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MEDIR EL GRADO DE BIOACUMULACION DE MATERIALES PESADOS

EN LA LECHUGA
RESUMEN
El presente trabajo resalta y destaca la sensibilidad relativa de la lechuga a la presencia de los
metales pesados y la tendencia de acumular los mismos, haciendo énfasis en los aspectos de
relación con algunas de las características fisicoquímicas de los suelos y a la vez explicar
detalladamente como se da la presencia de metales pesados en el suelo.
Así mismo, la lechuga, es una planta rica en principios vitamínicos; contiene el 94,8 por 100 de
agua, el 1 ,2 por 100 de proteína, el 0,2 por 100 de grasas, y el 2,9 por 100 de hidratos de carbono.
En crudo tiene elevadas dosis de vitaminas A, BI, B., C y E, así como de minerales.
El valor nutricional de la lechuga se resalta por el contenido de minerales y vitaminas. Es una fuente
importante de calcio, hierro y vitamina A, proteína, ácido ascórbico (vitamina C), tiamina (vitamina
B1), riboflavina (vitamina B2) y niacina. El contenido nutricional tiene similitud con otras hortalizas
como: El apio, el espárrago y el habichuelín o ejote. Dado su bajo valor calórico, se ha tornado en
ingrediente básico en las dietas alimenticias.
La lechuga tiene funciones medicinales; es refrescante y digestiva; posee virtudes calmantes y
notable eficacia como soporífera, por tanto, evita el insomnio, la nerviosidad, el mal humor, la
irritabilidad, entre otras. Macerada, junto con avena, sirve como pomada.
Se utiliza en fresco en ensaladas y como acompañante en diferentes platos. Industrialmente se usa
para la fabricación de cremas cosméticas, Es diurética, pues estimula la eliminación de orina y
contribuye a la cura de enfermedades como obesidad, hipertensión arterial, edemas, nefritis,
cálculos renales, entre otras. Mejora la circulación, previene la arteriosclerosis y disminuye el
colesterol.
La contaminación por metales pesados es uno de los tipos de contaminación de suelos más
comunes. Si bien los metales pesados se encuentran en forma natural en la corteza terrestre, estos
se pueden convertir en contaminantes si su distribución en el ambiente se altera mediante
actividades humanas.
Sin embargo, la bioaccesibilidad de metales y otros contaminantes, desde suelos o sedimentos, es
altamente dependiente del pH de los diferentes órganos del tracto gastrointestinal; por lo tanto se
requieren métodos que diferencien claramente las condiciones bajo las cuales ocurriría la absorción
en los diferentes órganos (Poggio y col., 2009; Oomen y col., 2003).
Si bien se ha estudiado la bioaccesibilidad en suelos, hay pocos estudios en plantas. En este
contexto, se ha estudiado la bioaccesibilidad de Cr, Cd, Cu, Fe, Mn, Mo, Ni, Pb y Zn en vegetales
como zanahorias, lechugas, rábanos y espinacas cultivados en suelos contaminados (Intawongse
y Dean, 2008). El balance de masas de todos los elementos mostró una buena coincidencia entre
la fracción bioaccesible y el metal total. En general, la fase intestinal presentó una mayor cantidad
de metal extractable que la fase gástrica.
OBJETIVO GENERAL
 El presente trabajo es dar a conocer los factores contaminantes en suelos acumulados por
metales pesados para el sembrado de hortalizas en la ciudad de Cajamarca

OBJETIVOS ESPECÍFICOS
 Determinar la concentración de metales pesados como son: Zn, Co, Pb, Cr, Cu, Fe, Mn, etc.
en la lechuga ya sea por acumulación en suelos o el tipo de agua usada para regar dicha
hortaliza.

 Analizar los factores determinantes de contaminación en la lechuga por metales pesados por
medio de un análisis de suelos y aguas usadas en el cultivo de lechuga.

I. EL PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN
a) PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

Determinar el ¿por qué se encuentra metales pesados en concentraciones considerables en


la siembra de lechuga? Teniendo en cuenta en cuatro tratamientos diferentes que se
realizaran a tierras de cultivo.

b) FORMULACIÓN DEL PROBLEMA.


¿Qué efectos considerables ocasiona esta concentración de metales en el vegetal y que
consecuencias podría causar en su consumo?
c) JUSTIFICACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.

El estudio se justifica por la necesidad de determinar la cantidad de metales pesados en la


siembra de lechuga en un medio mediante el cual no existe la presencia de otros factores en
la determinación de los metales pesados, los cuales son estudiados tanto en hojas, raíz y en
un inicio también se realizaron los análisis de la tierra de cultivo.

d) ALCANCES Y LIMITACIONES.
Alcances
En el presente trabajo nos permitirá determinar la cantidad de metales pesados en la
lechuga.
La siguiente investigación cuenta con algunas referencias según lo establecido en ECA.
Limitaciones
La limitación se basa con el carecimiento de un lugar adecuado para dicho estudio y tener
resultados óptimos y veraces con lo conscerniente a la determinación de metales pesados
en la lechuga.
II. MARCO TEÓRICO
a) ANTECEDENTES DE LA INVESTIGACIÓN.
ANTECEDENTES INTERNACIONALES:

ANTECEDENTES
En América Latina, la Hidroponía ha sido orientada para ayudar a solucionar los problemas de
disponibilidad y a la vez de acceso de alimentos frescos y sanos, para ello va enfocada a la
Hidroponía Popular con lo cual se realizan adaptaciones tecnológicas que puedan permitir el
empleo de materiales locales o de aquellos que se puedan reciclar. En algunos países como Chile,
Costa Rica, Colombia, Nicaragua y El Salvador, se han ejecutado proyectos de esta naturaleza con
lo cual se ha contribuido a una mejora en la calidad de vida de las personas, siendo en su mayoría
mujeres de aquellas comunidades beneficiadas, ya que por medio de las microempresas
hidropónicas son auto-sostenibles, y sus productos obtenidos son de mejor calidad que aquellos
cultivados en el sistema convencional (Godoy, 2001).
Según Marulanda, (2003) y Sabada (2007), el sistema de cultivo de raíz flotante es un sistema
eficiente para la producción del cultivo de lechuga, con excelentes resultados, ahorro de tiempo y
altas producciones. A pesar de su mayor complejidad, es muy apto para las huertas hidropónicas
populares. El método utiliza un medio líquido que contiene agua y sales nutritivas. Este sistema ha
sido denominado por quienes Io practican Ucultivo de raíz flotante", ya que las raíces flotan dentro
de la solución nutritiva, pero las plantas están sostenidas sobre una lámina de "Plumavit" que se
sostiene sobre la superficie del líquido.
Ellos mismos indican que en el sistema de cultivo a raíz flotante es indispensable batir con las
manos al menos dos veces por día la solución nutritiva, con el fin de redistribuir los elementos
nutritivos por todo el líquido y oxigenar la solución. Sin ello, las raíces empiezan a oscurecerse y a
limitar la absorción de alimentos y agua. Cuando no se agita la solución nutritiva con la debida
frecuencia, también
se empiezan a formar algas que le dan mal aspecto al cultivo y alteran su desarrollo, porque ellas
compiten por los nutrientes destinados a las plantas.
Otros autores como Rodríguez (1956), indica que la lechuga se produce muy bien con el sistema
hidropónico. Solo se requiere cuando el cultivo se efectúe en agua cuidar el nivel de oxígeno de la
misma; el ciclo es corto y como guía se sugiere que en un sistema de producción hidropónica
pueden cultivarse de 8 a 24 plantas por metro cuadrado. Conviene prestar atención en el correcto
distanciamiento. Una sobrepoblación de lechugas cercana a la cosecha incrementa las
posibilidades de enfermedades como la Botritis, difícil de controlar cuando la cobertura de las hojas
es densa y evita la penetración de los pulverizadores. La sobrepoblación también reduce la calidad
de la cabeza y causa un "estrechamiento" con hojas delgadas y pálidas, lo que origina una pérdida,
un producto fracasado.
Rodríguez (1999) y Del Castillo (2005) indican que, en condiciones hidropónicas, la planta se
comporta mejor si la solución en que se transportan los nutrientes, y que se encuentra en contacto
con sus raíces, es ligeramente ácida; esto significa un pH entre 5.5 y 6.8. Fuera de este rango,
algunos minerales, aunque estén presentes en la solución, no podrán ser absorbidos por las raíces.
Esto, por supuesto, afectará a la planta. Si el pH de la solución queda lejos del rango recomendado,
entonces algunos de los minerales de la solución nunca estarán disponibles para la planta. Los
mismos autores indican que la Solución hidropónica de La Molina fue obtenida luego de varios años
de investigación en el Laboratorio de Fisiología Vegetal de la Universidad Nacional Agraria La
Molina. Con el propósito de difundir la hidroponía, se eligieron para su preparación, fertilizantes que
se pueden conseguir en las diferentes regiones del Perú. La solución hidropónica La Molina consta
de dos soluciones concentradas, denominadas A y B, respectivamente. La solución concentrada A
contiene N, P, K y Ca, y la solución concentrada B aporta Mg, Cl, Fe, Mn, B, Zn, Cu y Mo. En La
Molina ha sido evaluada en diferentes cultivos con muy buenos resultados; es excelente para cultivo
de hojas como lechuga, apio, acelga, albahaca, berro, espinaca, etc.; también en cultivos de raíces
como betarraga, nabo, zanahoria, rabanillo; tubérculos como papa; bulbos como cebolla; frutos
como tomate, pimiento, etc. También se ha- probado en plantas ornamentales, aromáticas y
medicinales; asimismo en flores y también para producir forraje verde hidropónico
Por otro lado Rodríguez (2004) comenta que el guano de Islas, es columna vertebral de nuestra
agricultura, es el mejor fertilizante natural y el más barato del mundo. Su calidad es reconocida en
el país y en el extranjero donde a raíz del cese de su exportación se le recuerda todavía como el
«Guano del Perú». Sin embargo, no está lejos el día en que el guano de Islas vuelva a ocupar el
lugar que le corresponde en la agricultura nacional debido a que aporta todos los nutrientes para
los cultivos y hortalizas. En la Lechuga y Escarola se aplica del 1/2 a 1 cucharadita (4 a 7 g) por
planta, en Alcachofa de 1 a 2 cucharaditas de té (7 a 14 g) por planta, según la edad, de guano
molido, cernido, enterrado al pie de la planta bajo el sitio que va a ser humedecido por el agua de
riego. En Col y Coliflor se aplica de 1 a 1.5 cucharaditas (7 a 10 g) al pie de la planta, enterrado
igualmente en sitios humedecidos por el agua de riego. En cambio en Espinaca se aplica del a 1.5
cucharaditas, aplicada en la misma forma anterior, en la Cebolla y Poro de 500 a 700 kg por
hectárea, ósea 6 a 8 g por planta. En Esparrago de 7-10 g por planta, al comienzo de la vegetación
y en Betarraga, Zanahoria, Nabo y Rábano se aplica1/2 cucharadita 3 g por planta.
Castro (2006) menciona el uso del género Azolla como biofertilizante en hortalizas y el cultivo del
arroz (Oryza sativa L.).

ANTECEDENTES NACIONALES:
CULTIVO LECHUGA (Lactuca sativa L.)

a. Germinación, altura de la planta a los 10, 20 y


37 días y producción de biomasa.

Tabla 12: Efecto de la proporción de lodos residuales sobre el número de


plantas germinadas, la altura a los 10, 20 y 37 días después de la siembra (dds)
y la producción de biomasa de plantas de lechuga (Lactuca sativa L.).
Tratamiento Proporción N° plantas Altura de planta Peso Peso
suelo:lodos germinadas fresco Seco
10 dds 20 dds 37 dds
T0 100:0 2.3 a 1.5 a 3.3 a 6.3 a 3.7 a 3.1 a
T1 75:25 1.3 a 0.6 a 2.4 a 5.2 a 3.7 a 3.2 a
T2 50:50 1.7 a 1.5 a 3.8 a 5.3 a 4.0 a 3.2 a
T3 25:75 2.0 a 1.4 a 4.2 a 4.8 a 2.6 a 2.1 a
T4 0:100 2.3 a 1.9 a 3.9 a 1.5 a 2.2 a 2.0 a

Los valores son promedio de tres repeticiones. Medias de tratamientos dentro de una
columna seguidos de la misma letra no son significativamente diferentes (P < 0.05), de
acuerdo a la prueba HSD de Tukey.

a a
a
Germinación (N°)

2.0
a
1.5
a

1.0

0.5

0.0
T0 T1 T2 T3 T4
(100:0) (75:25) (50:50) (25:75) (0:100)
N° plantas 2.3 1.3 1.7 2.0 2.3
Tratamiento (% lodo)

Figura 15: Germinación (N°) de semillas de lechuga (Lactuca sativa L.), sembradas en
mezclas de lodos residuales y suelo.

La aplicación de lodos residuales en el sustrato incrementó la germinación de las


semillas de lechuga conforme aumenta la concentración (Figura 15), siendo este
incremento estadísticamente no significativo. Sin embargo, según Celis et al. (2006),
se pudo observar un efecto beneficioso con la aplicación de lodos residuales al suelo,
en todos los tratamientos (25, 50, 75, 100 y 150 Mg/ha), donde el índice de
germinación fue superior al 80%, límite superior al cual el material no presenta
fitotoxicidad, excepto el tratamiento de 150 Mg/ ha. Los tratamientos 50 Mg/ha,
100Mg/ha y 150 Mg/ha fueron significativamente diferentes al suelo testigo (p<
0,05).

7.0 a
6.0
a a
5.0 a
a
a
4.0 a
a
Altura (cm)

3.0
a
a
2.0 a
a a a
1.0 a

0.0
T0 T1 T2 T3 T4
(100:0) (75:25) (50:50) (25:75) (0:100)
10 días 1.5 0.6 1.5 1.4 1.9
20 días 3.3 2.4 3.8 4.2 3.9
37 días 6.3 5.2 5.3 4.8 1.5
Tratamiento (% lodo)

Figura 16: Altura de cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) durante 10, 20 y 37 días en las
distintas mezclas de lodos residuales y suelo.

El uso de lodos residuales en todas las proporciones ensayadas, incrementó


significativamente la altura de las plantas de lechuga a los 10 y 20 días después de la
siembra, sin embargo a los 37 días no aumentó en la misma razón respecto al suelo
testigo (Figura 16).

Según Celis et al. (2006) al igual que en la germinación de las semillas, la principal
razón por la que se presentan variaciones en la altura de las plantas de lechuga, es la
alta concentración de nutrientes, la cual inhibe a medida que aumenta la
concentración de lodos residuales.
Figura 17: Cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) utilizando el tratamiento T0 (100:0) a los
20 días.

Figura 18: Cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) utilizando el tratamiento T4 (0:100) a los
20 días.
Figura 19: Cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) utilizando el tratamiento T0 (100:0) a los
37 días.

Figura 20: Cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.) utilizando el tratamiento T4 (0:100) a los
37 días.
4.5
a
4.0 a
a
3.5 a a
a
3.0
a
2.5 a
Peso (g) a a
2.0
1.5
1.0
0.5
0.0
T0 T1 T2 T3 T4
(100:0) (75:25) (50:50) (25:75) (0:100)
peso fresco 3.7 3.7 4.0 2.6 2.2
peso seco 3.1 3.2 3.2 2.1 2.0
Tratamiento (% lodo)

Figura 21: Biomasa de las plantas del lechuga (Lactuca sativa L.) durante su
crecimiento en las distintas mezclas de lodos residuales y suelo.

En la Figura 21, se observa que la aplicación de lodos residuales en el sustrato,


incrementó la producción de biomasa con respecto al registrado en el suelo testigo,
en los tratamientos T1 (75:25) y T2 (50:50), sin embargo no existe diferencias
significativas en los tratamientos.
no significativo. Estos resultados concuerdan con lo reportado por Ramírez et al.
(2006), sin embargo los valores registrados fueron estadísticamente significativos, lo
cual se puede deber al método aplicado.

a
12.0
a
a
10.0
a
a a a
8.0 a
Altura (cm)

6.0 a
a
4.0

2.0

0.0
T0 T1 T2 T3 T4
(100:0) (75:25) (50:50) (25:75) (0:100)
10 días 8.5 7.6 6.9 4.4 7.6
20 días 12.3 10.7 7.8 5.7 9.7
Tratamiento (% lodo)
CONCLUSIONES

En el cultivo de lechuga (Lactuca sativa L.), la sensibilidad en las pruebas de


germinación de este estudio, y los antecedentes obtenidos de los estudios similares
indicados en la bibliografía, revelan que esta especie es inhibida a medida que
aumenta la concentración de lodos residuales, debido a sus altos contenidos de
nutrientes, de acuerdo a los valores obtenidos en la altura y biomasa.

http://repositorio.lamolina.edu.pe/bitstream/handle/UNALM/2337/F04-G34-T.pdf?sequence=1&isAllowed=y
tratamiento T3 no cumple, debido a que este último tiene mayor capacidad de
acumulación de cadmio. La capacidad de las plantas para bioacumular metales y
otros posibles contaminantes varía, según la especie vegetal y la naturaleza de los
contaminantes.

De acuerdo a la cantidad de coliformes fecales que contienen los lodos residuales,


presenta restricciones para su aprovechamiento agrícola, para lo cual es necesario
realizar procesos adicionales para la reducción de patógenos o puede ser utilizado en
revegetación, cultivos de alimentos que se procesen antes de ser consumidos o
cobertura de relleno sanitario.

La aplicación de los lodos residuales, como abono orgánico dependiendo de su


concentración, incide directamente en el crecimiento y desarrollo de las plantas,
asimismo ofrece una solución económica y la disposición final de estos.
I. RECOMENDACIONES

 Analizar otros parámetros físico-químicos, microbiológicos para poder evaluar


con mayor detalle el efecto de la aplicación de lodos residuales sobre el suelo con
fines agrícolas.

 Se debe tener en cuenta al momento de la siembra de la lechuga, realizar


almácigos y después trasplantarlos, para favorecer la germinación y el desarrollo
de la planta.

 Para hacer uso de los lodos residuales directamente al suelo, deben pasar por
un proceso de trituración, debido a la dureza que presenta.
b) MARCO TEÓRICO O BASES TEÓRICAS.

La lechuga se consume durante todas las épocas del año, por lo que siempre existe en
el mercado gran demanda de este producto.
Es una planta rica en principios vitamínicos; contiene el 94,8 por 100 de agua, el 1 ,2
por 100 de proteína, el 0,2 por 100 de grasas, y el 2,9 por 100 de hidratos de carbono.
En crudo tiene elevadas dosis de vitaminas A, BI, B., C y E, así como de minerales.
CARACTERES BOTÁNICOS Y AGRONOMICOS
La lechuga cultivada (Lactuca sativa L. Sus hojas adoptan, al comienzo de su desarrollo,
la forma de roseta, para cerrarse más tarde y formar un «cogollo» más o menos
apretado, según variedades. Las hojas son lampiñas, ligeramente dentadas y de formas
variadas. A medida que se van cubriendo unas a otras desaparece su contacto directo
con la luz, por lo que pierden el color verde. Por otra parte este color verde variable,
ocasionalmente teñido con tonalidades rojizas o violáceas, es caracteristico de cada
variedad. Atendiendo a su textura, las hojas pueden ser mantecosas o crujientes, con
aspecto ondulado, liso o rizado.
Las flores, hermafroditas, están reunidas en capítulos de color blanco-amarillento, con
cinco estambres soldados y un ovario bicarpelar con un solo óvulo que dará origen a la
semilla. La fecundación es autógama. Al aire libre su fecundación cruzada es del I al 2
por 100.
El fruto, al que con trecuencia se llama semilla, es un aquenio de forma alargada y con
varias estrias longitudinales. Es de color blanco o negro, terminando en punta, de 3 a 4
mm. de largo y I de ancho.
EXIGENCIAS DE LA PLANTA
Clima
La lechuga es una planta de gran adaptabilidad a distintos climas. Puede vivir a
temperaturas de 0 0 C.; pero cuando ésta baja de los 6 0 C., suele sentir sus efectos,
que si persisten ocasionan lesiones foliares. Por debajo de los 5 0 C. la lechuga no emite
raices nuevas, pero si a partir de los 10 0 C.. No obstante, soporta peor las temperaturas
elevadas que las relativamente bajas.
Los climas excesivamente calurosos provocan con mayor facilidad la emisión de tallos
y flores, vulgarmente conocida como «subida a flor» de la planta. La temperatura media
óptima para la lechuga oscila entre los 15 a los 20 0 C.
Suelo
La lechuga es una planta que se adapta bien a todo tipo de suelos, excepto los que
tengan problemas de encharcamiento, siendo los más idóneos los ricos en materia
orgánica y de elevada fertilidad, ligeros y bien drenados.
Agua
Ya se ha dicho que es muy sensible a los excesos de humedad. Su poco desarrollado
sistema radicular hace que soporte también mal la sequia, disminuyendo el tamaño de
la lechuga.
TECNICAS DE CULTIVO
La lechuga se explota mediante dos sistemas de cultivo sustancialmente diferentes: el
extensivo y el tradicional.
Actualmente se empieza a introducir el cultivo extensivo con el fin de mecanizar al
máximo las operaciones culturales, adoptando otras medidas técnicas (herbicidas,
recolección mecánica, etc.) que permitan reducir al mínimo el empleo de mano de obra.
Se entiende por cultivo tradicional el típico de carácter hortelano, donde las operaciones
son absolutamente manuales, teniendo por objeto el suministro a los mercados,
generalmente locales.
LUGAR EN LA ALTERNATIVA
El cultivo extensivo de la lechuga es típicamente intercalar. Naturalmente, el lugar
ocupado en la rotación variará en función de la época de siembra que, como se sabe,
puede tener lugar en distintos meses del año. Este cultivo suele hacerse, en general,
detrás de trigo, patata, maíz, tabaco, soja o remolacha. No deberá repetirse todos los
años el cultivo de la lechuga en el mismo terreno, para evitar el llamado «cansancio de
la tierra» y controlar mejor el posible establecimiento de insectos y enfermedades
perjudiciales.
El cultivo tradicional de la lechuga no sigue normas rígidas en cuanto a las alternativas,
suele cultivarse en todas las épocas del año en parcelas dejadas para su solo cultivo o
asociada entre las líneas de otro cultivo principal (pimiento, judía, tomate, etc.). Es un
cultivo claramente especulativo y que suele hacerse frecuentemente para rellenar
huecos de fechas entre dos cultivos principales, debido a su corta estancia en el terreno.
VARIEDADES DE LECHUGA
Se pueden distinguir dos grandes grupos de variedades de lechugas, atendiendo a la
forma de crecimiento y al tipo de sus hojas. Estas características varietales influirán en
la forma de cultivo y en la aceptación del mercado.
Estos dos grandes grupos son: <<romana» y <<arrepolladas». Las variedades
<<romanas» tienen sus hojas más largas que anchas, la nerviadura principal llega hasta
el ápice de la hoja; éstas difícilmente son capaces de acogollar o arrepollar, por lo que
su empleo en cultivo extensivo seria problemático al ser imprescindible el atado de la
lechuga.
Este tipo de lechuga es el favorito de la mayor parte del mercado nacional,
especialmente en la parte Sur del país. Debido a su poca resistencia al transporte no es
adecuada para la exportación.
La denominación de las diferentes variedades de este grupo es confusa, atendiendo
generalmente a la forma de las hojas y al color de la semilla; la mayor parte de estas
variedades son ecotipos locales adaptados a las circunstancias agroclimáticas de la
zona. Pueden destacarse: Romana larga verde, oreja de mulo de semilla negra, larga
blanca de semilla negra, larga verde de semilla blanca, larga rubia de semilla negra.
Suelen asociarse a una mayor resistencia a la subida a flor y por tanto una mayor
adaptación a cultivo de verano a las variedades con semilla blanca, utilizándose más las
variedades de semilla negra para los cultivos de invierno.
Las variedades arrepolladas tienen como principal característica la capacidad dé formar
cogollo sin necesidad de atado, lo que hace que sean las variedades idóneas para el
cultivo extensivo; las hojas son tan largas como anchas y la nerviadura principal no llega
hasta el ápice sin que se ramifique.
LABORES PREPARATORIAS
ALZAR
Esta labor consiste en levantar el terreno enterrando el rastrojo del cultivo anterior e ir
adecuando el suelo para que la semilla encuentre unas condiciones aceptables para la
germinación y posterior desarrollo.
GRADEO
Estas labores deben ser esmeradas, debiendo quedar la tierra lo más fina posible y libre
de malas hierbas; son labores que preceden a la siembra o al trasplante. Tienen por
finalidad dejar las capas del suelo mullidas y desmenuzadas.
De estas labores suelen darse por lo menos dos, cruzándolas, a una profundidad de 15-
20 cm. En todo momento ha de procurarse que el terreno quede lo más llano posible.

ABONADO
El abonado tiene una gran importancia para el rendimiento óptimo de la lechuga. Resiste
mal los excesos de abono, especialmente los nitrogenados, que provocan el ahuecado
de la pella y el embastecimiento de la hoja.
Además, los daños producidos por exceso de fertilizantes pueden impedir la
germinación de la semilla o quemar las raíces, haciendo que las plantas queden
raquíticas en las primeras fases de su desarrollo.
De aqui la importancia de un buen abonado, equilibrado en los tres elementos.
El estiércol debe aportarse al cultivo precedente; de no ser posible, se incorporará
estiércol muy descompuesto.
Respecto a los abonos minerales en el cultivo extensivo, deben aportarse antes de la
siembra todo el fósforo y la potasa y parte del nitrogenado, a razón de unos 75
kilogramos por hectárea de cada uno de los elementos fertilizantes. Esto se consigue
mediante la aplicación de un abonado de fondo con la primera labor de gradeo de 500-
600 kilogramos por hectárea del complejo 15-15-15 0 fórmulas similares.
En cobertera se aplicará el resto del nitrógeno, recomendándose no sobrepasar los 100
kilogramos por hectárea de este elemento. Esto se consigue mediante la aplicación en
varias veces de 400-500 kilogramos por hectárea de nitrato amónico cálcico del 20,5
por 100.
Con el fin de no quemar las plantas, hay que tener precaución tanto en el tipo de abono
como en la forma de aplicación. Debe hacerse el abonado a mano, a chorrillo por el
centro de las calles. Una vez efectuado suele darse un riego.
SIEMBRA
En el cultivo extensivo se emplea la técnica de siembra directa; en cultivo tradicional se
emplea en general la técnica del trasplante.
LA SIEMBRA DIRECTA EN CULTIVO EXTENSIVO
En el cultivo extensivo de lechuga la siembra es una operación fundamental, ya que se
requiere que las semillas caigan al suelo de una en una si son pildoradas, a distancias
determinadas y profundidad constante o en líneas perfectas en caso de no ser
pildoradas, para obtener tanto en un caso como en otro, un ahorro considerable de
semilla. La necesidad de esta perfección en la siembra hace que se usen sembradoras
de precisión. Existen dos tipos fundamentales de sembradoras: las de distribución
mecánica y las neumáticas.
TIPO DE SEMILLA A EMPLEAR
Para el cultivo extensivo suele emplearse semilla pildorada y calibrada. Esto se realiza
para facilitar la siembra de grandes extensiones por medios mecánicos. El coste de la
semilla así preparada es muy superior al de la semilla corriente. Es una técnica de
reciente incorporación con buenos resultados. También se emplea en este tipo de
cultivo, semilla desnuda y no calibrada, con un gasto de 700-800 gramos por hectárea.
El calibrado de las semillas pildoradas suele variar según las casas productoras, aunque
la mayoría suele adaptarse a las sembradoras más corrientes, usando un calibre entre
3 y 4 milímetros.
Con píldoras de 3 a 3,5 milímetros de tamaño, la media de simiente por kilo es de 25.000
píldoras aproximadamente; con la máquina de precisión usada a marcos de 50x 15 cm.
, para quedar después de un entresaque a 50x 30 cm. , el gasto de pildoras es de unas
140 000 por hectárea con una densidad final de unas 70.000 plantas por hectárea. El
gasto total de semillas es de 5,5 a 6 kg. / ha.
Apoca de siembra
En la mitad sur del país, la siembra de la lechuga extensiva, con variedades
arrepolladas, comienza a últimos de agosto y se va escalonando cada 7-8 días hasta
finales de octubre. Con siembras más tardías puede existir peligro de «subidas» yen
primavera.
En siembras durante el mes de agosto, realizadas en terreno bien preparado, la
nascencia se producirá a los 2 días. A medida que los días son más fríos la nascencia
se retrasa hasta 8 días.
TRASPLANTE EN CULTIVO TRADICIONAL
Aunque este tipo de cultivo puede realizarse mediante una siembra directa en el terreno
de asiento y un posterior aclareo, el caso más frecuente es la obtención de plantas en
semillero y su posterior trasplante.
Semilleros
Los semilleros para lechuga deben seguir los criterios generales aplicables a cualquier
tipo de hortalizas, estando muy condicionados por la fecha de su realización.
Para el cultivo de verano y otoño, los semilleros se suelen hacer al aire libre, desde
primeros de julio hasta agosto; en estas condiciones la planta estará dispuesta para
trasplqntar alrededor de 30 días después de la siembra.
Para el cultivo de invierno y primavera, los semilleros pueden ir protegidos con plástico,
aplicándoseles todas las técnicas necesarias de semilleros forzados, principalmente
orientación al mediodía y resguardo de los vientos del Norte. Dependiendo de las
condiciones climáticas, las plantas estarán dispuestas para el trasplante entre 60 y 75
dias después de la siembra. Para el cultivo de invierno el semillero suele instalarse hacia
el mes de septiembre.
La siembra se efectúa a voleo, procurando que no quede demasiado espesa, cubriendo
las semillas con una fina capa de tierra o mantillo, o bien efectuando un suave pase de
rastrillo que no deje enterrada la semilla por debajo de 5 milímetros.
A continación debe regarse con poca agua para no arrastrar las semillas, debiendo
mojar uniformemente el suelo. No debe permitirse que la capa superficial llegue a
secarse para favorecer asi la nascencia.
El gasto idóneo por metro cuadrado de simiente para mantener las plantitas vigorosas
y sin ahilamiento es de I a 2 gramos. La nascencia, dependiendo de la época de la
siembra, se efectuará entre el segundo y octavo día.
CUIDADO CON LAS SEMILLAS
Tanto la simiente destinada al semillero, como la destinada a la siembra necanizada sin
pildorar, debe desinfectarse con algún anticriptogámico, asi como con algún insecticida.
Esta medida preventiva es de gran importancia para poder enfrentarse a los parásitos
del semillero o del terreno de asiento.
TRASPLANTE
El tamaño adecuado de la planta dispuesta para ser trasplantada es de 1 5 cm. , con 8
a 10 hojas; para que las raicillas sufran el menor daño posible, hay que proceder al riego
del semillero unos días antes del arranque y posterior trasplante.
La forma de trasplante es variable. Fundamentalmente se emplean dos técnicas: con el
terreno previamente regado hundiendo la planta con la mano al marco prefijado, o bien,
con el terreno seco colocando a dicho marco la planta a golpe de azadilla y regando a
continuación. A los dos o tres días se vuelve a regar para asegurar el arraigo.
CUIDADOS CU LTURALES
Riegos
Anteriormente se dejó señalado que la lechuga es muy sensible a la sequia, por lo que
es de gran importancia proporcionarle agua en cantidad suficiente, tanto más
frecuentemente como mayor sea la capacidad de drenaje del terreno.
En cultivo extensivo se adapta perfectamente a la técnica del riego por aspersión, por lo
que ésta es la que habitualmente se practica.
El primer riego suele darse antes de la siembra directa para proporcionar suficiente
tempero a la tierra; es conveniente mantener un buen estado de humedad durante los
dias de la germinación, reduciendo los riegos cuando se vean las primeras hojas, para
impedir el desarrollo de enfermedades.
Una vez implantado el cultivo se regará con un turno de 5 a 6 días, según las condiciones
climáticas, siempre con volúmenes cortos, evitando el encharcamiento.
En el riego por aspersión es conveniente la salida del agua bien pulverizada, en gotas
finas, para evitar daños en las hojas y manchas con salpicaduras de barro.
En cultivo tradicional la técnica normalmente empleada es la de riego a pie, ya sea a
manta o por surcos, según la disposición del terreno, siguiendo los mismos criterios
generales que para el cultivo extensivo.
AUTOR: JOSE JAPON QUINTERO
Contaminación de suelos por metales pesados.
La contaminación por metales pesados es uno de los tipos de contaminación de suelos
más comunes. Si bien los metales pesados se encuentran en forma natural en la corteza
terrestre, estos se pueden convertir en contaminantes si su distribución en el ambiente
se altera mediante actividades humanas. En general, esto puede ocurrir durante la
extracción minera, el refinamiento de productos mineros o por la liberación al ambiente
de efluentes industriales y emisiones vehiculares. Además, la inadecuada disposición
de residuos metálicos también ha ocasionado la contaminación de los suelos, aguas
superficiales y subterráneas y de los ambientes acuáticos
En general la movilidad de los metales pesados es muy baja, quedando acumulados en
los primeros centímetros del suelo, siendo lixiviados a los horizontes inferiores en muy
pequeñas cantidades. Por eso la presencia de altas concentraciones en el horizonte
superior decrece drásticamente en profundidad, cuando la contaminación es antrópica.
Esto sucede precisamente porque la disponibilidad de un elemento depende también de
las características del suelo en donde se encuentra (Anxiang y col., 2009). Los
parámetros geoedáficos que llegan a ser esenciales para valorar la sensibilidad de los
suelos a la agresión de los contaminantes son:
• pH: la mayoría de los metales tienden a estar más disponibles a pH ácido porque
son menos fuertemente adsorbidos, excepto As, Mo, Se y Cr, que son más móviles a
pH alcalino.
• Textura: los suelos con alto contenido de arcillas retienen más metales por
adsorción o en el complejo de cambio de los minerales de arcilla. Por el contrario, los
arenosos carecen de capacidad de fijación y pueden favorecer la contaminación del
nivel freático.
• Mineralogía de arcillas: cada mineral de arcilla tiene unos determinados valores
de superficie específica y de descompensación eléctrica. Cuanto mayor es la superficie
activa de un filosilicato, mayores son sus posibilidades de adsorber metales. Este poder
de adsorción será máximo en el punto de carga cero superficial, cuando su competencia
con los H+ es mínima, lo que se consigue a diferentes pH según el mineral. Sin embargo,
la importancia de los minerales de la arcilla como adsorbentes es secundaria, cuando
en un suelo existe abundante materia orgánica y/o oxihidróxidos de hierro, componentes
que son más competitivos.
• Materia orgánica: reacciona con los metales formando complejos solubles. La
adsorción puede ser tan fuerte que quedan estabilizados, como el caso del Cu, o forman
quelatos también muy estables, como puede pasar con el Pb y Zn. En muchos casos se
forman complejos
organometálicos, lo que facilita la solubilidad del metal, la disponibilidad y dispersión, ya
que pueden ser biodegradados por los organismos del suelo. Esto conduce a una
persistencia de la toxicidad.
• Capacidad de intercambio catiónico: esto depende del tipo de minerales de la
arcilla, de la materia orgánica, de la valencia y del radio iónico hidratado del metal. A
mayor tamaño y menor valencia, menos frecuentemente quedan retenidos. Respecto a
los minerales de arcilla, la retención es mínima para los minerales del grupo del caolín,
baja para las illitas, alta para las esmectitas y máxima para las vermiculitas.
• Óxidos e hidróxidos de Fe y Mn: juegan un importante papel en la retención de
metales pesados y en su inmovilización. Se encuentran finamente diseminados en la
masa de suelo, por lo que son muy activos. Por su baja cristalinidad y pequeño tamaño
de partícula, tienen una alta capacidad sortiva de metales divalentes, especialmente Cu
y Pb y en menor extensión Zn, Co, Cr, Mo, Ni y también As. Otros factores que pueden
tener influencia en la movilidad de metales pesados en los suelos, son el potencial de
óxido-reducción, la presencia de carbonatos y la salinidad del suelo (Galán y Romero,
2008).
Formas químicas de un metal en el suelo.
Los metales pesados pueden integrarse al suelo de distintas formas, dependiendo de
la afinidad que tengan con los compuestos que forman la estructura edáfica y las
propiedades del suelo. Esto es importante, ya que muchos estudios, incluso normas
internacionales (Belmonte y col., 2010; Poggio y col., 2009), indican que de la
concentración total de un metal en el suelo, sólo una fracción ingresa realmente a los
seres vivos. Ante esto, si un metal está débilmente enlazado a alguno de los
componentes del suelo, ya sea en solución o en la fase sólida, aumenta su
disponibilidad, ya que podría aumentar su solubilidad con sólo modificar ligeramente
alguna propiedad del suelo, como reducir el pH y el potencial redox del suelo (González
y col., 2009).
Para poder definir la disponibilidad de los metales en el suelo se han desarrollado
variadas técnicas, las cuales buscan determinar la concentración de metal que puede
ser liberada de los distintos componentes del suelo o que puede quedar a disposición
de las plantas. Estas técnicas consistieron inicialmente en extracciones simples.
Algunos ejemplos son la extracción con CaCl2, que se ha utilizado para simular la
fracción biodisponible de los metales en plantas y para determinar la presencia de boro
en suelos (Sadzawka y col., 2000; Houba y col., 1996). Por su parte, las propiedades
complejantes del ácido etilendiaminotetraacético (EDTA) como extractante simulan de
mejor forma los procesos de absorción por las plantas, siendo más ventajoso que el uso
de CaCl2 (Kucak y Blanusa, 1998). Similarmente, la extracción con ácido
dietilentriaminopentaacético (DTPA), al igual que el EDTA, simula bien la
biodisponibilidad, pero arroja valores más reproducibles en suelos neutros o alcalinos,
contrariamente al EDTA (Feng y col., 2005a). El uso de ácidos orgánicos de cadena
corta, ha sido otro tipo de extracción simple que se ha extendido en las últimas décadas,
debido a la similitud con procesos naturales de exudación de éstos ácidos por los
microorganismos del suelo y por las raíces de las plantas, en este sentido se han usado
ácidos orgánicos de bajo peso molecular, como el ácido acético, ácido málico, ácido
tartárico, entre otros (Feng y col., 2005b; Wuana y col., 2010). Paralelamente se han
desarrollado métodos de extracción secuencial, los cuales consisten en la aplicación
sucesiva de varios extractantes que van incrementando su fuerza extractiva.
. Biodisponibilidad de metales pesados en los suelos.
La biodisponibilidad se define como el grado en el que las sustancias químicas
presentes en el suelo, pueden ser absorbidas o metabolizadas por receptores humanos
o naturales, o quedar disponibles para interactuar con los sistemas biológicos (ISO/DIS
17402, 2006).
Normalmente sólo una fracción pequeña de una sustancia potencialmente
contaminante de un medio es biodisponible. La biodisponibilidad de un elemento es
función de la forma química en que se encuentra en el medio; y la capacidad de los
organismos para absorberlo o ingerirlo. Estos elementos pueden ser acumulados en el
organismo en concentración, de varios órdenes de magnitud mayor que la concentración
del medio donde vive (bioacumulación) (Galán y Romero, 2008). Una vez que esto
ocurre, el compuesto puede almacenarse, transformarse, ser asimilado o degradado
dentro del organismo, dependiendo del medio ambiente y el organismo (Semple y col.,
2004).
Hay varios factores involucrados al determinar la biodisponibilidad, como por ejemplo
las propiedades del suelo, la especiación de metales, la especie vegetal a aplicar para
extraer el metal, la relación entre la raíz y la planta, etc. (Feng y col., 2005a). Es así
como se han desarrollado análisis con plantas para estudiar la biodisponibilidad de
metales pesados en suelos contaminados (Intawongse y Dean, 2008; Chojnacka y col.,
2005; Black y col., 2011), en donde se relaciona la cantidad de metal absorbido con la
cantidad de metal a la que ha sido expuesto el organismo en un determinado tiempo.
Por otra parte, se han desarrollado métodos para medir la biodisponibilidad que buscan
simular los procesos biológicos que ocurren en plantas o animales y que permiten
entender el comportamiento de los metales pesados en variadas situaciones
ambientales. Los estudios de biodisponibilidad más comunes corresponden a:

• Modelo de actividad de iones libres (FIAM): este modelo busca describir las
interacciones metal-organismo de todos los metales traza de tipo catiónico
(Peijnenburg y Jager, 2003).

• Correlación entre los metales lábiles en suelos, determinados por métodos de


extracción simple o secuencial, y su acumulación en plantas: estos modelos, por
medio de agentes extractantes, permiten conocer la especiación metálica, lo cual se
ha complementado con métodos de fraccionamiento secuencial.

• Método de intercambio por dilución isotópica: El método determina la cantidad


de metal reactivo en el suelo, y se aplica normalmente para describir el equilibrio
entre el metal disuelto y ligado a la fracción sólida del suelo, así como para estudiar
la asimilación progresiva de iones metálicos a formas menos reactivas (Young y col,
2006).

Gradientes de difusión en capa fina (DGT): consiste en la instalación de un dispositivo


en el suelo que tiene en su interior resinas quelantes para metales, disminuyendo las
concentraciones de metales, y una membrana de gel difusor, simulando la absorción de
las plantas y favoreciendo la difusión selectiva de los iones y sus complejos.
Bioaccesibilidad de metales pesados.
La fracción bioaccesible de un metal representa a la fracción que es liberada a partir de
su matriz (suelo, planta, sedimento), una vez que esta matriz ha sido ingerida por un
organismo vivo. En el caso del ser humano la liberación de la fracción bioaccesible
ocurre en el espacio gastrointestinal, en el proceso de la digestión, quedando
potencialmente disponible para absorción intestinal. La fracción bioaccesible puede
también definirse como aquella fracción que, después de la ingesta, puede ser
movilizada hacia los fluidos gástricos. En el caso de un contaminante, se considera que
esta fracción representa la cantidad máxima de contaminante disponible para absorción
intestinal (Poggio y col., 2009; Peijnenburg y Jager, 2003). Los contaminantes
bioaccesibles pueden eventualmente ser absorbidos, es decir, transportados a través
de la pared intestinal y ser transferidos al flujo sanguíneo o linfático. Dichos
contaminantes pueden ser transformados y excretados en el epitelio intestinal o hígado.
Después de esto, el contaminante alcanza la circulación sistémica y posteriormente el
resto del cuerpo, pudiendo ejercer toxicidad (Peijnenburg y Jager, 2003). Sin embargo,
la bioaccesibilidad de metales y otros contaminantes, desde suelos o sedimentos, es
altamente dependiente del pH de los diferentes órganos del tracto gastrointestinal; por
lo tanto se requieren métodos que diferencien claramente las condiciones bajo las
cuales ocurriría la absorción en los diferentes órganos (Poggio y col., 2009; Oomen y
col., 2003).
Son muchos los estudios que han buscado desarrollar y validar sustitutos de los fluidos
naturales del tracto gastrointestinal. Los más estudiados han sido los fluidos
estomacales (gástricos) e intestinales (Laird y col., 2011; Turner, 2011). Si bien los
estudios in vitro se diferencian unos de otros, la mayoría de los fluidos estomacales
desarrollados se asemejan en su contenido de ácido clorhídrico a pH 1,5, sumado a
algunos aminoácidos, ácidos orgánicos, enzimas y sales (Li y col., 2011; Sun y col.,
2012), mientras que en los fluidos intestinales se utiliza la misma solución con un ajuste
de pH a 7 y la adición de sales biliares y enzimas excretadas al intestino delgado y al
duodeno (Li y col., 2011; Sun y col., 2012). Sin embargo, no sólo la composición del
fluido importa, sino también algunas variables como la temperatura, tiempo de digestión
y composición de la fase gaseosa, las cuales deben ser controladas. Las pruebas de
bioaccesibilidad in vitro son simples, reproducibles y de bajo costo, al no requerir trabajo
con animales, como sería el caso de las pruebas in vivo (Marques y col., 2011; Reeder
y col., 2006).
Los metales y metaloides son los contaminantes que se han estudiado
mayoritariamente gracias a las pruebas de bioaccesibilidad, especialmente los estudios
relativos al Pb, As y Hg. En un estudio realizado por Lamb y col., (2009) se ha analizado
el comportamiento del Pb en suelos contaminados y no contaminados, para determinar
su bioaccesibilidad y biodisponibilidad en suelos y plantas. Los resultados indicaron que
el Pb en la solución de suelo presentaba una baja concentración, no así en suelos, en
donde no sólo había una alta concentración, sino que la bioaccesibilidad del metal era
directamente proporcional al metal total de los suelos. Por otro lado, en un estudio con
arsénico (Meunier y col., 2010), se relacionó la bioaccesibilidad con la composición del
suelo y la mineralogía de relaves mineros. Los resultados mostraron que entre el 0,1-
49% del total era bioaccesible, presentando una baja correlación entre la
bioaccesibilidad y el arsénico total. Se identificaron más de siete especies de As, siendo
algunas las que afectan la bioaccesibilidad. La mayor bioaccesibilidad (49%) se asoció
a la presencia de arseniato de calcio y hierro, y la más baja (<1%) se asoció a la
presencia de arsenopirita o escorodita. También se estudió el efecto de la materia
orgánica en la bioaccesibilidad de As, la que provocó un aumento en esta.
Si bien se ha estudiado la bioaccesibilidad en suelos, hay pocos estudios en plantas.
En este contexto, se ha estudiado la bioaccesibilidad de Cr, Cd, Cu, Fe, Mn, Mo, Ni, Pb
y Zn en vegetales como zanahorias, lechugas, rábanos y espinacas cultivados en suelos
contaminados (Intawongse y Dean, 2008). El balance de masas de todos los elementos
mostró una buena coincidencia entre la fracción bioaccesible y el metal total. En general,
la fase intestinal presentó una mayor cantidad de metal extractable que la fase gástrica.
En otro estudio (Ovca y col., 2012), se pudo distinguir las diferentes especies de Zn en
plantas de lechuga y calabaza. Estas especies quedan en su forma libre a pH gástrico
(pH 2), pero bajo las condiciones del intestino (pH 7) ocurre la formación de complejos
insolubles, especialmente en las semillas de calabaza, implicando una reducción en la
biodisponibilidad de Zn.
AUTOR: MATÍAS ERNESTO SEGOVIA CAQUEO

VALOR NUTRICIONAL Y MEDICINAL


El valor nutricional de la lechuga se resalta por el contenido de minerales y vitaminas.
Es una fuente importante de calcio, hierro y vitamina A, proteína, ácido ascórbico
(vitamina C), tiamina (vitamina B1), riboflavina (vitamina B2) y niacina. El contenido
nutricional tiene similitud con otras hortalizas, como el apio, el espárrago y el habichuelín
o ejote. Dado su bajo valor calórico, se ha tornado en ingrediente básico en las dietas
alimenticias (Whitaker & Ryder, 1964).
El aporte de calorías de esta hortaliza es muy bajo, mientras que en vitamina C es muy
rica; las hojas exteriores tienen más cantidad de esta vitamina que las interiores.
También resulta una fuente importante de vitamina K; por lo tanto, protege de la
osteoporosis. Otras vitaminas que destacan en la lechuga son la A, la E y el ácido fólico.
Así mismo, aporta mucho potasio y fósforo y está compuesta en un 94% de agua (Alzate
& Loaiza, 2008).
La lechuga tiene funciones medicinales; es refrescante y digestiva; posee virtudes
calmantes y notable eficacia como soporífero, por tanto evita el insomnio, la nerviosidad,
el mal humor, la irritabilidad, entre otras. Macerada, junto con avena, sirve como pomada

que alivia irritaciones de la piel, alergias, erupciones y quemaduras. También, asociada


con achicoria y escarola, sirve para prevenir la desmineralización y sus consecuencias,
por ejemplo raquitismo, tuberculosis, caries dentaria y ósea y combinada con pepino y
avena, se elabora una pomada útil contra irritaciones de la piel, sabañones y
quemaduras. Además, la cantidad de celulosa y agua orgánica que contiene la lechuga
en sus tejidos ayuda considerablemente en el proceso digestivo
(http://personal.redestb.es/martin/ horta.htm, citado en Ibarrán, 1993).
El valor nutritivo de la lechuga difiere según su variedad. La lechuga en general provee
fibra, carbohidratos, proteína, y una mínima cantidad de grasa, tiene acción antioxidante,
lo cual está relacionado con la prevención de enfermedades cardiovasculares e incluso
cáncer. (Osorio & Lobo, 1983).
Las lechugas cos o romana y de hoja, aventajan a la lechuga de cabeza por su contenido
en vitamina A y vitamina C; esto ocurre, probablemente, por la mayor proporción de
tejido verde producido por esas variedades, mientras que las tipo mantequilla o lisas son
intermedias (Whitaker & Ryder, 1964).
La lechuga es también un buen recurso de vitamina C, calcio, hierro y cobre. Los tallos
proveen fibra dietética que es ingrediente básico en dietas incalóricas, mientras que las
vitaminas y minerales están concentrados en la parte más delicada de sus hojas
(Granval & Gaviola, 1991) (Tabla 2).
Algunas variedades de lechuga se cultivan para la obtención de lactucarium, que es un
extracto de lechuga espigada y desecada que se puede utilizar como calmante y
somnífero, especialmente para los niños. También el jugo de lechuga entra en la
composición de algunos productos de cosmética (Granval & Gaviola, 1991).
En el proceso evolutivo, la lechuga pasó de ser una maleza de sabor amargo,
florecimiento prematuro y abundante producción de semilla, a una planta con excelente
palatabilidad y con periodo vegetativo más largo. En cuanto a sus características
hortícolas superiores, la calidad se la confiere una serie de atributos relacionados con
la apariencia del producto comercial, que varían de acuerdo con el gusto del consumidor
y al cultivar: formato, color, textura, grosor y bordes de las hojas, con o sin cabeza,
tamaño y forma de cabeza y arquitectura de la nervadura principal de las hojas basales
con o sin cera.
USOS
Se utiliza en fresco en ensaladas y como acompañante en diferentes platos.
Industrialmente se usa para la fabricación de cremas cosméticas (Alzate & Loaiza,
2008).
Es diurética, pues estimula la eliminación de orina y contribuye a la cura de
enfermedades como obesidad, hipertensión arterial, edemas, nefritis, cálculos renales,
entre otras.
Mejora la circulación, previene la arteriosclerosis y disminuye el colesterol. Del mismo
modo tiene un efecto sedativo, ayuda en las afecciones del aparato respiratorio
combatiendo los ataques de asma y los espasmos bronquiales.
Actúa como analgésico en dolores producidos por golpes, torceduras, esguinces,
contusiones, entre otros. También se puede utilizar como colirio ocular para la
conjuntivitis y los ojos cansados. Su riqueza en minerales, especialmente en potasio,
necesario para mantener un nivel adecuado de líquidos en el cuerpo, junto con el calcio
y el fósforo, la hacen especialmente adecuada para el bienestar de los huesos. Presenta
además una serie de oligoelementos no muy habituales dentro del mundo vegetal, como
el selenio, antioxidante que tiene un papel fundamental en la prevención de cánceres
como el de colon, próstata o pulmones (http://www.botanical-
online.com/medicinalslactucasativa.htm).
El modo de crecimiento de la lechuga determina su clasificación en tres grupos
principales. Lechugas que forman cabezas apretadas, firmes, que se conocen como
lechugas arrepolladas o repolludas (Crisp Head). Lechugas que forman una cabeza, no
tan firme, suelta, que se conocen como tipo mantequilla (Butter Head) o lisa, con hojas
serosas. Lechugas que forman un manojo de hojas semiabierto, de hoja alargada,
denominadas cos o romanas y existen lechugas de hojas sueltas, que no forman
cabeza, conocidas como lechugas foliares (Alzate & Loaiza, 2008).
Humedad relativa

El sistema radicular de la lechuga es muy reducido, en comparación con la parte aérea,


por lo cual es muy sensible a la falta de humedad y soporta mal un periodo de sequía,
por breve que sea. La humedad relativa conveniente para la lechuga es del 60 al 80%;
la alta humedad causa problemas porque favorece el ataque de enfermedades como el
moho blanco causado por el hongo Sclerotinia sclerotiorum, el moho gris causado por
Botrytis cinerea y el mildeo velloso causado por el hongo Bremia lactucae (Osorio &
Lobo, 1983; Serrano, 1996; Alzate & Loaiza, 2008).

Luminosidad

La lechuga es una planta anual que bajo condiciones de fotoperiodo largo (más de 12
horas luz), acompañado de altas temperaturas (mayores de 26 °C), emite el tallo floral;
al respecto son más sensibles las lechugas foliares que las de cabeza. En cuanto a la
intensidad de la luz, el cultivo es exigente en alta luminosidad para un mejor desarrollo
del follaje en volumen, peso y calidad, dado que estas plantas exigen mucha luz y se ha
comprobado que su escasez causa que las hojas sean delgadas y que en múltiples
ocasiones las cabezas sean flojas y poco compactas. Se recomienda considerar este
factor para establecer una densidad de población adecuada y para evitar el sombreado
de plantas entre sí (Valadez, 1997). No es conveniente sembrar en épocas de invierno,
con alta nubosidad y poca radiación solar.
AUTOR: JORGE JARAMILLO NOREÑA PAULA ANDREA AGUILAR AGUILAR
PABLO JULIÁN TAMAYO MOLANO EDGAR ORLANDO ARGUELLO RINCÓN
MIRYAM GUZMÁN ARROYAVE CORPOICA

c) Definición de términos básicos


III. HIPOTESIS DE LA INVESTIGACIÓN

IV. MATERIALES Y MÉTODOS (OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES)


MATRIZ DE OPERACIONALIZACIÓN DE VARIABLES
a) Localización del Estudio
b) Unidad de análisis, población y muestra (Diseño estadístico)
c) Tipo y Descripción del diseño de contratación
d) Técnicas e instrumentos de recolección de datos (el cómo se va a
realizar la investigación)
e) Técnicas de procesamiento y análisis de datos

V. OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN
VI. CRONOGRAMA
VII. PRESUPUESTO Y FINANCIAMIENTO
VIII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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