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¿Hay algo que podamos hacer al respecto?

Erich Daniel Luna

La presentación y discusión de la obra de Nick Land resulta de vital importancia


para el debate filosófico contemporáneo debido a las posibilidades extremas a
donde lleva la ontología desarrollada en Capitalismo y esquizofrenia de Gilles
Deleuze y Félix Guattari. En la primera parte se presentará la apropiación que
hace Land de la ontología desarrollada por Deleuze y Guattari a través de una
radicalización de su giro materialista. El resultado es un proceso capitalista donde
la modernización va disolviendo todo a su paso. La producción para la producción
se acentúa hasta plantear la posibilidad de la irrelevancia de los seres humanos.
Land deviene crítico de toda utopía revolucionaria u opción reaccionario-
tradicionalista anti-capitalista. Al final del camino lo que hay es esquizofrenia
cósmica y no hay nada que podamos hacer para impedirlo. Luego de esto se
presentarán algunas de las principales objeciones que Ray Brassier plantea al
proyecto landiano. Lo que está en discusión para Brassier es la manera como
Land colapsa en un único registro lo trascendental y lo empírico, la teoría y la
praxis, la subjetalización de las entidades2 frente al intento de un verdadero
materialismo y, finalmente, la confusión de fines y medios, de estrategias y
tácticas. La pregunta que queda al final es si es que el proyecto landiano pierde
toda posibilidad de crítica, resultando, irónicamente, aliado del neoliberalismo

1
El presente texto tiene como base las ponencias presentadas en el III Coloquio de Estudiantes de
Filosofía de la Universidad Antonio Ruíz de Montoya y en el IX Simposio de Estudiantes de
Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Perú (10 de setiembre y 26 de septiembre de
2013).
2
Con Gilles Deleuze y Felix Guattari, un panpsiquismo vitalista; con Nick Land, una esquizofrenia
tanatrópico-cósmica.

1
contemporáneo, aunque por razones absolutamente diferentes. En la segunda
parte se discutirán las críticas que Alex Williams y Nick Srnicek realizan al
aceleracionismo de Land, sosteniendo que lo que hay en el fondo es la confusión
entre “aceleración” y “velocidad”. Los autores buscan defender que la verdadera
aceleración es la que busca promover una sociedad post-capitalista e híper
ilustrada, donde el autogobierno colectivo y el dominio prometeico de la naturaleza
puedan culminar el proyecto de emancipación moderno. Finalmente, se hará un
balance de las críticas al aceleracionismo landiano, con el fin de presentar algunas
conclusiones.

2
Primera parte: Una introducción al aceleracionismo de Nick Land

Level 1, or world-space, is an
anthropomorphically scaled, predominantly
vision-configured, massively multi-slotted
reality system that is obsolescing very
rapidly.
Garbage time is running out.
Can what is playing you make it to Level 2?

NICK LAND, MELTDOWN

La modernización contra la tradición

¿Qué entendemos por “modernización”? Cuando pensamos en la modernización


en tanto articulación de los desarrollos científicos, filosóficos e históricos-sociales,
lo que tenemos como eje central para Land es la disolución3. La modernización
puede entenderse como un proceso auto-perpetuo de desregulación, tanto en el
caso del “modo histórico de producción” (el capitalismo), como en el “modo de la
razón” (la crítica y su progresiva radicalización). En este punto puede pensarse en
una afinidad inicial entre Land y la Dialéctica de la Ilustración de Theodor W.
Adorno y Max Horkheimer, en tanto que se piensa a la modernidad como un
proceso de desmitificación e instrumentalización continuo. Sin embargo, las
diferencias entre ambas aproximaciones se evidencian con claridad en las
consecuencias. Para los padres de la teoría crítica la Ilustración habría sido el
motor instrumentalizador y desmitificador que se expresaría de manera definitiva
en un Estado totalitario como el del Tercer Reich, en tanto desmitificación de la
desmitificación. En cambio, para Land, y en esto sigue a Deleuze y Guattari, el
nazismo, en realidad, debería su esencia y existencia a los elementos más

3
Para los fines del presente documento, se utilizará disolución como término equivalente a
desterritorialización.

3
tradicionales y pre-modernos que reaccionan ante la modernización acelerada que
habría padecido Alemania. Para los primeros, el efecto de la modernización es el
totalitarismo nacionalsocialista, mientras que para los segundos ello sería en
realidad la reacción a la modernización.

Para los autores de El Anti-Edipo, entonces, los impulsos de disolución propios de


la modernización serían continuamente reprimidos por la reconstitución activa de
mecanismos de control, tales como la fe, el Estado, la moral, la autoridad, etc. Es
en este sentido que la modernización en sí es desmitificadora y crítica, realizando
en el campo social, vía el capitalismo, la continua transvaloración que Nietzsche
vaticinaba para los “filósofos del futuro”. Lo característico aquí es, entonces, un
proceso secularizador de disolución profanadora e indiferente. Y, de la misma
forma que los regímenes totalitarios mantienen rezagos tradicionales que reprimen
la modernización, la concepción burguesa del mundo, con sus valores y modos
organización social, también es pensada como conteniendo potenciales rezagos
que deberían ser superados. En la práctica esto quiere decir que el “secreto
profundo” del capitalismo es su independencia respecto de la civilización burguesa
y de la necesidad de su preservación. En pocas palabras, la modernización no es,
ni tiene que ser intrínsecamente burguesa. La producción aquí deja de ser
producción para obtener ganancias (instrumentalización y medio) y deviene
producción para la producción (la producción como fin esencial), adviniendo así la
irresponsabilidad de un todo maquínico anárquico e impersonal.

La respuesta humanista estándar a esta situación es denunciar la alienación de


los trabajadores vía una especie de crítica moral progresista. El ideal que persigue
esta respuesta es un resurgimiento de lo político que pueda restaurar una
integridad humana perdida, promoviendo una emancipación plena de la especie.
O, a lo mucho, la crítica reemplaza la idea de una “integridad perdida” (el “buen
vivir”) o una “integridad por venir” (el comunismo), o pretende plantear la tarea de
construir universalidades o totalidades contingentes y posestructurales
(posmarxismo e izquierda académica).

4
Land rechaza esta concepción y sigue al esquizoanálisis de Deleuze y Guattari. El
esquizoanálisis es una práctica no edípica que concibe el deseo como productivo
y no de manera representacional y/o negativa y que es, además, entendido por
Land como la búsqueda constante por siempre decodificar y extinguir toda
nostalgia de pertenencia, promoviendo la decodificación de flujos y la
desterritorialización de las multiplicidades maquínicas4. En pocas palabras, se
trata de una práctica subversiva continua contra lo establecido. Esta práctica del
esquizoanálisis se diferencia de la hermenéutica y la deconstrucción, ya que para
Land estas de iure afirmarían perseguir la decodificación, aunque de facto
mantengan rezagos teológicos y reaccionarios por la importancia y la sublimación
de cosas como la tradición, la historia, el lenguaje, lo divino, el misterio y el
misticismo teológico-negativo. Incluso Mil mesetas –la segunda parte de
Capitalismo y esquizofrenia-de Deleuze y Guattari es visto por Land como un
retroceso reaccionario frente a El Anti-Edipo debido a la prudencia que ambos
autores exigirían luego para no desterritorializar “demasiado”, o de una manera
“precipitada”.

Desde la perspectiva de Land, que implica una radicalización de El Anti-Edipo, el


deseo que es genuinamente revolucionario y productivo se alía con una lógica
molecular que rechaza al organismo y que facilita flujos productivos desinhibidos.
Es decir, se trata de un deseo que busca subvertir las instituciones, prácticas y
modos de organización tradicional. El fascismo, en tanto opuesto extremo de esto,
funcionaría bajo una lógica molar que segmenta los procesos productivos de
acuerdo a los límites de identidades trascendentales y significativas. En la práctica
esto quiere decir que una modernización desterritorializadora que disuelve y
desinhibe está en las antípodas de los elementos míticos, teológicos,

4
Para Deleuze y Guattari ontológicamente lo que habría son multiplicidades libidinales de
multiplicidades libidinales que cortan o liberan flujos y a esto lo denominan máquinas.

5
tradicionalistas y reaccionarios que promueven la proliferación reificada de nuevas
subjetividades (como los sujetos raciales, nacionales, etc.)5.

De ahí que lo propiamente revolucionario y moderno sea ir en contra de la


regulación, incluso si es que esta es socialista, promoviendo la mercantilización de
los procesos en dirección a una desterritorialización y descodificación cada vez
mayor. Frente a este proceso, tanto Deluze y Guattari, como Land, piensan que
todavía no hemos visto nada y que, además, no hay nada que podamos hacer al
respecto. Frente a la idea izquierdista de regular la producción, Land piensa que la
producción y organización deben de desregularse todavía mucho más.

Entonces, la crítica al capitalismo, sea ésta de derecha o de izquierda, en tanto


crítica que apela a intereses extrínsecos o a lazos; a una autenticidad, integridad,
solidaridad, comunidad o valor común, va en contra del proceso moderno de
mercantilización, proceso que tiene el potencial, para Land, de ser transitorio hacia
un estadio post-humano. El socialismo realmente existente es concebido como
una diatriba nostálgica contra el capitalismo subdesarrollado, encontrando sus
pompas de jabón escatológicas entre las reliquias de territorialidades
precapitalistas. El programa socialista se presenta aquí como un obstáculo al
antes denominado “desarrollo de las fuerzas productivas”, y ahora repensado
como aceleración desterritorializadora de máquinas y producción deseante. En
conclusión, solamente el proto-capitalismo ha sido criticado por la izquierda
política realmente existente. Las revoluciones solamente han tenido lugar en
zonas poco modernizadas.

5
Land perversamente presenta en síntesis cómo convertirse en un nazi (para fraseando la
conocida pregunta deleuzo-guattariana “¿Cómo convertirse en un cuerpo sin órganos?”): la
conspiración y malicia, en lugar de azar e impersonalidad; la elección y decisión en lugar del
impulso; los grandes individuos, la personalización y mistificación de los procesos históricos; la
nostalgia por lo estático e inflexible; y, finalmente, el resentir lo impetuoso e irresponsable para
insistir en la vigilancia y la domesticación, eliminando el desorden de flujos no controlados y las
minorías que exhiban tendencias nomádicas o desarraigadas.

6
En lugar de la crítica izquierdista que, vía la revolución, promueve la disolución de
la sociedad que realiza el capitalismo, lo que se presenta como alternativa es la
aceleración6, donde el futuro admite la posibilidad de una sociedad
tecnocapitalista post-humana. Land abandona el voluntarismo humanista de los
revolucionarios, pero también las nostalgias provincianas y tradicionalistas de
Heidegger por la poesía para apropiarse originariamente de la experiencia
ontológica del ser de los entes en medio de la era de la técnica que oculta el ser a
través del reinado de la estructura de emplazamiento y, en su lugar, siente
fascinación por la literatura y las películas de ciencia ficción cyberpunk en tanto
abren y muestran posibilidades post-humanas y distópicas hacia las que la
aceleración desterritorializadora podría aproximarse. De Hölderlin a Blade Runner.

De Kant a Deleuze: de la desubjetivación de la síntesis a su subjetalización

Un materialismo libidinal7 que se quiera post-humanista y desantropocentrado, al


decir de Land, tendrá que ser indiferente a la categoría de trabajo que sigue

6
En una correspondencia personal, Land refuerza este punto de la siguiente manera “Looking
back, I find the idea of a leftist anti-statism simply ridiculous. Dating this defection is extremely
unreliable, but my best estimate would be that by the mid- to late-1990s I had lost the final shred of
'hope' that a subversion of leftist political movements in an anti-statist direction was a remotely
plausible strategic objective. When my critics on the 'accelerationist left' accuse me of ignoring the
reterritorializing tendencies of capital, my response is that -far from ignoring them- I identify the left
itself as the primary agent of reterritorialization, and a highly effective one (compared to which the
petty nostalgia of the right is of very little consequence). So in simple summary, the principle 'cause'
of my shift has been observation of the actual left, its unbreakable alliance with the state 'in the last
instance', and thus its radical difference from the anti-authoritarian insurgency of my imagination”
(10 de julio, 2013).
7
El materialism libidinal es, en palabras de Land, los siguiente: “There is one simple criterion of
taste in philosophy: that one avoid the vulgarity of anthropomorphism. It is by failing here that one
comes to side with cages. The specifics follow straightforwardly:
1. Thoroughgoing dehumanization of nature, involving the uttermost impersonalism in the
explanation of natural forces, and vigorously atheological cosmology. No residue of prayer. An

7
siendo fuertemente idealista. En lugar de trabajo y lucha (como en las visiones de
Hegel y Kojève que llegan hasta nuestros días) lo que hay es creación cruda
desde la propia materia sin obligaciones, a través de un espontáneo inconsciente
maquínico, deseante y productivo, no marcado por la carencia o la falta: el
inconsciente como fábrica y no como teatro de la representación. Land cree que la
modernización y la tecnificación empiezan a evidenciar que cada vez es menos
relevante lo que pensemos de la técnica (al estilo de Heidegger), debido a que la
técnica progresivamente empieza a pensarse a sí misma8. Land considera que es
cuestión de tiempo para que la inteligencia artificial pueda no solamente igualar,
sino sobre todo superar a la inteligencia biológicamente generada. Creer que la
inteligencia humana y su dominio terrestre son algo perpetuo o irreproducible
(como en la aversión fenomenológica estándar a tal posibilidad) no sería más que
una superstición metafísica cargada de antropocentrismo infantil. En lugar de
profundizar en la cognición humana, de lo que se trata para Land es de hacer que
la cognición devenga inhumana, abandonando su particularidad antropoide. La
inteligencia es concebida, entonces, como un sistema que puede ser instanciado

instinctive fastidiousness in respect to all the traces of human personality, and the treatment of
such as the excrement of matter; as its most ignoble part, its gutter…
2. Ruthless fatalism. No space for decisions, responsibilities, actions, intentions. Any appeal to
notions of human freedom discredits a philosopher beyond amelioration.
3. Hence absence of all moralizing, even the crispest, most Aristotelian. The penchant for
correction, let alone vengefulness, pins one in the shallows.
4. Contempt for common evaluations; one should even take care to avoid straying accidentally
into the right. Even to be an enemy is too comforting; one must be analien, a beast. Nothing is
more absurd than a philosopher seeking to be liked.
Libidinal materialism is the name for such a philosophy, although it is perhaps less a philosophy
than an offence” (Land 1992: 14).
8
En este contexto, Urbina afirma que cuestiones como estas son planteadas claramente en la obra
de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, donde sus personajes nunca están
seguros si son humanos o androides, y donde el vínculo afectivo (empático) entre sujetos se
distorsiona por la irrupción de objetos humanoides que “imitan” emociones e introducen la
posibilidad de amar y desear sexualmente a lo inanimado (¿o es que los androides no son
inanimados?). Cree que el mundo de la ciencia ficción le permite a Land explorar esas vías y
brindar sustento a sus preguntas, pues nos confrontan con ese tipo de situaciones límites.

8
en soportes materiales diferentes a los que actualmente se encuentran
disponibles.

Para Land, entonces, las oposiciones tradicionales entre “técnica y naturaleza”,


“técnica y cultura letrada”, “técnica y relaciones sociales” constituyen una fóbica
resistencia humana contra el advenimiento del techno sapiens. El sentimentalismo
teológico grita desesperadamente frente a esto expresiones como “praxis”,
“reificación”, “alienación”, “ética”, “autonomía”, y desarrolla la crítica moral que
habíamos mencionado líneas más arriba, a través de afirmaciones que dirían
básicamente lo siguiente: “las personas están siendo tratadas como cosas y no
como almas/ Espíritu/ el sujeto de la historia/ Dasein, etc”. Esto es para Land un
infantilismo que debe detenerse. Para dejar de pensar de esta forma nos sugiere
abandonar la imagen de la técnica como manipulación instrumental opuesta a la
naturaleza y a la cultura, rompiendo el recurrente dualismo occidental de lo
humano y lo no-humano.

La distinción “humano/ no humano” (“alma/cuerpo”, “naturaleza/cultura”,


“historia/espíritu”) es disuelta en un maquinismo deleuzeano en el que, a nivel
ontológico, solo hay múltiples máquinas de máquinas que cortan flujos en un
proceso sintético de territorialización y desterritorialización, y cuya “teoría general”
es para Land una teoría general de los flujos, es decir, cibernética. Debe dejarse
de asumir que el sujeto es aquel que guía los procesos y caer en la cuenta que
detrás de él se encuentra la producción deseante, producción que para Land
constituye el piloto impersonal de la historia y, en última instancia, el proceso
primario. Tal es la consecuencia fatalista a la que se arriba al asumir las
consecuencias de un intento materialista por abolir la normatividad. En lugar de
pensar en un sujeto que trascendentalmente sintetiza la materia y constituye
entidades (Kant), lo que tenemos es una síntesis inmanente inscrita en la materia
misma donde lo material no es sino la expresión de lo ideal (Deleuze) y donde es
disuelta la división empírico/trascendental. La producción deseante en la cual se
basa Land no tiene que ver con el arbitrio o volición de un sujeto. Se trata más

9
bien de lo pre-subjetivo o, incluso, lo a-subjetivo diseminado en la multiplicidad
material.

De esta forma, la reflexión filosófica de la producción deviene atea, huérfana e


inhumana. Con Deleuze y Guattari, las síntesis son inmanentes e inmanentemente
auto-producidas. En el technocosmos maquínico nada está dado y todo es
producido. Lo que hay a un nivel primario es producción de producción. El
inconsciente maquínico trascendental es entonces la autoconstrucción de lo real,
la producción de la producción y lo que hay es síntesis de un inconsciente
impersonal9. El objetivo del giro deleuzeano de Land es justamente de-
correlacionar y des-individualizar la experiencia en un deseo maquínico
impersonal. La producción deseante y el nivel primario no tienen que ver con lo
que las cosas son para nosotros, como sí lo es en el caso de Kant. En lugar de un
idealismo trascendental con un sujeto constituyente que supone dos registros, el
trascendental y el empírico, el materialismo o empirismo trascendental deleuzeano
disuelve la oposición al inscribir el registro trascendental de manera inmanente a
la materia, la cual deviene de esta forma espontáneamente autoproductiva y
primariamente sintética. Al decir de Brassier (2010), se pasa de pensar en las
condiciones ideales de la representación de la materia (Kant) para pasar a pensar
en las condiciones materiales de la representación ideal (Deleuze y Guattari). Y la
crítica a la tecnologización es abandonada por una tecnologización de la crítica en
pro de una exploración que vaya hacia lo desconocido, desmantelando
costumbres, tradiciones e instituciones10. Así, lo genuinamente revolucionario,
conectando esto a lo anteriormente desarrollado, es el dejar ser a los poderes
inhibidos de la síntesis de la manera más desinhibida posible. Este último límite

9
Aquí puede verse la influencia del desarrollo filosófico de Land: Kant, Schopenhauer, Nietzsche,
Freud, Bataille, Deleuze y Guattari.
10
Este pathos característico de Land por la exploración en ese sentido es lo que hace inteligible
que durante los últimos años haya estado crecientemente interesado en la teoría política
neocameralista de Mencius Moldbug y de la blogósfera de intelectuales neo-reaccionarios que son
agrupados bajo la etiqueta de Dark Enlightenment.

10
hacia el que tiende la síntesis desinhibida es el grado cero de desterritorialización
absoluta, el cuerpo lleno sin órganos o esquizofrenia cósmica.

Las críticas de Ray Brassier (o la insistencia kantiana)

Ahora que hemos presentado los lineamientos principales de la ontología


aceleracionista de Nick Land, presentaré algunas de las principales críticas que
Ray Brassier ha desarrollado al programa landiano. Estas críticas pueden ser
concebidas como una insistencia kantiana frente al giro deleuzeano. Para
Brassier, el querer disolver una serie de distinciones kantianas termina generando
una serie de problemas que no parecen tener una solución fácil.

Recordemos que lo que tenemos en Land es la subversión de la crítica entendida


como la transformación del condicionamiento ideal de la representación de la
materia en pro de un condicionamiento material de la representación ideal. La
materialidad es construida como producción de producción y la crítica a la
metafísica se convierte en una metafísica materialista de la crítica, en un
materialismo trascendental que colapsa la jerarquía de los registros trascendental
y empírico al desestratificar esta diferencia. El pensamiento deviene una función
de la materialidad y un proceso secundario y derivado del proceso primario
material. Lo que Land retiene de Kant es la primacía de la síntesis trascendental,
pero descentrándola de un sujeto trascendental para hipostasiarla e inscribirla de
manera inmanente en la propia materia. El giro tiene el efecto de buscar
trascender los límites teológicos y humanistas, y esto se hace materialmente a
través del desarrollo tecnológico con la idea de poder eventualmente descartar los
soportes del homo sapiens: cerebro, cuerpo, Tierra, sociedad, presente, vida, etc.
El aceleracionismo es la actitud materialista y especulativa sobre las posibilidades
del afuera, en su sentido más radicalmente nihilista y transvalorador.

11
Aquí la pregunta fundamental para Brassier es cómo uno puede eludir la
representación y hablar de la materia en sí. Es decir, de lo que se trata es de
preguntar por cómo el pensamiento puede acceder no representacionalmente al
ser en sí que en este caso es una materia trascendentalmente sintética. Una
posibilidad sería apelar a una experiencia sub-representacional a la que uno
podría acceder, por ejemplo, por algún tipo de intuición. Sin embargo, no queda
claro (1) cómo o a través de qué uno accedería a este inconsciente maquínico
primario y (2) en el caso, incluso, de que sí fuese posible acceder11, no queda
claro cómo entender este elemento primario cuando Land afirma que el proceso
primario es producción de producción, donde no hay nada dado y donde todo es
producido. Entonces, de lo que se trata es de explicar cómo el pensamiento puede
acceder al proceso primario de producción y cómo es que puede aprehenderlo
conceptualmente de manera no representacional12.

Para eludir estas dificultades Land y los deleuzeanos pueden decir que en realidad
no se trata de una congruencia entre representación y representado, o entre
conceptos y objetos, o entre ideas y cosas. En lugar de esto lo que se diría es que
el pensamiento es en sí mismo un proceso productivo, que es una praxis, un
hacer. La práctica conceptual no buscaría aprehender estructuras inteligibles y
pre-existentes. Lo que haría sería trazar movimientos y tendencias en el proceso
material mismo. Entonces la pregunta correcta no sería una pregunta
epistemológica por la validez del pensamiento frente a una realidad independiente.
En su lugar, la pregunta correcta sería si la práctica acentúa o acelera la
producción primaria; o si es que, por el contrario, la detiene e inhibe. La verdad y
la falsedad son disueltas y subordinadas a la díada aceleración/desaceleración13.

11
Incluso, a un nivel más fundamental, es posible decir que Land ni siquiera podría hacer eso
debido a su depuración de la ontología deleuzeana de todo vestigio vitalista y bergsoniano.
12
Una opción no académica podría ser, quizá, a través de algún tipo de droga o substancia
alucinógena.
13
En una correspondencia personal, en relación a esta matriz ontológica deleuzeana que parece
ya no suscribir más (aunque no hay razones explícitas sobre ello), Land dice lo siguiente: "My
sense of the matter is that this starting point -which is broadly 'phenomenological' in nature- leads

12
Cuando esto se traslada al registro de la praxis política, lo que hay para el
materialista maquínico es un imperativo para intensificar y acelerar la producción
primaria y oponerse a todo lo que busque obstaculizar, amenazar o inhibir esto.
Brassier se opone a esta salida porque la materia en sí como proceso primario no
es traducible a un registro de experiencia o de intensidad afectiva. En pocas
palabras, si pasamos a un registro no orgánico no tiene sentido hablar de
“afectos”. Aquello sería una especie de error categorial que tendría lugar al
subjetalizar (para usar la expresión de Quentin Meillassoux14) la materia al
hipostasiar en ella la síntesis trascendental del sujeto kantiano. El resultado sería
un “materialismo” que efectivamente termina siendo idealista, en tanto que
aspectos del pensamiento (así sean los más irracionales, como deseo o
inconsciente) terminan siendo hipostasiados en la materia15.

necessarily to confusion when the 'machinic unconscious' is the destination. Is there in fact any
usable 'platform' of stable subjective identity, from which the machinic unconscious is to be
'accessed'? It seems to me that the position of Deleuze and Guattari, shared for the most part by
the Fanged Noumena pieces, is that no such platform is sustainable -either theoretically or
practically- so that the machinic unconscious drafts simulacra of coherent subjective positioning,
rather than being posed as a complex object for subjective apprehension (with dependency running
unilaterally from the distributed process of production). Is this naive Naturphilosophie? The test,
surely, is the compliance of this or any other discursive apparatus with self-sustaining productive
dynamics, in which the socio-historical reproduction of semiotic systems is embedded. There's no
transcendent criterion of judgment available. 'Philosophy' certainly lacks the effective authority to
erect one. Searching for a categorical justification for the accelerationist impulse has to be equally
futile. Positive cybernetic circuitry of sufficient sophistication implies a supportive subjective
position. I don't see any way to get 'above' or 'beyond' that” (18 de agosto, 2013).
14
El subjetalismo es el gesto especulativo que consiste en hipostasear aspectos del pensamiento
en el ser al absolutizar la correlación entre pensamiento y ser. Esto es desarrollado por Quentin
Meillassoux en “Iteration, Reiteration, Repetition: A Speculative Analysis of the Meaningless Sign”,
conferencia dada en la Universidad Libre de Berlín el 20 de abril de 2012. Disponible en:
http://goo.gl/JNpLe0.
15
El proceso maquínico eventualmente genera la inteligencia como parte de este proceso mismo.
Land no sería panpsiquista desde un inicio, ya que la sapiencia emergería con el homo sapiens.
Sin embargo, parece ser que sí hay inconsciente maquínico desde siempre. Pero ¿inconsciente de

13
Y lo que termina asumiéndose es una especie de escatología materialista que
reemplaza a la teología racional, a la teodicea especulativa, y que uno evidencia al
preguntar: ¿por qué intensificar, acelerar y desterritorializar?”16. Esto se asemeja a
una especie de escatología perversa que, a diferencia de la teodicea hegeliana
donde el Espíritu culmina en libertad objetiva y autoconsciencia filosófica, lo que
tiene es un inconsciente maquínico impersonal como proceso primario cuya
tendencia es la disolución de la humanidad y el advenimiento de la esquizofrenia
cósmica. Esta cuestión normativa conlleva a preguntar si es que debe haber un
punto limítrofe de absoluta desterritorialización hacia el cual tienden los procesos
de aceleración, si es que hay límites materiales para nuestra capacidad de
acelerar o si es que, incluso, hay alguna suerte de límite trascendental de
velocidad para la aceleración. Y tal límite parece ser la muerte o la esquizofrenia
cósmica (una desterritorialización o disolución total). Ese es el último horizonte: al
final del proceso hay muerte. Y cuando uno converge con este momento de
absoluta intensidad y desterritorialización, uno deja de existir como tal. De ahí que
lo que continúe con el proceso aceleracionista no sea la especie humana, la cual
es un momento o fase de este proceso. Y las especulaciones landianas o

qué? ¿Inconsciente de quién? Si son procesos sin reflexividad, entonces se trataría de procesos
causales sin propósito. Pero si tal es el caso, ¿en qué se diferenciaría la esfera de las causas
(Sellars) del inconsciente maquínico (Land)? Si son lo mismo, lo que tenemos es un gesto
subjetalista en tanto se hipostasia un aspecto de la subjetividad en la totalidad material. Si no lo es,
¿dónde se encuentra esa esfera sintética? ¿A un nivel mucho más fundamental que los procesos
que describen las ciencias? ¿No es aquello reemplazar la lógica hegeliana por una sintética
deleuzeana, lo cual constituiría un gesto igualmente dogmático frente a la comprensión científica (y
moderna) del universo?
16
¿Por qué no deberíamos ser conservadores entonces? ¿Por qué desterritorializar? ¿Ser
aceleracionista no sería aliarse con el status quo cósmico? ¿Una especie de amor fati
nietzscheano en pro de la aniquilación? El reaccionario como aquel que se opone al universo
mismo.

14
“hipersticiónes” apuntan a que sea algún tipo de techno sapiens el que prosiga con
el proceso17.

La práctica esquizoanalítica de desterritorialización llega para Brassier a un punto


donde no queda agencia: uno se disuelve en el proceso. Pero incluso antes, al
partir de un proceso primario productivo pre-subjetivo, en realidad la agencia
deviene irrelevante para el proceso. En pocas palabras, se afirma que va a ocurrir
y uno como agente no puede hacer nada al respecto. Para Brassier este es un
residuo romántico en Land que busca unir lo personal y lo individual como sujeto y
proceso primario impersonal. La paradoja es desear acelerar la incapacidad de
todo deseo y aceleración18.

Y esto finalmente se traduce políticamente en los virajes ideológicos, cuando Land


pasa de una posición radical y revolucionaria de izquierda hacia una posición
crítica de la propia izquierda por no ser suficientemente radical para pasar,
finalmente, a sostener que no hay en realidad un portador de intensificación
revolucionaria en la izquierda. La política es desplazada y se promueve un
proceso impersonal de desterritorialización19. Esto en la práctica es afirmar el libre

17
Brassier (2007) ha abordado también este límite pero como extinción y muerte térmica del
universo, momento en el cual ya nada vive. Ello constituye un reto al vitalismo y al idealismo. ¿Qué
puede decir un nietzscheano o hegeliano frente a ese momento en el que ni la voluntad de poder
retornará eternamente, ni el Espíritu resurgirá de sus cenizas?
18
Acelerar como algo que uno puede hacer (decisionismo normativo) o aceleración como un
proceso o algo que efectivamente está pasando (proceso ontológico). ¿En qué sentido uno podría
tomar la decisión de acelerar? ¿En qué sentido uno podría tener "buenas razones" para acelerar?
Además, hay un momento en el cual ya no se puede acelerar, una especie desterritorialización
pura o esquizofrenia cósmica. ¿Cómo entender este desenlace? ¿Se trata de un estado totalmente
desterritorializado? ¿Sería equiparable con la muerte térmica del universo? Parece ser un
imperativo teleológico que, en tanto reverso de la teodicea, tiene como fin la muerte o disolución
total. ¿Por qué se apunta hacia eso? Se supone que porque la materia apunta a la producción de
producción, buscando desinhibir sus síntesis. Pero ¿por qué? ¿Hay alguna razón?
19
Sacilotto detecta el problema en los siguientes términos: "This is the profound irony of Landian
accelerationism: in purportedly endorsing the dissolution of a merely 'personal' agency,

15
mercado, el capitalismo, la desregulación y la disolución de los vínculos y formas
de organización. Sin embargo, desde el aceleracionismo de Land esto no se hace
para promover la democracia liberal y la libertad individual, como sí lo haría un
neoliberal convicto y confeso no cínico (si los hay). Lo que hace Land es

relinquishing the revolutionary impetus to a totally impersonal material unconscious whose driving
force is indifferent to any palpable human ends, it becomes effectively nonsensical to even pretend
that revolution is a matter of articulating the discursive or social nexus in determinate ways. It
formidably excuses itself from answering to any norms, since it is the one and only practice that
abhors all norms. It thus speaks the singular norm under which all other discourses or practices
become disqualified, including the demands for justification, now calumniated as the ruse of
'reason'. At the beginning there was the word, and at the end there is nothing but it. One need not
worry about coherency and argumentative scruple since, strictly speaking, the libidinal usurpation is
inevitable and well underway. The more one indulges in whatever hedonistic means 'intensify' the
capitalist process of automatized production-for-production, and bequeaths reflexive agency to blind
productivity, the closer one is to the 'cosmic schizophrenia' of the post-human world. Hedonistic
surrender becomes in this way the only form of revolutionary practice or theory.
Nevertheless, as we have seen, it is unclear that even as much as to decide to surrender becomes
impossible without accepting the possibility of decision, which in turn requires the normative kernel
of rational agency allegedly being obviated. At heart, purportedly scorning morality to the point of
reifying de-anthropomorphizing intensification as the absolute norm, Landian cybernetics becomes
nothing but the urban, sci-fi obverse of the pathetic rural provincialism according to which only
silence can repair the damage of the ontotheological world. What the former celebrates in
hedonistic abandon the latter bemoans in disciplined pilgrimage. Automated agency becomes either
the wellspring of existentially reconciliatory historical experience or the emancipatory vehicle of
futural assembly.
In the name of poetic craftsmanship, water is drawn from the well. In the name of death, one rises
to the machinic plot of the city. Silence beckons the coming age. The wells of Heidegger's Black
Forrest meet Land's Chinese skyscrapers. What provincialist nostalgia provides for the new-ager
phenomenologist, Promethean techno-futurism provides for the hedonist in his 'nihilist' subversion
of all normativity. The savior God of ontological redemption, or the apocalyptic God of cybernetic
subversion, it all comes down to the same. Once decision has become impossible, temporally
removed or transcendentally illusory, the revolt against the individual cannot but coincide with
autistic inflection, with a sublimation of the individual's engaged practice or libidinal automation. It
rejoices in desecrating the residual theological morsels of Kant's encroachments to a servile human
'morality', or, more radically still, the unsuspecting martyr that transitions homo sapiens past its
incarnate seclusion, to a higher Enlightenment of which the flesh knows nothing".

16
instrumentalizar transitoriamente el neoliberalismo en nombre de algo que se
supone es potencialmente más corrosivo y nihilista (el afuera tecnocapistalista
post-humano). Sin embargo, la crítica de Brassier aquí es que al afirmar esto, en
la práctica uno termina en una alianza estratégica con los enemigos de los
enemigos de uno. Y si uno se descuida, podría terminar simplemente apoyando la
política neoliberal sin más20. De ahí que la cuestión fundamental sea, entonces, si
es que el programa aceleracionista puede ser filosóficamente consistente y si es
que tiene que inevitablemente mantener una de alianza táctica con
neoliberalismo21. En relación a esto, Alex Williams y Nick Srnicek afirmar que es
posible mantener la primera afirmación solamente negando la segunda. Para ello
intentarán abandonar matriz ontológica deleuzeana en pro de una híper ilustración
de izquierda que realmente pueda producir una real aceleración.

20
Creemos que esta crítica de Brassier a Land no se aplica debido a su interés en el Dark
Enlightenment que ya mencionamos, específicamente en la teoría política neocameralista de
Mencius Moldbug y en las reflexiones económicas de Foseti. A partir de aquí queda claro que para
Land no es necesario promover el capitalismo desde una ideología neoliberal. De hecho, el
neoliberalismo puede aparecer como un obstáculo frente a lo que se exige para arribar al “afuera”.
21
La versión resuelta de la ponencia se encuentra en: http://goo.gl/PFNpJT.

17
Segunda parte: El aceleracionismo de izquierda frente al aceleracionismo
landiano

"Pero, ¿qué vía revolucionaria, hay alguna? -


¿Retirarse del mercado mundial? (...) ¿O bien ir en
sentido contrario? Es decir, ¿ir aún más lejos en el
movimiento del mercado, de la descodificación y de
la desterritorialización? Pues tal vez los flujos no
están aun bastante desterritorializados, bastante
descodificados, desde el punto de vista de una
teoría y una práctica de los flujos de alto nivel
esquizofrénicos. No retirarse del proceso, sino ir
más lejos, 'acelerar el proceso', como decía
Nietzsche: en verdad, en esta materia no hemos
visto nada".
DELEUZE Y GUATTARI, EL ANTI-EDIPO

Aceleración no es simplemente velocidad

De acuerdo a Alex Williams (2013) es posible entender al aceleracionismo como la


tendencia que piensa al capitalismo como un proceso que tiene sus propias
fuerzas de disolución, enfatizando que dichas fuerzas deben ser radicalizadas.
Ello puede sintetizarse perversamente bajo la frase “mientras peor sea, mejor”, o
puede entenderse también como una versión contemporánea de la clásica tesis
marxista según la cual habría que “agudizar las contradicciones” y “desarrollar las
fuerzas productivas”. En el caso concreto de Nick Land, como ya se vio en la
primera parte, lo que hay es la defensa de la idea que desarrollaron Deleuze y
Guattari en Capitalismo y esquizofrenia según la cual el capitalismo se distingue
de otras formaciones sociales anteriores debido a que opera bajo un proceso
estructural y constitutivo de desregulación y disolución (de desterritorialización)
que trabaja para liberar las dinámicas inhibidas, dinámicas que en épocas

18
anteriores habrían sido aprisionadas por tabúes tradicionales despóticos y/o
primitivos. La tesis, entonces, es que el capitalismo disuelve las maneras
tradicionales de organizar la producción y la sociedad. Se trata de una versión
actualizada de la tesis sobre el capitalismo, según la cual “todo lo sólido se
disuelve en el aire” (para usar la expresión marxiana que fue tan cara al recién
fallecido Marshall Berman). En relación a la cita de Deleuze y Guattari que hace
de epígrafe al presente trabajo, Land termina respondiendo afirmativamente a la
pregunta que plantean ambos autores (apostando por acentuar el proceso de
mercantilización capitalista), mientras que Deleuze y Guattari terminaron
recomendando en Mil mesetas una especie de prudencia frente a la
desterritorialización (una suerte de disolución con responsabilidad social), algo que
Land sentenció como un movimiento reaccionario frente a lo abismalmente
descubierto en El anti-Edipo. De manera similar a como Deleuze y Guattari
criticaron a Sigmund Freud por haber descubierto el inconsciente productivo para
luego reprimirlo en el teatro de la representación mítica, Land considera que
Deleuze y Guattari habrían logrado comprender el carácter desterritorializador del
capitalismo para luego reprimirlo en una especie de prudencia antrópica a no
desterritorializar mucho o demasiado rápido.

Al tomar una posición afirmativa frente al carácter desterritorializador del


capitalismo, Land piensa que la desregulación, la privatización y la
mercantilización del capitalismo neoliberal servirán para disolver las
estratificaciones y elementos tradicionales de la sociedad, pudiéndose generar así
todo tipo de novedades nunca antes pensadas (una visión techno-futurista
cyberpunk post-humana que tiene más de distópica que de utópica). En cambio, la
política y la moral de izquierda (me refiero a la izquierda realmente existente, ya
que la otra, no está demás decirlo, es realmente inexistente) se presenta como un
bloqueo a este proceso histórico fundamental. Estas ideas de Land, según
Williams, son comprensibles debido al contexto histórico en el que se encontraba.
La década de 1990 tenía como hecho inmediato el colapso del comunismo
realmente existente y la tesis del fin de la historia de Francis Fukuyama (1999),

19
además del surgimiento y diseminación de tecnologías web, así como de la cultura
digital.

Lo que Williams va a criticar del aceleracionismo landiano es la creencia de que


solamente con la aceleración capitalista sería posible generar transformaciones
tecnológicas sin paralelo anterior, al punto que el ser humano mismo podría
eventualmente devenir obsoleto frente a una emergente inteligencia post-humana
(el advenimiento del techno sapiens en lugar del Übermensch). Williams agrega
que, si bien tal posición podía ser comprensible en la década de 1990, hoy en día
resultaría absolutamente injustificable. La razón es que lo que ha sucedió en estas
últimas dos décadas no es una cruda fuerza acelerativa de innovación capitalista
nihilista y virulenta que apunte a una desterritorialización total (“esquizofrenia
cósmica”), como lo hubiese vaticinado Land. En su lugar, lo que hay para Williams
es un movimiento de desterritorialización y re-territorialización, más en la línea de
Mil mesetas. En concreto, el neoliberalismo lo que habría hecho sería el mantener
valores familiares y religiosos tradicionales mientras que, al mismo tiempo,
promueve la progresiva mercantilización de la sociedad (piénsese como ejemplo
en nuestros neoliberales locales que promueven la privatización económica, pero
no un liberalismo civil y político). Pero lo más importante para Williams es que el
capitalismo en su fase neoliberal no ha podido generar una aceleración híper-
tecnológica y en su lugar lo que hace es básicamente producir gadgets
marginalmente mejorados. Todo esto en medio de una inercia política frente a una
creciente crisis de recursos y a un potencial colapso ecológico. Frente a esto, lo
que se va a afirmar es que un deseo de innovación radical requiere más que
solamente capitalismo. Si bien tenemos hoy mayor velocidad, se trata de una
velocidad estrictamente definida en parámetros capitalistas que nunca tiemblan, ni
son amenazados. Lo que se quiere defender, ya en un plano más general, es que
el “fin de la historia” neoliberal anunciado por Fukuyama debe ser entendido como
un obstáculo para el desarrollo tecnológico y para la resolución de problemas
globales que atañen a la especie en su conjunto.

20
Para ello, Williams propone que la aceleración sea entendida de otra forma. A un
nivel epistémico, acelerar debe ser entendido como la expansión y exploración a
partir del desarrollo de los recursos teórico-conceptuales y del conocimiento tecno-
científico. Esto supone abandonar la matriz deleuzeo-guattariana de Land que no
distingue entre pensamiento y ser y que hipostasia la síntesis trascendental del
sujeto en la materia (“subjetalismo”22), concibiéndola de manera inmanentemente
auto-sintética y auto-productiva. En lugar de una práctica landiana esquizoanalítica
subversiva y libidinal, con Williams la aceleración es entendida ahora como una
comprensión racionalista e ilustrada del mundo. En el plano político, este
aceleracionismo se presenta como siendo de izquierda, en tanto afirma que es el
capitalismo el modo de producción que contiene y reprime a las fuerzas
productivas de la tecnología, en lugar de ser el agente eminente de la aceleración.
De lo que se trata para Williams es de liberar esas fuerzas en contra del
neoliberalismo y en función de fines colectivos post-capitalistas. La idea esencial
es que solamente un futuro más moderno puede ser una alternativa más viable al
neoliberalismo y a su impotencia estructural para resolver los problemas que
enfrentamos hoy como humanidad.

Del desarrollo de las fuerzas productivas a la aceleración prometeica e hiper-


ilustrada

Siguiendo lo desarrollado en la sección anterior, podemos decir que el “giro


izquierdista” del aceleracionismo que encabezan Williams y Srnicek (2013) parte
de constatar que las últimas transformaciones globales que se han venido dando
en relación a cuestiones ecológicas y demográficas, sumado a las crisis
financieras, a las políticas de austeridad, al aumento en los niveles de desempleo
y al recorte de servicios sociales en la actualidad, ponen en ridículo a las
organizaciones y estructuras que dieron lugar a los Estados-Nación modernos. Lo
que se concluye es que la “edad de oro” del capitalismo se terminó, que no vuelve

22
Véase la nota 15.

21
más y que los estándares de vida de la clase media del norte empiezan a
progresivamente desvanecerse.

La política contemporánea, frente a estos problemas, no habría podido generar


nuevas ideas, ni modos de organización que posibiliten una transformación
emancipadora en las sociedades. En el mejor de los casos, las izquierdas
realmente existentes piden keynesianismo, cuando las condiciones de la
posguerra ya no existen (como el trabajo industrial fordista de masas). Otros
movimientos buscan primitivamente una autenticidad comunitaria sustancial y/o
una política localista y directa que no tiene oportunidad frente al capital global.
Entre ambos extremos se encontrarían las más de las izquierdas políticas (en
nuestro caso, por ejemplo, ello iría desde Ciudadanos por el Cambio hasta Tierra y
Libertad). Lo que debe recuperar la izquierda para estos autores, si es que aspira
a una hegemonía global, es a la recuperación del futuro. Y esto implica superar, a
nivel ideológico, la ya mencionada tesis del fin de la historia (Luna 2012).

En el caso del capitalismo, la competencia y el crecimiento son los ejes


fundamentales de su tendencia aceleracionista. Land captura esto, pero para
Williams y Srnicek caería en la miopía de pensar que el desarrollo científico y
tecnológico arribará sin más a ello (una especie de fatalismo tecnológico ante el
cual no hay nada que podamos hacer). La crítica a Land radica, como ya se ha ido
viendo, en que aceleración no es simplemente velocidad y que el neoliberalismo
no va a generar de manera espontánea lo que Land vaticina (una progresiva e
inevitable desterritorialización junto con el advenimiento del techno sapiens).
Siguiendo a Deleuze y Guattari, la lectura correcta para Williams y Srnicek
consiste en ver cómo hay en el neoliberalismo contemporáneo procesos de
desterritorialización (el ideal de la desregulación económica thatscheriana), pero
también de re-territorialización (valores victorianos). Esto en la práctica implica una
desregulación económica que no va de la mano con desregulación en materia
política y social. En pocas palabras, la tesis fundamental es que el neoliberalismo
no es equiparable, sin más, a la modernización.

22
En sus orígenes, el marxismo, la teoría crítica y la política emancipatoria no
estuvieron nunca desligados de la ciencia, ni de un proyecto moderno e ilustrado.
Para ser fiel a este origen, la izquierda para nuestros autores tiene la tarea de
actuar en pro de una efectiva aceleración que por ahora es reprimida por el
sistema económico actualmente vigente. Esto implica articular la crítica y la
política con el saber científico. Se trata de re-enfatizar la importancia del
conocimiento frente a la hegemonía culturalista, híper textualista y exegética que
prima en los intelectuales progresistas del establishment académico. Quizá este
sea el único punto de convergencia entre Land y el aceleracionismo que intenta
ser de izquierda: el ser crítico de la intelectualidad progresista.

La política aceleracionista de izquierda reconoce la complejidad, la globalidad y la


tecnología como tres ejes constitutivos que son ineludibles. El ideal es retener los
avances del capitalismo y superar sus patologías, su sistema de valores y sus
estructuras de gobernanza. La aceleración emancipatoria debe perseguir la
realización de ideales modernos esenciales (como, por ejemplo, que el ser
humano trabaje realmente menos), en lugar de los ideales que parecen
perseguirse hoy, tales como la absurda repetición contemporánea de producción
de meros gadgets de innovación marginal. Esta búsqueda no puede añorar e
idealizar el pasado (la era dorada del capitalismo a la que ya aludimos). Esto
implica afirmar de manera categórica que no hay vuelta al fordismo23. De hecho,

23
La idealización de esa época también se extiende entre los politólogos locales para las
instituciones políticas y las organizaciones. Piénsese cuando los analistas hoy hablan de nuestros
partidos políticos. En todos lados se repite el cántico sobre fortalecer los partidos. De todas las
canteras políticas e ideológicas el estribillo se vuelve a repetir. La pregunta ante tal consenso es,
¿cuál es el ideal normativo de lo que debería ser un sistema de partidos fuertes? Parece ser que lo
que está detrás es una especie de ideal de tres partidos, uno de centro, uno de izquierda y uno de
derecha, con políticos profesionales, burocracia vertical y meritocrática, ideologías consistentes,
redes de activistas y militantes, penetración en la sociedad y capacidad de movilización. El ideal de
los partidos de masas europeos después de la posguerra (justamente, la era dorada del
capitalismo). Quizá otros piensen en un bipartidismo inglés o norteamericano. En todo caso, lo

23
no solamente debe reconocerse su imposibilidad fáctica, sino que también debe
afirmarse su indeseabilidad normativa, ya que tal época todavía suponía colonias,
imperios, una periferia no desarrollada, jerarquías nacionales, racismo y
sexismo24.

interesante es pensar que estos ideales se asemejan a la nostalgia de Rousseau quien, en plena
modernización, añoraba la vida de comunidades políticas y ciudades-república donde eran pocos,
iguales, homogéneos y con participación activa (la añorada vita activa de Arendt). En la práctica, la
modernización prevaleció y fue imposible no tener facciones y competencia partidaria. ¿No sería
posible que hoy, luego del colapso de nuestro sistema de partidos (si es que alguna vez hubo tal
cosa en nuestro país), quienes desean el fortalecimiento de los partidos añoran nostálgicamente
una época con clases y partidos, con ideologías y programas? ¿No es quizá ingenuo pensar que
en un contexto de modernización cada vez más acelerada y progresiva fragmentación, el tejido
social que exige tal sistema de partidos no va a volver a darse? El problema entonces es cómo
puede ser posible tener organizaciones políticas y representativas en un contexto de
modernización globalizada y fragmentación social. Lo otro parece ser una nostalgia partidaria.
Cada vez que escuche a alguien decir que hay que fortalecer a los partidos y constituir el sistema
de partidos fuerte, pregunte usted (1) ¿Cuál es el ideal normativo que se tiene mente? (2) ¿Qué
casos son los que se acercarían a aquel ideal? y (3) ¿Por qué ello sería deseable para la
democracia? Sin esas respuestas, el consenso sigue siendo implícito en sus pretensiones y
demagógicamente facilista. No hay partidos. Y no van a volver. Por lo menos no tal y cómo los
conocimos (ni como los añoran algunos).
24
Sin caer en un determinismo o evolucionismo social, uno puede distinguir ciertas trayectorias. Lo
que se debe pensar es en la modernización como un proceso traumático (quizá en lugar de
necesitar de Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, se podría tener uno solo: “El
problema de la modernización”). Cuando los primeros países se modernizaron se generaron una
serie de transformaciones brutales, con altos costos sociales (como algunos los llamarían hoy).
Podría decirse que un problema es que queremos modernizar, pensando que ello puede ser
posible sin ese tipo de costos y con la presión de que ahora, por lo menos de jure, la vida de las
personas importa (así como sus libertades y derechos, incluso para instancias y organismos
internacionales). Transformar con consensos, deliberación y consultas (las consultas als ob fuesen
vinculantes). ¿No es una fantasía esa modernización armónica dónde todos ganan y nadie pierde?
¿Son posibles cambios estructurales con tantas restricciones y consideraciones previas? Las
derechas extremas (más conservadoras y autoritarias) no tienen problemas con esos costos,
pueden pagar eso y más. Las izquierdas extremas (más conservadoras y autoritarias) pueden
oponerse, irónicamente, a esa modernización sin algo muy claro en su lugar (fortaleciendo un ideal
ecológico y soberano, expresando un radicalismo profundamente reaccionario). En el centro, las

24
El aceleracionismo de izquierda quiere, para usar las expresiones izquierdistas
clásicas, desarrollar las fuerzas productivas, yendo más allá de lo que puede
hacer el neoliberalismo contemporáneo, y esto con el objetivo de poder arribar a
un mundo post-capitalista. Sin embargo, frente a posibles objeciones iniciales, los
autores declaran que esto no es un tecno-utopismo ingenuo. Esto se debe a que a
diferencia del marxismo o de las visiones modernizadoras del siglo XIX, la
tecnología no es concebida aquí como una condición suficiente para la
emancipación. Para alcanzar la suficiencia se requiere que esta condición se
articule con la acción socio-política concreta. No hay nada espontáneo,
determinista o mecánico aquí: se requiere de planificación. Por eso la izquierda
para esta facción aceleracionista necesita estar a la vanguardia en lo que a
avances científicos, tecnológicos, económicos y organizacionales se refiere. La
modelización económica, el análisis de redes, de big data, la simulación basada
en agentes, etc.; todo esto y más es necesario para hacer más inteligible un
mundo tan complejo como el nuestro. La izquierda aceleracionista debe ser
efectivamente competente en esto y más25.

Si bien la posición aceleracionista de izquierda busca la emancipación, entiende a


la democracia de una manera que no es puramente procedimental o formal

derechas liberales y las izquierdas liberales (caviares e izquierdistas modernos) concuerdan en que
la modernización va. De lo que se trata es acordar qué tanto deben perder los que necesariamente
van a perder.
25
La clásica acción directa del activista progresista no basta para estas grandes exigencias. Lo
recurrente de la posición crítica, como marchar y llevar carteles, no basta. El criterio de una buena
táctica para estos autores no debe ser simplemente el “hacer algo”. Lo que importa como criterio es
si es que tal acción posibilita algún tipo de éxito significativo, incluso si esto implica abandonar la
retórica radical de apertura, horizontalidad e inclusión para promover organizaciones y acciones
que no respondan a esa retórica, pero que puedan ser más exitosos. Una acción política efectiva
puede requerir también, por ejemplo, de verticalidad, exclusión y de secretos (esto parecería ser
una especie potencial neo-vanguardismo).

25
(elecciones, discusión, asambleas, etc.)26. En lugar de pensar la democracia como
un régimen político liberal y representativo, el ideal sustantivo de estos autores es
el autogobierno colectivo, que va más en la línea de la realización de una especie
de democracia más directa, por más inverosímil que ello pueda sonar. Se trata,
entonces, de una neo-ilustración en tanto se piensa que este autogobierno es
indesligable del conocimiento del mundo. Lo que busca el aceleracionismo de
izquierda es realizar la posibilidad de una planificación no totalitaria que pueda
superar un orden caprichoso y emergente que se encuentra fuera de control y que
pone la subsistencia de nuestra especie en alto riesgo. Lo que busca, al fin, es
una articulación exitosa de la planificación con el orden improvisado de las redes,
sin que ello tenga que derivar en un totalitarismo o autoritarismo.

La única posibilidad para Williams y Srnicek es abandonar la obsesión de la


izquierda con el localismo, la acción directa y la democracia deliberativa, en tanto
medios que no pueden hacer nada frente al capital global. Se requiere de una
izquierda que se sienta cómoda con la globalidad, la complejidad, la cuantificación
y la tecnología, en lugar de preferir modos sentimentales de acción y organización
más adecuados para generar en los militantes la sensación de sentirse bien al ser
derrotados (una versión cínica de la ética de la convicción weberiana); o peor, de
solamente sentirse cómoda para hablar de literatura y películas, delirando

26
El aceleracionismo de izquierda estaría de acuerdo en afirmar que la democracia hoy suele ser
esencialmente una ironía sobre el llamado “autogobierno del pueblo”. En la práctica tenemos
políticos que compiten por votos para poder gobernar. Para poder competir se requieren recursos.
En sociedades desiguales hay pocos grupos grandes con muchos recursos que financian, en lo
esencial, a quienes compiten. Los recursos se usan para poder aumentar las posibilidades de
ganar. Para ganar se requiere una mayoría de votos. La ironía es que los políticos prometen a los
más para obtener mayorías, pero financian su competencia con los recursos de los menos. Los
menos invierten mucho y esperan mucho (¿Cómo sería posible una gran inversión que no
esperara nada a cambio?). Y si no financian, pueden ejercer presión sobre los que ganen (saben
mucho de eficiencia y eficacia). Y en ciertos casos, tal presión es mayor a la de la ciudadanía que,
a lo mucho hoy, sale a decir que están indignados con las cosas y etc. (La “sociedad civil”
participando, todo un ideal de los republicanos). El que gana tiene que decidir, en el caso extremo,
a quien traicionar: a los que dan sus votos o a los que dan recursos.

26
obsesivamente en la crítica a la ideología de productos culturales sin mayor
interés en algo que vaya más allá.

Para el aceleracionismo de izquierda, solamente una política prometéica de este


tipo podrá superar al capital. Lo que quiere es afirmar la posibilidad de un control,
de una planificación y de un dominio que no sean inherentemente fascistas, algo
que el discurso posmoderno no ha podido admitir, con su aversión anti-ilustrada y
anti-racionalista al conocimiento y al dominio instrumental de la naturaleza. El
conocimiento complejo de la realidad es la mejor manera que tiene la humanidad
para llevar a cabo las tareas necesarias que requiere la realización de una
sociedad que se quiera emancipada. En última instancia, el aceleracionismo de
izquierda retoma los motivos clásicos y comunes de la crítica al capital:
básicamente que se trata de un sistema injusto y perverso, pero añade uno que ya
no se suele mencionar y que es fundamental: el capitalismo (sobre todo desde el
neoliberalismo) es un sistema que frena el progreso. El aceleracionismo quiere
desencadenar el desarrollo tecnológico que es reprimido por el capitalismo,
persiguiendo la culminación de la Ilustración: la autocrítica y el autodominio
colectivos. Tal es el ideal a seguir. La disyuntiva inevitable para el aceleracionismo
progresista es, entonces, la siguiente: ¿post-capitalismo globalizado o
fragmentación primitivista, crisis perpetua y colapso ecológico global? Lo que está
a la base es el deseo de recuperar el futuro para arribar a una situación de
emancipación global efectiva.

¿Qué o quién es aceleracionista?

Para concluir es necesario resaltar que se requieren discutir algunos puntos del
llamado aceleracionismo de izquierda27. Lo primero es que la categoría

27
En una conversación a través de su blog Outside in, Land me dio sus impresiones sobre el
Manifiesto de Williams y Srnicek. Sus comentarios fueron básicamente los siguientes: “(a) Is there
really an effective and sympathetic audience for this kind of program? Assuming that the only

27
neoliberalismo es usada sin mayor precisión terminológica. ¿Cuáles países son
los más neoliberales? ¿Cuáles son los menos? ¿Todos son neoliberales? ¿O

accelerating processes for which we have historical precedent have involved some kind of
‘exploitation’ (directing energies into self-reinforcing productive systems, rather than leisure
consumption), how realistic is it to envisage a left-accelerationist alliance? Would this not require
that the labor resources which are to be channeled into accelerating growth subjectively embrace
the intensification and economization of work? This strikes me as politically implausible, in the
extreme. (b) The acceleration / speed distinction is not very precisely described. Impressionistically,
it suggests that capitalist ‘speed’ lacks some kind of qualitative openness relative to a ‘left
acceleration’ — that it is too narrowly channeled. Without seeing more clearly what this missing
quality might be, it is hard to respond precisely. My suspicion is that it involves a romantic
attachment to some conception of productive ‘liberation’ beyond that captured by the capitalist
index of economic value (which in turn reduces to the self-reference of auto-excitation, or
production-for-production). Since the capitalist formula tends to capture mathematically-pure
acceleration (self-referential growth) with great exactitude, it is hard to see what it is missing. (Do
the Left Accelerationists really think they can drive the production trend harder? That sounds like
the early-Soviet and Maoist illusions that markets slow things down.) (c) Is ‘collective self-mastery’
being conceived as an immanent goal of economic evolution — in Marxian fashion? No reason is
given here for embracing it. Perhaps it is supposed to be self-evident, or the Left political identity is
taken as a given, which then upgrades itself through accelerationist theory, without discarding prior
moral commitments. In any case, it seems extraneous to the immanent accelerationist principle,
which is intensification of practical self-reference on the part of the productive machine.
Optimization for intelligence is intrinsically accelerative, can the same be said of ‘collective self-
mastery’? Why would such ‘mastery’ be directed towards driving the process harder? Process and
goal seem to be entirely disconnected. (d) ‘Neoliberalism’ is undefined, and given that it means
everything from intense laissez-faire capitalism (when used critically by ‘Bolivarian’ Latin
Americans) to mildly market-reformed New Deal social democracy (when used affirmatively by
Clinton-era Democratic Party sympathizers in the United States) it is difficult to know what to make
of it. The implicit idea that we are presently in a post-Keynesian epoch strikes me as preposterous.
This vocabulary is a tribal rallying cry, rather than a serious contribution to political-economic
analysis. (e) Does the preliminary eco-panic do any theoretical work? It looks like an awkward fit, to
say the least. (f) “The future must be cracked open once again, unfastening our horizons towards
the universal possibilities of the Outside.” — My PhD supervisor warned me against ‘must-aphysics’
and I’ve tried not to forget it. If it ‘must’ through some naturalistic destiny, OK (great). If ‘we’ ‘must’
‘do it’ it sounds like silly soap-boxing. Waving guns at people might earn a ‘must’. Waving a politico-
theoretical manifesto at them really doesn’t …”(17 de mayo, 2013).

28
acaso existen variaciones sobre el capitalismo que coexisten hoy? Tampoco
parece tan fácil sostener que el neoliberalismo hace meros gadgets o que muchos
de ellos no sean también relevantes. En todo caso, lo que se requiere es un
estudio empírico que pueda comparar y evaluar estas últimas décadas con el fin
de respaldar ese diagnóstico. Lo segundo es en qué medida es posible una
planificación no totalitaria como la planteada por los autores, algo que se afirma,
pero que es muy difícil de concebir, sobre todo luego de los desastres que
padecieron muchas economías planificadas, sobre todo en términos de costos
humanos. No digo que sea imposible, solamente que debe precisarse mucho más,
debido a los riesgos que acarrea. Y sospechar de ello no necesariamente implica
estar comprometido con alguna vertiente del posmodernismo.

Finalmente, lo más importante a discutir, ya en un plano más filosófico, es si es


que tiene sentido que tal programa se considere aceleracionista. A diferencia de la
ontología maquínica deleuzeo-guattariana de Land que piensa en el inconsciente
maquínico de la producción deseante como el piloto impersonal de la historia
universal que parece irse intensificando hacia un momento tecno-futurista post-
humano (más en la línea de un proceso ontológico), en este caso lo que hay es
una visión antropocéntrica e híper-ilustrada donde lo que prima es el voluntarismo
prometeico que confía en poder resolver los problemas globales con el desarrollo
de la razón y la ciencia (más en la línea de un proyecto político). El
aceleracionismo landiano no tiene problema en desear paradójicamente el devenir
de una situación tecnológica donde el ser humano es obsoleto. En cambio, el
aceleracionismo de izquierda quiere acelerar la tecnología mientras esté
subordinada a los fines colectivos de la humanidad. Es híper-ilustrada con el ser
humano, pero tutelar con la tecnología. Abandona el nihilismo virulento en pro de
un humanismo crítico de lo tradicional. En cambio, el aceleracionismo landiano
considera al ser humano como un potencial rezago tradicional a ser abandonado
cuando llegue el momento (y que, se supone, inevitablemente llegará). Williams y
Srnicek podrían abogar por una superación humana, pero para ello necesitarían

29
esclarecer qué están entendiendo por emancipación, si es que aceptan abandonar
el antropocentrismo.

La cuestión entonces está, por un lado, en si es que Land tiene que


necesariamente devenir un aliado cínico del neoliberalismo (yo creo que no por su
relativamente reciente interés en el Dark Enlightment y la neo-reacción, sobre todo
por la influencia de la teoría política neocameralista de Mencius Moldbug), y si es
que el aceleracionismo de izquierda de Williams y Srnicek es un intelectualismo
ingenuo que, una vez más, escribe tratados teológico-políticos creyendo que ello
puede hacer alguna diferencia (yo creo que no en términos de una posible
fundamentación científica, pero creo que sí a un nivel práctico-político). El
aceleracionismo de izquierda acelera en pro de la emancipación. Si
aceleracionismo es colapsar lo trascendental y lo empírico, donde el orden de los
fines humanos está subordinado a un orden de procesos indiferente al
pensamiento, entonces un aceleracionismo ilustrado (sin producción deseante
deleuzeo-guattariana) que subordina los procesos a intereses políticos
determinados resulta incoherente en tanto se presente como una posición
esencialmente voluntarista. En un caso, la agencia se disuelve frente al proceso
maquínico indiferente, mientras que en el otro, lo que tenemos es una agencia que
se opone soberbiamente a cualquier tipo de proceso y voluntad que no permita un
mundo más científico, ilustrado, racional y, por ende, emancipado.

Frente a ambos extremos, la pregunta de Deleuze y Guattari permanece: ¿hay


alguna vía revolucionaria? ¿Retirarse del mercado mundial? ¿O bien ir en sentido
contrario, yendo aún más lejos en el movimiento del mercado, de la
descodificación y de la desterritorialización? ¿Sería posible acaso que los flujos no
estén todavía bastante desterritorializador y descodificados? ¿Y si la respuesta es,
entonces, no retirarse del proceso, sino ir más lejos, acelerando el proceso? Lo
que sí parece quedar claro (al margen de quién tenga la razón) es que todavía no
hemos visto nada. Lo que es menos claro es si es que podremos hacer algo al
respecto.

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