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Regulación constitucional
La acción de nulidad de derecho público es una creación jurisprudencial que ha sido
desarrollada, fundamentalmente, por la doctrina constitucional chilena. En tanto creación
pretoriana, carece de un reconocimiento expreso en el texto de la Constitución y ha ido
cambiando significativamente en la actualidad, como se describe más abajo. La nulidad de
derecho público se deriva del art. 7 inc. 2° y 3°, que disponen que “ninguna magistratura,
ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias
extraordinarias otra autoridad o derechos que los que expresamente se les haya conferido en
virtud de la Constitución o las leyes. Todo acto en contravención de este artículo es nulo y
originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale.” Esta es una regla central del
principio del Estado de Derecho en Chile (véase “Estado de Derecho”). De igual forma, se
entiende que este contencioso administrativo tiene su fundamento en el derecho a la acción
(art. 19 Nº 3, véase “Debido proceso”) y el principio de inexcusabilidad de los tribunales de
justicia (art. 76, inc. 2°, véase “Inexcusabilidad de los tribunales”).
Desarrollo doctrinario
La acción de nulidad de derecho público constituye un mecanismo jurídico general de
impugnación de los actos administrativos. Sin embargo, dado su desarrollo doctrinal y
jurisprudencial, existe cierta controversia respecto a la configuración misma de la acción y
los efectos de la invalidez del acto. Existen, principalmente, dos tesis en relación a la
nulidad de derecho público.
La primera tesis, propuesta por Soto Kloss, describía este contencioso en tres características
centrales: la nulidad opera ipso iure o de pleno derecho, es insaneable e imprescriptible
[por todos, Soto Kloss, 1996, T. I: 172-9; Fiamma, 1986]. Primero, al operar de pleno
derecho, los tribunales sólo constatan la invalidez del acto y los particulares recurrirían a
los tribunales con el objeto de resistir la vía de hecho de la Administración. Segundo, al ser
insanable no puede ser ratificada o convalidada, ni siquiera por el afectado. Tercero, es
perpetua o imprescriptible, es decir, el transcurso del tiempo no impide en caso alguno la
interposición de la acción. Todas estas características conllevan a afirmar que, bajo esta
tesis, la nulidad de derecho público equivale a una inexistencia del acto mismo.
Esta tesis se fundamentaba en una separación estricta entre el derecho público y el privado
y fue acogida en ocasiones por la jurisprudencia durante la década de 1990. Para estos
autores, la nulidad debía operar de pleno derecho para constituir una garantía fundamental
al principio de supremacía constitucional y al principio de juridicidad (véase “Supremacía
constitucional”, “Estado de Derecho”). Al tener estas características se generaban una serie
de consecuencias de carácter procesal, siendo la principal de ellas el hecho de que no
requería declaración judicial, sino que bastaba la constatación judicial. Asimismo, la
invalidez del acto, constatada judicialmente, operaba con efectos retroactivo.
La tesis original fue resistida por diversos autores. En términos sintéticos, se criticaba la
configuración doctrinaria propuesta y se rechazaban las características atribuidas a la
nulidad de derecho público [por todos, Pierry, 1994]. Primero, se sostiene que la nulidad
del acto debe ser declarada judicialmente y, por tanto, no opera ipso iure. Segundo, no es
necesariamente insanable, puesto que algunos vicios no acarrean nulidad (por ejemplo, art.
13, inc. 3° LBPA) y la nulidad no es la única sanción de ineficacia de un acto (siguiendo,
por ejemplo, lo dispuesto en el art. 10 CC). Tercero, la acción sí prescribe, y para ello
deben integrarse las reglas del CC (art. 2497 CC) y en relación con la facultad de
invalidación de actos administrativos (art. 53, inc. 1° LBPA).
Jurisprudencia constitucional