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Isabel Arriagada
Cofundadora ONG Leasur
Libertad de crear
escuela E508
escuelae508.blogspot.cl
Diagramación:
Augusto Gómez Fuentes
negroperro@gmail.com
Tipografía:
Fenix Por Fernando Díaz,
ferfolio.com
Impreso en Valparaíso.
marzo 2017.
Libertad de crear
Poemas, cuentos y testimonios
de alumnos y alumnas privados de libertad.
Ilustraciones y edición:
Augusto Gómez Fuentes
Apología de un lugar.
-Michel Foucault
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Por esto cada uno de los cuentos, relatos o poemas están atrave-
sados por estos “lugares” que se convierten en tópicos: espacios
comunes que se comparten con un mate o jugando cartas para
matar el tiempo presente, que es el tiempo de la cárcel.
Al compartir estos espacios comunes, se logran visualizar otros
“lugares” en donde el agón renueva este tiempo presente, refle-
jándose en una lucha que busca conseguir la preciada libertad
para recuperarse y volver a convivir con lo amado. La búsqueda
es también una columna vertebral potente en los escritos de los
internos y es aquí en donde la agonía tiene un objetivo sin
límites. Por esto resulta interesante acercarse al imaginario y
poder entender desde ahí, la trinchera que ha significado sus
vidas. Podemos constatar que existe un mundo colmado de
lugares que los acerca a la redención.
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A ti Valparaíso
Freddy Vargas.
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Vivo y asertivo
Alfredo Espinoza.
Me concentro, me motivo.
Siempre hay algo nuevo que aprender para ser más asertivo.
Educación de calidad y gratis, es atractivo,
relativo al tiempo y los sentidos,
voy a la escuela para sentirme más vivo y asertivo.
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Rodolfo Arévalo.
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Desde mi ventana respiro y pienso
Brayan Castillo Fernández.
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La cárcel
Rodrigo Ortiz
Pienso en mi familia,
ellos me quieren, aunque esté encerrado en cien redes.
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Bajo un sistema limitado
Héctor Alvarez Morales.
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Lo que te escribo no me lo han contado,
no es una falacia,
lo he vivido, trascendido,
y superado la calle y la vivencia.
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Prejuicios
Diego Dos Santos.
Dime tú,
si has vivido lo que he vivido yo,
cuando de niño buscaba la luz.
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Mi mente y mi corazón
Eduardo Leiva Quijada.
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Hoy estoy feliz y muy agradecido,
porque de tanta maldad
desde el cielo alguien, abrió mi mente,
y ha podido darle vida a mi corazón.
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De un hombre amado a un hombre feliz
Carlos Barrios Duran.
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Pensamientos reales
Yordan Cortes Pavés.
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Mi vida en riesgo
Dante.
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harto gas pimienta insultos y amenazas. Siempre me recal-
caban que no me iba a escapar que el sistema estaba cons-
truido para eventuales fugas.
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difícil, ya que arriba del portón que forzaríamos había una
garita de vigilancia, fueron momentos de desesperación y
nervios, no podíamos frustrarnos, estábamos a doce pasos
de la libertad; fue justo en ese momento en que la radio
suena por segunda vez, era la voz de una mujer dando aviso
que 5 gendarmes no identificados forzaron un portón. Yo
no quería creer lo que mis oídos escuchaban, comenzaron
rápidamente a comunicarse vía radio módulo por módulo.
Fue entonces que nos cuadramos, quedando uno al medio
cubierto por los escudos y lo rodeábamos, luego cruzamos
corriendo al portón, cuando escuchamos por la radio que
andábamos trayendo: “dispárenle son reos que intentan
escapar” el garitero en dudosa decisión hace uso de su arma
y los comienza a disparar siendo alcanzados dos amigos en
el cráneo y otro en las piernas, en ese momento el vigilante
deja de disparar y comenzamos a escuchar otros disparos,
eran quienes nos esperaban afuera. Lo primero que hago
es ver que todos estuviéramos en el vehículo, tomo la sub-
ametralladora y comienzo a disparar dándome a la fuga.
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Facebook, para mí un celular es libertad. Comencé a plani-
ficar un escape con dos internos más; desde mi pieza tenía
acceso a ver la garita de vigilancia que estaba frente a mi
pieza los días viernes y sábados era común ver a los vigilan-
tes curados hasta durmiendo del cansancio o con resaca de
un carrete, fue así el día 23 de diciembre del año 2012
estaba en mi pieza a las 23:40 de la noche y al mismo
gendarme que me ingresó el celular le solicité ir al baño.
Abre mi puerta salgo al baño y de vuelta lo digo que tenía
30 mil pesos y que sentía demasiada hambre, si podía
llamar a Telepizza y comernos una más bebidas y churras-
co, el gendarme me dijo “shaaaa culiao” yo le sonreí y lo
acompañé a llamar por teléfono de su oficina. Me percato
que estaba acompañado compartiendo cerveza con otro
gendarme, durante la espera subo a mi pieza me encierro y
comienzo a llamar por teléfono a mis dos compañeros
explicándoles el plan. Fue así que después de 20 minutos
llegó a mi pieza y me solicitó bajar a su oficina, le pedí un
cuchillo para partir la pizza, me lo da, corto los trozos y
partimos a las piezas de mis demás compañeros, como se
planificó.
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y amenazas constantes, se sale de control lo planificado
cuando llega un cuarto interno agrediéndolo con una
cuchilla dándole puñaladas graves en su pulmón. Seguimos
con lo proyectado, le quitamos todo el uniforme y me visto
completamente de gendarme. Bajo al primer piso, tomo
todas las llaves, unos tarros de gas pimienta y un traje más
de gendarme. Desde mi pieza visualicé a un gendarme que
estaba un poco ebrio y hablaba por celular con su polola.
Eran las 11:50 quedaban diez minutos para el cambio de
turno de vigilancia, me apresuré y llamé para la calle;
estaba todo listo: dos vehículos esperando. En esos
momentos solo pensé estoy en libertad fugado, con dos
gendarme agredidos porque el garitero fue tirado de la
garita para abajo quebrando su brazo izquierdo en tres
partes y su pierna.
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Un presidario más
Diego Barrientos.
-
La rutina de un preso comienza con el desencierro,
luego el rancho y finalmente el encierro. Todo ocurre a la
misma hora. El único tiempo que tiene un presidario para
cambiar la rutina es el día de visita, ya sea familiar o conyu-
gal.
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Un cambio
Fabiola Cisterna.
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-
-
Después de ser una persona que sabía defenderse
con armas y muy peleadora, ya no tengo armas para defen-
derme de estas personas que solo quieren hacerme daño.
Moraleja
Recuperar el tiempo perdido y no volver a este
maldito lugar la cárcel no es para nadie.
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Libertad
Andrés Millay González.
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En esta oscura jaula pasaré mis días pensando en
mis seres queridos a los que les mentí, pero les voy a
demostrar que estando alejado de ellos me ha servido para
reflexionar y saber escuchar a los demás cuando me dan
consejos. Tengo fe y sé que seré libre en poco tiempo más,
ahora solo agradezco a las familiares que han creído en mí
y a la señorita profesora que me dejó estar en sus clases sin
haber estado en su lista. Me hacía falta escribir lo que
pienso porque es difícil conversar con alguien, ya que lo
que pienso nunca puedo expresarlo con palabras al 100%,
yo creo que es mejor escribirlo porque cada segundo que
escribo se me vienen más ideas a la mente. Puedo estar
horas y horas con un par de hojas y un lápiz escribiendo, es
una buena terapia. Si todos estuviéramos en este lugar solo
escribiendo y aprendiendo que diferente serían las cosas,
cuantos problemas menos habrían, cuantas peleas se evita-
rían. Bueno todos no tienen lo misma mente y a todos no
les gusta estar aquí en esta sala de clases piensan que les
van a mirar como unas personas débiles, que mal están, si
supieran lo bien que hace desahogarse.
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81 razones para vivir
Alejandro Devia Pradel.
-
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Con tanto humo se empezaron ahogar y comenza
ron a caer asfixiados, con la desesperación comencé a gritar
¡Ayuda! Pero no pudieron hacer nada, el fuego impidió-
cualquier acceso a las torres del complejo. Mi corazón no
paraba de latir, sentía miedo y no dejaba de pensar en mi
familia y le pedía a Dios que salvara a mis compañeros, a
pesar de que somos personas que hemos cometido algunos
delitos.
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Al pasar los días llegó la comisión de Derechos
Humanos y todo comenzó a cambiar para todos los reos.
Las personas que habían fallecido estaban por bajo com-
promiso delictual; había compañeros que estaban haciendo
cinco días, otros estaban por no pagar una multa, y por
sobre todo había muchos vendedores ambulantes.
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El Diablo y yo
Cristian Seguel Pacheco.
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“Ayyy kris una cosa a la vez, tú en tu vida has tenido
muchas oportunidades, Dios ha mandado a muchos que te
hablen te han salvado la vida en muchas veces y tú no has
escuchado, no has creído, has seguido haciendo lo malo a
muchos, has robado, has matado y esta vez te dejaron de mi
lado-“
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Pero yo lo había decidido, hago esto y vivo mi vida
en familia no me meto más en nada. Pienso cambiar defini
-
tivamente. Los días pasaron como un segundo.
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Han pasado tres años de aquello y me condenaron a
diez años por asesinato y tráfico, estoy destruido, perdí a mi
mujer y mis hijos, la única esperanza que me queda es
Dios, mi único Salvador y aprendí que él es el único apoyo,
la única fortaleza. Un consejo: cree en Dios y anda en sus
caminos.
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El despertar de los monstruos
Gabriel Leiva.
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Autores/as:
Héctor Álvarez Morales
m110
Gabriel Leiva
m115
Alejandro Devia
Cristian Reinaldo Seguel Pacheco
m107 29 años
Fabiola Cisterna.
Cpf