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-------------------------------------------- RESÚMENES FALLOS TRIBUTARIO ----------------------------------------

“ASOCIACIÓN BENGHALENSIS”

Primer resumen:

Hechos:
Un grupo de entidades no gubernamentales que desarrollan actividades contra la epidemia del
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, promovieron acción de amparo a fin de obligar al Estado
Nacional a cumplir con la asistencia, tratamiento, rehabilitación y suministro de medicamentos a los
enfermos que padezcan aquella dolencia. Contra la decisión de la Cámara que, al confirmar la del a
quo hizo lugar a lo solicitado, interpuso el Estado nacional recurso extraordinario. La Corte Suprema
de Justicia de la Nación, por mayoría, confirmó la sentencia apelada.

Sumarios:
1. Si bien los gastos que demanda el cumplimiento de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-
D, 3627) deben ser solventados por la Nación y por las provincias, ello no supone que el Estado
federal haya delegado la responsabilidad del cumplimiento del mencionado régimen -en el caso, no
se suministraron los medicamentos en forma oportuna-, declarado expresamente de interés
nacional (del dictamen del procurador general que la Corte hace suyo).
2. Aunque los medicamentos para los enfermos de SIDA -de acuerdo a la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627)- se distribuyan a través de los gobiernos locales, el Estado Nacional es el
responsable del cumplimiento de la ley frente a terceros, sin perjuicio de la responsabilidad que
cabe a las jurisdicciones provinciales o instituciones privadas (del dictamen del procurador general
que la Corte hace suyo).
3. La responsabilidad del Estado, en su condición de autoridad de aplicación que diseña el plan de
distribución de los medicamentos para los enfermos de SIDA -ley de Lucha contra el SIDA 23.798
(Adla, L-D, 3627)-, no se agota con las entregas, sino que debe velar por su correcto cumplimiento,
asegurando la continuidad y regularidad del tratamiento médico (del dictamen del procurador
general que la Corte hace suyo).
4. Procede el recurso extraordinario contra la acción de amparo por la que se ordenó al Estado
nacional suministrar medicamentos para los enfermos de SIDA -en los términos de la ley de Lucha
contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, toda vez que se ha cuestionado la inteligencia y aplicación
de una norma federal y la decisión recaída en la causa ha sido adversa a las pretensiones del
recurrente (del dictamen del procurador general que la Corte hace suyo).
5. Las autoridades sanitarias de la Nación, conforme al art. 4º de la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627), deben aplicar métodos que aseguren la máxima calidad y seguridad, deben
desarrollar programas destinados a la detección, investigación, diagnóstico, tratamiento,
prevención y rehabilitación de la enfermedad, gestionando los recursos para su financiación y
ejecución (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
6. El art. 8º de la ley de Lucha contra SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627) establece el verdadero alcance
de las medidas enumeradas en su art. 4º, al señalar que las personas infectadas tienen el derecho a
recibir asistencia adecuada, reflejada -en el caso- a través del suministro continuo y oportuno de los
medicamentos (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
7. El Estado nacional está obligado a proteger la salud pública -en el caso, a través del suministro
oportuno de medicamentos de los enfermos de SIDA-, pues el derecho a la salud está comprendido
dentro del derecho natural de la persona humana preexistente a toda legislación positiva que,
obviamente, resulta reconocido y garantizado por la Constitución Nacional (del voto de los doctores
Moliné O’Connor y Boggiano).
8. El Estado nacional, en su carácter de autoridad de aplicación de la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627), es responsable del cumplimiento de dicha norma -en el caso, a través del
suministro oportuno de medicamentos de los enfermos de SIDA- en todo el territorio de la
República, sin perjuicio de que los gastos que demande tal cumplimiento sean solventados por la
Nación y los presupuestos provinciales (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
9. Las asociaciones cuyos estatutos incluyen la protección y asistencia de los enfermos de SIDA están
legitimadas para interponer la acción de amparo tendiente a obtener del Estado Nacional el
suministro oportuno de medicamentos para aquéllos -en los términos de la ley de Lucha contra el
SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, pues el art. 43 de la Constitución Nacional reconoce legitimación a
sujetos potencialmente distintos a los directamente afectados (del voto de los doctores Moliné
O’Connor y Boggiano).
10. El propósito preeminente que inspiró el dictado de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla,
L-D, 3627) fue la protección de la salud pública, de modo que la problemática de dicha enfermedad
-en el caso, no se suministraron oportunamente medicamentos- no se circunscribe a una provincia
en particular o a varias de ellas sino que afecta a la vasta extensión de nuestro país (del voto del
doctor Vázquez).
11. La decisión de dejar en manos del Ministerio de Salud y Acción Social la fiscalización y control de
la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627) recalca el objetivo de afianzar la salubridad
en todo el territorio nacional, lo cual no implica desconocer que la ejecución de la norma en cada
jurisdicción estará a cargo de las respectivas autoridades sanitarias, a cuyos fines podrán dictar las
normas complementarias (del voto del doctor Vázquez).
12. Si bien los gobiernos locales son responsables directos y primarios en la adopción de las medidas
indispensables para que los enfermos de SIDA puedan recibir una atención digna -en los términos
del art. 8º de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, el Estado Nacional asumió la
coordinación en la implementación de dicho programa y es responsable por cualquier
incumplimiento -en el caso, suministro tardío de medicamentos- en que incurra (del voto del doctor
Vázquez).
13. Frente al incumplimiento concreto y probado de los gobiernos locales en el suministro oportuno
de medicamentos para los enfermos de SIDA, el gobierno nacional debe responder frente a los
damnificados, sin perjuicio de realizar el reclamo pertinente a las provincias, pues tal distribución
de responsabilidad guarda concordancia con el objeto de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla,
L-D, 3627), que es establecer un sistema eficiente que garantice la protección y recuperación de los
enfermos que padecen dicho mal (del voto del doctor Vázquez).
14. Es inadmisible, en los términos del art. 280 del Cód Procesal, el recurso extraordinario
interpuesto contra la acción de amparo por la que se ordenó al Estado Nacional suministrar
medicamentos para los enfermos de SIDA -en los términos de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798
(Adla, L-D, 3627)- (del voto en disidencia de los doctores Nazareno, Fayt y Petracchi).

SEGUNDO RESUMEN: “Asociación Benghalensis y otros c/ Ministerio de Salud-Estado Nacional s/


amparo ley 16986” (Fallos CSJN 323:1339, 1/6/2000). En este fallo un conjunto de Asociaciones
Civiles y ONG’s, que se ocupan de protección de los derechos de las personas portadoras del virus
HIV-SIDA, interponen acción de amparo conf. art. 43 CN frente al incumplimiento del Ministerio de
Salud (Estado Nacional) de otorgar medicamentos para combatir dicha enfermedad de manera
gratuita.
La defensa legal del Ministerio en cuestión consistió en que en la ley de presupuesto no se habían
otorgado las partidas necesarias para cumplir totalmente con la obligación de repartir
medicamentos gratuitos. Además se expresó que el presupuesto no es susceptible de control
judicial (doctrina de las cuestiones políticas no justiciables) y se buscó derivar la responsabilidad a
las obras sociales y sistemas de medicina prepagas.
La controversia llegó a la Corte después que tanto Primera Instancia como la Cámara Contencioso
Administrativa hiciesen lugar a la acción de amparo peticionada y el Estado apelase dichas
resoluciones.
La acción de amparo había tenido lugar puesto que nos encontrábamos ante una omisión del Estado
Nacional, que en su calidad de autoridad de aplicación de la ley 23.798 que declaraba de interés
nacional la lucha contra el SIDA, no podía ni debía incumplir su obligación de garantizar los derechos
a la vida y la salud de ciudadanos enfermos.

FALLO “ZOFRACOR”

Hechos: La firma Zofracor S.A., concesionaria de la Zona Franca ubicada en la Provincia de Córdoba,
interpuso ante la justicia federal de esa provincia acción de amparo contra el Estado Nacional,
peticionando la declaración de nulidad absoluta e inconstitucionalidad del decreto de "necesidad y
urgencia" Nº 285/99, mediante el cual se otorgó un tratamiento especial a la Zona Franca La Pampa.
El juez de primera instancia hizo lugar a la demanda. A su turno, la Cámara Federal de Apelaciones
de Córdoba dejó sin efecto ese pronunciamiento, admitiendo la intervención como tercero de la
Provincia de La Pampa y declarando -en consecuencia- la incompetencia del juez de primera
instancia, por entender que la causa era de competencia originaria y exclusiva de la Corte. El Alto
Tribunal resuelve hacer lugar parcialmente a la demanda de amparo declarando la nulidad del
Decreto Nº 285/99, y rechazar el planteo de inconstitucionalidad dirigido contra el Artículo 86 de la
Ley Nº 25.237.

Resumen 2: ZOFRACOR S.A. c/ ESTADO NACIONAL s/AMPARO

Hechos: La actora resultó adjudicataria de la licitación para explotar una la zona franca de la
Provincia de Córdoba, firmó el contrato y realizó inversiones en el año 1998 (1 año antes del
decreto). Luego,el decreto del año 1999 otorgó tratamiento preferencial a la zona Franca de La
Pampa. Cámara dice que es de competencia originaria de la CSJN.

Fallo de la Mayoría: La ratificación del decreto carece de efectos retroactivos, pero SI tiene efectos
a futuro. Las leyes de presupuesto pueden modificar al derecho “objetivo” siempre que respete los
debidos derechos y garantías constitucionales. El artículo 20 de la ley de administración financiera
no prevalece por su jerarquía; el Congreso no se halla vinculado indefectiblemente hacia el futuro
por sus propias autolimitaciones. RECHAZA solo el planteo de inconstitucionalidad del art. 85 de la
ley de presupuesto (ejercicio 2000).
Y DECLARA NULO el decreto. Lo que es importante de este fallo, igual, no es la parte de
constitucionalidad. Lo importante es lo que pasa con el art. 20 de la ley de administración financiera.

Disidencias importantes: Petracchi, SOLO ACLARA, que la ratificación de un decreto pide la sanción
de una ley ESPECIAL. La ley sancionada intenta darle vida de manera RETROACTIVA a un decreto
insanablemente nulo.

Resumen 3: en autos “Zofracor S.A. c. Estado Nacional” de la CSJN, se discutió la


constitucionalidad de los privilegios excepcionales que el Estado Nacional había realizado a favor
de la zona franca de General Pico La Pampa mediante el decreto de necesidad y urgencia del PEN
nº 285/1999. Vale decir, el fondo del asunto era no ya la existencia de zonas francas en sí (tema
que se puede considerar cerrado con “Maggi”, si bien se discutía el régimen de la ley 19.640), sino
la posibilidad de un trato diferencial de una zona franca respecto de otras.

El actor en el amparo era el concesionario de la zona franca de Córdoba, el que manifestaba que
por la cercanía con La Pampa, las franquicias otorgadas le ocasionarían un perjuicio, impugnado -
por lo demás- que se trataba de un decreto de necesidad y urgencia que avanzaba sobre materia
prohibida como es la tributaria (conf. art. 99 inc. 3 CN). En el trascurso del proceso, se denuncia
como hecho nuevo la ratificación legislativa de dichos privilegios mediante la ley de presupuesto del
año 2000, art. 86 ley 25.237.

La Corte admitió la posibilidad de una regulación diferencial de una zona franca en virtud del art. 75
inc. 19 CN, haciendo sin embargo lugar parcialmente al amparo de Zofracor, al declarar la
inconstitucionalidad del decreto 285/99 (por tratarse de materia prohibida) y rechazar el planteo
de inconstitucionalidad del art. 86 de la ley 25.237. De tal modo, la CSJN acepta el régimen de
beneficios excepcionales a favor de la zona franca de General Pico, debiendo los mismos ser
establecidos por ley del Congreso, y no admitiéndose efectos retroactivos a la “ratificación” legal
del ilegítimo decreto de necesidad y urgencia.

FALLO “ADRIANO C BRUNICARDI”:

En lo que hace al diferimiento unilateral de la deuda, el fallo fundamenta su decisión en el


precedente “Brunicardi, Adriano c/ Banco Central”, de 1996.En dicho fallo se había alegado la
inconstitucionalidad del Decreto Nº 772/1986, el cual modificó unilateralmente las condiciones de
los bonos nominativos en dólares estadounidenses (los “BONODs”), también sujetos a ley argentina.
Los BONODs habían sido emitidos por la Argentina en 1982 como consecuencia de los seguros de
cambio vigentes en los años anteriores. Frente a la fuerte devaluación de la moneda argentina en
dicha época, la Argentina transformó deuda privada en deuda pública y modificó los plazos de pago
de las amortizaciones de capital de los BONODs. La Corte entendió que dicha modificación era
razonable y, por lo tanto, constitucional. La decisión se basó en varios factores: primero, la gravedad
de la situación económica general y la necesidad de evitar la cesación de pagos del sector público;
segundo, la calidad de “acto soberano” de la emisión de BONODs (ya que los acreedores no jugaron
un papel relevante en la emisión de dicha deuda pública, simplemente recibieron un papel por otro);
y tercero, la razonabilidad de la modificación, que, a entender de la Corte, no importó un acto
confiscatorio ni condujo a la privación del derecho de propiedad sino que difirió su cumplimiento
para satisfacerlo en plazos y condiciones que el poder público estimó compatibles con el interés de
la comunidad total.

Resumen 2: Consecuentemente podemos establecer que la Corte Suprema ha establecido en el caso


"Brunicardi" la siguiente doctrina:

* "La modalidad de empréstito constituye una emanación del estado soberano que se encuentra
comprendido en el concepto genérico de fondos del Tesoro Nacional, a saber: 'los empréstitos y
operaciones de crédito que decrete el mismo Congreso para urgencias de la nación o para empresas
de utilidad nacional' (art. 4, Constitución Nacional)".

* "Son atribuciones del Congreso la de decretar y contraer empréstitos que integran la deuda
pública y la de decidir la financiación, refinanciación y rescate de ella".

* "La autorización anticipada que el Congreso ha otorgado en la ley de ministerios al Ministro de


Economía del Poder Ejecutivo de la Nación para intervenir en operaciones de empréstito externo,
operaciones financieras de ese carácter y en las negociaciones internacionales de naturaleza
económica, monetaria, comercial y financiera constituye una delegación impropia en materia
determinada de administración, cuyas bases se encuentran en la ley general del presupuesto anual
de la Nación".

FALLO “LABORATORIOS RAFFO”

Tasas Municipales: Fallo de la CSJN: No puede cobrarse tasa sin local habilitado

TASAS MUNICIPALES: FALLO DE LA CSJN / LABORATORIOS RAFFO

La Corte Suprema de la Nación emitió un fallo sobre el caso "Laboratorios Raffo c/ Municipalidad
de Córdoba" donde invalida un fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba,
que habilitó al Municipio a cobrar una contribución sobre el comercio, la industria y los
servicios, aunque la demandada no tenía local en la jurisdicción.- Ante todo, un repaso de
conceptos: Las TASAS son sumas que el Estado exige de manera coactiva a cambio de
la prestación efectiva de servicios públicos individualizados y divisibles. Por lo tanto, son tributos
que se exigen únicamente cuando existe una prestación efectiva y real del servicio público que la
justifica y que su monto guarde razonable proporción con el costo de dicha prestación. En general,
las ordenanzas municipales definen que el hecho imponible lo constituyen los servicios de
inspección destinados a preservar la seguridad, salubridad e higiene en locales, establecimientos,
sucursales u oficinas dentro de los ejidos urbanos. Debemos agregarle a esto que es casi imposible
comprobar la efectiva prestación del servicio, que jamás guarda la más mínima relación entre el
costo del servicio y los montos cobrados por tal concepto, y que en innumerables casos se las
cobra sin que haya presencia física de los contribuyentes en la jurisdicción que las aplica. Por otra
parte, los Municipios muchas veces pretenden el cobro de la tasa por el mero hecho de que el
servicio esté organizado, o de no estarlo, que simplemente se ofrezca o se encuentre descripto en
el hecho imponible. Incluso muchos Municipios aplican la tasa sobre contribuyentes que no tienen
establecimiento físico en la jurisdicción, lo que torna materialmente imposible la efectiva
prestación del servicio, sea en forma real o potencial. Por más que a un contribuyente en
particular no se le realizaran las inspecciones de seguridad e higiene previstas, sería suficiente que
se realicen en otros establecimientos, o que en cualquier momento pueda ser inspeccionado su
local en forma efectiva, para habilitar la exigencia en el pago del tributo, pues se cumple con la
finalidad de proteger la seguridad y la salubridad de la población. NO quedan dudas, ni aun
entendiendo que la prestación del servicio puede ser potencial, de que para que se pueda prestar
un servicio de inspección ("... en virtud de los servicios municipales de contralor, salubridad,
higiene, asistencia social y cualquier otro no retribuido por un tributo especial, pero que tienda al
bienestar general de la población"), debe indefectiblemente existir un local en la jurisdicción que
aplica la gabela, pues de otra manera queda totalmente desvirtuada la razón de ser de la misma.
Por otra parte, la Ley de Coparticipación Federal expresa claramente que los Municipios sólo
pueden aplicar tasas sobre servicios efectivamente prestados, por lo que el análisis de las
analogías con impuestos nacionales o provinciales se vuelve estéril. El hecho de que los Municipios
necesiten recursos para cumplir con funciones propias y delegadas por los otros Poderes no los
habilita a atropellar el ordenamiento jurídico vigente. La necesidad, de ninguna manera, puede
justificar el delito. Como conclusión al tema "tasas" podemos decir que ya casi no se discute la
potestad municipal para cobrar este tributo, siempre y cuando haya sustento territorial para la
imposición. Es decir, el contribuyente debe tener un local en el Municipio. De lo contrario, no
existe la más mínima posibilidad de que el servicio por el que se cobra la tasa sea prestado,
quedando de esta manera totalmente desvirtuada su razón de ser. Otra cuestión, ínfimamente
vinculada con la relación costo-beneficio que debe existir como elemento legitimador para el
cobro de una tasa, es la consideración de la capacidad contributiva a la hora de fijar la base sobre
la que cada contribuyente financiará el servicio prestado.

El fallo de la CSJN

Resulta sumamente esclarecedor la lectura del fallo, pues más allá de reafirmar todo lo que
venimos planteando, abre la vía de la Corte Suprema para entender en estas cuestiones al decir
que "... a mi modo de ver, el recurso federal intentado es inadmisible, en tanto se ha puesto en
tela de juicio la validez constitucional de una norma local y la sentencia definitiva del Superior
Tribunal de la causa ha sido a favor de la validez de aquélla". Continúa haciendo un análisis del
instituto de la tasa y de su comparación con los impuestos, concluyendo que se trata de tributos
de distinta categoría tributaria, y que para legitimar su cobro debe indefectiblemente estar
vinculada con la prestación de un servicio por parte del Estado. Destaca además, que la distinción
no es meramente académica, sino que desempeñan un rol fundamental en la coordinación de
potestades tributarias entre los diferentes niveles de gobierno. Si bien la Corte Suprema sólo
decide en los procesos concretos que le son sometidos y su fallo no resulta obligatorio para casos
análogos, los jueces inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquellas, careciendo
de fundamento las sentencias de los Tribunales inferiores que se apartan de los precedentes de la
Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen modificar la posición sentada por el Máximo
Tribunal. Finalmente, revoca la sentencia apelada, con costas, ordenando devolver los autos al
Tribunal de Origen, a fin de que se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo dispuesto, con
costas.

Conclusiones Finales
Este fallo viene a poner coto definitivo a las pretensiones municipales de cobrar la tasa de
cualquier manera o circunstancia. Indefectiblemente, debe existir un local habilitado para que el
Fisco comunal se encuentre habilitado a reclamar el pago de la gabela.

“ARENERA EL LIBERTADOR”
Hechos: El Estado Nacional –Secretaría de Intereses Marítimos- demanda a los responsables del buque
"Fortuna" por cobro del derecho de peaje establecido en la ley 22424, en razón de haber utilizado la nave el
Canal Mitre y haber resultado infructuosa las gestiones de cobro extrajudicial realizadas por la
Dirección Nacional de construcciones Portuarios y vías Navegables. Tanto 1era. como 2 da.
Instancia hizo lugar parcialmente a la demanda incoada por el Estado Nacional condenando a la demandada
al pago de la suma requerida.

Voto de la mayoría, del 29/6/89:


1) En primer lugar no resulta la ley 22424 contraria a la libertad de circulación reconocida en la Ley
fundamental, que impide interferir en la libre circulación de bienes dentro del territorio nacional. El peaje
impugnado no se encuentra alcanzado por la mencionada prohibición constitucional pues su finalidad no
consiste en gravar la circulación interjurisdiccional de bienes sino que está dirigido a sufragar el dragado,
balizamiento ensanche, profundización etc. Dichos objetivos están comprendidos sin duda en la amplia
facultades que el art. 75 inc. 13 de la CN ha otorgado al congreso para reglar el comercio interprovincial.
2) Con respecto al uso obligatorio del canal, la Corte estableció que no es necesario que la ruta alternativa
gratuita ofrezca las mismas ventajas que la onerosa sino tan solo que esta última no sea la única vía posible,
situación que él a quo dio por acreditada en autos.
3) Que tampoco se advierte que la ley 22424, al facultar al PE a establecer modificar y adecuar el monto del
peaje, haya violado el principio de legalidad, ya que no existe óbice constitucional para que el órgano
legislativo confiera al PE o a un cuerpo administrativo cierta autoridad a fin de reglar los pormenores y
detalles necesarios para la ejecución de la ley.
4) Que por último se rechazó el agravio referente a la confiscatoriedad de las alícuotas del peaje, ya que la
utilización del canal Mitre por parte de la demandada le genera a ésta beneficios superiores al gravamen
originado por dicho empleo.
5) Por ello, se declara procedente el RE y se confirma la sentencia apelada.
Fallo: Nación Argentina - Arenera El Libertador S.R.L
Se condena a la demandada a pagar a la actora, la suma resultante de los cálculos determinados en decisión
judicial, con más intereses y costas. La demandada interpuso recurso extraordinario.
La suma reclamada surge como consecuencia de que en distintas fechas, las naves utilizaron en su
navegación el Canal argentino de vinculación INGENIERO EMILIO MITRE, por consiguiente debieron abonar
por tal uso, la tarifa en concepto de derecho de peaje.
En recurso extraordinario la demandada sostiene: Que el uso del Canal Mitre por buques areneros de su
propiedad no requieren mayor profundidad de esa vía navegable por cuanto aquellos presentan poco calado
lo que lo torna innecesaria la intensificación del dragado.
Que estima forzado el uso del canal mitre por no existir vías alternativas gratuitas expeditas.
Plantea la inconstitucionalidad de la tarifa de peaje por paso por el canal, por estimarla confiscatoria.
Pondera como lesivo a la libre navegación que se exija el pago de la tasa de peaje reclamada por cuanto ello
importa una lesiona los derechos consagrados en la constitución.
Se hace aconsejable en el caso un más pormenorizado análisis, en el que es adecuado tratar de modo previo
la naturaleza y características del peaje y la determinación de cuales cláusulas constitucionales le son
aplicables y en qué forma deben ellas ser interpuestas.
El cumplimiento de las funciones del estado, que es deber suyo cumplir, origina gastos según cuya
provisión trata el art 4 de la constitución nacional.
El término impuesto, utilizado en el Art 16 cabe interponerlo en contraposición a cargas públicas, de modo
que una o las otras, puedan ser formas en que se hacen efectivas las contribuciones.
En el orden nacional el Art 67 Inc 2, incluye el imponerlas entre las facultades del congreso nacional, quien
las recibe como un desprendimiento de la soberanía, a los efectos de crear las rentas necesarias a la vida de
la nación.
El poder conferido al congreso de la nación es el de proveer, lo conducente a la prosperidad del país, el
adelanto y bienestar de las provincias y el progreso de la ilustración, la enumeración de los fines que
contiene no es sino enunciativa.
Es fácil inferir que así como la construcción de ferrocarriles y canales navegables, es también función del
congreso atender no solo a su construcción, sino también a su conservación y mejora y que la norma es
aplicable a todo tipo de vías.
Para caber dentro de la constitución nacional el pago del peaje, debe constituir una de las contribuciones a
que se refiere el Art 4. La circunstancia de que el legislador predetermina su destino con una precisión
mayor que la que regularmente emplea al establecer otras contribuciones, no entorpece su carácter de tal.
El peaje es una contribución caracterizada por la circunstancia de que el legislador la asocia a un proyecto
suyo que identifica con particular claridad.
Cuando la función del estado a cumplir es la construcción, mantenimiento o mejora de una obra pública,
parece de todo evidencia adecuado, que las personas obligadas al pago sean determinadas entre aquellas
que de algún modo se relacionan con la obra, sea usándola, beneficiándose de cualquier modo en razón de
su existencia y funcionamiento, aun de modo potencial.
Una cosa es la función del estado y el modo de proveer a su costo, otra la forma en que el estado decide
ejecutarla, que puede ser recurriendo si a relaciones contractuales con otras personas. Esto ocurre con
frecuencia en el caso del peaje, al optar el estado por el régimen de concesión de obra pública. En tal
situación, el peaje es para el usuario una contribución vinculada al cumplimiento de actividades estatales.
Para el concesionario constituirá un medio de remuneración de sus servicios. Puede concluir el peaje por ser
substancialmente similar al precio pagado por un servicio, lo que no debe inducir por ello al error de
considerarlo desde un punto de vista meramente contractual.
Es adecuado analizar el agravio esgrimido por la recurrente relativo a que, debido a la falta de dragado del
canal costero y, a la peligrosidad y menor rendimiento económico del Canal Martín Garcia, dichos accesos
no constituirían vías alternativas. La corte no ha establecido doctrina en el sentido de considerar obligatoria
la existencia de las invocadas vías alternativas.
Nuestra constitución se refiere exclusiva y específicamente a la prohibición de gravar el mero tránsito de
mercadería y de los medios de transporte que se utilicen para su traslado. Ello torna en inconstitucional
cualquier gravamen que afecte de cualquier modo el transporte y comercio, aun interjurisdiccional, si ellos no
afectan el ejercicio de potestades nacionales.
Especialmente no es inconstitucional el peaje como ha sido definido y como se da en el caso, en que no
constituye un pago exigido por el solo paso, al modo de los antiguos portazgos, con base desvinculada de los
servicios u otras prestaciones que se practiquen a favor del usuario. Por lo tanto, no se advierte óbice para la
institución del peaje como una forma más de financiación de obras públicas.
Lo que el constituyente ha querido es evitar el dictado de normas mediante las cuales los estados
provinciales obstaculicen o alteren de algún modo el tráfico en la república.
La exigencia de vías alternativas puede cobrar sentido cuando de los hechos de la causa surja que su falta
afecte de modo efectivo la libertad de circular lo que no se da por la sola circunstancia de que ante la falta
de tal vía el pago del tributo resulte ineludible para el recurrente.
No resulta de por si rechazable que la recurrente este obligada al pago del tributo por el solo hecho de
utilizar la vía, al margen de si su uso por ella requiera o no de la totalidad de las obras que el tributo
solventara, ni que su condición de usuaria de la vía sea determinante de su obligación, en la que en cambio
no se incluye a quienes no la usen.
Lo que haría al tributo inaplicable o a la existencia de vías alternativas exigibles es la demostración por la
recurrente de que la necesidad indispensable del uso de la vía gravada, unida a un monto irrazonable
tornase en ilusoria su derecho de circular, cosa que en modo alguno ha demostrado en la causa.
De admitirse la hipotética exigibilidad de vías alternativas, podrían configurarse dos supuestos:
Uno el que se tratara de una de vías comparables entre sí, lo que convertiría en absurdo el sistema sujeto al
cobro de peaje y Otro el que se diera el caso de vías no comparables entre ellas en cuyo caso, no solamente
en nada se afectaría aquel régimen, sino que, en tales términos toda dilucidación al respecto resultaría por
demás inoficiosa e intranscendente.
No puede invocarse un supuesto detrimento económico en su perjuicio, en virtud de una alegada y no
probada confiscatoriedad de la tasa del peaje. Por otra parte, en la figura jurídica aquí analizada no importa
el beneficio económico acreditado del usuario pues este puede suponerse por el hecho mismo de la
utilización del servicio o de la obra concedida.
En lo que se refiere al uso forzado del canal mitre por la carencia de vías alternativas practicables, cabe
recordar la existencia de los canales costeros y Martin Garcia, a lo que debe añadirse lo sostenido por esta
corte en orden a que no es necesario que la ruta alternativa gratuita ofrezca las mismas ventajas que la
onerosa.
Se declara procedente el recurso interpuesto y se confirma la sentencia apelada.

“FALLO FILCROSA”

-Hechos Principales: La Municipalidad de Avellaneda promovió un incidente de verificación en la


quiebra de FILCROSA S.A., insinuando un crédito que mantenía en contra de la fallida por tasas
municipales. La Sindicatura, al contestar el traslado respectivo, opuso la defensa de prescripción
con sustento en lo establecido en el art. 4027, inc. 3°, del Código Civil (prescripción quinquenal -5
años-). Tanto el juez de la quiebra como la Cámara Nacional en lo Comercial rechazaron dicha
defensa, por considerar que la prescripción de los tributos municipales se rige por lo dispuesto en
las normas locales, sin que resulten aplicables las disposiciones pertinentes del Código Civil, pues
la reglamentación de tales gravámenes constituye una facultad privativa de las provincias no
delegadas al gobierno federal. Tal decisorio motivó la interposición del recurso extraordinario por
parte de la Sindicatura, cuya denegación originó la queja consecuente.-

La cuestión litigiosa, en síntesis, consistía en determinar si la indiscutible facultad local de


establecer los tributos cuya verificación se solicitó (tasas) incluye la de fijar la prescripción de los
mismos o, por el contrario, ésta corresponde a la Nación de acuerdo a lo dispuesto por el art. 75,
inc. 12 °, de la Constitución Nacional (cláusula de los códigos).-

-Normas en juego: arts. 75, inc. 12°; 121; 122 y 126, de la Constitución Nacional. También el art.
4027, inc. 3°, Código Civil.-

-Holding: Para resolver como lo hizo (hacer lugar a la queja y dejar sin efecto la sentencia apelada),
la Corte dijo:

1) Que las legislaciones provinciales que reglamentaban la prescripción en forma contraria a lo


dispuesto en el Código Civil son inválidas, pues las provincias carecen de facultades para
establecer normas que importen apartarse de la aludida legislación de fondo, incluso cuando se
trata de regulaciones concernientes a materias de derecho público local.-

2) Que la mencionada doctrina debía ser ratificada en el caso en discusión, puesto que la
prescripción no es un instituto propio del derecho público local, sino un instituto general del
derecho, lo que ha justificado que, en ejercicio de la habilitación conferida al legislador nacional
por el art. 75, inc. 12°, CN, éste no sólo fijara los plazos correspondientes a las diversas hipótesis
en particular, sino que también estableciera un régimen destinado a comprender la generalidad de
las acciones susceptibles de extinguirse por esta vía.-

3) Que el principio según el cual el órgano habilitado para generar una obligación debe entenderse
facultado para regular lo atinente a sus efectos y eventuales defensas del deudor, debe ser
interpretado a la luz de las normas que distribuyen tales competencias en la Constitución de las
que resulta que, con el fin de asegurar una ley común para todo el pueblo de la Nación, las
provincias resignaron a favor de las autoridades nacionales su posibilidad de legislar de modo
diferente lo atinente al régimen general de las obligaciones, una de cuyas facetas es la relacionada
con el instituto de la prescripción.-

4) Que del texto expreso del art. 75, inc. 12°, CN, deriva la implícita pero inequívoca limitación
provincial de regular la prescripción y los demás aspectos que se vinculen con la extinción de las
acciones destinadas a hacer efectivos los derechos generados por las obligaciones de cualquier
naturaleza. Y ello así pues, aún cuando los poderes de las provincias son originarios e indefinidos y
los delegados a la Nación definidos y expresos, es claro que la facultad del Congreso Nacional de
dictar los códigos de fondo, comprende la de establecer las formalidades que sean necesarias para
concretar los derechos que reglamenta y, entre ellas, la de legislar de manera uniforme sobre los
aludidos modos de extinción.-

-Obiter dictum: Me pareció relevante:

- Que esta Corte ha admitido la aplicación de la legislación civil al ámbito del derecho
administrativo, proceder que ha justificado, en lo específicamente referente al derecho tributario,
en la circunstancia de que esta disciplina no está al margen de la unidad general del derecho, ni es
incompatible con los principios del derecho civil. Ello limitado a los supuestos en los que no
existen normas específicas que regulen la cuestión de derecho público de que se trate.-

-Minoría: Por su parte, la minoría fundó su decisión (hacer lugar a la queja y confirmar la sentencia
apelada) en los siguientes términos:

1) Que la ley nacional aplicable en materia de tasas fija en diez años el plazo de prescripción para
esa clase de obligaciones. Cuando la legislación nacional altera el plazo común fijado en el Código
Civil, modificándolo, no cabe admitir el argumento de que sean inválidas las leyes provinciales que
fijan un plazo de prescripción igual para la extinción de las obligaciones de la misma índole.-

2) Que en la medida en que el plazo de prescripción establecido en la legislación local (impugnada


de inconstitucional en el caso) no supera el establecido por la Nación para el cobro de las tasas
nacionales, no resulta posible considerar que la provincia ha violentado el deber de adecuarse a la
legislación nacional uniforme que le impone el art. 75, inc. 12°, CN.-

3) Que ello es así porque si la Nación ha entendido necesario modificar o precisar el plazo de
prescripción previsto en los códigos de fondo, elementales razones de igualdad impiden exigir a
los estados provinciales un comportamiento distinto. En tales condiciones, y siempre que las
provincias, individualmente consideradas, no legislen en exceso del plazo previsto en las leyes
nacionales, el propósito constitucional de subordinar las autonomías provinciales a una legislación
uniforme y, con ello, garantizar un derecho de fondo único puede considerarse cumplido, cuanto
menos en su espíritu.-

“SOCIEDAD ANÓNIMA MATALDI (…)”

Hechos principales

Una ley de la Provincia de Bs. As. establecía un gravamen, el cual recaía sobre el precio de venta de
los productos en ella alcanzados, en donde, aparte, se estaba incluido un impuesto Nacional de $1
por litro de alcohol. Asimismo la citada Ley establecía un gravamen al valor de venta de la
mercadería por toda transacción que se realice fuera de la provincia, cuando los productos hubieren
sido elaborados en ella.

Holding

...He aquí, la trasgresión precedentemente aludida a principios y preceptos constitucionales in


tergiversables. Es en efecto, de considerar elemental que al legislar la provincia, gravando
operaciones realizadas fuera de su territorio, actúa más allá de su potestad jurisdiccional, invade
otras jurisdicciones, afecta la circulación territorial de sus productos, dicta reglas a su comercio
Interprovincial, y en fin, extiende su poder impositivo hasta superpones un gravamen local sobre un
impuesto incorporado a las rentas fiscal de la Nación. Ni a esta ni a los estados puede serle permitido
computar un impuesto como parte de precio de un producto para incidir sobre él un nuevo
gravamen. Asimismo, la jurisprudencia de la corte ha dicho en numerosos fallos que los impuestos
establecidos por una provincia sobre productos que son objeto de venta o otros negocios fuera de
la jurisdicción de la misma, es violatorio de la Constitución Nacional

“EL CÓNDOR (…)”

Tras hacer un análisis previo de la cuestión, la Corte entendió que asistía razón a la apelante en el
sentido de que eran aplicables al caso las consideraciones efectuadas en el precedente del alto
tribunal “El Cóndor Empresa de Transporte S.A. c/Provincia de Buenos Aires”. En el mismo se
sostuvo que “el nuevo rango asignado a la coparticipación federal de impuestos por la Convención
Constituyente de 1994 y el amplio tratamiento que la Ley Fundamental le dedica después de la
reforma, conduce a concluir que la afectación del sistema así establecido involucra, en principio,
una cuestión constitucional”.

Añadió el alto tribunal en dicho precedente que asume tal calidad la eventual violación, por parte
de una provincia, del compromiso de abstenerse de legislar en materia de facultades impositivas
propias, aunque esa transgresión pueda también exteriorizarse como un conflicto entre dos leyes
locales. En efecto, señalaron que “la Constitución Nacional establece la imperativa vigencia del
esquema de distribución de impuestos previsto en la ley-convenio, sancionada por el Estado
Nacional y aprobada por las provincias, la que "no podrá ser modificada unilateralmente ni
reglamentada", de modo que una hipotética violación a la ley local de adhesión y, por ende, a
dicha norma federal, se proyecta sobre las nuevas cláusulas constitucionales, sin que en ello incida
el carácter local de la norma mediante la cual pudiera efectivizarse la alteración del sistema
vigente en el orden nacional”.

Con lo cual, tuvieron en cuenta que en la causa se solicitaba la declaración de inconstitucionalidad


de la contribución impuesta por el art. 173 del Código Tributario Municipal que se le exigía a la
actora, bajo la pretensión de que se superpone a un impuesto provincial y viola la Constitución
Nacional y la Ley 23.548, entendieron que “no existe obstáculo para que el fuero federal conozca
en el sub iudice”.

Para fundamentar su decisorio destacaron que “el conflicto –tal como ha sido planteado por la
actora en su demanda- no involucra cuestiones cuyo tratamiento corresponda a los tribunales
locales, más allá de la naturaleza de los actos que confrontan con la ley convenio y con las
cláusulas constitucionales que rigen el tema”.

Por eso la Corte –haciendo suyos los fundamentos y conclusiones del dictamen del Procurador
Fiscal subrogante declaró procedente el recurso extraordinario, revocó la sentencia apelada y
declaró que esta causa “es de competencia de la Justicia Federal”. Además, ordenó que fuera
devuelto el expediente al Juzgado Federal de Primera Instancia de Río Cuarto, por intermedio de la
Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones con asiento en la ciudad de Córdoba.

Todo lo cual fue firmado por los ministros Enrique Petracchi, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda,
Raúl Zaffaroni y Ricardo Lorenzetti. Mientras que Carmen Argibay falló en disidencia al entender
que no le asistía razón a la recurrente dado que las cuestiones que se plantean “no se fundan
directa y exclusivamente en disposiciones de carácter federal, sino en actos legislativos de carácter
municipal, y tal circunstancia exige que en oportunidad de dictar sentencia se deba examinar el
contenido, alcance y aplicación de normas locales que la provincia ha dictado en ejercicio de la
autonomía que debe reconocérsele”.

Asimismo entendió que “no basta para la intervención del fuero federal la única circunstancia de
que los derechos que se dicen vulnerados se encuentren garantizados por la Constitución Nacional,
porque cuando se arguye —como en esta causa— que un acto es contrario a las leyes provinciales
y nacionales debe irse primeramente ante los estrados de la justicia provincial, y en su caso llegar a
esta Corte por la vía del art. 14 de la Ley 48”.

“PAPEL MISIONERO”

Tras considerar que formaba parte del derecho público provincial, la Corte Suprema de Justicia de
la Nación se declaró incompetente en instancia originaria respecto de la aplicación de la ley de
coparticipación federal. En el marco de la causa “Papel Misionero S.A.I.F.C. c/ Misiones, Provincia
de s/acción declarativa”, el Máximo Tribunal estableció que sólo corresponde discutir en instancia
originaria la validez de un tributo cuando es atacado exclusivamente como contrario a la
Constitución Nacional, siendo esa la única excepción para que la Corte habilite su instancia
originaria. Los magistrados, expresaron que al ser una carga impuesta a personas o cosas con un fin
de interés público, el cobro del impuesto no constituye una causa civil, sino que su percepción es
un acto administrativo. Mediante el presente pronunciamiento se ratifica la posición institucional
de la Corte en relación a adoptar una estrictez en torno a la apertura de su jurisdicción originaria,
tal como fuese resaltado por el juez Maqueda en su voto, cerrando mediante el presente
pronunciamiento la posibilidad de que muchas presentaciones contra impuestos provinciales y tasas
municipales se presenten ante la Corte salteando los tribunales locales. De acuerdo al fallo, la
declaración de incompetencia originaria, se debe a que la misma precisa que en la demanda en
cuestión no se planteen asuntos de naturaleza local además de cuestiones federales. A pesar de
ello, a través de la instancia de apelación extraordinaria, aquellas cuestiones federales que se
susciten en la causa serán resueltas por la Corte Suprema. La resolución contó con el voto de los
ministros Carlos Fayt, Elena Highton de Nolasco, Enrique Petrachhi, Juan Carlos Maqueda y Carmen
Argibay, mientras que los magistrados Ricardo Lorenzetti y Eugenio Zaffaroni votaron en disidencia.

2° RESUMEN: la originalidad de la cuestión procesal está dada porque el mencionado fallo “ El


Cóndor” dictado en el año 2001 sufre una orientación contraria en el año 2009, cuando el 5 de mayo
la Corte dicta el fallo “ Papel Misionero S.A.” (Fallo: 322:1007) que califica como integrante del
plexo normativo local al régimen de coparticipación federal (fallo 314:862; 316: 324 y otros), por lo
que no procede en competencia originaria, y no hay cuestión federal en el juzgamiento de
impuestos locales que se impugnan por inconstitucionalidad frente a dicho régimen. Más allá de la
intensa controversia que motiva esa nueva doctrina que tuvo entre otras una interesante reflexión
de Lorena Almada y Cecilia Matich (Periódico Económico Tributario La Ley 09/10/2009), en la causa
“ Petroquímica” la Corte expresamente dice que se aparta de la doctrina del fallo “ Papel Misionero”
confirmando su competencia originaria por razones de economía procesal.

“MAXICONSUMO”
*por órganos o funcionarios administrativos por disposición legal que, además, excluya toda otra
forma de revisión judicial (Fallos 292:620; 305:1471 y 1699, sentencia recaída el 23 de abril de…

“RIVADEMAR”

En 1978, A. Rivademar es contratada por la Municipalidad de Rosario como pianista profesional.

En 1983, A. Rivademar es incorporada a la planta permanente de empleados, por decreto Nº 1709


dictado conforme a lo dispuesto en el art. 133 del anexo 1 de la ley provincial de facto Nº
9286 (Estatuto del Personal de Municipalidades de la Provincia de Santa Fe) por el cual se le
imponía al Municipio admitir en forma permanente al personal contratado por mas de tres (3)
meses.

En 1984, el intendente en base al decreto Nº 1737 (que anula el decreto Nº 1709, y por ende el
art. 133 de la ley provincial Nº 9286) y autoriza a revisar todas las incorporaciones; deja sin efecto
el nombramiento de A. Rivademar.

Rivademar, impugna el decreto Nº 1737 por considerarlo contrario al decreto Nº 1709 y a la ley
provincial Nº 9286.

Por su parte, la Municipalidad de Rosario afirma que la ley provincial Nº 9286, es inconstitucional
por violar los arts. 106 y 107 de la constitución provincial, al impedir a la Municipalidad organizar a
su personal; y que también viola el art. 5 de la CN; al asumir la Provincia funciones que
corresponden a los intereses de cada localidad, por lo que se “desnaturaliza el régimen
Municipal”, puesto que todo lo referido al estatuto y escalafón del personal del Municipio, es
facultad que pertenece a la Municipalidad y no a la Provincia.

La Corte Suprema de la Provincia de Santa Fe, dispone reincorporar a A. Rivademar, y anula la


decisión Municipal sosteniendo que la ley Nº 9286 era constitucional, toda vez, que la Provincia
podía regular el empleo público Municipal creando un régimen uniforme.

La Municipalidad de Rosario interpone recurso extraordinario.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, revoca la sentencia recurrida, dando razón y respaldo al
planteo de la Municipalidad de Rosario, dejando sin efectos la sentencia anterior, por entender
que UNA LEY PROVINCIAL NO PUEDE PRIVAR AL MUNICIPIO DE LAS ATRIBUCIONES
NECESARIAS PARA EL CUMPLIMIENTO DE SUS FINES, entre los que se encuentra la facultad de
designar y remover su personal.

Afirma, que LOS MUNICIPIOS SON ÓRGANOS DE GOBIERNO, CON LÍMITES TERRITORIALES Y
FUNCIONALES, Y NO MERAS DELEGACIONES ADMINISTRATIVAS que desnaturalizarían su razón
de ser, poniendo en riesgo su existencia.

Agrega que son varios los CARACTERES DE LOS MUNICIPIOS QUE NO ESTÁN PRESENTES EN LAS
ENTIDADES AUTÁRQUICAS, entre ellos; su origen constitucional (por oposición a legal de la
entidades autárquicas) lo que impediría su supresión; su base sociológica (población) de cual
carecen los entes autárquicos ; la posibilidad de legislar localmente (las resoluciones de los
entes autárquicos son administrativas) comprendiendo en sus relosuciones a todos los habitantes
de su circunscripcion territorial; el carácter de persona de derecho público (art. 33 del C.C.) a
diferencia de los entes autárquicos que son contingentes; la posibilidad de que los Municipios
puedan crear entidades autárquicas, lo que obliga a reconocerlos como autónomos; y la elección
popular de sus autoridades, inconcebibles en las entidades autárquicas.

“MUNICIPALIDAD DE ROSARIO”

La Municipalidad de Rosario, solicita la declaración de inconstitucionalidad de las leyes y decretos


provinciales que originaron la creación del F.A.E. (Fondo de Asistencia Educativa), por lo cual se
obliga a cada Municipio a destinar un mínimo del 10 % de sus rentas anuales, que serán
administradas por una comisión especial y se destinarán a construir, ampliar y mantener los
establecimientos educativos de la propiedad Provincial, Municipal y comunal.

La Municipalidad, funda el pedido de inconstitucionalidad sosteniendo que la Provincia desconoce


el art. 5 de la C.N; al imponerles compulsivamente a los Municipios el porcentaje de sus rentas que
deben destinar al F.A.E; impidiéndole la libre administración y disposición de sus recursos, que de
aceptarse podrían sucederse otras imposiciones que vaciarían financieramente al sistema comunal.

Agrega que cuando la C.N; le impone a las Provincias asegurar el régimen Municipal, ello implica
dotar a los Municipios de personalidad jurídica, y otorgarles atribuciones de gobierno y
administración propia. Además, en refuerzo de su postura cita el precedente Rivademar.

Por su parte, la Provincia de Santa Fe discrepa con la interpretación constitucional realizada por la
Municipalidad de Rosario, y afirma que según la constitución provincial los Municipios son entidades
autárquicas, con base territorial y con la competencia que le asignan las leyes provinciales. Por
tanto, no se estaría lesionando su autarquía.

Asimismo, cuestiona la interpretación de fallo Rivademar, y descarta que el Municipio se encuentre


imposibilitado de atender sus funciones como consecuencia del aporte cuestionado, dado el gran
comportamiento económico financiero del Municipio.

La CSJN, por voto mayoritario, rechaza la demanda de la actora, sosteniendo que si bien la C.N;
ordena a las Provincias establecer un régimen Municipal, no le establece un régimen económico
financiero a los Municipios, cuestión que queda en la órbita de sus facultades por los arts. 104; 105;
106, de la C.N. Es decir, las facultades municipales surgen de las constituciones y leyes provinciales.

Concluye, sosteniendo que la actora sólo invoco el peligro de subsistencia como Comuna, pero no
probó el gravamen en el caso concreto, cuestión insuficiente para declarar la inconstitucionalidad
de una norma.
El voto minoritario, se remite a la causa Rivademar, sosteniendo que las Municipalidades son
autónomas, y que el art. 5 de la C.N; determina que estén dotadas de atribuciones necesarias para
su cometido. De admitirse la injerencia Provincial, se violaría ésta norma.

“FALLO INSÚA”
“FLEISCHMANN”

SUMARIO

No está alcanzado por el tributo previsto en el art. 69 de la ley de impuestos internos (t.o. 1979) el
polvo que no es "stricto sensu" un refresco, un jarabe, ni un extracto concentrado, en el estado que
presenta al momento de su expendio, siendo el uso posterior que le da el consumidor un proceso
que se encuentra fuera del ámbito impositivo.

RESUMEN 2: Hechos: La actora solicitó la devolución de las sumas abonadas en concepto de


impuestos internos por el expendio de un producto llamado “Royalina”. Decían que se lo podía
considerar como un “refresco sólido”.

Fallo de la Mayoría: La ley describe de manera CIERTA Y DETERMINADA los consumos específicos
alcanzados por el gravamen; no debe arribarse a una conclusión sobreentendida. REVOCAN y
RECHAZAN el pronunciamiento anterior. Fallan A FAVOR de FLEISCHMAN.

“VIDEO CLUB DREAMS”

Hechos:

Un video club dedujo acción de amparo frente a una actuación del Instituto Nacional de
Cinematografía, tendiente a regularizar su situación ante el tributo establecido por los decretos de
necesidad y urgencia 2736/91 y 949/92, a los que tacha de inconstitucionales. El juez de grado
hizo lugar al amparo, declarando la inconstitucionalidad de las normas impugnadas y anulando la
intimación realizada al actor. La decisión fue confirmada por la alzada. Interpuesto recurso
extraordinario federal, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia.

Sumarios:

1. La determinación del punto de partida del plazo de quince días establecido en el art. 2, inc.
e) de la ley 16.986 para iniciar la acción de amparo es una cuestión de índole procesal que,
aunque regida por una ley federal, no autoriza, en principio, la intervención de la Corte
por la vía del recurso extraordinario.

2. La existencia de otras vías procesales aptas como impedimento para la procedencia de la


acción de amparo no puede ser postulada en abstracto, pues depende, en cada caso, de la
situación concreta del demandante, cuya evaluación es propia del tribunal de grado.

3. No se configura un caso al que resulte aplicable la teoría de los actos propios, si la


inscripción de la actora en el registro que ordena crear el art. 4 del decreto 2736/91 (Adla,
LII-A, 354) y el pago del impuesto creado por el mencionado decreto no traducen una clara
voluntad de someterse a las normas impugnadas y, con ello, convalidar la legalidad de las
mismas, sino más bien la intención de no quedar marginada del circuito de
comercialización de videos.
4. Dado que el sistema previsto por los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C,
2977) emplaza al actor titular del video club como agente de percepción del tributo creado
y, por ende, lo somete a una serie de obligaciones cuyo incumplimiento acarrea sanciones
legales, no puede sostenerse, con fundamento en que el mismo no es el obligado al pago,
que carezca de legitimación para pedir la declaración de inconstitucionalidad de las
normas citadas, pues su situación como agente de percepción revela su interés jurídico en
impugnar el régimen cuestionado.

5. En atención a que del art. 1 del decreto 2736/91 y del art. 24 de la ley 17.741 (Adla, LII-A,
354; XXVIII-B, 125) surge con claridad que el Poder Ejecutivo, mediante un decreto, ha
extendido el hecho imponible creado por una ley a otro hecho imponible distinto y nuevo,
aunque también vinculado con la actividad cinematográfica, corresponde declarar la
inconstitucionalidad de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C, 2977). En
efecto, cualquier extensión analógica, aun por vía reglamentaria, de los supuestos
taxativamente previstos en la ley viola el principio constitucional de legalidad del tributo,
en virtud del cual ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la preexistencia de una
disposición legal dictada conforme a los preceptos y recaudos constitucionales.

6. No es compatible con nuestro régimen constitucional el decreto 2736/91, modificado por


el decreto 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C, 2977), en cuanto crea un hecho imponible
distinto del previsto por la ley 17.741 (Adla, XXVIII-B, 1851). Ni la circunstancia de su
recíproca vinculación o parecido, ni el hecho de que el decreto sea de los llamados de
necesidad y urgencia impiden llegar a tal conclusión, pues el principio de legalidad en
materia tributaria impone una limitación constitucional infranqueable para los decretos
mencionados.

7. Los motivos que impulsaron el dictado de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354;
LII-C, 2977), no constituyen respuesta a una situación de grave riesgo social, que haya
hecho necesaria la creación de medidas súbitas como las implementadas en las normas
mencionadas.

8. La remisión al Congreso Nacional de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C,
2977), efectuada con posterioridad a su dictado, no satisface el requerimiento
constitucional de que sea tal órgano y no otro el que decida qué impuestos se crearán y
quiénes deberán pagarlos. Por otra parte, la consideración efectuada por el Congreso de la
incidencia del impuesto creado por los decretos mencionados en el cálculo de los recursos
y gastos del Instituto Nacional de Cinematografía al aprobar el presupuesto para el año
1993, no tiene efecto convalidatorio.

9. El carácter iuspublicista de la acción de amparo y su valor instrumental, es decir, el de


instrumento ágil, eficaz y expeditivo para asegurar la vigencia cierta de los derechos
constitucionales, obliga a centrar el examen de su admisibilidad en la conducta estatal que
en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace con arbitrariedad o
ilegalidad manifiestas derechos que la Constitución Nacional consagra en favor del actor.
(Del voto del doctor Belluscio)
10. Aun para los supuestos de excepción al principio que impide el Poder Ejecutivo el ejercicio
de atribuciones legislativas previstos en el art. 99 de la Constitución Nacional, se ha
mantenido el principio de legalidad tributaria. (Del voto del doctor Belluscio).

11. Si bien la Corte sostuvo que el resguardo del derecho de defensa exige que el plazo de
quince días para iniciar la acción de amparo se cuente a partir del momento en que el
interesado pudo objetivamente conocer la ley impugnada, esto es, desde su publicación,
no es arbitraria la sentencia que interpreta que el plazo debe contarse desde el acto por el
cual se intimó a la actora a cumplir con la norma impugnada. (Del voto del doctor
Boggiano).

12. La situación actual de la cinematografía nacional no constituye un caso de grave riesgo


social que justifique el dictado de decretos de necesidad y urgencia como los impugnados
2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C, 2977). La mera conveniencia de que por un
mecanismo más eficaz que los cauces ordinarios previstos por la Constitución se consiga
un objetivo de gobierno, en modo alguno justifica la violación de la separación de poderes.
(Del voto del doctor Boggiano).

13. Examinar si se encuentran reunidos los extremos que permiten acceder a la vía del
remedio excepcional del amparo constituye, por su naturaleza y carácter hermenéutico,
cuestión federal suficiente a los efectos del recurso extraordinario. (Del voto en disidencia
parcial del doctor Moliné O’Connor).

14. El escollo que importa el art. 2 inc. e) de la ley 16.986 (Adla, XXVI-C, 1491), en cuanto
impone la necesidad de presentar la demanda de amparo dentro de los quince días
hábiles a partir de la fecha en que el acto fue ejecutado o debió producirse, no es
insalvable en la medida en que con la acción se enjuicie una ilegalidad continuada, sin
solución de continuidad, que, si bien originada tiempo antes de recurrir a la justicia, se
mantiene al momento de accionar. (Del voto en disidencia parcial del doctor Moliné
O’Connor).

15. En el marco de la doctrina de los actos propios, la regla del sometimiento a la norma
requiere que medie un cumplimiento voluntario, de modo tal que pueda entenderse como
una renuncia a su ulterior cuestionamiento. Por tanto, no se da la mencionada
voluntariedad y renuncia tácita a la facultad de impugnación si la inscripción de la actora
en el registro creado por la norma que impugna obedeció a que su incumplimiento la
expondría a una insostenible posición en el mercado en el que actúa. (Del voto en
disidencia parcial del doctor Moliné O’Connor).

“SELCRO”

Hechos: La Cámara hizo lugar a una acción de amparo y declaró la inconstitucionalidad del
segundo párrafo del art. 59 de la ley 25.237 en cuanto delegó en el Poder Ejecutivo Nacional la
facultad de establecer los valores para determinar las tasas a percibir por la Inspección General de
Justicia. La demandada interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación confirmó la sentencia.
Dictamen del Procurador: El tributo discutido es una tasa, en tanto establece de modo coactivo
una contraprestación pecuniaria por un servicio brindado y su presupuesto de hecho consiste en
una situación que determina, o se relaciona, necesariamente, con el desenvolvimiento de una
cierta actividad de un ente publico relativa, en forma individualizada, a la persona obligada a su
pago (sujeto pasivo contribuyente). La tasa es una categoría tributaria derivada del poder del
imperio del estado, con estructura jurídica análoga al impuesto y del cual se diferencia únicamente
por el presupuesto de hecho adoptado por la ley, que en este caso consiste en el desarrollo de una
actividad estatal que atañe al obligado y que por ello, desde el momento en que el estado organiza
el servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede rehusar el pago aun cuando no
haga uso de el, el servicio tiene en mira el interés general.

El primer principio fundamental del derecho tributario es el principio de legalidad. Solo el


congreso impone las contribuciones que se expresan en art. 4 y art 52 que corresponde a la
cámara de diputados la iniciativa de las leyes sobre contribuciones.

En el fallo “Luisa Spak de Kupchick y otro v. Banco Central de Argentina” corte estableció que los
principios y preceptos constitucionales prohíben a otro poder que el legislativo el establecimiento
de impuestos, contribuciones y tasas y, ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la
preexistencia de una disposición legal encuadrada dentro de los preceptos y recaudos
constitucionales, esto es, válidamente creada por el único poder del estado investido en tales
atribuciones. El PE tiene vedado establecer tributos aun por la via extraordinaria de decretos de
necesidad y urgencia toda vez que el art. 99 inc. 3 CN prohíbe emitir este tipo de disposiciones
cuando se trate de materia tributaria.

La delegación realizada en la jefatura de gabinete de ministros es inadmisible, porque no se


estableció en ley alguna la alícuota aplicable. Debe ser la ley la que establezca el objeto y la
cantidad de la prestación, es decir, el criterio con que debe valuarse la materia imponible para
aplicar luego el impuesto en un monto determinado y es también la ley la que debe definir ese
monto. La ley debe contener la base de medición o base imposible, esto es, la adopción de
parámetros que sirvan para valorar cuantitativamente los hechos cuya verificación origina la
obligación y la delimitación en el espacio y en el tiempo de esos hechos, como también la cantidad
expresada en una suma finita o bien en un porcentaje o alícuota aplicable a la base imponible, que
representa o arroja como resultado el quantum de la obligación tributaria.

Mayoria absoluta: ni un decreto del PE ni una decisión del jefe de gabinete de ministros puede
crear válidamente una carga tributaria ni definir o modificar un tributo. Al tratarse de una facultad
exclusiva y excluyente del congreso, resulta invalida la delegación legislativa efectuada por la ley
(25.237 art 59 parrf 2) en tanto autoriza al jefe de gabinete a fijar valores o escalas para
determinar el importe de las tasas sin fijar el limite o pauta de una clara política legislativo para el
ejercicio de esa atribución.

El derecho tributario no puede ser delegado al PE, porque no lo autoriza ni por excepción el art 76
CN.
“MARTA NAVARRO VIOLA”

La ley 22.604 (B. O. 9/6/82) estableció un impuesto de emergencia que debía aplicarse
en todo el territorio de la Nación, por única vez, sobre los activos financieros existentes
al 31/12/81 en forma retroactiva.

La actora poseía acciones las cuales dona a una fundación luego de pagar el tributo
cuestionado y alega que aquél resulta ser confiscatorio toda vez que al momento de
gravar con el impuesto, ya no poseía aquellas acciones.

Para que la tacha de confiscatoriedad pueda prosperar, es necesaria la demostración de


que el gravamen cuestionado excede la capacidad económica o financiera del
contribuyente ya que la ley toma como hecho imponible una exteriorización de riqueza
agotada antes de su sanción y donde lo gravado ya no se encuentra en la esfera
patrimonial del sujeto obligado.

Por los motivos expuestos, la CSJN en el año 1989 resuelve hacer lugar a la repetición
pretendida por la actora.

RESUMEN 2: Hechos: La actora solicita la repetición de una suma ingresada en concepto


de tributo creado por ley. La Cámara revoca parcialmente, HACIENDO LUGAR a la
petición de la actora. El Fisco apela.
Fallo de la Mayoría: En el caso, los bienes cuya titularidad configura el hecho imponible
(descripto en aquella norma creadora del tributo) NO integran el patrimonio del sujeto
pasivo a la fecha de la entrada en vigor de la citada norma legal. La actora había donado
las acciones previa entrada en vigor de la ley.
Para que la confiscatoriedad pueda prosperar, es necesario demostrar que el gravamen
cuestionado excede la capacidad económica o financiera del contribuyente. En este caso,
aquella manifestación de riqueza o capacidad contributiva, requisito de
validez de todo gravamen, fue AGOTADA antes de la sanción, por lo cual su capacidad
contributiva se modificó.
CONFIRMAN la sentencia apelada, fallan A FAVOR de NAVARRO VIOLA.
Disidencia: Petracchi; dice que la modificación patrimonial no importa la imposibilidad de
verificación del hecho imponible, pues no significa necesariamente la disminución de la
capacidad contributiva.

“DOÑA ROSA MELO DE CANÉ”

Sumarios:

1. La igualdad de los impuestos requerida por el art. 16 de la Constitución Nacional, no se opone a


la clasificación en tres categorías de contribuyentes establecida por la ley del 26 de septiembre
1875 de Educación común de la provincia de Buenos Aires, porque aún cuando se admita que los
establecimientos religiosos son "extraños" y pudieran estar comprendidos como tales entre los
grabados con el 10 % y no con el 50 %, como lo están, sobre el importe de los legados a su favor, el
legislador no esta inhabilitado para distinguir entre ellos y las personas particulares, ya por
motivos fundados en el carácter ordinario de indefinida duración de los primeros, circunstancia
que aleja la posibilidad de que los mismos bienes o la facultad de adquirirlos sean objeto de
nuevos impuestos con motivos de ulteriores transferencias a título hereditario o de institución de
legados , ya para evitar que se acumulen en dichos establecimientos riquezas excesivas e
innecesarias a los fines de su sostenimiento; ya por otras razones libradas a la discreción legislativa
y que los tribunales deben respetar, a menos de ser arbitrarios e inspirados en un espíritu
manifiesto de hostilidad contra determinadas personas o clases.-

2. El impuesto del 50 % sobre el importe del legado dejado a favor de un establecimiento religioso,
impugnado por el mismo, es una verdadera exacción o confiscación que restringe en condiciones
excesivas los derechos de propiedad y de testar, que la Constitución consagra en sus artículos 17 y
20 en favor de sus ciudadanos y extranjeros, toda vez que el alcanza una parte sustancial de la
propiedad o a la renta de varios años de capital gravado.-
“MARCELO A. MONTARCÉ”

En el caso “Montarcé” (“Marcelo A. Montarcé v. Dirección Nacional de Aduanas” (1974) el actor


había interpuesto recurso extraordinario con el objeto de repetir el impuesto de importación
abonado sobre discos clásicos para uso propio por entender que excede, en su conjunto, el 33 %
del valor de los mismos. La CSJN rechaza lo pretendido en virtud de establecer que de la misma
manera que el Estado puede prohibir la introducción al país de productos extranjeros, su poder
tributario lo habilita que a través de otros mecanismos (tributos) persiga finalidades disuasivas y
extrafiscales como sería la de impulsar un desarrollo pleno y justo de las fuerzas económicas. No
procede el argumento del recurrente de tratarse de bienes para uso propio, ni menos aún que
aquél gravamen infrinja el art. 67 inc. 16 (actual art. 75 inc. 18) relativo a la promoción de lo
conducente al progreso de la ilustración por parte del legislador ya que la medida cuestionada
(tributo por importación) se apoya en valoraciones razonables de aquel dirigidas a consolidar el
bien general de los habitantes de la República sin restringir los derechos por la Constitución
Nacional consagrados.

“CANDY”

Hechos:

La sentencia de primera instancia hizo lugar a la acción de amparo y, en consecuencia, declaró la


inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24.073, del art. 4° de la ley 25.561, del decreto 214/02 y
de toda otra norma legal o reglamentaria de cualquier órgano estatal nacional, en tanto impiden a
la actora aplicar el ajuste por inflación impositivo. Asimismo, ordenó a la AFIP —DGI— recibir la
liquidación del impuesto correspondiente al ejercicio fiscal comprendido entre el 1° de enero y el
31 de diciembre de 2002 con aplicación del mencionado instituto correctivo. El tribunal de Alzada
confirmó la sentencia. Contra esta decisión la Administración Federal de Ingresos Públicos
interpuso recurso extraordinario federal. La Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la
sentencia recurrida, sin perjuicio de lo cual hizo lugar, por mayoría, al amparo interpuesto por
considerar acreditado un supuesto de confiscatoriedad.

Sumarios

1 – No corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24, del art. 4° de la ley
25.561, del decreto 214/02 y de toda otra norma legal o reglamentaria de cualquier órgano estatal
nacional, en tanto y en cuanto impiden aplicar el ajuste por inflación impositivo, pues, en la
medida en que las normas referidas han sido dictadas por el Congreso de la Nación, órgano al que
el texto constitucional atribuye el ejercicio del poder tributario y fue respetado el procedimiento
legislativo que estatuye el art. 52 de la norma suprema, no puede alegarse una violación al
principio de reserva de ley tributaria, conclusión ésta que no se modifica por el mero hecho de que
haya existido un período en el que se observó un sensible proceso inflacionario

2 – Si bien el mero cotejo entre la liquidación de la ganancia neta sujeta al tributo efectuada sin el
ajuste por inflación, y el importe que resulta de aplicar a tal fin el referido mecanismo no es apto
para acreditar una afectación al derecho de propiedad, ello no debe entenderse como excluyente
de la posibilidad de que se configure un supuesto de confiscatoriedad, si entre una y otra suma se
presenta una desproporción de magnitud tal que permita extraer razonablemente la conclusión de
que la ganancia neta determinada según las normas vigentes no es adecuadamente representativa
de la renta, enriquecimiento o beneficio que la ley del impuesto a las ganancias pretende gravar

3 – La prohibición de utilizar el mecanismo de ajuste del Título VI de la ley del impuesto a las
ganancias resulta inaplicable, si la alícuota efectiva a ingresar de acuerdo con esos parámetros
insume una sustancial porción de las rentas obtenidas por el actor, según lo acredita la pericia
contable —en el caso, si se determina el tributo sin aplicar el ajuste por inflación, la alícuota
efectiva del gravamen a ingresar no sería del 35% sino que representaría el 62% del resultado
impositivo ajustado correspondiente al ejercicio 2002, ó el 55% de las utilidades (también
ajustadas) obtenidas por la actora durante el ejercicio de ese mismo año— y excede cualquier
límite razonable de imposición, configurándose así un supuesto de confiscatoriedad

4 – La mera circunstancia de que el experto haya omitido “ratificar” o “rectificar” — tal como lo
había ordenado el juez de la causa— el informe contable acompañado por la actora, así como los
porcentajes de la utilidad que absorbería el impuesto a las ganancias sin la aplicación del ajuste
por inflación, no obsta —en el caso— a la acreditación de la confiscatoriedad alegada, en tanto el
balance presentado por la empresa no ha sido objeto de impugnación por la demandada,
debiendo destacarse que en él se consignan tanto las utilidades de la actora como la respectiva
previsión para atender al pago del tributo en cuestión, según la ley vigente, por lo que
corresponde declarar procedente la aplicación del mecanismo correctivo por el período fiscal
reclamado, correspondiente al año 2002

5 – El poder estatal de crear impuestos no es omnímodo e ilimitado, pues tiene un natural valladar
en los preceptos constitucionales que requieren que las contribuciones sean razonables en cuanto
no han de menoscabar con exceso el derecho de propiedad del contribuyente que debe
soportarlas.

6 – Es ajeno a la función del Poder Judicial juzgar el mérito de las políticas económicas decididas
por otros poderes del Estado, sino ponerles un límite cuando violan la Constitución y —en el
caso— el derecho de propiedad.

7 – Corresponde revocar la sentencia que —al tener por acreditada la afectación al derecho de
propiedad de la amparista— declaró la inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24.073, del art. 4°
de la ley 25.561, del decreto 214/02 y de toda norma legal o reglamentaria, en cuanto impiden a la
actora aplicar el ajuste por inflación impositivo, pues, aun en la hipótesis de que se acepte el
razonamiento que ésta propone con el objeto de demostrar la confiscatoriedad del impuesto, las
omisiones del perito relativas a corroborar o rectificar los datos contenidos en el informe contable
impugnado por la demandada —conforme fue ordenado por el juez de la causa—, impiden tener
por cumplida la exigencia de una prueba concluyente, lo cual obsta al progreso de la demanda.
(del voto en disidencia del doctor Petracchi)

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