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res, quien, al igual que ~ueyrredó?

, había per~enecido ~asta


radical, poco tiempo atrás a partidos opositores al radical ~ ~ecu era
el «protegido» político de Estanislao Zeballos, rnínístro de
Reladones Exteriores de Roca en su segunda presidencia,
en tanto que Pueyrredón había integrado el partido de Mi-
tre la Unión Cívica, hasta después de 1912). De orígenes
má~ humildes eran los tres ministros restantes: Ramón G~­
mez (Interior), Elpidio González (Guerra) y José P. Sali-
nas (Educación), todos los cuales debían el ~argo a su con-
El curso general seguido por los acontecrmientos politicos trol del aparato partidario radical en provincias claves (San-
posteriores a 1916 estuvo signado por la relación entre los tiago del Estero, Córdoba y Jujuy, respectivamente).lH El
sucesivos gobiernos radicales y los grupos conservadores de vicepresidente, Pelagio Luna, quien murió en 1919, también
la élite a los que aquellos remplazaron. En un principio, la fue nombrado gracias a las conexiones que tenía en la pro-
victoria electoral de los radicales en 1916 pareció reflejar la vincia .de Salta.
capacidad de repliegue y autoconscrvación de la clase gober- En tales circunstancias, los grupos influyentes de la élite,
nante tradicional. Aunque fracasó el objetivo primitivo de que finalmente se habían resignado al c,ambio de ~obierno,
crear un partido conservador mayoritario acorde con los li- se vieron alentados a pensar que no hablan hecho SlOO dele-
neamientos fijados por Pellegrini y Sáenz Peña, y el control gar en la nueva administración el poder directo que antes
directo del gobierno pasó a nuevas manos, no había motivos tenían. Los radicales parecían estar guiados, en muchos sen-
para creer que el poder real de la élite hubiera desaparecido tidos, por los mismos objetivos generales ~ue. ello~ .Y. ser
o disminuido en grado significativo. El ejército y la marina merecedores de continuar el proceso que habla Sido iniciado
tenían los mismos comandantes que antes de 1916; los prin- por Sáenz Peña.
cipales grupos de presión, como la Sociedad Rural, seguían El radicalismo aún mantenía sus rasgos más conservadores.
intactos, y miembros poderosos de la élite conservaban aún Por ejemplo, gran parte de los nuevos gobernantes, y en l?ar-
posiciones estrechamente vinculadas a las empresas foráneas. ticular el propio Y rigoyen, eran más marcadamente clerica-
les que la mayoría de sus predecesores, muchos de. los cual~s
hablan sido francmasones. En 1918, La Vanguardza declaro:

El gobierno radical en 1916 «Nunca como en este momento ha sido mayor la influencia
de la Iglesia. [ ... ] El propósito del gobierno [es] realiz.ar
En muchos aspectos, se diría que la oligarquía implemente una política inspirada en los principios de la democracia cns-
había cambiado de ropaje. En el primer gabinete de Yrige- tiana: de paternal protección para los obreros, SIempre que
estos permanezcan sumISOS . . d 175
y resigna os».
yen, cinco de los ocho ministros eran ganaderos de la provin-
cia de Buenos Aires o estaban íntimamente conectados con el
sector exportador. El ministro de Hacienda era Domingo E. Por lo demás, Yrigoyen no se había apode.rado del gobier~o
Salaberry, quien se dedicaba a las exportaciones y a los asun- por la fuerza: si ocupaba la primera magistratura, lo debla
tos bancarios e Inrnobiliarios.F" El ministro de Agricultura, a la cortesía de Sáenz Peña y de su sucesor, De la Plaza, tanto
designado posteriormente ministro de Relaciones Exteriores, o más que a su propio empeño. En 1916 los ,radicales apenas
Honorio Pueyrredón, era un gran terrateniente patricio de si obtuvieron algo más que el cargo de presidente de la R~­
la provincia de Buenos Aires. El ministro de Marina Fede- pública. En casi todas las provincias seguían siendo OpOS1~
rico Alvarez de Toledo, poseía también grandes extensiones ción y también estaban en minoría en el Congreso: en la
en Buenos Aires y Mendoza. El de Obras Públicas, Pablo Cám'ara de Diputados no consiguieron la mayoría hast~ las
Torello, era un destacado hacendado, e iguales antecedentes elecciones de 1918, mientras que en el Senado, cuyos rmern-
tenía Carlos Becú, el primer ministro de Relaciones Exterio- bros duraban nueve años en el cargo y eran normalmente

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elegidos por las legislaturas provinciales, los conservadores época con cambios más sustanciales derivaba de que, por ser
la retuvieron hasta 1922 y aun después. Por consiguiente, una coalición de terratenientes y de grupos de clase media
amén de las otras prerrogativas de que todavía gozaban, los no vinculados a la industria, ellos mismos eran beneficiarios
conservadores seguían manteniendo su predominio en ma- inmediatos de la economía primario-exportadora como pro-
teria legislativa. ductores y consumidores. Apuntaban a fines redistributivos
En 1916 la posición de Yrigoyen era, pues, bastante débil, más que estructurales, siendo su objetivo primordial demo-
y sus medidas de gobierno estaban fuertemente condiciona- cratizar la sociedad de los estancieros racionalizando y me-
das por su relación con la élite. Tenía como mandato lograr jorando el sistema de relaciones políticas y sociales que ha-
dos objetivos generales: en primer lugar, debla apuntalar bía surgido de ella. Lo máximo que se atrevieron a hacer fue
los intereses económicos de los grupos terratenientes; en se- introducir cambios secundarios en la pauta de distribución
gundo lugar, debía establecer una nueva relación con los sec- del ingreso y una nueva relación entre el Estado y los sec-
tores urbanos, que habían sido la mayor fuente de inestabi- tares urbanos, finalidades que se desprenden claramente de
lidad política desde comienzos de siglo. La razón principal las siguientes declaraciones del año 1920:
de que los conservadores hubieran fracasado en organizar un
partido de masas era que habían sido incapaces de adaptar su «{La constitución social del país] no se alcanzará mientras
posición como productores al imperativo de ofrecer algo con- los gobiernos no se compenetren de su esencial deber de pro-
creto a los grupos urbanos. En apariencia, solo los radicales pulsar los medios para que la justicia discierna sus beneficios
eran capaces de superar esta dificultad: ellos se hablan con- a todos los rangos sociales. [ . .. ] La democracia no consiste
vertido en un partido «inorgánico», eludiendo trazar un proM solo en la garantía de la libertad política: entraña a la vez
grama concreto, envolviendo sus objetivos con un velo de re- la posibilidad de todos para poder alcanzar un mínimum de
tórica moralista y cubriendo sus compromisos reales con eflu- bienestar siquiera».':"
vios de un paternalismo engañosamente generoso. A esto se
había añadido la insinuación continua de que los grupos de «En contacto asiduo y directo con el pueblo, con las activi-
clase media tendrían en su gobierno un acceso más amplio dades positivas de la nación, el presidente Yrigoyen, demó-
a los cargos oficiales. crata de verdad, logra lo que nunca pudieron obtener los
Este principio, que llevaba a los radicales a mediar entre los presidentes de clase; la confianza y el amor de los ciuda-
intereses de la élite y los de las capas medias urhanas, fue el danos».'?"
que confirió su carácter a la lucha política luego de 1916.
No es que el nuevo gobierno se lanzara deliberadamente a Este doble énfasis en el «bienestar» y el «contacto con el
atacar los intereses económicos de la élite en forma directa: pueblo» nos está diciendo que los radicales apuntaban a lo-
como sus predecesores, el gobierno radical evaluó sus pro- grar una integración política y una situación de armonía de
pios éxitos en términos de su capacidad para expandir y con- clases, manteniendo ja estructura socioeconórnica existente
solidar, más bien que para modificar, la economía primario- peto promoviendo la participación política institucionalizada
exportadora. Es dificil señalar algún cambio sustancial en la fuera de los marcos de la clase gohernante tradicional. Estos
trama profunda de la sociedad argentina cuando Yrigoyen objetivos comprometieron al gobierno con dos grupos claves:
dejó el gobierno en 1922: el sector exportador seguía do- la clase media de profesionales «dependientes», que ya antes
minando la economía del país, los sistemas financiero, tribu. de 1916 se habla convertido en un elemento importante den-
tario, aduanero y el régimen de la tierra habían permanecido tro del radicalismo, y la clase obrera urbana. Los contactos
incólumes, y las conexiones con los ingleses continuaban que tuvo el gobierno con estos grupos modelaron su relación
siendo tan sólidas como en el pasado. Las realizaciones netas con la élite y con el capital extranjero. La cuádruple relación
del gobierno radical fueron en verdad muy pocas, y si las a que esto dio lugar en definitiva pasó a ocupar el proscenio
hubo, o bien complementaron 10 hecho anteriormente o bien político argentino hasta 1930.
fueron meras maniobras que fácilmente podían revertirse. El problema central derivó de la tendencia del gobierno ra-
La ineptitud de los radicales para comprometerse en esta dical a alinearse en demasía con los grupos urbanos; cuando

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esto comenzó a poner en peligro la relación de la élite con el Al mismo tiempo, la personalidad de Yrigoyen siempre cau-
capital extranjero y los mercados de ultramar, desencadenó só gran fascinación. A pesar del desagrado que les producían
ominosas expresiones de conflicto político. Las dos crisis fun- sus métodos y de la envidia que tenían a su sagacidad polí-
damentales que sufrió el gobierno radical, en 1919 y 1930, tica, muchos opositores dejaban traslucir una actitud que no
se vinculan directamente a un proceso de esta índole. Al pro- era de mera incredulidad por la manera en que el nuevo pre-
pio tiempo, dicha inclinación de los radicales hacia los secto- sidente se defendía y manejaba. Un líder de la oposición
res urbanos motivó la supervivencia del conservadorismo en conservadora, Rodolfo Moreno, declaró en 1918:
estos años y fue la causa de que el intento de la élite para
delegar en aquellos la supervisión de sus intereses terminara «Un hombre que no podía salir al debate público como con-
finalmente en el fracaso. secuencia de su incapacidad y que necesitaba, para acrecentar
su prestigio, rodearse de misterio y esconderse rehuyendo el
análisis. He ehí que la fantasía popular hizo un estadista de
quien jamás pronunciara un discurso, escribiera un Iibro,
Las técnicas del liderazgo popular trazara un programa, tuviera un título universitario, hiciera
vida social [ ... ] poseyera, en fin, alguna de las cualidades
que destacan en la vida democrática, que es de discusión y de
Hay, sin embargo, un aspecto en el cual el advenimiento del libre examen».':"
gobierno radical marcó un cambio revolucionario en el estilo
político argentino. La atmósfera cerrada y formal de la oli- y rigoyen era, en verdad, un elemento extraño y no~edoso en
garquía fue muy pronto barrida por una oleada de euforia la política argentina. Aun después de ocupar la. pnrnera ma-
popular. Cuando Yrigoyen prestó su juramento, el carruaje gistratura se negó a pronunciar discursos púbhcos; d':lrante
que lo conducía fue tirado a lo largo de las calles por adictos su mandato se abandonó la costumbre de que el presidente
suyos provenientes de los comités de la capital.'?" Por su de la República dirigiera personalmente su mensaje al Con-
empleo de métodos novedosos de conducción y su dominio greso al iniciarse el período de sesiones legislativas, para gran
sobre una masa partidaria con ramificaciones en todo el país, disgusto de los elementos formalistas de la oposición conser-
Yrigoyen se halló en una situación muy diferente que sus vadora. En lugar de ello, Yrigoyen redactaba un preámbulo
antecesores. Ya con Roca, Juárez Celman y Figueroa Alcorta al mensaje, lleno de divagaciones en su mayoría ~ninte~jgibles
~y en el pasado con Rosas~ se había esbozado una ten- para los políticos corrientes (esto era a menudo intencional},
dencia a la personalización de las cuestiones políticas, pero y que el vicepresidente o al~ún otro delegado suyo leería an-
el estilo de Yrigoyen confirió a este elemento una posición te el Congreso. Parecía dedicar la mayor parte d~ su tiempo
central. Se convirtió en convencionalismo aceptado que los a confabulaciones con sus colaboradores del partido, las cua-
radicales preludiaran todas sus declaraciones y acciones con les no tenían lugar en el palacio de gobierno (la «Casa Ro-
extensos panegíricos a su líder. Asimismo, los ataques más sads» ) sino en su vieja y modesta casa cerca de Plaza Cons-
mordaces de la oposición estaban reservados al presidente. titucíón. Sus presentaciones en público seguían siendo muy
En Buenos Aires había un periódico, La Mañana (conocido a limitadas' casi las únicas oportunidades en que se podía ver-
partir de 1919 como La Fronda) que se dedicaba exclusiva- lo era cuando concurría al funeral de algún personaje parti-
mente a comentar los errores y defectos de «El Peludo», co- dnrio en apariencia secundario. Los partidos opositores lla-
mo todo el mundo llamaba ya a Yrigoyen: maban a esto su necrofilia, aunque puede explicárselo por el
alto valor que asignaba Y rígoven a la lealtad para con' s.us.
«El señor lrigoyen 179 es un simple boss, hábil y sagaz en las amistades políticas y por el énfasis que ponía en las relacio-
maniobras del comité. ¡Orador, escritor y pensador! [No es nes personales en su conduccíón del partido.
más que] una leyenda de mistificación que después de 30 También era rnuv conocida su intensa vida sexual. Aunque
años de misterio estalla en eJ gobierno como exponente de nunca contrajo matrimonio, dejó por lo menos una docena
ignorancia, de regresión y de caudillajes.P" de hijos, que tuvo con sucesivas «señoras». Durante su se-

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r-nnda presidencia, a fi~es de la década del veinte, los mi. alma muy querida: la de mi hermano Santiago, y esa voz,
nistros se quejarían de que los hacía esperar días enteros en la forma etérea del magnetismo, me dijo: (El presidente
para recibirlos, mientras se ocupaba de una cohorte de jó- lrigoyen no es Hipólito Irigoyen. Nuestro .naestro, nuestro
venes viudas que venían a reclamar pensiones del gobierno. amigo, nuestro apóstol, se encuentra actualmente en el par-
Era rarísimo encontrar una fotografía suya anterior a 1916. tido de Guaminí, cuidando una majada de ovejas. El 12 de
En ocasión de la muerte de su hermano en abril de ese año octubre de 1916 terminó su misión partidaria y patriótica.
la prensa pudo tomarle algunas fotos que revelaban incon. En ese mismo día llegó de la India para reencarnarse en su
fundiblemente su gran estatura, aunque el rostro estaba de envoltura humana Joaquín Chrisnamurty, alias Alcione, un
propósito casi totalmente cubierto por el sombrero; se dice joven de 28 años, un verdadero pozo de ciencia, que en la
que se cponia a que se le tomaran fotografías a causa de sus Universidad de Oxford, a los 14 años de edad, escribió en 8
principios kraussíanos, que vedaban reproducir su «alma», días un maravilloso libro científico, en cuya redacción cual-
pero lo más probable es que se tratara de una pequeña tra- quier otro hubiera necesitado 3.000 años: este Chrisnamurty
ma urdida para explotar la curiosidad del pueblo. Cuando es el segundo Dios'. Puede usted creerme", agregó el doctor
descubrió-la importancia electoral de los medios masivos de Lencinas; "cualquier cosa que haga desde la presidencia será
comunicación, estas pequeñas peculiaridades prontamente para felicidad de todos nosotros. El podrá destruir al país,
desaparecieron: en 1919 su retrato apareció en carteles pe- pero seguramente lo reconstruirá mejor. Es posible que las
gados de uno a otro extremo del país. Un militante sindícal generaciones actuales no le comprendan, pero cuando dentro
de esa época recordaba que durante un viaje que había reali- de 2.000 años la humanidad estudie historia argentina, ten-
zado a las plantaciones de yerba mate, en el norte de las pro. drá noción verdadera de este milagroso mandatario"».18:-l
vincias de Chaco y Misiones, con el fin de afiliar gente, sus
esfuerzos tuvieron eSCaSO éxito debido a que los trabajadores Estas extravagancias eran poco frecuentes, pero hasta en
indígenas afirmaron que su corazón estaba únicamente con Buenos Aires aparecían con cierta asiduidad, en las reunio·
«el Padre de los Pobres», Hipólito Yrigoyen, cuya efigie nes públicas, fanáticos que gritaban frenéticamente: «jYri-
conservaban como un tesoro en medallones de quincalla que goyen es un dios!». Esta apelación puramente simbólica tal
les habían regalado los agentes radicales.V" vez cumplió algún papel en la movilización de apoyo a los
Algunas anécdotas y habladurías populares servirán para radicales en las zonas más atrasadas del país, pero en las ciu-
ilustrar mejor el misterio y la adulación que rodeaban a Yri- dades el proselitismo se basaba por lo general en cosas más
gcyen. El siguiente relato, proveniente" de la provincia de concretas y materiales, como lo indica el siguiente ejemplo,
Mendoza, fue puesto en circulación por un opositor en 1919 i también dado a conocer por una persona hostil a los radicales
se refiere a la relación del Presidente con el líder radical de (aunque no debe tomárselo al pie de la letra):
esa provincia, José Néstor Lencinas. Parecería que solían
propalarse versiones como esta, que fomentaban en zonas «Era el señor Irigoyen un asiduo concurrente a la casa de
de población sernihispánica, como -Mendoza, la visión de su baños de la calle Suipacha El Palacio Arabe. [ ... ] Todo
líder nacional y de su caprichosa política en estos términos el personal subalterno de la casa tenía una especie de adora-
anárquicamente apocalípticos: ción por ese cliente, que lo trataba con gran amabilidad, fi-
neza y cortesía, no olvidándose nunca de interesarse por sus
«Hace más o menos tres años, cuando se iniciaba una disi- familias, sus cosas y necesidades. Es unánime la opinión, entre
dencia con el señor lrigoyen, el doctor José Néstor Lencinas, quienes alguna vez hablaron con él, de que sabía usar de su
actual gobernador de Mendoza, cuya amistad fraternal con el don innato de simpatía en las conversaciones, así como de la
presidente de la República es bien conocida y apreciada por sugestión a la que pocos escapaban.
t~do el país, ante mis protestas contra el mal gobernante me »Cuando fue presidente la primera vez, dejó de concurrir,
hizo una revelación; me dijo textualmente: "Yo también seguramente absorbido por la atención de sus tareas. [ ... ]
protestaba contra Irígoyen, pero hace cuatro noches, cuando Varios de sus amigos continuaban concurriendo en su calidad
me estaba quedando dormido, me habló al oído la voz de un de clientes del establecimiento. Entre ellos se contaba el se-

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ñor Crovetto, que fue gobernador de la provincia de Buenos le entregará el nombramiento de directora de la escuela
Aires y presidente del Banco Hipotecario Nacional. NI,' ... para su señorita hermana, fulana de tal".
»!rabajaba ~omo pedicuro en la casa un hombre joven ape. »La cabeza le daba vueltas al protagonista. Se creía soñando
Il~dado ~uarmo, quien no era el menos expresivo en sus ma- con un cuento de Las mil y una noches. Y más cuando al
nifestaciones de adhesión al personaje. En circunstancias en despedirlo, su poderoso amigo agregó: "Mándeme con Cro-
que at~~día al. Sr. Crovetto, se lamentó de su inasisten, vetto una lista de parientes que necesitan empleo, y los datos
CIa... ~ preC1same~te ahora 9ue lo necesito", agregó, "y que les correspondan".
con seguridad me hubiera atendido en el pedido que deseaba »No fue lerdo el susodicho en el envío que se le había en-
hacerle". "Si es algo que yo pueda trasmitirle ...", se ofreció comendado, y desde entonces él y su beneficiada parentela
cortésmente el cliente. Guarino, animado con eso, se atrevió individual y colectivamente, aumentaron el número de los
a explayarse. Una hermana suya se había recibido de maes- que, como decía antes, gustosos se harían matar en defensa
tra ~ormal, y hacía meses que ambulaba inútilmente en sus de su ídolo».184 .
gestiones para conseguir una suplencia que le diera títulos
para pO,der después aspirar a un cargo de estabilidad ... Este nuevo estilo de política popular iba acompañado de
~>~os días después de esto, llegó con apuro a la casa de baños una participaci.ón mucho mayor de los grupos urbanos, que
el Influyentepersonaje y dirigiéndose a Guarino le dijo: "Sá- antes habían "do relegados a un papel indirecto o sólo oca-
quese mn:edIatamente. el"delantal,'póngase el saco y el som- sional. Los radicales veían en ello el síntoma de un nuevo
brero y ve~gase conmigo .... Un instante después, Guarino, espíritu democrático; la oposición, en cambio, incluidos los
q,:e no sabía )0que pasaba, iba repantigado en el asiento del socialistas, solían describirlo como «el gobierno de la plebe»,
lujoso automóvil ocupando la diestra de su protector rumbo y aludían a los adeptos de los comités radicales como «la
a la Casa de Gobierno. ' chusma», afirmando que sus rasgos distintivos eran una ve-
»L1egados a ella, .se dirigieron a la presidencia y entraron nalidad totalmente fuera de lo común y un insaciable afán
por una puerta especial sin tener que pasar por'la "amansa- de corrupción.
dora", b~I1en:e en ese. momento, como siempre, de postulan- Sea como fuere, la presencia de estos grupos contribuyó a
tes, funcionarios y 1.e~Isladores que.a veces tenían que esperar acelerar la lenta trasformación que venía produciéndose en
meses para ser re:lbl??S., ~l presidente .los aguardaba y al los partidos políticos desde la década del noventa. En todos
ve:los entrar se dIrIgIO rápidamente hacia Guarino y estre- Jos planos de la política, introdujo nuevas pautas y estilos de
chandolo e? u(~ a?razo,.le dab? palmaditas al mismo tiempo contacto entre los políticos y el electorado. Si se exceptúan
que le decía, MI querido arrugo, no sabe cuánto gusto me algunas zonas remotas del interior del país, que vivían en
d~ verlo por acá. Y sobre todo sabiendo por lo que me ha una economía de subsistencia, en todo el resto la actividad
dicho Crovetto que me necesita y que puedo atenderlo en electoral dejó de ser cuestión de simple soborno y evolucío-
el pedido que viene a formularme". nó hasta convertirse en un problema de .organización de ma-
)o>M~~ntras tant?el.otro, embargado por la emoción que le sas; una revolución paralela tuvo lugar en el arte de la pro-
causaba tal recibimiento nada menos que del excelentísimo paganda política, y surgió un nuevo estilo de periodismo P'>
señor presidente de la República, lloraba como una Magda- pular. Por último, como reflejo de la gama mucho más am-
lena y no atinaba a pronunciar palabra alguna. Cuando logró plia de demandas articuladas dentro del sistema político, el
calm~rse algo y balbuciente aún, pudo dar detalles de lo que proceso de toma de decisiones y la amplitud de las activida-
quena. Al llamado del primer magistrado acudió un secreta- d~s ofi~iales comenzaron a adquirir nuevas y más complejas
tia de Educación. Fue sacado este de la "amansadora" en la dimensiones.
que ha~Ía recibido la indicación de permanecer hasta que se El radicalismo siguió siendo un conglomerado híbrido' las
le necesrtara, Una vez en presencia de su jefe este le presentó disparidades regionales y de clase que llevaba en su seno y
a su "gran amigo Guarino" en términos encomiásticos ala- que no había logrado eliminar le impidieron cobrar la forma
~ando su fidelidad y sus condiciones. En seguida le ordenó, «orgánica» a que habían aspirado los reformadores de 1912.
Vuelva a su despacho y acompáñese con este señor, a quien En muchos aspectos continuó siendo el heredero de los par-

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tidos «personalisras» del pasado y compartiendo muchas de ción bélica. Solo después de 1917 pudo recuperar la Argenti-
las características autoritarias de los gobiernos oligárquicos. na su comercio de exportación, al aumentar la demanda de;'
El medio heterogéneo en que le tocó actuar y las deman- alimentos por parte de las tropas aliadas.
das conflictivas a que estaba sometido dejaban una perdu- De manera que, en el plano económico, la época de la guerra
rable impresión de improvisación y confusión. En 1919 uno y la posguerra se dividió en dos etapas principales: la prime.
de los principales periódicos conservadores de oposición, ra, que se extiende de 1913 a 1917, fue ~¡n periodo de de-
La Nación, declaraba: presión; la segunda, entre 1918 y e! comienzo de la depre-
sión de posguerra en 1921, un período de auge, originado
«El Partido Radical carece de representaciones concretas en fundamentalmente en la creciente demanda externa de ex-
materia de gobierno; no podría definir sus objetivos en un portaciones argentinas. En el primer período hubo conside-
plan de acción preciso e integrado en sus distintos aspectos; rable desempleo, e! cual afectó sobre todo a la clase obrera
sus ideales constituyen una nebulosa, sus aspiraciones se re- urbana en las esferas vinculadas al sector exportador. Esto
velan según la vaguedad' de virtudes ilimitadas. Su forma- se reflejó en el abandono del país, entre 1914 y 1916, de
ción, por fin, es un impulso torrentoso de recuerdos oposito- más de 170.000 ex inmigrantes.
res y empeños revolucionarios, esencialmente negativos por El efecto principal de la guerra, más marcado en el segun-
su propio enunciado. La única cosa existente que tiene di- do periodo, fue la rápida inflación. El aumento de precios
mensiones [ ... ] es la persona de su jefe; el señor Irigoyen, incidió tanto en los artículos importados como en los na-
exclusivo punto de referencia pasado y presentes.P" cionales. A medida que la guerra elevaba velozmente los cos-
tos de producción en Europa y se producía un súbito incre-
mento de los fletes internacionales, sé elevó también el pre-
cio de las importaciones; en 1918 el volumen de importa-
La economía argentina durante ciones había disminuido a la mitad del que se alcanzó en
la Primera Guerra Mundial 1910, en tanto que los precios se incrementaron un 300 %
en ese lapso.v" Los precios de los bienes internos se vieron
Antes de comenzar a analizar con más detalle la relación del afectados por los de las materias primas importadas; entre
gobierno con los grupos urbanos, es importante pasar breve los artículos primarios importados el que más sufrió este
revista a los acontecimientos económicos de la época de la aumento fue el carbón. En 1913 se importaron más de 4 mi-
guerra y de la posguerra inmediata. llones de toneladas, cifra que se habla reducido en 1916 a
Cuando Yrigoyen subió a la presidencia en 1916, el país esta- poco más de 700.000 toneladas. Luego de 1917 se genera-
ba viviendo las agonías de una seria depresión económica, ron nuevas presiones inflacionarias a causa del aumento de
iniciada en 1913 con la súbita interrupción de las inversiones la demanda externa de productos agropecuarios; como la
extranjeras, la cual se vinculaba, a su vez, a la crisis finan- oferta permanecía relativamente inelástica, dicha demanda
ciera que atravesaba Europa, desencadenada por la guerra en tuvo creciente gravitación en los precios a los consumidores
los Balcanes.I'" Ese mismo año la cosecha fracasó y disminu- locales, que en 1918 hablan subido un 75 % con respecto a
yó el volumen de! comercio exterior. El estallido de la guerra los de 1910. 18 8
en agosto de 1914 profundizó la depresión; las inversiones En el cuadro 2 se sintetiza esta evolución empleando núme-
'\ extranjeras cesaron por completo, bajó el valor de las tierras ros índices y tornando como base el año 1914. Se puede
apreciar e! aumento de las exportaciones luego de 1914 (sal-
¡
i y se produjo una seria escasez de capacidad de embarque. La
balanza de pagos solo pudo mantenerse equilibrada merced a
. una cuantiosa reducción de las importaciones. Esta falta de
va en 1917, cuando fracasó la cosecha) y la paralela dismi-
nución de las importaciones, hasta el auge de posguerra en
1920. También se pone de manifiesto la forma en que se
bienes importados persistió durante toda la conflagración y
el período de posguerra, en tanto y en cuanto Gran Bretaña elevaron los precios, sobre todo los de los bienes importados:
y otros países europeos dedicaban sus recursos a la produc al par que el volumen de importaciones se redujo, su valor
total aumentó considerablemente.

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La inflación fue uno de los factores preponderantes entre los riesgo de perder los vínculos que habla establecido con los
que rigieron la relación entre la élite terrateniente y los seo, grupOS urbanos, lo cual dejaría la vía libre a competidores,
tores urbanos durante el primer gobierno radical. Su efecto como el PS, más expresamente ligados a dichos grupos. Era
fue redistribuir el ingreso de los sectores urbanos hacia los menester, pues, encontrar algún modo de apaclguar a los gru-
grupos rurales y exportadores. Mientras que los terratenien. pos urbanos sin enajenarse a la vez las simpatías de la élite.
tes y los exportadores se beneficiaban con la inflación, a cau. En lo atinente a los grupos urbanos, Se descubrió que la
sa de los mayores precios que percibían por sus productos, única forma factible de lograrlo era aumentar la cantidad de
entre 1914 y 1918 el costo de vida urbano aumentó alrede- cargos burocráticos y profesionales. La readopción de los
dor de un 65 %: el costo de los alimentos aumentó en pro- mecanismos tradicionales de patronazgo político y sus con-
medio un 40 %, e! de los alquileres, un 15 %, Y e! de cier- secuencias de largo plazo sobre las pautas de! gasto público
tos rubros específicos de consumo (como las confecciones, pasaron a ser, a la postre, el rasgo primordial de las relacio-
que eran importadas o cuya producción dependía de materias nes entre la clase media urbana y la élite conservadora, así
primas europeas) casi un 300 %.189 como la condición básica para que los radicales pudieran con-
servar el apoyo de la clase media. Por supuesto, el uso de ta-
Cuadro 2. Indices del comercio exterior} 1914-1922. les expedientes no significa que todos los votantes nativos
de clase media obtuvieran un cargo público; los cargos eran
Volumen Volumen
de las de las Valor de las Valor de las utilizados fundamentalmente para establecer o mantener el
exportaciones importaciones exportaciones importaciones nexo entre el gobierno y los comités del partido, y, a su vez,
estos últimos operaban como principal dispositivo para la
1914 100 100 100 100 movilizadón del electorado, recurriendo a menudo a técnicas
1915 127 84 116 114
1916 112 81 129 142 más convencionales.P?
1917 79 70 171 176 Sin embargo, este sistema de patronazgo no surgió de la no-
1918 113 62 174 256 che a la mañana. El principal problema inmediato en 1916
1919 135 86 190 244 era que cualquier aumento de! gasto público para expandir
1920 133 111 200 276
1921 116 103 138 228 la burocracia hubiera exigido un aumento de los impuestos,
1922 153 112 109 188 y como el sistema impositivo no había sido modificado en
lo más mínimo, dicho aumento repercutiría en los propios
Fuente: Basado en Guido Di Tella y Manuel Zymelman, Las etapas
del desarrollo económico argentino, Buenos Aires, 1967, págs. 320, 352. sectores urbanos. El grueso de las recaudaciones del Estado
provenían de los aranceles aduaneros de los artículos impor-
tados, y por lo tanto se cargaban al consumidor. La única
forma concebible de modificar esta situación habría sido un
impuesto a la tierra; pero fijar dicbo impuesto no era fácil
La estrategia política del gobierno para e! radicalismo: habría constituido un ataque directo a
la élite terrateniente, y, aparte de otras consideraciones, ha-
En 1916 los efectos de la inflación sobre los consumidores bría puesto en peligro su propia naturaleza de coalición. Aba-
urbanos llevaron al gobierno radical a una posición bastante ra bien: tampoco resultaba muy fácil incrementar los arance-
difícil. Su propósito era poner fin a las tensiones políticas les aduaneros siendo ya tan altos los precios de los bienes
entre la élite y los sectores urbanos y consolidar su posición importados.t'"
en el electorado, en un momento en que, a causa de la infla- Antes de 1919, cuando las importaciones y las recaudaciones
ción, los intereses de ambos grupos eran agudamente diver- fiscales comenzaron a mejorar, el gobierno se mostró poco
gentes. El gobierno no podía evitar que los terratenientes dispuesto a incrementar el gasto público en un monto signiíi-
sacaran provecbo del auge generado por la guerra en lo to- estivo, y hasta cierto punto podía justificarlo invocando al-
cante a los productos primarios. Por otro lado, si no inten- gunos de los principios que había defendido cuando estaba
taba al menos mitigar los efectos de la inflación, corría el en la oposición. Cnn anterioridad a 1916 los radicales ha'

120 121
blan .afirmado -aunque pocos les creyeron, y menos aún por e! Poder Ejecutivo, sin que la ley estableciera si-
las clases medias urbanas- que una vez en el poder acabarían por medio de quién y en qué condiciones se harían los
con el sistema de favoritismos oficiales, como parte del pro- pré:stamos, dejando todo al arbitrio de! gobierno».'93
grama de «regeneración moral» que habían emprendido. En
consecuencia, el sistema de patronazgo tardó en desarrollar. grupos opositores del Congreso rechazaron las modifica-
se. La mayoría de las personas nombradas por administracio. impositivas debido a su temor de que e! dinero que
nes anteriores, al menos en el plano nacional, fueron deja. fuera quitado se empleara con fines francamente partidis-
das en sus puestos.P" Pensar que podían estar en lo cierto no es ser injustos
En lugar de ello, en sus dos primeros años de gobierno los con e! gobierno. En 1916, los radicales se hallaban en una
radicales trataron de promover en el Congreso una serie de posición débil en el Congreso y en muchas de las provincias,
reformas moderadas tendientes sobre todo a favorecer a los y procuraban encontrar algún medio de fortalecerla.
arrendatarios rurales. Se propuso la creación de un banco Otra de las propuestas del gobierno consistió en pedir que
agra~io ))ara c~ntribuir a los planes de colonización, y se in- se lo autorizara a negociar con ciertos bancos neoyorquinos
tento ~lJar un lm~ueBto temporario a las exportaciones agro- un préstamo tendiente a consolidar la deuda pública. Esto
pecuarias con el fin de llevar alivio a los granjeros que atra- vuelve a ilustrar su ortodoxia financiera en esa época, su fal-
vesaban momentos de penuria, así como desarrollar un plan ta de disposición para incrementar e! gasto público y su bús-
de obras públicas que permitiera hacer frente al problema de queda inicial de alguna alternativa frente a un sistema de
la desocupación urbana. Otro proyecto legislativo tendia a patronazgo basado simplemente en tal aumento del gasto.
la compra de barcos mercantes que pudieran reducir los cos- Leyes similares a estas se habían intentado imponer en el
tos de flete en las travesías trasatlánticas. pasado. La única auténtíca novedad fue un proyecto de im-
Estas medidas deben interpretarse como una tentativa de puesto a los réditos personales introducido en 1918. Pero
consolidar el control sobre los sectores rurales de la región ninguno de estos proyectos prosperó, a excepción del im-
pampeana y adquirirlo en las provincias de Buenos Aires puesto temporario a las exportaciones agrícolas, que tuvo vi-
Córdoba y Entre Ríos. Este fue también, a todas luces eí geneia años más tarde, durante el auge exportador.l'" Este
~otivo ~or el cual. la oposición conservadora se negó a ~on~ tributo fue finalmente aprobado por e! Congreso e! 18 de
siderar dichas medidas. Uno de los rivales más prominentes enero de 1918, luego de negociar con los aliados un impor-
de Yrigoyen en años venideros Federico Pineda las des- tante acuerdo de compra de cereales a precios garantizados.
cribió en estos términos:' , El hecho de que e! Parlamento aceptase e! impuesto fue fruto
de la opinión prevaleciente en cuanto a que el gravamen afee-
«Llegado Yrigoyen al gobierno como Mesías, cuando se espe- taría, o bien a los aliados, o bien a los exportadores, pero no
raban sus proyectos redentores se produjo, como fruto de a los productores. El mencionado plan de impuesto a los ré-
una gestación de veinte años, el más grotesco parto de los ditos fue sumamente moderado, y puede describírselo como
montes, concretado en la aparición de cuatro proyectos [ ... ] una medida apenas aparente para revertir los efectos de la
~e un infantilismo risible. En uno de los mensajes se anun- inflación sobre la distribución del ingreso. Para los ingresos
Ciaba el proyecto de modificar e! régimen agrario de! país de los obreros y de los integrantes de la clase media que se
por medio de la colonización agrícola-ganadera, bajo el con- encontraban entre los 2.500 y 10.000 pesos anuales se esta-
trol del Estado, que se declaraba necesaria para evitar los hleció un impuesto del 0,75 % anual, tasa que subía pro-
males que -según. se decía-e- había producido la acción pri- gresivamente hasta llegar al 7 % para los ingresos superio-
vada; pero en realidad el proyecto de ley remitido consistía res a 150.000 pesos. Se estimó que mediante este tributo se
er> }a simple autorizaciór> al Poder Ejecutivo p'ara emplear l. recaudarían 30 millones de pesos, suma que no habría re-
ridícula suma de 30 millones de pesos en prestamos a agri- suelto el problema de los recursos fiscales, aunque de todos
cultores para cosas tan distintas como comprar tierra pública modos esta medida superó todo lo intentado por los conser-
o pri,:ada y la construcción de casas-habitación o adquisición vadores.'?"
de animales, todo como lo decidieran los funcionarios desig-

122 123
Desarrollo del sistema de patronazgo ser ganados, puesto que carecían del derecho al su-
fiaglO- , ni tampoco a -Ia clase obrera o a los empresarios,
Pese a los nada injustificados temores de los conservadores por distintas causas ambos grupos estaban más allá
en cuanto a que cualquier cambio en el sistema tributario posibles atractivos de un cargo público. No debe sor-
sería empleado por los radicales para subsidiar sus campañas pre:nder, pues, que el PS se opusiera enérgicamente al siste-
electorales, la imposibilidad de sancionar estas leyes ilustra el cual ofrecía muy poco a sus principales adeptos.
la extrema renuencia de la mayoría conservadora en el Con. consecuencia más notoria del desarrollo del sistema de
greso a respaldar con concesiones tangibles las reformas que pa1trona:,go fue que extendió los vínculos entre el propio Yri-
habían hecho en 1912. En tales circunstancias de impase po- y caudillos de barrio de clase media. A medida
lítico, en 1918 y 1919 se hizo notoria la apelación del gobier. e! sistema se fue afianzando, estos empezaron a figurar
no a técnicas más burdas de patronazgo. En este último año) los puestos más altos de la burocracia y a competir para
al retomar poco a poco las importaciones su ritmo anterior los cargos electivos con los líderes tradicionales del partido.
a la guerra, mejoró también la recaudación fiscal; por otra Vemos, pues, que otro de los rasgos peculiar~s ~el gobierno
parte, como se verá después, había signos de que el apoyo de Yrigoyen fue la lucha por el control partidario entre los
dado por la clase media al gobierno en la ciudad capital co- grupos de c!ase media y los gru~os de la élite que habían a~·
menzaba a desmoronarse. yado al radicalismo desde la decada del noventa. Esta divi-
Entre 1919 y 1922 el uso de los cargos públicos con fines sión ya se había perfilado en las disputas en torno de la can-
políticos se convirtió en el nexo principal entre el gobierno didarura de Yrigoyen en 1916, y más tarde, dado el carácter
y la clase media. Yrigoyen puso los cargos oficiales a dispo- policlasista del partido, lo cargó de crecientes tensiones. La
sición de los caudillos de los comités locales del partido, oposición a Yrigoyen del ala aristocrática cristalizó en la for-
quienes los utilizaron como medio para establecer firmes ca- ma de un ataque a su «personalismo» y la exigencia de que
bezas de puente con el electorado nativo. En ese lapso la no se confundiera al Estado con el partido; el propósito de
posición personal de Yrigoyen como jefe del gobierno y del esta ofensiva era frenar el poder de Yrigoyen quebrando el
partido pasó a depender casi exclusivamente de su habilidad vínculo directo que lo unía con la clase media. A fines de
para manejar el patronazgo estatal. El siguiente comentario 1918, ese sector, que aún era mayoría en órganos partidarios
de La Vanguardia en 1922, que trasunta amargura pero es como el Comité Nacional y el Comité de la Capital Federal
exacto en 10 esencial, muestra la importancia que había ad- (órganos que cada vez tenían menos influencia), emitió un
quirido dicho sistema: importante manifiesto, que constituye una buena síntesis de
los objetivos que perseguían los disidentes y ejemplifica su
«La inscripción en los registros del partido viene a ser [ ...] decepción respecto de Yrigoyen:
una especie de pasaporte o salvoconducto para llegar a cual.
quier puesto, sistema que, generalizado con el fin de dar ubi- «La opinión pública no tiene ningún motivo para ver en
cación en las oficinas públicas a las hordas famélicas de la nuestro partido otra cosa que lo que resulta ser hoy, a saber:
'(causa", ha convertido a todas las reparticiones nacionales y una fuerza sin más programa que apoyar al gobierno. [ ... )
municipales ·en otros tantos asilos de incapacese.l'" Proclamamos, pues, la necesidad inmediata de provocar una
reacción contra la falta de carácter, el incondicionalismo, el
Los principales beneficiarios eran los hijos de inmigrantes personalismo; la ausencia de ideas, el predominio de la me-
pertenecientes a la clase media «dependiente» de Buenos Ai- diocridad y la servil tolerancia que amenazan causar la dis-
res y (en menor medida) de las demás ciudades importantes gregación de la más vigorosa y bien inspirada fuerza cívica
del litara] atlántico. Estos eran los núcleos primordiales de que ha actuado en nuestra historia política contemporánea.
la organización en comités de la VCR, habiéndose sumado al [ ... ] El radicalismo debe seguir siendo una corporación in-
partido en número creciente luego de 1900. El sistema no dependiente de ciudadanos resueltos a dirigir su actuación eX-
beneficiaba, en cambio, a los inmigrantes -cuyos votos no clusivamente por sus propias deliberaciones y determinacio-
nes. Toda intromisión o influencia extraña, visible u oculta,

124 125
especialmente si es de carácter personalista, es contradictoria del partido no era nada raro que en cada barrio sur-
con la definición de la democracia. La separación entre e! ~o~ f~cci?~es bastante parejas, y, como el control de
partido militante y e! gobierno debe ser absoluta. l ... ] El comIt~s slgll1f~caba ta~to en términos de riqueza y de po-
partido debe definirse muy claramente frente a los más ur- sOCIa], se libraban Intensas batallas con total ausencia
gentes e importantes problemas políticos, económicos y so- escrúpulos. No era infrecuente que los bandos rivales
ciales. Al indicar la necesidad de un programa, repudiamos la pusieran bombas o se tirotearan. Asimismo el crimen
y la política local eran hasta cierto'punto con-
tentativa de dotar al partido de una frondosa y enciclopédica
colección de principios abstractos. l ... ] El ideal radical el comitantes.199
que más interesa al electorado [ ... ] es asegurar una buena En ciertos casos el caudillo de barrio se conectaba con los gru-
administración pública. Este ideal depende, en su realización, pos de intereses urbanos.é'" pero la característica más saliente
de la calidad individual, competencia conocida, capacidad in- de! sistema de los caudillos era el establecimiento de estrechos
telectual y decoro de los funcionarios o gobernantes, El radi- lazos personales con un vecindario en particular. En 1918
calismo cumplirá, pues, su misión al criticar o atacar a quie- en ~na d~ .s;-ts impugnaciones al sistema, La Vanguardia de~
nes no llenan esas condiciones. l ... ] Es menester una justa claro, refiriéndose a los candidatos de los radicales para las
apreciación de los valores individuales, que ponga la dírec- elecciones municipales:
ción de! partido en manos de los más calificados y autori-
zados».191 «Se propician candidaturas de personas estrechamente vincu-
ladas a los barrios a los cuales pertenecen y conocedoras de
En 1918 Y 1919 el partido estuvo a punto de dividirse por es- las verdaderas necesi~ades de los mismos, de manera que
ta cuestión; pero a pesar de las presiones del «Grupo Azul», pued~n ~e: una gar~nt1~ de que desde su puesto en el concejo
<:onttIbu~ran con eficacia a su progreso. [Pero esto convierte]
como se dio en llamarlo, las tentativas de controlar o inver-
tir la tendencia de Yrigoyen a comprometerse cada vez más ~I concejo en un campo de pequeños pleitos. donde los in-
con la clase media y los caudillos de barrio fueron infructuo- teres~s generales y permanentes de la población se perderían
sas. El grupo de la élite no consiguió dominar el partido por- qe v~sta por ~ompleto, para dar preferencia a una puja de
que estaba fuera del acceso a las fuentes del patronazgo, y, rivalidades e intereses loealistas y estrechos».201
e? c~nsecuencia, a los medios para hacerse de una masa par-
tidaria, La propia carrera política de sus miembros dependía En 1922 la DCR, con los comités locales que la componían
de Yrigoyen; en última instancia, estaban obligados a acep- se eonvirt~ó en la mayor asociación civil del país; solamente
tar su liderazgo o a aislarse irremediablemente. Cuando en en la Capital Federal sus afiliados no bajaban de 50.000. 202
1919 el movimiento opositor terminó en el fracaso la rela- La cuestión del control de los comités siguió siendo funda-
y
ción entre Yrigoyen, como fuente de patronazgo, los co- mental durante t~1a la década de 1920 y a la postre pasó a
dominar la relación entre la clase media profesional y los
mités del partido, ~omo fuente de apoyo electoral, pasó a
ser el rasgo predominante, grupos de la élite hasta 1930.
Es preciso no subestimar, entonces, la importancia que te-
nían los comités. Eran el nexo entre el gobierno y el electo-
rado, y el más vital de los factores que permitieron a y rigo-
yen consolidar su popularidad. No era menor la importancia Problemas regionales
de los presidentes de comité o caudillos de barrio que au-
mentó notablemente luego de 1916, cuando fueron' nombra. conflicto de Yrigoyen Con el ala derecha cobró significa-
dos representantes en el Concejo Municlpal.l'" lo cual puso asimismo, en té~minos de la distribución regional del
en sus manos nuevas y decisivas fuentes de patronazgo. Uno dentro del partido y del vínculo del gobierno con dis-
de los rasgos permanentes de la política porteña de esos años grupos regionales. Luego de 1916, la Capital y las pro-
f,;e la enorme rivalidad entre los distintos aspirantes a cau- de Buenos Aires y Córdoba fueron los baluartes de
dillos por lograr el control de los comités. En las elecciones
y rigoyen. La provincia de Buenos Aires era la que hechas a los primeros. Entre muchos otros
mayor electorado, y en ella se concentraban también los ejerup-ve. pueden mencionarse las expropiaciones de azúcar
tares más poderosos de la élíte. Las demás provincias ocupa- flagrante tentativa de establecer una discriminación
ban un triste segundo lugar en cuanto a las respuestas que productores del interior y en favor de los consu-
obtenían de! gobierno y a su influencia en el partido en el midores urbanos. sin tomar medida alguna contra los intere-
plano nacional. la región pampeana. Como respuesta a estos procedi-
Consecuentemente, si ya antes de 1916 se babían hecho pa- mientos Y a las intervenciones federales que imponían regí-
tentes las tensiones interregionales, en particular con San, menes clientelfsticos corruptos, surgió. antes de 1922, en
ta Fe y Entre IDos, después de esa fecha se intensificaron. alglmas provincias (San Juan, Mendoza, Tucumán), una
Varios líderes de la facción disidente de la élite que surgió fuerte tradición «antiyrigoyenista». Otros conflictos regiona-
como adversaria de! «personalismo» en 1918 y 1919 habían les de esta índole cumplirían un pape! decisivo en los acon-
tenido ligazón directa con esas dos provinclas.é'" Con poste- tecimientos posteriores.
rioridad a 1919 el conflicto se profundizó, a medida que la Cinco fueron, pues, las expresiones principales del nexo cre-
clase media dependiente porteña cerraba el cerco en torno ciente entre e! gobierno radical y los grupos de clase media
de! gasto público nacional, privilegio que generó antagonis- urbanos: 1) la creación de un sistema de patronazgo para el
mos en algunos de los grupos de clase media de otras provin- control del partido; 2) e! aumento de! gasto público después
cias, donde también había una cuantiosa población urbana de- de 1919;. 3) la tendencia a perjudicar a los sectores urbanos
pendiente. que no estaban en condiciones de beneficiarse con el creci-
Una situación análoga privó en la mayoría de las provincias miento de la burocracia; 4) los signos de tensión dentro del
mediterráneas no pertenecientes a la región 'pampeana: su sector de la élite que pertenecía a la UCR, y 5) e! incremento
tradicional subordinación económica y política no menguó de los tributos correspondientes a las provincias del interior
con el advenimiento al poder de los radicales. Sobre todo con respecto a los de la provincia de Buenos Aires.
después de 1919, se recurrió con creciente asiduidad a la
antigua práctica de la intervención federal, mediante la cual
el gobierno central asumía el control directo de una provincia
para corregir los abusos locales de poder, pero con e! propó- La Reforma Universitaria de 1918
sito inmediato de establecer regímenes serviles, regidos por
politicastros, que estuvieran en condiciones de asegurar el La Reforma Universitaria de 1918 es el hecho que más aso-
triunfo en las eleccíones de senadores nacionales.s'" El efecto ciado ha quedado a los logros del gobierno radical en favor
a largo plazo de este sistema de control unitario indirecto de la clase media.s'" Más tarde dicha Reforma repercutiría
por parte de! gobierno nacional fue la aceleración de! proce- enormemente en los movimientos universitarios de toda La-
so de centralización del poder y la riqueza en la ciudad de tinoamérica; sus orígenes, empero, fueron los prosaicos con-
Buenos Aires, proceso que era consecuencia, hasta cierto flictos que tuvieron lugar a comienzos de siglo entre la élite
punto, de la ampliación de! derecho al sufragio en 1912. Las criolla y los nuevos grupos de clase media en torno al acceso
reformas alentaron al gobierno a orientar su política hacia a las universidades, y, más allá de estas, a las profesiones
las zonas más populosas. Pero el problema tenía otras face- liberales urbanas. De manera que la Reforma Universitaria
tas más complejas. Reflejaba la dificultad de conciliar los estuvo íntimamente vinculada al fenómeno general de la
intereses de los consumidores urbanos con los de los expor- tensión social entre los grupos de clase- media, producto de
tadores, y ponía de relieve la distribución regional de la in- la restricción al crecimiento industrial en la economía pri-
fluencia política dentro de la élirc terrateniente. mario-exportadora.
Para contemplar la situación de los consumidores urbanos En 1918, primero en la Universidad de Córdoba y luego en
durante ese período inflacionario sin afectar a los ganaderos otras casas de altos estudios, hubo una sucesión de huelgas
y cerealeros bonaerenses, Yrigoycn procuró que las zonas po- estudiantiles, algunas de las cuales alcanzaron violentas pro-
líticamenre más débiles del interior cargaran con e! peso de porciones. Su objeto era que se modificaran los planes de es-

[28 129
tudio y s~.. pusiera fín a la influencia escolástica y clerical en media, sino de establecer una nueva relación entre el
la ed?Ca~lOn superior, ~os r:formadores presentaron sus ideas y la clase obrera urbana. Su experiencia en esta esfera
en termmos de ;tr:a filosofía de la educación y la sociedad brinda el más claro ejemplo del carácter y resultados ge-
marcadamente distinta de la del pasado, popularizando por de los cambios políticos introducidos en 1912; a la
vez p~lmera la democ~acla educativa y la participación de los de manifiesto algunas de las características cardina-
estudiantes en el gobierno de las universidades, les populísmo radical y la índole precisa de los vínculos
Aun9-ue el gobi:rno radícal se encontró en un estado de irte. entre la élite y los sectores urbanos.
medIa?~e confusión cuan,do intentó satisfacer los objetivos más Antes de 1916 los radicales prestaron escasa atención al pro,
metatfsjcos de los estudiantes, lo cierto es que tomó medidas blema obrero. Sus pocas referencias a él adoptaban un estilo
postttvas en respu,est,a a sus demandas más concretas, Tras pro forma, simplemente como medio de exacerbar sus quejas
prolongadas negociaciones entre los funcionarios y los líderes contra la oligarquía. Por lo demás, cuando aludían a la ele
urnversrtanos, ~e simplificaron los criterios de ingreso, y los se obrera 10 hacían parafraseando en buena medida las con
planes de e~tudlOs sufrieron Importantes modificaciones; pero cepeiones liberales ortodoxas; no había en su posición muchos
e,l . paso mas trascendente que dio el gobierno fue la crea- elementos que permitieran hablar de una orientación refor-
CIOn de nuevas universidades, que ampliaron las posibili- mista. Verbigracia, uno de sus cargos contra la oligarquía era
dades de los grupos de clase media de recibir educación que el autoritarismo de esta última había llevado a la aparición
superior. de sentimientos clasistas ... con la implicación de que dichos
Así.~~es, er; 1922 estos grupos babían llegado a ocupar una sentimientos debían evitarse a toda costa:
p~sl;lOn. política muy diferente de la que tenían en el período
oligárquico: ahora estaban plena y directamente envueltos en «Se han trasplantado los vicios y complicaciones de las socie-
las act.IvIdades del Estado y se habían trasformado en uno de dades viejas; la clase obrera, desatendida hasta en las más jus-
sus principales beneficiarios. Si se exceptúan episodios espec- tas peticiones, forma con sus reclamos un elemento de per-
taculares como el de la Reforma Universitaria, este cambio turbación económica y genera graves problemas, que el go-
tuvo lt;gar en forro,a. gradual, sin serios choques que pusieran bierno ha debido prever y resolver oportunamentesP'"
en peligro la estabilidad del nuevo sistema político. En gran
medIda,. l~ ..que estaba ocurriendo era un efecto previsible de La antipatía por la idea de clase fue uno de los rasgos salientes
la am~lraclOndel sufragio en 1912; al conceder esto, la élite de la doctrina e ideología de la DCR, que perduró luego de
se ~~bIa declarad" dIspu 7staa aceptaruna.extensión del papel 1916. En 1919, Francisco Beiró, uno de los más íntimos co-
político de la clase medIa.: como :atti,lugio para conquistarla. laboradores de Yrigoyen en la Cámara de Diputados nacio
Lo~ prob~em?sque planteó el nuevo sistema sólo salieron a re- nal, declaró:
lUCIr al termm? del penado de Yrigoyen, en la depresión de
posguerra101cIadaen 1921; hasta .entonces los terratenientes «Tampoco admitimos nosotros diferencias de clases; no acep-
aprovecharon el auge de las exportaciones, y sus concesiones tamos que las haya en la República Argentína. [ ... ] No des-
materiales a los grupos de clase media por Jo general se hicie- conocemos que hay conflictos entre el capital y el trabajo, pero
ron a expensas de otros sectores sociales. no aceptamos que haya una clase proletaria y una clase capita-
lista. ¡Si el 95 % de los argentinos descendemos de lo que en
Europa se llama clase proletaria! No conviene, tampoco, in-
troducir en la nueva América, aquí donde se alzan ideales de
El radicalismo y la clase obrera solidaridad humana, estos sentimientos de odio por diferen-
cias de raza, religión o clase».207
La principal fuente de fricciones entre la élite y el gobierno
radIc~1 ~ntes de. ~922 tuvos~ origen en otro ámbito, La más Análogamente, antes de 1916 los radicales condenaron las
?oto~la innovación de los radicales fue su intento, no solo de leyes represivas utilizadas por la oligarquía contra los anar-
incluir en su proyecto de integradón política a los grupos de quistas, no porque fueran un instrumento de opresión, sino

130 131
simplemente porque violaban las nociones liberales acerca del toralistas y la lucha que emprendió a partir de 1916 para
debido proceso legal: lograr la supremacía en el Congreso. Aun cuando los obreros
nativos representaban una pequeña proporción de la clase
«La vida obrera ha dejado oír sus reclamaciones y las ha visto obrera en su totalidad, su voto, que les fuera concedido por
contestadas o con la violencia armada o con leyes de excep- la Ley Sáenz Peña, era una de las llaves maestras para el
ción que invisten a la policía con la facultad extraordinaria de control político de la dudad de Buenos Aires.
desterrar como peligroso, sin forma de proceso ni expresión y rigoyen no fue el único ni el primero en procurarse este
de causa, al extranjero que protestasP'" dominio sobre la clase obrera. Hay en otros países una can-
ndad de interesantes paralelos; un precedente importante
Otro de los rasgos prominentes del radicalismo en esta época fueron las medidas del presidente uruguayo Batlle y Ordó.
fue su actitud reaccionaria, casi paranoica, contra todo 10 que ñez, que tal vez sirvieron como modelo a Yrigoyen. Sería
tuviera apariencia de «socialismo». Su antipatía por el PS de fructífero poder comparar con mayor detalle a Batlle y a
Juan B. Justo era en muchos aspectos más marcada que la de Yrigoyen y demostrar por qué en Uruguay el reformismo
la oligarquía: tuvo tanto más éxito que en la Argentina. Luego de ser de-
rrotado por el Partido Nacional, conservador, en 1904, Bat-
«¿Cómo puede aceptarse ni el programa máximo ni el mínimo He estuvo siempre en una posición mucho más sólida que
[del PS] y mantener incólume, al mismo tiempo, el principio la de Yrigoyen. El fracaso de la rebelión dirigida por este
de la propiedad privada o pública? [ ... ] La doctrina socialista último en 1905 hizo que cuando llegó al poder Se encono
implica esencialmente el desconocimiento de una o muchas trase con la posición de los conservadores en gran parte in-
facultades inheren tes en la propiedad [ ... ] ; desde que tacta. Tal vez las medidas adoptadas por Batlle en materia
Proudhon, su generador, lanzó la célebre frase "La propiedad de leyes sociales (mucho más avanzadas que todo lo que los
es un robo", cada una de las reivindicaciones que ese partido radicales llegaron alguna vez a proponer) fueran un reflejo
suscribe en sus programas es una amenaza a los fundamentos de la competencia de Uruguay con la Argentina respecto de
mismos de la propiedads.t'" los inmigrantes. A comienzos de siglo, los terratenientes de
las cercanías de Montevideo, representados por el Partido
Esto iba acompañado de una afirmación exagerada y dogma- Colorado de Batlle, estaban intentando diversificar la pro-
rica de las posibilidades de movilidad social que ofrecía la so- ducción agraria pasando de la actividad ganadera a la agrio
ciedad argentina. La siguiente cita corresponde al año 1920: cultura, pero tenían dificultades a causa de la escasez de mano
de obra. Es posible que las reformas de Batlle estuvieran en
«Aquí sólo se requiere salud y fuerza de voluntad para vencer: narte inspiradas en la necesidad de atraer a los inmigrantes.
para pasar de peón 'a patrón y de patrón a potentado [ ... ] También en otros aspectos había estrechos paralelos entre
porque el aire que se respira aquí es el de la democracia; Batlle e Yrigoyen. Ambos querían eliminar la amenaza del
porque aquí nunca han existido títulos de nobleza ni pri- anarquismo y ambos procuraban estrechar lazos con la clase
vilegios de clase, ni aristocracia ninguna, ni resabios de feu- obrera a través de los sindicatos.
dalismo. l . , .] Lo único que ha existido es: nobleza de senti- La política seguida por Yrigoyen tuvo, asimismo, antecedentes
mientas, generosidad, libertad de ideas sanas y confraternidad en la provincia de Santa Fe. En las primeras elecciones allí
humanamente razonada. Esto es lo que significa la verdadera celebradas conforme a la Ley Sáenz Peña triunfó la lista radio
demacrada, superior a lo que se ha dado en llamar hoy "so- cal presidida por Manuel Menchaca, iniciándose entonces un
cíalismo"».210 resuelto intento de explotar el control del gobierno para ga-
narse el apoyo de los obreros. El ejemplo más notorio fue la
A juzgar por todo esto, y pese al carácter pluriclasista y coali- huelga de tranviarios que se efectuó en Rosario en 1913, y
cional del Partido Radical, no había motivos para que el go- en la cual las autoridades provinciales intervinieron en favor
bierno se preocupara por la clase obrera de la forma en que de los huelguistas, hecho que originó más tarde acusaciones
lo hizo. El móvil primordial fueron sus consideraciones elec- de que los radicales habían sobornado a los dirigentes sindi-

132
cales de la ciudad para que los apoyaran."" En Santa Fe, como terna el propósito de donar su sueldo con fines de bene-
luego en Buenos Aires, las consideraciones electoralistas te. [ícencia en caso de resultar electo, La Vanguardia declaró:
nían suprema preponderancia en todo intento por establecer
esta relación. «No crea el señor Irlgoyen que va a conquistar la voluntad
En Buenos Aires, la búsqueda de apoyo obrero era asimismo de los electores mostrándose alma cristiana y caritativa, ofre-
un medio de poner coto al crecimiento del PS e impedir que ciendo protección a asilos y hospitales, para engañar después
se expandiera, más allá de la Capital Federal, a las otras gran- al pueblo, como engañaban los emperadores romanos al pue-
des ciudades de la región pampeana. En las elecciones legisla- hlo-rey dándole panem et circenses-sF"
tivas de 1912, 1913 y 1914 los socialistas obtuvieron en la
Capital una sucesión de victorias. Todo hacía pensar que cons- Estas acusaciones mutuas prefiguran la aguda rivalidad que
tituirían una grave amenaza; estaban unidos y, obviamente, se se crearía entre ambos partidos en años venideros. En 1916
estaban ganando el apoyo de la clase media porteña. La purga los radicales ganaron por primera vez las elecciones en la
de anarquistas emprendida por Figueroa Alcorta en 1910 los ciudad de Buenos Aires pasando del 33 % de los votos que
benefició, removiendo el principal obstáculo que se oponía habían tenido en 1914 a más del 40 %. Pero seguían estan-
a su expansión. do en minoría y pese a todos sus esfuerzos no consiguieron
Sin embargo, en 1915 los socialistas perdieron a uno de sus abrir un camino decisivo para captar los votos obreros. Si
líderes más influyentes, Alfredo L. Palacios, quien se separó bien aumentaron su caudal electoral en los- distritos obreros,
del PS y durante algunos años se presentó a elecciones con un aún estaban muy a la zaga de los socialistas. Lo que les dio
nuevo partido creado por él, el Partido Socialista Argentino.t'" la victoria en 1916 fue la desaparición de sus rivales conser-
En las elecciones presidenciales de 1916 los radicales se fijaron vadores de años anteriores. En 1914 habían tomado parte en
por primera vez como uno de sus objetivos principales ob- la elección dos partidos conservadores: la DC (los vestigios
tener el apoyo de los obreros. Para ello organizaron su cam- de los seguidores del general Mitre en 1890) y el Partido
paña siguiendo las líneas tradicionales del paternalismo de los Constitucional de inclinaciones clericales; entre ambos ha-
caudillos de barrio y la beneficencia de los comités. Esos bían sacado una tercera parte de los votos, otro tercio fue
«servicios» prestados a la comunidad eran comparados con para los radicales, y el último tercio, levemente superior, para
las «falsas promesas» de sus oponentes. La siguiente síntesis los socialistas. En 1916 la DC dej6 sitio al Partido Demó-
periodística de un discurso callejero pronunciado durante la crata Progresista (PDP), que se había extendido a Buenos
campaña refleja en toda su gracia las técnicas propagandís- Aires a partir de la provincia de Santa Fe. El partido clerical
ticas a que apelaban: se sumó a los radicales. Los demócratas progresistas obtuvie-
ron un 8 % del total, en tanto que los dos partidos socialis-
« .. . sólo en la sección 7~ [ .. . ] se vendió a precios reduci- tas (conducidos por Justo y Palacios, respectivamente) SUM
dos, término medio, lo siguiente por día: 855 kilos de pan, maron un 50 %, porcentaje notablemente superior al de
298 litros de leche y 3.200 kilos de carne, lo que ha sig- 1914. De modo que había claros indicios de que los radicales
nificado en volumen una economía diaria de $ 900,40 que, solo habían conseguido el triunfo a expensas de los conser-
multiplicando las veinte secciones del municipio, dan un pro- vadores, y gracias a la división de los soeialistas.21 5
medio de $ 18.000 por día o $ 6.588.000 por año, equiva- Las elecciones de 1916 sugirieron que el electorado de clase
lente en quince años a $ 98.820.000. [ ... ] En quince años obrera era impermeable al estilo de la beneficencia de comité
la accíón socialista, en contraposición con la radical, ha gas- adoptado por los radicales, v que dicho estilo se amoldaba
tado, con relación también a las más rigurosas estadísticas, mejor a los grupos de clase media) entre los cuale-s había un
117.992.000 palabras, de las que la clase trabajadora no ha grado más alto de atomización social, un grado relativamente
obtenido el más mínimo beneficio»."!" bajo de identificación de clase y el predominio de aspiracio-
nes individuales a la movilidad social.210 Si los radicales que-
Los socialistas les pagaban con la misma moneda. Cuando, rían lograr éxito en sus esfuerzos por agenciarse el voto de
justo antes de las elecciones de marzo, se anunció que Yrígo- los obreros, debían enfocar el problema de otro modo. En

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un período de aguda inflación, que afectaba a la clase obrera cidieran con las de la central obrera más destacada. El ob-
más que a otras, era menester ofrecer ventajas más duraderas jetivo era difundir la propaganda radical entre el mayor nú-
y sustanciales que las que otorgaba la beneficencia. mero posible de desprevenidos afiliados sindicales.v'" Se in-
P.or todo ello, el gobierno Se embarcó en un proyecto ten- ventaron otras pequeñas argucias como esta.
diente a establecer estrechos vínculos con el movimiento sin- Pero si bien los radicales contaban ahora con una estrategia
dical. En 1916 los sindicatos constituyeron un blanco evi- para enfrentar el problema obrero, aún debían resolver la
dente de su acción. En primer lugar, eran el único baluarte cuestión de la magnitud de los beneficios que habrían de
que quedaba contra el influjo del PS entre los obreros. En acordar. A los «sindicalistas» les interesaban los buenos sa-
segu~do lugar, como. institución de clase gozaban ante los larios y no se iban a dejar engañar por meros gestos simbó-
propios obreros de cierta jerarquía y legitimidad, que bada licos. Por lo demás, los radicales eran, en principio, fuerte-
que los beneficios procedentes de él tuvieran muchas más mente partidarios de la economía del laissez-jaire. Y sin em-
probabilidades de ser aceptados que los procedentes de los bargo, también en esto había una cierta coincidencia. Ni los
comités; eran, en principio, un nexo sustitutivo ideal para radicales ni los «sindicalistas» tenían especial interés en la
entablar,co?-tacto con los obreros. En tercer término, y esto sanción de leyes, y ambos estaban comprometidos con la pre-
es lo mas Importan~e, e~ movimiento sindical estaba experi- servación del libre mercado de trabajo. Los «sindicalistas»
mentando grandes cambios; los radicales habrían tenido po- veían en las leyes un intento de institucionalizar la subordi-
cas espe.ranzas de conqutstar el apoyo obrero si los anarquis- nación de los trabajadores -como se había puesto en evi-
tas hubiesen conservado su antigua primada. Poco después dencia con la abortada Ley Nacional de Trabajo propuesta
de asumir el gobierno Yrigoyen, La Protesta se preguntaba: años atrás por Joaquín V. González-, o bien pensaban que
aquellas solo les darían, al igual que las medidas socialistas,
«¿Puede un gobierno, un presidente, por más democrático beneficios secundarías, eludiendo la cuestión básica de los
q~e sea o pretenda ser, estar en un momento franca y deci- salarios. Casi podría decirse que en virtud de su adhesión al
didamenre de parte de los obreros? [. .. ] El democratismo laissez-jaire los radicales presentaban para los «sindicalistas»
de los modernos re~!dores de pueblos, ese democratismo que una postura más cómoda que los socialistas, a quienes cabía
se mamfIes.ta en el altruismo", la "sencillez" y la "bondad" describir como individuos interesados en convencer a los tra-
de un presidente, que se encarna en la patética figura de un bajadores para que aceptaran medidas en las que estos no
[ ... ] misántropo a lo Hipólito Yrigoyen, es sólo una forma estaban particularmente interesados.
de gobernar, de acuerdo con el actual momento histórico. El problema capital que planteaban los beneficios a distribuir
[ ... ] La lucha, compañeros, debe ser franca y decididamen- entre los sindicatos y los obreros derivaba de sus efectos po-
t~ revolucionaria, sin admitir la intromisión de nadie ni pe- tenciales sobre la situación de la élite conservadora. Las re-
dir favores a los gobernantesa.v'? formas de 1912 habían sido realizadas en parte para incor-
porar a los obreros al sistema político en grado suficiente
Pero ~o~ anarquistas estaban en decadencia y su ascendiente como para minar la posición de los sindicatos y de los «agi-
era rápidamente remplazado por el de los «sindicalistas»: tadores foráneos». Sin embargo, la huelga ferroviaria de 1912
con estos, poco a poco fue desapareciendo la postura anties- había demostrado que la élite seguía siendo firmemente ad-
tatal extrema de los sindicatos, que quedaron bajo el control versa a teda tentativa de robustecer la participación política
de una corriente moderada, interesada menos en enfrentar de la clase obrera mediante importantes concesiones. No po-
al Estado' que en mejorar la situación económica de los tra- día hacerlas a causa de su interés en mantener una oferta de
hajadores, mano de obra barata y de sus vínculos con el capital extran-
Ya .en la campaña electoral de 1916 buba signos de que los jero. Por consiguiente, en sus intentos de cambio los radica-
radicales comenzaban a apreciar el valor de los sindicatos. En les enfrentaban la oposición de la élite. Más que cualquier
agosto de 1915 los comités organizaron un grupo de propa- otro factor, este complicado conflicto de intereses y objetivos
ganda obrera al que denominaron Federación Obrera Radical entre el gobierno V la élite fijó el carácter y el destino del
«Alberdl», con el objeto de que sus iniciales (FORAj coin- primer gobierno radical.

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llevado en el pasado a
creacion de los Círculos de Obreros. Guardaba pnmera presidencia,
con los intentos de la Liga Patriótica tendientes a en
el sistema educativo y a hacer «clientes» entre los sindicatos.
Todas estas iniciativas, además de su obsesión con los apo-
calípticos «agitadores», se caracterizaban por reducir el pro-
blema a ]0 meramente educativo, negándose, como en el pa-
soda, a reconocer la base económica de las huelgas. Sin em-
bargo, los dirigentes más realistas de la Colecta percibían es-
to, aunque no 10 hiciesen público. En sus declaraciones a la La Gran Colecta fue la señal definitiva del resurgimiento de
prensa, junto a sus más piadosos anhelos aparecían groseras los grupos conservadores en 1919; ya a mediados de ese año
y mezquinas apelaciones al egoísmo de clase: habían estrechado férreamente el cerco en torno del gobier-
no radical. El resto del período presidencial careció de los
«Dime: ¿qué menos podrías hacer si te vieras acosado o aco- acontecimientos espectaculares del comienzo, y en general el
sada por una manada de fieras hambrienras que echarles pe- gobierno. se vio eximido de recurrir a las decisiones tortuosas
dazos de carne para aplacar su furor y taparles la boca? Los que en diversas ocasiones lo habían hecho peligrar en tan
bárbaros ya están a las puertas de Roma».'·' alta medida. En sus relaciones con el capital extranjero con-
tinuó obrando con extremo cuidado, y sólo adoptó una línea
A una semana de su iniciación, la Colecta había reunido más crítica cuando estuvo absolutamente seguro de contar con
de 10 millones de pesos; la empresa Mibanovich había apor- apoyo 10caJ.'·o Hubo gran cantidad de pequeños diferendos
tado más de medio millón.'·' En diciembre se volvió a juntar con las empresas ferroviarias y tranviarias acerca de los pre-
la misma suma en un lapso semejante.t'" cios de los pasajes y tarifas, pero no originaron ningún con-
flicto básico. En varios. casos, las empresas obtuvieron con.
cesiones por las que habían venido luchando desde hacía va-
rios años; entre ellas, la cuestión de sus obligaciones en ma-
teria de impuestos municipales de barrido y limpieza: el
Congreso sancionó finalmente, en agosto de 1919, una nor-
ma por la cual se las exceptuaba de su pago.
En estos años el gobierno radical se convirtió, en gran parte,
en lo que los conservadores buscaban desde 1912: un instru-
mento dócil y estático, cuyo único atributo positivo residía
en su capacidad para gozar de cierto prestigio popular. En
1920 y 1921 se dedicó a recuperar votos entre los grupos de
clase media de la Capital mediante el patronazgo, y en las
provincias mediante las intervenciones federales. A partir de
1919 las provincias que hasta ese momento habían escapado
al control oficial fueron cayendo una tras otra en rápida
sucesión.
En 1920 Yrigoyen inició la etapa de su mayor predominio
personal en la política argentina; pero era un predominio ca-
rente de poder real, ya que en definitiva este se hallaba en
manos de la coalición conservadora controlada por las gran-
des empresas y el ejército. Constantemente el gobierno tenía
que mirar a los costados y calcular con precisión cómo estaba

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