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CAPÍTULO V
Es un principio admitido por todos, que el hombre nace con aptitud para adquirir el
conocimiento de las cosas. Nuestro entendimiento no solamente es ocupado por las cosas
próximas, sino también se deja impresionar por las remotas.
El entendimiento del hombre al venir a este mundo, ha sido comparado con una
semilla o germen; en el cual, aunque en el momento no exista la figura de la hierba o
árbol, en realidad de verdad hay en él un árbol o hierba.
Los ejemplos de quienes se instruyen por sí mismos demuestran con toda evidencia
que el hombre puede llegar a investigarlo todo con el solo auxilio de la Naturaleza.
CAPITULO VI
CONVIENE FORMAR AL HOMBRE SI DEBE SER TAL
El hombre en un principio nace sólo con una simple aptitud, y poco a poco ha de
ser enseñado a sentarse, tenerse en pie, andar y mover las manos para servirse de ellas, es
decir, todos los que nacieron hombres necesitan la enseñanza, porque de esa forma serán
hombres, no bestias feroces.
Sobre el año 1540 en una aldea de Asia, por un descuido de los padres se perdió
un niño de tres años. Algunos años después observaron los campesinos que andaba con
los lobos un cierto animal diferente por su forma y que tenía cara humana, aunque era
cuadrúpedo; este fue capturado vivo y al ser introducido en la estancia del Príncipe, se
soltó, huyó y se metió debajo de un asiento mirando torvamente y lanzando tétricos
aullidos. El Príncipe ordenó que se le diera de comer entre los hombres; poco a poco fue
amansándose la fiera, comenzó a sostenerse sobre las extremidades posteriores, y a
andar en posición bípeda, y, por último, a hablar conscientemente y a hacerse hombre.
Y entonces él recapacitó, en cuanto podía acordarse, que había sido robado y alimentado
por los lobos y se había acostumbrado a ir con ellos en busca de presa.
Con esto se deduce que hay que dar una buena enseñanza desde que se nace, ósea
desde el útero materno, para que todas esas aptitudes que se tienen sean empleadas en
cosas útiles y no se desvíen por las cosas vanas, curiosas, y nocivas. Así pues, cuanto más
instruido se este, más se sobresaldrá y más hombre se será.
CAPITULO VII
CAPITULO VIII
ES PRECISO FORMAR A LA JUVENTUD CONJUNTAMENTE EN ESCUELAS
Los hombres necesitan formación, que deben impartir sus padres, pero como el ser
humano es una especie rara, es preciso que aquellos hombres que sepan, puedan, o estén
sin ocupaciones para entregarse a la enseñanza de los suyos y sean personas escogidas,
notables por el conocimiento de las cosas y por la ponderación de costumbres, se
encarguen de educar al mismo tiempo a los hijos de otras personas. Y estos formadores
de la juventud se llamaron Preceptores, Maestros, Profesores; y los lugares destinados
a estas comunes enseñanzas: Escuelas, Estudios literarios, Auditorios, Colegios,
Gimnasios, Academias, etc.
Carlo Magno, ordenaba a los Obispos y Doctores la creación de templos y escuelas
y siguieron este ejemplo otros gobernadores cristianos se aumentaron el número de
escuelas. Es de gran interés conservar esta costumbre y ampliarla, de forma que en toda
ciudad, pueblo o lugar, se abra una escuela como lugar de educación común de la
juventud. Y esto es necesario por:
El admirable orden de las cosas: Del mismo modo que cada uno de los
campesinos no lleva a pacer sus vacas y puercos, sino que los encomiendan a los
CAPITULO IX
SE DEBE REUNIR EN LAS ESCUELAS A TODA LA JUVENTUD DE UNO Y
OTRO SEXO
Debe formarse a niños y niñas todos por igual. En primer lugar, porque todos los
que han nacido hombres lo fueron con el mismo fin principal, para ser criaturas
racionales. Todos, por lo tanto, han de ser preparados en las letras, la virtud y la religión.
No hay ninguna razón para que el sexo femenino deba ser excluido de los estudios
científicos, ya que está igualmente dotado de entendimiento ágil y capaz de la ciencia y
también destinado a elevadas misiones, puesto que muchas veces han sido las mujeres
elegidas para el gobierno de los pueblos, para dar consejos a los Reyes y los Príncipes,
para la ciencia de la Medicina y otras cosas saludables para el humano linaje.
CAPITULO X
LA ENSEÑANZA EN LAS ESCUELAS DEBE SER UNIVERSAL
En las escuelas hay que enseñar todo a todos, pero esto no quiere decir que sea
necesario que todos posean conocimientos acabados y laboriosos sobre todas las ciencias
y artes, quiere decir, que es preciso que en las escuelas se instruyan conceptos básicos,
por llamarlos de alguna manera, en ciencias y artes, se cultiven los idiomas, se formen las
costumbres con suma honestidad y se adore a dios.
CAPITULO XI
Para educar a la juventud se ha seguido, generalmente, un método tan duro que las
escuelas han sido vulgarmente tenidas por terror de los muchachos y destrozo de los
ingenios, y la mayor parte de los discípulos se ha apresurado a acudir a los talleres de los
artesanos o a tomar otro cualquier género de vida. Por ello, Comenio cree necesario que
las escuelas empleen las metodologías adecuadas y estimulantes, además de haber
escuelas en cada ciudad, pueblo o localidad, para así poder cumplir con su fin
encomendado, la educación de los sujetos, y que no sean un simple tránsito de la vida
que no aporta nada al crecimiento como ser humano.
CAPITULO XII
LAS ESCUELAS PUEDEN REFORMARSE PARA MEJORARLAS
Para poder cumplir con el fin de estas escuelas, es preciso reformar su organización
de forma que:
Que esta enseñanza sea fácil y nada fatigosa; bastando cuatro horas diarias de
ejercicios públicos y que un solo Preceptor sea bastante para instruir a cien
alumnos con diez veces menos trabajo que el que actualmente emplean con un
solo.
Lo que Comenio pretende, es que con un solo y mismo método se pueda instruir y
formar una juventud de índole tan diversa como queda enunciado. Para ello:
Primeramente: Todos los hombres han de ser encaminados a los mismos fines
de Ciencia, Costumbres y Santidad.
En segundo lugar: Todos los hombres tienen una única e igual naturaleza
humana dotada de los mismos órganos.
Tercero: un método en el que los excesos y defectos del espíritu se compensen y
se ordenen todas las cosas a la consecución de la mayor armonía y concierto.
Por último, es más fácil atender a los aludidos excesos y defectos del espíritu
cuando son recientes.
También es que el maestro encargue al que vea más despierto, el cuidado de instruir
a dos o tres más tardos; a aquél en el que observe un buen natural, el de vigilar y regir a
otros de peor índole. Así se proveerá a unos y otros, atendiendo, desde luego, el Profesor
para que todo se haga conforme a los dictados de la razón
CAPITULO XIII
CAPITULO XIV
CAPITULO XVI
REQUISITOS GENERALES PARA APRENDER Y ENSEÑAR. ESTO ES: DE
QUÉ MODO DEBEMOS ENSEÑAR Y APRENDER CON TAL SEGURIDAD
QUE NECESARIAMENTE HAYAN DE EXPERIMENTARSE LOS EFECTOS
Comenio dice que el método de enseñanza fue, hasta el momento, muy
indeterminado, por lo que propone los siguientes fundamentos para solucionarlo:
FUNDAMENTO I
FUNDAMENTO II
FUNDAMENTO III
La Naturaleza toma para sus operaciones los sujetos a propósito, o también para
hacerlos aptos los prepara antes adecuadamente. El ave no deposita cualquier cosa en el
nido en que está echada, sino un objeto del que pueda salir un pollo; esto es, un huevo.
Después de lo cual:
FUNDAMENTO IV
FUNDAMENTO V
FUNDAMENTO VI
Una disposición tal de las cosas, de forma que los estudios sea un desarrollo de
lo primero aprendido.
Cualquier idioma, ciencia o arte se enseñe primero por los más sencillos
rudimentos para que tenga de ella total idea.
FUNDAMENTO VII
FUNDAMENTO VIII
La Naturaleza así que comienza no cesa hasta terminar. Cuando el ave empieza a
incubar el huevo por instinto de la Naturaleza, no cesa hasta que le saca. Si cesase no
más que durante algunas horas, al enfriarse el feto moriría. Sacados ya los pollos
tampoco deja de resguardarlos hasta que, consolidados en la vida y bien vestidos de
plumas, pueden lanzarse al aire.
Por lo tanto:
Se debe retener en la escuela a los sujetos hasta que sean eruditos y de buenas
costumbres.
La escuela debe estar en lugar tranquilo, separado de las turbas y barullos.
Lo que, según esté establecido, haya que hacer, hágase sin interrupción alguna.
No deben otorgarse a nadie salidas ni vagancias.
FUNDAMENTO IX
CAPITULO XIX
FUNDAMENTOS DE LA ABREVIADA RAPIDEZ EN LA ENSEÑANZA
Las labores escolares se retardaban y se desaprovechaban de tal modo que después
de terminar la juventud, apenas se poseían los conocimientos deseados. Para solucionar
este problema, Comenio propone lo siguiente:
Un solo Preceptor rige una sola escuela o, mejor, una sola clase.
Hay un solo autor en cada materia.
Se encomienda el mismo y único trabajo a todos los oyentes, con lo cual
todos serán educados al mismo tiempo sin dificultad y conducidos a la meta.
Se enseñan todos los conocimientos y lenguas con el mismo y único método.
Todo se enseña, breve y enérgicamente, desde sus principios, como si el
entendimiento se cerrase con llave y se le hiciesen llegar las cosas
directamente, es decir, que presenten a los estudiosos las cosas
fundamentales como son en sí, con pocos teoremas y reglas, pero exquisitos
y facilísimos de entender, mediante los cuales llegue al entendimiento
rectamente todo lo demás.
Todas las cosas que estén unidas se tratan conjuntamente.
Y todo por sus indisolubles grados, de modo que lo de hoy sirva para
afianzar lo de ayer y abrir el camino a lo de mañana.
Y finalmente, si se aparta todo lo inútil.
CAPITULO XXVI
DE LA DISCIPLINA ESCOLAR
Será conveniente que todo formador de la juventud conozca bien el fin, la materia
y la forma de la disciplina, para que no ignore por qué, cuándo y de qué manera debe
emplear una beneficiosa severidad. En primer lugar, debe hacerse constar que la
disciplina sólo ha de aplicarse a los que se apartan del recto camino. Hay que aplicarla
sin pasión, ira u odio, para la corrección de costumbres.
No debe emplearse la violencia, sino que puede usarse unas veces palabras y
públicas amonestaciones; otras, alabando y ensalzando a otros.
Es preciso hacer sentir la disciplina, más severa y rigurosa a los que cometan faltas
contra las costumbres. A saber:
CAPITULO XXVII
10
Así habrá una escuela materna en cada casa; una escuela pública en cada población,
plaza o aldea; un Gimnasio en cada ciudad y una Academia en cada Reino o provincia
mayor. En estas escuelas diferentes que indicamos, no se enseñaran materias también
diferentes, sino las mismas, pero de distinto modo; pero según los grados de edad y
anterior preparación, profundizando cada vez más. Las enseñanzas no deben tampoco
disgregarse, sino que, conforme a las leyes de este método natural, al mismo tiempo deben
darse todas.
La diferencia será de tres modos. Primero, que en las escuelas primeras ha de
enseñarse todo de un modo general y rudimentario y en las siguientes también se enseñará
todo; pero más particular y minuciosamente.
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