4 correo semanal
SÁBADO 3, MAYO 2008
Entrevista
Me parece inconcebible que se
pueda tomar a la ligera la escritura
Sergio Cáceres
Mercado
Docente
caceres.sergio@gmail.com
P
artiendo del título,
¿podría explicar el ori-
– gen de este libro?
–Se trata de una recopilación
de conferencias ofrecidas entre
los años 2004 y 2007 en dis-
tintos eventos que tuvieron
lugar en Paraguay y Argentina.
A lo que dichas ocasiones no
dieron lugar fue a la publi-
cación de los textos que pre-
senté, de modo que esta au-
sencia de ubicación o de fijeza
impresa es la que ahora he
querido paliar reuniéndolos.
Esta circunstancia –y las pro-
pias obsesiones del autor– es
lo único que sirve de hilván o
de contexto común a unos
escritos cuyo número (nueve),
impar, dispar, como fin abrup-
to de una serie por siempre
inacabada, tiene también la
misión de preservar cierta im-
presión de imposible armonía
en el conjunto.
–Mirando el índice, y luego ya
enfrentando el texto, vemos
una fuerte influencia de la
filosofía francesa contemporá-
nea. ¿Es así?
–Así es. Por una razón muy
Para leer
Antonio Tudela Sancho
Desubicados. Nueve textos sin
lugar
G. 35.000
Edición del Colegio
Latinoamericano de Filosofía
y TTR Creaciones.
ULTiMAHORA
Conversamos con el filósofo español Antonio Tudela Sancho, quien
el miércoles 30 de abril presentó su nuevo libro: Desubicados.
sencilla: se trata de los autores
de una generación (suele ha-
blarse de una corriente “con-
tinental” europea, por opo-
sición a la isleña, anglosajona)
que me ha acompañado en
los años de formación aca-
démica. Deleuze y Guattari,
ante todo, seguidos muy de
cerca por Derrida, pero tam-
bién Foucault, Lyotard, Schérer
o Nancy, por mencionar nom-
bres fundamentales, integran
una suerte de “reservorio” de
ideas, estilos e inquietudes –en
absoluto homogéneos– al que
posiblemente no pueda uno
ya sustraerse. Deformación
formativa, pudiéramos lla-
marlo.
–De estos filósofos franceses
sabemos que ha traducido a
Jacques Derrida y a Jean-Luc
Nancy. ¿Cuál es la principal di-
ferencia y la principal seme-
janza entre la labor de traductor
y la labor de escritor?
–Todas y ninguna sería una
respuesta conveniente, plan-
teada así la pregunta. No, cla-
ro: se trata de “la” gran cues-
tión, a la que no podría res-
ponderse responsablemente
en unas pocas líneas. Pero, por
decir algo, la tarea de la es-
critura es siempre, desde un
inicio, un trabajo completo de
traducción. En realidad, no
hacemos otra cosa que tra-
ducir, no podemos hacer otra
cosa, nos pasamos el rato en
ello. Pero con cuanto implica
de imposibilidad o de fracaso
anunciado (la traducción “li-
teral”, perfecta, es por lo me-
nos absurda: tanto como la
concepción de una escritura
“acabada”). De ahí que el te-
ma clásico de la traición, del
traidor –traduttore, traditore–,
tan ligado a las “potencias de
lo falso” de que habla De-
leuze, recorra y despliegue en
ambos territorios sus mil en-
cantos y embrujos.
–Como buen derridiano, su-
ponemos que la escritura es
importante para su labor como
filósofo...
–Un tema muy ligado a lo
anterior. Si todo es texto (aser-
to derridiano que, descontex-
tualizado, tantas veces y con
Acento francés. Tudela reflexiona, especialmente, bajo la influencia de la filosofía francesa.
tanta imprudencia se ha es-
grimido contra Derrida), “es-
critura” es otro modo de lla-
mar a la vida... Pero, en el
terreno más superficial de una
respuesta, sí, me parece in-
concebible que se pueda to-
mar a la ligera la escritura, que
un intelectual no afronte su
Así escribe
“Tengan ustedes presente que
El ser y la nada se gestó casi por
completo en un campo de
prisioneros alemán, del que
tuvo Sartre el honor de ser
huésped nueve meses en
1940: en ese contexto –tan
fácil de olvidar hoy día– la
tesis de que el ser humano no
es nada no necesita de la
menor prueba; tales circuns-
tancias arrojaban como aser-
ción perentoria e imperativa
el que los hombres no poseen
determinación ninguna: ni su
pasado, ni su cultura, ni su
naturaleza siquiera predeter-
minan su actuación (hoy ten-
dríamos que añadir que tam-
poco lo hace la dichosa ge-
nética omnipotente); en tal
desposesión, los hombres no
cuentan más que con su exis-
tencia individual, de carne
mortal e histórica, lo que no
significa otra cosa que su li-
bertad absoluta para hacer de
sí mismos un futuro. Y que,
trabajo con cuanto ésta in-
corpora de afrenta, resisten-
cia y dolencia: el mal o la
maladie típica del escritor
francés, si se me permite la
pedantería. Y, por supuesto,
con cuanto incorpora de go-
zo, de entusiasmo, de euforia
–aquella misma euforia ple-
para ese fin, cada ser humano
sólo tiene como “medios” a
los demás hombres con los
que le ha tocado en suerte
vivir, con sus aciertos y sus
disparates. Un ser humano
en particular sólo puede lo-
grar la liberad que lo define
ejerciéndola en acciones con-
cretas encaminadas a reco-
nocer esa misma liberad en
los otros, de forma que nadie
puede llegar a ser sujeto si no
es liberando a los demás de la
condición de objetos: en de-
finitiva, sólo reconociendo la
libertad ajena puede la pro-
pia aspirar a ser reconocida
en toda su dimensión. Tal es,
muy a salto de mata, la at-
mósfera de la Liberación que
tuvo en Sartre un incues-
tionable paradigma de co-
herencia entre vida y pen-
samiento.
(*) Extracto del libro Desu-
bicados. Nueve textos sin
lugar (Asunción, 2008).
CLAUDIO PRIETO
na que fue la suerte del Niet-
zsche postrero, envidiada por
Cioran.
–Vemos, por sus publicaciones,
que ha pasado por la redacción
puramente académica, el ensa-
yo filosófico y la narrativa, in-
cluso el artículo periodístico.
¿En cuál de estos géneros se
siente más cómodo?
–En realidad, en ninguno
de ellos y en todos: en sus
coyunturas, esto es, en sus
articulaciones periféricas, en-
tendiendo por tales aquellas
zonas o “tierras de nadie” que
funcionan como lugares de
unión tanto como de dis-
tancia. O, por decirlo a la
manera ya clásica: abogo por y
me siento cómodo en la mez-
cla de géneros. De hecho, po-
siblemente no haya otra cosa
que esta mezcla –en absoluto
fácil: mezcla no significa ne-
cesariamente confusión–, por
más que didácticamente, pe-
dagógicamente, periodística-
mente, nos obstinemos con
cierta pero limitada razón en
las distinciones.
–El año pasado se ha lanzado en
España su primera novela,
Gozoso extravío (Valladolid,
2007). Háblenos brevemente de
ella.
–Bueno... Es una obra a la
que tengo particular cariño.
Una especie de locura (tran-
sitoria, como todas, confío)
ASUNCIÓN
Perfil
biográfico
Antonio Tudela Sancho
(1969) es Doctor en Fi-
losofía por la Universidad
de Murcia. Actualmente es
profesor y coordinador
académico en la Dirección
de Postgrado de la Facultad
de Filosofía de la UNA. Es
autor de Ulises en el la-
berinto, Ars Delenda, Escri-
turas de la diferencia, Gozoso
extravío (novela) y Pensar en
Latinoamérica (compila-
ción). También ha tradu-
cido el libro de Jacques
Derrida y Safaa Fathy, Rodar
las palabras, y el de Jean-Luc
Nancy, Ser singular plural.
que me proporcionó un buen
lapso de libertad y goce so-
litario, repleto de irreverencias
más o menos evidentes, más o
menos crípticas, hacia muchas
cosas y nombres propios.
Siempre en un ambiente fes-
tivo, por supuesto, frívolo in-
cluso, sin la menor pretensión.
Tras quedar irremisiblemente
finalista en varias ocasiones de
un pequeño premio literario,
el editor Rafael Vega (Mul-
tiversa) se empeñó el pasado
año en lanzarlo al proceloso
mar de la narrativa impresa, y
por ahí marea, quien sabe si
próximo al naufragio. En cual-
quier caso, espero que tal
“opera prima” no sea igual-
mente última...
–En tres años de residencia en
nuestro país, Desubicados es el
tercer libro de filosofía que
presenta. ¿Qué más actividades
realiza acá?
–Desde luego, no me abu-
rro: todo antes que el hastío
europeo... Siempre digo que lo
que Paraguay, y Asunción en
especial, me aporta es un nu-
trido (aunque no en número)
grupo de amigos y colegas con
quienes es posible colaborar
en la realización de diversos
proyectos culturales: esa ce-
bada que el filósofo necesita
rumiar a diario para (sobre)vi-
vir, que más o menos decía
Deleuze. La posibilidad de ha-
bitar el viejo sueño griego de la
sociedad de amigos: de ir rea-
lizándolo, ¿qué otra actividad
echaríamos en falta?