas. En síntesis, res extensa es que mientras más sea
extenso, existe más duda.
(Y por eso las matemáticas estarían ligadas, o explicarían de cierta forma, el
pensamiento filosófico y a los filósofos).
¿Con res extensa, también se estaría refiriendo al mundo?, no dice a ciencia cierta
o explícitamente que sí, pero haciendo una relación: El mundo es una composición
de muchas cosas, no es uno solo. Incluso está, a su vez, compuesto por ocho
planetas. Entonces si el mundo es tan extenso y tan compuesto, siempre se va a
dudar de él y todo lo que haya en él. Y de ahí viene la idea de Descartes, que se
duda de la realidad y la existencia del mundo.
• Hume señala que todas las ciencias guardan relación con la naturaleza
humana, es decir, todas las ciencias caen bajo las capacidades del ser humano y
son juzgados por el hombre. El único método válido para Hume es el de Newton,
pero aplicado a la ciencia del hombre. Todo cuanto conocemos es una percepción.
Las percepciones son los contenidos de la mente en general y se dividen en
impresiones, que son los datos inmediatos de la experiencia, e ideas, que son
representaciones o copias de las impresiones en el pensamiento (imágenes
debilitadas de las impresiones). Las ideas tienen su origen en las impresiones.
Ambas pueden ser también simples o complejas, según estén o no formadas por
partes y pueden ser también de reflexión o sensación. Cuando la mente ha
recibido impresiones, éstas pueden reaparecer de dos modos: memoria e
imaginación.
• Las ideas de la memoria son más fuertes que las de la imaginación pues la
memoria preserva el orden y la forma de las originales. La imaginación, sin
embargo, es libre de alterar y trastocar las ideas. Las cualidades de las que surge
la asociación de ideas (leyes de asociación) son: semejanza, contigüidad y causa-
efecto. Nuestra imaginación pasa fácilmente de una idea a otra semejante y
adquiere la costumbre de la asociación de ideas que están más próximas en el
espacio. En cuanto a la causa-efecto, no hay conexión más fuerte en la
imaginación, y se ha entendido como una conexión necesaria (no puede no
darse). Para Hume, hay dos tipos de conocimiento posibles: Las relaciones de
ideas (que incluyen todas las proposiciones de la matemática, geometría, etc. A
estas proposiciones se llega por razonamientos del entendimiento, sin necesidad
de recurrir a la experiencia) y las relaciones de hechos que dependen
únicamente de la experiencia y no es posible llegar a él por medio de
razonamientos. Según Hume, una idea es verdadera si podemos señalar de qué
impresión se deriva ya que el límite de nuestro conocimiento son las impresiones.
Sin embargo, damos por seguros hechos futuros de los que no tenemos
impresión. Según Hume, estas anticipaciones se fundan en la relación causa-
efecto.
A partir del concepto de idea de Locke, Hume establece una división con el
objetivo de conocer mejor cuál es la capacidad de conocimiento que nosotros
tenemos. Así nacerían las imágenes y la idea.
Las impresiones sensibles son los sentidos, como el tacto, el gusto, el oído, etc.
En suma, todo lo que conocemos del mundo exterior.
Y están, también, las impresiones de la reflexión. Producto de la reflexión. Esas
que son de nuestra propia interioridad, por ejemplo: estados de alegría, o estados
de tristeza, pena... etc.
Estas se diferencias de las percepciones derivadas (de una impresión), porque
Hume las llama “ideas”. Es decir, no son impresiones sensibles que yo obtengo de
un conocimiento directo, sino que son como los fenómenos de la fantasía o la
memoria. Y memoria cuando, por ejemplo, nosotros podemos recordar una
sensación de dolor, o etc.
Y las impresiones se diferencian de las ideas cuando, por ejemplo, de cuán
intensa o vivazmente nosotros recordemos algo. (Como el anterior ejemplo de
“dolor”)
“Las unas parecen ser, en cierto modo, el reflejo de las otras”, con esto podríamos
decir que la una depende de la otra. Una es preexistente de la otra, se necesitan
para existir. Se corresponden. Y son reflejos, por ende, semejantes. Por eso se
dice que las percepciones del espíritu humano son dobles. Una idea sólo será
válida si se referencia directamente a una impresión, sino sería un conocimiento
falso.
Pero, según la primera parte del libro “Tratado sobre la naturaleza humana”, luego
revoca estas “sentencias” ... porque nos dice, por dar un ejemplo propio: “Me
puedo imaginar un árbol rosado ¿pero, he visto alguna vez uno? O, pienso en la
cara de un famoso, pero si nunca lo he visto en persona ¿podré conocer todos sus
recovecos, sus lunares, sus imperfecciones...? O incluso conociéndolo en
persona ¿me podré hacer una idea perfecta y real de como verdaderamente es?”.
Por consiguiente, no sería real la teoría de que son copias exactas las unas de las
otras.
Y él genera la crítica porque es como si dijese: “Si yo pienso más allá y reflexiono
con este saber público, sin finalidad a algo, solamente estoy creciendo yo como
persona”. Entonces, él está superior al uso privado y está en el ‘puesto preciso’,
por así decirlo, para ejercer un juicio y ejercer una crítica, puesto que está sobre el
otro. En síntesis, es la superación completa de la filosofía, porque él ejerce la
crítica. Es como su fundador. Cambió este pensamiento homogéneo que todos
tenían o que teníamos.
Todo esto es funcional, sirve “para” algo. Por ejemplo, es un seguro de vida para
todas las personas, porque qué mejor seguro que sea este funcional que te da la
iglesia, como cuando hemos escuchado que dicen: “Jesús te dice que estés
tranquilo, cree en mí que pronto vas a estar bien”, o que, si creemos en Dios,
moriremos con él y viviremos en el paraíso y no en la tierra donde moran las
tinieblas y maldad. Este seguro, de que existe algo más allá de la muerte, porque
la muerte es lo más razonado por todos los humanos y el que más nos hace
pensar, porque ¿quién no se ha preguntado qué pasará después de la muerte?, o
¿si realmente hay vida después de la muerte? Entonces, retomando, si el
cristianismo nos dice tipo: “Tranquilo, pórtate bien que yo, cuando tú mueras, te
llevaré al Edén (o paraíso)”, esto estaría siendo funcional para nosotros.
Y entonces, Kant, le hace todo este ‘salto’ a la filosofía porque piensa más allá de
una teoría funcional.
Pero lo más importante es que él, a pesar de todo, no negaba ninguna teoría. Él
no decía, por ejemplo: “No, no existe el cristianismo; no existe esta filosofía; no
existe la filosofía de Hume ni Descartes”, más bien, él aceptaba que existían,
aceptaba que se exigiera un cristianismo en todo, en la zona occidental
principalmente. Pero la diferencia era que él lo invalidaba. Por ejemplo, como si
dijese: “Sí claro, existe, pero eso no es lo razonable que debiésemos pensar todos
nosotros o toda la humanidad”.
Por eso, Kant era como el ‘rey’ de la crítica, del escepticismo. Él plantea lo que se
conoce como el “imperativo categórico”. Antes de que Kant planteara esto,
siempre se tenía la idea que todo lo que existía era el “imperativo hipotético”, o
sea que la divinidad entregaba unas doctrinas o dogmas y que estos debían
seguirse. Pero lo que Kant hace, es criticar todo esto y criticar estos dogmas y
estos imperativos hipotéticos y los pone en duda, todo lo critica, todo lo duda y no
lo cree por nada del mundo. Entonces, al final de eso se trata todo, de poner todo
en crítica y juzgarlo de cierta manera. Después de eso él cambia el sentido, de
que por ejemplo, en los imperativos hipotéticos se decía que: “Si tú quieres que
algo salga bien en la vida, tienes que hacer tal cosa, pero si tú no quieres que ese
algo sea, entonces no tienes por qué seguir ese dogma”. En cambio, en los
imperativos categóricos decían que: “Si algo es así, es porque es así y punto”.
Buen ensayo! No está demás agregar que hay que continuar perfeccionando la
redacción y el tratamiento escritural.