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Para valorar una inversión hay que tener en cuenta el efecto que produce el Impuesto de
Sociedades en cada una de las variables que determinan la inversión, ya que es el impuesto de
mayor importancia, debido a que es el que mayor volumen de fondos compromete.
De los ingresos computables pueden deducirse las denominadas partidas deducibles. Entre ellas
destaca todo el gasto necesario para obtener dicho ingreso o gastos de explotación, que contendrá
lo referente a materia prima, mano de obra y gatos generales. Ambos, ingresos y gastos de
explotación, afectan al cálculo del flujo neto de caja en cada período.
La Administración fija las cuantías a deducir en concepto de amortización para los activos,
mediante los sistemas fiscales de amortización.
Así, las cuotas que derivan de aplicar estos sistemas se consideran cuotas de amortización
fiscalmente deducibles en el Impuesto de Sociedades y, por tanto, se deben incluir en la valoración
de inversiones.
Existen distintos métodos de amortización de activos utilizados por la empresas:
• El coeficiente mínimo determina el período máximo de tiempo medido en años. Durante este
período la Administración permite que la amortización contable se pueda considerar como
gasto fiscal.
• El coeficiente máximo señala la cuantía máxima que se puede considerar como gasto fiscal.
Toda cuota contable que sea inferior o igual a la máxima es deducible.
Ejemplo:
Supongamos la compra de una máquina para una industria de maderas, de valor de 300.000 euros
y cuya vida estimada por la empresa es de 8 años.
La tabla de coeficientes para este tipo de industria especifica un coeficiente máximo del 12% y otro
valor del coeficiente mínimo o período máximo de 18 años para el equipo. ¿Cuál es la cuota
máxima y mínima que fija la Administración para este activo? Y si la empresa amortiza de forma
lineal durante los 8 años, ¿ esta cuota estaría admitida fiscalmente?
Solución:
Cuota máxima = valor contable inicial X coeficiente máximo = 300.000 x 0,12 = 36.000
euros/año
Coeficiente mínimo = 18 años
La administración permite un máximo anual de 36.000 euros como gasto fiscal en concepto de
amortización del activo, siempre que esta cantidad esté contabilizada, durante un período máximo
o coeficiente mínimo de 18 años, hasta que la amortización acumulada sea igual al valor contable
inicial.
Que superaría la cuota máxima permitida, por lo que la empresa dejaría de deducirse 1.500
euros/año.