Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
INTRODUCCIÓN
Las nuevas generaciones acceden a este tipo de información desde que nacen.
Su entorno está atravesado por una red telemática que atraviesa la vida cotidiana,
de manera que no es necesario tener recursos económicos para acceder a dicha
información. Por supuesto que la minoría económicamente pudiente tiene mejores
posibilidades de acceder a este tipo de medios, pero el asunto que aquí se plantea
tiene que ver más bien con la cultura que estos medios han creado (en su
concepción del tiempo y el espacio), en la cual todos vivimos. Las diferencias
frente al manejo de los códigos digitales y audiovisuales que la telemática ha
producido son más de tipo generacional que de clases. Las clases sociales con
menos recursos tienen formas distintas de manejar tales códigos, pero en todo
caso están inmersas en ellos y de una u otra manera han incorporado, a su
manera, sus lógicas.
1
Este escrito está basado en el libro del autor: Los medios de comunicación y la sociedad educadora: ¿Ya no
es necesaria la escuela?. Bogotá, Cooperativa Editorial Magisterio, 2003. Algunos apartes están transcritos
del libro, sin embargo la mayoría del texto es original.
La escuela está organizada de tal forma que controla todo el proceso de
información, formación y socialización (o por lo menos lo pretende). El
conocimiento allí está dosificado en lecciones, distribuidas en el tiempo, por
meses, por años. Hay una selección (política y académicamente controlada) de lo
que circula y lo que se queda por fuera. Esto la hace más lenta, y en contraste con
la diversidad infinita de datos, de miradas y de formatos informativos que hay hoy
en la sociedad, aparece como una opción empobrecida y poco atractiva. Es cierto
que los medios de comunicación están también controlados ideológica y
políticamente y que detrás de lo que circula por ellos están los intereses
económicos de sus propietarios y de un orden social que defienden y promueven,
pero por ahora ese elemento no entra en el análisis; no porque no sea importante,
sino porque distraería el argumento en desarrollo; esto es: que la escuela como
dispositivo cultural estaría compitiendo con otro tipo de dispositivos que la
volverían obsoleta.
Lo que plantean los estudios (en general las temáticas tratadas en este curso dan
cuenta de ello) es que la escuela se está enfrentando, no solo a unas tecnologías
nuevas, sino a una cosmovisión diferente. Como ya dijimos, la masificación de los
medios de comunicación y las nuevas tecnologías de la información, portan, no
solo más información, más veloz y más diversa, sino una representación del
tiempo y el espacio distinta a la que encarna la escuela en su estructura y en sus
prácticas cotidianas.
EL CINE
“(...) la gran película parlante del Dr. Olaya Herrera, quien ante el público pronuncia un
vibrante discurso”3
2
Duque, Edda Pilar (1988): “Cronica del cine en Medellín” En: Historia de Antioquia. Medellín,
Suramericana, 1988, pgs. 455-458
3
Nieto, Jorge, (1992): “Colombia, cronología”, en: Cine Latinoamericano (1897-1930), Caracas, Fundación
Nuevo Cine Latinoamericano , pg 86.
Enrique Olaya Herrera era en ese momento jefe político del partido liberal colombiano. En 1930 fue elegido
presidente de la República. El cine comenzaba así a convertir la política en espectáculo
noticieros o documentales culturales que se presentaban antes de la película
anunciada. En un momento estos registros fílmicos experimentaron nuevos usos
de la imagen, que les permitía registrar los acontecimientos solemnes y cotidianos
de los procesos de transformación urbana que se estaba viviendo. En Bogotá, por
ejemplo, existió en 1936 un Noticiero llamado Alambra, que se transmitía en
sesión continua de dos de la tarde a ocho de la noche, en un pequeño salón con
proyectores de 16mm en el centro de la ciudad. Su particularidad era que
registraba todo lo que sucedía en las calles, en las fiestas, en los almacenes, en
los parques. Ante este hecho insólito, muchas personas protestaron por las
situaciones personales que quedaron expuestas a la luz pública por el indiscreto
noticiero. El alcalde de la época, Germán Zea, ordenó suspenderlo.4
El cine en general produjo asombro y también temor, por los efectos que producía
sobre la gente en términos de la creación de hábitos y la incidencia en la
configuración de nuevos valores que desbordaban los tradicionales, resguardados
durante décadas cuando no existían medios de comunicación masivos.
“Examinemos todos los “trucos”, todos los procedimientos de la banda “El Ford”, y les
encontraremos no una similitud, sino un aprendizaje en el cine. No puede negarse que
aquellas películas del oeste, que nos llegaban en tandas escalofriantes, influyeron mucho
en la formación de nuestros bandidos. (...) Todo asalto moderno se inspira en el
espectáculo (...) No han ido a la escuela pero sí han tenido tiempo de conocer, sin
perderse una sola función, todas aquellas películas en las cuales el protagonista era una
banda motorizada, dedicada al crimen y al lucro. Es así como al destacar la existencia de
un hampa motorizada en Bogotá, es forzoso destacar el problema social que esta
existencia plantea, de una generación perfeccionada, alentada y lanzada al delito por el
cine policíaco.”5
La UNESCO, por ejemplo, como instancia encargada por las Naciones Unidas
desde la posguerra de impulsar la educación para todos, especialmente en el
tercer mundo, estuvo atenta del impacto cultural que estaba representando el cine.
4
Ibid. pg. 139
5
Duzán, Lucio (1939): “En Bogotá el hampa se ha motorizado”. En: Estampa. Bogotá, Año 2, Vol 2, mayo
13 N° 27 pg. 7.
En 1961, J.L.M. Peters produjo un estudio6 para dicha entidad en el que le
otorgaba una importancia similar a la que tuvo en su momento la aparición de la
escritura en la humanidad. Según el autor, cuando la comunicación era oral o
escrita, se pasaba por un proceso lógico racional para descomponer uno a uno los
elementos que constituían las estructuras gramaticales. Pero con la aparición del
cinematógrafo se habría inaugurado un nuevo lenguaje no discursivo, que
reemplazaría las reglas del pensamiento y el razonamiento con el cual
adquiríamos el conocimiento. Las exigencias de lo que la UNESCO llamaba “la
vida moderna”, estarían obligando a aceptar ese nuevo lenguaje dado que le
aportaba a la inteligencia “otra dimensión”; se trataba de la facultad de pensar
“virtualmente”. Aquí vemos aparecer por primera vez esta categoría que al final del
siglo XX se va a hacer muy familiar con la llegada de la Internet.
“Es indudable que el cine ha creado una nueva situación pedagógica. La situación en que
se desarrolla la juventud es completamente distinta a la de hace cincuenta años, debido a
que los jóvenes ya no están sujetos al aislamiento geográfico, social y cultural que era
normal en las generaciones anteriores. Hace cincuenta años cada uno apenas conocía
algo más que su ciudad natal y no tenía otro horizonte, pero el cine nos ha convertido a
todos, querámoslo o no, en ciudadanos del mundo.”7
Así cómo en el siglo XIX la escuela se erigió en el símbolo del progreso y se quiso
llevar a todos los rincones de la patria, en la década del treinta y del cuarenta del
siglo XX, el cine alcanzó a proponerse como el mejor medio para alcanzar la
modernidad esquiva, especialmente en pueblos y veredas. Este fue un fenómeno
generalizado en casi todos los países occidentales; Haciendo mención a lo que
sucedía en Italia en los años treinta, se narraba en la prensa de la época:
6
Peters, J.L.M. (1961): La educación cinematográfica, Paris, UNESCO.
7
Ibid. Pg. 19
“Un camión dotado de una cineteca con filmes hechos especialmente para instruir a
través de este medio, recorría (durante la primavera y el verano) todo el país, por caminos
y villas, parando varios días para proyectar aquellas imágenes que traían cursos de
higiene elemental, nociones de agricultura, de arte, de geografía, de historia, y
adicionalmente filmes divertidos que también alegraran la supuesta monotonía de
aquellos pueblos pequeños y alejados. La llegada de estos camiones se convertía en toda
una conmemoración especial, pues las proyecciones se hacían en los plazos principales y
se complementaban con conferencias que reforzaban los temas vistos, o con
espectáculos musicales.”8
“(...) estos potentísimos medios de divulgación, que pueden ser, si están inspirados por
sanos principios, de gran utilidad para la instrucción y educación, sirvan de incentivo a las
malas pasiones y a los intereses de sórdidos negocios.”10
“(...) a manera de una cruzada pusiese frenos a la maldad del arte cinematográfico”11
8
“El cine educativo”, En: Registro Municipal, Bogotá, Año LIV, 1934, septiembre 15, N° 41, pgs. 179-180
9
Salcedo Silva, Hernando (1981): Crónicas del cine colombiano, 1897-1950. Bogotá, carlos Valencia
Editores, pg. 104. .
10
Pío XII (1963): El Cine, Bogotá, Ediciones Paulinas, pg. 4
11
Ibidem.
Para la Iglesia Católica el cine se estaba convirtiendo en la diversión universal
más exitosa, dado el volumen de espectadores que acudían a sus salas. Los
pueblos “semicivilizados” y hasta los civilizados, según sus términos, estaban
multiplicando el número de auditorios cinematográficos por miles, a donde acudían
en busca de diversión no solo los ricos sino también los pobres. Estos últimos eran
los que más le preocupaban a la Iglesia, bajo el supuesto de que estaban más
indefensos, dada una supuesta ignorancia que les impediría ejercitar el raciocinio
necesario para realizar las abstracciones propias de la crítica. Las proyecciones
cinematográficas evitarían cualquier esfuerzo racional y producirían placer con la
sola sucesión de imágenes, donde se mezclaba la música con la interpretación
dramática. La eficacia lograda aumentaría la intensidad y la excitación de las
pasiones. La Iglesia comparaba este efecto con el que producían las “lecciones de
cosas” que en pedagogía escolar había promovido Pestalozzi durante el siglo XIX.
Estimular solamente los sentidos sería propiciar “gran contento en el alma”, sin
permitir que la mente se esforzara y cumpliera su papel de discernir sobre la virtud
y el vicio para salvaguardar la conciencia cristiana.
Martínez Hernando (1971): “Censura o reflexión. Signos de los tiempos”. En: revista Javeriana, Tomo
12
LA RADIO
Con la radio se fue creando una cultura popular basada en las radionovelas y en
los programas musicales y de humor, y una cultura política difundida por los
noticieros, llamados entonces radioperiódicos (porque no se desprendían del todo
de la lógica de la prensa escrita). El proceso de industrialización estaba
demandando crear un público, un público consumidor, un público urbano, un
publico masa, movilizado en las calles, dada la nueva forma populista que estaba
adquiriendo la política desde los años treinta en Europa y en los países
latinoamericanos.
Las radionovelas fueron otro género que cautivo a la población, al punto que llegó,
en los años cuarenta y cincuenta, a ocupar el 40% de la programación al aire.
13
Entre 1900 y 1934 desaparecieron en Colombia 117 publicaciones entre periódicos diarios, semanarios y
tabloides escritos esporádicamente. Pareja, Reinaldo (1984): Historia de la radio en Colombia, 1929-1980,
Bogotá, Servicio Colombiano de Comunicación Social. Pg. 25
También el radioteatro fue una modalidad típica de los años cuarenta al setenta,
por lo menos. Allí se formaron muchos locutores e incluso actores famosos que
después pasaron a la televisión. Las cadenas de radio que se crearon en esos
años tuvieron escenarios propios a donde acudía el público a escuchar en vivo las
transmisiones. En estos espacios también se convocaba a presenciar las
presentaciones de las grandes orquestas y los programas de concursos que se
transmitían al aire. Las transmisiones deportivas también cautivaron la audiencia
con sus originales transmisiones en vivo de los partidos y las carreras de ciclismo
o caballos. Podría incluso afirmarse que el deporte de masas fue un invento de la
radio, o por lo menos habría jugado un papel fundamental en la construcción de la
afición y la pasión por deportes como el ciclismo, el fútbol y la hípica.
Desde muy temprano el Estado nación que se estaba consolidando sintió que este
medio podía disputarle el control ideológico y cultural que pretendía tener sobre la
población. En Colombia, en 1936 el gobierno presentó una Ley que buscaba
centralizar todas las estaciones radiales en manos del Estado. Los industriales
dueños de las emisoras protestaron señalando que:
14
Pareja, Reinaldo, Historia de la radio en Colombia, 1929-1980, Bogotá, Servicio Colombiano de
Comunicación Social, 1984, p. 63
el comienzo le encontraron grandes limitaciones a la escuela convencional. En
1949 y 1950, respectivamente, un experto de la UNESCO planteaban lo siguiente:
“(...) cuando se trata de realizar en unos años una labor que ha necesitado siglos en otros
países, los métodos tradicionales de ecuación resultan por sí solos inadecuados y es
necesario utilizar ampliamente todas las ventajas que ofrecen los medios de información
de masas. Por ello el papel que puede desempeñar la radio en la educación fundamental
es una cuestión de vital importancia en el mundo de nuestros días.”15
Sin embargo la reacción frente al influjo que estaba teniendo la radio comercial en
la formación de un nuevo sistema de valores no se hizo esperar. La pretensión de
proteger a la infancia de los males que representaba esa nueva cultura de masas,
llevó a los padres de familia, a los maestros y directivos del sector educativo a
pronunciarse en términos como los siguientes:
“Se quejan los padres de familia que ya no estudian sus hijos por escuchar esas
necedades de mal gusto. Se refieren a la radio novelas (...) en las cuales se observa una
notoria ausencia de gusto, un atentado contra la gramática, una violación de la literatura y
un desierto de ideas que pasma. Hemos notado que algunas emisoras de Bogotá y
Medellín han rebajado la densidad de la cursilería. Nos referimos a la radio transmisión de
ciertos programas novelescos absurdos, todo lo cual ha hecho que ciertas pasiones e
instintos se propaguen y que la niñez, sobre todo, se infecte del virus que inocula esa
15
Grenfell, Williams (1950): La radio y la educación fundamental en las regiones insuficientemente
desarrolladas, Paris, UNESCO.
literatura pedestre, casi vargasvilesca16, que escriben algunos redactores de pacotilla para
ganarse unos pesos y para desacreditarse lo suficientemente como (...) escritores”17.
16
Se refiere José María Vargas Vila: poeta y escritor Bogotano de comienzos del siglo XX, muy polémico por
su manera ácida de criticar la moral aristocrática de la época.
17
Revista Gentes, Medellín, 1956, p 5.
18
Revista Semana, Bogotá, 1953, pg.27
19
Nieto, Jorge, “Colombia, cronología”, en: Cine Latinoamericano (1897-1930), Caracas, Fundación Nuevo
Cine Latinoamericano , 1992, pgs 119-139
“El comunicador es una especie de arquitecto de la conducta humana, un practicante de
la ingeniería del comportamiento, cuya función es inducir a la población a adoptar
determinadas formas de pensar, sentir y actuar, que le permitan aumentar su producción
y su productividad y elevar sus niveles y hábitos de vida (...) comunicar no es solamente
el acto de emitir mensajes o señales ni la acción de usar medios o canales. Comunicar es
el arte de provocar significados y producir comportamientos; es suscitar cambios en el
pensamiento, el sentimiento y la acción de las personas. Comunicar es emitir mensajes
con la definida intención de lograr que las personas se comporten de un cierto modo en
particular.”20
LA TELEVISIÓN
20
En: Díaz Bordenave, Juan (1976): Las nuevas pedagogías y tecnologías de la comunicación y sus
implicaciones para la investigación. CIID, Cali.
21
Este concepto ha sido trabajado por Alberto Martínez en su libro: De la escuela expansiva a la escuela
competitiva. Barcelona. Editorial Anthropos, 2004.
convirtiéndose en un objeto de consumo popular. Los ciudadanos encontraron en
ella una forma de distracción en sus horas de ocio. La inmensa mayoría de los
pobladores de las barriadas que aparecían como por encanto en la época del
desarrollismo latinoamericano, se veían obligados a permanecer en sus hogares,
a falta de alternativas, a pesar de los esfuerzos que hacían los urbanistas y
planificadores para resolver el asunto.
En nuestros países el impacto fue más tardío. En Bogotá, por ejemplo, el número
de salas de cine y la asistencia a las mismas descendió progresivamente. Entre
1976 y 1986, en Colombia se cerraron 135 salas de cine, de los cuales veinte
fueron de Bogotá. Mientras en 1981 en Bogotá había 83 salas y 23’361.640
espectadores, en 1987 había 67 salas y 17’164.549 asistentes.
22
“Cine y televisión”, en Semana, Vol. XIV, N° 331. Bogotá, febrero 21 de 1953, pg. 31.
ese proceso con el propósito de utilizarlos en la educación formal. La manera
como a través de este medio se combinaba el uso de la palabra, gestos,
expresiones faciales y entonación, es decir, la teatralidad de la imagen televisiva,
a demás de los efectos musicales y sonoros y la alternancia de imágenes que
introducían trozos de películas, todo esto hacía que el mensaje fuera comunicado
con mucha eficacia. La discusión que se suscitó estuvo relacionada con el riesgo
de sacrificar calidad y contenido a cambio de la forma.
Esto lo decía dada la insistencia que en la época se hacía a los docentes de que
emularan las formas y las técnicas de la televisión, así tuvieran que sacrificar el
volumen de información que tradicionalmente circulaba por medio de las clases
convencionales o los libros de texto.
Menos molestos y más baratos que la escuela, quería decir, con toda claridad.
23
Koenig, Allen y Ruane B. Hill (1970): TV educativa: presente y futuro. Buenos Aires, Ediciones Troquel.
Pg. 50.
24
En: Koenig, op.cit. pg. 155
El propósito era suplir las falencias educativas que se consideraba tenía la
población y que se constituían, según el discurso desarrollista, en el principal
obstáculo para el progreso. Según los diagnósticos de la época, el problema era:
Esta realidad habría que transformarla con urgencia y para ello se tenían puestas
las esperanzas en la televisión educativa. La teleducación, se decía:
“(...) tiene que entrar en la sociedad latinoamericana como sistema de cambio psicosocial
integral. El objetivo primero es la concientización. (...) La teleducación debe en segundo
lugar, orientar esta aspiración general de desarrollo (...) debe así ayudar al proceso de
identificación y personalización (...) reduciendo al mínimo la resistencia a los cambios
sociales (...) facilitando su movilidad social y adaptación a la evolución constante en el
campo tecnológico (...) Hay que preocuparse por los problemas de aprendizaje, ya que él
es un proceso constante en la sociedad (...). No se tata entonces de introducir ayudas
audiovisuales como método pedagógico de ayuda a la enseñanza. Se trata de crear un
sistema de comunicación social. No se trata solamente de mejorar la enseñanza, sino de
hacer llegar la educación a todos, suplir la falta de maestros y aulas y escuelas nocturnas
para educación de adultos, ofrecer a todos un sistema de enseñanza fuera de la escuela,
dando una educación fundamental y apropiada para la población urbana y suburbana. Por
fin, hacer viable el cambio social.“25
25
Seger, Wolfgang (1971): “Sociología de la teleducación”. En: Revista Javeriana, Signos de los tiempos,
Tomo LXXV, N° 372, Bogotá, marzo. Pg. 186
de todos. En abril de 1969 se reunieron en Santiago de Chile los más
representativos sectores de la educación y la comunicación del continente para
formalizar la creación de CAVISAT (Centro Audiovisual para Satélite). Un año
después se reunieron los ministros de Educación del área andina en Bogotá para
ventilar la posibilidad de lanzar un satélite para la educación de la región. Además
de la rentabilidad económica que este satélite les podía representar a nuestros
países, se consideraba, por supuesto, el servicio que podía prestarle a la
educación en general y la de las personas adultas en particular, pues, como se
dijo en la reunión: “(...) la televisión era el único medio que atrae, fija y es
comprensible para el analfabeto”.26
Pocos años después estos temores habría que matizarlos, pues los intereses
económicos y los avances tecnológicos no respetarían aquel sistema de valores
que se querían proteger. En el mismo periódico se registraría el asunto de la
siguiente manera:
26
El Tiempo (1970): Lecturas Dominicales, Bogotá, febrero 8, pg. 7.
27
El Tiempo (1970). Bogotá, enero 30, pg 1.
en el mercado a un precio de 700 dólares, y que puede conectarse a cualquier televisor,
se podrán rastrear las señales que envían los satélites.”28
Las críticas a la televisión se orientaban también, como había sucedido con el cine
y la radio, hacia la moral y los problemas de de comportamiento y hábitos que
podía generar. Esto cobró fuerza cuando la televisión dejó de ser educativa y se
rindió ante la fuerza de los intereses comerciales (hacia finales de los años
sesenta). Se profetizó entonces contra aquella llamada civilización de la imagen y
la comunicación, que estaría atravesando todas las células de nuestro organismo
con millones de hondas hertzianas, con mensajes en todas las lenguas, con
noticias de todo el mundo, donde se hacían presentes todos los hechos
sociopolíticos al mismo tiempo que se difundían todas las músicas. De esa
manera se estaría atrofiando nuestra capacidad de pensar con criterio propio,
generando una pasividad intelectual que nos haría menos libres. Las ideologías
ajenas nos estarían siendo impuestas por los medios de comunicación,
obligándonos a un consumismo absoluto que nos esclavizaría y nos haría
depender cada vez más de ello, agigantando su poder infinitamente.
CONCLUSIONES
28
El Tiempo (1979). Bogotá, agosto 19, pg. 10
Tal masificación hizo que la escuela ya no fuera el dispositivo por excelencia que
educaba, el medio a través del cual se forjaba la identidad nacional, la institución
que mediaba la relación Estado – Sociedad y que garantizaba la construcción del
Estado nación.
29
Jaramillo Uribe, Jaime (1994): “Métodos simplificadores y métodos humanísticos en la adquisición de la
cultura”. Revista Caldas, N° 1, septiembre Jaime Jaramillo Uribe (1994): De la sociología a la historia.
Bogotá, ediciones Uniandes, Pg. 204