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2018

PSICOLOGÍA DE
DESARROLLO II
“TRASTORNO DEL COMPORTAMIENTO ALIMENTARIO
ANOREXIA NERVIOSA Y BULIMIA EN LA ADOLESCENCIA”
YARITZA NATALY GRANDON PAREDES
JAVIERA FERNANDA MUNDACA DE LA BARRERA
PAULA DEL ROSARIO OLIVARES VERA
IVETTE ANGELICA VILLAGRA ARANCIBIA
ROXANA ANDREA VILLARROEL CABA
ANA ELIZABETH ZÙÑIGA OLIVARES
Introducción

La adolescencia es una etapa de grandes cambios, por lo que resulta ser muy difícil, abarcan
desde lo físico, biológico y psicológico. los adolescentes, se encuentran en un período de
constante descubrimiento de sus identidades, lo que puede resultar confuso y agotador. A
algunos les resulta más fácil este período de transición, sin embargo, a otros se les hace más
complejo el paso de la niñez a la adolescencia.

Asimismo, en esta etapa se evidencia que los adolescentes comienzan a vivir diversas
experiencias, se presentan una mayor cantidad de problemas como, por ejemplo, el
consumo de alcohol, drogas, acoso escolar o bullying, trastornos de la imagen y la
alimentación, entre otros; teniendo conductas que pueden afectar su equilibrio fisio
psicológico, debido a que tienden a imitar determinadas conductas.

El trastorno de la alimentación se ha convertido en una de las principales enfermedades


que afecta a la población juvenil.

De este modo, la anorexia y bulimia nerviosa dentro de los trastornos alimenticios, son los
que provocan más problemas conducta graves; se caracterizan por el miedo a subir de peso,
esto se puede manifestar por dejar de comer alimentos, hasta comer demasiado, para luego
tratar de eliminarlos a través de laxantes o vómitos.

Por otro lado, la anorexia y bulimia forman parte de un problema de salud por su aumento
en la incidencia, por la gravedad de sus síntomas, la resistencia al tratamiento, y además
por presentarse a edades tempranas.

Los trastornos deben ser tratados por un equipo de especialistas que deben abarcar las
distintas aristas médicas, nutricionales y psicológicas de estos trastornos.
Marco Teórico

La buena nutrición para apoyar el rápido crecimiento de la adolescencia y para establecer


hábitos alimentarios saludables que se prolonguen en la adultez (Martorell & Papalia,
2017). Por otra parte, en esta etapa, el logro de una sana autoestima y autoconcepto tienen
importante influencia adultos formadores que ayuden al joven a no confundirse en las
expectativas sociales narcisista de perfección física, de ser representante de poder, belleza
y admiración como base de un sentido de valor y dignidad personal (Amonte & Montt,
2015).
En la actualidad, en medio de esta cultura, estar delgado se ha convertido en la carta de
presentación de hombres y mujeres que desean triunfar social y profesionalmente. Los mensajes
que hacen referencia a la imagen corporal se han propagado y con ellos se difunde la idea de que
estar delgado es el medio para obtener la felicidad y el éxito.

Los trastornos del comportamiento alimentario como lo es la anorexia se definen por la voluntad
férrea a no comer, por el temor a ganar peso y por la desilusión de la imagen corporal. Se restringe
la ingesta de alimentos calóricos, de carbohidratos y de algunas proteínas, con consecuencias
psicológicas (Zusman, 2011). Las características diagnósticas básicas de la bulimia consisten en
atracones y métodos compensatorios inadecuados para evitar el aumento de peso y en una
autoevaluación excesivamente influida por el peso y la silueta corporal (Urzúa & et al, 2011).
Esto refiere en la perspectiva de lo etimológico, anorexia quiere decir, falta de apetito, lo que el
autor señala que, aunque esta definición es engañosa debido a que las personas que padecen de
esta enfermedad sí tienen hambre, pero rechazan la comida. Esta enfermedad viene acompañada
de problemas de todo tipo (Tinahones, 2011). No existe una causa específica por la cual las
personas desarrollan este tipo de trastorno. Simplemente es la respuesta a un cuerpo invadido de
sufrimiento y soledad que exige ser reconocido, ser valorado, ser amado.

En Chile, aproximadamente un millón de personas sufren algún desorden de la conducta


alimentaria a lo largo de su vida. Se trata de cerca de un 6% de la población y,
generalmente, comienza a ser afectada entre los 18 y 21 años (Clinica Las Condes, 2018),
Así, por ejemplo, el 50% de quienes sufren de anorexia nerviosa desarrollan
posteriormente una bulimia, mientras el 20% de las mujeres de ellas sufren de anorexia
nerviosa morirán prematuramente por complicaciones relacionadas con su trastorno de
alimentación, incluyendo el suicidio y problemas cardíacos. Según cifras del Colegio
Médico (Fuentes, 2016) correspondientes al año 2011, 500.000 jóvenes entre 14 y 30 años
sufrían anorexia o/y bulimia, con un 20% de mortandad. Se trata de una enfermedad que
absorbe y consume al grupo familiar por completo, por lo que se estima que serían
entonces al menos 2.000.000 de personas afectadas en nuestro país.

Estas enfermedades requieren ser tratadas a tiempo, de lo contrario, se vuelven crónicas.


Según la OMS, del total de pacientes que recibe tratamiento oportuno para combatir la
anorexia, después de cinco años, el 12% se vuelve crónica, aumentando hasta el 15% en
diez años. Es imprescindible la detección y tratamiento oportuno, antes que la persona
experimente grandes bajas de peso, pues los estudios señalan que un 60% mejora si es
tratada en los inicios de su trastorno. La bloguera Denisse Fuentes, señala que la anorexia
y la bulimia necesitan cobertura desde todas las veredas que se le mire. Ya mañana es
tarde, hoy es tarde. El 2007 el MINSAL informaba que desde el año 2005 a 2007 en
nuestro país se había producido un incremente del 97% en casos de anorexia y bulimia, y
que los más afectados eran jóvenes de 10 a 19 años que se llevaban la cifra del 119% de
aumento en esos años (Fuentes, Pesa tu vida: La gran deuda que tiene Chile con quienes
sufren trastornos alimenticios, 2016).

Cabe señalar que los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) se configuran como
la tercera enfermedad crónica más común entre los adolescentes después de la obesidad
y el asma (Urzúa & et al, 2011). Aun cuando la prevalencia de los TCA es mayor en las
mujeres, la relación de 1 hombre por cada 10 mujeres observada hace años en muestras
tanto comunitarias como clínicas ha ido cambiando. Investigaciones recientes han
informado relaciones que oscilan entre 5:1 a 2:1, reportándose incluso prevalencias en
hombres de un 8% para la anorexia y de alrededor del 15% para la bulimia.

Establecer el diagnóstico de un TCA (Gaete, Lopez, & Matamala, 2012)es con frecuencia
un desafío para los clínicos, pues las adolescentes y jóvenes que los sufren tienden a
esconderlos o negarlos a todos aquellos quienes les rodean, debido a que poseen escasa
conciencia de enfermedad y motivación al cambio. Ello genera que frecuentemente
consulten a otros profesionales antes de llegar a solicitar ayuda a especialistas en TCA.

Debe destacarse que el diagnóstico de los TCA es eminentemente clínico y se realiza en


especial mediante una buena anamnesis.

Anamnesis

La anamnesis debe ser integral y cuidadosa, y comprender:

• Las alteraciones cognitivas y conductuales propias de los TCA.


• Los síntomas biomédicos asociados.

• La exploración de síntomas que orienten a otras patologías biomédicas

como causa de los problemas.

• La evaluación psicosocial inicial.

• Los antecedentes personales y familiares relevantes.

• Los tratamientos recibidos, si los ha habido, y sus resultados.

• La evaluación del grado de comprensión del problema por parte de

la paciente y su motivación a recibir ayuda, y la reacción de los padres

ante la enfermedad.

El examen físico también tendrá que ser completo, ya que los diversos sistemas y órganos pueden
potencialmente verse comprometidos en los TCA.

Debe incluir:

• Signos vitales: Temperatura oral; frecuencia respiratoria; frecuencia

cardíaca y presión arterial en decúbito dorsal y de pie.

• Antropometría: Peso y talla.

• En mayores de 20 años: Cálculo del Índice de Masa Corporal (IMC) y

determinación del estado nutricional según resultado.

• En menores de 20 años: Cálculo del IMC; registro de IMC y talla en

curvas del CDC, con observación de su evolución en relación con mediciones

previas; realización del diagnóstico nutricional y de talla.

• Desarrollo puberal: Estadios de Tanner.

• Pesquisa de alteraciones asociadas a los TCA

El impacto en el cerebro que afecta en la adolescencia (Lopez & Tresaure, 2011) es una fase
crítica para el desarrollo cerebral, ya que la mayor parte de los cambios en la estructura y tejido
cerebral y cambios funcionales secundarios ocurren en esta etapa. Los cambios en el
medioambiente tales como eventos estresantes, o alteraciones nutricionales, pueden impactar en
la estructura y función del cerebro en desarrollo. Las funciones cerebrales son afectadas
principalmente por la pérdida de peso que conlleva varias de las condiciones diagnósticas de los
TCA. La mayoría de ellas se recupera con el restablecimiento nutricional. Los déficits cognitivos
que se deben a déficit vitaminoso debiesen ser tratados inicialmente con terapia de reemplazo de
vitaminas para alcanzar un buen resultado.

Factores predisponentes

Es aquél que favorece que la persona desarrolle una determinada enfermedad, en este caso
anorexia y/o bulimias nerviosas.

• Genéticos

 Estudios de gemelos monocigóticos (50%) y dicigóticos (7%).


 Desequilibrio en funcionamiento de áreas cerebrales por dietas.
 Problemas para discriminar sensaciones de hambre-saciedad.

• Individuales

La obesidad o el sobrepeso es un factor facilitador de la anorexia y la bulimia. Las primeras


decisiones sobre adelgazamiento quedan justificadas, claro está cuando el exceso es
objetivo. Junto al sobrepeso hay que situar lo que llamaríamos como sensibilidad excesiva
para el peso, es decir la facilidad para sobrevalorar el propio peso o las propias dimensiones
corporales. Cualquier cambio físico se asocia a que está engordando, cuando en muchos
casos es producto del desarrollo físico y normal de adolescente. La edad y el sexo femenino
son otros de los factores individuales que facilitan la aparición del trastorno. Aunque cada
día aparecen más casos en niñas, mujeres adultas y chicos, lo cierto es que la época de inicio
primordial es la adolescencia, ya que, desde el punto de vista biológico, es una etapa de
profundos cambios físicos con repercusiones en la imagen corporal; desde el punto de vista
psicológico destacamos la presencia de una baja autoestima, que es otro de los factores
predisponentes.

En la anorexia y la bulimia, participan muchos factores que predisponen estos trastornos


alimenticios, tales como, organización genética-biológica, su estructura de personalidad, la
red social, estilo de crianza y presión social por buscar la felicidad y seguridad a través de
la delgadez.

Asimismo, antes de enfermar, se caracterizan por ser adolescentes autoexigentes,


perfeccionistas, y que aceptan las normas sociales; además, se destacan por tener una
limitada expresión emocional, y un retrasado desarrollo psicosexual.

Por otro lado, el iniciar el desarrollo puberal con sobrepeso e insatisfacción en algunas
partes de su cuerpo.

La baja autoestima es un factor bastante característico. Son personas muy necesitadas de


aprobación externa, hacen lo que se espera de ellas, y al estar tan pendientes de lo que se
espera de ellas, no saben muy bien lo que ellas necesitan o sienten, de ahí su dificultad en
detectar sus sentimientos y sensaciones corporales. La marcada tendencia al
perfeccionismo y al autocontrol es otro de los factores individuales y personales que
facilitan la aparición del trastorno, sobre todo en la anorexia nerviosa. En la bulimia suele
existir una mayor impulsividad, fragilidad y búsqueda de emociones junto a una menor
disciplina y autocontrol. El miedo a la madurez y a ser autónomos junto a la dificultad para
asumir responsabilidades, son otros factores que predisponen a sufrir la enfermedad.

• Familiares

No hay acuerdo entre los autores en aceptar una tipología familiar determinada, pero

hay una serie de características familiares que pueden contribuir a desarrollar un trastorno

alimentario:

1. Malos hábitos alimentarios, tanto por exceso (comidas rápidas, comidas ricas en

grasas, que puedan conducir a un sobrepeso con la posterior necesidad de perderlo lo

antes posible), como por defecto (frecuentes dietas en la familia, por estética).

2. Preocupación excesiva de los padres por la figura, las dietas bajas en calorías y la imagen.
Muchas veces existe por parte de los padres una preocupación excesiva por estos temas, y
esto lo transmiten diariamente a sus hijos, repitiendo estos comportamientos
posteriormente.

3. Antecedentes familiares de trastornos alimentarios, de trastornos afectivos, de abuso de


alcohol y drogas.
4. Sobreprotección. Se sabe que una excesiva protección hacia los hijos hace que aumenten
las dificultades en éstos para resolver problemas o tomar decisiones por sí solos, por lo que
cuando llega la etapa adolescente, esto les hace tener una mayor vulnerabilidad.

5. Distanciamiento entre padres-hijos. Una postura de distanciamiento de los padres


repercutiría negativamente en los hijos, al sufrir una falta de afecto y seguridad. En general,
se observan modelos familiares disfuncionales.

• Socioculturales

Ideales de delgadez y prejuicios contra la obesidad. Nadie duda, que en el aumento


vertiginoso de estos trastornos están implicados aspectos sociales, como la presión continua
y creciente por la delgadez, el culto a la imagen y la falta de comidas familiares, debido al
ritmo de vida actual.

Son trastornos que se dan fundamentalmente en la cultura occidental, en la sociedad del


estado de bienestar, en una sociedad consumista y competitiva, donde la comida se da en
abundancia, pero paradójicamente el éxito social va asociado a una imagen de delgadez.

Factores precipitantes

Son aquellos factores que desencadenan la aparición de este tipo de trastornos, dentro de
un contexto vulnerable.

• Cambios físicos interpretados como gordura.

• Críticas físicas, burlas.

• Dieta

En muchas adolescentes, los cambios físicos típicos de la pubertad (crecen los senos, las
caderas se ensanchan), son percibidos como un signo de haber engordado y lo rechazan.
Algunos autores describen un miedo a la madurez, que les hace rechazar estos cambios
evolutivos. Las dificultades para entender muchos de los cambios que les ocurren durante
la pubertad y la adolescencia, les hace estar preocupados e inseguros, viéndose afectada

su autoestima. Cambios que requieren una adaptación y una mayor madurez (universidad,
pareja, empezar a trabajar, vivir sin los padres), pueden precipitar el trastorno.

Factores mantenedores

Son aquellos factores que mantienen el trastorno una vez que éste ya ha sido desarrollado.
La negación de la enfermedad por parte de las personas que lo sufren mantiene este
problema, ya que no suelen seguir las recomendaciones de los profesionales, si es que
consienten que les atienda alguno.

La desnutrición en la AN provoca unos cambios biológicos (en el eje hipotalámico-


hipofisario y problemas digestivos) y psicológicos (mayor obsesivita y compulsividad,
déficit en la concentración, labilidad emocional) que mantienen el problema.

El hecho de hacer dietas muy estrictas aumenta el riesgo de que aparezcan atracones, ya
que el mantener una restricción alimentaria tan estricta aumenta el deseo por consumir esos
alimentos prohibidos.

Otro aspecto es el refuerzo positivo que obtiene la persona por las dietas, ya que
normalmente los demás suelen decir lo guapa/o que está (ahora que está más delgada) y la
fuerza de voluntad que tiene por poder llevar a cabo esa dieta.

Aislamiento social: especialmente se observa en la anorexia, la persona se aísla de familia


y amigos, debido a su estado depresivo y a su insatisfacción personal.

Yatrogenia (mala práctica profesional): los profesionales podemos cometer errores que
contribuyan al mantenimiento del problema (ausencia de seguimiento, tratamiento
exclusivamente físico o psicológico).

A nivel familiar, hay distintos factores que mantienen el trastorno:

Sobreprotección: la excesiva protección por parte de los padres hacia la persona enferma
mantiene los síntomas (aceptar caprichos, ocuparse de sus problemas, decidir por ella).
Debemos evitarlo, e intentar fomentar la autonomía.

Falta de acuerdo: uno de los factores mantenedores que aparecen con más frecuencia es la
falta de acuerdo entre los padres. Lo que se consigue con esa actitud es que la persona que
sufre el trastorno utilice a uno u otro padre según quién le favorezca más en ese momento.
Es mejor tomar decisiones unánimemente, consensuándolas previamente o, aunque no se
esté de acuerdo con la decisión del otro, hablándolo en otro momento en el que no esté
presente la persona afectada.

Inconsistencia en las decisiones: si los padres o demás familiares que estén alrededor no
son firmes en sus decisiones, la persona no tomará en serio lo que se le dice y muchas veces
también entrará en contradicción.
Minimizar los problemas: el quitarles importancia a estos problemas y no prestarles la
suficiente atención puede hacer que el problema se agrave y se mantenga durante un largo
periodo de tiempo.

Negar la enfermedad: negar que nuestro familiar tiene una enfermedad, pensar que son
cosas de la edad y ya se le pasará, sólo hará que se retrase la petición de ayuda profesional,
y permitirá a la persona afectada reforzar su idea de no necesitar ayuda.

Factores de aparición

Los trastornos de alimentación no tienen una única causa de aparición. Son una serie de
factores los que confluyen y que pueden hacer que aparezca un trastorno alimentario.

Entre los factores familiares, está el que la familia tenga unos malos hábitos alimentarios,
ya sea esto debido al hecho de tener diferentes horarios de trabajo los padres y no comer
todos juntos, bien porque se va con prisas y se hacen comidas rápidas y no completas, etc.
Estos factores actúan tanto por exceso (comidas rápidas, comidas ricas en grasas, que
puedan conducir a un sobrepeso con la posterior necesidad de perderlo lo antes posible),
como por defecto (frecuentes dietas en la familia, por estética).

También los padres a veces tienen una gran preocupación por su figura y también le dan
excesiva importancia, con lo que se lo transmiten a los hijos. El hecho de sobreproteger a
los hijos, no permitirles tomar decisiones ni defenderse por sí mismos, hace a niños
inseguros de sí mismos, que cuando llegan a la adolescencia no saben decidir ni elegir.

Los factores socioculturales, como los ideales de delgadez que se nos imponen desde los
medios de comunicación; las modas, hacen que tendamos a conseguirlos, y cuando no
llegamos nos frustramos (proceso amplificado en la época adolescente, periodo vital en que
los jóvenes son tan sensibles). Además, es que actualmente esos ideales de delgadez son
patológicos (Antolin, Garcia, Rodriguez, & Vaz, 2006).

Factores de riesgo (Martorell & Papalia, 2017).

 Aceptar las actitudes de la sociedad acerca de la delgadez.


 Ser perfeccionista.
 Ser mujer.
 Haber experimentado ansiedad en la niñez.
 Sentir mayor preocupación o prestar más atención al peso y forma.
 Haber sufrido problemas alimentarios y gastrointestinales en la niñez temprana.
 Tener una historia familiar de adicciones o trastornos alimentarios.
 Tener padres preocupados por el peso y la pérdida de peso.
 Tener una imagen negativa de sí mismo.

Síntomas (Martorell & Papalia, 2017).

ANOREXIA BULIMIA

Uso inapropiado de laxantes, enemas o Abuso de laxantes, diuréticos o enemas


diuréticos en un esfuerzo por perder peso. para evitar el aumento de peso.

Atracones. Atracones.

Ir al baño justo después de las comidas. Ir al baño después de las comidas.

Ejercicio compulsivo. Pesarse con frecuencia.

Cortar la comida en pedacitos. Vomito autoinducido.

Caries dentales por el vómito Conducta de logro inducida.


autoinducido.

Pensamiento lento o confuso. Caries dentales debido al vomito


autoinducido.

Piel con manchas o amarillentas.

Depresión.

Boca seca

Sensibilidad extrema al frío.

Cabello delgado.

Baja presión sanguínea.

Ausencia de menstruación.

Mala memoria o juicio inadecuado.

Perdida significativa de peso.

Perdida excesiva de musculo y grasa


corporal.
Anorexia nerviosa

Este padecimiento, es llamado también autoinanición (Martorell & Papalia, 2017),lo que es
una amenaza para la vida. Según las autoras, en los países occidentales se estima entre un
0,3% y 0,5% de las adolescentes y mujeres jóvenes, así como un porcentaje menor, pero en
aumento de niños y hombres.

A. Restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un


peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del
desarrollo y la salud física. Peso significativamente bajo se define como un peso que es
inferior al mínimo normal o, en niños y adolescentes, inferior al mínimo esperado.

B. Miedo intenso a ganar peso o a engordar, o comportamiento persistente que interfiere


en el aumento de peso, incluso con un peso significativamente bajo (DSM-5, 2014)

La anorexia nerviosa es un trastorno alimenticio que puede afectar a cualquier persona, pero
es más frecuente entre los adolescentes afectando mayormente al sexo femenino.

Este tipo de trastorno alimenticio puede ser de remisión parcial o total.

Los sujetos que la padecen tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, son personas que
siempre se ven gordas, por ello comienzan a someterse a dietas extremas; pero nunca están
satisfechas con el grado de delgadez al que llegan. Por lo general los adolescentes que
padecen de anorexia tienen a tener un CI normal o superior al término medio, presentan
baja autoestima, ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos, actitudes perfeccionistas,
decrece la libido sexual.

En términos familiares, los padres de los adolescentes que sufren este tipo de atención
tienden a disfrutar de los triunfos académicos y sociales, perdiendo frecuentemente la
comunicación familiar

Este trastorno puede llegar a afectar el sistema óseo, incidir en el desarrollo físico, cognitivo
y sexual, además de provocar una alteración hormonal y enfermedades psicológicas
posteriores.
Bulimia nerviosa

Según Wilson et al, 2007, (Martorell & Papalia, 2017), la bulimia afecta de 1 a 2% de la
población mundial, lo que Wilson et al, 2007 describe es, que una persona con este trastorno
por lo regular pasa por enormes atracones de breve duración y luego trata de purgar el alto
consumo de calorías por medio de la inducción del vomito, de dietas o ayuno estricto, de
ejercicio excesivamente vigoroso

A. Episodios recurrentes de atracones. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos


hechos siguientes: Bulimia nerviosa 193

1. Ingestión, en un periodo determinado (p. ej., dentro de un período cualquiera


de dos horas), de una cantidad de alimentos que es claramente superior a la
que la mayoría de las personas ingerirían en un período similar en
circunstancias parecidas.
2. Sensación de falta de control sobre lo que se ingiere durante el episodio (p. ej.,
sensación de que no se puede dejar de comer o controlar lo que se ingiere o la
cantidad de lo que se ingiere).

B. Comportamientos compensatorios inapropiados recurrentes para evitar el aumento de


peso, como el vómito autoprovocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros
medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo.

C. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de


promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.

D. La autoevaluación se ve indebidamente influida por la constitución y el peso corporal.

E. La alteración no se produce exclusivamente durante los episodios de anorexia nerviosa.


(DSM-5, 2014)

La bulimia se divide en dos grupos, el de tipo purgativo y el no purgativo;

a) el no purgativo es caracterizado por vomitar con regularidad y con el uso de


laxantes, diuréticos, enemas, etc.
b) el tipo no purgativo es caracterizado por someterse a ayunos y ejercicio extremo
para comprimir la absorción calórica que conlleva el haber ingerido excesiva cantidad de
comida.

Es habitual este trastorno está ligado estrechamente a la anorexia nerviosa, tienden a ser
personas paranoides respecto a la comida.

Las influencias de los adolescentes

Los medios de comunicación y la familia tienen una influencia significativa en cómo los
adolescentes se ven a sí mismos. Si éstos tuvieron una experiencia traumática durante su
desarrollo tales como, un abuso, separación de sus padres, o alguna muerte de alguien
significativo en su vida, son más propensos de sufrir algún trastorno de alimentación.

Que los padres comenten demasiado la apariencia física y además les impongan una dieta
estricta a sus hijos, también podría llegar a conducir a un trastorno alimenticio.

La cultura popular masiva, y el ambiente que rodea a los adolescentes, las relaciones con
sus pares, tiene gran influencia en cómo ven su cuerpo y como se ven a sí mismos.

La etapa que viven los adolescentes, los mantiene en un escenario confuso, en el cual
necesitan sentirse bien y aceptarse, aceptar su cuerpo, y su vida; por lo tanto, necesitan
todo el apoyo que puedan recibir, siendo el más importante el que les entrega la familia y
amigos.

Tratamiento

Es difícil que una persona que tenga algún de estos trastornos, se haga cargo de alcanzar
por convicción la fuerza necesaria para que logren subir de peso y coman. Un tratamiento
(Martorell & Papalia, 2017), se usa de manera generalizada, es un tipo familiar en que los
padres toman control de los patrones de alimentación de sus hijos. La terapia cognitiva
conductual, que trata de cambiar la imagen corporal distorsionada y recompensa la
alimentación con privilegios como la oportunidad de salir de la cama y de la habitación
puede ser parte del tratamiento. Los pacientes que presentan desnutrición severa, son mas
resistentes a los tratamientos ambulatorios y son de progreso muy lento y deben estar en un
hospital con tratamiento en cuidados intensivos.

Conclusión
Es importante que los padres, estén atentos a los cambios de comportamiento de sus hijos,
y a su alimentación, ya que durante los trastornos alimenticios comienzan por saltarse
alguna comida o por no querer comer, también acostumbran esconderse para vomitar.

Las influencias sociales, de la familia y culturales han sido algunas de las causas
fundamentales en el desarrollo de este trastorno. Entre los trastornos alimenticios podemos
nombrar la anorexia nerviosa y bulimia, caracterizadas por la actitud que toma el
adolescente en cuanto a la ingesta de comida, trayendo consigo consecuencias a nivel
psicológico, biológico y social.

Es posible revertir el daño de estos trastornos si se inicia un tratamiento oportuno, sin


embargo, estos trastornos si no son detectados a tiempo y si la persona no recibe el
tratamiento adecuado puede llegar a causar graves consecuencias como por ejemplo llegar
a la muerte.
El tratamiento debe ser con un equipo multidisciplinario, donde debe participar un médico,
nutricionista y psicólogo, asimismo es de suma importancia el apoyo de la familia para
lograr la recuperación.

Bibliografía

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