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La teoría de la libido surge en el psicoanálisis para precisar las pulsaciones elementales que causan los acontecimientos anímicos. Carl Jung propuso la existencia de una libido primordial que podía ser sexual o desexualizada. Freud estableció que la pulsión sexual es de naturaleza compuesta pero puede descomponerse en pulsiones parciales. El narcisismo surge del amor excesivo hacia uno mismo. Finalmente, Freud propuso que coexisten las pulsiones de Eros, relacionadas con la vida, y las pulsiones de mu
La teoría de la libido surge en el psicoanálisis para precisar las pulsaciones elementales que causan los acontecimientos anímicos. Carl Jung propuso la existencia de una libido primordial que podía ser sexual o desexualizada. Freud estableció que la pulsión sexual es de naturaleza compuesta pero puede descomponerse en pulsiones parciales. El narcisismo surge del amor excesivo hacia uno mismo. Finalmente, Freud propuso que coexisten las pulsiones de Eros, relacionadas con la vida, y las pulsiones de mu
La teoría de la libido surge en el psicoanálisis para precisar las pulsaciones elementales que causan los acontecimientos anímicos. Carl Jung propuso la existencia de una libido primordial que podía ser sexual o desexualizada. Freud estableció que la pulsión sexual es de naturaleza compuesta pero puede descomponerse en pulsiones parciales. El narcisismo surge del amor excesivo hacia uno mismo. Finalmente, Freud propuso que coexisten las pulsiones de Eros, relacionadas con la vida, y las pulsiones de mu
La teoría de la libido surge dentro del campo de psicología exactamente en el
psicoanálisis debido a los fundamentos establecidos en esta corriente psicológica, ya que, ellos postulaban que cualquier acontecimiento anímico se debía precisamente a las pulsaciones elementales. No obstante, había confusión en ello, debido a que no existía un sustento el cual precise dichas pulsaciones, además de ello, las psicologías al verse en esta arbitrariedad empanzaron a utilizar distintas clasificaciones de pulsiones. Debido a esto es que la teoría de la libido de vio forzada a surgir, a pesar que Freud empleara este término, en 1898 recién fue introducida al psicoanálisis por Albert moll. Aparte de ello, se presentó también lo que se conoce como libido primordial, esto era postulado de Carl Jung quien establecía una comparación entre la libido primordial y la energía anímica, pues considera que la libido podía ser sexualalizada o desexualizada Además de ello, se toma en consideración a la sublimación, pues estableció un estudio minucioso sobre aspiraciones sexuales, ya que, genero un entendimiento de la pulsión sexual, manifestado que era de naturaleza compuesta, pero esta misma podía volverse a descomponer en pulsiones parciales, pues estas podían agruparse si la satisfacción podía complacer a más de una El narcisismo, sin embargo, surge debido a que en las clínicas se podía identificar que las personas manifestaban comportamientos como si estuvieran realmente enamorados de sí mismo. Pero además se sustenta que existe algo denominado libido Fiarcisista el cual es una pulsión de auto conservación, por ello, se reconoció que una elevada medida de tal amor de sí mismo era el estado primario y normal, llegando así al sustento que las dificultades o conflictos surgen por las modificaciones que reciben estas pulsiones, refiriendo que esto se debía a conflictos surgidos por conflicto entre el objeto y el yo Explican además que existe la pulsión gregaria siendo la que regula la conducta social de los seres humano y lo obliga a unirse en comunidades, sin embargo, el psicoanálisis contra dice esto, señalando que “aun si la pulsión social es innata se le puede reconducir sin dificultad a investiduras de objeto originariamente libidinosas Por último, se nos explica que ambas variedades de pulsiones, El Eros y la pulsión de muerte, actuarían y trabajarían una en contra de la otra
Eros: Conjunto de deseos e impulsos eróticos y sexuales de una
persona. Freud lo utiliza en su última teoría de las pulsiones para designar el conjunto de las pulsiones de vida, oponiéndolos a las pulsiones de muerte.