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independientemente de su cuerpo y de una relación con el mundo exterior. Además, la
existencia de Dios, es probada a partir de dos pruebas que la suponen desde su mismo
concepto o desde su “efecto” en la mente de la cosa pensante como “idea de perfección”.
Ambos procesos son para Peirce problemáticos porque suponen pretensiones cartesianas
que en realidad el hombre es incapaz de realizar, en primer lugar, porque no tenemos un
acceso privilegiado a nuestro mundo interno que nos permita con seguridad afirmarnos como
cosa pensante. Segundo, porque el poder de la intuición “primera” es imposible, dado que,
una cognición o intuición siempre supone una cadena de cogniciones previas y el
pensamiento humano sólo es posible en signos. Tercero, la prueba de Dios significa para el
hombre que le es posible concebir algo absolutamente incognoscible, una contradicción
pasada por alto por Descartes.
Entonces, si seguimos las indicaciones peirceanas de que todo conocimiento se lleva a
cabo por medio de signos y de que el hombre está inmerso en un mundo y una comunidad,
vemos como el cartesianismo “pone al hombre solo en una habitación” y le pide: de ti mismo
genera verdades claras y distintas que luego aplicarás a un mundo que ha de venir. Posición
completamente contraria a la comunidad científica que Peirce tiene presente, donde cada
investigador puede compartir y verificar sus hipótesis o “verdades” alcanzadas. Por ello, el
hombre adquiere conocimientos, modifica otros y mantiene otros. Él está dentro de un mundo
que le permite tener sensaciones, relacionarse con objetos y personas, que a la vez le
permiten entrar en la dinámica de triádica del signo como interpretante y generador de nuevos
signos.
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nuevo camino. Este método permite que los hombres tengan oportunidad de acrecentar su
conocimiento y de entender que no existe tal cosa como verdades eternas pero que se aspira a
una verdad duradera en el tiempo. Igualmente, el método de la ciencia reivindica la definición
de hombre clásica como “animal racional”, puesto que se tiene la confianza suficiente en la
capacidad racional de los hombres para crear su propio camino como especie. Al mismo
tiempo se reconoce su deseo por saber y se tiene claridad de las limitaciones humanas como
seres finitos. Por último, es importante resaltar la noción de abducción que juega un papel
importante en la reivindicación de la creatividad del hombre, como un ser racional que puede
observar ciertos “fenómenos” y proponer una posible explicación.
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mentales” con su comunidad, porque el es un signo, porque es un ser capaz de hacer ciencia y
porque es parte de un proceso progresivo hacia el mejoramiento de hábitos y creencias
comunes.
Conclusiones
En este corto texto, se ha expuesto una pequeña visión del hombre en el pensamiento de
Charles Sanders Peirce. Por supuesto, debido a la magnitud de la obra peirceana, podrían
tratarse en relación con el hombre sus ideas metafísicas como el “amor evolutivo”, el
“sinequismo”, el “tiquismo”, sus ideas éticas y sus ideas estéticas. Sin embargo, el lector
habrá encontrado en este texto una aproximación al hombre como signo, inmerso en el
mundo y en la comunidad y como actor principal del proceso científico.
Bibliografía
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