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slo varecen de coherencia tedrica, sino que desoyen las exigentcias que el mundo moderno plantea a la teorfa, cuando se intenta pensar- lo mediante el concepto de cosificacién, El concepto de cosificacién —ésta es la conclusién que se puede sacar tanto de la decisiva propuesta teérica de Lukées como de las limitaciones que se observan en sus desarrollos— permite pensar uuna realidad que tal vez es la que caracteriza mds esencialmente a le modernidad: la de la existencia del sujeto social como sujetidad conflictivamente repartida entre el hombre y las cosas. Pata afir- ‘arse como sujeto abstracto, el valor valorizéndose necesita realizarse como proyecto concreto; necesita de los seres humanos y de la elec- cién de forma —civilizatoria, culturel— que ellos hacen al trabajar sobre la naturaleza: la existencia del capital como sujeto se agoca en cl ser un proceso permanente, siempre repetido, de enajenacién del sujeto humano. Por su parte, con el simple hecho de existir como ser de convivencia social, de afirmarse como agente concre- to de capacidades y apetencias, el ser humano se encuentra ya inmer- so en la dindmica comandada por el capital; su capacidad de revo- lucionzr el mundo hecho a la imagen del capital no puede ser por fanto una ierupcién redentora, salida de la hada: tiene que resultar del propio mundo enajenado, que ser ella misma una ruptura con Ja metamorfosis que la mantiene traducida a los términos impuestos por el “sujet” que la enajena. 110 LA COMPRENSION Y LA CRITICA (Praudel y Marx sobre el capitalismo) Es traumt sich sehr verschieden nach Gegend und Strafe, vor allem aber ganz unterschieden nach Jahreszeiten und nach dem Wetter, Walter Benjamin Separados ao s6lo por cien afios de una historia vertiginosa sino también por una frontera lingtifstica y cultugal considerable, dos personajes cuya importancia es decisiva en lavhistoria del discurso racional acerca de la realidad histérica se ocuparon de algo que pa- rece constituir un mismo objeto teérico: el capitalismo. Fl trabajo de Karl Marx en su manuscrito de El capital se desacrollé durante los afios sesenta del siglo pasado; la redaccidn de ia obra Civilizacién material, economia y capitalismo la completé Fernand Braudel a fi- nnales de los afios setenta del siglo atin presente. ~ No resulta facil vencer'la ingomodidad de un dnimo dividido cuando se cede a la tentacién, mds que eafaprensible, de comparas a idea que Braudel tiene del “capitalismo” con la que se encuentra en la obra de Marx acerca del “modo de produccién capitalista’. El desconcierto se apodera de uno porque igual fuerza de convencimiento tienen en ocasiones los datos que llevan a afirmar, por encima del detalle, la similitud incuestionable e incluso la identidad plena entre estas dos ideas, que aquellos que, por el contrario, hacen sospechar, por debajo de lo explicito, una diferencia profunda, por no decit uuha incompatibilidad irreductible entre las mismas, mm a hy I Sobra insistir en las diferencias, que saltan a la vista, entre estas » dos aproximaciones a la comprensién de la realidad histérica capi- talista. Todas ellas podrian resumirse en una caracterizacién que Ms +s ‘oponga el trabajo de Marx, entendido como un intento de desen- ~!s trafiar las leyes que rigen desde lo profundo el funcionamiento de ¢°"'~«l9 Ja formacién econémica de la sociedad moderna en el siglo xix, a la obra de Braudel, entendida como la propuesta de una imagen completa tanto del escenario como de los personajes y del argu- mento central del drama histérico-econémico moderno hasta el siglo xvum, Se tratarfa en efecto de la distincién entre un os destinado a detectar las condiciones de posibilidad de una realidad hist6rica y otco dirigido en cambio a componer un relato coherentel del acontecer mismo de esa realidad. =) Tan evidentes como estas diferencias —que a primera vista slo i (parecen ser distinciones de género.o.de-disciplina cientifica—, no | {pueden desconocerse!impartanses simi setence las dos ideas Jacerca del capitalismo que ponen en juego Marx y Braudel. Eleapi- | {talismo, esta entidad a la que los dos hacen referencia y que cada |uno trata a su manera, tiene para ambos algo en comtin: es una / |determinacién central, es decis, constitutiva y dominante en la vida (ee las sociedades modernas. Se trata de una coincidencia general \que se completa.con el juicie aduerso.que-les-merece-aambos la la vida s hombres ¥y que se ilustra en un sinnimero de apreciaciones particulares, sin- gulates eincluso de detalle 1 apreciacién.de-la-sealidad-capiralista se it— en otras coincidencias conceptuales, Secomiaenc ‘mds bien abstracta y de cardcter mesodolSgico; Sdlo quiero mencionar dos, ambas importantes. L{(primer? se encuen- tra.en la consideracién de la vigencia de varias temporalidades dife- si como en la insi tencia tanto en determ AOMEROT Yue se rigen por la temporalidad lenta como en el carcter permanente 0 m } 7 rga duracién'" que de ellos tienen. La presencia de dramas. “histéricos cuyas escenas duran siglos y cuyos acios se suceden des pués de milenios, presencia descubierta por Braudel para la histo~ riograffa contemporinea en su libro ya clisico sobre el Mat Medite- rdneo y su mundo —y teorizada en sus textos meodologcor i, a fue también percibida y tenida en cuenta sistemdticamente por _ Marx; baste recordar su famosa afiemacién acerca de la historia “casi inmévil” del gusto estético occidental o su cuadro del ciclo mile- &- nario que siguen las.formas de propiedad de la riqueza a lo largo ‘* dela historia. 1 segunda coincidencia metodologica se da en otra", consideracién, qufé es muy diferente de la anterior pero que est en « estrecha y compleja relacién con ella. Las “formaciones” u “érdenes” de determinacién del mundo histérico son miliples, dirfan ambos, y su muleiplicidad, que seencueata estructural "(dice Mara) o elorden? (dice BraudeD propiament nomicismo” de laafirmacién we pele 2 > na, en el Prélogo ala Contribucién a la critica de la economia politica, acerca del caricter detetminante en Ultima instancia de la forma- cién econémica de la sociedad sobre las demis, resuena incluso for- talecido en la declaracién braudeliana, al comienzo del tercer libro de su obra, de que el “obseryatorio” material-econémico permite ver de mejor manera la totalidad de los aspectos de la historia del mundo, El comentario que sigue no intenta arribar ala tranquilidad que proporciona un balance, es decir, el resultado final de un sumar coin- ccidencias y restar discrepancias; quisiera, por el contrario, sostenerse en la incomodidad de ese animo dividido y hacer que las similitudes (Ge enfrenten con las diferencias, Pretende forzar un didlogo entre Braudel y Marx en torno al tema de la definicién del “capitalismo”; abrir entre ellos una discusién que, aunque deba quedar necesaria- mente inconclusa, puede resultar aleccionadora hoy en dia. {DURES concernientes a este dislogo imaginario quisiera abordar brevemente en las paginas que siguen. El primero es tar 13 general, que tiene que ver con la posibili una compara sre ideas.d 1p que encontra- mos en Marx y en Braudel. Elgegundo) mas particular, gira en torno a una aseveracién de Braudel acerca del terreno que le seria propio al capitalismo, que afirma retadoramente lo contratio de otra equiparable, formulada por Max: alli donde éste dice: {el te- repo propio del capitalismo] “es la produc del contra dice: “es la circulacién”. .d misma de establecer I Sobre el primer punto. Para construir un didlogo verosimil, es decir, imaginariamente efectivo, sobre un tema determinado entre dos discursos que no lo buscan o que incluso lo rehtiyen, lo primero que se impone es encontrar una zona conceptual comtin u homogénea bajo las mdximas aproximaciones a dicho tema que puedan encontrar- seen cada uno de ellos; un territorio teérico que sea indudablemente tanto el lugar de sus convergencias como el de sus divergencias, A mi entender, convocados a discutir sobre el tema del capitalismo, ningiin otro campo conceptual comin tienen Marx y Braudel que se preste para satisfacer de manera més adecuada este requerimiento metédico decisive que aquél en que ambos autores delimitan la (analind de su objeto tedrico. En este momento de la argumentacién, cuando sus respectivos discursos esbozan el perfil minimo de la | realidad a la que proyectan tener como referente para poder hablar ( del capitalismo, ambos coinciden; ambos bablan-delanecesidad de reconocer la presencia histética de la realidad capital ° una presencia ti -cho (es perceptible a \ Con un paralelismo que resulta sorprendentz, dado que el discur~ so de Braudel se plantea en completa independencia respecto del dis- curso de Marx, tanto el uno como el ot7o piensan que sdlo la con- sideracién de un juego complejo de interaccién entre tes legalidades ida, como ur hecho que se dao que ferentes de la experiencia. 114 | i | J diferentes y auténomas —coexistentes, después de haber decantado sucesivamente a lo largo del tiempo— nos puede entregar una idea realista de lo que es la necesidad o la “légica” unitaria del acontecer ‘econdmico en la vida social de la modernidad capitalista; tres legali- dades o tres necesidades que, definidas y nombradas de una manera enel texto de Marx, reciben una definicién y un nombre plenamen- /re equiparables en la obra de Braudel. Me refiero a algo que el pro- pio Braudel enfatiza al insistir en un titulo tripartito para su obra de 1979. Sin una peculiar combinacién de las gravitaciones, la primera proveniente de la “civilizacién material”, la segunda de la “economia \mercantil”, que se desarrolla a partir de la primera, y la tercera de la dindmica especificamente capitalista, que se levanta a su vez sobre el mundo de las relaciones mercantiles, la vida econémica moderna, a la que denominamos en general “capitalista” por el hecho de estar | dominada por esta ultima, no existirfa como talyésta es laafirmacién ‘que se resume en el titulo elegido por Braudel para su libro y que se Aepite una y otra vez en el contenido del mismo. Afirmacién que, a \ mi ver, es andloga a la conocida postulacién de Marx segiin la cual la forma capitalista de la reproduccién de la riqueza social s6lo puede cexplicarse como la forma de una realidad compleja en la que se combi- | nan tres distintos niveles de presencia real de esa riqueza: un nivel | intermedio, el de la produccién/consumo de mercancias, que se halla subordinado —en un segundo grado de “subsuncién”—a un nivel superior, el de la produccién/consumo de plusvalor capitalista, se encuentran 1 mismo —en una “subsuncién” primaria jsobre la que ne la antetior—, a otro nivel, el nivel basico de la produccién/consumo de los objetos de forma “social-natural”. El campo conceptual comiin de Marx y Braudel en el tratamien- (to del capitalismo se ubica asf en Ia idea general segtin la cual el _J comportamiento de la economia capitalista moderna no estd orga \ nizado a partir de la nulificacién de los comportamientos que el | ser humano tuvo anteriormente en torno a la produccién, la circu- acién y el consumo de sus bienes, sean éstos el comportamiento us BSuberdinnere t Risk fens, de eer Pri ce OO

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